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TURNO: MAÑANA
LIMA – PERÚ
2016
INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas se creía que nuestro destino estaba escrito en nuestros genes,
nuestro genoma. Hasta que llegó la epigenética, que estudia cómo funciona el
engranaje químico responsable de las funciones celulares y de activar o desactivar
genes en cada tejido y tipo celular del cuerpo. Recientemente ha sido presentado el
mapa del epigenoma humano, que identifica las modificaciones o marcas no genéticas
del genoma humano y que podría llevar a establecer el origen entre algunas de estas
marcas y la enfermedad.
Tras cartografiar y presentar el mapa del genoma humano, hace más de una década,
los investigadores se lanzaron a estudiar nuestro epigenoma, el mecanismo químico
que controla no solo las funciones celulares, sino también que los genes se activen o
desactiven, como una suerte de interruptores del ADN.
Estos estudios, que comenzaron en los años noventa, culminaron recientemente con
la presentación del mapa del epigenoma humano, que recoge las modificaciones no
genéticas del genoma humano, es decir, aquellos cambios que pueden activar o
neutralizar genes en el ADN de más de cien tipos de células humanas. En el proyecto
han trabajado cientos de investigadores coordinados desde los Institutos Nacionales
de Salud de Estados Unidos, que se ha visibilizado con la publicación de todo el
trabajo gestado y las conclusiones procedentes de 24 trabajos en varias revistas del
grupo Nature.
En un editorial titulado Más allá del genoma, Nature concluía afirmando lo siguiente:
“la lucha contra la enfermedad utilizando la información sobre el genoma solo ha sido
como tratar de trabajar con una mano atada a la espalda. El nuevo tesoro de datos
epigenómico libera la otra mano. No va a dar todas las respuestas. Sin embargo,
podría ayudar a los investigadores a decidir qué preguntas hacer”.
Objetivo
Definición
Bases moleculares
Las islas CpG son regiones cromosómicas donde están agrupados sitios CpG no
metilados en el extremo 5´ de un gen formando parte de su promotor. Existen
excepciones a esta definición, ya que algunos genes poseen esta región metilada, por
ejemplo en uno de los cromosomas X de las mujeres, permitiendo su inactivación
generando el efecto de compensación de dosis. Los dinucleótidos CpG que no están
incrustados en las islas CpG se encuentran generalmente metilados y están
esencialmente localizados en secuencias repetitivas o centroméricas, pudiendo
además estar distribuidos en regiones génicas e intergénicas.
Por otro lado, las enzimas DNMTs jugarían un rol no- enzimático en el silenciamiento
transcripcional, influyendo en la remodelación de la cromatina al interaccionar bio-
químicamente con las histonas-metiltransferasas y con las histonas-desacetilasas.
c) Impronta génica
En humanos, existen varios genes bialélicos sobre los cuales se produce la expresión
de un alelo parental, pudiendo ser el paterno o el materno pero nunca ambos. La
expresión normalmente se produce en algunas células (exclusión alélica), aunque la
secuencia de ambos alelos parentales sea normal. En algunos casos, la elección de
cuál de las dos copias heredadas será expresada no es azarosa, siendo el alelo que
siempre es heredado el paterno, mientras que en otros casos el alelo que es
expresado es el materno. Este proceso es conocido como impronta genética
(imprinting), definida como aquella modificación reversible de la actividad génica
dependiendo del sexo parental del cual es transmitido el alelo determinado. El
mantenimiento de la impronta genética se da por medio de la metilación del ADN alelo
específico, permitiendo que la impronta genómica sea tejido específica o tipo celular
específica.
El concepto tradicional es que los genes codifican proteínas a través de una molécula
de ARNm intermediario. Evidencias recientes han demostrado que existen moléculas
de ARN que no codifican proteínas (ncARNs, del inglés nonprotein-coding RNAs).
Esas moléculas tendrían su origen en segmentos de ADN intrónico de genes
codificantes de proteínas así como en intrones y exones de genes codificantes de
productos no pro- teicos. Dichos nc ARNs tendrían la capacidad de regular la
expresión génica de muchas maneras, entre ellas afectando la trascripción, la cantidad
de ARNm, la traducción y el remodelamiento de la cromatina. Surge de esta manera el
concepto de ARNs transcriptos en forma antisentido, (ncARNs tales como ARNi) o
ARNs de interferencia (ARNi, ARN de doble cadena capaces de inducir procesos
epigenéticos de silenciamiento génico a través de la degradación de los ARNm
homólogos, resultando en la pérdida de producción de proteína), implicados en el
control de la arquitectura cromosómica, en los niveles de ARNm, en la regulación,
trascripción y en el corte-empalme alternativo (alternative splicing) de las secuencias
de ARNm. De esta manera, los ncARNs serían un mecanismo epigenético involucrado
en el control de la expresión génica.
Implicaciones en la salud
Dado que los cambios epigenéticos pueden ser transmitidos entre generaciones de
células e individuos, estos cobran gran importancia para la Medicina ya que han sido
implicados en condiciones patológicas como cáncer, enfermedades metabólicas,
condiciones fisiológicas (envejecimiento) y la capacidad de microorganismos
patogénicos para adquirir resistencia heredable a medicamentos por estos
mecanismos, así como la regulación de su papel en las técnicas de clonación y
transferencia nuclear. La expresión génica aberrante es una de las características
clave vinculada con enfermedades complejas como cáncer, diabetes tipo II, es-
quizofrenia y enfermedades autoinmunes. En estas enfermedades hay un importante
componente hereditario aunque no siguen un patrón de herencia mendeliano. Existe
evidencia que sugiere que anomalías epigenéticas, junto con alteraciones genéticas,
son responsables de la alteración en la regulación de genes clave en estas patologías.
Además, los mecanismos epigenéticos ofrecen una explicación alternativa para
algunas de las características de enfermedades complejas como establecimiento
tardío, efecto de género, efecto por origen parental y fluctuación de los síntomas. En
cáncer, por ejemplo, islas CpG normalmente no metiladas están a menudo
hipermetiladas para silenciar genes supresores tumorales y favorecer el desarrollo de
la neoplasia. Por otro lado, la demetilación (hipometilación) de islas CpG normalmente
metiladas puede dirigir a la activación transcripcional de genes en momento o tejido
inadecuado.
Estudios epidemiológicos extensos han propuesto que la enfermedad del adulto está
relacionada con condiciones medioambientales adversas durante el desarrollo
temprano; así, la malnutrición materna durante el embarazo se ha relacionado con
restricción de crecimiento intrauterino (RCIU), es decir, el feto no logra su potencial de
crecimiento y su peso estimado por ecografía está por debajo del percentil diez para la
edad gestacional. Estudios epidemiológicos han vinculado al RCIU con enfermedades
del adulto, denominándose hipótesis Barker debido al autor que la postuló. Barker y
otros autores encontraron que individuos nacidos en Herfordshire (Inglaterra) durante
el difícil período de 1911 a 1930, que tuvieron bajo peso al nacer y al año de edad,
tuvieron un riesgo aumentado de muerte por enfermedad cardiovascular y accidente
cerebrovascular. De manera similar, estudios epidemiológicos en individuos conce-
bidos o nacidos durante la hambruna de 1944 a 1945 en Holanda revelaron que la
malnutrición materna estaba asociada con reducción en el peso al nacer y con
aumento en la incidencia de obesidad, resistencia a la insulina, hipertensión y
enfermedad arterial coronaria en la adultez. Se presume que en este fenómeno la
malnutrición materna llevaría a malnutrición fetal y esta última generaría una
programación fetal, o sea que el feto se prepara para adaptarse a un medio donde
hay carencias nutricionales conduciendo a un fenotipo ahorrador que posteriormente
se ve expuesto a una alta ingesta de alimentos, alto consumo de grasa y poco gasto
de energía, lo que finalmente conduce a desórdenes metabólicos y enfermedades
del adulto como obesidad, diabetes mellitus tipo II, hipertensión arterial, síndrome
metabólico y enfermedad cardiovascular. Aunque los mecanismos propuestos
parecían no ser claros, se proponían alteraciones epigenéticas como elemento clave;
sin embargo, faltaban datos experimentales que soportaran esta afirmación.
No fue sino hasta 2008 que Heijmans y otros autores reportaron los resultados de su
inves- tigación de individuos holandeses expuestos a hambruna durante su desarrollo
embrionario en la Segunda Guerra Mundial; estos investigadores encontraron cambios
en la metilación del gen IGF2 entre individuos expuestos y no expuestos y de esta
manera lograron documentar experimentalmente la relación entre hipótesis Barker y
modificaciones epigenéticas. .Adicionalmente se ha estudiado el papel de las
alteraciones en los patrones de metilación en los cardiomiocitos como posible
mediador de cambios en la función cardíaca y la expresión génica que podrían estar
involucrados en el desarrollo de cardiopatías congénitas.
Los organismos diploides portan dos copias de los genes autosómicos, uno de cada
padre. En la mayoría de los casos, los alelos de ambos padres tienen el mismo
potencial para ser expresados en las células. No obstante, una parte de los genes de
herencia autosómica están sujetos a impronta genómica y la expresión se limita a uno
de los dos alelos de los padres dependiendo del origen de los genes. La impronta
genómica es un mecanismo conservado en los mamíferos placentarios; se ha
demostrado que la falla en el establecimiento de estas modificaciones causa defectos
en el crecimiento embrionario y neonatal y puede asociarse con trastornos
neurológicos. En los genes con impronta genética uno de los dos alelos está
silenciado, mientras el otro es transcripcionalmente activo. En humanos se han
reportado aproximadamente ochenta genes controlados de esta forma y muchos de
ellos cumplen un papel importante en el desarrollo y el comportamiento. Hay
evidencias que sugieren que los genes con impronta podrían ser elementos clave para
la transmisión de efectos transgeneracionales, en respuesta a cambios rápidos en la
alimentación y en el estilo de vida. Un ejemplo de cómo la alimentación de los
antecesores puede afectar su descendencia por posibles modificaciones epigenéticas
es el caso de un abuelo sobrealimentado antes de su pubertad que genera un riesgo
cuatro veces mayor a sus nietos de padecer diabetes mellitus tipo II, lo que indica que
las condiciones nutricionales de los abuelos pueden tener consecuencias en el
fenotipo de los nietos. Además, la alteración en la impronta genética también ha sido
involucrada en la aparición de varias enfermedades como cáncer y los síndromes de
Beckwith-Wiedemann, de Prader-Willi y de Angelman. La disregulación epigenética
también podría explicar la variabilidad de efectos parentales observados en patologías
como autismo y esquizofrenia, pero su papel en estas enfermedades aún no ha sido
completamente dilucidado.
El epigenoma, que es el patrón de “marcas químicas del ADN”, parece ser más
vulnerable a factores ambientales durante la embriogénesis debido a que la síntesis de
ADN es muy alta y los patrones de metilación del ADN requeridos para el desarrollo de
tejidos normales, son establecidos durante este periodo. Por lo tanto, cuando se
evalúan los efectos de la influencia del entorno sobre el epigenoma se deben
considerar tanto la dosis como el tiempo de desarrollo. De acuerdo a esto, las
modificaciones epigenéticas causadas por el ambiente nutricional del embrión, feto y
neonato están involucradas en la etiología de enfermedades en los adultos. Patrones
heredables de metilación del ADN y otras modificaciones epigenéticas son
establecidos durante el desarrollo en las diferentes etapas del embrión. Esto involucra
diferentes mecanismos intrínsecos que también están influenciados por el ambiente
uterino (Gallou-Kabani y Junien, 2005). El epigenotipo resultante determina la
expresión de genes heredables y por consecuencia del fenotipo.
Agentes contaminantes del medio ambiente, tales como los metales (arsénico) e
hidrocarburos aromáticos (benzopireno), también pueden desestabilizar el genoma y
modificar el metabolismo celular. Estos agentes tóxicos, se han encontrado en
ambientes contaminados con sustancias químicas; agua para beber y en el humo del
cigarro. El efecto de la exposición a tales contaminantes puede variar debido a
alteraciones genéticas pre-existentes que pueden predisponer a las personas a cam-
bios epigenéticos (Anway y Skinner, 2006; Rodenhi- ser y Mann, 2006). En varios
estudios de poblaciones humanas, se ha observado que el “estilo de vida” de los
abuelos puede tener consecuencias fenotípicas en sus nietos. Estos efectos
generacionales no han podido ser explicados por mutaciones genéticas, por lo que
pueden estar relacionados con la herencia epigenética.
Implicaciones de la epigenética
Los gemelos monocigóticos, los cuales son considera- dos organismos genéticamente
idénticos ya que provienen de un mismo cigoto, pueden presentar diferencias
epigenéticas, lo cual se manifiesta en diferencias fenotípicas (Wong y col., 2005). Los
gemelos monocigóticos, a pesar de que comparten un mismo genotipo, no son
idénticos; ya que presentan diferencias en la susceptibilidad a enfermedades, así
como características antropomórficas distintas. Existen muchas posibilidades para
explicar estas observaciones, siendo una la existencia de diferencias epigenéticas. Es
por esa razón que entre gemelos idénticos, uno de ellos puede desarrollar un
trastorno bipolar o de esquizofrenia y el otro no; o que con la misma alteración en un
gen particular uno presente cáncer a los 25 años y el otro no desarrolle el tumor
hasta los 70 años. Los gemelos tienen el mismo genoma pero difieren en su
epigenoma. La importancia de estas variaciones epigenéticas es que pueden activar o
inhibir la expresión de algunos genes y esto es lo que explicaría las diferencias físicas
o de susceptibilidad a enfermedades (Wong y col., 2005).
Tanto el aumento como la disminución de la metilación del ADN, están asociados con
el proceso de envejecimiento. Las evidencias señalan que estos cambios en la
metilación dependientes de la edad están relacionados con el desarrollo de
desórdenes neurológicos, autoinmunidad y cáncer en ancianos (Rodenhiser y Mann,
2006). Se sabe que a lo largo de la vida del ser humano se acumulan mutaciones en la
secuencia de ADN y que estas mutaciones se dan en una proporción de 1 en cada
100 000 pares de bases. Esta frecuencia de mutación no es suficiente para explicar
las extensas disfunciones celulares y de tejidos en los ancianos; por lo que para
esclarecer este fenómeno, se propone que existen cambios en los patrones epigené-
ticos durante el envejecimiento.
Discusión