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primera edición., Principios ecológicos en agricultura, Madrid: Ediciones Paraninfo, S.A. Disponible en:
http://go.galegroup.com.bdigital.sena.edu.co/ps/aboutEbook.do?
actionString=DO_DISPLAY_ABOUT_PAGE&searchType=BasicSearchForm&docId=GALE
%7C3AUN&userGroupName=sena&inPS=true&prodId=GVRL
Capítulo
1
Introducción a la Agroecología
La palabra agroecología nace de la fusión de los vocablos agricultura y ecología. Aunque el término se puso
de moda hace tan sólo dos décadas, el concepto de agroecología se remonta a los orígenes de la agricultura,
hace más de 10.000 años. Desde que el hombre empezó a establecerse en una determinada zona para dedi-
carse a la plantación y al cuidado de los cultivos, ha ido en aumento su interés por familiarizarse con los
organismos con los que tenía que convivir, en conocer las interacciones de éstos y en saber de qué forma se
relacionan con su entorno. En resumen, siempre ha pretendido conocer mejor la ecología de los diferentes
sistemas que le rodeaban.
Conceptos básicos
➤ Estructura de un ecosistema.
➤ Historia de la agroecología.
➤ Obtención e interpretación de la información.
Introducción a la Agroecología
Población
Energía
Individuo
Comunidad Ecosistema
Población Aire
Agua
Individuo
Suelo
Figura 1-1. Relación entre individuos, poblaciones, comunidades y ecosistemas. Los ecosistemas están
constituidos por diferentes comunidades, las cuales incluyen, a su vez, muchas poblaciones y numerosos
individuos.
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Capítulo 1
Figura 1-2. Los agroecosistemas se pueden estudiar desde muchos puntos de vista. Desde una perspecti-
va científica, cualquier factor biótico o abiótico se puede analizar dentro de diferentes disciplinas.
También se pueden abordar desde puntos de vista socioeconómicos o políticos.
fisiología de la planta para concluir que crece mucho forman un agroecosistema se estudian en campos
mejor a pleno sol. Al examinar la estructura molecu- relacionados con la química, la meteorología, la geo-
lar del vegetal concluiremos, quizás, que será resis- tecnia o la hidrología. Los componentes bióticos pue-
tente a determinados patógenos. Los grupos de indi- den ser motivo de estudios en disciplinas como ento-
viduos de una misma especie constituyen una pobla- mología, botánica herbácea, fisiología y patología
ción. En un sistema agrícola, podemos hablar, por vegetal, agronomía y horticultura. Y, por supuesto,
ejemplo, de una población de plantas de maíz. Si cualquier sistema en su conjunto, se puede investigar
estudiamos el sistema a este nivel podríamos llegar a desde puntos de vista económicos, sociológicos y
conocer cuestiones relacionadas con la competencia políticos, lo que resulta de una gran importancia en
entre estas plantas. Al conjunto de las poblaciones los sistemas gestionados, ya que las decisiones que
propias de una zona determinada se le llama comuni- toman sus responsables se rigen, con frecuencia, sólo
dad. Ésta incluye muchos tipos de organismos. Las por criterios de viabilidad y rentabilidad económica.
comunidades de un campo de maíz, por ejemplo, no
sólo incluyen las plantas del maizal sino también La gestión es una de las principales características
todas las hierbas y rastrojos, los insectos que se ali- que distingue a un agroecosistema de un sistema
mentan de las plantas, los hongos, los nemátodos, las natural. Los sistemas naturales, aunque casi siempre
lombrices de tierra y todos los demás organismos se ven afectados directa o indirectamente por activi-
vivos pertenecientes al lugar. La investigación agrí- dades del hombre, rara vez son gestionados por éste.
cola a nivel de comunidad permite examinar cómo Los sistemas agrícolas, por el contrario, se rigen por
ciertos insectos afectan al crecimiento del maíz o decisiones y actividades humanas. Es el hombre el
cómo los organismos del suelo influyen en la des- que decide qué tipo de plantas se van a cultivar, si se
composición y subsecuente crecimiento de las plan- usarán o no plaguicidas, cuánta agua se destinará a
tas. Por último, podemos estudiar un campo agrícola regar la plantación, los nutrientes que se añadirán al
a nivel de ecosistema, lo que supone incluir la comu- campo y un sinfín de decisiones más. Aunque algunas
nidad y todos los factores abióticos, como energía, de estas opciones dependen de la naturaleza (un agri-
agua y clima. La mayoría de las investigaciones agro- cultor no regará si ha llovido generosamente), otras sí
ecológicas se llevan a cabo, de alguna forma, a nivel están directamente relacionadas con criterios econó-
de ecosistema. A los ecosistemas agrícolas se les micos o políticos.
conoce como agroecosistemas.
Los sistemas naturales también difieren de los
Los agroecosistemas se pueden estudiar desde agrícolas en función de sus fronteras. Las de los sis-
numerosos puntos de vista y dentro de diferentes dis- temas naturales suelen perfilarse sin límites bien
ciplinas (figura 1-2). Los factores abióticos que con- definidos. Los bosques armonizan con los terrenos de
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Introducción a la Agroecología
matorrales y éstos con los extensos prados y los lími- intención de conservar para futuras visitas los recur-
tes de cualquiera de estos sistemas aparecen desdibu- sos naturales de la zona durante sus estancias breves
jados y entremezclados unos con otros. Por el contra- en la misma.
rio, las delimitaciones de los sistemas agrícolas se
suelen establecer con criterios económicos y se perfi- Con el tiempo, a medida que la población huma-
lan, por tanto, de forma completamente distinta a las na crecía y aumentaban las concentraciones de perso-
anteriores. Los límites de las zonas controladas sue- nas en determinadas zonas, ese tipo de vida nómada
len considerarse como el final del agroecosistema, empezó a no ser válida para satisfacer las necesidades
incluso en los casos en que los sistemas naturales que de toda la población. Se impuso entonces la división
lo rodean representan fuentes de insectos, matojos o de tareas. Grupos especializados de cada tribu se
animales beneficiosos. Por esta razón, las cercas y dedicaban al cultivo y a la cría o caza de animales
linderos construidos se incluyen, a menudo, en el para alimentar a toda la población. Esto hizo que las
ámbito de lo que se entiende por agroecosistema, tribus fueran cada vez más sedentarias. La agricultu-
como se verá con más detalle en el capítulo 12. ra mejoró notablemente la nutrición y la calidad en el
suministro de alimentos. Con el auge de la agricultu-
Quizás una de las diferencias más significativas ra, creció paralelamente la población humana (Minc
entre sistemas naturales y sistemas agrícolas es la y Vandermeer, 1990). El impacto del hombre en el
relativa a las leyes por las que se rigen. Los sistemas medio ambiente aumentó considerablemente.
naturales tienden a regularse por sí mismos, según el Bosques y campos fueron talados y sembrados y se
orden de la naturaleza. Los nutrientes que el suelo incrementó el pastoreo en los pastos vírgenes. No
cede a las plantas retornan al sistema al morir éstas y existía una gran preocupación por el medio ambiente,
descomponerse. En los sistemas agrícolas, las plantas quizás porque las concentraciones humanas aún eran
crecen con el propósito fundamental de poder cose- pequeñas y las praderas y bosques ocupaban exten-
char determinado cultivo. siones inmensas. Desgraciadamente, con el paso del
tiempo, el exceso de pastoreo y de cultivo de las tie-
Esto supone que los nutrientes se eliminan desde rras condujo, en muchas zonas, a una degradación y
el sistema y no retornan a él. Por ello, es imprescin- desertización del paisaje.
dible un estrecho control para reemplazar nutrientes y
mantener productivo al sistema. A medida que las sociedades agrícolas iban cre-
ciendo, la destrucción del medio ambiente empezó a
generalizarse y el excesivo pastoreo llevó a la deser-
tización. El abuso en los cultivos condujo a la erosión
Historia de la agricultura del suelo y a la destrucción de tierras fértiles. El uso
inadecuado y la mala gestión de los regadíos provo-
caron la salinización de regiones áridas y el agota-
Los hombres primitivos vivían en tribus de cazadores miento de los acuíferos en regiones extensas. Hace
y recolectores que recorrían los campos en busca de 4.400 años, la agricultura sumeria ya tuvo que enfren-
alimento y agua. Conocían bien el terreno ya que de tarse al problema de la pérdida y salinización de tie-
ello dependía su supervivencia y solían adaptarse rra fértil (Gardner, 1996). Al pensar en estos proble-
bien al medio ambiente que les tocaba vivir. Su nece- mas de un pasado tan remoto, no deberíamos olvidar
sidad de recursos naturales era escasa debido a lo que idénticos problemas se produjeron cuando los
limitado de sus poblaciones. Cuando el entorno les europeos colonizaron América y que siguen ocurrien-
era generoso y propicio permanecían en él disfrutan- do en nuestros días. Desgraciadamente, con el
do de alimento suficiente para toda la población. aumento de población, de polución y de los efectos
Quizás por esta abundancia, estos cazadores-recolec- de los cambios climáticos, la destrucción del medio
tores no necesitaban ser unos buenos conservacionis- ambiente relacionada con los sistemas agrícolas es
tas. Se limitaban a explotar el medio ambiente utili- hoy aún mucho más seria.
zando unos mínimos recursos para conseguirlo.
Cuando agotaban los recursos alimenticios de una El incremento de la población humana es, proba-
zona, emigraban a otra. Esta existencia nómada con- blemente, el desafío más importante que tiene ante sí
tribuía, por otra parte, a prevenir la destrucción total el futuro de la agricultura. Cuando la población era
de la ecología en una región concreta, pero sin la mucho menor y los recursos abundantes, la integridad
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Capítulo 1
de los ecosistemas apenas se veía afectada por las permite que los nutrientes actúen de forma más efi-
tareas agrícolas. Pero a medida que la población caz y que se puedan reciclar y protege la capa de
crece, la productividad se ve obligada a crecer por cobertura del suelo para prevenir su erosión. La pro-
encima de unos límites razonablemente sostenibles. ducción de cultivos múltiples permite alcanzar un
Para aumentar la productividad, los fertilizantes y nivel de estabilidad en algunos sistemas agrícolas, tal
plaguicidas (así como el riego) han servido para como se verá en posteriores capítulos. La integración
aumentar la producción (tabla 1-1). Pero, por otra de la producción agrícola y ganadera en la misma
parte, estos suministros dependen de los combusti- explotación completa el ciclo de los nutrientes,
bles fósiles que, por supuesto, no durarán toda la haciendo que disminuya la necesidad de fertilizantes
vida. Si la población humana continúa creciendo, y eliminando problemas de polución. Resulta irónico
deberán encontrarse nuevos caminos para incremen- que se vigilen tanto las decisiones de un gerente de
tar la productividad y mantener este incremento, o el fondos cuando diversifica inversiones para minimizar
sistema se tornará vulnerable y se colapsará. riesgos (Brummer, 1998), mientras se continúa ayu-
dando, incluso subvencionando, sistemas de cultivos
La diversificación de los sistemas de producción, extremadamente unificados y homogéneos que supo-
algo que puede ayudar a solventar algunos de estos nen un alto riesgo de pérdidas producidas por posi-
problemas, se examinará más adelante en este libro. bles desastres naturales o cambios económicos liga-
Esta diversificación puede conducir a un cierto siste- dos a ese tipo de cultivo único.
ma relativamente estable y sostenible, no solamente
útil en pequeñas granjas familiares sino también en Desgraciadamente, las investigaciones agrícolas
grandes explotaciones agropecuarias con una produc- que se están llevando a cabo actualmente en muchas
ción orientada y dirigida hacia altos objetivos econó- partes del mundo, incluso en EE.UU., no están
micos. También la diversificación hace que aumente teniendo en cuenta las ventajas de la diversificación.
la población de los enemigos naturales de las plagas, Desconocen cómo trabajan los sistemas diversifica-
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Introducción a la Agroecología
dos con la tecnología disponible en nuestros días. Se ecosistema sin perjudicar a otros campos del sistema
están destinando enormes sumas de dinero para estu- en su conjunto. Se sabe que un cambio que se pro-
diar un grupo selecto de plantas (como el maíz, la duzca en un aspecto del sistema puede acarrear con-
soja o el trigo), muy productivas como monocultivos, secuencias para los demás. Es un desafío para los
pero apenas se asignan unos pocos dólares para el científicos tratar un campo agrícola como un sistema
diseño de sistemas sostenibles o para investigar la que debe siempre respetarse más allá de las posibles
mejora de la productividad en los sistemas diversifi- conquistas químicas o mecánicas. Más importante
cados. Incluso en países en vía de desarrollo, se aún es que ninguno de nosotros olvide que un agroe-
empiezan a observar movimientos alejados de los sis- cosistema será más duradero y útil cuanto más se
temas altamente diversificados de producción de ali- parezca en su funcionamiento a un sistema natural.
mentos familiares, mientras proliferan las tendencias Observando cuidadosamente tanto a los sistemas
a la producción masiva de sólo uno o dos cultivos en agrícolas como a los naturales, podemos desarrollar
enormes extensiones de terreno. nuevas ideas para incrementar la productividad agrí-
cola, siempre que esto suponga respetar la estabilidad
Quizás esto se esté produciendo porque el que permita al sistema mantenerse productivo duran-
campo de la agroecología no se considera suficien- te muchos años.
temente importante. Existen muy pocos sistemas
naturales en el mundo en que crezca sólo un tipo de
planta y ésta no tenga que soportar una plaga pro-
pia de su especie. Los sistemas agrícolas conven- Sistemas experimentales en la
cionales no imitan a los sistemas naturales ni
aprenden de ellos en ningún aspecto. Quizás por agricultura
esta razón es necesario gestionarlos con sumo cui-
dado, con la ayuda de suministros caros, impres-
cindibles, a menudo, para poder mantener el eco- Desde que la información y los datos provenientes
sistema en condiciones aceptables. del campo agrícola se pueden conseguir de fuentes
tan diversas, no debe sorprender que su calidad y uti-
Muchos sistemas naturales, por otra parte, se lidad sean tan variables. La publicidad y otras infor-
mantienen estables y saludables durante mucho maciones pueden dar a conocer un producto en con-
tiempo sin necesidad de ayudarlos o gestionarlos. creto, pero, desde un punto de vista científico, pue-
Sus nutrientes se reciclan de forma natural. Sus den resultar de escasa ayuda para poder evaluar
enemigos naturales se alimentan de las plagas que correctamente un producto agrícola. La toma de deci-
atacan a las plantas, por lo que una sola especie de siones, basada en hechos científicos, exige una infor-
insectos difícilmente puede poner en peligro al mación y unos datos fiables, observaciones minucio-
sistema. sas y pruebas y experimentos realizados por nosotros
mismos o por terceros.
Las plantas consiguen sus nutrientes de forma
sencilla y eficaz debido a que no tienen necesidades
excesivamente diferentes. Los organismos del suelo Métodos para conseguir
se encargan de la descomposición, facilitando una
rica y variada gama de nutrientes y materia orgánica información
al sistema. Al diseñar un agroecosistema "imitando"
a un ecosistema natural, se puede reducir el consumo
de los nunca baratos carburantes fósiles y de otros Se puede conseguir mucha información en el
recursos limitados. El reto de adoptar este sistema es campo agrícola simplemente siendo un observador
mantener un nivel de producción agrícola suficiente meticuloso. Históricamente, muchas tareas agríco-
para una población en constante crecimiento, al tiem- las probablemente se desarrollaron y mejoraron a
po que se conservan los recursos. medida que los granjeros comprobaban que favore-
cían el crecimiento de ciertos cultivos. Muchas de
La agroecología, como rama del saber, estudia estas observaciones se fueron trasmitiendo verbal-
cómo funciona un agroecosistema de forma natural y mente de generación en generación hasta nuestros
analiza cómo se pueden realizar ajustes en este agro- días.
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Capítulo 1
La experimentación se ha usado a menudo para tomaron datos por escrito), es indudable que el pro-
evaluar y poner en marcha las prácticas agrícolas. Los cedimiento sigue los pasos del método científico y ha
experimentos suelen inspirarse en observaciones o permitido llegar a una conclusión. Mucha gente
cuestiones previas que, más adelante, necesitan com- emplea este sistema de análisis sin proponérselo.
plementarse con estudios o comprobaciones adicio-
nales. Estas cuestiones deben plantearse en un forma-
to que permita poder ser valorado y verificado. Un Obtención de datos a partir
método usual es desarrollar una hipótesis, una supo-
sición sobre lo que se piensa que puede ocurrir bajo de experimentos de campo
un conjunto de condiciones determinadas. Se puede
entonces realizar un experimento para probar la hipó-
tesis bajo las condiciones previstas. Los datos recopi- Supongamos que queremos realizar una prueba
lados durante el experimento suponen unos resulta- para conocer si el empleo de un nuevo fertilizante
dos que sirven para valorar la hipótesis. Basándose en ha sido la causa de que hayan crecido unas plantas
estos resultados se pueden extraer conclusiones para de maíz más que si hubiéramos usado el fertilizan-
establecer la validez o no de la hipótesis. Este con- te habitual, Marca X. Una prueba elemental sería
junto de pasos que se suceden en la mayoría de los aplicar el nuevo fertilizante a una hilera de plantas
experimentos (observación - hipótesis - experimento de maíz y el de la Marca X a la hilera de al lado
- resultados - conclusión) se conocen formalmente (figura 1-3A). Cualquier otra variable relacionada
como método científico. con las hileras deberá ser exactamente igual para
ambas; sólo los tipos de fertilizantes serán distin-
Aunque pueda pensarse que el método científico tos. A cada una de las hileras de plantas se le deno-
es algo que sólo se usa en los tests de laboratorios o mina muestra, la unidad básica o más elemental de
en las pruebas de campo, la realidad es que se emplea un experimento. El tamaño y la naturaleza de las
a menudo de manera menos formal. Alguien puede muestras dependerán del tipo de prueba; pueden
observar, por ejemplo, que determinadas especies de consistir en simples hileras, en hileras múltiples, en
malas hierbas crecen a menudo en los huertos de árboles, en extensiones de tierras, etc. En la termi-
manzanos. Tras observar algunos de estos huertos y, nología del método científico, a cualquiera de los
por otra parte, algún campo de alfalfa de la zona, dos fertilizantes empleados se le denomina trata-
puede establecerse la hipótesis de que es más fre- miento y representa la única variable aplicada a las
cuente que esas hierbas crezcan en estos huertos que muestras. Si medimos la altura de las plantas de
en los campos de alfalfa. Aunque este ejemplo no es maíz de ambas hileras y encontramos que la altura
una prueba especialmente formal (ni tan siquiera se media de las plantas tratadas con el nuevo fertili-
A B
X N X N
árboles
Figura 1-3. Diagrama de un simple experimento de campo en el que un nuevo fertilizante (N) se apli-
ca a una hilera de plantas de maíz y otro fertilizante (X) se aplica a la hilera contigua. Cada rectángulo
representa una muestra individual, en este caso, una hilera de plantas. Los números se refieren a los
promedios de las alturas de las plantas de cada hilera.
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Introducción a la Agroecología
X N X N X N X N
Figura 1-4. Diagrama de un experimento de campo en el que dos tratamientos (N = fertilizante nuevo;
X = fertilizante Marca X) se aplican a las muestras (representadas por los rectángulos sombreados) que
figuran en las cuatro repeticiones.
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Capítulo 1
Tabla 1-2 Alturas de las plantas de maíz en las muestras de campo tratadas con el nuevo
fertilizante (N) y con el Marca X (X) en el experimento de campo realizado en las cuatro
repeticiones (ver figura 1-4)
N X
Repetición # 1 2,4 m 1,6 m
Repetición # 2 2,3 m 1,9 m
Repetición # 3 2,2 m 1,8 m
Repetición # 4 2,5 m 1,7 m
Supongamos que disponemos de cuatro mediciones, como en el caso de las alturas de las plantas que
se muestran en la tabla 1-1. Estas cuatro medidas son: 2,4, 2,3, 2,2 y 2,5.
La media aritmética es el promedio de todas las medidas (su suma total dividido entre el número de medi-
ciones):
La desviación estándar es un valor de medición más preciso y viene dado por la fórmula:
Σ y2
Desviación estándar =
(n - 1)
En donde y es la suma de los cuadrados de las diferencias entre cada medición y la media aritmética, y n es
2
el número de mediciones. Para establecer su valor, comenzaremos por calcular las diferencias entre cada
medida y la media y a continuación los cuadrados de cada una de estas diferencias. En este caso, la media
es 2,35, por lo tanto:
Por último, calculamos la raíz cuadrada de esta cantidad para obtener la desviación estándar buscada
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Introducción a la Agroecología
A menudo resulta interesante conocer las varia- midieran de forma inadecuada o si las plantas selec-
ciones que se producen en un conjunto de medicio- cionadas para ser medidas no fueran representativas
nes. Los desniveles naturales y los gradientes del como muestra válida. Sin embargo, incluso en el
suelo u otros factores de un terreno pueden originar supuesto de que todas las mediciones fueran correc-
diferencias o variaciones entre las medidas de las tas, podrían presentarse variaciones debido a factores
alturas de las plantas recogidas en cada una de las incontrolados (fenómenos meteorológicos, tipo de
réplicas de este ejemplo. La desviación estándar suelo, condiciones genéticas de las plantas, etc.).
constituye una estadística que indica cómo están de Puesto que no todas las plantas tendrán exactamente
próximas unas mediciones de otras. Su cálculo se la misma altura, pueden resultar muy útiles algunas
estudia en la Aplicación 1-1. El valor de la desvia- medidas de precisión para evaluar estas diferencias
ción estándar aumenta a medida que lo hacen las incontroladas.
diferencias entre las distintas mediciones. También
tiende a crecer si lo hace la media aritmética. Se sue- A menudo, los datos y resultados experimentales
len usar otras estadísticas, como el coeficiente de no ponen de manifiesto de forma clara las diferencias
variación (CV), para ajustar los incrementos de la observadas entre dos tratamientos como, por ejem-
desviación estándar cuando aumenta la media aritmé- plo, los que figuran en la tabla 1-2. En la tabla 1-3 se
tica. Este coeficiente viene dado por: muestran algunos escenarios representativos en los
que se presentan algunos problemas comunes. En el
primero de ellos, las mediciones de las alturas de las
desviación estándar x 100% plantas obtenidas tras los dos tratamientos están rela-
CV = tivamente cercanas (medias aritméticas de 1,85 y
media aritmética
1,78). En el segundo caso, la media aritmética de las
La desviación estándar y el coeficiente de varia- muestras tratadas con el fertilizante N es mayor, pero
ción se consideran mediciones de precisión, o sea, los datos son bastante variables y erráticos.
miden cómo están de ajustados entre sí los diferentes Obsérvese que las desviaciones estándares son mayo-
datos o medidas. A veces, se confunde precisión con res en este caso (escenario 2) que en los otros ejem-
exactitud. Este último concepto se refiere a si una plos vistos, lo que representa la mayor variabilidad en
medida es la correcta o no. Se tendrían problemas de el caso de estos datos. En relación con esta variabili-
exactitud si las alturas de las plantas del ejemplo se dad, cabe preguntarse si la diferencia entre las medias
Tabla 1-3 Alturas de las plantas de maíz (en metros) pertenecientes a las muestras tratadas
con el nuevo fertilizante (N) y con el Marca X (X) en un experimento de campo con cuatro
repeticiones, en dos escenarios hipotéticos
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Capítulo 1
aritméticas de 2,30 y 2,15 es válida o una consecuen- haber sido distintos si la prueba se hubiera realizado con
cia fortuita. un híbrido de planta de maíz diferente o en otro año dis-
tinto. Si la prueba fue realizada, por ejemplo, en Iowa,
Se suelen usar varias pruebas estadísticas para no podemos extrapolar estos resultados en general a lo
valorar si las diferencias observadas tras la aplica- que hubiera podido ocurrir en Georgia, en otros estados
ción de los diferentes tratamientos son realmente de USA, en el Reino Unido o en otro lugar del mundo.
consecuencia de dicha aplicación o han ocurrido de Por supuesto que podemos tener una idea bastante apro-
forma casual. No deberíamos confiar en un resulta- ximada de lo que podría ocurrir en esos lugares pero,
do que ocurra, por ejemplo, un 50% de las veces técnicamente, incluso esa idea muy razonable seguiría
por pura casualidad. Por el contrario, sí podríamos siendo una especulación hasta que no se confirmase con
depositar confianza en la prueba si esta frecuencia futuros experimentos. Y además, de nuestro ejemplo
de sucesos aleatorios fuera del 5%. Mucho más aún (tabla 1-2) no podemos sacar ninguna conclusión sobre
si este porcentaje se situara entre el 1% y el 0,1%. las ventajas del maíz; sólo sobre la altura de las plantas.
Sin embargo, no debemos olvidar que en temas Para establecer conclusiones sobre las ventajas, se deben
agrícolas estamos tratando con plantas y animales valorar, además, factores como el peso de la planta, su
vivos antes que con procesos químicos o físicos, contenido en proteínas, etc.
por lo que debemos esperar que surjan mayores sor-
presas de variaciones en la agricultura que en el Teóricamente, un cultivador de maíz que estuviera
campo puramente científico o en la ingeniería. La pensando usar el nuevo fertilizante N en lugar del habi-
mayoría de las investigaciones agrícolas están basa- tual (Marca X), podría realizar una pequeña prueba en su
das en resultados de variabilidad aleatoria siempre granja. Sin embargo, la realidad es que no siempre es
inferior al 5%. En algunos casos puede bastar el posible realizar esos experimentos, por razones de tiem-
10% y en otros conviene descender hasta el 1%. El po o de oportunidad y los cultivadores casi siempre
caso es que, en agricultura, la mayoría de las cosas dependerán de los experimentos que realicen otras per-
no ocurren de la misma forma el 100 por 100 de las sonas en otros lugares. Después tendrán que juzgar y
veces. Pero sí conviene tener la confianza de que lo decidir si los resultados de esas pruebas ajenas y lejanas
harán 95 veces de cada 100. De las muchas pruebas a ellos son válidos en su caso particular. El conocimien-
estadísticas que se emplean para valorar las dife- to y la comprensión de los principios ecológicos y sus
rencias entre las aplicaciones de diferentes trata- efectos en el agroecosistema son esenciales para valorar
mientos, el análisis de procedimientos de variancia si esos resultados experimentales pueden aprovecharse
es probablemente la que más se aplica. Información en una zona determinada o si se necesitan disponer de
sobre ésta y otras pruebas estadísticas, así como más datos locales. Si la situación no está suficientemen-
sobre diseños de réplicas y muestras de campo, se te clara es mejor que experimentos o demostraciones a
recogen en numerosos libros y estudios estadísticos pequeña escala confirmen si un método o un producto
(por ejemplo, Dyke y Grundy 1988; Peterson 1994; es útil para un lugar en concreto.
Steel, Torrie y Dickey 1997).
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Introducción a la Agroecología
ambiente a lo largo del tiempo. Para mantener los índi- 2. Dyke, G. V. y G. M. F. Grundy. 1988.
ces de productividad a niveles altos, los científicos Comparative Experiments with Field Crops.
necesitan realizar diferentes pruebas y experimentos de Segunda edición. Londres: Charles Griffin
campo, utilizando los datos que reúnen para sacar con- and Company.
clusiones sobre las diferentes opciones posibles de ges-
tión. Conocer los fundamentos ecológicos resulta esen- 3. Ehrlich, P.R. y J. Roughgarden. 1987. The
cial para establecer los mejores procedimientos que Science of Ecology. Nueva York: Macmillan.
deben emplearse en cada zona determinada y para Gardener, G. 1996. Shrinking Fields:
saber si la información que se facilita de forma masiva Cropland Loss in a Word of Eight Billion.
es útil y válida en un momento dado para una situación Worldwatch Paper 131. Washington:
concreta. Worldwatch Institute.
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Capítulo 1
Rosset, eds. 1990. Agroecology. Nueva York: 8. Southwick, C. H. 1996. Global Ecology in
McGraw-Hill. Human Perspective. Nueva York: Oxford
University Press.
5. Collins, W. W. y C. O. Qualset, eds. 1998.
Biodiversity in Agroecosystems. Boca Raton, 9. Spedding, C. R. W. 1996. Agriculture and the
Fla: CRC Press. Citizen. Londres: Chapman and Hall.
6. Edwards, C. A., R. Lal, P. Madden, R. H. 10. Tivy, J. 1992. Agricultural Ecology. Harlow,
Miller y G. House, eds. 1990. Sustainable U.K.: Longman Scientific & Technical.
Agricultural Systems. Delray Beach, Fla: St.
Lucie Press.
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