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Valores Estéticos

Los valores estéticos son aquellos valores por los que se juzga si algo es bello o no.

Sin embargo, la estética, disciplina filosófica que estudia el concepto de belleza, el arte
y sus diferentes manifestaciones, ha observado que esos valores cambian dependiendo
de cada cultura, sociedad, tiempo histórico e incluso fracciones de la sociedad. Por eso,
lo que se considera una obra de arte en un determinado momento en una determinada
sociedad, puede no serlo en otro momento.

Cuando nos enfrentamos a las expresiones estéticas de otras culturas muy lejanas a la
propia, para poder apreciar las obras de arte debemos tener en cuenta los valores
estéticos a los que responden.

Por otro lado, el valor estético se aplica a todas las creaciones de una sociedad, no sólo
al arte. En objetos industriales, los valores estéticos se manifiestan a través del diseño.
La mayor parte de las personas también modifican su aspecto físico respondiendo a
valores estéticos de su comunidad.

Los valores estéticos dependen en cierta medida del juicio personal. Sin embargo, la
subjetividad de todo individuo se desarrolla en un contexto social determinado. Por eso,
los juicios personales en cuestiones estéticas no suelen ser radicalmente diferentes de
los de la sociedad. Incluso cuando se realizan cambios revolucionarios en materia de
arte, los mismos sólo pueden ser difundidos cuando existe un grupo que comparte los
mismos valores estéticos del creador.

Cuando hablamos de obras de arte “clásicas” nos referimos a que los valores estéticos
que representa siguen estando vigentes hoy en día. Sin embargo, existe la posibilidad de
que las razones por las que determinadas obras fueron apreciadas en su momento, no
sean las mismas por las que son apreciadas ahora. Es decir que incluso si valores
estéticos similares siguen vigentes, la importancia que se le da a cada uno de ellos puede
ser relativamente distinta.

Ejemplos de valores estéticos

1. Lo trágico: En estética se refiere a la inevitabilidad de una resolución negativa a


los conflictos, la imposibilidad de elegir de forma satisfactoria. Ejemplo: la obra
dramática Edipo Rey es trágica.
2. Lo sublime: Lo que ofrece una elevación extraordinaria. Los filósofos suelen
asociarlo a las más imponentes manifestaciones de la naturaleza, pero también se
utiliza para valorar el arte. Ejemplo: los atardeceres en la montaña son sublimes.
3. Lo ridículo: Es lo que está fuera del tiempo y del espacio, lo que está fuera de
lugar. Lo ridículo puede considerarse una valoración estética negativa. Sin
embargo, es un recurso de los géneros cómicos. Ejemplo: Mr. Bean es ridículo.
4. Lo elegante: La elegancia hoy se asocia a la sencillez, mientras que en otras
épocas se asociaba al lujo. Es uno de los valores estéticos que más depende de
los cambios sociales. Ejemplo: los trajes oscuros son elegantes.
5. Lo esbelto: Tiene que ver con las figuras verticales, lo delgado y alargado,
manteniendo siempre la gracia. Ejemplo: las modelos son esbeltas.
6. Lo cómico o gracioso: Aquello que causa hilaridad en el receptor. Puede ser un
valor estético tanto positivo como negativo. Ejemplo: El Quijote ya no me
resulta gracioso.
7. Lo entretenido: Aquello que mantiene nuestra atención. Por ejemplo: esta serie
de televisión es entretenida.
8. Lo armonioso: Algo proporcionado que causa una sensación agradable.
Ejemplo: los sabores de este plato son armoniosos.
9. Lo magnífico: Las representaciones de deidades e incluso de soberanos (reyes,
presidentes, Papas) apuntan a la magnificencia. Ejemplo: el retrato de Ana de
Cléveris, de Hans Holbein el joven, es magnífico.
10. Lo imponente: Aquello que nos hace sentir pequeños en comparación. Si bien
puede considerase este valor estético con respecto a paisajes naturales, también
puede ser uno de los principios que rigen la arquitectura y otras formas culturas.
Ejemplo: los acueductos romanos son imponentes.

Valores Culturales

La definición de valores culturales no es sencilla de establecer, ya que varían de


acuerdo a las distintas tradiciones que constituyen el acervo cultural de la humanidad. A
grandes rasgos pueden definirse como el conjunto inmaterial de bienes (ideas,
consideraciones e ideales) por los que un grupo humano considera digno esforzarse y
luchar.

Esto no quiere decir que se traduzcan a rajatabla en conductas específicas, ya que a


menudo pertenecen a la esfera de lo idealizado o la imaginación, razón por la cual el
arte se hace portavoz de dichos valores. Los valores culturales de una sociedad a
menudo se contradicen con los de otra: entonces sobreviene el conflicto.

No existe un conjunto uniforme de valores culturales en una misma sociedad


determinada: suele haber valores mayoritarios y minoritarios, hegemónicos y
marginales, tanto como heredados e innovadores.

Tampoco deben confundirse con los valores religiosos y morales: estos forman parte de
los culturales, que son una categoría más extensa.

Ejemplos de valores culturales

1. La identidad nacional. Se trata de la sensación colectiva de pertenencia a un conjunto


humano, por lo general identificado con un gentilicio específico o una nacionalidad. En
algunos casos este espíritu puede anclarse también a un criterio de razas, credos o
cierto tipo de visión de mundo compartida.
2. La tradición. Se llama así a un conjunto de rituales, visiones de mundo y prácticas
lingüísticas y sociales heredadas de generaciones anteriores y que ofrecen una
respuesta a la pregunta del sujeto sobre sus propios orígenes.
3. La religiosidad y el misticismo. Esto refiere a las formas de espiritualidad, de
comunión simbólica y de prácticas rituales que, ya sean heredadas o aprendidas,
comunican al sujeto con una experiencia de mundo ultraterrena.
4. La educación. Las colectividades humanas valoran la formación del individuo, tanto
académica como la moral y cívica, como aspiración al mejoramiento del hombre, es
decir, a la potenciación de sus talentos y sus capacidades, así como la domesticación
de sus instintos.
5. La afectividad. Comprende los vínculos afectivos: de amor o compañerismo, a partir
de los cuales forjar la relación de mayor o menor intimidad con los demás. Muchas de
estas afectividades forjan, a gran escala, la sensación de comunidad armónica.
6. La empatía. Ésta se define como la capacidad de sufrir por los demás, es decir, de
ponerse en sus zapatos: el respeto, la solidaridad, la compasión y otras virtudes que
muchas formas de religión asumen como mandatos divinos, y que fomentan los
derechos universales del hombre y las formas de cortesía ciudadana.
7. La infancia. En épocas anteriores al siglo XX, los niños eran considerados personas
pequeñas y se esperaba su integración al aparato productivo. La asunción de la
infancia como una etapa de la vida que debe ser cobijada y nutrida es, justamente, un
valor cultural.
8. El patriotismo. El patriotismo representa un alto sentido del deber para con el resto de
la sociedad a la que se pertenece y un apego profundo por los valores tradicionales
que ésta alberga. Se trata de una forma suprema de lealtad colectiva.
9. La paz. La armonía como estado ideal de las sociedades es un valor universalmente
deseado por los grupos humanos, si bien nuestra historia parece demostrar
precisamente lo contrario.
10. El arte. En tanto exploración existencial de las subjetividades profundas o de las
filosofías del hombre, las formas artísticas son valores culturales fomentados y
defendidos por las sociedades y preservados de una generación a otra.
11. La memoria. La memoria colectiva e individual de los sujetos es uno de los valores más
arduamente defendidos, tanto bajo la forma del arte como de la historia o del
quehacer político en sus distintas facetas. Se trata, a fin de cuentas, de la única
manera de trascender a la muerte: ser recordado o recordar lo que sucedió.
12. El progreso. Uno de los valores culturales más cuestionados en las últimas décadas,
pues en su nombre se implementaron doctrinas políticas, económicas y sociales que
conllevaron a la desigualdad. Entraña la idea de la acumulación (de saberes, de
potencias, de bienes) como una forma de mejoramiento paulatino de las sociedades
humanas.
13. La realización personal. Es un baremo de éxito (profesional, afectivo, etc.) con que la
colectividad califica el desempeño singular de sus individuos, permitiéndole distinguir
entre los modelos a seguir y los reprobables. El problema está cuando sus formas son
injustas o inalcanzables.
14. La belleza. La correlación formal, la justeza y la singularidad suelen ser los
componentes de la belleza, un valor de cambio histórico y que atañe a los discursos
estéticos: el arte, la moda, la imagen corporal de los sujetos.
15. La compañía. Como animales gregarios que somos, los humanos valoramos
culturalmente la presencia de los otros, incluso si ésta implica conflictividad. La
soledad usualmente está vinculada al sacrificio ascético o a las formas de castigo
social, como el ostracismo o la cárcel.
16. La justicia. La equidad, la sabiduría y la justicia son preceptos cruciales de la formación
de las sociedades humanas y piedra angular de la civilización. La creación de una
normativa legislativa común se establece sobre una idea colectiva de lo que es justo y
lo que no (y así evitar injusticias).
17. La verdad. La justeza de las ideas y las cosas es llamada la verdad, y es un valor
universalmente tenido por las sociedades humanas como principio de negociación
entre los individuos.
18. La resiliencia. Es la capacidad de sacar fuerzas de la flaqueza, de convertir las derrotas
en crecimiento y recuperarse de los golpes: lo que no te mata, te hace más fuerte.
19. La libertad. Otro de los valores supremos de la humanidad, cuyo principio es el
innegable e innegociable libre albedrío de los individuos, sobre sus cuerpos y sus
bienes.
20. La igualdad. Junto con la libertad y la fraternidad, es uno de los tres valores
promulgados durante la Revolución Francesa entre 1789-1799, y establece la misma
cantidad de oportunidades para todos los hombres sin distingo de su procedencia,
religión o sexo.

Racismo

Se entiende por racismo a una forma de discriminación basada en el grupo étnico al que
pertenece la víctima. Además, es una doctrina política cuyo fin es la de la persecución a
un grupo étnico al que se lo considera inferior.

Mayoritariamente el racismo se produce por cuestiones religiosas. Frente a un acto


racista se anulan o disminuyen los derechos humanos de los seres humanos, se suprime
la libertad de expresión y la libertad física de las personas.

El racismo ha tenido (y de hecho tiene) sus fundamentos actuales en las creencias de la


superioridad de una raza por sobre otras. De este modo se considera que una raza, por
ejemplo, la blanca, es más inteligente y apta que otras razas, como por ejemplo, la raza
negra. Otra forma de racismo se presenta cuando un grupo étnico discrimina a otro por
su condición sexual.

En los 3 casos (discriminación por condición sexual, discriminación por el color de la


piel o por la creencia religiosa) el grupo dominante intenta apartar o aislar (por medios
lícitos o ilícitos) los sitios donde estos grupos frecuentan. De este modo pueden llegar a
restringir zonas y franjas horarias hacia los grupos étnicos minoritarios.

Cada ser humano, independientemente del color de su piel, de sus creencias religiosas o
personales, no puede ser apto y capaz si se le priva de las condiciones básicas de salud,
alimentación y cuidados necesarios desde la infancia.

Por tanto podríamos refutar dicha doctrina desde el punto de vista biológico puesto que
todo ser humano necesita de lo antes dicho (cuidados, acceso a un plan de salud,
educación y crianza) para poder llegar a ser un ser adulto íntegro, independiente,
autosuficiente y capaz.

El racismo busca la exterminación de las razas inferiores por la sola creencia de su


inferioridad. A lo largo de la historia se han presentado episodios de racismo extremo
que cambiaron el rumbo de la historia de la humanidad.

Sin embargo existen en la actualidad corrientes de pensamiento (basadas en la


declaración de los derechos humanos de 1948) más abiertas a la inclusión de dichos
grupos minoritarios.

Ejemplos de racismo

1. Nazismo (hacia la raza judía y comunistas).


2. Golpear a una persona por el tipo de creencia religiosa que profese.
3. Insultar a una persona por su color de piel.
4. Ofender a una persona por su condición o elección sexual (homofobia).
5. Denigrar a una persona por la procedencia de sus ancestros (xenofobia).
6. Deshonrar a alguien por su condición económica.
7. Insultar a una persona por su forma de hablar (modismos).
8. No respetar la diversidad cultural (de costumbres, valores, creencias, idioma, etc) de
una persona.

Antivalores

Conocemos una serie de valores culturales que rigen aquello entendido socialmente
como correcto: verdad, fidelidad, justicia, altruismo, respeto… Todas estas formas de
accionar ubican a la persona en el camino de la virtud, en la búsqueda de un
mejoramiento constante de sus propias condiciones y de su manera de relacionarse con
los demás y con el mundo.

Por el contrario, los denominados antivalores marcan las actitudes negativas de una
persona o grupo de personas frente a las reglas sociales. Elegir el camino de los
antivalores significa desconocer las pautas morales convenidas socialmente como
positivas y afines al bien común, privilegiando intereses particulares, impulsos
negativos y otras reacciones condenables.

Ejemplos de antivalores

A continuación, una breve descripción de los antivalores más importantes:

1. Deshonestidad: se contrapone a la honestidad. Marca el uso de medios no correctos o


ilegales para la consecución de determinados fines, incluyendo el robo, la mentira y el
engaño.
2. Discriminación: falta de entendimiento hacia el otro, hacia el diferente desde distintos
puntos de vista: sexual, capacidades físicas, inclinaciones políticas, etc. Puede incluir
violencia y sometimiento a las minorías.
3. Egoísmo: lo contrario al altruismo. Indica actitudes que ponen siempre por encima las
necesidades individuales sobre las del conjunto, a un nivel extremo.
4. Enemistad: en vez de buscar la amistad y la concordia, la persona que actúa a partir de
este antivalor busca el enfrentamiento y la revancha con sus semejantes.
5. Esclavitud: sometimiento de una persona a los requerimientos de otra u otras, sin
considerar la libertad individual ni los derechos inherentes a todo ser humano.
6. Guerra: contrario a la paz. Actitud beligerante de un grupo o país para con otros,
propiciando la lucha armada o la violencia de cualquier tipo.
7. Ignorancia: desconocimiento extremo del capital cultural humano o de las virtudes
morales, aun cuando la persona tiene las condiciones intelectuales para lograr el
entendimiento.
8. Imitación: actitud de copiar a otros y de hacer ver lo producido como propio.
Contrario a la originalidad.
9. Improductividad: falta de resultados concretos en nuestras acciones, se contrapone a
la búsqueda de productividad y utilidad en lo que hacemos de acuerdo a objetivos
planteados de antemano.
10. Imprudencia: actitud no atenta a las circunstancias que se viven y a la presencia de
otras personas. El individuo se guía demasiado por impulsos, no sabe esperar, no es
prudente.
11. Impunidad: ante la ausencia de castigo frente a hechos que lo merecen, la persona
actúa como si hubiera obrado correctamente.
12. Impuntualidad: desprecio al tiempo del otro, incumplimiento de pautas temporales en
citas, entrevistas, encuentros, jornadas laborales, actividades académicas, etc.
13. Indiferencia: desinterés por la suerte de otras personas o por cualquier cuestión.
14. Ineficacia: hacer mal las cosas. Contrario a eficacia.
15. Inequidad: falta de equilibrio, aplicado principalmente en las situaciones de
desigualdad social cuando las mejores condiciones socioeconómicas son acaparadas
por una minoría, en desmedro de una mayoría que no tiene acceso a las mismas.
16. Infidelidad: rotura de un pacto de fidelidad y respeto mutuo entre dos personas, por
ejemplo cuando se producen engaños por parte de uno de los integrantes de un
matrimonio.
17. Inflexibilidad: incapacidad para adaptarse a distintas circunstancias, para cambiar de
opinión o forma de actuar cuando es necesario o para entender múltiples puntos de
vista.
18. Injusticia: falta de respeto a las normas jurídicas o morales que no es debidamente
castigada o penada. Se opone a la justicia.
19. Intolerancia: incomprensión frente a cualquier tipo de diferencia. El valor contrario es
la tolerancia.
20. Irrespeto: no respetar a otras personas ni a sus necesidades.
21. Irresponsabilidad: falta de cumplimiento de las tareas asignadas en tiempo y forma.
Contrario a la responsabilidad.
22. Mentira: faltar a la verdad en cualquier situación.
23. Odio: se contrapone al amor. La persona tiene una actitud negativa y violenta ante
todo y ante todos, enfrentando a otros incluso sin razón aparente.
24. Parcialidad: analizar o juzgar una cuestión solamente desde el punto de vista propio,
sin apreciar el resto de las visiones. El valor contrario es la imparcialidad.
25. Soberbia: colocarse por encima del resto, menospreciando a otras personas. Contrario
al valor de la humildad.

Prejuicios

Un prejuicio es una valoración mental inconsciente respecto a un objeto, colectivo


humano o situación específicos, que proviene no del contacto directo o la experiencia,
sino de una consideración previa que, a menudo, distorsiona la percepción de lo
prejuzgado.

En otras palabras, se trata de un juicio anticipado, por lo general de naturaleza hostil o


negativa, basado en preconcepciones afectivas e infundadas en lugar de experiencias
directas.

Dichos prejuicios a menudo se hallan enquistados en la cultura dominante de una


sociedad, reforzando paradigmas de exclusión y superficialidad en torno a colectivos
minoritarios o a los individuos pertenecientes a ellos. Cuando eso ocurre, pueden
producirse dinámicas de malestar y enfrentamiento sociales, en caso de que el prejuicio
gane terreno y devenga en una práctica social, política y/o cultural excluyente.

Ejemplos de prejuicios

1. Prejuicios de origen. Consisten en privilegiar un grupo humano por encima de otros, o


en rechazar alguno a priori, simplemente por compartir su lugar de origen o
nacionalidad, o por desestimar la nacionalidad de dicha persona. Por ejemplo, en
América Latina algunas nacionalidades son desfavorecidas, como la colombiana,
asociada al tráfico de drogas y el sicariato.
2. Prejuicios raciales. Basan su apreciación de las colectividades o los individuos en sus
rasgos fenotípicos o su color de piel, atribuyéndoles determinadas características
mentales, físicas o culturales. Por ejemplo, a menudo se afirma que los
afrodescendientes son buenos para actividades físicas pero no para las mentales, o
que los hombres negros tienen penes grandes.
3. Prejuicios de género. Proponen valoraciones de los individuos o los colectivos de
acuerdo a su género biológico, masculino o femenino. Muchos roles sociales se
determinan en base a esta naturaleza prejuiciosa. Por ejemplo, que las mujeres no
saben conducir un automóvil, o que son más emocionales y menos racionales, o que
los hombres son básicos en su emotividad y no deben nunca llorar.

Estereotipos

Los estereotipos son todas aquellas imágenes aceptadas por la mayoría de un grupo
social y que se caracterizan por ser estructuradas y estáticas. En general estas imágenes
aluden a las características o rasgos de un determinado grupo, género, sociales,
culturales, nacionalidad, gremio, religión, entre otros.

La creación de estereotipos es, por supuesto, una simplificación, y hasta en muchas


ocasiones su construcción resulta totalmente infundada, ya suelen surgir a partir de
prejuicios.

Actualmente, con la existencia de los medios de comunicación y la proliferación de las


redes sociales, es más sencillo aún que se difundan estos estereotipos.

Ejemplos de estereotipos

A continuación se presentarán algunos estereotipos a modo de ejemplo:

1. De nacionalidad: es muy común escuchar que los argentinos son personas soberbias o
pedantes.
2. De género: que a las mujeres les gusta el color rosa y a los hombres, el azul. Es por
esto muy común que a los bebés recién nacidos se les regale ropa con colores de
acuerdo a su género. De todas formas, en los últimos años esta concepción se ha
venido revirtiendo e incluso algunos, para salirse de este estereotipo, optan por
obsequiar ropa amarilla o verde.

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