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Al existir una estrategia de colonización esta se combino con la conquista militar, lo que derivo en
que existiera cada vez mas un clima anti indígena y se configura el periodo llamado “Pacificación de
la Araucania” donde la linea de la frontera avanza desde el Bio-Bio hasta el Malleco, gracias al plan de
ocupacion gradual de la Araucania realizado por Cornelio Saavedra.
Con la dictacion de la ley del 4 de diciembre de 1866 siguieron los abusos en contra de los indígenas
por particulares con el fin de apropiarse de sus tierras es por esto que los gobiernos de la época
dictaron decretos que intentaron regular la venta de terrenos indígenas.
Decreto 6 julio de 1872 : Establecía una prohibición a los escribanos publicos de los
departamentos de Nacimiento, Angol, Lebu e Imperial de extender escritura alguna sobre venta,
anticresis, arriendo, o cualquier otro contrato que tenga por objeto grabar o enajenar los terrenos
de indígenas que pertenecieran a estos departamentos, sin que por parte de los que pretenden
celebrar estos contratos se les presente el respectivo titulo escrito y competentemente registrado.
Los Escribanos que contravenían esta normas quedaban sujetos a ser suspendidos de sus oficios.
Decreto 2 marzo de 1873: Establecía una prohibición para los escribanos públicos de la
provincia de Arauco de otorgar escritura alguna en que los indígenas contraigan obligaciones
personales o confieran algún derecho real, sin que concurra el acto, declaración o contrato del
protector de indígenas.
Los funcionarios que vulneraban esta norma quedaban sujetos a ser suspendidos de sus oficios.
Se siguen los planes de ocupación por parte del ejercito chileno en 1869 tropas acompañadas del
comandante pinto arraso con todo lo que encontró a su paso, esta escaramuza se denomino “ la guerra
del exterminio ” dado su actuar, aquí crecieron las ciudades de lumaco y puren.las cuales se
sobrepoblaron de colonos exigiendo al estado la obtención de tierras.
Los terrenos situados entre los ríos Renaico por el norte, Malleco por el Sur, Vergara por el Oeste, y la
cordillera de Los Andes por el Este, y sobre los cuales los particulares pretendieren algún derecho, se
enajenarán en subasta pública y por cuenta del Estado en conformidad a lo dispuesto en l artículo 3º de
la Ley de 4 de Diciembre de 1866
Estableciendo tipos de prohibiciones.
Esta ley tuvo grandes implicancias en el sector de Arauco entre rio Lebu y rio Tirua, donde indígenas
perdieron protección de sus tierras por las leyes de los años 1866 y 1874 ya que permitían la
apropiación de particulares.
Esta ley impuso que los terrenos indígenas quedaban sujetos al pago de derechos de alcabala y al
momento de ser vendidos o enajenados estos terrenos ,se debía pagara una contribución territorial lo
que significaba un gravamen a favor del Estado.
Este decreto establecía que para la celebración de contratos de venta, permuta,hipoteca, arriendo u
otros de igual naturaleza que intentaran hacer los indígenas, se debía acreditar por información rendida
ante el juez de letras o juez de 1° instancia, la existencia del derecho que los indígenas tengan sobre
estos, debiendo posteriormente poner en conocimiento de esta información al agente fiscal.
Este decreto considero la situación actual que estaban viviendo los mapuches dada la ocupación por el
estado y los colonos. En este se reconoce la existencia de indígenas que carecen de tierras para cultivar
y que muchas familias mapuches vagaban de un lado a otro. Para enfrentar esta situación la ley
considero a los indígenas como colonos para los efectos de otorgarles tierras que antes les pertenecían.
Tres eran los ejes de acción definidos en la nueva ley de 20 de enero de 1883: la radicación de
indígenas, la enajenación de tierras fiscales en pública subasta y el otorgamiento gratuito de terrenos a
colonos extranjeros y nacionales por el Estado.
El fin de esta ley era poner fin a los abusos y despojos de tierras indígenas que seguían ocurriendo a
pesar de las prohibiciones se establecidas en la ley de 1874.
1927 agosto. Ley No. 4.169 sobre División de las Comunidades Indígenas.
La división de las Comunidades Indígenas puede ser solicitada por cualquiera de los
comuneros.
1930 enero. Ley No. 4.802 que suprime la "Comisión Radicadora de Indígenas"
de 1866 y 1883.
Esta ley crea los "Juzgados de Indios" cuyo objetivo es proceder a la división de las
comunidades indígenas. Revocación de la radicación con Título de Merced, este
mecanismo fue ocupado por los Juzgados de Indios, que operaron entre 1931 y 1972,
para declarar revocada la radicación con un Título de Merced cuando un particular
presentaba sobre los terrenos de la radicación, un título anterior a 1892 revalidado por la
Ley de Propiedad Austral.
Los Jueces de Indios revocaron 59 radicaciones con Títulos de Merced, con un total de
4.548,66 hectáreas, lo que representa un 0,9% del total de la superficie de radicación, y el
2% del total de los Títulos de Merced. La mayor parte de estas sentencias judiciales
fueron ejecutoriadas en las provincias de Valdivia y Cautín, en la franja territorial que va
entre el río Toltén y el río Bueno.
Los Títulos de Merced fueron otorgados a los mapuches una vez que el Estado chileno concluyó el
proceso de ocupación militar de la Araucanía. Estos títulos se entregaron en virtud de la Ley del 4 de
Diciembre de 1866 por la Comisión Radicadora de Indígenas, en las provincias de Bio Bio, Arauco,
Malleco, Cautín, Valdivia y Osorno, iniciándose la titulación en 1884 y terminando el proceso en el
año 1929.
Entre las regiones VIII, IX y X se otorgaron 2.918 Títulos de Merced, con una superficie total de
510.386,67 hectáreas. En la actualidad un porcentaje de estas tierras se encuentra perdidas y/o
usurpadas y han salido del dominio indígena, mediante diversos mecanismos legales e ilegales.
Este mecanismo fue ocupado por los Juzgados de Indios, que operaron entre 1931 y 1972, para
declarar revocada la radicación con un Título de Merced cuando un particular presentaba sobre los
terrenos de la radicación, un título anterior a 1892 revalidado por la Ley de Propiedad Austral.
Los Jueces de Indios revocaron 59 radicaciones con Títulos de Merced, con un total de 4.548,66
hectáreas, lo que representa un 0,9% del total de la superficie de radicación, y el 2% del total de los
Títulos de Merced. La mayor parte de estas sentencias judiciales fueron ejecutoriadas en las provincias
de Valdivia y Cautín, en la franja territorial que va entre el río Toltén y el río Bueno.
1.2. Superposición de deslindes de fundos colindantes sobre el Título de Merced, en forma parcial o
total
La pérdida de tierras de los Títulos de Merced por superposición de títulos con los predios particulares
colindantes, se debió a errores en la titulación, constituyéndose sobre el mismo territorio (ocupado por
comunidades indígenas) la propiedad particular y la propiedad indígena. En algunos casos, sin
embargo, la pérdida de tierra en manos de los predios colindantes con los Títulos de Merced, ha sido
producto de la acción de los particulares - propietarios de dichos predios - quienes procedieron de
hecho.
Como producto de estas circunstancias, fueron numerosas las causas de reivindicación de tierras que
presentaron los mapuche en los Juzgados de Indios para que se respetara su derecho a la tierra y se
reconociera su ocupación efectiva. No obstante, estas reclamaciones no prosperaron. Los Juzgados de
Indios no dieron solución cabal a esta demanda, manteniéndose el status quo de la usurpación hasta
nuestro días.
Durante el proceso de Reforma Agraria fueron expropiados por la Corporación de Reforma Agraria
(CORA), entre los años 1962 y 1973, algunos de los fundos que eran reivindicados por la
comunidades Mapuches, y que comprendían dentro de sus deslindes – sea a consecuencia de una
superposición de título o de una circunstancia de hecho constitutiva de usurpación – tierras que
correspondían originariamente a los Títulos de Merced de dichas comunidades. La CORA devolvió en
uso estas tierras a las comunidades mapuches, pero no transfirió el dominio, motivo por el cual
después de 1973, con el proceso de revocación o parcelación de los predios expropiados, las tierras
fueron restituidas a los antiguos propietarios de los fundos o se adjudicaron como parcelas Cora a
campesinos asignatarios de la Reforma Agraria.
Esta pérdida de tierras se consolidó con el proceso de división de las comunidades mapuche con
Títulos de Merced, que tuvo lugar entre los años 1979 y 1990. Las mensuras dejaron fuera del Título
de Merced las tierras faltantes, reconociendo la posesión de los particulares. Sin embargo, las
comunidades indígenas siguen reivindicando estas tierras, manteniéndose al respecto una constante
histórica que data desde el comienzo del proceso de radicación hasta la actualidad.
1.3. Pérdida parcial o total de tierras por enajenación de hijuelas en comunidades mapuche divididas
Las Leyes Indígenas dictadas con posterioridad al término de la radicación con Título de Merced, y
hasta 1990 - Ley Indígena N° 4.111 del 12 de Junio de 1931, Ley N°14.511 del 3 de Enero de 1961 y
la modificación de la Ley N° 17.729 en 1979 en virtud de Decreto Ley N° 2.568 -, contemplaron
mecanismos para la división de las comunidades y para la enajenación de las hijuelas resultantes de la
división.
Entre los años 1930 y 1972, las ventas de tierras de los Títulos de Merced fueron autorizadas por los
Jueces de Indios, existiendo entre los años 1943 y 1947, un período en que no existieron restricciones
para que los mapuche enajenaran las hijuelas resultantes de la división de estos títulos. Durante este
período la pérdida de tierras mapuche fue considerable. En 1970 los abogados del Instituto de
Desarrollo Indígena (IDI), calculaban en 100 mil hectáreas las tierras perdidas.
Conclusión
Aunque en los últimos trece años se han realizado importantes esfuerzos por promover cambios en la
situación social y económica de las etnias originarias del país, estos no han tenido resultados
significativos ni han sido suficientes para enfrentar los problemas que la temática indígena plantea.
Las posibles explicaciones de los bajos logros en el ámbito del desarrollo económico y social de los
pueblos indígenas provienen de dos esferas: por un lado, de las instituciones gubernamentales
vinculadas al mundo indígena y las relaciones que establecen éstas con los pueblos originarios; por
otro lado, la esfera de las relaciones económicas entre las comunidades indígenas y el entorno que las
rodea, incluyendo prominentemente a las grandes empresas
En el marco del DIDH se han ido desarrollando estándares normativos relativos a los pueblos
indígenas basados en la idea de igualdad y no discriminación. Se ha avanzado en la jurisprudencia
internacional desde una visión enfocada en la integración y el proteccionismo, hacia una basada en la
autonomía y el respeto por las particularidades culturales. El Convenio 169 de la OIT, en este sentido,
ha cambiado el paradigma desde la asimilación a la autonomía y la idea de derechos colectivos. 2.
Estos estándares normativos de origen internacional han tratado un amplio respeto temáticos,
principalmente, en materia del derecho de consulta previa. El Convenio 169 de la OIT ha sido
utilizado en el SIDH para incorporar derechos que no estaban en la CADH y para interpretar las
normas de derechos humanos dotándolas de un contenido que reconoce las particularidades de los
pueblos indígenas. 3. Los estándares internacionales en esta materia han sido recepcionados
formalmente en Chile. El proceso de implementación sustantiva ha sido más lento y aún no define
plenamente si estará conforme a los compromisos internacionales de Chile. Sin embargo, existen
ejemplos exitosos que muestran que a través de una aplicación sustantiva del Convenio 169 en
materias tan diversas como la penal, territorial y de consulta, se puede lograr ampliar y mejorar la
protección respecto de las comunidades indígenas. 4. Para lograr un pleno ejercicio de derechos de los
miembros de las comunidades indígenas en Chile es fundamentalmente adoptar un enfoque de
derechos que sea culturalmente sensible a los dos elementos que definen el goce y ejercicio de
derechos en condiciones de igualdad: situación de discriminación estructural y particularidades
propias de la identidad cultural indígena. 6. Asumiendo esta perspectiva, será posible avanzar en temas
especialmente complejos, como es el de la consulta previa.