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I. Lea el siguiente texto y señale con un círculo la opción correcta.

Sidicaro, Ricardo (1997), Las Raíces del presente. Ideas y Anclajes Políticos en el siglo XX,
Buenos Aires, Fundación OSDE, 2° edición aumentada 1999, pp.18-21.

Un partido o grupo político que aspira a ocupar posiciones de poder o a influir sobre la
orientación de los asuntos públicos, necesita homogeneizar mínimamente a sus integrantes. En
este caso, las ideas sirven para dotar de una identidad común a los miembros de la organización
en cuestión. Esas ideas remitirán inexorablemente a la respuesta a una primera pregunta: ¿quiénes
somos? Parece imposible imaginar un grupo u organización política que se postule para intervenir
en la vida institucional de un país o de una asociación omitiendo decir quiénes son sus integrantes
en tanto conjunto o entidad colectiva. Para ellos mismos, hacia adentro, la unidad surge de las
ideas políticas que los congregan; y hacia afuera, esas ideas sirven para realizar su presentación
en sociedad. Con esas ideas se hace propaganda y se ganan apoyos.
Fuera de ese círculo central integrado por quienes forman organizaciones políticas y se hallan
más ideologizados, se encuentran sectores de la sociedad influidos por esas ideas y que se
identifican con ellas, aun cuando no participan directamente de los debates y elaboraciones
doctrinarias. Los individuos de este segundo círculo adhieren a una versión más simplificada de
esas ideologías, y la identidad política que ellos asumen se presenta como una especie de tradición
que, en el límite, hasta se hereda familiarmente. En las democracias, los mayores caudales
electorales permanentes de los partidos se encuentran entre lo integrantes de este segundo círculo.
Lo que comparten tanto los individuos del primer como los del segundo círculo son ciertos
modos de ver o perspectivas sobre los problemas políticos o, más en general, de la sociedad. Esos
modos de ver o perspectivas que surgen de las ideologías políticas no sólo se refieren a cuestiones
concretas sobre las tareas prioritarias a resolver sino que también abordan temas fundamentales
sobre la naturaleza y estructura de la sociedad. Una cuestión clave suele ser aquella que propone
una explicación o una concepción sobre los vínculos que ligan entre sí a las personas que forman
la sociedad. Para determinadas ideologías políticas sólo existen los individuos y sus intereses
particulares. Para otras, esos individuos forman clases sociales con intereses colectivos. En tanto
que en otras visiones ideológicas los individuos constituirían algo que denominan el pueblo, cuyos
integrantes tienen intereses de conjunto. No cabe duda de que esas tres maneras de caracterizar
los modos de existencia de las personas tienen implicaciones muy distintas en el plano de las
propuestas de las respectivas ideologías. Como vemos, las ideologías no solamente llevan a
enfocar de un modo determinado la atención sobre ciertos aspectos de la realidad; también le dan
a los sujetos una manera de verse o suponerse a sí mismos. Es muy distinto el comportamiento
de una persona que se imagina como un ser individual y con intereses propios, de aquel que tendrá
quien se crea integrante de un colectivo mayor con intereses comunes. Así, si el primer aspecto
de la identidad dada por las ideologías políticas se relaciona más con proyectos o propuestas para
la acción, el que queremos destacar ahora es aquel que remite a la autopercepción ofrecida por
dichas ideologías a quienes aceptan sus postulados. Es fácil reconocer la diferencia existente
entre hablar de los intereses del ciudadano, los de la clase social o los del pueblo. Sin embargo,
en los tres casos estamos haciendo referencia a las mismas personas.
Recapitulemos en cuanto al tema de las identidades. Usualmente las ideologías políticas
proponen una identidad en el sentido de un modo de pensarse y presentarse a sí mismos del grupo
más compenetrado con sus ideas, y en un plano diferente, ofrece a quienes las aceptan una
autopercepción que no es en absoluto neutra en cuanto a sus consecuencias políticas. Estas son
las dos principales funciones de provisión de identidades que tienen las ideologías políticas.
Las identidades, en política, suponen la existencia de adversarios. Hay otros contra los que
se lucha. Las ideologías políticas se encargan de caracterizar a los adversarios. Puesto que hay
metas preciadas y valoradas, hace falta designar a quienes operan impidiendo u obstaculizando el
logro de las mismas. Lo más común es personalizar a esos adversarios y explicar los intereses
que los mueven a actuar bloqueando el logro de las metas buscadas y valoradas. La existencia o
el hecho de señalar a los adversarios es un elemento que fortalece la identidad propuesta por una
ideología a sus seguidores.
Esa designación de los antagonistas se encuentra estrechamente vinculada con el enunciado
de los fines o metas a alcanzar. Según las distintas ideologías políticas esos objetivos serán
diferentes, pero siempre se los presentará como la condición necesaria para asegurar la felicidad
y el engrandecimiento moral, y en ciertos casos también material, de la mayoría de los integrantes
de la sociedad.
Algunas ideologías políticas son profundamente maniqueas, dividen el campo entre buenos
y malos sin dejar lugar a posiciones intermedias: Los que no están con nosotros, están contra
nosotros. Otras son más moderadas en sus definiciones de los contrincantes y hasta se esfuerzan
en decir que no tienen enemigos o adversarios sino, simplemente, oponentes circunstanciales. Sin
embargo, basta con observar los desarrollos de los debates para encontrar la profundidad de la
diferencia entre nosotros y los otros. Esto es así en razón de que los objetivos planteados por una
ideología política nunca pueden ser tan globales y abarcativos como para dejar de mentar la
existencia de enemigos. Las ideologías políticas fuertes -a las que vamos a dedicar buena parte
de este curso-, aquellas que con sus iniciativas marcaron el desarrollo del siglo XX, pertenecen al
tipo de las que destinan una proporción importante de sus enunciados a caracterizar a sus
enemigos. Es más, en buena medida el ataque a los otros, es decir al adversario, ocupó en ellas
un lugar decisivo para la definición de las identidades de sus seguidores.

1. El objetivo principal del texto es:


a. Reivindicar la función de las ideologías políticas en la sociedad.
b. Caracterizar los distintos grupos que pueden sustentar una ideología política.
c. Determinar el papel que cumplen las ideologías políticas.
d. Criticar las ideologías políticas porque dividen a los integrantes de una sociedad.
e. Resaltar que las ideologías políticas necesitan siempre establecer un adversario.
2. ¿Qué entiende el autor por “proveer identidad”?
a. Otorgar una manera de verse a sí mismo y a los demás miembros de la sociedad.
b. Permitir la identificación de los individuos con los modos de pensar.
c. Dotar de un medio para reflexionar sobre sí mismo y para manifestar las ideas políticas
en un contexto social.
d. a y c son correctas.
e. a, b y c son correctas.
3. El autor nombra a las clases sociales para:
a. Dar un ejemplo de cómo las ideologías políticas proporcionan una forma de concebir a
la sociedad y los lazos que unen a sus componentes.
b. Apoyar su opinión que las ideologías políticas llevan a los individuos a agruparse de
acuerdo con sus intereses.
c. Refutar la postura que sostiene que la sociedad se compone de individuos.
d. Explicar los vínculos que unen a las personas en la sociedad.
e. Explicar por qué las ideologías políticas sobrepasan las diferencias de clases.
4. De acuerdo con lo expresado por el autor, una de las características que diferencia a
los individuos que forman las organizaciones políticas de los adherentes es:
a. La manera en que se enfrentan a los adversarios.
b. Los modos de percibir la sociedad.
c. La forma de adquirir identidad a través de las ideologías.
d. Los objetivos que se proponen cumplir en la sociedad.
e. El poder que sustentan dentro de la sociedad.
5. El autor caracteriza como maniqueas a:
a. Todas las ideologías políticas, pues establecen necesariamente un enemigo.
b. Todas las ideologías políticas que ven a los adversarios como oponentes
circunstanciales.
c. Aquellas ideologías políticas que propugnan por el engrandecimiento moral y por
asegurar la felicidad.
d. Aquellas ideologías políticas que fragmentan a la sociedad a través de los valores
dicotómicos bueno-malo.
e. Todas las ideologías políticas, porque siempre dividen el campo social en buenos y
malos.
6. Según el autor, “Es muy distinto el comportamiento de una persona que se imagina
como un ser individual y con intereses propios, de aquel que tendrá quien se crea
integrante de un colectivo mayor con intereses comunes” a causa de que:
a. Ambas personas son adversarios políticos.
b. Ambas personas poseen una autopercepción distinta.
c. La primera persona no sustenta una ideología política pero la segunda sí lo hace.
d. La segunda persona asume una ideología política como tradición familiar.
e. Todas las personas que componen una sociedad piensan y actúan de manera diferente.
7. Un partido o grupo político necesita homogeneizar a sus integrantes para:
a. Dotar de identidad a sus miembros.
b. Presentarse en sociedad y lograr el sostén de los adherentes.
c. Impedir que se cuestionen las ideas políticas del partido.
d. Democratizar la participación de los miembros del grupo.
e. Acceder al poder para influenciar a la sociedad.
8. La existencia de adversarios contra los que se lucha:
a. Sirve para delimitar los fines o metas a alcanzar por una organización política.
b. Es una situación que tratan de evitar las organizaciones políticas.
c. Es propio de las ideologías políticas maniqueas.
d. Consolida la identidad de las personas que poseen una ideología política.
e. Se deriva de la concepción de la sociedad dividida en clases sociales.
9. Subraye dos expresiones que muestren la idea central del texto:
Sociedad
Ideologías políticas
Adversarios
Visión del mundo
Identidad
Autopercepción
Identificación
10. Señale el título que corresponde al contenido del texto:
a. Identidades políticas.
b. Funciones de las ideologías políticas.
c. Modos de ver a la sociedad.
d. Individuo, pueblo y sociedad.
e. Los partidos políticos.

II. Lea el siguiente texto y señale con un círculo la opción correcta.


Angela Pradelli. Clarín

"Scrivo per vendetta", contestó Ferdinando Camon en 1985 en una entrevista publicada en un
número especial del diario Libération de París, en la que 400 escritores respondían la misma
pregunta: ¿por qué escribe? Así contestaba el escritor italiano nacido en Padua en 1935, cuyas
obras fueron traducidas a veintiún idiomas: "Escribo por venganza. Todavía, dentro de mí,
siento esta venganza como justa, santa, gloriosa. Mi madre sabía escribir sólo su nombre y
apellido. Mi padre, apenas un poco más. En el pueblo en que nací, los campesinos analfabetos
firmaban con una cruz. Cuando recibían una carta del municipio, del ejército o de la policía
(nadie más les escribía), se asustaban y acudían al cura para que se las explicara. Desde
entonces sentí a la escritura como un instrumento de poder. Y soñé siempre con pasar del otro
lado, poseerme de la escritura, pero para usarla en favor de aquellos que no la conocían: para
cumplirles sus venganzas".
¿Rozaremos los argentinos algún día la gloria que da poseer la escritura de la que nos habla el
escritor italiano? Según el último Censo Nacional del 2001, en el país hay más de 750.000
personas que no saben leer ni escribir. Algunos de esos campesinos de los que nos habla Camon
fueron los inmigrantes que llegaron al país a principios del siglo pasado y muchos de nosotros
somos la descendencia de esos italianos que corrían, muertos de miedo, a buscar al cura para
que les leyera.
Ya en 1992, en el Congreso de Lectura que se desarrolló dentro del marco de la Feria del Libro
de Buenos Aires, los especialistas presentaron la ampliación del concepto de analfabetismo.
Según esos criterios, se considera analfabetos a los niños de siete y ocho años que no pueden
explicar un texto; a los adolescentes de catorce y quince que no pueden leer las instrucciones de
un aparato doméstico y a los jóvenes de la franja de diecisiete y dieciocho que no pueden
redactar una carta para pedir trabajo. Es cierto que las cifras y esa realidad tristísima aplastan.
Pero es más cierto que no hay duda de que la escuela debería hacer de la enseñanza de la
escritura un acto de justicia.
La escritura de la que hablamos no es la literaria ni tiene pretensiones de ninguna gloria
vanidosa. Estamos hablando de la gente y su relación con la escritura más puramente vital, en el
plano social y también en el más íntimo. De mujeres y hombres que, en ejercicio de la lectura y
la escritura, se convierten en ciudadanos. Hablamos de escuelas que entrenen todos los días a
sus alumnos en la escritura de cartas, noticias, canciones, reseñas, artículos, informes,
solicitudes, notas, editoriales, reglamentos, relatos, argumentaciones, guiones, instrucciones...
En el Primer Congreso Internacional de Escritoras que se desarrolló en agosto de 1998, en
Rosario, la escritora Yukiko Kato, que había nacido en Sapporo, la ciudad más al norte de
Japón, escuchó con interés las ponencias de sus pares. Escritoras que habían viajado desde
Sudáfrica, Grecia, Puerto Rico, Estados Unidos. Cada una había planteado la escritura en
relación al ejercicio de la libertad y de las conquistas de las mujeres. Yukiko Kato, a su turno, se
refirió a las campesinas chinas, mujeres a las que se les tenía prohibido aprender a leer y a
escribir. Campesinas que, privadas de educación y sometidas a la autoridad del hombre, crearon
a principios del siglo XVIII un idioma secreto, el nushu, para poder expresarse. Imposibilitadas
de escribir, plasmaron los caracteres en los bordados que realizaban en las mangas de los
kimonos, en los abanicos. Si se piensa que, en silencio, en secreto, las mujeres analfabetas
crearon un lenguaje propio que incluía alrededor de dos mil palabras, no puede dejar de
valorarse la dimensión de la necesidad de expresarse.
El nushu se transmitió de madres a hijas y desapareció a mediados del 2004, cuando murió
Yang Huanyi, la última mujer que lo había aprendido. Antes de morir, había querido enseñarles
a sus hijas, pero ninguna de ellas quiso aprenderlo.
Quien escribe construye con palabras una casa propia donde habitar, que no pocas veces protege
de los materiales corrosivos del tiempo.
Siempre estamos aprendiendo a escribir y por eso el proceso de alfabetización no se agota
nunca, ya que la escritura es un trabajo arduo que requiere, entre otras cosas, la búsqueda
permanente de palabras y modos de decir. Y la escritura es, también, un camino hacia la
comprensión. Quien escribe ampliará su conocimiento de los otros y también de sí mismo. Al
escribir tenemos la posibilidad de revisar los conceptos cristalizados por los que, no pocas
veces, permanecemos estancados en un conflicto.
Me lo dijo una vez un alumno de la escuela nocturna. Les había pedido que escribieran un relato
autobiográfico y no les di más que dos o tres pautas de trabajo. El había elegido contar una
historia del abuelo, con el que vivía, se llevaba muy mal y peleaban mucho. Le costó escribir
ese relato, lo corrigió durante varias clases. Logró un buen texto en el que se narraba una de las
peleas más fuertes entre abuelo y nieto. Todos lo felicitamos cuando lo leyó en clase. Volvimos
a hablar de su trabajo al día siguiente, y de su abuelo, que él había convertido en personaje. "No
sé bien qué pasó", dijo mi alumno antes de terminar la clase. "Mi abuelo sigue siendo el mismo
de siempre, dijo, pero ahora, después de escribir esto, lo quiero más". Al ponerle palabras a lo
que nos pasa, a lo que sentimos, a lo que deseamos, descubrimos un costado que nos es revelado
por la escritura.
Como Ferdinando Camon, también Emily Dickinson percibe la potencia de la palabra escrita
cuando nos advierte que tengamos cuidado con lo que escribimos porque las palabras hacen que
las cosas se cumplan.
Para que se cumpla entonces. Escribamos esto ahora, aquí mismo. Que todos puedan ir a la
escuela para aprender, que la escuela les enseñe a todos, que el Ministerio de Educación apoye
de verdad a los buenos docentes en la inmensidad de su tarea y no al revés. Que, como quería
Camon, todos puedan poseer la escritura para pasar del otro lado. Porque los índices de
analfabetismo, lejos de ser números dibujados en un papel, son los hombres y mujeres de carne,
huesos y sangre que nunca van a escribir su nombre ni el de sus padres.

Tema 4
1. ¿Cuál es la idea central del texto?
a. Leer y escribir con destreza concede un enorme poder sobre el propio destino.
b. Leer y escribir con destreza nos convierte en ciudadanos de pleno derecho.
c. Leer y escribir son habilidades que requieren de mucho esfuerzo y empeño.
d. a y b son correctas.
e. Ninguna es correcta.
2. El objetivo del texto es
a. denunciar los índices alarmantes de analfabetismo en Argentina.
b. desarrollar un concepto más amplio de analfabetismo.
c. resaltar la importancia vital de la escritura en el destino de los individuos.
d. defender la posibilidad de expresarse de los individuos.
e. c y d son correctas.
3. La frase ‘Escribo por venganza’ de Ferdinando Camon es citada por la autora para
a. atraer la atención del lector sobre el tema que desarrollará.
b. ilustrar la alfabetización en la época contemporánea de la mayoría de la población.
c. ejemplificar la importancia vital y simbólica de la escritura en la vida del hombre.
d. señalar el deseo de superación de la humanidad.
e. indicar la lucha de clases a través de la escritura.
4. A partir del ejemplo del nushu, el idioma secreto de las mujeres chinas, la autora infiere
que
a. la escritura es el medio más importante para la liberación y conquistas de las mujeres.
b. aún personas analfabetas como las campesinas chinas desarrollan una forma de comunicación
escrita.
c. la necesidad de expresarse del ser humano debe ser valorado en toda su dimensión.
d. la escritura nos permite construir un mundo propio.
e. c y d son correctas.
5. Los especialistas han ampliado el concepto de analfabetismo porque
a. la realidad social de los niños y jóvenes del país ha cambiado sustancialmente.
b. el dominio de la escritura implica la habilidad para relacionarse eficazmente en el mundo
cotidiano.
c. el aprendizaje de la escritura y de la lectura está relacionado estrechamente con el ejercicio de
la ciudadanía.
d. a y b son correctas.
e. b y c son correctas.
6. Para la autora ‘la escuela debería hacer de la enseñanza de la escritura un acto de
justicia porque
a. es la institución que permite la posibilidad de igualar las desigualdades sociales y
económicas.
b. es la institución que debería transmitir a los alumnos la importancia vital de la escritura en la
formación de sus futuros.
c. es la institución que debería enseñar el poder de la escritura en el ejercicio de la ciudadanía.
d. todas las opciones son correctas.
e. ninguna opción es correcta.
7. Señale la opción que refleje la idea central del texto
a. la escritura y el destino.
b. la escritura y los ciudadanos.
c. la escritura y la vida.
d. la escritura y el analfabetismo.
e. la escritura y su poder vital.
8. El relato autobiográfico de su alumno permite a la autora
a. insistir sobre la importancia de la escritura en la vida del hombre.
b. caracterizar la tarea del docente en la enseñanza de la escritura.
c. promover la escritura para la resolución de conflictos.
d. ejemplificar la función de la escritura para la comprensión de uno mismo y de los demás.
e. indicar las dificultades implícitas en el proceso de aprendizaje de la escritura.
9. Según el texto, la autora sostiene frente al analfabetismo una posición
a. crítica porque considera que no se están tomando las medidas necesarias para erradicarlo.
b. cínica porque considera inevitable la existencia de hombres que no alcancen a dominar la
escritura.
c. escéptica porque el Ministerio de Educación no apoya a los docentes y por el aumento
progresivo del analfabetismo en nuestro país.
d. optimista porque la toma de conciencia de la importancia de la escritura por parte del
gobierno permitirá superarlo.
e. ninguna opción es correcta.
10. “Para que se cumpla entonces. Escribamos esto ahora, aquí mismo”significa
a. La autora defiende el poder de la palabra
b. La autora rechaza el analfabetismo
c. La autora aspira a que todas las personas accedan a la escritura
d. a y c son correctas
e. a y b son correctas

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