You are on page 1of 6

JURISPRUDENCIA

Roj: SAP A 1928/2016 - ECLI: ES:APA:2016:1928


Id Cendoj: 03014370012016100345
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Alicante/Alacant
Sección: 1
Fecha: 20/04/2016
Nº de Recurso: 111/2016
Nº de Resolución: 193/2016
Procedimiento: PENAL - APELACION PROCEDIMIENTO ABREVIADO
Ponente: VICENTE MAGRO SERVET
Tipo de Resolución: Sentencia

AUDIENCIA PROVINCIAL
SECCIÓN PRIMERA
ALICANTE
PLZ. DEL AYUNTAMIENTO, nº 4-2ª planta
Tfno: 965.16.98.07 (Trámite y Apelaciones)
965.16.98.08 (Sentencias y Ejecutorias)
Fax: 965 169 812
NIG: 03014-37-1-2016-0002082
Procedimiento: Rollo apelación Abreviado Violencia de Género Nº 000111/2016-RAPIDO -
Dimana del Juicio Oral - 000382/2015
Del JUZGADO DE LO PENAL NUMERO 2 DE ALICANTE
Instructor VIOLENCIA SORE LA MUJER Nº 2 DE ALICANTE
d u 205/15
Apelante Segismundo
Abogado LUISA ARACIL SALAS
Procurador JOSE MANUEL SAURA ESTRUCH
Apelado/s MINISTERIO FISCAL (M.J. Peral)
SENTENCIA Nº 000193/2016
ILTMOS. SRES.:
D. VICENTE MAGRO SERVET
D. JOSE A DURA CARRILLO
D. JUAN CARLOS CERON HERNANDEZ
En la ciudad de Alicante, a Veinte de abril de 2016
L a Sección Primera de la Audiencia Provincial de ALICANTE, integrada por los Iltmos. Sres. expresados
al margen, ha visto el presente recurso de apelación en ambos efectos, interpuesto contra la Sentencia nº
430, de fecha 26 de octubre de 2015 pronunciada por el/la Ilmo./a. Magistrado/a-Juez del JUZGADO DE LO
PENAL NUMERO 2 DE ALICANTE en el Juicio Oral - 000382/2015 , habiendo actuado como parte apelante
Segismundo , representado por el Procurador Sr./a. SAURA ESTRUCH, JOSE MANUEL y dirigido por el Letrado
Sr./a. ARACIL SALAS, LUISA, y como parte apelada MINISTERIO FISCAL.

1
JURISPRUDENCIA

I. ANTECEDENTES DE HECHO
Primero.- Son HECHOS PROBADOS de la Sentencia apelada, los del tenor literal siguiente: UNICO.- El 26
septiembre 2015, alrededor de las 20.10 horas de la tarde, el acusado, sospechando que quien tiempo atrás
había sido su pareja sentimental y aquí víctima, Noemi , con la que a la fecha referida aún convivía en el
domicilio de la CALLE000 nº NUM000 , NUM001 de esta ciudad, le había arrebatado su teléfono móvil, salió
a la vía pública en su busca, dando finalmente con ella, forcejeando y llegando a propinarle codazos a la altura
del vientre, así como a agarrarle de ambos brazos. Dos testigos que por allí transitaban casualmente, Cesar
y Efrain , lograron retener al acusado hasta la llegada de las fuerzas del orden al lugar.
A consecuencia de los hechos, Noemi sufrió dolor a palpación y movilidad en región cervical, hematoma en
región anterior del brazo izquierdo de 2 × 3 cm así como hematoma sobre región posterior cubital en tercio
inferior de 2 × 2 cm, precisando para su curación de una única asistencia facultativa sin tratamiento posterior
ni secuelas, y de un total de 6 días no impeditivos para sus ocupaciones habituales hasta su total recuperación,
no quedando acreditado que necesitase un número mayor de días para su sanidad.
Segundo.- El FALLO de dicha Sentencia recurrida literalmente dice: "Debo CONDENAR Y CONDENO a
Segismundo , nacido en Alicante el NUM002 de 1981, hijo de Efrain y María Luisa , y con DNI nº NUM003
, como autor responsable de un delito de lesiones (violencia sobre la mujer) del art.153.1 del Código Penal
, concurriendo la circunstancia atenuante analógica de embriaguez ( art.21.7 en relación con los arts.21.2 y
20.2 del Código Penal ), a la pena de 40 jornadas de trabajos en beneficio de la comunidad, así como a la pena
de 1 año y 2 meses de privación del derecho a la tenencia y porte de armas , e igualmente a la prohibición tanto
de aproximarse de forma intencionada a menos de 500 metros del domicilio, lugar de trabajo o de cualquier
lugar que frecuentare o donde se encontrare Bibiana , como de comunicarse intencionadamente con esta
última por cualquier medio escrito, verbal, visual o telemático, prohibiciones cada una de ellas durante el
período de 1 año y 2 meses , e igualmente a sufragar la totalidad de las costas devengadas en el presente
procedimiento.".
Tercero.- Contra dicha Sentencia, se formalizó ante el Organismo decisor, por la representación procesal de
Segismundo el presente recurso de apelación.
Cuarto.- Del escrito de formalización del recurso de apelación se dio traslado a las demás partes y cumplido
este trámite fueron elevados los autos originales con los escritos presentados a este Tribunal de Apelación ,
y una vez examinados se señaló para la deliberación y votación de la Sentencia el día 20/4/16.
Quinto.- En la sustanciación de ambas instancias del presente proceso se han observado todas las
prescripciones legales procedentes.
VISTO , siendo Ponente el/la Ilmo/a. Sr/a. Magistrado/a D/Dª. VICENTE MAGRO SERVET
SE ACEPTA el Antecedente de HECHOS PROBADOS de la Sentencia apelada.

II. FUNDAMENTOS DE DERECHO


Primero.- El juez penal declara que el acusado agredió a su esposa causándoles las lesiones que constan en
los hechos probados, y esta convicción se desprende de la prueba practicada en cuanto a un delito de malos
tratos, negando el acusado la agresión, pero el juez penal llega a su convicción en base a la persistente y
convincente declaración de la víctima y a la de un testigo que vio la existencia de la agresión, reflejando el juez
la credibilidad en este testigo ajeno a la pareja y los agentes que más tarde intervienen. El recurrente sostiene
que todo se debe a la existencia del móvil y que solo hubo un forcejeo, por eso no es hecho de violencia de
género porque no hay acto de dominación porque este solo pretendía arrebatárselo, pero el juez puntualiza
que no se detecta movil espurio alguno en su declaración sino que la víctima declara lo que en realidad le
ocurrió, debiendo añadirse que no puede valorarse si existió la intención de dominación o machismo en el
acto, como luego argumentamos, ya que si se parte del hecho de la relación y la agresión se trata de acto de
un acto de violencia de género no pudiendo entrarse en cuál fue la intención con la agresión, ya que, además,
el juez relata con detalle la declaración de la victima acerca de la actitud del recurrente con ella durante mucho
tiempo constatado en una agresión concreta que es la que se enjuicia.
Pero el juez penal insiste en la relación de pruebas que deben sustentar la condena y así expresa la mención
del parte médico que constan en los autos correspondientes a la actuación médica que se desprendió de los
hechos. Además, hay un dato contundente que expone el juzgador en la sentencia referido a la mención de
las lesiones que constan aunque el recurrente cuestione su origen y realidad alegando no haber sido causado
por él ya que solo hubo un forcejeo.

2
JURISPRUDENCIA

El recurso gira así sobre el alegado error en la valoración de la prueba sobre el que sustentan posiciones
contrarias acerca de cómo se suceden los hechos. Pero a ello hay que señalar que es un argumento
sumamente recurrente que en realidad lleva tras de sí una distinta percepción acerca de cuál ha sido el
resultado valorativo del juicio celebrado a presencia judicial, lo que es bien distinto de la alegación de que exista
un error valorativo por el juzgador en su apreciación probatoria. Pero aunque se alegue que existe presunción
de inocencia debe rechazarse porque existen pruebas antes citadas aunque no compartidas por el recurrente.
SEGUNDO.- Así las cosas, bajo estos argumentos iniciales se suele enmarcar la distinta apreciación del
recurrente respecto del resultado valorativo que efectúa el juzgador, lo que dista mucho de que sea en realidad
un error valorativo y más la no aceptación de los postulados expuestos por la parte en el plenario y elevados a
la Audiencia en virtud de un recurso de apelación al no haber admitido el juzgador el punto de vista expuesto
por la parte en su informe respecto a su percepción acerca de cómo se desarrollaron los hechos. En estos
casos, pues, se presenta la impugnación del resultado valorativo por no haber admitido el juez " a quo" sus
argumentos, lo que supone nada más que una distinta apreciación valorativa, ya que la inmediación judicial
queda privilegiada cuando bajo el abrigo de esa alegado error
Pues bien, llega el juez penal a la convicción de los hechos probados en base a la prueba practicada con la
inmediación del juez penal que le privilegia en la resolución de la cuestión planteada.
La sentencia TC 1080/2003, de 16 de julio , señala que la inmediación en la percepción de la actividad
probatoria constituye un límite común a todos los órganos de revisión de la prueba, salvo que se reitere ante
ellos la de carácter personal, añadiendo que de los artículos 741 y 717 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
se desprende una importante diferenciación en el ámbito de la valoración de la prueba, diferenciando lo que
es percepción sensorial, que sólo puede efectuar el órgano jurisdiccional presente en el juicio, de lo que es
valoración racional, que puede ser realizada tanto por el órgano enjuiciador como por el de recurso, realizando
éste funciones de control de la racionalidad de la motivación expresada en la sentencia impugnada.
Por ello, analizando que no existe el pretendido error valorativo debe desestimarse el recurso y ello por cuanto
de acuerdo con el respeto a la vulneración del principio de presunción de inocencia hay que señalar que
conviene recordar, una vez más, que el principio de presunción de inocencia consagrado en el art. 24.2 de la
Constitución , dejando de constituir un mero postulado ideal impregnado de abstracción y reinante sólo en
el ámbito valorativo, ha pasado a ser norma directa vinculante para todos los poderes públicos, erigiéndose
en derecho cardinal y básico de todo ciudadano e incorporándose a nuestra Carta Magna entre los diversos
derechos fundamentales contenidos en el Capítulo Segundo del Título I de la Constitución de 1978. Derecho
a la presunción de inocencia a que el art. 24.2 da acogida entre el listado de los derechos fundamentales,
y que ya viene reconocido y proclamado en diversos convenios de rango internacional. Así, el art. 11 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos de 10 Dic. 1948 establece que toda persona acusada de delito
tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la Ley.
Declaración reiterada en el art. 6.2 del Convenio de Roma para la protección de los Derechos Humanos y
de las Libertades Fundamentales de 4 Nov. 1950 y en el 14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos firmado en Nueva York el 19 Dic. 1966. Consignándose en el Acta Final de Helsinki de 1 Ago. 1975
la importancia atribuida al respeto de los derechos fundamentales, tal y como resulta especialmente de las
constituciones de los Estados miembros y de la Convención Europea de Salvaguardia de los Derechos del
Hombre y de las Libertades Fundamentales. De tal derecho se hace adecuado eco la LOPJ de 1 Jul. 1985, en
cuanto constituye precepto constitucional, concibiendo su infracción como basamento suficiente del recurso
de casación ( art. 5.4) y, en adecuado reflejo del art. 53 de la Constitución , recordando que los derechos y
libertades reconocidos en los referidos título y capítulo de la misma, vinculan en su integridad a todos los
Jueces y Tribunales, estando garantizados bajo la tutela efectiva de los mismos; añadiendo que tales derechos
enunciados en el art. 53.2 de la Constitución se reconocerán, en todo caso, de conformidad con su contenido,
sin que las resoluciones judiciales puedan restringir, menoscabar o inaplicar dicho contenido (art. 7.1 y 2 de
la Ley Orgánica citada).
Descendiendo ya a un plano de mayor concreción, es sabido que entre las múltiples facetas que comporta
la presunción de inocencia, hay una, procesal, que consiste en desplazar el onus probandi, con otros efectos
añadidos. En tal sentido, el Tribunal Constitucional (SS 26 Abr. 1990 y 13 Oct. 1992 ) ha dicho que la presunción
de inocencia comporta en el orden penal al menos las cuatro siguientes exigencias: 1.ª) La carga de la
prueba de los hechos constitutivos de la pretensión penal corresponde exclusivamente a la acusación, sin que
sea exigible a la defensa una probatio diabólica de los hechos negativos. 2.ª) Sólo puede entenderse como
prueba la practicada en el juicio oral bajo la inmediación del órgano judicial decisor y con observancia de los
principios de contradicción y publicidad. 3.ª) De dicha regla sólo pueden exceptuarse los supuestos de prueba
reconstituida y anticipada, cuya reproducción en el juicio oral sea o se prevea imposible y siempre que se
garantice el ejercicio del derecho de defensa o la posibilidad de contradicción. Y 4.ª) la valoración conjunta de

3
JURISPRUDENCIA

la prueba practicada es una facultad exclusiva del juzgador, que éste ejerce libremente con la sola obligación de
razonar el resultado de dicha valoración. Partiendo de estas ideas iniciales, es reiterada la jurisprudencia, tanto
del TC como de la Sala Segunda del TS, la de que la presunción de inocencia es una presunción iuris tantum que
exige para ser desvirtuada la existencia de una mínima y suficiente actividad probatoria, constitucionalmente
legítima, producida con las debidas garantías procésales, que se ofrezca racionalmente de cargo y de la que
se pueda deducir la culpabilidad del acusado; todo ello en relación con el delito de que se trate y los elementos
específicos que le configuran (así, TC SS 27 Nov. 1985 , 19 Feb. 1987 , 19 Sep . y 1 Dic. 1988 y 20 Feb. 1989 ,
y del TS de 19 May. 1987 , 17 y 20 Oct. 1988 , entre otras muchas).
Por último, y ya en sede de apreciación probatoria, conviene advertir también con carácter general que aunque
en el recurso de apelación el Juez o Tribunal ad quem se halla autorizado a revisar la valoración probatoria
efectuada por el Juez de instancia, el hecho de que la apreciación por éste lo sea de pruebas practicadas
a su presencia, bajo los principios que rigen el proceso penal en el juicio oral, de inmediación, publicidad,
contradicción y defensa, tiene como consecuencia que a quien corresponde la valoración de las pruebas
practicadas en el plenario de acuerdo con el dictado de su conciencia -- art. 741 de la LECrim .-- es a dicho
Juez a quo y por ello deben respetarse sus conclusiones fácticas, salvo que carezcan de apoyo en el conjunto
probatorio practicado a su presencia o se contengan contradicciones o incongruencias en su razonamiento."
TERCERO.- Se suscita a continuación por el recurrente una cuestión que ha sido objeto de debate intenso
acerca de si es preciso valorar la concurrencia del art. 1 LO 1/2004 y en consecuencia poder excluir los
hechos como de violencia de género si no se acredita en el autor un elemento intencional que cumpla con los
presupuestos del citado art. 1 aunque no lo exijan los tipos penales.
Pues bien, hay que señalar que no se admite tampoco el motivo, ya que el hecho de violencia de género existe
en tanto en cuanto se cumplen los presupuestos de los sujetos pasivos y la relación que tienen con el agresor,
lo que de darse la existencia de la agresión ya de por sí conlleva que exista el delito de violencia de género.
En esta línea, la STS de fecha 24 de Noviembre de 2009 abrió en su momento un interesante debate en la
doctrina y jurisprudencia sobre la violencia de género que no puede dejar ser pasado por alto en atención a
las especiales consecuencias que lleva consigo tener que analizar si en el acto delictivo del sujeto varón hacia
la mujer existe un componente machista o de dominación; circunstancia o elemento que no se había exigido
hasta la fecha.
Esta sentencia señaló que:
"Si, como hemos establecido líneas atrás, la aplicación del art. 153 requiere no sólo la existencia de una
lesión leve a la mujer por parte del compañero masculino, sino también que esta acción se produzca en el
seno de una relación de sumisión, dominación y sometimiento a la mujer por parte del hombre, esto es, de
una discriminación de todo punto inadmisible, habrá de ser el Tribunal sentenciador el que, a la vista de las
pruebas practicadas a su presencia, oyendo con inmediación y contradicción a denunciante y denunciado
y los testimonios de otros posibles testigos, el que establezca el contexto en el que tuvieron lugar los
hechos, analizando los componentes sociológicos y caracterológicos concurrentes a fin de establecer,
mediante la valoración razonada de los elementos probatorios si el hecho imputado es manifestación de la
discriminación, desigualdad y relaciones de poder del hombre sobre la mujer, u obedece a otros motivos
o impulsos diferentes . Así lo ha entendido el Tribunal sentenciador excluyendo argumentadamente que la
agresión mutua de marido y mujer se hayan producido en un ámbito de "violencia machista" en una conclusión
valorativa ciertamente racional y razonada que esta Sala de casación carece de motivos para invalidarla."
Más recientemente el TC se ha pronunciado en sentencia de fecha 22 de julio de 2010 aprovechando el
reiterado planteamiento de cuestiones de inconstitucionalidad planteadas por distintos juzgados en torno a
la diferencia de trato penológico de los tipos penales de violencia de género.
Lo que señala el TC es una expresión de lo que constituye la violencia de género al enlazarlo a los
pronunciamientos teóricos que siempre se han destacado desde hace tiempos para exigir que existiera una
legislación específica y propia en esta materia al tratarse de una actividad delictiva muy distinta a la normal
que consta en el resto de tipos penales entre personas que no tienen una relación entre ellos asimilable a la
que se da en las relaciones reflejadas en los arts. 153 , 171 y 172 CP , describiendo la situación objetivable, que
no subjetiva, que existe en estos casos y que justifican las circunstancias excepcionales contempladas en la
Ley orgánica 1/2004, pero sin que entendamos que ello quiera decir,- y esto es lo importante- que sea preciso
"probar" por las acusaciones que en la acción del sujeto pasivo existió un "animus" propio y específico, sino
que, en todo caso, el acusado será el que pueda probar que tal ánimo no existió en supuestos muy concretos,
como el antes referido de un conflicto producido entre ex parejas de hace tiempo, o hechos de coacciones por
motivos económicos motivado por la ruptura de la pareja, etc.

4
JURISPRUDENCIA

Es decir, que no es que se exija la prueba del elemento intencional, sino que el acusado puede probar que
hubo una intención distinta, o que los hechos y las circunstancias lo son al margen de un tratamiento de
género, o de la desigualad. Esto se ha dado en casos, como por ejemplo, en los que el objeto del problema
tenía una raíz económica, como unas coacciones por cambiar la cerradura de un local de negocio detrás de lo
cual demostraba que existía un problema económico, en cuyo caso se puede considerar como falta, u otros
en los que claramente se comprueba que no existen unas connotaciones de género, sino exclusivamente
económicas. Ahora bien, esta intención no debería caber en supuestos de agresión o amenazas, ya que por
mucho que se quieran alegar cuestiones al margen de las propias de pareja, estos casos deben castigarse
como delito por concurrir los elementos exigidos en el tipo.
¿Y cuáles eran y son estos elementos?
Pues evidentemente lo son los referidos a la relación de pareja matrimonial, de hecho asimilable o la no
convivencia en supuestos semejantes a los anteriores que hacen aplicable la sanción por hecho de violencia
de género a casos que antes no se incluían como los referidos a aquellas parejas que no conviven pero que
tienen una relación análoga a las anteriores, lo que lleva a admitir especiales situaciones que en su momento
eran calificadas de "noviazgo" y ahora se interpretan en un sentido más abierto y extenso sin necesidad de
exigirse para ello un proyecto de vida en común. Además, se exigen, como en cualquier delito los elementos
de la voluntad e intención de causar la acción, a no confundir con que se exija la intención de realizar el acto
bajo los presupuestos que marca el art. 1 L.O.1/2004 de dominación o machismo, ya que no los exige ninguno
de los preceptos penales incluidos en la Ley.
Pero, más próximo a la presente resolución, de nuevo, el TS, en sentencia de fecha 30 de septiembre de 2010 ,
vuelve a tratar esta controvertida cuestión en contra de aquellas Audiencias que están exigiendo la prueba de
la intención del comportamiento machista o de dominación, lo que conlleva que se derive la tipificación del
hecho a falta, en lugar de delito, cuando, en realidad, lo que se desprende de la STC de fecha 22 de Julio de
2010 es que el acusado podría probar la ausencia de componentes de diferencia de género, y que el hecho se
produce al margen de situaciones de desigualdad o machismo, lo que entra dentro de la afirmación que permite
probar que el acto no es de género, sino que tiene otros componentes diferenciales, como los económicos
que permitirían derivar el hecho a falta.
Sin embargo, no puede pretenderse que el objeto de prueba sea distinto, y que a la inversa de lo que interpreta
la STC de 22-7- 10 si no se prueba ese elemento intencional el hecho pasaría a falta.
Por ello, en la STS de 30 de septiembre de 2010 se comienza por afirmar que:
" En apoyo de la objeción relativa al art. 153 C. penal se afirma que la conducta correspondiente careció de
connotaciones machistas y no estuvo animada por la voluntad de sojuzgar a la pareja o mantener sobre ella
una situación de dominación, sino que estuvo relacionada con cuestiones económicas.
Pero la Audiencia ha discurrido muy bien sobre este aspecto, al poner de relieve que ese precepto depara
protección a la mujer frente a las agresiones sufridas en el marco de una relación de pareja, y ambos
extremos, el de la convivencia en ese concepto y el de la violencia del que ahora recurre sobre su conviviente
están perfectamente acreditados, incluso por el propio reconocimiento del mismo. Y siendo así, a efectos
legales, es por completo indiferente que la motivación hubiera sido económica o de otro tipo, cuando lo cierto
es que el acusado hizo uso de la fuerza física para imponer una conducta contra su voluntad a la perjudicada,
relacionada con él como consta.
En fin, en este apartado, el recurrente reprocha a la sala que no haya hecho aplicación del subtipo atenuado
del último párrafo del precepto, pero lo cierto es que no aparece acreditado dato alguno, relativo a las
circunstancias personales del autor o concurrentes en la realización del hecho, que pudiera dar plausibilidad
a esa opción.
La aplicación del art. 242,2 º y 163,1º C. penal se rechaza por la supuesta inexistencia de prueba. Por tanto, se
trata de una cuestión aquí claramente fuera de lugar y, por ello, inatendible; y, además, ya respondida.
Por último, la objeción relativa al art. 147 C. penal busca fundamento en la, asimismo supuesta, inexistencia de
tratamiento médico. Pero sucede que en los hechos figura precisamente la afirmación contraria, que goza del
consistente fundamento probatorio resultante del análisis de los datos de procedencia médica relativos a los
traumatismos, llevado a cabo por la sala en los folios 22-23 de la sentencia. En concreto, toma en consideración
el juicio del forense de que la lesión del tobillo -un esguince- necesitó tratamiento rehabilitador, precisando
incluso que al día del juicio aún no había curado. Por tanto, la inconsistencia de la impugnación en este punto
no puede ser más patente."

5
JURISPRUDENCIA

Es decir, que en los casos de agresión o amenaza no podrá apelarse al hecho de que existe un trasfondo
económico o que la agresión o la amenaza se lleva a cabo por motivos distintos al instinto de dominación o
machismo del hombre sobre la mujer porque a ellos en ningún caso se refieren los tipos penales que son los
únicos que pueden analizarse a la hora de considerar si existe un delito de violencia de género.
Con esta sentencia el TS viene a fijar claramente los términos del debate al señalar que
"Ese precepto depara protección a la mujer frente a las agresiones sufridas en el marco de una relación de
pareja, y ambos extremos, el de la convivencia en ese concepto y el de la violencia del que ahora recurre sobre
su conviviente están perfectamente acreditados, incluso por el propio reconocimiento del mismo. Y siendo
así, a efectos legales, es por completo indiferente que la motivación hubiera sido económica o de otro tipo,
cuando lo cierto es que el acusado hizo uso de la fuerza física para imponer una conducta contra su voluntad
a la perjudicada, relacionada con él como consta."
Es absolutamente clara y meridiana la interpretación que lleva a cabo la STS de 30-9-10 para cerrar el tema a
lo que son los elementos contemplados en los arts. 153 , 171 y 172 CP , pero que nunca exigen la prueba en
el delito del acto de dominación o machismo y, lo que es muy importante, que esa prueba de este elemento la
aporte la fiscalía o la acusación particular. En ningún caso se exige esta prueba por las acusaciones, que solo
deben probar los elementos relativos a la relación de pareja y los constitutivos del delito que han cometido,
bien referido a la agresión, amenaza o coacción, pero nunca probar que en este acto hubo, tras el mismo, una
intención específica recogida en el art. 1 L.O. 1/2004 .
Por ello, tras esta contundente sentencia se vuelve a la línea que siempre ha presidido la interpretación de los
tipos penales de género de exigir la prueba de estos elementos excluyendo los del art. 1 L.O. 1/2004 , como
también parece desprenderse de la STC de 22-7-10 antes analizada.
El recurrente entiende que solo existió un forcejeo y que no había por su parte acto de dominio, pero el juez
sostiene que de la prueba practicada relatada con detalle hay agresión y prueba de ello sin que sea preciso
acreditar la dominación, sino solo la agresión y la relación entre ellos, como así sucede y consta en la sentencia.
El recurrente insiste en que todo se refiere al movil que alega ella le sustrajo, pero sea como fuere lo que se
acredita es que existe una agresión constatada y la relación entre ellos, planteando el recurrente una versión
distinta no compartida por el juez y amparándose en la inexistencia de ánimo de dominación que no se exige
específicamente en el tipo penal. Insiste en que existen contradicciones en la declaración de la victima y el
testigo, pero el juez no las aprecia y se circunscriben a un hecho puntual de la agresión . Cuestiona también
el parte forense, pero ninguna duda se ofrece al juez de la realidad y veracidad y conexión de las que constan
con las causadas, constituyendo el alegato del recurrente una distinta valoración de la prueba practicada. Por
ello, debe desestimarse el recurso en los términos indicados.
CUARTO- Se declaran de oficio las costas de esta alzada a tenor del artículo del Código Penal.
VISTOS los preceptos legales citados y demás de pertinente y general aplicación al presente supuesto.

III. PARTE DISPOSITIVA


F A L L A M O S: Que desestimando el recurso de apelación interpuesto por la representación procesal
de Segismundo contra la Sentencia de fecha 26 de octubre de 2015, dictada por el JUZGADO DE LO
PENAL NUMERO 2 DE ALICANTE en el Juicio Oral - 000382/2015, debemos confirmar la referida Sentencia ,
declarando de oficio las costas de esta apelación.
Así por esta nuestra sentencia, definitivamente juzgando, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

You might also like