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Pensamiento Psicológico, Vol. 6, N°13, 2009, pp.

13-26

La violencia en el seno de las relaciones íntimas,


analizadas por un psicólogo clínico
José Cáceres Carrasco1
Universidad de Deusto – Bilbao (España)

Recibido: 11/03/09 Aceptado: 14/09/09

Resumen
En este artículo se revisan algunos datos asociados a la violencia en el contexto de las relaciones
íntimas, presentados frecuentemente por los medios de comunicación de masas, y otros, igualmente
válidos, aunque más sutiles, derivados de estudios empíricos y observaciones clínicas. Se presenta
un modelo bio-psico-social, para intentar comprender este sinsentido. Se argumenta que, aunque
las medidas punitivas de corte legal y policial terminen siendo necesarias en algunos casos, éstas
fracasarán si no se tiene en cuenta el “factor humano” y se reduce la distancia existente entre las
demandas explícitas e implícitas de los implicados.
Se presentan sugerencias necesarias para el desarrollo de programas preventivos.

Palabras clave: violencia, relaciones íntimas, comunicación, conflicto.

Abstract
This paper reviews data associated with violence within intimate relationships, some of which are
frequently reported in the mass communication media, and others which are equally valid, although
more subtle, taken from empirical studies and clinical observations. A bio-psycho-social model is
presented, with aim of understanding this incoherence. It is argued that, although legal and penal
actions might be deemed necessary, they will not succeed unless the “human factor” is taken into
account, and the distance that exists between the explicit and implicit demands of those who are
implicated, is reduced. Suggestions to implement preventive programmes are put forward.

Key words: violence, intimate relationships, communication, conflict.

Resumo
Neste artigo se revisam alguns dados associados à violência no contexto de relações íntimas apresentados
freqüentemente pelos meios de comunicação, e outros, igualmente válidos, mesmo que mais sutis,
derivados de estudos empoíricos e observações clínicas. Se apresenta um modelo bio-psico-social,
para tentar compreender este problema. Se argumenta que, mesmo que as medidas punitivas de corte
legal e policial terminem sendo necessárias em alguns casos, estas fracassarão, se não se leva em
conta o “fator humano” e se reduz a distância existente entre as demandas explícitas e implícitas dos
implicados. Se apresentam sugestões necessárias para o desenvolvimento de programas preventivos.

Palavras chave: violência, relações íntimas, comunicação, conflito.


1
Dirección de correspondencia: E-mail: jcaceres@fice.deusto.es
14 JOSÉ CÁCERES CARRASCO

Introducción prevenir y controlar este tipo de episodios.


La violencia en el contexto de las relaciones Se comentará, por último, sobre la eficacia
íntimas, tanto por su prevalencia como por demostrada por algunas de estas medidas para,
sus consecuencias en el campo clínico y finalmente, enumerar propuestas concretas,
socioeducativo, constituye un problema de dirigidas tanto al individuo como a la díada, en
importancia en España y en otros muchos momentos diferentes de su evolución hacia la
países del mundo actual (Bonomi, Thompson, estabilidad o disolución de la relación, teniendo
Anderson, Reid, Carrell, Dimer, 2006). en cuenta la decisión de los implicados.
El objetivo de este trabajo es presentar, Análisis de estadísticas
inicialmente, un repaso de aspectos que son El número de muertes por violencia de
considerados importantes acerca del fenómeno, pareja en España ha venido siendo más o menos
para provocar una reflexión, en profundidad, sobre constante a lo largo de los últimos años. Cuando
la violencia en el seno de las relaciones íntimas, se empezaron a publicar los primeros registros
que permita generar propuestas correctoras que de datos, existía una cierta discrepancia entre
sean pertinentes, eficaces y eficientes. En primer los números publicados por las diversas
lugar se revisarán algunos datos, obvios, que la instituciones y colectivos interesados (véase
tozuda realidad presenta de manera cotidiana Figura 1), discrepancias que, en sí mismas,
para, posteriormente, aportar otros, más sutiles, eran dignas de análisis, y que, al margen de
derivados de investigaciones empíricas, en un cuestiones metodológicas y de diferencias de
intento por establecer relaciones causa-efecto criterios de inclusión, podrían reflejar los sesgos
entre ambas. Se repasarán, asímismo, algunas de la propia agencia informadora.
de las medidas tomadas en la actualidad para

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1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

Figura 1. Muertes por violencia doméstica: datos oficiales y de diversas asociaciones


(Basado en Consejo General del Poder Judicial (2006).
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Más difícil ha resultado, por cuestiones cias iniciales parece especialmente alto (véase
metodológicas, cuantificar el número de denun- Figura 2). Se resalta, también, el alto número de
cias presentadas, dada la distinta distribución denuncias que son retiradas o no sustentadas en
de competencias entre las diversas autonomías procesos judiciales posteriores. En el año 2006,
y la intervención de instituciones diferentes sólo el 41,7% de los procedimientos iniciados
(Policías locales, nacional, municipales, Guar- continúa con la tramitación del mismo. El resto,
dia Civil...) (Instituto Nacional de Estadística, bien renuncia a la continuación con la demanda
2006). Sea como fuere, este número de denun- o activamente la retira.

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Figura 2. Denuncias de malos tratos a manos de su pareja (Instituto Nacional de Estadística, 2006).

Los datos que siguen, publicados por el el 20,8 se habían acumulado dos denuncias
Servicio de Inspección del Consejo General anteriores. La Comunidad Autónoma, siendo,
del Poder Judicial (2006), sugieren una serie de proporcionalmente, más altos en Islas Baleares,
aspectos que podrían ser reveladores. La edad Asturias y Murcia (0,3 por 100.000 habitantes,
del agresor y la víctima suele estar entre 30 y 50 aproximadamente). La condición de emigrante,
años, (en el 49,70% de los casos). La relación poniendo de relieve que un alto porcentaje de
existente entre ambos sugiere el predominio episodios violentos (70,5%) tanto agresor como
de una relación íntima presente o pasada (en víctima son aborígenes, mientras que en el
el 79% de los casos). La fecha de comisión 18,2% ambos son extranjeros; en el resto de los
del acto violento, tendiendo a predominar casos se trata de parejas “mixtas”. El momento
períodos vacacionales o postvacacionales o a de aparición de la violencia en la evolución de la
los pocos días de la aparición en la prensa de pareja, siendo el número de muertes en España,
un nuevo caso, sugiriendo un posible efecto proporcionalmente, mayor en casos que inician
de “modelado”; el números de denuncias el proceso de separación que en otros países
presentadas anteriormente, de manera que en (Véase Figura 3).
el 29,20% ya había una denuncia previa y en
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Figura 3. Porcentaje de mujeres asesinadas en proceso de separación


(Instituto Nacional de Estadística, 2006).

Importancia de la relación de pareja previamente por otras muchas de Atención


Frente a estos datos obvios, existen otras Primaria. Ello podría deberse, por un lado, a las
dimensiones más sutiles, cuya observación se barreras experimentadas por personas mayores
hace más difícil, que deberían ser consideradas para buscar ayuda en este ámbito (Beaulaurier,
cruciales si se quiere entender comprensivamente Seff y Newman, 2008), a factores contextuales
este complejo fenómeno. Estas dimensiones son que se oponen a que algunas mujeres denuncien
más difíciles de captar a primera vista pero se en una segunda ocasión (Fleury-Steiner, Bybee,
suelen hacer patentes en contextos clínicos, en Sullivan, Belknap y Melton, 2006). Otro
los que aparecen observadores expertos, además factor influyente parece tener que ver con el
de que se han ido constatando en estudios bien temor de muchos profesionales sanitarios a
controlados. Entre estas dimensiones cabría abordar estos temas con sus pacientes. Bien,
resaltar: por creer que no van a saber dar respuesta a los
En primera instancia, el alto porcentaje de mismos (Abbott, Johnson, Koziol-McLain y
personas (más del 60%), hombres y mujeres, Lowenstein, 1995; Gerbert, Caspers, Bronstone,
que denuncian ser objeto de violencia, cuando Moe y Abercrombie, 1999; Matevia, Goldman,
se les da pie y confianza, como ocurre en el McCulloch y Randal, 2002) o, simplemente,
contexto de intervenciones psicoterapéuticas a porque no lo perciben como un problema
denunciar mediante entrevistas y cuestionarios sanitario (Coll-Vinent, Echeverría, Farras,
estandarizados, tal fenómeno (Aldarondo y Rodríguez, Milla y Santina, 2008).
Strauss, 1994; Cáceres, 2004a y Ehrensaft y En segundo lugar, cabe resaltar las
Vivian, 1996). De igual forma, el alto número de deletéreas consecuencias que este fenómeno
episodios de violencia que pasa desapercibido tiene para la salud de los implicados, por lo que
ante un gran número de instituciones sanitarias, a su dimensión física, mental y funcionamiento
pues, generalmente, cuando los pacientes social se refiere (Bonomi, et al. 2006; Lipsky
llegan a consultas especializadas ya han pasado y Caetano, 2007). Se resiente tanto el sistema
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endocrino y cardiovascular (Murali y Chen, Patrick, 2008), permitiéndonos detectar estilos


2005), como el sistema músculo esquelético diferentes, a veces denominados “Pitbulls” y
(Bhandari, Dosanjh, Tornetta y Mathews, 2006). “cobras”, (Babckock, 1995; Cáceres, 1999;
El comportamiento de los hijos se ve igualmente Jacobson, Gottman, Waltz, Rushe, Babcock y
afectado (Campbell, Jones Dienemann, Kub, Holtzworthmunroe, 1994; Jacobson y Gottman,
Schollenberger, O’Campo, Gielen y Wynne, 1998), que suponen formas de actuar, a medio y
2002; Jouriles, Norwood, McDonald, Vincent y largo plazos, también diferentes.
Mahoney, 1996). Estas consecuencias negativas Está bien documentada la relación existente
han sido evaluadas también en contextos latinos entre la violencia sufrida y otras dimensiones de
(Heaton y Forste, 2008). la relación. La armonía general y los cambios
En tercer lugar, cabría señalar la mayor demandados en el comportamiento del otro, en
proporción de violencia psicológica ejercida el caso de ellas y del ajuste sexual, (Cáceres,
frente a violencia física, a la cual suele preceder. Landeta, Ballús, Gómez, Otero, Rangel y
La secuencia tiende a ser parecida en muchos Robles, 1998; Cáceres 2004a; Cáceres, 2007).
casos: al principio, se permiten y acostumbran En el caso de ellos, el incremento de violencia
a levantar la voz en las discusiones; luego, en la medida en que la relación se continúa y se
suben los tonos y la acritud; posteriormente, deteriora, (Cáceres y Cáceres, 2006), además de
los insultos, descalificaciones y amenazas, y su estrecha relación con los signos de deterioro de
para terminar, levantando la mano y las armas. la relación (Cáceres, 2007). Y el papel predictor
Diversos estudios demuestran que no existen del grado de conflicto en la pareja de posibles
diferencias estadísticamente significativas en lo recaídas/repeticiones de episodios de violencia
que a violencia psicológica se refiere en cuanto (Aldarondo y Sugarman 1996). El patrón que la
al género. Tanto hombres como mujeres parecen pareja va a utilizar parece bien establecido ya
ser igualmente violentos en el plano psicológico, en los primeros años de la relación (O’Leary,
aunque las habilidades empleadas por unos y Barling, Arias, Rosenbaum, Malone y Tyree,
por otras son diferentes (Cáceres, 2002). Las 1989). También se ha documentado la escasa
diferencias entre ambos géneros son claras, sin percepción del riesgo al que se encuentran
embargo, por lo que a violencia física se refiere, expuestos parte de los implicados ( Bell,
estas diferencias tienden a ser menores de lo Cattaneo, Goodman y Dutton, 2008; Campbell,
que cabría esperar, si se atendiese solamente 2004) y la discrepancia existente entre lo que él
a la información presentada por los medios y ella consideran violencia. Ella denuncia recibir
de comunicación de masas (Cáceres, 2002; y ejercer más violencia que la que él dice ejercer
Cáceres, 2004a). Existe una mayor proporción o recibir (Cáceres, 2009), lo que seguramente
de violencia entre parejas en procesos de refleje la diferencia de sensibilidades hacia
disolución de la relación (Cáceres 2004a), actitudes violentas.
siendo sus efectos más negativos entre los que se La violencia, como se ha señalado, no
separan y vuelven a juntar en varias ocasiones, parece ser “prerrogativa exclusiva” del varón
que entre los que se separan o permanecen juntos (Cáceres, 2004a; Cáceres, 2004b; Horner
definitivamente (Bell, Goodman y Dutton, 2002). Existen situaciones, cuya proporción hoy
2009).Se constata una y otra vez la existencia por hoy nos resulta desconocida, en las que la
de diversos tipos de violencia, tanto en ellos violencia es bidireccional (Drapkin, McCrady,
como en ellas, según se dirijan contra la pareja Swingle y Epstein, 2005). Es más, algunos
íntima o sea generalizada (Boyle y Vivian, 1996; estudios apuntan que el conflicto, más que el
Goodman, 2006) y también de diversos tipos de mismo género, es el elemento fundamental
personalidades violentas. (Echeburúa Odriozola, (Holtzworth-Munroe, Smutzler y Stuart, 1998).
1998). Éstas son, a veces, evidenciables Así, en parejas homosexuales conflictuadas, es
a través de evaluaciones psicofisiológicas en las que, al parecer, más violencia se genera
(Katz, 2007; Martín-López y Navarro, 1998;
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(Houston y McKirnan, 2007). Cameron (2003) cierta funcionalidad de la violencia para “atar” o
pone de relieve que el porcentaje de mujeres alejar al otro (Allison, Bartholomew, Maiseeles y
objeto de violencia, entre la población general, Dutton, 2008); estilos de vinculación especiales
en parejas heterosexuales, es 0,24% frente al (Bond y Bond, 2004; Henderson, Bartholomew,
0,035% en el caso de hombres; pero entre los Trinke y Kwong, 2005), inseguridad del “apego”
homosexuales masculinos es de 4,6% y 5,8% en (Mahalik, Aldarondo, Gilbert-Gokhale y Shore,
el caso de mujeres en el contexto de una relación 2005).
lésbica. En estas parejas, por definición, no existe
“macho” (luego difícilmente podría etiquetarse Integración, interpretación y presentación
como “machista”), pero sí conflicto. No deja de de modelo
sorprender, sin embargo, que la percepción de Se han realizado varias propuestas a la
la gravedad de la violencia que se tiene, desde hora de construir un modelo teórico que ayude
fuera, tiende a minimizar la violencia en parejas a entender lo que ocurre en los episodios de
homosexuales (Poorman, Seelau y Seelau, 2003). violencia en el contexto de las relaciones
Las razones esgrimidas por algunas íntimas, y diversidad de autores han enfatizado
parejas para no denunciar violencia en su seno, aspectos diferentes tanto socioculturales, como
independientemente de que ésta sea grave o educativos, estructurales, biológicos, de ejercicio
moderada, es que no se percibe como problema, de poder contra la mujer, género (Bograd, 1999;
o se percibe de manera diferente por el hombre y Boonzaier, 2008; Neidig y Friedman, 1977;
la mujer (Cáceres, 2009; Flinck, Astedt-Kurki y Schumacher, Feldbau, Smith, Slep y Heyman,
Paavalainen, 2008), la consideran discontinua e 2001).
infrecuente o estiman ser secundaria a otro tipo De manera más global, (Rosembaum,
de problemas. (Ehrensaft y Vivian 1996). No Geffner y Sheldon 1997) han integrado muchos
tenemos demasiados datos que nos aclaren las de los datos aquí revisados, en lo que se ha
razones por las que, una vez denunciada, se retire dado en llamar modelo bio-psico-social de la
o no se sustente la misma. Se ha esgrimido una violencia (véase Figura 4).

Figura 4. Violencia doméstica Modelo Biopsicosocial (Adaptado de Rosembaum, Geffner y Sheldon, 1997)

Este modelo, que enfatiza aspectos (Rosembaum et al. 1997): remotos, entre ellos
interactivos, no es totalmente novedoso (Bouchard se incluyen las condiciones que admiten el uso
y Lee, 1999; Vivian y Heyman, 1996) y supone de la violencia como forma de conseguir los
la existencia de dos tipos de determinantes fines propios, fueran estos cuales fueren y en el
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ámbito que fuere. Inmediatos, los determinantes agrupados ayudarían a entender y explicar el
más cercanos podrían subagruparse en tres fases sentido y la funcionalidad para los implicados
bien diferentes, e implicarían las siguientes (Allison et al. 2008; Burkitt y Larkin,
asunciones: 2008) de este sinsentido, aunque no en su
Fase 1. Activación, las personas se activan totalidad, pues nos plantean también muchas
fisiológicamente en función de diversas preguntas, entre otras: ¿Qué significado tiene
fuentes de estrés (laboral, marital…) (Babcock, el alto porcentaje de procesos iniciados y
Waltz, Jacobson y Gottman, 1993; Gottman y no sustentados o activamente retirados, y,
Levenson, 1986; Jacobson, Gottman, Waltz, posteriormente, las visitas “vis a vis” en la
Rushe, Babcock y Holtzworthmunroe, 1994). cárcel?; ¿demuestran poca confianza en el
Fase 2. Desbordamiento de umbral, esta sistema Policial-Judicial?; ¿denotan miedo
activación se “contagia” entre los miembros u “otras dependencias”? (Roberts, Wolfer y
de una pareja, produciéndose entre ellos Mele, 2008). ¿Cómo se forja y se rompe la
un verdadero “ensamblaje fisiológico” “dependencia emocional”? (Bell, Goodman
(Levenson, y Gottman, 1983). Sobrepasados y Dutton, 2007; Berns, Jacobson y Gottman,
determinados niveles de activación, todas las 1999; Bornstein, 2006; Dutton y Painter, 1991;
personas empezarían a funcionar en un formato Henderson et al. 2005). ¿Existen diferencias
automático. Las personas se diferenciarían entre los objetivos explícitos e implícitos en
entre sí. Por una parte, en el nivel de umbral que las denuncias realizadas?2
determina su pase a “piloto automático”. Los
factores que determinan este umbral podrían Medidas implementadas o barajadas
ser características más o menos estables (e. g. Entre las medidas que se han implementado
factores de personalidad) o coyunturales (e. o barajado en nuestro país, (fundamentalmente
g. uso de alcohol, drogas…) (Caesar, 1998; de tipo punitivo, no preventivo) cabría
Lipsky, Caetano, Field, y Larkin, 2005; Fang mencionar las legales, especialmente la Ley
y Corso, 2008). Se diferenciarían también en 27/2003, “Violencia Doméstica. Ley reguladora
la forma de actuar y de controlar procesos de la Orden de protección de las víctimas de
cognitivos cuando se encuentran en tal estado la violencia doméstica”, así como sus varias
de activación, (posiblemente en función de su modificaciones, en las que se intentan desarrollar
experiencia pasada, su escuela de aprendizaje diversos procedimientos policiales y judiciales,
social, su tipología de personalidad…). el endurecimiento de las penas a la persona
Fase 3. Funcionamiento automático, agresora y el dictamen de órdenes de alejamiento
tras sobrepasar el umbral crítico, en el de la misma. No todos los estudios realizados
“funcionamiento automático”, los pasos avalan la eficacia de estos procedimientos (Holt,
seguidos estarían más allá de la razón, y la forma Kernic, Lumley, Wolf y Rivara, 2002; Holt,
de actuar vendría determinada por los modelos Kernic, Wolf y Rivara, 2003)
aprendidos a lo largo de la vida, especialmente Al margen de estas medidas judiciales,
en la infancia, y se vería modulada, a su vez, se han barajado en algunas autonomías otras
no tanto por las consecuencias inmediatas medidas sociales, copiando a otros lugares,
o diferidas de las acciones, tanto a nivel para intentar controlar y reducir este fenómeno.
individual como social, sino, principalmente, Así ha sido debatida la posible utilidad de la
por la experiencia de ganancias propias en denuncia de la persona agresora, publicando
el pasado, al utilizar estrategias violentas… listas de posibles agresores en el vecindario o
(de aquí la relativa ineficacia inhibitoria del
castigo, especialmente con los “cobras” y 2
Una de nuestras usuarias, víctima de violencia por parte de su
personalidades psicopáticas) (Church, 1963). marido, estuvo de acuerdo en acudir al Servicio de Urgencias,
pero con el informe recibido se negó a formular denuncia, vol-
De cualquier manera, todos estos datos viendo a su casa con el mismo para “amonestar” al marido de las
consecuencias que podría acarrearle si no cambiaba su actitud.
20 JOSÉ CÁCERES CARRASCO

hacerles llevar distintivos especiales de diversa desde fuera me ayude a implementar el modelo
complejidad electrónica, de manera que, desde de relación que deseo con esta persona y que,
una oficina central pueda monitorizarse la por mí mismo/a, soy incapaz de imponer…”)
distancia existente entre ambos, de manera que y todo ello teniendo en cuenta las diferencias
cualquiera de ellos, especialmente la víctima, socioculturales (Wrangle, Fisher, y Paranjape,
pudiera contactar con una posible fuente de 2008).
ayuda en caso de emergencias. Por lo que a las parejas se refiere, en función
Por otra parte, se ha hablado de manera de la fase en que se encuentre en el modelo
inespecífica de medidas preventivas y se ha ido propuesto anteriormente (Rosembaum et al.
perfilando una serie de medidas asistenciales, 1997):
dirigidas tanto al agresor como a la víctima.
Por lo que a la recuperación de los agresores Fase 1. Teniendo en cuenta los resultados
se refiere, los datos acumulados no parecen de Schumacher y Leonard, (2005) y Stith,
especialmente esperanzadores (Babcock, Green Green, Smith, y Ward (2008), con las parejas
y Robie, 2004). En nuestro país,(Echeburúa que se encuentran en esta fase, cabría plantearse
y Fernández-Montalvo, 1997) fueron de los potenciar todos los mecanismos que convierten
primeros en publicar resultados, y aunque el la convivencia en gratificadora (Cáceres, 1986),
resultado global inicial fuera más optimista, un pues lo contrario de maltrato no parece ser la
63 % de éxito, esta cifra queda en entredicho si ausencia de violencia, sino “buen trato”, lo
se tiene en cuenta que casi el 50 % de la muestra que supondría el desarrollo de: válvulas de
rechazó el tratamiento. escape conjuntas, incremento de “símbolos de
unión”, estilos de comunicación y resolución
Medidas propuestas de problemas eficaces, clarificando el dónde,
Parece claro que, por muy eficaces que sean el cuándo y, sobre todo, el cómo (Vives-Cases,
las medidas sociales, judiciales o policiales que Gil-González, y Carrasco-Portino, 2009).
se implementen, se verán condenadas al fracaso La clarificación de los “temas atascados”,
si no obtenemos la colaboración, de manera que requerirían tratamientos especiales; el
comprometida, de cada uno de los miembros de reconocimiento de los momentos/procesos/
la pareja, a la vez que se les ofrecen alternativas temas que incrementan la activación fisiológica,
no violentas que les sean funcionales en el tanto en uno mismo como el otro, y los intentos
establecimiento y perpetuación de su dinámica de controlar al otro (Wuest, y Merritt-Gray,
relacional. Las medidas de alejamiento, ya 2008); de igual forma, potenciar la percepción
lo hemos visto (Holt et al. 2003), no siempre de peligro cuando éste existe. En nuestro
terminan siendo eficaces en todos los casos. Centro se intenta haciendo que los implicados
Muchas veces es la misma víctima la que termina aprendan a reconocer estas señales de peligro
por sabotear la efectividad de tales medidas. en interacciones de otras parejas videograbadas
Debiera implicarse al personal sanitario de en el contexto de una discusión, para, después
Atención Primaria para aumentar la detección en potenciar la internalización y generalización
primeros estadios del desarrollo de la violencia, de este reconocimiento a ellos mismos y su
cuando todavía sea recuperable, (Liebschutz, propia situación. Y finalmente, optimizar e
Battaglia, Finley, y Averbuch, 2008) clarificar la individualizar las actuaciones disponibles a cada
existencia de “agendas ocultas” en las denuncias uno de los miembros de la pareja para desactivar
e intentar clarificar-disminuir las posibles esta activación fisiológica (Cáceres, 1996).
discrepancias existentes entre las demandas En el caso de aquellas parejas en las que
explícitas existentes al presentar la denuncia la convivencia futura continuada se haya
(e.g. “que se me ofrezca la protección justa y demostrado inviable, por decisión de uno de
necesaria…”) e implícitas (e.g. “que alguien los implicados o tras una evaluación detallada
LA VIOLENCIA EN EL SENO DE LAS RELACIONES ÍNTIMAS, ANALIZADAS POR UN PSICÓLOGO CLÍNICO 21

de la situación (Cáceres, 1996), sería necesario interno, propio y del otro, y que permitan a
desarrollar programas que posibiliten-faciliten cada uno de los miembros de la pareja aprender
la ruptura de vínculos emocionales, tan a detectar situaciones de alta activación y
importantes para los humanos, y potencien la posible riesgo de explosiones emocionales
toma de decisiones importantes a las que se descontroladas.
ven abocados, sin recurrir a métodos violentos b) Entrenamiento e introyección
(Cáceres, 2003). individualizada y conjunta de técnicas
Fase 2. En las parejas que se encuentran “Tiempo Fuera”, preacordando y asumiendo
en esta fase ya se han dado episodios de alta el procedimiento a seguir. Por ejemplo, “Me
hostilidad inesperada y momentos de violencia voy durante media hora al parque cercano, a
más o menos graves, por cuestiones relacionadas ver si me tranquilizo. Cuando vuelva estaré
con la pareja o externas a la misma, se benefician dispuesto/a a que retomemos este tema con
de programas cuyo objetivo es: más tranquilidad...” (Rosen, Matheson, Stith,
a) Descubrir las situaciones y McCollum y Locke, 2003).
circunstancias, de cómo podrían ser los celos. c) Desarrollo y entrenamiento práctico
Dar claridad en los “problemas enquistados” y activo en secuencia de actuaciones en
no satisfactoriamente resueltos, uso de alcohol situaciones de emergencia. Por ejemplo, en
o drogas, etc., que facilitan la disminución momentos de alto riesgo, tener preparadas
del umbral de activación y capacidad de posibles vías de escape. Formas privadas para
autocontrol (Montes-Berges, 2008; O’Farrell, avisar a vecinos, tener preparado un “maletín
Murphy, Neavins, y Van Hutton, 2000). de emergencia”, en el que se han colocado
b) Potenciar técnicas que permitan previamente los documentos principales, un
incrementar tales umbrales, de manera que juego de llaves, ropa esencial y juguetes para
no se salten con tanta facilidad y que pongan los niños, si los hubiere, teléfono móvil o
fin al contagio del ensamblaje fisiológico, que monedas para poder usar un teléfono público
parece establecerse entre ambos miembros y para buscar ayuda.
al que se ha aludido anteriormente (capacidad
de autocontrol, relajación, establecimiento de Es muy posible que estas medidas puedan
límites externos, anticipar situaciones en las parecer parciales, no sean aplicables a todos los
que estos umbrales fueran bajos, acordar entre casos de violencia de género y se encuentren muy
ambos pautas a seguir en tales momentos). por debajo de los estándares considerados ideales
Entre estas tácticas se podrían incluir: por muchos de los lectores. Y que seguramente
“desarmar al otro con agrados”, “señales tales propuestas son contraproducentes en los
preacordadas para desactivar la situación”, subtipos de personas violentas, que Holtzworth-
“técnica del disco rayado”, asertividad Munroe y Stuart (1994) han denominado
empática (Cáceres, 1986). “disfóricos-borderline” y “personalidades
antisociales”. Sin embargo, este tipo de
Fase 3. Las parejas en las que los episodios actuaciones empiezan a probarse efectivas en
violentos son ya una constante, además que muchos otros casos (McCollum, y Stith, 2008;
se pasa de un clima de aparente tranquilidad a Stith, Rosen, y McCollum, 2003; Stith, Rosen,
una tensión extrema en muy poco tiempo sin McCollum, y Thomsen, 2004) y hoy por hoy,
razón aparente y que, por sus propias razones, quizá sean las únicas realistas para poder así
no deseen o crean que no pueden separarse, cortar la cadena de “aprendizaje estructurado de
tendrían que aprender a: la violencia” por parte de los hijos. Siendo esta la
a) Acordar y asumir señales externas, escuela con menor “fracaso escolar”, donde los
con ayuda de autorregistros apropiados, hijos aprenden definitivamente a ser violentos.
que faciliten monitorizar-controlar el estado (Schwartz, Hage, Bush, y Burns, 2006).
22 JOSÉ CÁCERES CARRASCO

No se puede dejar de apoyar el tipo de trabajo Babcock, J. C., Green, C. E. y Robie, C. (2004).
emprendido para ayudar a las víctimas de la Does batterers’ treatment work? A meta-
violencia (Labrador, Paz, de Luis y Fernández- analytic review of domestic violence
Velasco, 2004), o los esfuerzos realizados para treatment. Clinical Psycology Review, 23,
recuperar a las personas violentas (Echeburúa, 1023-1053.
Sarasua, Zubizarreta y De Corral, 2009). Beaulaurier, R. L., Seff, L. R. y Newman, F. L.
Pero mucho nos tememos que, sólo con esas (2008). Barriers to help-seeking for older
actuaciones, no se terminará de erradicar la women who experience intimate partner
violencia, en el contexto de relaciones íntimas, si violence: A descriptive model. Journal of
no conseguimos, además, desarrollar programas Women & Aging, 20, 3-4, 231-248.
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