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El Canto Llano

Desde los primeros días del cristianismo, el canto ha sido una parte
fundamental de la adoración. El canto llano, o «cantus planus» en latín, es
una de las primeras formas registradas de música religiosa. Poco después
del establecimiento de la iglesia católica, se cayó en cuenta de que cada lugar
tenía composiciones diferentes y de estilo propio, por lo que
aproximadamente para el siglo VIII, en un intento por unificar la liturgia de la
iglesia, Gregorio Magno escribió él mismo los cantos y los repartió para que
todos siguieran el mismo canon. Por lo tanto, no todos los cantos llanos se
pueden denominar «Gregorianos» ya que éstos fueron escritos por el papa
Gregorio directamente.

El problema de la notación
Durante este tiempo se tenían escritas las letras de los cantos, pero al no
existir forma alguna de notación musical no se podían enseñar las melodías
de manera cómoda, dependiendo de la memoria y limitando la proliferación
de los cantos. Para el siglo X, se comenzó a utilizar un tipo de notación
primitiva llamada «Notación Neumática», la cual señalaba el numero de notas
por sílaba, y los gestos musicales como el cambio ascendente o descendente
de la altura, sin mostrar específicamente la nota o la duración de la misma.
Sin embargo, estos solo podían ser usados retrospectivamente ya que se
necesitaba de un conocimiento previo de la melodía para poder ejecutarse.
La solución llegó tiempo después. Durante el siglo XI un monje benedictino
italiano llamado Guido D’Arezzo propuso la utilización de un bigrama
compuesto de dos líneas horizontales paralelas el cual señalaba las notas C
(Do) y F (Fa) ubicando los semitonos y dando a entender que la notación que
se encontraba en medio de estas
tenía por significado los tonos
enteros. Dando la opción así de
leer la música con la información
necesaria para ejecutarse sin
tener que memorizarla con
antelación. Cabe destacar que la creación de Guido D’Arezzo fue la
antecesora de la notación musical y el pentagrama que se maneja hoy en día.
La Polifonía y el canto llano
La música durante los inicios de la era medieval se caracterizaba por el
uso de texturas monódicas, pero se tienen registros del uso de las primeras
formas de polifonía que datan de la segunda mitad del siglo IX, las cuales no
son interpretables ya que se hicieron antes de la intervención de D’Arezzo.
Con el objetivo de embellecer la liturgia de la iglesia, los compositores
empezaron a experimentar superponiendo voces en una armonía básica
consistente en intervalos de quintas, octavas y cuartas provocando la
creación de la polifonía, esto requirió del uso preciso del ritmo para poder
ejecutar satisfactoriamente los cantos, dando origen al «cantus mensurabilis»
y al «Organum» como forma musical. Esta forma musical fue llevada a su
auge aproximadamente entre los siglos XI y XII en la famosa Escuela de
Notre Dame en Francia, en donde los compositores Leonin y Perotin se
encargaron de desarrollar el trabajo polifónico.
Leonin se encargó de desarrollar el organum, el cual consistía en la
creación de una melodía contrapuntante de un canto escrito; y Perotin del
motete, considerado la forma más importante de polifonía de la edad media
tardía y el renacimiento, este formaba nuevos cantos por medio del desarrollo
melódico de motivos de cantos previos, creando una melodía basada en los
cantos anteriores, pero incluyendo un nuevo texto para la música.

Angel Contreras CI:28098156. Contrapunto I. Semestre II. Lic. En Música. UCLA

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