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Apuntes acerca de “Mosaicos Bizantinos.

Zoe”, de Ricardo Jaimes Freyre

“Mosaicos Bizantinos1. Zoe” es un cuento de Ricardo Jaimes Freyre publicado por primera
vez en 1894 en Buenos Aires, en la Revista de América. El cuento modernista se ambienta
en las épocas de Nicéforo de Bizancio, emperador de este lugar a principios del siglo IX
(802-811). En el texto se evidencia una búsqueda de la belleza a través de la palabra,
evocando lo precioso a través de elementos clásicos y/o mitológicos. Belleza que, por el
contexto y espacio en que se adapta el texto, se topa contra la problematización del lenguaje
y los discursos, de la religión (el acercamiento a ella) y las creencias y, finalmente, de la
unidad y fragmentación de la ciudad, dando a entrever, así, una crítica a todo ello. En ese
sentido, podríamos estructurar “Mosaicos Bizantinos” de la siguiente manera, a partir de tres
perspectivas.

1. El discurso y lenguaje del narrador:


 El narrador, que adora a Zoe, comenta todo lo que la rodea con goce. Apunta, todo el
tiempo a lo largo del cuento, la exuberancia y exotismo que la rodea. Es así como
menciona que “Zoe es hija del placer”.
 Por ejemplo:
 En las vestimentas y cabellos de Zoe:
- “una brisa suave acariciaba la cascada negra de sus cabellos”
- “El amor mezcló perlas y diamantes en sus obscuros rizos; diola vestidos de
lama de oro para cubrir su hermoso cuerpo; calzó sus pies con borceguíes de
púrpura y bordó su cinturón violáceo con rubíes y esmeraldas”
 El narrador, en su lenguaje retórico -decorativo y de ornamentos-,
busca equiparar la belleza de su referente Zoe.
 En lo que adorna al palacio (versus la cruz solitaria):
- Aquí se marca un espacio reservado a los íntimos que invita al placer de los
objetos: “cubría el piso finísima alfombra que representaba un gigantesco

1
Los mosaicos bizantinos fueron una de las manifestaciones más conocidas del arte bizantino. Se utilizaba
para la decoración de las paredes. Fue el vehículo para transmitir el mensaje religioso de la cultura, el estilo
se basaba en la idealización de las representaciones, lo que las vincula a un sentimiento profundamente
espiritual que hace que no haya que materializar las formas, sino darles precisamente una sensación de
irrealidad.
pavo real, abriendo la cola, multicolor, con aire reposado y digno. Tapices de
lino vestían las paredes o servían de marco a preciosos mosaicos que
dibujaban bailarinas (…) Un crucifijo de marfil abría en el muro sus brazos
rígidos”.
 Se expone ya el problema de las imágenes para adorar a Cristo.

 Es fundamental aquí señalar que Freyre trata la belleza en el cuento, sugerido desde
el título, desde la mujer y la figura de lo femenino. Es Zoe el modelo de lo dotado de
hermosura, es en ella donde se enfocan los ojos de las gentes de la ciudad, del narrador
y de Romano. Pasa a ser, además, el espacio donde lo modernista centra una de sus
miradas, y la representa como frágil y exótica. Confluyen en ella la figura de la
belleza, de lo sensual, del amor, casi como una metáfora de cómo debiera ser el
lenguaje que busca nombrar o dar cuenta de algo.

2. El discurso y lenguaje del narrador de los teólogos o prelados de la Iglesia:


 Quizás aquí se evidencia de manera mas clara el lenguaje que utiliza tanto el narrador,
como Romano que buscan ser bellos, como la poesía, como Zoe y el exotismo que la
rodea, versus el lenguaje censurado de estas personas que no pueden hablar en voz
alta sobre la religión, mucho menos referirse a ella en relación con Zoe; el lenguaje
negado al placer porque siempre deben ubicarse lejos o afuera. En suma, un lenguaje
arrasado por el vacío y que mueve uno de los principales conflictos del texto, el
acercamiento a la religión
- “La griega es idólatra- decían los fanáticos, mirándola con sus hundidos ojos,
perdidos en sus rostros macilentos y huesosos. -La griega es idólatra. Pero los
amigos de Zoe sabían que era cristiana”
- “Cuando terminó la fiesta salieron de palacio los convidados, entre una doble
hilera de esclavos, inclinados con medrosa humildad. Discutían aun: -Una sola
voluntad en un ser a la vez divino y humano… -El culto a las imágenes es una
idolatría… Callaban de pronto. Dos ojos encendidos los espiaban. Una lengua
mercenaria no tardaría en delatarlos y habría para el suplicio nuevas víctimas
(…)”

3. El discurso y lenguaje de Romano:


 Un discurso de amor, con palabras “suaves”, que son también “joyas y perlas”.
Propone así un lenguaje poético y mítico2, el del amor. De tal manera, mientras
Romano le susurra palabras al oído, el rechazo de Zoe (que pensaba que no podía
encontrar esta búsqueda del amor, que es también lo bello sino en las cosas
materiales) casi se vuelve aceptación.
 Es interesante además, que Zoe es descrita por el narrador como una mujer que mira
al horizonte vacío, que tiene la mirada proyectada en lo lejano, y que sus ojos
demuestran una nostalgia personal y solitaria.
- “La ateniense soñaba, y un velo de nostalgia obscurecía su frente”
 En el momento en que Romano deja correr sus palabras, esa nostalgia, casi pérdida
de Zoe, dan un giro hacia la belleza del amor. Casi, porque persiste la pregunta sobre
la naturaleza divina y humana de Cristo.

Finalmente, Bizancio es una ciudad invadida por muchas voces. La ciudad está atravesada
por lo excéntrico, por el amor, por diferentes sentimientos; pero además por los atenienses,
los sofistas, los teólogos, etc. Hay una pérdida de unidad, de lenguaje, una suerte de Torre de
Babel.

- “Cuando llegó a Bizancio (Zoe) trajo consigo un rayo de sol. A el venial para
desentumecer sus mentes ateridas y sus corazones helados, los retóricos que
buscaban el secreto de un giro de Esquines; los sofistas, parladores y vacíos;
los soldados, que habían luchado contra Harum-al-Raschid (…); y alguna vez
(esto lo sabía toda la ciudad) recorrían sus jardines y sus pórticos, graves
teólogos que acababan de debatir, en las plazas o en los templos, la doble
naturaleza del Hijo”

2
Lo mítico como lo que en algún momento fue lo bello, cercano a lo perfecto, equiparable a los dioses; no
trastocado por otros elementos.
- “En las calles de Bizancio, hormigueaba el pueblo (…) veíase circular los
ejemplare mas abigarrados de todas las razas y de todos los pueblos de la
tierra. Las provincias del Imperio enviaban a las rieras del Bósforo tracios y
epirotas, sirios y dálmatas, servios y jonios, (…)” etc.

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