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Podemos definir las técnicas de arquitectura como los métodos para la construcción con

determinados materiales. Para construir existe no sólo el condicionante de los materiales usados,
sino también el grado de tecnología que tenga la sociedad en cuestión, las herramientas, el tipo de
transporte para los materiales y la durabilidad de éstos. La evolución de las técnicas está
condicionada por la fuerza económica, que busca conseguir la mayor estabilidad y persistencia en
lo que se construye, y la fuerza estética, que a veces hace florecer incluso nuevas técnicas de
aplicación. Se trata siempre de construir una estructura estable; ya que sobre un edificio actúan
fuerzas que lo pueden desestabilizar, como es su propio peso y las cargas. Para mantener la
estabilidad hay que equilibrar estas fuerzas, lo cual se consigue con una serie de elementos
arquitectónicos.

1. Construcciones, materiales y condiciones ambientales.–


Los materiales, por su comportamiento pueden ser:
: • Los que trabajan a comprensión o aplastamiento, como la piedra, el barro, los conglomerados o
los hormigones
• Los que trabajan a flexión, como la madera o el acero

La construcción en piedra .

Es uno de los materiales mas usados. Las rocas naturales se clasifican en: Eruptivas, que a su vez
pueden ser plutónicas, como la sienita o la diorita, de gran dureza y entre las que se encuentra el
granito; y volcánicas, como los pórfidos, traquitas y diabasas, que se suelen usar en pavimentación
o como componentes de los morteros. Los basaltos se usan en construcciones masivas de fábrica.
Sedimentarias, donde destacan las areniscas, formadas por granos de cuarzo cohesionados por
cementos naturales. Se pueden tallar fácilmente y por eso se usan en sillerías y en decoración. Las
calizas se emplean mucho en construcción, entre ellas la grauwaca o los travertinos.
Metamórficas, como el gneis o granito metamorfoseado en todas sus variantes, la serpentina o las
pizarras y cuarcitas. El mármol procede de recristalizaciones de las dolomías y de las calizas

La construcción preindustrial .-

Podemos hablar de dos grandes grupos:

• Sistemas estáticos, basados en piezas rectas de gran formato, dinteles y arquitrabes, que se
apoyan en estructuras masivas de muros y pilares
• Estructuras dinámicas, que transforman los esfuerzos a flexión de las piezas, a través del diseño
en arco, bóveda o cúpula, que se transmiten hasta las estructuras portantes a través de los
componentes verticales que absorben muros o pilares y esfuerzos horizontales que se recogen por
medio de contrafuertes.
Se trata en definitiva de la arquitectura adintelada y la arquitectura abovedada. La construcción
arquitrabada o la abovedada conforman el espacio interior. Al ordenarse los elementos formales,
espacio y masa, se crea un dominio enteramente humano y finito dentro del ambiente infinito que
es la Naturaleza. Por eso se puede definir el espacio dentro de la Arquitectura como la ausencia de
masa : dentro de un edificio, el suelo, las paredes, el techo, todo es tangible y definido; mientras
que el espacio es el vacío.
La arquitectura adintelada es cerrada y sólida, una arquitectura de volúmenes dominada por la
masa y no por el espacio. Los primeros ejemplos son las formaciones megalíticas, como por
ejemplo la de Stonehenge. La arquitectura religiosa o funeraria de Egipto usa el mismo sistema:
inmensas salas hipóstilas, salas de enormes columnas que encierran el espacio entre muros e
inmensos bloques de piedra como dinteles.

PARTE 2

Los mesopotámicos construian templos con muros exteriores de ladrillo y tejados planos sobre
vigas o dinteles de madera. Las mezquitas musulmanas o los palacios persas también desarrollan
una arquitectura adintelada, en la que un muro y un bosque de columnas de piedra dominan el
espacio vacío. En la arquitectura griega el espacio interior se resuelve como una gran sala
rectangular de techo plano sostenido por líneas de columnas regularmente dispuestas. Se
preocupan de conseguir una organización armoniosa y racional del cerramiento. Las columnatas
de los distintos órdenes: jónico, dórico y corintio conforman las fachadas y sustentan grandes
dinteles de piedra bajo triglifos y metopas, y sobre ellos suele haber frontones y cornisas
esculpidos.
Ya con el imperio romano llega la arquitectura abovedada como una nueva fórmula para cubrir los
espacios. Aparecen el arco, la bóveda y la cúpula, que hacen olvidar las estructuras horizontales de
madera o de piedra, y por eso se pueden construir edificios mucho más grandes. Se crean espacios
interiores diáfanos, cada vez más grandes y liberados de los gruesos paramentos por la apertura
de grandes vanos que sirven de iluminación. Todo ello se cubre con superficies cóncavas situadas a
gran altura, bóvedas y cúpulas cuyo punto focal se encuentra en el interior de la estructura y no en
el exterior. Se usan en la construcción sillares, ladrillo u hormigones a base de morteros. Ejemplo
de cúpula es el Panteón de Roma ., que tiene un diámetro de 43,50 metros e igual altura. Es un
enorme recinto circular con gruesos muros de ladrillo para soportar los empujes horizontales, y
sobre ellos se levanta la inmensa cúpula construida por sucesivos vuelos de placas de hormigones
aligerados con árido de piedra pómez. Las bóvedas paralelas permiten la elevación de varias
plantas sobre arquerías con un reparto de esfuerzos en pirámide, como es el caso del Coliseo de
Roma o la basílica de Constantino, que consta de una gran nave central cubierta por bóveda
semicircular y naves laterales con bóvedas perpendiculares a la principal para absorber los
empujes horizontales, por lo cual la gran bóveda central solo necesita como apoyos verticales unas
columnas adosadas reducidas a pilastras. La arquería posibilita equilibrar los empujes horizontales
reduciendo los esfuerzos a verticales en las fachadas o en los espacios interiores, casi libres de
estructura vertical, con enormes superficies donde el vacío domina el paramento macizo.
Permiten también salvar
grandes luces con estructuras conformadas por elementos portantes de secciones reducidas,
como sucede en los acueductos, tales como el de Nimes o el de Segovia.
Los romanos son maestros en la construcción de arcos, bóvedas y cúpulas y abrieron nuevas
posibilidades espaciales que permitieron evolucionar la arquitectura durante la Edad Media. En el
período románico se universaliza la sustitución de las armaduras de madera por bóvedas corridas,
semicirculares o de medio cañón sobre las naves, y se adopta el arco de medio punto para las
arquerías y huecos de las fachadas. Se usan de manera masiva elementos que trabajan a
contrapresión.

PARTE 3

El estilo gótico no hace sino usar y desarrollar las anteriores soluciones. En esta estructura la base
es la concentración de los esfuerzos de las cubiertas en puntos concretos, mientras que en el
románico el peso de las bóvedas se repartía a lo largo de los muros sustentantes. El gótico usa las
bóvedas nervadas que permiten liberar los muros y hacer grandes ventanales.

En el Renacimiento reaparece la arquitectura clásica y se estudian de nuevo las reglas de Vitrubio.


Se enfatizan las ideas modulares, las ideas de proporción y simetría, y se resucitan los órdenes
clásicos. Palladio, Alberti, Serlio o Vignola son los teóricos del momento. Nacen arquitecturas
horizontales, centradas y simétricas, que se resuelven mediante soluciones arquitrabadas o
adinteladas, con superposición de arquerías de Tema I. Técnicas y medios artísticos. María Isabel
Espiñeira Castelos. UNED curso 2011-12 16 distintos órdenes y cubriciones planas de madera. Las
cúpulas se usan para cubrir los espacios centrales de las plantas o los cruceros de las iglesias.
Podemos poner como ejemplo la de Brunelleschi en Santa María dei Fiori.
El Barroco utiliza los mismos elementos y lenguaje de la época renacentista, básicamente. El
desarrollo de la decoración se centró en el tratamiento de los yesos, estucos, pinturas, azulejos o
trabajos de labrado de piedra y sillerías. Los muros de carga, arquerías o sucesiones de pilares,
resueltos con lenguaje clásico, soportan techos planos de madera o cúpulas, y perviven hasta la
aparición de los materiales modernos, tales como acero, hormigón…

Los efectos de la revolución industrial se dejan sentir en la utilización de nuevos materiales como
el hierro fundido o el hormigón, y en el desarrollo de nuevas edificaciones que pretenden dar
salida a las nuevas necesidades de la población. Aparecen nuevas tipologías como fábricas,
bibliotecas, museos…además de otras tipologías que evolucionan como los hospitales, cárceles,
manicomios, mercados o galerías comerciales. En el siglo XIX, cuando aparecen los altos hornos,
aparece el hierro fundido y cambian las estructuras portantes de los edificios, al posibilitar salvar
grandes vanos con piezas rectas, lo cual permite el racionalismo constructivo. Cuando se
descubren los cementos artificiales ya no existen limitaciones en el diseño de las estructuras.
En el siglo XVIII aparece el hierro fundido. Aunque era un material conocido desde la Prehistoria,
apenas se había usado en construcción. El mismo Alberti recomendaba en el Renacimiento usar
materiales en su estado natural, como la piedra. Miguel Ángel empleó el hierro en zunchos para
ensamblar la cúpula de San Pedro del Vaticano, aunque se tratase tan sólo de simples elementos
de trabazón. El hecho de que apenas se haya usado el hierro en construcción se debe a que era
costoso construir con él y era poco resistente a algunos cambios atmosféricos. La revolución
industrial vendría a cambiar todo esto. El primer efecto de la industrialización fue la extensión del
uso del ladrillo, aunque la auténtica revolución fue el hierro. Las primeras estructuras metálicas
complejas se montan a mediados del siglo XIX..

PARTE 4

El vidrio es un mineral que se obtiene por la fusión a altas temperaturas de una mezcla de arena y
carbonato sódico o potásico, con pequeñas cantidades de carbonato cálcico, magnesio, aluminio.
Se modela caliente cuando la pasta está fluida y desde el siglo XV se llamó cristal al producto más
transparente y puro. Al principio su uso
se limitaba a la creación de piezas artísticas, pero en el siglo XIX se incorpora a la construcción.
Poco a poco van aumentando los vanos en los edificios hasta llegar a la construcción de muros de
cristal. El vidrio plano es el usado en vidrieras y aparece por primera vez en la ciudad de Pompeya.
Se trabajaba con la técnica del soplado, estirándolo con pinzas, o con la llamada corona de vidrio,
que consiste en hacer rotar una burbuja de vidrio soplado hasta lograr una placa delgada en forma
de disco. El problema era que se conseguía un vidrio de escasa calidad. En el siglo XVII se logró una
nueva técnica de elaboración de vidrio, que se vertía fundido sobre un molde y se aplanaba con un
rodillo metálico para luego pulirlo con arena de cuarzo. Su uso en arquitectura se hizo decisivo
porque posibilitó el desarrollo de los vanos en fachadas y la mejora de los sistemas de aireamiento
y luminosidad de interiores. En el siglo XIX los procesos industriales de fabricación aumentan su
calidad, transparencia y dimensiones. En construcción son decisivos a este efecto Paxton y Turner,
con sus invernaderos de cristal. La construcción de pabellones de cristal en las diferentes
exposiciones universales o el desarrollo de los rascacielos afianzó la técnica del vidrio, mientras
que las tesis de Paul Scheerbart en Arquitectura de Cristal establecen las bases teóricas de un
nuevo lenguaje arquitectónico. Los paramentos se convierten ahora en “muros cortina” apoyados
en estructuras de hierro y hormigón. El uso del cristal ha cambiado el concepto arquitectónico y la
relación interior- exterior.

El hierro fundido se desarrolló de manera notable y a finales del siglo XIX se produjo un
descubrimiento trascendental, el acero, producto elástico y muy resistente, que deja atrás al
hierro fundido. El hormigón aparecerá en 1849, descubierto por Monnier, aunque no se aplica en
arquitectura hasta 1883. El estupendo comportamiento a flexión de los aceros hace que este
material sustituya a todos los conocidos hasta el momento. Ya no existen limitaciones en el diseño
de estructuras, tanto verticales como horizontales, y se construyen edificios de alturas
imponentes, al tiempo que se salvan vanos con luces rectas, lo que da lugar a interiores de
grandes dimensiones, libres de estructuras.

El cemento artificial es obtenido por calcinación hasta el punto de fusión de mezclas de calizas y
arcillas con clinker, compuesto vitrificado de silicatos, aluminatos, ferritos, cal, magnesia…Estos
cementos conservan el nombre de Portland, el lugar donde se prepararon por primera vez. El
tiempo de fraguado varía entre una y doce horas. Los morteros y pastas de cemento artificial han
sustituido a los conglomerantes históricos anteriores. Aunque el hormigón es el compuesto que ha
hecho

posible el desarrollo sin límites de la construcción. El comportamiento del hormigón después de su


fraguado es similar al de las piedras naturales. Dentro de los hormigones están: o Los hormigones
en masa, que reúnen los componentes usuales del hormigón y se conocen con el nombre de
normales cuando el árido tiene una granulometría continua, ciclópeos cuando se le mezcla con
mampuestos de gran tamaño, aligerados cuando se obtienen con áridos como la piedra pómez. o
Los hormigones armados están formados por la inclusión de armaduras metálicas, de aceros de
resistencia normal, en su masa, destinadas a absorber los esfuerzos a tracción provocados por
necesidad de esfuerzos de flexión. El descubrimiento del hormigón armado dio lugar a una
enorme cantidad de investigaciones arquitectónicas, la primera de los cuales son los rascacielos de
las ciudades americanas. Estos edificios cambian el concepto tradicional de vivienda y se impone la
masificación.

Con el nuevo siglo llega la Escuela de Chicago, que en la nueva tipología del rascacielos logra la
combinación perfecta entre la mampostería de piedra en la fachada y la estructura interna de
hierro. El acero se convirtió en el esqueleto de los edificios, que se levanta rápidamente y sobre él
se dispone el cerramiento. Con esto se soluciona tanto la escasez de terreno de las ciudades como
de tiempo. La arquitectura del siglo XX imprime las líneas definitivas de su posterior desarrollo.
Establece el desarrollo sin límites de la potencia estructural de las edificaciones y consolida el
racionalismo arquitectónico.

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