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Tomás Andreani

Registro del cursado de Práctica Escénica I

Durante el cursado de la materia, hubo muchas instancias de


aprendizaje respecto a distintos recursos y procedimientos escénicos. Al ser
la farsa la estética utilizada para la obra, se trabajaron modos de actuación
diferentes al realismo que trabajamos en otras materias. Considero que
entendí la necesidad de exagerar al máximo cada situación que sucede en
escena, desde el rostro, pero también desde todo el cuerpo. Se trabaja sobre
la forma en una primera instancia, para poder encontrar el contenido.

Para poder generar material de trabajo, en el primer parte del año


trabajamos en base a clases con un formato de taller, con ejercicios que, a
partir de la improvisación, nos llevaban a situaciones extra cotidianas.
Luego de haber encontrado una situación, el objetivo era encontrarle la
teatralidad, lograr imágenes atractivas y graciosas para el espectador. Para
esto, utilizábamos recursos como la imitación, la repetición, lo absurdo. Era
importante buscar situaciones fuera de lo común.

Cuando comenzamos a manejar estos recursos, comenzamos a crear


escenas en espacios no convencionales. El objetivo de esto era adquirir la
capacidad de crear en un lugar distinto a una sala de teatro. Así, se agregaba
una variable más que debimos tener en cuenta: el espacio. Descubrí que un
espacio no convencional ofrece muchísimas posibilidades. La profundidad
de algunos lugares, los distintos niveles. Al mismo tiempo, requiere una
exigencia a nivel físico mucho mayor, ya que requiere imágenes amplias,
velocidad, y recursos para llamar la atención de la gente. A partir de estas
creaciones se generó mucho material de trabajo, que luego fue usado en el
proceso creativo de la obra. A partir de una temática planteada, que fue el
bullying, se trabajaron distintas situaciones, cuyo contenido se relacionaba
con el tema.
Tomás Andreani

Durante el proceso de creación de la obra, pude observar cuestiones


que pertenecen al lado de dirección, y que son muy necesarias para llevar a
cabo un trabajo. La mirada de una persona de afuera podía captar ciertas
cosas que nosotros en escena no, y a veces, modificar pequeños detalles
hacía que una escena se enriqueciera mucho más.

Aprendí también distintas formas de llamar la atención del público.


Al no haber apagones, era necesario buscar una manera de que el público
no viera lo que hacían los actores mientras se preparaban para realizar una
escena. Pude observar cuándo una acción de los actores causaba la emoción
que tenia que causar, ya fuera risa, o empatía, y cuando no. En espacios tan
abiertos y con tantos actores, el público sólo tiene la posibilidad de entender
el mensaje a través de imágenes visuales. Quizás se pueden utilizar recursos
sonoros, pero estos tienen que ser muy claros para el espectador (música,
gritos, voces en masa). De otro modo, si se utilizan diálogos muy cotidianos,
se perdería todo intento de teatralidad.

Por otro lado, vi la necesidad de que cada escena tenga un muy buen
ritmo. Una obra así no puede extenderse más de 45 minutos, ya que es
agotador para el público. En cada escena hubo un muy buen resumen de lo
que se quería contar, y eso fue uno de mis mayores aprendizajes, la síntesis.

Por último, lo que yo considero mi mayor aprendizaje, fue la


autodisciplina. Al ser tantas personas, es necesario que cada uno sepa
cuidarse y cuidar al compañero, y estar atento al correcto funcionamiento
del grupo. Cada uno cumplía un papel muy pequeño en la obra, pero todos
teníamos que estar atentos a lo que teníamos que hacer en un momento
preciso. Si todos los actores están en una posición de compromiso y respeto
hacia el trabajo, el trabajo va a funcionar, aunque haya 80 personas
trabajando. Por el contrario, si de esas 80 personas, la mitad está distraída,
es muy probable que el trabajo tenga falencias, y, en una creación colectiva,
supone una falta de respeto al grupo y al público.

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