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¿Cómo evolucionaron todos estos mecanismos que hoy nos parecen tan
naturales? Charles Darwin, en su libro sobre la descendencia del hombre, aborda
este problema comparando la complejidad de las emociones, la capacidad mental,
la inteligencia y los instintos del hombre y otros animales, y entre grupos humanos
de diferentes partes del mundo. Darwin trataba de demostrar que los caracteres
del hombre provenían en gran medida de sus ancestros y que estos cambios se
dieron de manera gradual a lo largo de la historia evolutiva del hombre.
De acuerdo con Leslie C. Aiello y Peter Wheeler, dos científicos ingleses, hay dos
periodos en los que el cerebro se expande de manera importante, uno que
coincide con la aparición de las primeras especies del género Homo (hace
aproximadamente 2 millones de años), y el segundo periodo cuando aparece el
Homo sapiens y el cerebro alcanza la talla actual. Estos científicos proponen que
el crecimiento del tamaño cerebral tiene una relación importante con la capacidad
de ingerir alimentos de alta calidad. Es de esperarse que una especie del género
Homo cuyo cerebro sea mayor en relación con el cuerpo, desarrolle estrategias de
alimentación de mejor calidad que las de un australopiteco.
Los hallazgos del médico francés Paúl Broca (1.824-1.880) sobre localización
cerebral del centro de control del habla en el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo
condujeron a singulares adelantos investigativos, aún cuando en su momento fue
muy incomprendido hoy se ha comprobado su localización en la llamada área de
Broca.
VerLee en 1986 (citada por Ruiz Bolívar, 2.000) es proclive a la idea de que la
fundamental diferencia a los dos hemisferios cerebrales, en lo que corresponde a
las funciones que realizan, es su estilo de procesamiento de información. Al
respecto, la autora aclara que el hecho de que el estilo de procesamiento del
hemisferio izquierdo sea más eficiente cuando trata de un tipo de información
temporalmente organizada (como el lenguaje) no significa que el lenguaje este
situado en el lado izquierdo del cerebro. Por otra parte también señala que el
pensamiento viso-espacial no radica en el hemisferio derecho, sino que éste se
especializa en una modalidad de proceso que percibe y construye pautas; en
consecuencia, es más eficiente en las tareas viso-espaciales.
Ya andaba enterado de el concepto del cerebro triuno (que dicho sea de paso lo
comparto actualmente) leyendo a Carl Sagan, un científico bastante dedicado a
acercar la ciencia a la humanidad y de promover conceptos como la buena
convivencia con nuestros semejantes y con el planeta que nos acoge.
Como introducción les diré que tomando en cuenta la evolución de las especies,
Paul Mclean observa que tal como un árbol con el tiempo añade capa sobre capa
de corteza, el cerebro ha ido añadiendo capas a lo largo de la evolución que va
(generalizando) desde los reptiles hasta el ser humano.
Ubica además físicamente las áreas del cerebro típicas de un reptil dentro de la
zona mas baja del cerebro humano, contando esta con zonas de desarrollo
características de un reptil. Luego ubica la de los mamíferos y al final la de los
seres humanos.
Paul McLean, creador del modelo del cerebro triuno, descubre tres estructuras o
sistemas cerebrales: reptil o básico, límbico y neocortex; cada uno es distinto en
su estructura física y química, procesan la información que reciben según su
propia modalidad.
Todos los sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, son igualmente
importantes, pero por sus funciones especiales, unos son más necesarios que
otros.
Sin el sentido del tacto una persona no podría sobrevivir, al evitar que la piel
mande al cerebro noticias sobre temperaturas, formas y consistencias de objetos,
piquetes y mordidas de animales y otras sensaciones importantes, el cerebro no
podría mandar instrucciones para que se activen las defensas y se reparen los
tejidos dañados.
El oído. Los sonidos llegan al cerebro después de viajar por el oído y llegar al
nervio auditivo y bulbo raquídeo en donde pasan por estaciones repetidoras que
transmiten los sonidos a la corteza auditiva que registra los impulsos sonoros de
ambos oídos.
Todas las ondas sonoras llegan a la corteza auditiva, los ruidos, o sea los sonidos
desordenados, son interpretados en el área del cerebro llamada Wernicke. Los
sonidos son la base de nuestro lenguaje, las palabras son formadas en el área de
Broca que se localiza debajo del lóbulo frontal.
El gusto. Funciona cuando algún alimento u objeto activa las papilas gustativas
que están conectadas a numerosos nervios que llevan la señal hasta el cerebro. Si
lo que probamos no nos gusta o está echado a perder, el cerebro reacciona y
manda instrucciones para protegernos, una de ellas es la náusea o el vómito.
El tacto. El sentido del tacto, manda primero sus sensaciones hacia la médula
espinal, si ella puede arreglar el problema lo hace y si no, transfiere la orden al
cerebro para que éste a su vez, mande la instrucción adecuada para que la piel se
repare o el dolor se calme.
• Al cuerpo: somáticas;
• Al comportamiento; conductuales.
Acaban afectándose unas a otras, pero las reacciones emocionales son las más
importantes; de hecho, más de una vez, se ha llamado estrés a lo que no son sino
las emociones que lo acompañan.