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Plano reconstruido de la Archibasílica de San Juan de Letrán, que se puede considerar como
una tipología normal de las basílicas paleocristianas.
Con Constantino a la cabeza, el cristianismo y sus líderes ocuparon posiciones principales,
la arquitectura pasó del simple refugio en casas privadas, a nuevas formas monumentales,
inspirada en la arquitectura romana, con el cambio necesario para su aplicación a las nuevas
funciones de los cultos de la religión, que además cada día aumentaba en número de
creyentes. A pesar de la gran cantidad de templos o basílicas cristianas que se construyeron
durante el siglo IV, en siglos posteriores fueron muchos de ellos destruidos o reformados.
ESTRUCTURA:
FUNCIONALIDAD:
BASÍLICAS CONSTANTINIANAS
De esta forma la basílica cristiana pasó a la utilización para un solo ritual, al contrario de la
basílica civil romana que había tenido diversos servicios públicos. Uno de los modelos que
se cree fue más utilizado para el origen de la basílica cristina, fue la basílica civil de
Constantino de Tréveris, realizada en el año 310 con un espacio rectangular y un gran ábside
semicircular que albergaba el trono del emperador romano. Se construyó con las piedras de
edificios más antiguos, y no constituía un edificio aislado, sino que en la época de la tardía
formaba parte del recinto del palacio imperial: los vestigios de los edificios adyacentes se
pusieron al descubierto en los años ochenta y hoy todavía son visibles. Algunos rastros de
yeso que cubrían los ladrillos de origen así como algunas características antiguas se
conservaron a la altura de las aberturas de las ventanas.
En las primeras basílicas cristianas la funcionalidad se tuvo muy en cuenta, una de las
primeras donaciones del emperador Constantino al Obispo de Roma —seguramente el
papa Melquíades I—, el año 313 para su residencia fue el Palacio de Letrán. Junto a él se
construyó la basílica dedicada al Santo Salvador (la actual Basílica de San Juan de Letrán),
consagrada por el papa Silvestre I. Con el tiempo, esta basílica se ha ido transformando, pero
se ha podido reconstruir el proyecto original, constaba de una nave central más ancha y dos
más estrechas en cada lado separadas por grandes columnatas, la nave central era más alta y
con una cubierta a dos aguas. Entre esta cubierta y las de las naves laterales había una hilera
de ventanas para iluminar el interior de la basílica. Toda la construcción estaba efectuada
de ladrillo excepto las columnas de mármol y la cubierta de madera. Por la nave central
entraban en procesión el Obispo de Roma seguido por su clero hasta llegar al gran ábside
donde tenían sus asientos y el altar para celebrar la ceremonia, mientras los fieles utilizaban
las naves laterales más cercanas a la central y los catecúmenos las naves más exteriores, que
al parecer estaban separadas por cortinas colocadas en los intercolumnios.
Grabado de Luigi Rossini después del incendio que destruyó la Basílica de San Pablo
Extramuros en 1823.
Por estos mismos años promovió Constantino la edificación de la Basílica de San Pablo
Extramuros sobre la tumba de san Pablo, que fue enterrado después de haber sufrido martirio
en una amplia necrópoli que ocupaba toda el área de la basílica y de la zona que la rodea. En
su tumba se construyó un edículo, cella memoria, a lo largo de la Vía Ostiense. Sobre este
lugar y por motivo del terreno, la construcción de la basílica quedó un poco más pequeña que
la del apóstol san Pedro, con sólo tres naves, hecho que se subsanó en el año 386 cambiando
la orientación y construyendo una iglesia mucho mayor con cinco naves y con transepto, pero
dejando el altar sobre la tumba del santo, como era costumbre, como la dedicada a san Pedro.
El papa Siricio I consagró el edificio. Esta basílica se destruyó en un incendio del año 1823,
salvándose el ábside, altar y la cripta donde se encontraba el cuerpo de san Pablo, siendo el
resto totalmente reconstruido.
Santa Inés Extramuros fue construida en el año 324 sobre las catacumbas de la Vía
Nomentana donde se encontraba enterrada dicha santa, la basílica es mucho más pequeña
que la de san Pedro y la de san Pablo y está semisubterránea, tiene tres naves y en la parte
superior de las laterales la galería para las mujeres. Las columnas de separación de las naves
son de diferentes mármoles con diversos colores. En el ábside se
conservan mosaicos provenientes de una reconstrucción realizada por el papa Honorio I a
mediados del siglo VII, en el que hay representadas tres figuras aisladas en el centro santa
Inés y a sus lados los papas Símaco y Honorio I, con un fondo dorado típico ejemplo de la
influencia bizantina en esta época romana.
BASÍLICAS EN TIERRA SANTA:
La de la Natividad fue realizada alrededor del 333, aunque tuvo que ser reformada en el siglo
VI, después de haber sido quemada y destruida durante la rebelión de los samaritanos del año
529 encabezada por su líder Juliano ben Sabar. Presentaba una planta longitudinal que incluía
un gran atrio antes de la entrada, que servía de descanso a los peregrinos, la basílica para la
realización del culto constaba de cinco naves con una planta prácticamente cuadrada (28 x
29 metros) y en la cabecera con una forma de octógono y cubierta de madera, se encontraba
en su centro una abertura rodeada por una barandilla donde se podía apreciar el lugar del
nacimiento de Jesús.
El emperador Constantino pidió al obispo Macario se encargara de la obra del templo, para
ello mandó a su propia madre Elena para que entre ambos dirigieran las obras. La basílica
del Santo Sepulcro fue consagrada en el año 335. Constaba de planta rectangular, tenía un
atrio más pequeño que el de La Natividad, su interior constaba de nave central con otras
laterales dobles sobre las cuales había unas galerías, la separación de las naves se efectuaba
a través de unas majestuosas columnas de mármol con los capiteles dorados. En el ábside
recorriendo todo su semicírculo se encontraban doce columnas simbolizando los doce
apóstoles, por las naves laterales más exteriores las que estaban junto el muro del edificio
conducían a un largo patio situado detrás del ábside, que se cerraba haciendo un semicírculo,
en este patio se encontraba cubierto por un baldaquino sostenido por doce columnas, el sitio
del Santo Sepulcro de Cristo. Unos años después el mismo emperador o alguno de sus hijos,
alrededor del antiguo sepulcro, realizaron la llamada «Anástasis Rotonda», para celebrar
la Resurrección, agrandando su construcción con una nueva estructura de 17 metros de
diámetro, cubierta de madera en forma cónica y un deambulatorio a nivel del suelo y otro
superior de medio círculo en forma de galería.
BASÍLICAS POSTCONSTANTINIANAS:
Llamadas también como el periodo de «renacimiento Sixtino», por ser las construcciones
más conocidas las realizadas bajo el mandado del papado de Sixto III.
Sobre una iglesia precedente, erigida según la tradición, por el papa Liberio I hacia el 360, el
papa Sixto III (432-440), ordenó la construcción de una iglesia dedicada al culto de la Virgen,
poco después de haberse afianzado el dogma de la maternidad divina en el Concilio de
Éfeso(431). La Basílica de Santa María la Mayor, fue una en la que se utilizó el resurgir o
renacimiento de las formas más clasicistas, tiene planta de tres naves y una
columnata jónica adintelada y de fuste liso, las pilastras en la zona de claraboyas son de un
estilo más refinado que en las anteriores basílicas, es la que representaba mejor los nuevos
cambios del estilo paleocristiano. En su interior una de las obras principales es el espléndido
ciclo de mosaicos sobre la vida de la Virgen, que data del siglo V y que muestra aún las
características del estilo del arte romano tardío. Unos diez años antes se había empezado a
construir sobre el Monte Aventino una pequeña basílica dedicada a Santa Sabina en la que
se aprecian unas proporciones más armónicas y la elegancia de diversos detalles como los
bellos capitels de las columnas corintias reutilizadas de un templo anterior de la diosa Juno.
Siguiendo las características de la arquitectura paleocristiana, Santa Sabina presenta unos
muros totalmente lisos construidos con ladrillos, sin contrafuertes, ya que el techo es de
madera y, por tanto, poco pesado. Lo único que destaca en el exterior es la hilada de
ventanales de arcos de medio punto.