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Dentro de las formas de reducir el capital social en una sociedad aonia, la amortización
de acciones es uno de los procedimientos reconocidos por la ley. Consiste esta en la
cancelación de un cierto número de acciones que pierden su calidad de títulos
representativos de partes del capital; pagándole al socio que sufre la amortización, el
valor contable de la misma. Para amortizar una acción es requisito indispensable que
esté totalmente pagada, ya que como se dijo, es una reducción del capital. El
procedimiento puede estar previsto en la escritura y constar en los títulos o bien
acordarse en una asamblea general, en cuyo caso deberá hacerse un sorteo ante
notario, para establecer que socio sufrirá la amortización.
Ahora bien, como el socio a quien se le amortizaron las acciones, sobre todo cuando es
por sorteo, no debe quedar eliminado absolutamente de los beneficios económicos que
reporta la gestión económica de la empresa, la ley ha previsto que puede acordarse de
que se le extienda un título llamado “certificado de goce”. Este certificado es un sustituto
de la acción y confiere únicamente derecho a obtener dividendos y cuota de liquidación,
derechos que pueden satisfacerse después de que se hayan cubierto los de las acciones
no amortizadas. Los derechos de voto y de suscripción preferente no se adquieren con
los certificados de goce.
BONOS DE FUNDADOR
Para estimular y reconocer la labor de los socios que organizan y fundan una sociedad
anónima, se han establecido los llamados “bonos de fundador”, o sea aquellos títulos
que se le extienden, como la palabra lo dice, a los socios fundadores. Este documento
da derecho a percibir un dividendo no mayor al diez por ciento de las utilidades netas
anuales y por un plazo que no exceda de diez años, limitación que se establece para no
colocar a los socios fundadores en una posición de permanente privilegio. Este dividendo
solo puede cubrirse después de haber pagado a los socios un dividendo solo puede
cubrirse lo menos, sobre el valor nominal de sus acciones. El bono de fundador también
debe emitirse en forma nominativa y literalmente deberá contener:
1. La expresión certificada o bono de fundador, con caracteres visibles.
2. La denominación, domicilio, duración, capital de la sociedad y fecha de
constitución,
3. El numero ordinal del bono y la indicación del número que se han emitido.
4. La participación que corresponda al bono y el tiempo durante el cual deba ser
pagada.
5. Firma de los administradores.
CUPONES
Con el objeto de facilitar el pago de los dividendos, las acciones pueden emitirse llevando
adheridos cupones separables del título principal. Es un documento accesorio que se
desprende de la acción y se entregan a la sociedad contra el pago de los dividendos.
Viene a ser el cupón una especie de recibo y es accesorio al documento principal, de
manera que, a nuestro juicio, también debe ser nominativo, observando el principio
jurídico de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal.
EL ORGANO DE SOBERANIA:
ASAMBLEA DE ACCIONISTAS
En la sociedad anónima el órgano de soberanía se le denomina “asamblea”. Se entiende
por asamblea la reunión de los socios conforme las normas específicas del Código de
Comercio y las hayan establecido en el contrato social. Por consiguiente, no cualquier
reunión de los socios puede considerársele asamblea. Existe únicamente cuando se
reúnen mediante una convocatoria previa, con un quorum especifico, se discute sobre
una agenda preestablecida y en el lugar que constituye la sede social. La única excepción
a este procedimiento se da en la llamada “asamblea totalitaria”, en la que como veremos
más adelante, no son necesarios algunos requisitos de los anteriormente señalados.
En la actualidad se observa que la practica mercantil, así como la legislación, han ido
debilitando las facultades de la asamblea y fortalecimiento las de la administración. Este
fenómeno fue ya notorio en la ley alemana de sociedades anónimas en 1937 y en la
francesa de 1940, en las que se da un desplazamiento del poder de decisión
perteneciente por tradición al propietario del capital, a la esfera de los administradores.
Pero, en nuestro derecho podemos seguir considerando a la asamblea como el órgano
supremo de la sociedad.
CLASES DE ASAMBLEAS
Las asambleas se clasifican atendiendo diferentes aspectos. Así, por ejemplo, si se toma
en cuenta el momento en que se celebra, en relación al plazo, resulta que puede hablarse
de las siguientes:
La clasificación anterior tiene interés teórico. Por eso es más corriente la siguiente:
a) Asamblea general ordinaria: esta asamblea es la que se celebra por lo menos una
vez al año, luego que se hayan practicado las operaciones contables que delimiten
el ejercicio social. Su finalidad, conforme el artículo 134 del Código de Comercio,
es la de conocer todos aquellos temas que son propios de la vida “ordinaria” de la
empresa: nombrar administradores, enterarse de los negocios sociales, aprobar
el reparto de dividendos y, en términos generales, resolver todo asunto que, por
su carácter no especial, hacen que la persona jurídica no se vea afectada en su
estructura;
b) Asamblea general extraordinaria: se celebra en cualquier tiempo y sus
resoluciones, generalmente, afectan la existencia jurídica de la sociedad. Por
ejemplo, si se va a aumentar el capital, si se va a transformar o a fusionarla
sociedad, es natural que se modifica la estructura original de la sociedad; y por
eso, estos temas son propios de la asamblea general extraordinaria, la que se
puede celebrar en cualquier tiempo por la naturaleza ocasional de los hechos en
que ella se trata. El artículo 135 del Código de Comercio, establece que es esta
asamblea se puede resolver:
i. Modificación de la escritura, incluyendo aumento o reducción de capital y
prórroga del plazo;
ii. Creación de acciones de voto limitado o preferentes, así como la emisión
de obligaciones sociales o debentures;
iii. Aumento o disminución del valor nominal de las acciones; y,
iv. Otros asuntos que la ley o el contrato le asignen a esta asamblea;
Artículo 156: Asamblea Totalitaria. Toda asamblea podrá reunirse en cualquier tiempo
in necesidad de convocatoria previa, si concurrieren la totalidad de los accionistas
que correspondan al asunto que se tratará, siempre que ningún accionista se
opusiere a celebrarla y que la agenda se aprobada por unanimidad.
Al decir “toda asamblea”, se estará indicando que puede haber tres clases de
asambleas totalitarias: ordinaria totalitaria, extraordinaria totalitaria y especial
totalitaria, dependiendo cada una del asunto que se va a tratar para exigir un quorum
especifico. Por ejemplo, si se va nombrar un administrador, como es asunto de una
ordinaria, se necesitará la totalidad de socios necesarios para celebrar una ordinaria;
y si se tratara de modificar la escritura, necesitaría el quorum total de una
extraordinaria. Otras legislaciones en cambio, si bien permiten esa asamblea, su
celebración está condicionada a que este representando todo el capital. Es decir, que
no pueden decir el asunto a tratar, si no encuentran reunidos todos los representantes
o propietarios del capital social, que en nuestro medio sería el capital suscrito.
a) Convocatoria: para considerar que una asamblea funciona legalmente, deberá ser
convocada con no menos de quince días de anticipación a la fecha de su
celebración, lo que se hace mediante avisos que se publican por dos veces en el
Diario Oficial y en otro de mayor circulación. Al socio, en vista de sus acciones
son necesariamente nominativos, debe comunicársele por correo certificado la
celebración de la asamblea, mediante nota que contenga los mismos requisitos
del aviso de prensa, y que conforme el artículo 138 del Código de Comercio son
los siguientes:
i. Nombre de la sociedad en caracteres tipográficos notorios. En este caso la
ley se refiere a la denominación y no al nombre comercial;
ii. Lugar, hora y fecha de la reunión;
iii. Indicación de la asamblea a celebrar (ordinaria, extraordinaria o especial);
iv. Requisites para poder particular.
¿Qué son las asambleas por segunda convocatoria? La ley no las regula expresamente,
pero remite al contrato la posibilidad de que puedan realizarse. Sucede, por ejemplo, que
a la primera audiencia en que se celebrará la asamblea, no concurre el quórum
necesario; y podría ocurrir que, fijando una nueva oportunidad, tampoco se reuniera el
quórum necesario; tornándose difícil llevarla a cabo. Para resolver este problema, en los
avisos de convocatoria suele decirse que, si por falta de quórum no se celebra la sesión
en la fecha y hora inicialmente indicadas, se realizarán otras que en el mismo aviso se
señalan, con los socios que asistan a la misma. Esta última sería por segunda
convocatoria y viene a resolver un problema que puede presentarse en aquellas
entidades o sociedades de innumerable cantidad de socios, tal el caso del Banco de los
Trabajadores de Guatemala. En este aspecto, a nuestro juicio, la ley adolece de un
defecto, pues la posibilidad de celebrar asamblea de segunda convocatoria, solo se da
si el contrato social lo permite. ¿Y si existe silencio contractual? La ley debió salirse al
paso a este posible problema y establecer la facultad de la autoridad que convoque, a
señalar asamblea por segunda convocatoria, para realizarse con los socios que asistan,
siempre que la ley no requiera un quórum específico para el asunto a tratar, como sucede
con la modificación del capital. Una futura reforma al Código de Comercio, debiera
contemplar esta sugerencia.
e) Otros actos preparatorios: durante los quince días anteriores a la asamblea debe
ponerse a la vista de los socios toda la documentación que sea necesaria al
respecto de los que se discutirá en la asamblea. La documentación en referencia
se encuentra designada en el artículo 145 del Código de Comercio y se refiere al
balance general del ejercicio social y su correspondiente estado de pérdidas y
ganancias, al proyecto de distribución de utilidades, a la memoria de labores de la
administración, al libro de actas. Además, si se trata de una asamblea general
extraordinaria, deberá explicarse a los socios los motivos que han originado el
asunto que se discutirá. Es importante hacer notar que cualquier omisión de estas
formalidades procedimentales, da como resultado la irregularidad de la asamblea
y se puede discutir judicialmente la validez de las resoluciones.
ASAMBLEA ORDINARIA
Si la sociedad tiene 500 acciones con derecho a voto, se necesitarán 250 para iniciar la
sesión y 126 para votar o tomar una resolución con plena validez. Puede suceder que el
quórum de presencia se desintegre, entonces, la sesión puede continuar, pero los
acuerdos deben toarse por la mayoría según el quórum con que se inició la asamblea.
Por ejemplo, si la sesión se inició con la representación de 400 acciones, la mayoría
simple para votar sería 201, en el supuesto de que se desintegrará, tendrán que estar
representadas estas 201 acciones para tomar acuerdos válidos.