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No pedir ayuda nos garantiza cultivar día a día, -como quien cultiva una planta
venenosa- nuestra limitación, nuestra disfunción, nuestro dolor. Permanecer necios es
un modo de automaltrato: cuando la realidad nos muestra que solos no podemos ni
debemos, insistir en no ser ayudado es afirmar nuestra identidad en un aspecto
nuestro que nos daña.
Saber cuándo pedir ayuda y cuándo no pedirla nos vuelve mejores administradores
de nuestra vida. Esto es un aspecto esencial del Autocuidado Consciente. Para ello
necesitamos ejercer algo tan importante que en la Psicología de Oriente se lo
considera una joya: la joya del Discernimiento (lo que en el Vedanta se denomina
viveka). Cuánto, cuándo, a quién... El discernimiento es una herramienta que
necesitamos mantener aceitada, pues el cuidado de sí implicará estar atentos a ese
pensamiento de Erich Fromm: "La enfermedad consiste en elegir lo que no es bueno
para nosotros."
Clickeando aquí podrás acceder a un audio (para escuchar online o descargarlo desde
allí) en el que Rosa Hernández (Locutora Nacional) y yo (Virginia Gawel)
dialogamos acerca de este tema vital.
Te propongo compartir allí lo que vayas descubriendo en relación a este tema. Aquí
van algunas preguntas-guía (podrás tomar una o más, o crear tu propia línea de
pensamiento para expresarte):
▪ ¿En qué momento de tu vida, luego de resistirte a recibir ayuda acerca de algo en
que la necesitabas, te diste la oportunidad de buscarla, alivianando tu vida? (Puede
ser en el área médica, contable, psicológica, de trabajo corporal o las más variadas
posibilidades. Inclusive pedir ayuda en la familia para tareas que tendrían que
hacerse entre todos!)
▪ Si tomaras un momento para evaluar este tiempo de tu vida: ¿hay algún área en la
que necesitarías ayuda pero aún no te diste la oportunidad de solicitarla?