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Cómo ser crítico

En su pequeño ensayo Cómo ser crítico, Jhon Passmore emprende una búsqueda de respuestas sobre
cómo enseñar a los niños a ser críticos. Sin embargo, en su búsqueda parece no tener una definición
concreta de lo que significa ser crítico; con el pasar de los párrafos se va construyendo una definición,
pero, aun así, dentro de la definición de ser crítico, se encuentra ser crítico, lo cual no parecer ser muy
esclarecedor.
En primera instancia, aparece la crítica como una habilidad, por lo cual no puede ser aprendida
teóricamente, sino justamente en su constante ejercicio. No obstante, esto no es suficiente, pues aprender
a ser crítico va mucho más allá de tener el hábito de preguntar por preguntar, pues en las preguntas o
críticas realizadas es necesario tener un trasfondo e incluso una posible solución a lo que se está
problematizando. De este modo, la imaginación parece más un rasgo de carácter que se enseña, afina y
ejercita a través del ejemplo, para lo cual es necesario desprenderse un poco de la teoría, de los libros de
texto escolar para adentrarse en las múltiples y azarosas situaciones de la vida.
Para la perspectiva de Passmore, ser crítico también es adquirir la capacidad de identificar y señalar
errores. Pero, de nuevo, esta práctica debe trascender la crítica por la crítica, debe ir más allá del ejercicio
de identificar fallas en un sistema lógico, por ejemplo. Con el señalamiento de errores se hace
indispensable pensar también una posible solución a ellos. Ahora bien, la enseñanza del pensamiento
crítico puede representar un peligro, pues quienes comienzan a criticar el sistema pueden destruirlo o
humillarlo al hacer visibles sus errores, por ello la mayoría de las veces se busca que no se despierte en
los jóvenes la crítica para que el sistema sea aceptado sin más y pueda perpetuarse sin problemas.
Aunque, por otro lado, si un sistema es un poco más inteligente, notará que en el señalamiento de sus
errores puede estar la oportunidad para crecer y fortalecerse al solucionarlos, de tal modo que es deseable
enseñar y fomentar en los niños y jóvenes un pensamiento crítico.
Ahora bien, ser crítico es también aplicar las características anteriormente enunciadas a la propia vida.
Es decir, quien se considere crítico debe ser capaz de criticarse a sí mismo en todos los ámbitos en los
que se desempeña. Para ello, los docentes deben incentivar la participación en discusiones críticas, como
por ejemplo, la participación en debates, para que en ellos los alumnos se vean en la necesidad de producir
cierto de tipo de razones que les permitan defender sus posturas. La cara oscura de este ejercicio podría
ser que el maestro se convirtiera en un impedimento para la realización de esta actividad, pues él podría
no ser crítico consigo mismo, o bien podría ser muy autoritario, o no estimular la partición voluntaria de
los alumnos en este tipo de actividades.
Por otro lado, quién será crítico no solamente está cultivado, sino que está instruido. Ciertamente
tampoco se encuentra una definición rigurosa de lo que es ser instruido, pero por la construcción del
ensayo se puede pensar que es la suma de las cualidades anteriormente desarrolladas. Quien es crítico es
capaz de enfrentarse a problemas haciendo uso de sus conocimientos adquiridos, para ello debe estar
educado en la mayor cantidad de áreas del conocimiento posibles; poco importa si su ejercicio de vida
es intelectual, o artístico, o se desarrolla en cualquier otro ámbito, pues la crítica se puede presentar y de
hecho es necesaria en cualquier ámbito de la vida humana. Ser crítico es también poder modificar
justificadamente los principios de la tradición en la que se está inscrito, pero para poder lograrlo no sólo
basta el ejercicio crítico sin más, sino que este debe ir acompañado necesariamente de la imaginación
para lograr el éxito de la transformación que se pretende.
Con todo, en cuanto a cómo enseñar la crítica, es claro que no se da en los libros o en las clases
magistrales. Por lo tanto, la educación se debe pensar más como una práctica de habilidades y no tanto
como el aprendizaje de memoria, aunque ciertamente sea indispensable en la crítica la utilización de los
aprendizajes adquiridos teóricamente. Entonces, para enseñar la crítica es necesario fomentar la solución
de problemas que no tienen una única respuesta, de tal modo que es necesario pensar que hay alternativas
a situaciones y reglas, y que por tanto es necesario hacer un examen de las normas que se establecen por
autoridad para poder cuestionarlas y mejorarlas, de este proceso dependerá el éxito del maestro y del
proceso educativo en la crítica.

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