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Cuaderno de trabajo
LITERATURA RENACENTISTA Y BARROCA: POESÍA III. Un poema es una confidencia: el yo del poema
Lengua Castellana y Literatura comparte contigo como lector/a una confesión, casi
IES Averroes en voz baja. Escucha la voz del poema como la de
OBJETIVOS un/a amigo/a que te aconseja o desnuda su
intimidad.
Leer, comprender y valorar algunos de los textos
poéticos más brillantes y reconocidos de la IV. Tenemos la costumbre de psicoanalizar los poemas,
tradición literaria española. no de leerlos. Una cosa es que las imágenes del
Reconciliarnos con la poesía, a la que a menudo texto puedan tener varias lecturas, y otra que
vinculamos con fríos cómputos silábicos y rastreo inventemos muertes violentas de amadas o tendencias
de figuras retóricas, como género de ficción y de suicidas del poeta. Recuerda: toda interpretación
introspección. debe estar apoyada en elementos del texto.
Un poema representa un doble desafío: comunicativo
V. Primer paso: leer el poema repetidas veces,
(menos es más: transmitir mucho desde la brevedad)
diccionario en mano, hasta que sepa ver con
y lingüístico (hay que sacarle brillo a las
claridad de qué trata. Una estrategia: sigue las
palabras, para que signifiquen más y mejor que
palabras que se repiten (amor, muerte, odio,
nunca). De ahí que aprendiendo a leer un poema
naturaleza), los campos semánticos en los que se
aprendamos más sobre nuestra lengua y sus infinitas
insiste.
fórmulas de decir.
Y no olvidemos que la literatura es representación VI. Segundo paso: una vez que sabemos (o sospechamos)
(reflejo) y al tiempo construcción (propuesta) de de qué va el poema, podemos observar cómo se
las esperanzas, miedos, deseos y decepciones de los desarrolla ese tema. Al igual que las narraciones,
individuos de su época: trataremos de dibujar paso los poemas presentan una organización interna.
a paso el retrato robot de los hombres y mujeres
del XVI y XVII a través de sus sujetos poéticos y VII. Tercer paso: si hemos captado el mensaje, sabremos
sus obsesiones (el amor, el paso del tiempo y la identificar primero e interpretar después los
muerte, la vida como apariencia y engaño). recursos estilísticos del poema, es decir, esos
mecanismos de los que se sirve el escritor para
PAUTAS PARA LA LECTURA impactarnos y sorprendernos (metáforas, símiles,
I. Un poema es una invitación a romper con la tiranía antítesis, paralelismos, repeticiones léxicas...).
de la urgencia: es un alto en el camino que debe Piensa que esas figuras no tienen sólo una función
leerse pausadamente, varias veces, saboreando ornamental: están ahí para que el poema sea eficaz
palabras e imágenes, sin prisas. y quede grabado en nuestra memoria.
II. Un poema es un reto: es un texto que hablo desde lo VIII. Y ahora sí: una lectura final del poema, esta vez
íntimo, desde lo privado, pero con un lenguaje sin zonas oscuras, nos permitirá comprobar que nos
especial, distinto. ¿Por qué? Porque los poetas hemos ganado la confianza del sujeto poético. Su
piensan que las cosas importantes deben ser dichas mensaje, su verdad, ya son nuestros.
con un lenguaje nuevo. Sólo así las recordaremos.
Poesía de los siglos XVI y XVII: ANTOLOGÍA 2
No cura si la Fama
sobre todo, me falta ya la lumbre
canta con voz su nombre pregonera,
de la esperanza, con que andar solía
ni cura si encarama
por la oscura región de vuestro olvido.
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.
IV
Soneto LVI de Gutierre de Cetina
¿Qué presta a mi contento,
si soy del vano dedo señalado;
Como la simplecilla mariposa
si en busca deste viento
a torno de la luz de una candela ando desalentado
de pura enamorada se desvela,
con ansias vivas, con mortal cuidado?
ni se sabe partir, ni llegar osa;
¡Oh monte, oh fuente, oh río!
vase, vuelve, anda, torna y no reposa, ¡Oh, secreto seguro, deleitoso!
y de amor y temor junto arde y hiela,
Roto casi el navío,
tanto que al fin las alas con que vuela a vuestro almo reposo
se abrasan con la vida trabajosa.
huyo de aqueste mar tempestuoso.
Así, mísero yo, de enamorado,
Un no rompido sueño,
a torno de la luz de vuestros ojos un día puro, alegre, libre quiero;
vengo, voy, torno y vuelvo y no me alejo;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
mas es tan diferente mi cuidado
de a quien la sangre ensalza o el dinero.
que en medio del dolor de mis enojos
ni me acaba el ardor, ni de arder dejo.
Despiértenme las aves
con su cantar sabroso, no aprendido;
V no los cuidados graves
Oda I, Canción de la vida solitaria, de Fray Luis de León de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.
¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal rüido, Vivir quiero conmigo,
y sigue la escondida gozar quiero del bien que debo al cielo,
senda, por donde han ido a solas, sin testigo,
los pocos sabios que en el mundo han sido! libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.
Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado, Del monte en la ladera
ni del dorado techo por mi mano plantado tengo un huerto,
se admira, fabricado que con la primavera,
del sabio moro, en jaspes sustentado. de bella flor cubierto,
Poesía de los siglos XVI y XVII: ANTOLOGÍA 4
El aire de la almena, XI
cuando yo sus cabellos esparcía, Soneto de Bernardo de Balbuena
con su mano serena
en mi cuello hería, Perdido ando, señora, entre la gente
y todos mis sentidos suspendía. sin vos, sin mí, sin ser, sin Dios, sin vida:
sin vos porque de mí no sois servida,
Quedéme y olvidéme, sin mí porque con vos no estoy presente;
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme, sin ser porque del ser estando ausente
dejando mi cuidado no hay cosa que del ser no me despida;
entre las azucenas olvidado. sin Dios porque mi alma a Dios olvida
por contemplar en vos continuamente;
Siglo XVII: Barroco
sin vida porque ausente de su alma
nadie vive, y si ya no estoy difunto
X
es en fe de esperar vuestra venida.
Soneto de Bartolomé Leonardo de Argensola
¡Oh bellos ojos, luz preciosa y alma,
Yo os quiero confesar, don Juan, primero,
volved a mirarme, volveréisme al punto
que ese blanco y carmín de doña Elvira
a vos, a mí, a mi ser, mi dios, mi vida!
no tiene de ella más, si bien se mira,
que el haberle costado su dinero.
XII
Soneto de Luis de Góngora
Pero también que confeséis yo quiero
que es tanta la beldad de su mentira, Mientras por competir con tu cabello,
que en vano a competir con ella aspira oro bruñido al sol relumbra en vano;
belleza igual en rostro verdadero. mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
¿Qué, pues, que yo mucho perdido ande
por un engaño tal, ya que sabemos mientras a cada labio, por cogello,
que nos engaña igual Naturaleza? siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
Porque ese cielo azul que todos vemos del luciente cristal tu gentil cuello,
ni es cielo ni es azul; ¿y es menos grande,
por no ser realidad, tanta belleza? goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lirio, clavel, cristal luciente,
XV XVII
Soneto de Lope de Vega sobre la definición del amor Amor constante más allá de la muerte, soneto de Quevedo
Desmayarse, atreverse, estar furioso, Cerrar podrá mis ojos la postrera
áspero, tierno, liberal, esquivo, sombra que me llevare el blanco día,
alentado, mortal, difunto, vivo, y podrá desatar esta alma mía
leal, traidor, cobarde y animoso; hora a su afán ansioso lisonjera;
no hallar fuera del bien centro y reposo, mas no de esotra parte en la ribera
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, dejará la memoria en donde ardía:
enojado, valiente, fugitivo, nadar sabe mi llama la agua fría,
satisfecho, ofendido, receloso; y perder el respeto a ley severa.
huir el rostro al claro desengaño, Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
beber veneno por licor süave, venas que humor a tanto fuego han dado,
olvidar el provecho, amar el daño; medulas, que han gloriosamente ardido,
XVI XVIII
Soneto de Francisco de Quevedo Soneto de Francisco de Quevedo
“¡Ah de la vida!”... ¿Nadie me responde? Miré los muros de la patria mía,
¡Aquí de los antaños que he vivido! si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
La Fortuna mis tiempos ha mordido; de la carrera de la edad cansados,
las Horas mi locura las esconde. por quien caduca ya su valentía.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde, Salíme al campo; vi que el sol bebía
la salud y la edad se hayan huido! los arroyos del yelo desatados,
Falta la vida, asiste lo vivido, y del monte quejosos los ganados,
y no hay calamidad que no me ronde. que con sombras hurtó su luz al día.