You are on page 1of 8

La teología de la liberación en la

nueva evangelización*
por Juan Carlos Scannone, S.J.

a ,0 e „
SíVv. f0 r '
“ÜQ&<■
, on r(.
Introducción P ad re a los o b ispos del B rasil
pueden resumir el fruto de ese cami­
no de discernimiento acerca de la te­
El surgimiento y desarrollo de la
ología de la liberación: “ en la medi­
teología de la liberación, las críticas
da en que se esfuerza por encontrar
y confrontaciones que suscitó, el
respuestas ju sta s” a los desafíos
discernimiento eclesial que provocó,
eclesiales y sociales (de los que el P a­
fueron un hecho de gracia en la Igle­
sia latinoamericana, en el que se pa había hablado inmediatamente
entrelazaron el don de Dios, la ten­ antes), respuestas “ penetradas de
ta c ió n y las re s p u e s ta s de los comprensión para con la experiencia
hombres a ambos. Estimamos que el de la Iglesia” en nuestro Continente
discernimiento eclesial de la teología (el Papa habla en ese contexto espe­
de la liberación y su temática, luego cíficamente del Brasil), “ tan efica­
de la Evangelii Nuntiandi, el Docu­ ces y constructivas cuanto sea po­
mento de Puebla y el magisterio de sible y, al mismo tiempo, en armonía
Juan Pablo II, acom pañado por las y coherencia con las enseñanzas del
evangelio, de la tradición viva y del
dos Instrucciones de la Congrega­
ción para la Doctrina de la Fe Liber- perenne magisterio de la Iglesia” ,
tatis N untius y Libertatis Conscien- “ la teología de la liberación no sólo
es oportuna, sino útil y necesaria” .
tia (para no nom brar otros docu­
mentos del magisterio local), ha lle­ Aún más: “ debe constituir una eta­
gado ya a un grado tal de madurez pa nueva —en estrecha conexión
con las anteriores— de esa reflexión
que nos hace plantear nuestro tema:
teológica iniciada con la tradición
los aportes de la teología de la libera­
apostólica y co n tin u ad a con los
ción a la nueva evangelización.
Quizás las palabras del Santo
(1) Cf. Juan Pablo II, “ Mensaje a la Conferen­
cia Episcopal de Brasil” (9 de abril 1986), L’Os-
servatore Romano (ed. sem. esp.) n. 904 (1986),
* Comunicación escrita para el Seminario sobre párrafo 5. Sobre la teología de la liberación y la
‘‘Nueva cultura y nueva evangelización” , organi­ doctrina social de la Iglesia cf. mi libro: Teología
zado por el CELAM en Bogotá, del 31 de octubre de la liberación y doctrina social de la Iglesia,
al 3 de noviembre de 1989. Madrid-Buenos Aires, 1987.

119
grandes Papas y doctores, con el tal enfoque porque la teología de la
magisterio ordinario y extraordina­ liberación y el discernimiento ecle­
rio y, en época más reciente, con el sial que ella ha suscitado son un don
rico patrimonio de la doctrina social del Señor a toda la Iglesia, que no se
de la Iglesia expresada en documen­ agota, por lo tanto, en esa teología
tos que van de la Rerum Novarum a considerada en sí misma.
la Laborem Exercens” (1). Hoy di­ Entre dichos aportes propios,
ría seguramente el Papa: “ ...alaS o - aunque no exclusivos, de la teología
licitudo Rei Soria lis” . de la liberación a la nueva evangeli­
Entre los frutos del influjo de la zación, trataré los siguientes: 1) la
teología de la liberación y de ese tra­ renovada atención teológica a los
bajo eclesial de discernimiento se signos actuales de los tiempos; 2) el
pueden citar los siguientes (aunque, uso —para escrutarlos— de la me­
por supuesto no sean exclusivamen­ diación de las ciencias humanas y so­
te resultados de aquélla): la atención ciales’, 3) la relevancia dada al hecho
eficaz de la Iglesia puesta en la evan- de la “irrupción ” del pobre y de la
gelización liberadora y en la opción opción preferencial p or los pobres
preferencial por los pobres, la nueva como actual signo de los tiempos,
espiritualidad de liberación que está especialmente en América Latina; 4)
surgiendo en muchas comunidades el desafío que esos tres hechos ante­
eclesiales de base, la profundización riores constituyen para la auto-
teórica y práctica de los fundamen­ com prensión más histórica de la
tos bíblicos, cristológicos y ecle- teología misma, a fin de servir mejor
siológicos de dicha opción, la mayo­ a la misión evangelizadora de la Igle­
ría de edad de la teología latinoame­ sia; 5) el discernimiento crítico de
ricana y su contribución a la refle­ eventuales aportes del marxismo pa­
xión teológica universal, etc. ra la tarea de la nueva evangeliza­
P ara enfocar nuestro tem a no ción.
tendremos solamente en cuenta el
eventual papel específico que le
compete a la teología de la libera­ 1. Atención teológica de
ción en la nueva evangelización, si­ los tiempos
no —en general— cuáles son los a-
portes de aquélla a la nueva evange­ La teología de la liberación se
lización, que toda la Iglesia y la te­ autoconcibe como la reflexión críti­
ología, y no sólo la teología de la li­ ca de la praxis histórica a la luz de la
beración estrictamente dicha, han Palabra de Dios. Se trata de un acto
de tener en cuenta. Por supuesto que segundo, reflexivo, crítico, teológi­
de ese modo estaremos también res­ co, que tiene como acto primero la
pondiendo implícitamente a la otra respuesta viviente y práctica de fe a
cuestión mencionada. A doptam os la presente interpelación de Dios en

120
los pobres. Por ello dicha praxis his­ seguir el camino señalado por la
tórica misma se concibe como res­ Gaudium et Spes y, luego, por la Oc­
puesta a un momento contemplati­ togésima A d ve n ien s, M edellín y
vo: la contemplación de Cristo en el Puebla. Para lograr dicho discerni­
pobre histórico, con los “ ojos” déla miento es im portante la actitud de
fe. En base a esa comprensión de la apertura a la novedad que esa acción
reflexión teológica, luego J. Sobrino de Dios implica quizás en relación
llegó a hablar de la teología de la li­ con nuestros pre-conceptos, es­
beración como “ intellectus miseri- quemas, costumbres, etc., y su ilu­
cordiae” . En este enfoque se acen­ minación crítica a la luz de la Escri­
túa una doble atención de fe a los ac­ tura y la tradición viva, para que esa
tuales signos de los tiempos, a saber, novedad no sea sino la del Espíritu
ante todo a la manifestación históri­ que renueva todas las cosas en Cris­
ca presente del Señor en los pobres to.
(en su interpelación y en su sabiduría La iniciativa la tiene el Señor: la
creyente) y, en segundo lugar, a la nueva evangelización de América
respuesta eclesial de fe, caridad y mi­ Latina ya ha sido iniciada por El en
sericordia, la cual desea ser históri­ su Iglesia y por su Iglesia. De ahí que
camente eficaz. la atención de fe a su acción actual
En este punto de mi exposición me sea la primera orientación y guía pa­
fijo sobre todo en el momento de ac­ ra la respuesta evangelizadora de la
tualidad del punto de partida de la Iglesia. Este enfoque ayuda a des­
reflexión teológica. Por ello ésta, cubrir además el papel central (y no
desde el vamos, reconoce su carácter meramente marginal) de la espiri­
histórico, inculturado y pastoral. La tualidad viviente para la reflexión te­
Revelación ya hecha y acabada en ológica, y el de la misión social de la
Jesucristo nos da la clave herme­ Iglesia (y, por consiguiente, de su
néutica de interpretación teológica doctrina social) para la comprensión
de esas realidades, pero el punto de teológica de la Iglesia misma y de su
partida está en la manifestación pre­ práctica pastoral.
sente (y a veces desconcertante) del
Señor.
Sea lo que fuere acerca de ese en­ 2. Mediación de las ciencias
foque teológico, parece importante humanas y sociales
para la nueva evangelización el dis­
cernimiento de la acción actual de Como los signos de los tiempos
Dios en la historia de América Lati­ son históricos, como la interpela­
na y en la Iglesia, así como el de las ción del pobre es teologal y ética, pe­
distintas respuestas que en ellas se ro también histórica y social, y como
están dando. En ese punto la teolo­ se trata de realidades complejas, cu­
gía de la liberación no hizo sino pro­ yas causas no son percibibles intuiti­

121
JÚ&k
vamente, por todo ello se hace nece­ más conocidas de la teología de la li­
saria, para escrutar dichos signos a beración recurrieron a la mediación
la luz de la fe, la mediación de las de las ciencias sociales más analíticas
ciencias humanas y sociales. Claro (economía, sociología, ciencia polí­
está que éstas, antes de ser usadas tica) como instrumentos para escru­
como mediación instrumental para tar los signos de Dios en la historia a
una lectura teológica de la realidad la luz de la fe, por su parte la teología.
social, deberán ser purificadas de argentina de la pastoral popular re­
eventuales presupuestos antropoló­ currió para lo mismo a la mediación
gicos y éticos que se opongan a la de ciencias humanas más herme­
comprensión del hombre implicada néuticas y sintéticas (como son la
por la fe. De ello habla la Instruc­ historia, la antropología cultural, la
ción Libertatis N untius (cf. n. VII, fenomenología de la religión). Pien­
10). Tal purificación es análoga a la so que la teología ha de hacer uso de
realizada por Santo Tomás con la fi­ ambos tipos de mediaciones, así co­
losofía aristotélica para que le sir­ mo el de la filosofía. Sin embargo el
viera como mediación intrínseca para empleo de esta última y el de las cien­
la teología como ciencia (cf. la pri­ cias humanas más hermenéuticas no
mera quaestio de la Primera Parte sólo favorecerá la integración de los
de la Suma Teológica). aportes más analíticos y estructu­
Por otro lado, el diálogo de la te­ rales de las ciencias sociales, sino
ología con las ciencias humanas y so­ también su discernimiento crítico
ciales está suscitando hoy en Améri­ desde la an tro p o lo g ía cristian a.
ca Latina nuevas orientaciones en Pues dichas ciencias humanas más
esas ciencias, las que parecen estar hermenéuticas están epistemológi­
más de acuerdo con la comprensión camente más cerca de la filosofía y la
cristiana del hombre que los enfoques teología.
(funcionalistas, estru ctu ralistas, Por otro lado el análisis crítico
marxistas, etc.) muchas veces vigen­ interdisciplinar de la realidad social
tes en dichas ciencias. Puede ayudar podría incidir luego en la puesta en
mucho a la nueva evangelización práctica de “ estrategias de lo hum a­
que se fomente dicho diálogo y su n o ” . Estas deben ser estrategias, es
influjo indirecto (es decir, de orien­ decir, eficaces según la racionalidad
tación e inspiración) en el surgimien­ instrumental, estratégica, política y
to de esos nuevos paradigmas de in­ técnica. Pero han de serlo “de lo hu­
terpretación en las ciencias sociales, m ano” , a fin de mediar práctica­
respetando sin embargo su autono­ mente en form a históricamente efi­
mía, ya que ellas han de validarlos caz, la comprensión y valoración éti­
según sus propios criterios y méto­ cas y evangélicas de la vida en so­
dos. ciedad.
Además, así como las corrientes En consecuencia, para la nueva

122
evangelización se hace necesaria la nidades que aúnan en sí y en sus or­
mediación interdisciplinar tanto pa­ ganizaciones los valores de la cultura
ra conocer la realidad histórica, cul­ tradicional latinoamericana y valo­
tural y social cuanto para transfor­ res m odernos (trabajo industrial,
marla según el espíritu de las biena­ lucha sindical, democracia, nuevos
venturanzas: “ en ello hay una señal tipos de institucionalización y de
de la seriedad del compromiso” (L N ejercicio de la autoridad, etc.).
VII, 3). Esas experiencias (tanto eclesiales
como civiles) llevaron a su vez a
3. Irrupción del pobre y opción ahondar los fundamentos bíblicos,
preferencial por los pobres teológicos, cristológicos, eclesioló-
gicos, etc. de la comprensión cris­
Al hablar de los “ signos” actuales tiana del pobre, sin descuidar su
de Dios, ya desde el comienzo tuvi­ comprensión histórica (social, eco­
mos en cuenta la “ irrupción” del nómica, política y cultural, como
pobre en la historia y la conciencia mediación para la comprensión de
de sociedad e Iglesia en América La­ fe y purificada por ésta).
tina, así como la opción preferencial Es de notar que, tanto en el nivel
que le responde y corresponde. de la experiencia espiritual como en
Es cierto que los pobres siempre el de la reflexión teológica y pasto­
estuvieron presentes, pero parece ser ral, no se entiende al pobre sólo co­
una especial gracia del Señor que mo individuo, sino también como
hoy se haya explicitado tanto su pre­ “ mundo de los pobres” (esa es otra
sencia en sociedad e Iglesia, su inter­ novedad de su “ irrupción” ), es de­
pelación a ambas por la estructura­ cir, se lo comprende también social y
ción injusta de nuestra convivencia, colectivamente, en su cultura, sabi­
y su protagonismo como sujeto his­ duría de la vida y religiosidad popu­
tórico, social y cultural que se orga­ lares, en sus relaciones com unita­
niza en vistas a su liberación integral rias, de clase, de trabajo, de inser­
y a su mayor comunión y participa­ ción en la nación, en sus organiza­
ción en la sociedad y en la Iglesia. ciones libres y movimientos históri­
Entre las manifestaciones de esa no­ cos, etc.
vedad pueden citarse las comunida­ Un punto que es actualmente te­
des eclesiales de base, otras formas ma de discernimiento en la Iglesia es
de pastoral popular (santuarios, re­ la aserción de que para la lectura de
valorización de la religiosidad popu­ la Palabra de Dios, la reflexión te­
lar, vocaciones sacerdotales y reli­ ológica, la acción pastoral y social
giosas y nuevos ministerios laicales cristianas, etc. no sólo hay que
en medios populares, etc.), así como entrar en el mundo de los pobres
el surgimiento entre los pobres de (para evangelizarlo y ser evangeliza­
“ hombres nuevos” y nuevas comu­ do por ellos), sino que hay que adop­

123
tar la perspectiva y la óptica de los guiente será siempre necesario el dis­
pobres, como “ desde donde” her- cernimiento de fe, a la luz de la
menéutico. Escritura, la tradición y el magiste­
Estimo que la dilucidación de ese rio, discernimiento de cuya autenti­
punto puede ayudar sensiblemente a cidad cristiana juzga auténticamen­
enfocar globalmente la nueva evan­ te el mismo magisterio.
gelización. También aquí la teología Por tanto, parece que el Señor es­
de la liberación tiene algo que apor­ tá invitando a la Iglesia a adoptar la
tar y algo en que debe ser discernida óptica evangélica del pobre, pero és­
críticamente. En ese contexto deseo ta debe ser discernida, para que se
señalar las dos observaciones si­ trate de una perspectiva que, aunque
guientes: 1) en primer lugar, dicho encarnada, social e histórica, sea
“ desde donde” no debe ser exclusi­ verdaderamente evangélica y según
vo, sino preferencial: el “ pobre” es el espíritu de las bienaventuranzas.
uno de los cauces estructurales pre- Así es como no sólo buscaremos
ferenciales de la manifestación gra­ transform ar la sociedad en la línea
tuita del Reino de Dios, en cuanto es del Evangelio, sino también seguir
su beneficiario preferido. Pero la transform ando evangélicamente la
reflexión teológica y la acción pasto­ Iglesia en la “ Iglesia de los pobres”
ral deberán articular ese cauce es­ que deseaba Juan XXIII y de la que
tructural con otros cauces estructu­ habla Juan Pablo II.
rales (también preferenciales) de la
com prensión eclesiológica, como
son el magisterio, el sacramento, 4. Teología e historia
etc. Por ejemplo, en el caso del pri­
mero de estos dos, a él le compete el La atención a los signos de los
discernimiento auténtico de la ópti­ tiempos, el uso instrumental, pero
ca adoptada, discerniendo si se trata intrínseco, de los aportes de las cien­
de la comprensión evangélica del cias del hombre, la sociedad y la his­
pobre (material, y aun espiritual), o toria, y la conversión evangélica,
de una comprensión ideológica; 2) epistemológica, ética e histórica al
en segundo lugar, el “ lugar herme- mundo de los pobres replantean la
n é u tic o ” está d ad o por C risto autocomprensión misma de la teolo­
Pobre, como aquí y ahora está pre­ gía en su relación con la historia, pa­
sente por su Espíritu. Pero tanto ob­ ra que esté mejor al servicio de la
jetivamente (en el objeto del discer­ nueva evangelización.
nimiento) como subjetivamente (en
quien discierne) se debe tratar verda­ La teología de la liberación plan­
deramente de la pobreza de Cristo teó en cristología una profundiza-
(aunque aquí y ahora “ encarnada” ción en la comprensión del Jesús his­
por obra del Espíritu). Por consi­ tórico para así ahondar en la del

124
Cristo de la fe; en eclesiología consi­ chazar el uso instrumental del análi­
deró a la historia y la actualidad his­ sis marxista por la reflexión teológi­
tórica de la Iglesia como pertene­ ca, reconociendo sin embargo los
cientes a su ser como misterio y a la aportes que el mismo puede dar para
reflexión eclesiológica sobre el mis­ dicha reflexión y para la tarea evan­
mo; en la reflexión sobre la salva­ gelizados. Así es como, además,
ción escatológica, estudió su articu­ los elementos válidos del marxismo
lación inconfusa e indivisa con la li­ podrán dejar de “ seducir” a algu­
beración hum ana histórica, etc. nos cristianos d u ran te la nueva
Pues bien, tam bién en la auto- evangelización.
comprensión de la teología misma se
replantea epistemológicamente una Entre esos elementos podemos
tal conceptualización y sistematiza­ enumerar los siguientes: 1) la crítica
ción teológica que esté abierta a lo a las ideologías, aun las que adoptan
histórico e impregnada por el senti­ formas religiosas o teológicas; 2) la
do cristiano de la historia y la prácti­ relevancia (indirecta, pero eficaz) de
ca histórica, sin reducirse a éstas. la praxis personal y social, y de las
Una respuesta adecuada a ese desa­ consecuentes actitudes prácticas,
fío teórico a la epistemología y me­ para la teorización, aunque no por
todología teológicas puede ayudar ello se deconozca la autonomía de
para que la teología contribuya me­ ésta; 3) la atención prestada a la real
jor y más eficazmente a la tarea de la conflictividad histórica (sin conside­
nueva evangelización liberadora. rarla la clave hermenéutica de la his­
toria); 4) la consideración de los
condicionamientos materiales y eco­
5. Aportes del marxismo nómicos de la sociedad y la cultura
(como lo dijo el Papa ante la UNES­
CO: son una clave preciosa, pero no
En las discusiones en torno de la la clave última para la comprensión
teología de la liberación fue central de la cultura); 5) la prioridad del tra­
el problema del marxismo, del uso bajo humano sobre el capital (como
del análisis marxista por la teología y la entiende Laborem Exercens, asu­
de las estrategias marxistas por la miendo lo válido de los aportes libe­
pastoral social. A hora bien, cre­ ral y marxista, pero superándolos a
emos con san Ignacio de Loyola que ambos).
donde hay una tentación, puede es­
conderse una gracia. Probablemen­ Tomar en cuenta esos aportes,
te en este momento, después de las asumidos sin embargo en otro hori­
dos Instrucciones de la Sagrada zonte de comprensión del hombre,
Congregación para la Doctrina de la la sociedad y la historia que el del
Fe, el asunto esté suficientemente marxismo, ayudará sin duda para
m aduro, de modo que se pueda re­ que la nueva evangelización sea más

125
crítica de sí misma y de las ideologías lítica, económica, cultural), y más
que eventualmente intentarán ins­ preocupada preferentem ente por los
trum entarla, más eficaz en sus con­ pobres, oprimidos y trabajadores,
secuencias históricas liberadoras que en América Latina son la enor­
(aun en las dimensiones social, po­ me mayoría. ♦

• o 1
..
4 U E
08A

'V buotk*
SECCION

126

You might also like