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Alabado sea Dios por las Bendiciones del Bautismo

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Alabado sea Dios por las Bendiciones del Bautismo

P. Edward Broom, OMV (P. Escobita)

Meister Eckhart dijo: "Si la única oración que brota del


corazón es una oración de gratitud, en verdad esto
bastaría." ¿Por qué debemos dar gracias a Dios? Por
la simple razón que Dios es la esencia de la toda
bondad, belleza y generosidad. ¿Qué nos ha dado
Dios? Absolutamente todo, ¡todo! Con excepción de
una cosa: ¡nuestros pecados! Tristemente, ¡nuestros
pecados los hemos escogido nosotros mismos!
Entre las primeras cosas por las cuales debemos estar
infinitamente agradecidos a Dios es por el don de Si
mismo. Este don es la vida sobrenatural que nos fue
concedida en el momento de nuestro bautismo: "Yo te
bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Todo comenzó en ese momento---
nuestro segundo nacimiento, nuestro nacimiento sobrenatural que Jesús explica a Nicodemo: "El que
no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios." (Jn. 3)

Conforme llega a su fin la temporada Navide ña y celebramos el bautismo de Jes ús, debemos
recordar nuestro propio bautismo y con agradecimiento elevar el corazón a Dios por todos los dones
recibidos.

A continuación se enumerará la lluvia de gracias sobrenaturales que Dios ha derramado sobre


nosotros desde el momento de nuestro bautismo. Por qué no asemos de estas gracias recibidas, una
letanía de gratitud al Se ñor. Al mismo tiempo debemos suplicar que nuestro Señor nos conceda la
gracia de ser responsables, de utilizar a la mayor medida, estas gracias y privilegios, sin olvidar que
cada don recibido es acompañado por una correspondiente responsabilidad, un responsabilidad de
responder a este regalo.

LETANÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS POR LAS GRACIAS RECIBIDAS EN EL BAUTISMO

1. PURIFICADOS DEL PECADO ORIGINAL -- En el momento del bautismo nuestra alma es


purificada de la mancha del pecado. Hay una hermosa expresión poética "la inocencia bautismal", ¡y
es cierto! Escribe el poeta John Milton: Paraíso perdido y paraíso recuperado. De cierta forma en el
bautismo el alma recupera el paraíso.

2. HIJOS E HIJAS DE DIOS-- El bautismo transforma nuestra relación con Dios. Al nacer somos
criaturas, creadas a imagen y semejanza de Dios, sin embargo, no es hasta el momento que somos
bautizados que nos transformamos en hijos e hijas de Dios. ¡Qué dignidad tan extraordinaria! —
¡Hijos de Dios eterno, infinito y todopoderoso!

3. HERMANOS /HERMANAS DE JESUCRISTO -- Si alguna vez le preguntan si tiene un hermano


mayor, debe responderle de forma afirmativamente: "¡Sí, Jesucristo!" Nuestro deber en la vida es
llegar a conocer más a Jesús, amarlo con m ás fervor y seguirle más de cerca. (Ejercicios Espirituales
de San Ignacio y el fruto)

4. EL AMIGO ÍNTIMO: EL ESPÍRlTU SANTO -- En esta sociedad muchos sufren de depresi ón,
soledad y abandono, pero ésta no debe ser nuestra situaci ón porque nunca estamos solos. Jesús
dijo: ''No os dejaré huérfanos, mandaré el Espíritu Santo.'' Consolador, Consejero, Paráclito, Maestro
Interior, Dulce Huésped del alma, "El don de dones" (CIC)---todos estos son títulos del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo desea ser vuestro amigo íntimo. Jesús dijo que estaría siempre con nosotros hasta
el fin de los tiempos; Dios está presente con nosotros en la Persona del Esp íritu Santo.

5. LA SANTÍSIMA TRINIDAD -- En Dios no hay separaci ón, o división. En donde está el Padre, está
el Hijo, y en donde está el Hijo está el Espíritu Santo. Dicho esto, en cada persona bautizada habitan
las tres Divinas Personas de la Santísima Trinidad. Uno de los sellos distintivos de la espiritualidad
Carmelita es una mayor concienciación de la inhabitación en el interior de nuestra alma de la
Santísima Trinidad - esta inhabitación es una gracia que recibimos desde el momento del bautismo.
¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo que habita en mi alma desde el bautismo!

6. LA FE -- Con el bautismo recibimos las tres virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad. La
fe es una virtud intelectual por la cual creemos en Dios, un Dios a quien no vemos con los ojos, pero sí
con los ojos del alma. Este Año de la fe roguemos que el Se ñor nos conceda un fe m ás profunda, y
pidamos con estas palabras bíblicas: "Señor, fortalecer mi fe..." Igual recemos como Tomás el
incrédulo: ¡"Señor mío, y Dios mío''!!!

7. LA ESPERANZA -- También en el bautismo, Dios infunde en el alma la virtud teologal de la


esperanza. La esperanza tiene que ver con la confianza, confianza en el misterio de un Dios amoroso
y providencial. ¿Qué es la esperanza? La virtud de la esperanza es confianza, confianza en Dios,
porque sé que Dios está conmigo, apesar de los problemas y tribulaciones, apesar del sufrimiento y
los momentos oscuros en mi vida, Dios está conmigo. Recuerde las palabras del salmista: "El Se ñor
es mi Pastor, nada me falta... aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas
conmigo, con tu vara y tu cayado..." (Salmo 23, El Buen Pastor).

8. LA CARIDAD -- San Pablo dice, "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones..." La
mayor de las virtudes es la caridad. Es un amor sobrenatural en el cual amamos a Dios con todo el
corazón, toda la mente, todo el alma y todas las fuerzas y a nuestro pr ójimo como a nosotros mismos.
(Lc 10) San Pablo escribe en su himno sublime sobre el amor, que de todas las virtudes, el amor es
el mayor.(I Cor 13) San Juan de la Cruz dice, "En el ocaso de nuestra existencia seremos juzgados
sobre el amor''. San Francisco de Sales quien escribió la obra maestra espiritual titulada, "Tratado del
Amor de Dios", lo afirma con estas palabras: "La medida del amor a Dios es amarlo sin medida".
Estas tres virtudes teologales que nos unen a Dios, son regalos gratuitos que Dios nos concede desde
el momento de nuestro bautismo. ¡Den gracias y alaben al Señor por su bondad!

9. LA JUSTICIA -- La justicia es otra virtud moral que se recibe en el bautismo. Seg ún santo Tomás
de Aquino, esta virtud, vinculada a la religión, nos enseña a dar a cada persona lo que le
corresponde. Cuando enseñamos a los niños les decimos, "¡Aprende a ser justo!"

10. LA TEMPLANZA -- En el bautismo recibimos tambi én la virtud moral o cardinal que modera la
atracción de los placeres y nos ense ña a procurar el equilibrio adecuado, ordenado y moderado de los
bienes creados. Por lo tanto, la templanza nos ayuda a poner en orden los hábitos de los apetitos
sensibles como son el comer, ejercicio, dormir y el dominio del imperioso y exigente de los impulsos
sexuales. Una de dos, se dominan estas tendencias por medio de la virtud de la templanza y se
experimenta la verdadera libertad de los hijos e hijas de Dios o ellos nos dominan y ¡nos convertimos
en esclavos de nuestras pasiones!

11. LA PRUDENCIA -- La prudencia es una m ás de las virtudes morales o cardinales, es el uso del
razonamiento adecuado que conduce a obrar correctamente. El don del Espíritu Santo que
perfecciona la prudencia es el consejo. Según el Doctor Ang élico, santo Tomás de Aquino, es
necesario tomar tres pasos para actuar prudentemente: 1.) Deliberación - Considerar y reflexionar
detenidamente el tema. 2.) Decisión - Una deliberaci ón seria debe conducir a la acción. Por que de
lo contrario nos convertimos en desidiosos informales y ¡nunca lograremos nada! 3.) Ejecución - Esto
significa que, después que se haya hecho la decisión, por el "Poder de gobierno" (Imperium seg ún S.
Tomás de Aquino), se hace una firme determinación y se lleva a cabo la acci ón. Lo importante es
saber razonar debidamente y tomar decisiones rectas. ¡Una decisión equivocada podría ser
catastrófica! ¡La prudencia nos ayuda a tomar decisiones importantes!

12. LA FORTALEZA -- La última de las virtudes morales es la fortaleza. En todos los tiempos y
lugares, esta es la virtud de los mártires. El Espíritu Santo sopla su poderoso respiro sobre nosotros y
nos da la gracia para tener paciencia en las pruebas, para defender la verdad, para denunciar los
errores, para aceptar contradicciones y persecuciones y para estar dispuestos a derramar sangre e
incluso morir como mártir---¡todo esto es posible por la fortaleza!

13. LOS SIETE DONES DEL ESPÍRITU SANTO.... Sabiduría, Conocimiento, Consejo, Ciencia,
Fortaleza, Piedad y Temor de Dios... -- Estos siete dones se reciben no en el momento de la
Confirmación, sino en el momento del Bautismo. Como peque ñas semillas sembradas en el jardín del
alma, requieren de un cultivo y cuidado constante para que sean operativos. Ya cultivados y
operativos son ayuda extraordinaria en el camino a la santidad! Los Patriarcas de la Iglesia comparan
nuestra alma a un velero con siete velas. En esta comparación dicen que el marinero o capitán debe
conocer el viento. El barco es nuestra alma, las tempestad es el mundo que nos rodea, las 7 velas
son los siete dones del Espíritu Santo, el viento es el soplo del Espíritu Santo y el capitán del alma
eres tú, y soy yo. Nuestro destino: ¡la patria celestial! El día de nuestro bautismo fuimos bendecidos
con estos siete dones del Espíritu Santo. ¡Alabado sea Dios por siempre!

14. NUEVO MIEMBRO DE LA FAMILIA: La Iglesia, el Cuerpo M ístico de Cristo -- Con el bautismo,
somos incorporados a una nueva familia, la Iglesia. Llegamos a formar parte de una familia
compuesta de, 1,3 billones de Católicos por todo el mundo, todos los santos del cielo, y las almas del
purgatorio -- ¡Todos formamos una sola familia!

15. GRACIA ACTUAL -- ¡Cuán bueno es Dios! ¡Dios derrama sobre nosotros una lluvia de gracias y
bendiciones! Una vez bautizados, poseemos el derecho de recibir "gracia actual". Las gracias
actuales son impulsos divinos e inspiraciones que obran maravillas en nuestro corazón y nuestra
mente. Luz celestial llena nuestra mente y nos impulsa a hacer el bien y promover la gloria de Dios.
Y para fortalecer nuestra voluntad, Dios nos da paz, alegría y entusiasmo en su servicio. Cuando
somos tentados, la gracia nos ayuda a resistir el mal y hacer el bien.

16. DERECHO A LOS OTROS SACRAMENTOS -- El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que el
Sacramento del Bautismo es la "puerta" de la Iglesia --- es la forma en que entramos en la vida de la
Iglesia. Una vez bautizados la puerta a la recepción de los otros sacramentos se abre. El m ás
grande de los sacramentos es la Santa Eucaristía - el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jes ús.
Según santo Tomás de Aquino, ¡todos los sacramentos se dirigen a un mismo punto y convergen en la
Eucaristía!

17. EXORCISMO -- En la tierra, el hombre est á en un estado constante de guerra mortal. Los tres
enemigos principales de nuestra salvación son el diablo, la carne y el mundo. En el contexto del
sacramento del bautismo el ministro realiza el rito de exorcismo. Es un "exorcismo menor" (no un
exorcismo mayor). ¿Qué significa esto? El sacramento del bautismo es la primera derrota del
enemigo. La unción con el óleo de los catecúmenos nos recuerda de las intrigas insidiosas del
enemigo. Sin embargo, ¡Dios, María, sus ángeles y santos son mucho más poderosos!

18. CIRIO PASCUAL -- Una vez que se administra el sacramento del bautismo, los padres y padrinos
encienden la vela tomando la luz del Cirio Pascual; el Cirio Pascual simboliza Cristo resucitado. El
Señor verdaderamente ha resucitado, ¡Aleluya! Los padrinos de la persona bautizada lo apoyan con
su buen ejemplo y oraciones. (¡Esto es lo ideal!) Más aún, el niño tiene las oraciones, sacrificios,
buen ejemplo y enseñanza de los padres. Los padres que de hecho son llamados a ser luz radiante
ante los ojos del niño por su ejemplo de santidad. La tendencia del hombre es - ¡imitar lo que ve!

19. EL CIELO -- Por el bautismo, ¡tenemos derecho a heredar la vida eterna! ¿Qué podría ser más
consolador que saber que un día estaremos con el Padre, el Hijo, el Esp íritu Santo, los ángeles y los
santos por toda la eternidad. ¡Y todo comienza con esa pequeña semilla sembrada en el alma en el
momento del bautismo!

20. MARÍA -- Si por el bautismo Dios es nuestro Padre, Jes ús nuestro hermano mayor y el Espíritu
Santo nuestro íntimo amigo, entonces María también ocupa un lugar especial. María es la hija del
Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu Santo. Eso significa que María verdaderamente llega a
ser, ¡nuestra Madre Espiritual!

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