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Érase una vez un alcaraván que hacía su nido en lo alto de un pino. Allí ponía sus
huevos y allí criaba a sus pollitos. Pero una zorra que lo vio quiso aprovecharse de
la ignorancia del alcaraván y le decía:
—¡Alcaraván, échame un hijito, que si no te corto el pino con mi rabito!
Al alcaraván le daba mucha pena tener que darle un pollito a la zorra para salvar
el resto del nido. Pero la zorra insistía y le volvía a decir:
—¡Alcaraván, échame un hijito, que si no te corto el pino con mi rabito! —y añadía:
—¡Alcaraván comí! ¡A la una! ¡Alcaraván comí! ¡A las dos! ¡Alcaraván comí! ¡A las
tres! — y a la de tres el alcaraván tenía que echarle uno de sus hijitos.
Al poco tiempo, la zorra volvía con las mismas:
—¡Alcaraván, échame un hijito, que si no te corto el pino con mi rabito! ¡Alcaraván
comí! ¡A la una! ¡Alcaraván comí! ¡A las dos! ¡Alcaraván comí! ¡A las tres!
Y el pobre alcaraván le tenía que echar otro hijito, y así se estaba quedando sin
hijitos.
Esto se repetía año tras año.
Hasta que un día pasó por allí un búho y al ver al alcaraván llorando le preguntó:
—¿Por qué lloras, alcaraván?
Y el alcaraván le contestó:
—Lloro porque todos mis hijitos se los ha comido la zorra, porque me dice que si
no la echo un hijito me cortará el pino con su rabito y así la he ido dando cada uno
de mis hijitos y así cada año. Y siempre me quedo sin ningún pollito en el nido.
Entonces el búho le dijo:
—¿Pero cómo crees eso? Es una mentira, la zorra no puede cortar el pino con el
rabo, eso sólo lo puede hacer el leñador con su hacha.
Entonces cuando volvió la zorra a pedirle un hijito diciendo:
—¡Alcaraván, échame un hijito que si no te corto el pino con mi rabito! ¡Alcaraván
comí!...
Entonces el alcaraván, que ya estaba avisado por el búho, no le dejó terminar y
contestó:
—¡A otro tonto, pero no a mí!
Lindo el Oasis,
que hay en La Fragua,
por donde pasa
cerquita el tren;
el agua es fresca como el Motagua,
como los baños
de Pasabién.
Bellas mujeres
en Estanzuela,
como las tiene
Teculután,
son muy hermosas las de Río Hondo
y nada envidian
las de Gualán.
Como recuerdo,
a mi Zacapa,
sus lindas calles y su estación,
en donde vive
mi novia guapa,
a la que quiero de corazón.
Soy de Zacapa,
tierra caliente
en donde sale primero el sol,
por esto tengo
la sangre ardiente
como las notas
de mi canción.
Lindo el oasis,
que hay en la Fragua
por donde pasa
cerquita el tren,
el agua es fresca como el Motagua,
como los baños de
Pasabién.