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ESTUDIANTES:
TRUJILLO-PERU
2018
LÁMPARAS INCANDESCENTES
Una lámpara de incandescencia o lámpara incandescente [1] es un dispositivo que produce
luz mediante el calentamiento por efecto Joule de un filamento metálico, en concreto de
wolframio, hasta ponerlo al rojo blanco, mediante el paso de corriente eléctrica. Con la
tecnología existente, actualmente se consideran poco eficientes ya que el 85 % de la
electricidad que consume la transforma en calor y solo el 15 % restante en luz.
Funcionamiento y partes
Consta de un filamento de wolframio muy fino, encerrado en una ampolla de vidrio en la
que se ha hecho el vacío, o se ha rellenado con un gas inerte, para evitar que el filamento
se volatilice por las altas temperaturas que alcanza. Se completa con un casquillo metálico,
en el que se ubican las conexiones eléctricas.
también muy frecuente una talla menor de rosca, la llamada E-14 para potencias menores,
o rosca Mignon, y la llamada Goliath, E-40, reservada para lámparas de gran potencia.
En países como Francia o el Reino Unido, está o ha estado en uso para servicio regular
durante muchos años, el casquillo de bayoneta en sus versiones de doble contacto, tanto
de paso ancho (B-22d o B22d) similar en tamaño al E-27 y adecuado para lámparas
estándar, como el estrecho (BA-15d o BA15d), equivalente al E-14 y por tanto, más indicado
para lámparas de pequeño tamaño, tales como del tipo vela, esféricas, miniatura y
decorativas.
Esta clase de casquillo deriva directamente del originalmente ideado por Swan, existiendo
también versiones de un solo contacto, tanto en los diámetros antes mencionados, como
en pasos más estrechos, tales como el BA-10 o el BA-5, de 10 y 5 mm de diámetro
respectivamente.
Propiedades La lámpara incandescente es la de más bajo rendimiento luminoso de las
lámparas utilizadas: de 12 a 18 lm/W (lúmenes por vatio de potencia) y la que menor vida
útil o durabilidad tiene: unas 1000 horas, pero es la más difundida, por su bajo precio y el
color cálido de su luz.
Si bien hubo patentes en Estados Unidos de bombillas de luz de hasta 200.000 horas nunca
se fabricaron por ser económicamente inviables. En 1924 el cartel Phoebus, que agrupaba
a los principales fabricantes de Europa y Estados Unidos, pactó limitar la vida útil de las
bombillas eléctricas a 1000 horas. Oficialmente este cartel nunca existió.
No ofrece muy buena reproducción de los colores, ya que no emite en la zona del espectro
de colores fríos, pero al tener un espectro de emisiones continuo logra contener todas las
longitudes de onda en la parte que emite del espectro.
Su eficiencia es muy baja, ya que sólo convierte en luz visible alrededor del 15 % de la
energía consumida. Otro 25 % se transforma en energía calorífica y el 60 % restante en
radiación no perceptible, luz ultravioleta y luz infrarroja, que acaban convirtiéndose en calor.
Sin embargo, el concepto de eficiencia es relativo, y puede considerarse bajo sólo en el
caso de que se contemple la conversión de energía eléctrica en luz. Justamente debido a
sus supuestas limitaciones, su uso durante el invierno convierte a la lámpara incandescente
en un objeto que transforma la energía eléctrica en luz y calor de manera perfectamente
eficiente (por ejemplo, en una lámpara de mesa), especialmente en espacios donde a su
vez se requiere calefacción, ya que el calor que desprende se encuentra en el sitio más
cercano y necesario. Además, en la comparación por ejemplo con las bombillas de bajo
consumo, debe considerarse el proceso de fabricación, su contenido de mercurio y la
radiación electromagnética. Durante el verano o en épocas de calor sí sería válida la idea
de ineficiencia por desperdicio de energía (en calor).
Curiosidades
En el parque de bomberos de Livermore (California) se encuentra una bombilla
incandescente que lleva encendida desde el año 1901, [5] lo que supone que en 2014 su
vida útil ha llegado a las 989880 horas.
Lámpara halógena
Un perfeccionamiento de la lámpara de incandescencia es la lámpara halógena, basada en
el mismo principio, pero con varias mejoras que consiguen un rendimiento luminoso un poco
mejor y también un, relativo, mejor rendimiento de color.
TIPOS DE LÁMPARAS
Incandescentes.
La luz se produce por el paso de corriente eléctrica a través de un filamento metálico.
Son las de mayor consumo eléctrico, las más baratas y menor duración (1.000
horas).
Las bombillas incandescentes sólo aprovechan en iluminación un 5% de la energía
eléctrica que consumen, el 95% restante se transforma en calor, sin
aprovechamiento luminoso.
características básicas
Encendidos y reencendidos instantáneos
Sobre intensidad de encendido de 10-15 veces la intensidad nominal
Espectro continuo
Halógenas
Se añade un compuesto gaseoso con halógenos al sistema de incandescentes, y
así se consigue establecer un ciclo de regeneración pasando las partículas del
filamento al gas y depositándose nuevamente en el filamento.
Estas lámparas duran más que las incandescentes (1.500 horas) y mantienen su
eficiencia. También se caracterizan por la calidad especial de su luz para la
iluminación de zonas necesitadas de iluminación intensa.
características
aumento significativo de la vida de la lámpara. 4000 horas.
miniaturización de la lámpara.
posición de funcionamiento adecuada y no se debe de tocar la ampolla.
Fluorescentes
Se componen de un tubo de vidrio que contiene una pequeña cantidad de mercurio
y gas argón. Al circular la corriente eléctrica por dos electrodos situados a ambos
lados del tubo, se produce una descarga eléctrica entre ellos, que al pasar a través
del vapor de mercurio produce una radiación ultravioleta. Esta radiación excita una
LED
El LED (Light-Emitting Diode) es un dispositivo semiconductor (diodo) que emite luz
cuando se polariza de forma directa y es atravesado por una corriente eléctrica.
El LED es más eficiente energéticamente que las lámparas incandescentes, siendo
su rendimiento de hasta un 90 %. El equivalente a una bombilla se puede construir
con aproximadamente una decena de LEDs y actualmente se están siendo muy
utilizados en los semáforos.
LÁMPARAS DE INCANDESCENCIA
La incandescencia es un sistema en el que la luz se genera como consecuencia del paso
de una corriente eléctrica a través de un filamento conductor.
Muchos han sido los materiales utilizados para la construcción de filamentos, pero en la
actualidad el material de uso exclusivo es el tungsteno o wolframio, cuya temperatura de
fusión es del orden de 3.400 ºC. Con este tipo de filamentos se puede llegar a temperaturas
normales de trabajo del orden de 2.500 a 2.900 ºC, lo cual permite fabricar lámparas de
incandescencia de una vida relativamente grande, con rendimientos también relativamente
grandes, sobre todo si los comparamos con los obtenidos tan sólo hace unas cuantas
décadas.
Un factor importante que condiciona la vida de un filamento, es el llamado "fenómeno de
evaporación". Dicho fenómeno consiste en que debido a las elevadas temperaturas del
filamento, este emite partículas que lo van adelgazando lentamente, produciendo
finalmente su rotura.
Para evitar en parte este fenómeno, los filamentos se arrollan en forma de espiral y la
ampolla se rellena con un gas inerte a una determinada presión. El gas inerte de relleno
suele ser de una mezcla de nitrógeno y argón, aunque también suele utilizarse kripton
exclusivamente.
La ampolla constituye la envoltura del filamento y del gas de relleno, siendo su tamaño
función de la potencia eléctrica desarrollada. El material que se utilizó para las primeras
lámparas era el cristal, aunque en la actualidad el vidrio a la cal es el más utilizado.
Su forma no está supeditada fundamentalmente a ningún concepto técnico, siguiendo
generalmente criterios estéticos o decorativos, por lo que se fabrican según una extensa
variedad de formas. El modelo estándar es el más corrientemente utilizado.
Para cumplir este cometido se han creado tubos de descarga a base de óxido de aluminio
sinterizado, capaces de soportar la acción del sodio a temperaturas superiores a los 1.000
ºC y al mismo tiempo transmitir el 90% de la luz visible producida por la descarga eléctrica
en su interior. Este tubo está cerrado mediante tapones de corindón sintético, en los que se
soportan los electrodos.
El tubo de descarga se aloja en el interior de una ampolla de vidrio duro, resistente a la
intemperie que le sirve de protección y aislamiento eléctrico y térmico. La despreciable
cantidad de radiaciones ultravioleta que generan estas lámparas, hace innecesario el
empleo de material fluorescente, por lo que esta ampolla es totalmente transparente.
Debido a la presión elevada del sodio en el tubo de descarga, para el encendido de estas
lámparas es preciso aplicar tensiones de pico comprendidas entre 2.800 y 5.500 V., por lo
que además de la imprescindible reactancia hay que colocar arrancadores especiales
capaces de generar los impulsos de encendido. El modelo de lámpara de 70 W. lleva
incorporado dicho arrancador.
La eficacia luminosa de las lámparas de vapor de sodio a baja presión es la más elevada
de todas las existentes, llega a ser de 190 Lm/W. La vida media resulta ser de unas 15.000
horas, con una depreciación que no llega al 20%.
La tensión mínima de arranque que necesitan estas lámparas es del orden de los 390 V.
para potencias de lámpara pequeñas (35 W.) y del orden de los 600 V. para las de gran
potencia (180 W.). Por tal motivo, se hace imprescindible en el circuito un elemento que
además de controlar la intensidad, como en todas las lámparas de descarga, eleve la
tensión de la
red al valor necesario; esto se consigue mediante reactancias autotransformadoras de
dispersión.
Para algunas potencias de lámparas, cuya tensión de arranque es del orden de 390 V. y la
tensión de funcionamiento del arco de unos 100 V., es posible utilizar reactancias de choque
en lugar del autotransformador.
Aunque las condiciones de funcionamiento son similares a las de las lámparas de vapor de
mercurio, la adición de halogenuros hace necesaria una tensión de encendido muy superior
a la de una red de alimentación, 200/380 V., por lo que necesita un arrancador que
proporcione tensiones de pico del orden de 1,5 a 5 kV.
Las lámparas de halogenuros metálicos, como todas las de descarga se deben conectar a
la red a través de una reactancia que controle la intensidad, debiendo tener especial
cuidado de que la combinación reactancia-arrancador sea la adecuada. Dos son los
circuitos que se suelen utilizar para el funcionamiento de estas lámparas.
El período de arranque es de 3 a 5 minutos, hasta que la lámpara da el flujo luminoso
previsto y el reencendido de 10 a 20 minutos, dependiendo del tipo de luminaria y de la
potencia de la lámpara. La tensión entre sus extremos, necesaria para mantener la
descarga, es del orden de 100 a 200 V., depende de la potencia
La eficacia de estas lámparas es del orden de 25 Lm/W., y tienen una depreciación del flujo
luminoso muy pequeña, no llega al 20%, para la vida media de la lámpara, que es del orden
de 6.000 h., para un encendido cada tres horas.
La pequeña ampolla de cuarzo está contenida dentro de otra de mucho mayor tamaño, de
vidrio, cuya misión es la de proteger a la pequeña ampolla, establecer un cierto equilibrio
térmico, así como también la de ser depositaria en su interior de sustancias fluorescentes
encargadas de darle una cierta tonalidad roja.