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El signo lingüístico no vincula un nombre con una ‘cosa’ sino un concepto con una imagen
acústica
Saussure propone dejar de lado el estudio del lenguaje desde una perspectiva histórica
(filología) y analizarlo desde el punto de vista estructural.
el enfoque de Saussure, sostiene que todas las palabras tienen un componente material (una
imagen acústica) al que denominó significante y un componente mental referida a la idea o
concepto representada por el signifícate al que denominó significado. Signifícate y
significado conforman un signo.
Este acto supone por lo menos dos individuos: es el mínimum exigible para que el circuito sea
completo. Sean, pues, dos personas, A y B, en conversación:
El punto de partida del circuito está en el cerebro de uno de ellos, por ejemplo, en el de A,
donde los hechos de conciencia, que llamaremos conceptos, se hallan asociados con las
representaciones de los signos lingüísticos o imágenes acústicas que sirven a su expresión.
Supongamos que un concepto dado desencadena en el cerebro una imagen acústica
correspondiente: éste es un fenómeno enteramente psíquico, seguido a su vez de un
proceso fisiológico: el cerebro transmite a los órganos de la fonación un impulso correlativo a
la imagen; luego las ondas sonoras se propagan de la boca de A al oído de B: proceso
puramente físico. A continuación el circuito sigue en B un orden inverso: del oído al cerebro,
transmisión fisiológica de la imagen acústica; en el cerebro, asociación psíquica de esta
imagen con el concepto correspondiente. Si B habla a su vez, este nuevo acto seguirá —de su
cerebro al de A— exactamente la misma marcha que el primero y pasará por las mismas fases
sucesivas que representamos con el siguiente esquema:
b) en una parte psíquica y una parte no psíquica, incluyéndose en la segunda tanto los hechos
fisiológicos de que son asiento los órganos, como los hechos físicos exteriores al individuo;
c) en una parte activa y una parte pasiva: es activo todo lo que va del
Centro de asociación de uno de los sujetos al oído del otro sujeto, y pasivo
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Por último, en la parte psíquica localizada en el cerebro se puede llamar ejecutivo todo lo que
es activo (c -> i) y receptivo todo lo que es pasivo (i -> c).
El signo lingüístico une un concepto y una imagen acústica. La imagen acústica no es el sonido
material, cosa puramente física, sino su huella psíquica, la representación que de él nos da el
testimonio de nuestros sentidos; esa imagen es sensorial, y si llegamos a llamarla «material»
es solamente en este sentido y por oposición al otro término de la asociación, el concepto,
generalmente más abstracto.
El signo lingüístico es, pues, una entidad psíquica de dos caras, que puede representarse por la
siguiente figura:
Estos dos elementos están íntimamente unidos y se reclaman recíprocamente. Ya sea que
busquemos el sentido de la palabra latina arbor o la palabra con que el latín designa el
concepto de 'árbol', es evidente que las vinculaciones consagradas por la lengua son las únicas
que nos aparecen conformes con la realidad, y descartamos cualquier otra que se pudiera
imaginar.
Esta definición plantea una importante cuestión de terminología. Llamamos signo a la
combinación del concepto y de la imagen acústica: pero en el uso corriente este término
designa generalmente la imagen acústica sola, por ejemplo una palabra (arbor, etc.).
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6. ¿Qué quiere decir que el signo es arbitrario, lineal, inmutuable y mutuable?
El lazo que une el significante al significado es arbitrario, porque reside en el hecho que las
distintas lenguas desarrollaron diferentes signos, esto es, diferentes vínculos entre
significantes y significados; de otra forma, sólo una lengua existiría en el mundo. Ahora bien,
es claro que esta conexión no es arbitraria para quienes usan una misma lengua, porque si
esto fuera así, los significados no serían estables y desaparecería la posibilidad de
comunicación.
El principio de arbitrariedad opera en forma conjunta con el segundo principio que afirma que
el significante siempre es lineal. Lo que significa que los sonidos de los cuales se componen los
significantes, dependen de una secuencia temporal.
Sincrónica: (syncronos, al mismo tiempo) Examina las relaciones entre los elementos
coexistentes de la lengua con independencia de cualquier factor temporal. Permite describir el
estado del sistema lingüístico, siendo esta descripción abarcativa de la totalidad de los
elementos interactuantes en la lengua.
Para el lingüista que apunta a realizar una descripción completa de un lenguaje determinado,
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el análisis diacrónico y sincrónico, aunque esto no sea neceario para una comunidad
lingüística. Esto significa que cuando se verbaliza el sistema de una lengua, solo intervienen
elementos sincrónicos puesto que nadie necesita conocer la historia de una lengua para hacer
uso de ella. Por otra parte, los factores diacrónicos no alteran al sistema como tal. Para
explicar este punto, Saussure recurre a una metáfora planetaria, diciendo que si un planeta del
sistema solar cambiara de peso y tamaño, tales cambios alterarían el equilibrio del conjunto en
su totalidad, aunque de todas formas, el sistema solar, seguiría siendo un conjunto.
Si bien los hechos sincrónicos y diacrónicos son autónomos, existe una relación de
interdependencia entre ambos. No es posible conocer el estado de una lengua si no
analizamos los cambios que sufrió.
Saussure dirá que el funcionamiento de una lengua es como el ajedrez. El ajedrez es, como el
lenguaje, un grupo de valores diferentes que en conjunto, conforman un sistema completo.
Las piezas del ajedrez interactuan igual que los elementos de un lenguaje en estado sincrónico.
Cuando una pieza se mueve, el efecto es similar a un cambio lingüístico y este le incumbe al
análisis diacrónico. Aunque el movimiento sea tan solo el de una pieza, este movimiento
afectará a todo el sistema en su totalidad. El estado del tablero ha cambiado: es uno antes de
la jugada, y se transforma en otro después, pero la movida, en sí misma, no pertenece a
ninguno de esos dos estados (porque los estados son sincrónicos).
La lingüística sincrónica se ocupa de relaciones lógicas y psicológicas que vinculan los términos
que coexisten en un sistema, la lingüística diacrónica se ocupa de términos que se reemplazan
uno al otro cuando el sistema evoluciona, pero que no forman un sistema.
El lenguaje es un sistema de valores en el sentido en que todo signo lingüístico vincula sonidos
e ideas. Si tal vínculo no existiera, sería imposible separar un pensamiento de otro. Los sonidos
no se diferencian entre sí más que los pensamientos no expresados. La función del lenguaje no
es crear un medio sonoro para expresar el pensamiento sino mediar entre el pensamiento y el
sonido, de modo tal que el vínculo entre ambos dé por resultado unidades que se determinen
mutuamente.
El valor linguistico es la propiedad que tiene una palabra de representar una idea. En la lengua,
cada término o elemento tiene un valor correspondiente por su oposición con los otros
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términos.
Los valores dependen de una convención inmutable: los principios de la semiología. Además
son relativos, ya que la relación entre la idea y el sonido es arbitraria, y son negativos ya que
un signo es lo que no es. Los valores están constituidos por: Algo distinto de cualquier otra
cosa, con la que puede intercambiarse, y cuyo valor debe determinarse. Cosas similares a
aquella cuyo valor se va a determinar. Valor en su aspecto conceptual (significado): el valor de
todo término está determinado por lo que lo rodea. Los va-lores corresponden a conceptos ya
que son referenciales, es decir, que están definidos por sus relaciones con los otros términos
del sistema, teniendo como rasgo esencial ser lo que los otros no son. Un concepto simboliza
la significación que sin los valores determinados por sus diferencias fónicas, que debido a su
arbitrariedad y diferenciación, permiten distinguir esos signos de todos los demás, ya que
poseen significación.
Valor en su aspecto material (significante): lo que importa en la palabra son las diferencias
fónicas, que debido a su arbitrariedad y diferenciación, permiten distinguir esos signos de
todos los demás, ya que poseen la significación.
En la escritura:
1. Los signos de la escritura son arbitrarios: no hay ninguna relación, por ejemplo, entre la
letra t y el sonido que designa.
2. El valor de las letras es puramente negativo y diferencial, así una misma persona puede
escribir t con variantes tales como:
TtTTT
Lo único esencial es que dicho signo no se confunda en sus rasgos con el de la l, el de la d, etc.
SEMIÓTICA
2. En las primeras páginas encontrarán una definición conjunta del signo, la semiosis y la
semiótica?
Un signo, es algo que, para alguien, representa o se refiere a algo en algún aspecto o carácter.
Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente, o, tal vez, un
signo más desarrollado... El signo está en lugar de algo, su objeto… no en todos los aspectos,
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sino sólo con referencia a una suerte de idea, que... he llamado el fundamento del
representamen.
Esta definición implica que existen tres condiciones para que algo sea un signo:
1) Condición necesaria pero no suficiente: el signo debe tener cualidades que sirvan para
distinguirlo.
2) Segunda condición necesaria pero no suficiente: el signo debe tener un objeto, aunque la
relación del representamen con el objeto no basta para hacer de uno el signo de otro. Para ello
es necesario un interpretante.
3) Tercera condición necesaria y suficiente: la relación semiótica debe ser triádica, comportar
un representamen que debe ser reconocido como el signo de un objeto a través de un
interpretante.
Es otro signo, o sea otra representación, que se refiere al mismo objeto que el representamen
y que puede asumir diversas formas:
* La traducción del término a otro de la misma lengua mediante un sinónimo. Por ejemplo,
"remedio" para "medicamento".
* Una asociación emotiva con un valor fijo. Por ejemplo, el interpretante de la palabra "perro"
puede ser "fidelidad".
interpretante final?
El objeto tiene también la naturaleza de un signo, dado que pensamiento y signo son en Peirce
equivalentes.
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A su vez, Peirce distingue en el objeto dos tipos: el objeto inmediato (interior a la semiosis) y el
objeto dinámico (exterior a la semiosis). El Objeto Inmediato, es el Objeto tal como es
representado por el Signo mismo. El Objeto Dinámico es una realidad que tiene una existencia
independiente de la semiosis, pero para que el signo pueda decir algo de él es necesario eme
ya haya sido objeto de semiosis anteriores a partir de las que el intérprete tiene un
conocimiento de dicho objeto, que es, por ello, concebido también como un signo.
En síntesis, el objeto dinámico es el objeto de una Los tres componentes formales de la
semiosis (representamen-objeto-interpretante) son signos
Peirce afirma que el signo representa a su objeto "no en todos los aspectos, sino sólo con
referencia a una suerte de idea", que ha llamado el fundamento del representamen.
Es el fundamento del representamen lo que construye al objeto inmediato, es decir que el
signo instituye al objeto inmediato por medio del fundamento. El fundamento es un
componente del significado del signo, entendido como la suma de rasgos semánticos que
caracterizan su contenido.
10. Examinen detenidamente las cualidades de las tres categorías, a partir de las cuales
pueden ser pensadas las ideas.
Las tres categorías que postula Peirce son tres modos de ser del fanerón, tres maneras en que
el fanerón está presente en la mente. Peirce sostiene que todos los fanerones (o ideas) pueden
ser pensados desde tres categorías: la Primeridad, la Segundidad y la Terceridad.
La categoría de primeridad implica considerar a algo tal como es sin referencia a ninguna otra
cosa; a su vez, la primeridad se vincula con las ideas de libertad, posibilidad, indeterminación,
comienzo, no¬vedad. Peirce da como ejemplo de primero a la cualidad tomada
independientemente de cualquier realización existencial; en tanto tal, es una pura posibilidad
indetermi¬nada. En el signo, el representamen (cualidad) se corresponde con la categoría de
primeridad.
La categoría de segundidad implica considerar a algo tal como es pero en relación con otra
cosa, es decir, establecer una relación diádica que no involucre a una tercera cosa. Peirce
vincula la cate¬goría de segundidad con la idea de existencia y de hecho en bruto. En el signo,
el objeto se correspon¬de con la categoría de la segundidad, la de existencia, pero si nos
limitáramos a la relación diádica entre un primero (el representamen) y un segundo (el objeto)
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nos encontraríamos ante una relación sin regularidad. La categoría de terceridad es la que
hace posible la ley y la regularidad. En el signo, el interpretante se corresponde con la
categoría de terceridad, pues constituye una ley que pone en relación a un primero (el
representamen) con un segundo (el objeto) con el que él mismo está en relación.
11. Revisen todos los tipos de signos que se encuentran en el apartado 1.4 “Los tipos de
signos” desde la, atendiendo a sus definiciones y ejemplificaciones. Hagan especial hincapié
en el ícono, el índice y el símbolo.
12. Concluyan la lectura del texto con la comprensión de los tres tipos lógicos de inferencia.
¿Cómo se corresponden estos con las categorías de primeridad, segundidad y terceridad? El
interpretante, como tercero, incorpora una auténtica rela¬ción triádica, pues establece: a. La
relación del primero (representamen) con el segundo (objeto); b. Su propia relación con el
segundo (objeto); c. El hecho de que la relación entre el primero (representamen) y el segundo
(objeto) es la misma que la del segundo (objeto) con el
Tercero (interpretante).
1. Signos indéxicos
2. Signos caracterizadores
3. Signos universales
La segunda se entiende la ciencia de la relación de los signos con sus intérpretes, con las
personas que utilizan los signos de modo concreto. Le interesa el estudio de los diálogos
conversacionales, los casos que reporta la etnolingüística, los enunciados de los medios
masivos, la relacion con fenómenos psicológicos, biológicos y sociológicos respecto a la función
del signo.
La tercera se ocupa de la relación de los signos con sus designata y, por ello, con los objetos
que pueden denotar o que, de hecho, denotan dos tipos de semántica, una pura y otra
descriptiva. La primera proporciona los términos, los aspectos teóricos para hablar de la
semántica en relación a la semiosis; en cambio, la segunda se ocupa de cuestiones prácticas o
“reales”.
Un signo denota aquello que se afirma en una regla semántica, mientras que la regla en sí
establece las condiciones de designación. Los signos entonces se dividen en esta dimensión
por sus caracterizaciones, así como por sus relaciones de designación en tres:
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1. Índice,
2. Icono y
3. Símbolo.
El origen etimológico de las palabras: Naturaleza (del latín “natura - ae”) y de cultura (también
del latín “cultura” , “cultus-um”), designan dos dimensiones capitales y complementarias de la
vida humana, por un lado la presencia del mundo natural, y por otro, la actividad primordial
del ser humano en contacto con él. Naturaleza y cultura constituyen, pues, un binomio en
mutua relación dinámica, donde, sin embargo, la potencia cultural, o sea, la iniciativa y
creatividad de la persona, es más fuerte y agresiva que la mansa naturaleza.
La lengua es un sistema de signos que expresan ideas, y por eso comparable a la escritura, al
alfabeto de los sordomudos, a los ritos simbólicos, a las formas de cortesía, a las señales
militares, etc., etc. Sólo que es el más importante de todos esos sistemas. Se puede, pues,
concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social. Tal ciencia
sería parte de la psicología social, y por consiguiente de la psicología general. Nosotros la
llamaremos semiología. Las leyes que la semiología descubra serán aplicables a la lingüística, y
así es como la lingüística se encontrará ligada a un dominio bien definido en el conjunto de
los hechos humanos. El problema lingüístico es primordialmente semiológico