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LA HIPÓTESIS DE PORTER:
En la visión convencional estos costes tienen dos componentes. Primero, las inversiones
ambientales tienen un coste de oportunidad, en la medida que desplazan a las inversiones
“productivas” Segundo, unos requerimientos ambientales más estrictos reducen la
productividad, con el consiguiente incremento de los costes de producción. La regulación
ambiental reduce las opciones que las empresas pueden tomar (algunas opciones no son
factibles por causa de la regulación). En este sentido, deberíamos examinar las relaciones entre
productividad y política ambiental, para entender como la política ambiental afecta la
competitividad.
Sin embargo, cada vez se ha cuestionado más esta visión tradicional. Un buen ejemplo
es el de Michael Porter, quién sostiene que, si se aplica correctamente, la política ambiental
puede aumentar la productividad y la competitividad de las empresas, y por tanto de los países.
Así, un país podría mejorar su posición en la economía mundial si tuviera una política ambiental
más estricta, y al mismo tiempo “más acertada”.
Se simplifica para la empresa su planificación a largo plazo, así puede anticipar algunas
de las restricciones con las que se encontrará en el futuro. La empresa tendría mayor reticencia
a invertir si no pudiera predecir lo que el gobierno le impondrá en el futuro. Finalmente, puede
que las regulaciones aumenten también la consciencia ambiental de los ciudadanos, lo cual a su
vez puede llevar a cambios en los comportamientos de demanda.
Según Porter, las regulaciones pueden impulsar las innovaciones de dos formas. Por un
lado las empresas pueden simplemente mejorar la forma en que gestionan sus problemas de
contaminación. Tanto en la reducción de comisiones contaminantes como en la gestión de
residuos, por poner dos ejemplos. La forma en qué se gestionan los residuos tóxicos y peligrosos
es especialmente importante. Las innovaciones introducidas al respecto pueden reducir los
costes de las empresas. Por otro lado, las innovaciones pueden mejorar tanto los productos de
las empresas como el propio proceso para producirlos. Como vemos, las innovaciones
desempeñan un papel central en la hipótesis de Porter.
Una forma de interpretar dicha hipótesis es a través de una función del tipo de frontera
de posibilidades de producción.
Introducimos ahora un segundo periodo en el que la política ambiental sea más estricta,
lo que representamos en el gráfico con un incremento de Z´ a Z´´ el argumento de Portet, esta
nueva política forzaría a las empresas a ser más eficientes.
Por ejemplo pasando del punto A al punto B, la economía es eficiente, dado que no es
posible producir más sin empeorar la calidad. Como vemos, tanto la calidad ambiental Z como
la producción incrementan (esta última de Q a Q´´). La situación de política ambiental más
estricta genera también un proceso de innovación. Las empresas ponen quizás mejores
productos en el mercado y mejoran sus procesos. Se produce una innovación que permite pasar
de la tecnología 1 a la 2. Representamos esta situación con un desplazamiento hacia arriba de
la frontera de posibilidades de producción, hasta la curva Q´´(Z). Así, las innovaciones permiten
ahora que la economía crezca de B hasta C, con una ganancia en eficiencia igual a Q´´ - Q´, y una
ganancia en innovación igual a Q´´´ - Q´´.
Las empresas pueden no ser eficientes por diferentes razones. Como hemos visto,
debido a fallos en la información o algún otro motivo, puede que las empresas no estén al tanto
de ciertos cambios en los procesos que mejoren su productividad. Puede ser también que las
empresas no estén maximizando sus beneficios. Según Herbert Simón, por ejemplo, las
empresas se caracterizan por cumplir una labor de “Satisfacer” más que de “maximizar”. Así, a
veces el proceso de toma decisiones respondería en la práctica más a comportamientos
intuitivos o de sentido común a maximización de beneficios en cada momento.
En la práctica podemos encontrar casos que apoyan algunas de estas ideas. La Agencia
Norteamericana del Medio Ambiente (EPA) lanzó por ejemplo un programa voluntario para
prevenir la contaminación. Fue el llamado “Programa de luces verdes” (Green Lights Program),
que ofrecía a las empresas participantes consejo e información sobre medidas de ahorro
energético. Por ejemplo, aconsejaba utilizar tecnologías de iluminación de mayor eficiencia
energética que consumen menos electricidad y contaminan menos.
Estas mejoras requieren de una cierta cantidad de recursos humanos y de otro tipo, y
puede que una regulación ambiental más estricta induzca la adopción de algunas mejoras pero
puede que sea a costa de dedicar menos recursos a otras áreas. En otras palabras, todo uso de
recursos tiene un coste de oportunidad.