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No, en realidad en un nacimiento hay una certeza implícita. Hubo un tiempo en el que
usted no había nacido, luego llegó el tiempo en el que ya había nacido.
Este pasaje es grandioso porque en este punto la Escritura establece claramente por
medio de qué somos salvos. En contraste, no podemos cometer ningún error al
respecto, pues habla sobre lo que no nos salva. Por consiguiente, podemos mirarlo
desde el punto de vista negativo y ver lo que no salva, y luego desde el punto de vista
positivo y ver lo que sí salva.
Estos versículo s nos dicen que ni nosotros, ni nuestras obras nos salvan. "No depende
de usted". "No depende de sus obras". Es simple, ¿no es así? Pero la mayoría de la
gente no entiende este sencillo concepto. Si usted saliera a la calle y le preguntara a
cualquier persona: ¿Irá usted al cielo?, quizás esa persona respondería: ¡Seguro!, estoy
haciendo lo mejor que puedo. Piense en esa respuesta. El yo (el ego) está haciendo
(obras) lo mejor que puede.
Mire otra vez con detenimiento Efesios 2:8. "Porque por gracia sois salvos por medio
de la fe...". Desde el punto de vista positivo es gracia por medio de la fe. Entonces,
¿qué es la gracia? La gracia es la característica de la naturaleza de Dios que hace que él
ame a pecadores como nosotros. Dios no nos ama porque seamos valiosos, somos
valiosos porque él nos ama. Ese amor es por Su pura gracia. La gracia es algo que no
merecemos en absoluto. Es el inmerecido amor y favor de Dios mostrado a los
pecadores que merecen el juicio.
Gracia es una de las palabras más bellas de nuestro lenguaje. Cuando la gente llega a
entender la gracia, escribe cantos acerca de ella.
Esta fe no es una simple creencia intelectual. Santiago dice que "… los demonios creen
y tiemblan" (Santiago 2:19). No!!, es más que creer, es compromiso; yo puedo creer
que un avión puede volar, pero no llego a creerlo del todo hasta que entro en él y dejó
que me lleve de un lugar a otro.
La gracia es un regalo
Si usted efectúa un pago por un regalo, entonces deja de ser regalo. Supongamos que
usted tiene un amigo llamado Freddy, que le dice:
-Te voy a regalar un auto de 35 millones de pesos.
Supongamos que cuando usted ve el auto último modelo que Freddy ha estacionado al
frente de su casa, usted le dice:
-Freddy, no puedo permitir que hagas esto. Es un regalo muy caro. Déjame ayudarte a
pagar; te voy a ayudar con mil pesos.
De esta manera, él termina pagando 34.999.000 millones de pesos, y usted paga mil.
Ahora usted se encuentra conduciendo el auto; y en el camino alguien le dice:
-Tienes un auto precioso.
Entonces usted responde:
-Sí, mi amigo Freddy y yo lo compramos.
Eso sería un insulto para Freddy, ¿verdad?
Dijimos que entramos al reino mediante un nuevo nacimiento y esto sucede cuando
ponemos nuestra fe en la gracia de Dios. Juan, en su primera epístola, da unas
características de los que han nacido dos veces. Podemos llamarlas marcas de
nacimiento del creyente. Si hemos nacido de nuevo, la evidencia estará presente.
Quiero abordar tres de las evidencias que Juan menciona. Usted puede probar su
salvación con ellas. (les diré las primeras 2 que entran en la prueba de hoy).
"En esto sabemos que nosotros le hemos conocido: en que guardamos sus
mandamientos. El que dice: 'Yole conozco' y no guarda sus mandamientos es
mentiroso, y la verdad no está en él. Pero el que guarda su palabra, en éste
verdaderamente el amor de Dios ha sido perfeccionado. Por esto sabemos que
estamos en él. El que dice que permanece en él debe andar como él anduvo" (1 Juan
2:3-6).
Juan no se anda por las ramas, directamente dice: "Mire, no me diga que es salvo si no
está guardando los mandamientos de Dios. Si dice que lo es, es un mentiroso", Déjeme
ser claro. Usted no es salvo por guardar los mandamientos, sino que si es salvo los
guardará. Ya hemos aprendido que la salvación no es por obras. Usted no se salva por
"guardar los mandamientos".
Entonces, esto nos lleva a un serio problema porque ninguno de nosotros podría
atreverse a decir que desde que fuimos salvos siempre hemos obedecido cada
mandamiento a la perfección.
Vigilancia de estrellas
El entendimiento de todo esto está en la palabra guardar, que viene del griego tereo, y
entre sus significados está "vigilar". Fue utilizada en la antigüedad por los marineros.
Los primeros marineros no tenían satélites de posicionamiento global ni señales de
radio que los guiaran, y aún así navegaban por los océanos sin ruta. Al hacer esto, ellos
navegaban guiados por las estrellas, manteniendo sus ojos en los cielos, a lo que
llamaban "vigilancia de estrellas".
Cuando guardamos los mandamientos, nos guiamos por ellos. Eso no se refiere a
perfección sin pecado porque nadie es perfecto a excepción de Dios. Pero quiere decir
que el deseo de nuestro 'corazón es guardar la Palabra de Dios. Desde el momento en
el que recibí a Jesucristo en mi corazón, ha habido en mí el deseo de guardar la Palabra
de Dios.
Hay un par de cosas más en 1 de Juan que nos podrían causar problemas: "Todo aquel
que permanece en él no continúa pecando. Todo aquel que sigue pecando no le ha
visto ni le ha conocido" (1 Juan 3:6).
"El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para
esto fue manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo. Todo aquel
que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en
él, y no puede seguir pecando, porque ha nacido de Dios" (1 Juan 3:8, 9).
Usted dirá: "No creo que sea salvo porque sé que la capacidad de pecar está dentro de
mí". De nuevo tenemos que estudiar un poco, ya que hay una respuesta adecuada. "El
que practica el pecado", está en tiempo presente y habla de un curso de acción
habitual.
Juan dice que un hombre nacido de Dios no hace del pecado una práctica, no es su
estilo de vida ni un hábito. No quiere decir que no puede pecar sino que no continúa
pecando; ya no practica el pecado.
Permítame presentarle el siguiente testimonio: Antes de ser salvo yo corría hacia el
pecado. Desde que fui salvo, huyo del pecado. Puedo caer, puedo deslizarme, puedo
fallar, pero el deseo de mi corazón es vivir para Dios.
Lo que Juan está diciendo es: "Si te llamas cristiano y no estás siendo dirigido por los
mandamientos de Dios y llevas una vida pecaminosa sin ninguna convicción, sin
remordimiento, sin contrición, sin inquietud, entonces, no te hagas llamar cristiano,
porque no lo eres".
"Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los
hermanos. El que no ama permanece en muerte. Todo aquel que odia a su hermano es
homicida, y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permaneciendo en él" (1
Juan 3:14,15). Recuerde que cuando creemos en el Señor Jesucristo, nacemos de Dios,
tenemos una nueva naturaleza, la naturaleza de Dios. Recuerde también que estamos
en la familia de Dios y que también tenemos hermanos y hermanas.
Así que si yo soy nacido de Dios, automáticamente el amor estará en mi corazón, pues
Dios es amor. Al ser hijo de Dios somos partícipes de la naturaleza de Dios. No
necesitamos una calcomanía para nuestro auto o un prendedor para demostrar que
somos cristianos. Jesús dijo: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis
amor los unos por los otros" (Juan 13:35).
Puesto que la naturaleza de Dios es amor, esto es una característica de sus hijos. Si lo
amamos y su amor está en nosotros, entonces amaremos a los que él ama, es decir su
amada familia. Esta es la razón por la que no es posible decirle sí a Jesús y no a su
iglesia. Muchas descripciones y analogías describen la iglesia:
Es así que una de las señales de los que han nacido dos veces es que se aman los unos
a los otros.
Esto no significa que todos seamos amables por naturaleza, más bien por naturaleza
no lo somos. Una iglesia está compuesta por personas que han reconocido que son
pecadoras y se han unido con el fin de hacer algo al respecto. Han resuelto vivir una
vida de búsqueda de la dirección de Dios amándose las unas a las otras.
La Biblia nos habla acerca de un hombre llamado Saulo que iba camino a Damasco a
arrestar cristianos, cuando de repente "… le rodeó un resplandor de luz desde el cielo.
Él cayó en tierra y oyó una voz que le decía: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?'
"(Hechos 9:3, 4). Saulo pudo haber dicho: "Quien quiera que seas, no es a ti a quien
estoy persiguiendo. Estoy persiguiendo a la iglesia". La verdad al respecto, sin
embargo, es que cuando alguien persigue a la iglesia, persigue a Jesús. Rechazar a la
iglesia es rechazar a Jesús. Amar a la iglesia es amar a Jesús. Esa clase de amor es una
marca de nacimiento del creyente.
Amados, espero que cada frase la guarden en su corazón y en su mente. Que no sea
solo para rendir una prueba de ELB, sino, para vivir su palabra cada día de nuestras
vidas…. “lo fácil, cualquiera lo hace… lo difícil solo los mejores”
Atte.
Freddy.-