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ANTÍSTENES

Al principio fue discípulo del orador Gorgias, por cuya razón en sus diálogos manifiesta
estilo retórico, singularmente en el intitulado La verdad, y en los Exhortatorios. Después fue
discípulo de Sócrates, y aprovechó tanto en él, que exhortó a sus discípulos se hiciesen sus
condiscípulos en la escuela de Sócrates. Habitaba en El Pireo y andaba cada día los cuarenta
estadios346 para oír a Sócrates, del cual aprendió a ser paciente y sufrido, imitó su serenidad
de ánimo, y así fue el fundador de la secta cínica.
Disputaba en el Cinosargo, gimnasio cercano a la ciudad, de donde dicen algunos tomó nombre la
secta cínica.

Fue el primero que definió la oración, diciendo: «La oración es una exposición de lo que era
o es.»
Solía decir «que era mejor caer en poder de cuervos que en el de aduladores, pues aquéllos
devoran los muertos, éstos los vivos».
Preguntado qué disciplina es la más necesaria, dijo: «Desaprender el mal.»
Aconsejaba a los atenienses hiciesen un decreto de que los asnos eran caballos; y teniendo
ellos esto por cosa irracional, dijo: «Pues entre vosotros también se crean generales de
ejército que nada han estudiado, y sólo tienen en su favor el nombramiento.»
A uno que le decía: «Muchos te alaban», le respondió: «Pues yo, ¿qué mal he hecho?»

«Que la virtud se puede adquirir con el estudio. Que lo mismo es ser virtuoso que noble. Que la
virtud basta para la felicidad, no necesitando de nada más que de la fortaleza de Sócrates. Que la
virtud es acerca de las operaciones, y no necesita de muchas palabras ni de las disciplinas. Que el
sabio se basta él mismo a sí mismo. Que todas las cosas propias son también ajenas. Que la falta de
celebridad es un bien e igual al trabajo. Que el sabio no ha de vivir según las leyes puestas, sino
según la virtud.»

«Para el sabio ninguna cosa hay peregrina, ninguna extraña. El bueno es digno de ser amado, y el
virtuoso bueno para ser amigo. Debe en la guerra buscarse aliados que sean animosos, y al mismo
tiempo justos. La virtud es un arma que no puede quitarse. Más útil es pelear con pocos buenos
contra muchos malos, que con muchos malos contra pocos buenos. Conviene precaverse de los
enemigos, pues son los primeros en notar nuestros pecados. En más se ha de tener un justo que un
pariente. La virtud del hombre y la de la mujer es la misma. Lo bueno es lo hermoso; lo malo, lo
torpe. Ten por extraño todo lo malo. El muro más fuerte es la prudencia, pues ni puede ser demolido
ni entregado. Los muros deben construirse en nuestro inexpugnable raciocinio y consejo.»
DIÓGENES
Cuando veía a los magistrados, los médicos y los filósofos empleados en el gobierno de la vida, decía
que el hombre es el animal más recomendable de todos; pero al ver los intérpretes de sueños, los
adivinos y cuantos los creen, o a los que se ciegan por la gloria mundana y riquezas, nada tenía por
más necio que el hombre.

Decía que su ordinario modo de pensar era que «en esta vida o nos hemos de valer de la razón o
del dogal».

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