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TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

EXP. N.° 0606-2004-AA/TC


LIMA
VÍCTOR MANUEL OTOYA PETIT

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 28 días del mes de junio de 2004, la Sala Segunda del Tribunal
Constitucional, integrada por los magistrados Bardelli Lartirigoyen, Gonzales Ojeda y
García Toma, pronuncia la siguiente sentencia

ASUNTO

Recurso extraordinario interpuesto por don Víctor Manuel Otoya Petit contra la
sentencia de la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 124, su
fecha 30 de setiembre de 2003, que declaró improcedente la demanda de amparo de autos.

ANTECEDENTES

El recurrente, con fecha 5 de diciembre de 2002, interpone demanda de amparo


contra la Universidad Nacional Federico Villareal solicitando que se deje sin efecto el
cobro de las boletas de pago emitidas por la demandada, que ordena el pago mensual de la
pensión de enseñanza en razón de su condición de ingresante por la modalidad de segunda
profesión. Refiere que ingresó a la Universidad en marzo de 1999 y, posteriormente, en
agosto de 2002, se le requirió el pago de la pensión de enseñanza, la cual asciende
ctualmente a S/. 7,200 (siete mil doscientos nuevos soles). A su juicio, debido a que dicha
exigencia de pago está basada en la Resolución C.R. N.° 1193-2000-UNFV, la cual fue
emitida el 17 de abril de 2000 (esto es, con posterioridad a la fecha de su ingreso), no debe
aplicársele, pues, de ser así, implicaría la violación del principio de no retroactividad de las
normas. Asimismo, considera que el mencionado cobro configura un trato discriminatorio,
pues los miembros de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas se encuentran
exonerados de esta obligación económica, incluso cuando son ingresantes por la modalidad
de segunda profesión. Además, argumenta que al no haber sido publicada la mencionada
ción, dicha exigencia de pago no ha cumplido con el requisito de la publicidad de las
as; que, al ser inapelable, por ser una decisión de la Comisión Reorganizadora (según
artículo 4 del Decreto Ley N.° 25798), se ha vulnerado su derecho al debido proceso; y
que no debería ser tomada en cuenta, pues contraviene la Constitución. Finalmente, alega
que con tal requerimiento de pago se está violando su derecho a la gratuidad de la
enseñanza en las universidades públicas.

La emplazada contesta la demanda alegando que los referidos requerimientos de


pago se sustentan en el estatuto y el reglamento de la Universidad, expedidos en ejercicio
de la autonomía normativa, administrativa y económica que la Constitución le confiere.
Refiere, además, que no ha faltado al deber de publicidad de las normas, pues tanto la
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Resolución C.R. N.° 1999-99-UNFV, como la Resolución C.R. N.° 1193-2000 (esta última
basada en la anterior), han sido de público conocimiento. Asimismo, rechaza que efectúe
un trato discriminatorio por motivo de condición económica, ya que los ingresantes bajo la
modalidad de convenio con las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional también pagan
derechos de enseñanza.

El Trigésimo Segundo Juzgado Especializado en lo Civil de Lima, con fecha 5 de


mayo de 2003, declaró improcedente la demanda, por considerar que en aplicación del
artículo 4° del Decreto Ley N.° 25798, los cuestionamientos que se hagan a las decisiones
que adopte la Comisión Reorganizadora de la Universidad Nacional Federico Villareal
w deben realizarse mediante un proceso contencioso-administrativo, y no en un proceso
constitucional como el amparo. Agrega que si bien es cierto que el mencionado decreto ha
sido derogado por el artículo 5° de la Ley N.° 27366, los actos realizados durante su
vigencia conservan sus efectos, pues no ha sido declarada su inconstitucionalidad.

La recurrida confirmó la apelada, por considerar que el amparo no es la vía idónea


para resolver este caso por carecer de etapa probatoria.

FUNDAMENTOS

Delimitación del petitorio

1. El objeto de la demanda de amparo es que se deje sin efecto la exigencia de pago por
pensión de enseñanza en la modalidad de segunda profesión, pues, a juicio del
recurrente, tal exigencia de pago viola sus derechos constitucionales a la no
retroactividad de las normas, al debido proceso, a la igualdad y a la gratuidad de la
enseñanza.

Aplicación no retroactiva de las normas y pago de la pensión de enseñanza

recurrente ingresó a la Universidad Nacional Federico Villareal el 15 de marzo de


999. Posteriormente a dicho evento, la Comisión Reorganizadora de la mencionada
Universidad emitió la Resolución C.R. N.° 1193-2000, de fecha 17 de abril de 2000,
iante la cual se obliga a los estudiantes bajo la modalidad de segunda profesión al
o de mensualidades por concepto de derechos de enseñanza. Ajuicio del recurrente,
aplicársele dicha resolución se está violando el principio de no aplicación retroactiva
e las normas, pues la fecha de su ingreso es anterior a la expedición de la norma que
genera la obligación de los pagos mensuales.

Sobre el particular, este Tribunal debe precisar que nuestro ordenamiento adopta la
teoría de los hechos cumplidos (excepto en materia penal cuando favorece al reo), de
modo que la norma se aplica a las consecuencias y situaciones jurídicas existentes. En
el presente caso, al momento de presentarse la demanda, el recurrente aún tenía la
condición de estudiante bajo la modalidad de segunda profesión, de modo que no es
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ilegítimo que se le aplique inmediatamente la mencionada resolución.

Asimismo, en sentido inverso, si la pretensión del recurrente, en realidad, fuera la


aplicación ultractiva de la norma, es decir, que se le siga aplicando la norma anterior a
la Resolución C.R. N.° 1193-2000, que no le exigía el pago de mensualidades, tampoco
la pretensión podría ser amparada, precisamente en mérito de lo expuesto en el
fundamento anterior.

En ese sentido, este Tribunal considera que la demandada ha actuado conforme a


derecho, respetando la aplicación inmediata de las normas, a tenor de los artículos 103°
y 109° de la Constitución. Cabe precisar, no obstante, que los pagos exigibles
válidamente son los generados a partir del mes de mayo de 2000, mas no los del mes de
marzo de 1999 hasta abril de 2000, pues en este período no existía la obligación de
pago por derechos de enseñanza.

Por otro lado, mediante diversos medios probatorios, el recurrente ha acreditado que,
pese a estar vigente la exigencia de pago por pensión de enseñanza, dicho cobro no se
hizo efectivo desde mayo de 2000 hasta abril de 2002. En ese sentido, alega la
inexistencia de tal obligación de pago durante ese período, así como el decaimiento de
la fuerza normativa de la Resolución C.RN.° 1193-2000.

Sobre tal pretensión, este Colegiado considera que aunque el cobro correspondiente al
período de mayo de 2000 a abril de 2002 no se hizo efectivo, la norma estuvo vigente.
Por tanto, el recurrente se encuentra obligado al pago de la pensión de enseñanza
durante ese período.

Sin embargo, teniendo presente que fue responsabilidad de la administración


universitaria realizar los mencionados cobros, esta negligencia no puede ser trasladada
al recurrente; es decir, si no pagó fue porque la Universidad durante ese período no
las boletas de pago correspondientes. Por tanto, este Tribunal considera que
siste la obligación de pago durante el período de mayo de 2000 a marzo de 2002,
ero que la negligencia del no cobro fue responsabilidad de la Universidad y, por ello,
no debe haber generación de intereses moratorios durante dicho período, así como
tampoco puede exigírsele al recurrente el pago inmediato de la totalidad de lo
adeudado, pues dicha pretensión sería irrazonable y desproporcionada, por lo que la
emplazada está en la obligación de otorgar al recurrente las facilidades de pago.

Derecho al debido proceso

5. El derecho al debido proceso tiene un ámbito de proyección sobre cualquier tipo de


proceso o procedimiento, sea éste judicial, administrativo o entre particulares. De allí
que aunque las universidades sean reconocidas constitucionalmente como entes
autónomos, de ningún modo pueden ser consideradas como entes autárquicos, pues se
encuentran necesariamente sometidas a la Constitución y a la Ley.
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6. El recurrente alega la violación de su derecho al debido proceso, precisando que al ser


inapelables las decisiones de las comisiones reorganizadoras, se le está privando de su
derecho a la pluralidad de instancias. Sobre tal argumento, este Tribunal reitera que, en
nuestro ordenamiento jurídico, la exigencia de la doble instancia en sede administrativa
no forma parte del contenido constitucionalmente protegido del derecho al debido
procedimiento administrativo. Esta exigencia es un derecho titularizable estrictamente
en el seno de un proceso "judicial". Y es que el derecho de los administrados a
solucionar sus controversias con la Administración es un atributo mediante el cual se
garantiza que éste acceda a un tercero, imparcial e independiente, y no ante la propia
Administración, constituyendo el agotamiento de la vía administrativa, en ese sentido,
una carga cuya satisfacción ha deinterpretarse conforme al principio pro actione. Por lo
tanto, no es inconstitucional la norma contenida en el artículo 4° del Decreto Ley N.°
25798.

Asimismo, el actor aduce la violación de su derecho de defensa, manifestando que, al


no haberse respetado el principio de la publicidad de las normas en la expedición de la
Resoluciones C.R. N.° 1999-99-UNFV y C.R. N.° 1193-2000-UNFV, se le negó la
oportunidad de cuestionar estos actos con la anticipación debida. Tal cuestionamiento
debe ser desestimado. No sólo porque no se ha acreditado que tales resoluciones no
fueran publicadas, sino porque subyace a ello la idea, ajuicio del Tribunal equivocada,
de que las resoluciones administrativas que tienen alcance general deberían notificarse
individualmente a todos los sujetos que, de una u otra forma, son sus destinatarios
naturales.

Todo lo contrario. Una condición para que adquieran eficacia los actos administrativos
de picanees generales es que sean debidamente publicados. Mientras que su
cuestionamiento, siempre incidental, podrá promoverse una vez que se expidan los
;tos administrativos de aplicación individual. En el caso, los actos administrativos de
carácter particular son las boletas de pago, de modo que es desde su expedición y,
particularmente, desde que estos se notifican, cuando surge el derecho a cuestionar
incluso los actos administrativos en los cuales se sustenta su expedición.

Derecho a la igualdad

8. El recurrente alega ser víctima de un trato discriminatorio, pues argumentaque mientras


a él se le obliga al pago de una pensión mensual por derechos de enseñanza, en razón de
su calidad de estudiante de segunda profesión, los policías y militares son exonerados
de dicho pago, pese a encontrarse en idéntica condición. Considera, en ese sentido, que
no hay razón objetiva que justifique tal tratamiento diferenciado, pues la Universidad
presume erróneamente que los civiles ingresantes por la modalidad de segunda
profesión poseen mejores condiciones económicas que los policías y militares, cuando
en realidad son estos quienes cuentan con un trabajo seguro. Por su parte, la
Universidad sostiene que el trato diferenciado se hace sobre la base de convenios
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suscritos con dichas instituciones.

9. Antes de desarrollar el análisis sobre si tal trato configura, efectivamente, uno


discriminatorio, debe advertirse que el artículo 2°, inciso 2 de nuestra Constitución
consagra, a su vez, el principio de igualdad y el derecho a la igualdad. La igualdad, en
tanto principio, es uno de los pilares del orden constitucional que permite la
convivencia armónica en sociedad. Por su parte, la igualdad, en tanto derecho, implica
una exigencia individualizable que cada persona puede oponer frente al Estado para que
éste lo respete, proteja o tutele.

10. El derecho de igualdad, a su vez, tiene dos dimensiones: formal y material. En su


dimensión formal, impone una exigencia al legislador para que éste no realice
diferencias injustificadas; pero también a la administración pública y aun a los órganos
de la jurisdicción, en el sentido de que la ley no puede aplicarse en forma desigual
frente a supuestos semejantes (igualdad en la aplicación de la ley).

11. En su dimensión material, el derecho de igualdad supone no sólo una exigencia


negativa, es decir la abstención de tratos discriminatorios; sino, además, una exigencia
sitiva por parte del Estado, que se inicia con el reconocimiento de la insuficiencia de
s mandatos prohibitivos de discriminación y la necesidad de equiparar situaciones,
er se, desiguales. Tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales, pues, no se
traduce en el derecho a ser objeto del mismo trato, con independencia del contexto o la
circunstancias en las que un sujeto se encuentre, sino a que se realice un tratamiento
diferenciado si es que dos sujetos no se encuentran en una situación igual. Por tanto, el
problema es determinar qué tratos diferenciados son constitucionalmente admisibles, lo
que deberá de analizarse en cada caso concreto conforme al test de razonabilidad y
proporcionalidad.

12. Sin embargo, antes de ello, será preciso todavía identificar el término de comparación
que ^recurrente adopta como punto referencia para alegar la vulneración de su derecho
a la igualdad. Éste, según se observa en la demanda, estaría conformado por la
oneración de todo pago al cual se encontrarían sujetos los policías y militares, pese a
estar en las mismas condiciones que el recurrente (pues ambos tienen una primera
profesión).

No obstante, el Tribunal advierte que dicho término de comparación es inválido. En


efecto, también los policías y miembros de las Fuerzas Armadas están sujetos al pago
de derechos de enseñanza. Así se desprende, en el caso de los militares, del cuadro de
Tasas Universitarias (de fojas 52 al 55) y del Convenio Marco de Cooperación y
Coordinación Técnico Profesional entre el Ejército del Perú y la Univesidad Nacional
Federico Villareal, de fecha 5 de julio de 1994 (de fojas 62 al 65), donde consta,
efectivamente, que estos no están exonerados de la totalidad de los pagos, pues ellos
los efectúa la institución castrense.
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Derecho a la gratuidad de la enseñanza

13. La presunción de que el alumno ingresante por segunda profesión se encuentra en


mejores condiciones socioeconómicas que el alumno de primera profesión, presunción
que es tomada en cuenta -precisamente- para establecer la obligación del pago de la
pensión de enseñanza de los primeros, debe ser desvirtuada a la luz del artículo 17° de
la Constitución, que establece las condiciones que garantizan la gratuidad de la
enseñanza en las universidades públicas. A saber, mantener un rendimiento satisfactorio
y no contar con recursos económicos necesarios.
^
14. Cuando la Constitución prescribe como requisito mantener un rendimiento satisfactorio,
éste debe ser verificado en un breve período en el que la Universidad pueda concluir
que, efectivamente, hay un rendimiento académico de ese tipo. Lo razonable será un
semestre o año académico, según como esté organizado el plan curricular de cada
Universidad en particular.

Añadido inseparablemente a este requisito está el de la precariedad de los recursos


económicos, pues ambas condiciones son consustanciales para la gratuidad de la
enseñanza universitaria. Por tanto, debe entenderse que el alumno, aunque sea por
segunda carrera, tiene derecho a optar por becas o semibecas que alivien su carga
económica y no se frustre sus deseos de superación profesional, pues es a través de
estos mecanismos que el Estado garantiza la gratuidad de la enseñanza en las
universidades públicas.

Sin embargo, en el presente caso, de autos se desprende que el recurrente no ha


probado la existencia copulativa de las condiciones sine qua non exigidas por la
Constitución para la gratuidad de la enseñanza.

Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le


confiere la Constitución Política del Perú

HA RESUELTO

Declarar INFUNDADA la acción de amparo de autos.

Publíquese ynotifiquese. /j9)V'Jt/tí /jÜlIJjL )


SS.

BARDELLI LARTIRIGOYEN
GONZALES OJEDA
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SECRETARIO RELATOR Ü»)

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