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Políticas Públicas y Desarrollo Humano


Unidad 3 - Actividad 4

“Identificar el rol del psicólogo en el marco de las políticas públicas”

Heidy Vanessa Atehortua Código: 1037594572


Linda Catalina J. Rodríguez Ocampo Código: 35198675
Luis Alejandro Álvarez Código: 1044501585
Jorge Nicolás Suárez Pérez Código: 70516782

Tutora:
Evangelina Pérez Corzo
Grupo 403029_45

Universidad Nacional Abierta y a Distancia - UNAD


Escuela De Ciencias Sociales, Artes y Humanidades
Programa De Psicología
Medellín - Colombia
Agosto 8 de 2018
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"Mujeres Víctima del conflicto" de cara al posconflicto.

Resumen

Esta ponencia pretende hacernos reflexionar sobre el sentido y significado de la


construcción de una determinada política pública de cara al posconflicto, teniendo en
cuenta el rol como profesional de las ciencias sociales. Desde esta perspectiva, en el
presente artículo se presentarán algunas contribuciones que han realizado las ciencias
sociales especialmente la psicología social a las políticas públicas dirigida a "Mujeres
Víctima del conflicto" de cara al posconflicto.

La ponencia dará cuenta de los aportes en Colombia de la psicología social, al abordar


la violencia contra la mujer en el marco del conflicto armado colombiano, y su papel en el
postconflicto implica hacer énfasis en los efectos de la violencia en las mujeres, la
instrumentalización de su cuerpo, las secuelas psicológicas que el desplazamiento forzado
genera, y su papel de restitución social. El papel femenino en el postconflicto es innegable
y necesario para construir paz, en este sentido experiencias de mediación muestran que
cuando la mujer es parte de las negociaciones, los procesos de conciliación son más viables
y efectivos.

Palabras claves: política pública, posconflicto, conflicto armado, violencia contra la mujer,
violencia de género, psicología social.

Abstract

This paper aims to make us reflect on the meaning and meaning of the construction of
a specific public policy for the post-conflict, taking into account the role of the social
sciences as a professional. From this perspective, in this article we will present some
contributions that social sciences have made especially social psychology to public policies
addressed to "Women Victims of the conflict" in the face of the post-conflict. The paper
will give an account of the contributions in Colombia of social psychology, when
addressing violence against women in the context of the Colombian armed conflict, and its
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role in the post-conflict implies emphasizing the effects of violence on women, the
instrumentalization of his body, the psychological consequences that forced displacement
generates, and his role of social restitution. The feminine role in the post-conflict is
undeniable and necessary to build peace, in this sense experiences of mediation show that
when the woman is part of the negotiations, conciliation processes are more viable and
effective.

Key words: public policy, post-conflict, armed conflict, violence against women, gender
violence, social psychology.

Introducción

Después de un conflicto armado como lo es el posconflicto, el rol de la mujer deberá


ser esencial para la reconciliación y reconstrucción del tejido social, el gran reto al que se
enfrenta una nación que sale de la guerra es el de reconstruir una sociedad afectada por
ésta. Ya sea como madre, como esposa, como hija, como líder social, o como ciudadana,
las mujeres deben contar con las herramientas que les permitan ejecutar su aporte a la paz,
lo cual comienza con el respeto a sus derechos. A lo largo de la historia, y en diferentes
países del mundo, las mujeres han tenido que enfrentar, además de otras formas más sutiles
de violencia física o psicológica, aquellas manifestaciones violentas de la guerra dejando
innumerables víctimas.

En Colombia, por ejemplo, el conflicto armado deja hasta ahora 6,9 millones de
víctimas oficiales, de las cuales 3,5 millones son mujeres. Esto sin contar todas las víctimas
indirectas que fueron alcanzadas por los coletazos de la guerra. Desplazamiento o
reclutamiento forzosos, despojo de tierras, delitos sexuales, asesinato de hijos o esposos son
solo algunas de las formas de violencia que han padecido las mujeres durante estos
conflictos bélicos.

Desafortunadamente, muchos de estos delitos también ocurren fuera del contexto de


la guerra, donde los abusadores no son solo aquellos alzados en armas, sino los que están en
las ciudades, haciendo su nefasto aporte a la decadencia social del país.
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En la etapa del posconflicto, de la misma manera, teniendo en cuenta las habilidades


de las mujeres para prevenir el conflicto, debemos asegurarnos de que las nuevas
legislaciones no tengan las mismas bases de corrupción y desigualdad social que llevaron a
la violencia en el pasado; por el contrario, que su fundamento jurídico incluya una alta
participación de las mujeres a fin de alcanzar su empoderamiento económico, social y
político, que además, redunde en beneficio, tanto para mujeres como para hombres y cuyo
objetivo último sea el de garantizar la construcción del Desarrollo Sostenible con el cual se
han comprometido la mayor parte de naciones en el mundo.

Para asegurar que la participación de la mujer en el posconflicto sea provechosa,


deberán elaborarse una serie de garantías efectivas de protección de sus derechos
fundamentales, derechos reconocidos por las leyes nacionales e internacionales, además de
aquellos que han sido ratificados por Colombia en los diferentes Convenios y Tratados
Internacionales. Así mismo, el Estado Colombiano tendrá que asegurar el derecho de No re
- victimización de la mujer, derecho que deberá manifestarse en diversas políticas públicas
que la beneficien siendo éstas un ejercicio real y no solo letra en el papel.

En consideración a lo anterior, las mujeres en el marco del conflicto armado han


tenido que afrontar las circunstancias de hechos violentos y horrores de guerra, motivadas
en la mayoría de casos por su rol social como madres, esposas o hijas (Pérez y Cristancho,
2016). De esa forma, las estrategias de afrontamiento de mujeres víctimas, nacen como un
conjunto de recursos para dominar, tolerar, reducir o minimizar las respuestas emocionales
negativas que surgen por los actos de violencia presenciados o vividos en la guerra,
permitiéndole a esta población retomar un nuevo proyecto de vida (Ramirez, Juárez,
Luzardo, Chávez, Castilla y Amaya, 2016).

Ante este panorama, los organismos internacionales como La UNICEF, la Defensoría


del Pueblo (2002) y la Corte Interamericana de Derechos humanos (2006), han
acompañado y documentado el proceso del conflicto armado colombiano y se han
pronunciado reiteradamente, asegurando que las problemáticas derivadas del mismo afectan
significativamente a la población más vulnerable de la sociedad: Los niños, niñas,
adolescentes y las mujeres.
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Desde esta perspectiva, la ley 1448 de 2011 establece dentro del artículo 13 el
enfoque diferencial, planteada como una ley que orienta los procesos, las medidas y las
acciones tendientes a asistir, proteger y reparar integralmente a las víctimas (Ministerio del
Interior Republica de Colombia, 2012), reconociendo así mismo la existencia de
poblaciones que manifiestan características particulares con respecto a la edad, el género, la
orientación sexual y la situación de discapacidad.

De la misma manera, en el informe denominado “mujeres y conflicto armado”


presentado por la USAID, la Organización Internacional para las migraciones y la Unidad
para la Atención y Reparación Integral de las víctimas se destaca la importancia de estas
medidas como marcos normativos en los que se identifican a las mujeres como sujetos de
especial protección, brindando soporte a la solicitud de garantías y medidas de protección
para la población vulnerable víctima del conflicto armado colombiano.

Así mismo, la Corte Constitucional dentro del Auto 092 de 2008 reúne las denuncias
presentadas por las organizaciones de mujeres en las cuales se mencionan la vulneración
sistemática de derechos fundamentales por motivo de masacres, tomas armadas,
amedrentamiento, violencia sexual; entre otros delitos perpetrados a jóvenes, niñas niños y
mujeres, así como la adopción de medidas para la protección de las mujeres víctimas del
desplazamiento forzado por causa del conflicto armado colombiano. Por otro lado, como
documento de políticas públicas y bajo un enfoque específico hacia el colectivo de la
mujer, el CONPES 3784 del 2013 presenta como eje general la garantía, la protección y el
objetivo pleno de sus derechos a la atención, asistencia y reparación integral.

De igual manera, la ABC Colombia y la Corporación Sisma Mujer en el informe


“Colombia: mujeres, violencia sexual en el conflicto y el proceso de paz” aseguran que
desde una perspectiva de género las ONG de mujeres han desarrollado grandes esfuerzos,
entre los que se destacan campañas como “Violaciones y otras violencias: Saquen mi
cuerpo de la guerra”, estudio realizado entre los años 2001 y 2009, donde se muestra, entre
otra información crítica, los 54.410 casos de mujeres afectadas por la violencia sexual en el
marco del conflicto armado colombiano (p.7).

Desde esta perspectiva, la violencia contra la mujer se ha convertido en uno de los


puntos neurálgicos dentro del conflicto, debido a que los testimonios presentados por las
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víctimas y los estudios derivados de los mismos, han permitido establecer los diferentes
tipos de violencia a los que han sido sometidas; resaltando la violencia física, la psicológica
y la sexual, bajo aspectos determinantes como la opresión, la intimidación, la atemorización
y la subordinación (Ruta Pacifica de las mujeres, 2013, pp. 40-46).

Razones que originaron los Lineamientos de política pública 103 para la prevención
de riesgos, la protección y garantía de los derechos de las mujeres víctimas del
conflicto armado.

Según el Conpes 3784 de 2013 los lineamientos de política pública para la prevención
de riesgos, la protección y garantía de los derechos de las mujeres víctimas del conflicto
armado surgen debido a tres razones principales: El compromiso del Gobierno Nacional por
materializar lo establecido en el artículo 177 del plan Nacional de Desarrollo 2010 - 2014
(Ley 1450 de 2011). El desarrollo de la política pública determinada en la Ley 1448 de
2011 “Ley de víctimas y restitución de tierras”, en lo que concierne al enfoque de género y
al enfoque diferencial. La articulación con los compromisos consignados en materia de
protección integral de los derechos de las mujeres a una vida libre de violencias establecida
en la Ley 1257 de 2011.

Introducción a la Política Pública Nacional de Equidad de Género 109 para las


Mujeres y el Plan Integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencias.

El objetivo de la Política pública Nacional de Equidad de Género para las mujeres es


asegurar el pleno goce de los derechos de las mujeres en Colombia, garantizando el
principio de igualdad y no discriminación. En el largo plazo, se espera que las mujeres en
Colombia ejerzan sus derechos en igualdad con los hombres, fortalezcan su ciudadanía
desde la diferencia y la diversidad, desarrollen sus capacidades en libertad y autonomía,
actúen como sujetos sociales frente a su proyecto de vida y continúen aportando al
desarrollo del país.

El grupo objetivo de la Política Pública Nacional de Equidad de Género y Plan de


Acción Indicativo son las mujeres colombianas de todos los grupos y sectores sociales sin
distinción. Así, incluye a mujeres, (niñas, adolescentes, jóvenes y adultas) urbanas, rurales,
pobres, afrocolombianas, negras, raizales, palenqueras, indígenas, campesinas y Rrom,
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como también, aquellas de diversas opciones sexuales y las que se encuentran en situación
de especial vulnerabilidad, como las mujeres con discapacidad y las víctimas de diversas
formas de violencias.

Atención psicosocial de la violencia sexual a mujeres.

La violencia convierte en cosa a quien está sujeto a ella.


Simone Weill (Sontag 2003, 10).

La Corporación Sisma Mujer es una organización no gubernamental de carácter


feminista que trabaja por la defensa, promoción y protección de los Derechos Humanos de
las mujeres en Colombia. En el marco de este trabajo, Sisma Mujer representa
judicialmente y presta apoyo psicosocial individual y colectivo a mujeres víctimas de
violencia sexual en el marco del conflicto armado colombiano. Este documento expresa “lo
que hemos aprendido” sobre atención psicosocial a las víctimas de violencia sexual en el
conflicto.

La atención psicosocial de la violencia sexual en el conflicto debe considerar el


enfoque de género, de Derechos Humanos, y la postura política, que permita a las víctimas
dejar de serlo, para convertirse en ciudadanas que exigen sus derechos. a atención
psicosocial es un servicio en el que alguien está dispuesto a ofrecer ayuda a una persona
que ha padecido hechos traumáticos. Este servicio implica al menos dos personas: una que
sufre y otra que quiere ayudar. En situaciones de guerra como la que vive Colombia, la
atención psicosocial se circunscribe muy frecuentemente a las ayudas, como consecuencias
del conflicto, y las heridas psíquicas individuales de las víctimas tienen su origen en hechos
políticos que afectan los Derechos Humanos de la población civil.

En un contexto de guerra, la atención psicosocial es el tratamiento de las afecciones


emocionales que sufren las personas, a las que se les han vulnerado sus derechos humanos,
por causas políticas y sociales y que atañen a un colectivo o a una comunidad. La atención
psicosocial debería ser considerada un servicio básico, como el agua o la energía. Pues si
las víctimas son todas aquellas personas afectadas por el conflicto, bien podemos decir que
todos los habitantes de este país somos víctimas.
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Luchar contra la impunidad, hacer que el Estado cumpla con la responsabilidad que
tiene y lograr que las víctimas se conviertan en defensoras de sus derechos, son los
principales pilares del trabajo psicosocial, tanto en la atención individual como en la
colectiva, y constituyen medios para avanzar hacia la garantía de una vida libre de
violencias para las mujeres.

Existe un imaginario según el cual las mujeres, si verdaderamente se lo proponen,


pueden evitar ser violentadas sexualmente, de manera que cuando el hecho ocurre se
sospecha que algo hizo la mujer para provocar su violación. Aún se interroga a las víctimas
por su vida sexual, cómo iban vestidas en el momento de la agresión o si conocían a los
agresores. Es por esto que la culpa está siempre presente en las víctimas. La culpa es tal vez
el sentimiento que mayores malestares psíquicos produce.

Está en la base de las depresiones, de las adicciones, de muchos de los trastornos


mentales. Y en la violencia sexual es uno de los sentimientos que aparece con más fuerza y
dificulta la recuperación. Cuando se logra eliminar la culpa, sin duda, habrá una mujer
fortalecida, con un proceso mejor elaborado. Esto hace pensar que el exorcismo de la culpa
es el trabajo principal del apoyo psicosocial.

El apoyo psicosocial proporciona a las mujeres una especie de “tutora de resiliencia”,


(capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas como la muerte
de un ser querido, un accidente, violaciones), una persona que acompaña, protege, entiende
y le permite a la víctima volver a sentir apoyo y seguridad.

La psicología cuenta con numerosos estudios sobre el trauma. Según Laplanche y


Pontalis, el trauma es “un acontecimiento de la vida del sujeto caracterizado por su
intensidad, la incapacidad del sujeto de responder adecuadamente y el trastorno y los
efectos patógenos duraderos que provoca en la organización psíquica” (Laplanche y
Pontalis 1996, 236). En la atención psicosocial el que acompaña se convierte en espejo,
que devuelve imágenes reparadoras, siempre y cuando sea capaz de marchar al ritmo de la
que padece, pudiéndose afinar con la tonalidad de su sufrimiento.

El cuerpo es la parte visible del alma.

(William Blake).
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Marco teórico y conceptual

Es importante saber que genero el conflicto, para la construcción de políticas


públicas, eficientes, conocer los antecedentes para determinar un camino más efectivo. “el
conflicto armado en Colombia obedece a dinámicas políticas, económicas y sociales de
carácter estructural, que generan un número significativo de víctimas marginadas
históricamente por la acción política, la redistribución de los recursos económicos y los
procesos de integración de las políticas sociales propuestas por el Estado” (Combita Reina,
Delgadillo Perdomo y Torres Rodríguez, 2013, p. 6).

En una ponencia desde la participación del rol del profesional en ciencias sociales
Jiménez Jiménez (2009), hace una revisión de los aspectos de la salud mental asociados a la
etapa de posconflicto, donde con base en otras investigaciones replantea que uno de los
trastornos mentales comúnmente asociados a los excombatientes y personas implicadas es
el estrés postraumático, que sería una de las bases más significativas para formular nuevas
políticas públicas que mejor la calidad de vida, interviniendo en la salud mental afectaba
por el conflicto.

La salud mental según lo planteado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)


es el estado de bienestar que permite a cada individuo realizar su potencial, enfrentarse a las
dificultades usuales de la vida, trabajar productiva y fructíferamente y contribuir con su
comunidad (Rondón, 2006 citado en Jiménez Jiménez, 2009). De acuerdo con estos
autores, se observan índices altos de prevalencia de los trastornos mentales en la población
colombiana debido a la permanente violencia que se ha generado con el paso de los años,
causando así dificultades en la convivencia social. Lo que determinaría la involucración de
las políticas públicas en el apoyo a la intervención psicosocial del pos conflicto.

Angulo Amaya, Ortiz Riomalo y Pantoja Barrios (2014) han realizado una
investigación acerca del análisis de las percepciones de los colombianos sobre el proceso de
paz y el posconflicto. Desde una perspectiva de género plantean que debe hacerse un
abordaje generalizado respecto a las diferentes posturas que se tienen en la sociedad frente
al tema, ya que de ello depende en gran medida la aceptación y colaboración con los
procesos de reinserción y perdón de los agentes implicados dentro de la sociedad, donde se
tiene un papel especial la psicología comunitaria como ciencia social.
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Vallejo Zamudio y Terranova Zapata (2009) plantean las ventajas de intervenciones


psicoterapéuticas grupales con este tipo de población. Ellos exponen los principales
beneficios de la intervención con estas personas como por ejemplo estabilizar las
reacciones físicas y psicológicas en un ambiente seguro por medio de la expresión de
sentimientos, emociones, a través de la reconstrucción y elaboración de la historia
traumática; también la exploración de la auto-culpa y ayudarles a desarrollar nuevas
formas de relación, con el fin de hacerles evidentes las elaboraciones que han hecho de su
conducta y mantener siempre presente que si el proceso psicológico termina no es razón
para que dejen de aplicar a su vida las recomendaciones realizadas por el profesional.

Ningún país puede albergar la esperanza de sentar bases duraderas para la paz, a no
ser que encuentre el medio de crear una confianza mutua entre sus ciudadanos y es en la
familia y en las aulas de clase donde empieza a crearse esa confianza (UNESCO, 2011, p.
7). Lo que va a representar una ponencia centrada, en la intervención de los procesos
psicosociales, en las políticas naciente para el pos conflicto, la importancia del trabajo de
los profesiones en la ciencias sociales, que determinen un progreso en el abordaje de las
principales consecuencia del conflicto colombiano.

El marco teórico de referencia y conceptual para este artículo "Mujeres Víctima del
conflicto" de cara al posconflicto es el siguiente:

Modelo humanista: El conocimiento nace de la experiencia humana y el ser humano es


un ser en el mundo, es decir una existencia que se hace al andar, al ser una existencia, el ser
humano es un proyecto del mundo. Descubrir y desarrollar su propio potencial auténtico y
singular, una caída desde el nacimiento hacia la muerte a través del concepto de caída
luminosa, el ser humano es un ser relacional. Se vale de la empatía para facilitar la
interconexión dentro los participantes a Psicología. Humanística no es una corriente que
deseche a la ciencia como método de conocimiento, sino que toma el conocimiento también
de otras fuentes distintas a las tradicionales.

 No se centran en la patología, sino en la autorrealización y en lo que el cliente puede


llegar a ser.

 El énfasis en la relación terapéutica los hace especialmente atrayentes para los clínicos.
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 Parecen especialmente adecuados para personas con problemas de identidad o de


valores.

 Concepción filosófica positiva del hombre, aunque puede ser poco realista.

El género: "Se entiende como un estructurador social que determina la construcción


de los roles, valoraciones, estereotipos, imaginarios, asociados a lo masculino y lo
femenino y las relaciones de poder que de estos se desprenden y se exacerban con otras
formas de desigualdad. Estas construcciones sociales difieren entre sociedades, culturas y
se transforman en el tiempo. Parten de expectativas colectivas de género que se modifican
dependiendo de la condición de clase, el periodo del curso de vida y el lugar que ocupen los
sujetos sociales en el ordenamiento socio - racial. Las discriminaciones por razones de
género permean las estructuras sociales, culturales, económicas y políticas y tienen
impactos individuales, comunitarios y colectivos". (Melo Moreno & Marco Alejandro
2006:38).

La Violencia: “Por violencia se puede entender como todo daño físico, psicológico,
moral, sexual, que se le puede causar a una persona sin importar ni su edad ni el sexo” estas
básicamente se presentan cuando una persona impone su poder sobre otra de una manera
que afecta a la persona, sino también los derechos que le son inherentes por el simple hecho
de ser un ser humano. (Acosta, 1993).

Las violencias de género: "Corresponden a cualquier acción o conducta que se


desarrolle a partir de las relaciones de poder asimétricas basadas en el género, que
sobrevaloran lo relacionado con lo masculino y subvaloran lo relacionado con lo femenino.
Son un problema de salud pública por las graves afectaciones físicas, mentales y
emocionales que sufren las víctimas; por la gravedad y magnitud con la que se presentan y
porque se pueden prevenir. Este tipo de violencias se incrementan en algunos contextos o
situaciones particulares; por ejemplo, en el caso de niñas y mujeres indígenas o en personas
con discapacidad. Particularmente en el conflicto armado, la violencia de género tiene una
repercusión mayor en las mujeres ya que su cuerpo es usado como botín de guerra por
parte de los actores armados o porque las lideresas son víctimas de amenazas y de hechos
violentos contra su vida y la de su familia.
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También la situación de conflicto se torna como un factor de riesgo para la aparición


o mantenimiento de conductas que generan violencia intrafamiliar y de pareja". (Melo
Moreno & Marco Alejandro 2006:38).

Violencia Intrafamiliar: Se debe entender a la violencia intrafamiliar como el abuso


que ejerce un miembro de la familia o más contra otros miembros de la familia, esta
violencia puede ser psicológica, sexual físico, moral. Muchas personas se preguntan cuáles
son las causas de la violencia intrafamiliar sin embargo es importante aclarar que esta no
tiene realmente una causa que lleve a la violencia intrafamiliar, puesto que este de
interpretar y entender como un problema multicausal y complejo. (Amoros, 1990).

Maltrato físico: Este tipo de maltrato abarca una serie de actos perpetrados
utilizando la fuerza física de modo inapropiado y excesivo. Es decir, es aquel conjunto de
acciones no accidentales ocasionadas por adultos (padres, tutores, maestros, etc.), que
originan en el niño un daño físico o enfermedad manifiesta. Aquí se incluyen golpes,
arañazos, fracturas, pinchazos, quemaduras, mordeduras, sacudidas violentas, etc. (Acosta,
1998).

Maltrato emocional: Es aquel conjunto de manifestaciones crónicas, persistentes y


muy destructivas que amenazan el normal desarrollo psicológico del niño. Estas conductas
comprenden insultos, desprecios, rechazos, indiferencia, confinamientos, amenazas, en fin,
toda clase de hostilidad verbal hacia el niño. Este tipo de maltrato, ocasiona que en los
primeros años del niño, éste no pueda desarrollar adecuadamente el apego, y en los años
posteriores se sienta excluido del ambiente familiar y social, afectando su autoestima y sus
habilidades sociales.(González, 1989).

Familia: Es entendida como institución base de la sociedad, ligada no solo por lazos
de consanguinidad sino también por, lazos de amor, de solidaridad, de ayuda mutua de
compresión de apoyo y de tolerancia. (Bravo, 2000).

Metodología

Los resultados presentados en esta escrito hace parte de la estrategia de aprendizaje a


desarrollar del trabajo colaborativo No 3 del curso de políticas públicas y desarrollo
humano denominado "Mujeres Víctima del conflicto" de cara al posconflicto.
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La información ha sido recopilada partir de la documentación publicada en los


ámbitos tanto nacionales como internacionales referentes a las problemáticas y
consecuencias derivadas del conflicto armado colombiano, haciendo un énfasis especial en
el colectivo de la mujer víctima del conflicto de cara al posconflicto.

La metodología se ha desarrollado a partir de una revisión documental, selección de


los recursos obtenidos para su posterior análisis. La revisión documental se centró en la
búsqueda y selección de bibliografía referente a las consecuencias derivadas del marco
general del conflicto armado colombiano, el papel de la mujer dentro del mismo, los hechos
victimizantes a los que ha sido sometido el colectivo femenino y las políticas públicas
planteadas o desarrolladas como mecanismo de reparación integral a las víctimas.

La búsqueda de la información se realizó a través de bases de datos bibliográficas


como Dialnet, así como en relatorías procedentes de corporaciones judiciales como la Corte
Constitucional, el Concejo de Estado y la Corte Suprema de Justicia procediendo a la
recuperación de material relevante al objeto de estudio para su posterior análisis y
discusión.

Resultados

Según el Registro Único de Víctimas (RUV) de la entidad, las mujeres representan el


49.73% de las 8.347.566 víctimas, es decir 4.151.416 mujeres víctimas incluidas en el
RUV.

Según las estadísticas, entre los hechos victimizantes contra las mujeres 3’780.677 de
ellas fueron víctimas de desplazamiento; 458.781, víctimas de feminicidios; 191.784, de
amenazas; 77.100, de desaparición forzada; 47.627, de perdida de bienes muebles o
inmuebles; 40.231 son víctimas de actos terroristas, atentados, combates y hostigamientos;
y, 17.350 víctimas por violencia sexual. (http://www.unidadvictimas.gov.co, 2017).

El contexto colombiano se ha caracterizado por prácticas culturales centradas en la


violencia, las cuales no sólo han sido transmitidas de generación en generación, sino que
además han sido legitimadas para fortalecer el ejercicio del poder y mantener prácticas de
discriminación, dominación y vulneración de derechos de las personas.
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Es justamente este mantenimiento de prácticas y usos de la violencia, los que han


afectado de manera diferencial, prolongada e indiscriminada a las mujeres; son prácticas
culturales que generan graves violaciones de los derechos humanos, alteraciones en la
calidad de vida y el desarrollo de las mujeres y sin duda algunas transformaciones en su
identidad, dignidad e integridad. (AGUILAR, s.f., pág. 7).

La mujer es víctima de la violencia cuando se le restringe desenvolverse como


ciudadana, impidiéndole trabajar, estudiar, opinar y ejercer sus derechos, es víctima cuando
es separada violentamente de su cónyuge, sus hijos y familiares; cuando es usada en contra
de su voluntad sexual, doméstica y moralmente como cuando son reclutadas delinquir;
además cuando es juzgada y alejada de sus intereses y laborales obligándola a alejarse de
ellos por el hecho de ser mujer.

La mujer víctima de la violencia se caracteriza por sentirse culpable por la vida que
le ha tocado enfrentar y lo que pasa a su alrededor, desde este punto muchas veces tolera
cualquier tipo de violencia que se genere hacia a ella, haciendo esto difícil que se reconozca
como una persona libre y con derechos; perdiendo así el control sobre su vida, puesto que
se siente con temor y pánico al reaccionar, por su baja autoestima y pasividad con la que ha
culturalizada; cree que nadie puede ayudarla a resolver este problema; se aísla socialmente;
no es capaz de tomar decisiones; se siente fracasada como mujer, esposa, madre, acepta y
es pasiva ante la ideología de la superioridad tanto masculina, como del poder y la guerra,
siendo esto un factor para ser revictimizada y caer en adicciones, depresión y suicidio.
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Conclusiones y Recomendaciones

Logramos conocer los contenidos de los Lineamientos de Política Pública para la


Prevención de Riesgos, la Protección y Garantía de los Derechos de las Mujeres Víctimas
del Conflicto Armado y de la Política Pública Nacional de Equidad de Género. Además, la
garantía, protección y el ejercicio pleno de los derechos a la atención, asistencia y
reparación integral de las mujeres víctimas.

Nos apropiamos del contenido de la Política Pública Nacional de Equidad de Género


para las Mujeres, el Plan Integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencias.

Los profesionales de las ciencias sociales deben asumir un compromiso político y


ético con la trasformación cultural que demanda un escenario de posconflicto,
especialmente la Protección y Garantía de los Derechos de las Mujeres Víctimas del
Conflicto Armado. El trabajar desde una perspectiva interdisciplinar, a partir de propuestas
comunitarias y de manera articulada con las políticas públicas permitirá tener mayor
efectividad en los procesos de reinserción, ya que se requiere un acompañamiento integral,
no sólo a los reinsertados sino a las comunidades a las cuales se reintegrarán.

El psicólogo social tiene un rol importante en el desarrollo de las políticas públicas,


de cara al posconflicto, puesto que su objetivo está centrado en la inclusión social,
comprometiéndose con mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas, superando
el marco conceptual que incluye términos como “marginación” y “pobreza”, lo que
desenlaza esto una vida social basada en la violencia, y desesperanza por falta de
oportunidades como educación, salud, empleo, entre otros; donde por falta de conocimiento
y empoderaciòn de derechos los habitantes son vulnerados.

Además de estudiar y entender la realidad social para facilitar el cambio mediante la


gestión y desarrollo de políticas públicas, el psicólogo opera desde el enfoque de la
prevención y promoción del empoderamiento y autogestión de los implicados para que los
habitantes y las comunidades, fortalezcan las redes de tejido social, reconozcan sus
derechos, la riqueza de sus entorno y asuman un papel proactivo ante sus necesidades,
potenciando sus habilidades para la transformación de su realidad social.
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La Psicología como ciencia social debe contribuir a la construcción de políticas


públicas, de una cultura de paz, posibilitando y/o favoreciendo nuevas formas de
interacción desde los diferentes ámbitos del ejercicio de la profesión, interacciones
fundamentadas en el respeto a la diferencia, la tolerancia, y la gestión pacífica del conflicto.
En este sentido debe orientar su praxis a lograr una transformación cultural que promueva
esas formas de relación. Reconociendo la importancia de abordar los problemas de las
Mujeres Víctima del conflicto de cara al posconflicto, desde una perspectiva Psicosocial
que trascienda los marcos de análisis individual para acercarse a comprender la
complejidad e implicaciones del conflicto que hemos vivido.

Los psicólogos sociales tienen la necesidad de construir sinergias con otros


profesionales sociales, como con las diversas entidades que trabajan con víctimas,
ofensores y las comunidades. Este punto parece crítico, pues en nuestras regiones los
problemas asociados a las múltiples secuelas generadas por los horrores de la guerra, como
al desplazamiento y los miles de desmovilizados están llegando a zonas vulnerables y se
requiere un trabajo articulado de las diferentes entidades, iniciativas y profesionales.

El reto fundamental como profesional de las ciencias sociales, está en lograr incluir a
los excombatientes en las diferentes dinámicas de nuestra sociedad, (laboral, política,
educativa), lograr resignificar el miedo y la desconfianza que permea la mirada
estigmatizada que la sociedad tiene frente a ellos.
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Montoya, G (2008). La psicoterapia breve humanista y su aplicación en el acompañamiento

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de: http://revistas.utp.edu.co/index.php/revistamedica/article/view/857/41

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