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para regular la vida social. Sin duda su popularización -las palabras no son neutrales- es
un síntoma de nuestra sociedad, que con sus comportamientos nos obliga a recaer una y
Sobre la anomia argentina escribió páginas ya clásicas Carlos Nino, cuyo concepto de
la que se produce por una falla estructural de la clase dirigente. Se manifiesta como un
Se trata de una patología que se contagia del poder y se transmite a los grupos sociales.
acaso el más grave, lo definió Tulio Halperín Donghi, uno de nuestros mejores
historiadores, cuando concluyó: "Si hay un rasgo que caracteriza la vida política
enfrentan, agravada porque éstas no coinciden ni aun en los criterios aplicables para
razón es un trágico leitmotiv de la cultura política argentina: cada uno percibe al que
territorios. Las elites argentinas, como los animales domésticos, fijan obsesivamente los
límites de sus espacios de acción y pretenden reinar allí sin intromisiones ni límites.
Amos de sus cotos, los líderes sectoriales construyen una leyenda edificante destinada a
encubrir sus intereses. Lo que, hasta cierto punto, podría considerarse un efecto normal
patrimonio común.
legitimidad al otro, en la Argentina cada sector se dedica a ejercer el poder. El poder sin
legitimidad se reduce a la pura fuerza. Hay que ser prepotente, avanzar, apretar,
esas conductas, pero no hay que engañarse: existen en las canchas de fútbol y en las
calles como en los salones y despachos más influyentes. Con cuidados argumentos o con
palos, los argentinos buscan imponerse unos a otros por la fuerza. Pocas veces
El cuarto factor es la falta de consenso respecto del perfil institucional del país. La clase
disputa acerca de cuáles deberán ser sus características y acentos. Esa divergencia, que
involucra aspectos económicos y políticos, puede rastrearse ya en los siglos XIX y XX,
pueblo y oligarquía.
El quinto rasgo es la utilización del Estado para fines partidarios. Este fenómeno, que es
intolerables. Implica, como tantas veces se ha repetido, una confusión entre Estado,
gobierno y partido. Llegar al gobierno supone apropiarse del Estado y usarlo como
para la cultura pública. Tratemos de convencer a un votante común de que los políticos
El sexto rasgo deriva del anterior. Es la deserción del Estado de sus funciones básicas.
Hace 20 años que nuestra clase dirigente discute si el Estado debe intervenir
La gente sufre cada día la ausencia del Estado. Se siente desprotegida. Intentemos
que no se asuste o de que no recurra a medios ilegales para alcanzar sus objetivos. Será
políticas. La decadencia de los partidos, el uso arbitrario del poder estatal, las máscaras
del peronismo, los problemas del radicalismo para gobernar, la inexistencia de una
Como escribió Carlos Pagni hace unos días en este diario, la política argentina se
El octavo factor es el autismo. Las elites argentinas, enfrascadas en sus luchas facciosas,
perdieron la noción de que viven en una región del mundo que, aun con sus graves
problemas, considera una pérdida de tiempo (si no una imbecilidad) vivir dilapidando
Participamos del protocolo, pero cada vez menos de la confianza y los negocios. La
de difícil solución, pero la Argentina es el país de la región que se volvió más desigual en
menos tiempo. Conserva aún altos índices relativos de desarrollo humano, aunque
clases sociales se separan por muros invisibles pero infranqueables. Cada grupo con sus
códigos, sus recelos y sus estrategias. De un lado, los que pueden darse una vida entre
digna y ostentosa; del otro, los que no poseen nada y no tienen perspectivas de mejorar.
Las invocaciones al rol del Estado y de la iniciativa privada, la retórica populista, las
pulcras recetas liberales se proclaman en las plazas y en los simposios, pero, como se
dice en el lenguaje común, "no pasa nada". Los argentinos siguen muriéndose cada día
de pobreza o de violencia.
de las apetencias individuales. ¿Qué quiere decir? Significa, dicho rápido y con
sencillez, que, cuando la economía marcha bien, se reparte o se promete repartir sin
prever los malos tiempos. Se induce a creer que no hay límites. Que siempre se vivirá en
la abundancia. Cuando ésta cesa, cada sector se cree con el derecho de seguir
necesidades se atienden según los recursos disponibles y que éstos son por naturaleza
demagogia.
dirigentes. Hay esfuerzos sensatos para cambiar el rumbo, pero no alcanzan. Se impone
la intolerancia. Parece que camináramos, para usar la expresión del poeta César Vallejo,
social abre la puerta a todas las aventuras. Yo agregaría: cuando las democracias se
Caribe, celebrada hace pocos días en Viena, José Manuel Durâo Barroso, presidente de
difundido en América latina desde hace más de medio siglo, ahora la cuestión populista
populismo es, según decía Raymond Aron aludiendo a otras palabras, un concepto
“ históricamente saturado” . ¿Qué podrían tener en común, en efecto, con la mirada
larga que nos depara una experiencia de sesenta años, el populismo de Juan Domingo
fenómenos. Durâo Barroso afirmó que la mejor definición que le cabe al populismo es
Estado de Derecho… ”
voluntad y presenta el debate político como una opción tajante entre la vieja y la nueva
política, entre los amigos y los enemigos (externos y domésticos), entre la justicia, en
cuño que, colocándose por encima del antiguo régimen representativo, pretende
designios. Ocurrió antaño con Perón y Paz Estenssoro, recientemente con Chávez y
Investido por esta suerte de autoridad excepcional (por tanto inestable), el líder
populista despierta apetencias colectivas en pos del cambio social. En gran medida, él
ambicioso y vasto, pero aunque varíen las circunstancias de tiempo y lugar, la política
No todos los nacionalismos son populistas, ni tampoco lo son las políticas inspiradas en
Los populismos pueden generar procesos de incorporación social, como sucedió entre
apoyos, la dialéctica del populismo arrincona a los partidos de oposición y hace de ellos
busca encarnar a todo el pueblo y, por ende, en clave nacionalista, a toda la Nación.
estos momentos. No se entiende a Chávez sin el petróleo y a Morales sin el gas. Estos
dos pilares configuran hoy la base del nacionalismo y del propósito de erradicar la
pobreza y la marginación social. Más allá de las conquistas electorales, no parece que
Así las cosas, existe el riesgo de otorgar al populismo una exagerada trascendencia. Si
nos atenemos a los hechos, el populismo es hoy minoritario en América latina. Tiene sí
relevancia por los recursos que controla, pero parecería que, codo a codo con esta clase
a Perú, nuestras políticas no arrojan un saldo populista sino, más bien, resultados
opuestos que, con enormes dificultades y tropiezos, buscan aproximarse a las exigencias
a la propiedad pública de esos recursos estratégicos (Chile tiene en manos del Estado el
cobre y Brasil el petróleo) pero sujeta ésta y otras políticas al imperio de la ley y de las
definitiva, es trazar la línea entre por un lado la política que se ajusta el Estado de
Derecho y, por otro, la política que rechaza esta restricción. No se trata, por
consiguiente, de un debate entre dos tipos de izquierda sino de una polémica, acaso más
decisiva, entre dos tipos de república. Chávez dijo en Viena que algunos llaman
hermosura que tenemos” . En realidad, ese rostro aparentemente desfigurado tiene dos
Esta es una disyuntiva de peso. La Argentina debe ubicarse claramente del lado de las
repúblicas templadas por la solidez institucional a sabiendas de que nada está adquirido
organizado. A la vista de lo que está sucediendo en estos días en San Pablo, este
democracias.
No me refiero a las políticas que padecemos sino a la palabra, al concepto. Hay algo de pereza
mental en su uso: se quiere explicar de un plumazo un mundo que va de Mussolini a Perón y de Chávez a
Jean-Marie Le Pen. Otros hacen lo mismo con el neoliberalismo.
También lo usa mucha gente valiosa y perspicaz. Populismo es uno de los muchos conceptos elaborados
por las ciencias sociales que han enriquecido el trabajo de los historiadores. Nuestro gremio está en deuda
con ellos, pues en el último siglo pudimos pasar de la simple narración a la explicación.
Sobre todo cuando dejamos de considerarlos herramientas para la investigación y los transformamos en
objetos reales. Algunos atribuyen al populismo genérico una serie de rasgos esenciales, y luego se
preguntan si el caso concreto corresponde al concepto o no.
Con esto se formulan teorías atractivas. Para quien quiere, quizá más modestamente, averiguar cosas
nuevas, eso es poner el carro delante del caballo.
Pero el concepto de populismo está instalado y conviene mirarlo un poco. Creo que incluye al menos tres
cuestiones diferentes; no siempre coinciden y sobre todo, no son exclusivas de los regímenes llamados
populistas. La primera -donde su uso es más útil- es la discursiva.
Hay fórmulas del discurso político que interpelan al “pueblo nacional”, en lugar de invocar al “ciudadano
universal” o al “trabajador del mundo”. Al interpelarlo, el discurso construye o refuerza en su interlocutor
esa manera de autodefinirse.
Quien le habla al “pueblo nacional” define a la vez su polo opuesto: el enemigo antipopular y
antinacional.
Así lo hicieron Mussolini, Perón, Le Pen y Cristina. Pero también la reina Victoria y su hijo Eduardo VI,
cuando en 1902 establecieron el Día del Imperio y convocaron a todos los “británicos” a unirse en torno
de la bandera y el ritual imperial. ¿Los convierte esto en populistas?
Un segundo rasgo populista consiste en repartir beneficios materiales, para recolectar votos o reunir
plazas aclamantes,sin pensar en las consecuencias. Algo así como la cigarra, a quien la hormiga recuerda
sin éxito la importancia de las políticas de largo plazo y de la inversión. Es un rasgo muy común de la
política democrática desde fines del siglo XIX, y es difícil imaginar a algún político indiferente a este
aspecto de su práctica. Sin embargo, un gran líder populista, Mussolini, convenció a las multitudes
reunidas en la Plaza Venezia que los cañones eran más importantes que el pan, es decir, que la inversión
tenía prioridad sobre el consumo. Mussolini no era pródigo en retribuciones materiales para el pueblo e
incluso pensaba que éste debía ser pobre, para mantener su dignidad. Las reemplazaba por
compensaciones simbólicas, como el orgullo de construir el imperio que Italia merecía tener. No tan
distinto de Thatcher o Galtieri.
Pero este tipo de lógica política es bastante anterior al siglo XX. Se la suele atribuir a los tiranos de las
ciudades griegas del siglo VI antes de Cristo; Aristóteles acuñó para ellos la palabra “demagogia”, un
poco envejecida pero perfectamente útil para definir esta práctica. También se ha usado “cesarismo”, pues
Julio César, que aspiraba a la dictadura, cultivaba la fidelidad de sus soldados repartiendo gloria y
recompensas pagadas por la República.
El tercer rasgo que se asocia con populismo es una idea corporativa del Estado, que une más
claramente a Mussolini con Perón y su Comunidad Organizada, pero que deja fuera a los llamados
populistas europeos contemporáneos. Le Pen o el austríaco Haider son nacionalistas xenófobos, pero
están más preocupados por la camorra que por gobernar. En cambio, este modelo incluye casos que no se
suelen llamar populistas. El Estado de Mussolini tiene muchos parecidos con los Estados de Bienestar y
sus Consejos Económico Sociales, aunque ciertamente sin la porra y el ricino del Duce.
Hasta aquí, el concepto de populismo ayuda a los historiadores a internarse en el mundo de las
diferentes experiencias políticas. Desde aquí, puede convertirse en una anteojera. Deben
abandonarlo y ocuparse de su caso, con todas sus circunstancias específicas.
El Estado ya venía exhibiendo, desde los años de la década de 1920, su facilidad para dar y su
dificultad para decir que no.
El nacionalismo nos lleva a la inmigración masiva, a las migraciones internas y a los problemas de
identidad colectiva -la obsesión por definir el “ser nacional”-, a los que el peronismo dio una
respuesta.
Poco decimos de todo esto con la etiqueta de populismo. Y además, corremos el riesgo de poner en la
misma bolsa, alegremente y sin recaudos, cosas muy diferentes. En suma, si queremos entender al
peronismo, por un tiempo dejemos tranquilo al populismo.
dicha política. En otras palabras, Perón compartía con los sectores nacionalistas
financiera para un esfuerzo de esa naturaleza, tal como reconoció en su libro La fuerza
es el derecho de las bestias, publicado en 1958, durante su exilio. Dada esta debilidad de
YPF, Perón buscó la ayuda del capital extranjero como medio para lograr el
ejemplos posteriores a la crisis económica iniciada en 1949, como si hubiera sido una
de estos especialistas, habría dos etapas. La primera, que abarca los años de 1946 a
segunda etapa -iniciada a partir de la crisis económica de 1949, y que abarcó los años de
mercado internista por uno claramente desarrollista y con mayor sesgo exportador, que
agosto de 1953, y la firma del convenio con la California Argentina de Petróleo SA,
No obstante, la sola revisión de los discursos de Juan Perón y de los diarios de sesiones
de las cámaras legislativas, muestra que esta tajante división en dos etapas, al menos en
esta política bastante anteriores a la crisis de 1949. Si bien Perón adoptó entre 1946 y
1949 un modelo económico estatista, acorde con las expectativas de los sectores
señalar que "sólo han sido nacionalizados los servicios públicos" y que posteriormente
"la Argentina creará nuevas industrias que serán de propiedad privada y que el
tendencia de apertura económica que el propio Perón se vio obligado a adoptar después
la Argentina "proseguirá una política liberal con el capital extranjero llegado al país".
por YPF, carencia que a su vez podía producirse "ya sea porque no ha proporcionado las
divisas necesarias el Banco Central, o porque Estados Unidos ha obstaculizado las
compras".
convirtieron en opciones forzosas a partir de 1949, año signado por malas cosechas,
especialistas identifican el citado ejemplo del contrato con la California. Contrato que,
de acuerdo con las explicaciones otorgadas por el propio Perón en su citado libro La
fuerza es el derecho de las bestias, establecía una explotación de carácter mixto (joint
venture), mediante el cual la California produciría en forma conjunta con YPF los
este acuerdo, Perón buscaba incrementar la producción petrolera en los años sucesivos
Frondizi años después para justificar la firma de contratos con empresas petroleras
alternativas de decisión.
dado que YPF no contaba con los recursos necesarios para su explotación. Así lo explica
Perón en la obra citada a lo largo de esta nota, en la cual polemizó con su sucesor
1955, quien había dispuesto la anulación del convenio con la California: "Yo creo que
YPF no tiene ni capacidad organizativa ni capacidad técnica ni capacidad financiera
de los yacimientos modernos (?) Los costos de producción de YPF son absolutamente
concluía: "Estos nacionalistas de opereta han hecho tanto mal al país con sus
estupideces como los colonialistas con su viveza. Unos negativos y otros excesivamente
historia argentina, y que nuestros dirigentes deberían tener en cuenta en cada una de
También se confirmó la muerte de Juan Pedrals Gili, gerente general de la Empresa Nacional
de Petróleos de Chile.
La tragedia se produce un mes después que YPF completara la compra por US$745 millones
de Maxus Energy Corp., compañía estadounidense de gas y petróleo, con sede en Dallas,
esperaba que la compra de Maxus le diera a YPF el talento técnico y administrativo para
menos , dice Frederick Leuffer, analista de energía de Bear Stearns Inc., en Nueva York. Su
papel fue mucho más allá del típico presidente de una petrolera .
millones durante el primer trimestre de 1995, más del doble de los US$74 millones del mismo
En la Bolsa de Buenos Aires, las acciones de YPF cayeron un 2,8% a 20,70 pesos. La
sobre el accidente. En Nueva York, el ADR de YPF cerró a US$20,25, una caída del 4,71%.
privatizaciones de petróleo y gas en Bolivia y Perú, así como abrir nuevas zonas de exploración
a lo largo del cordón andino, rico en hidrocarburos, y en alta mar en el inexplorado Atlántico
Sur.
Los analistas dicen que no esperan que YPF cambie de curso. Hay un muy buen equipo que
ha trabajado junto mucho tiempo , dice Gabriella Romeri, analista de Barings Securities
Argentina.
YPF convocó para hoy a una reunión de directorio para analizar las consecuencias de la
muerte de Estenssoro, mientras que el presidente de Argentina, Carlos Menem, dijo que
nombraría un sucesor a la brevedad. Con una participación del 20%, el gobierno argentino es
actual equipo de gerencia , dice Walter Stoeppelwerth, director en Argentina de Smith New
Court Inc.
Al hacer uso de la palabra, la Presidenta afirmó que presentó el proyecto para la recuperación
de la soberanía de hidrocarburos porque "somos casi el único país del mundo que no maneja
los recursos naturales", y consignó que desde 1999 hasta el 2011 "la utilidad neta de YPF fue
de 16.450 millones de dolares" y que la empresa distribuyó dividentos por 13.246 millones de
dólares. "El problema fue la desnacionalización", agregó.
Además, la mandataria afirmó que el modelo elegido para el futuro de YPF "no es de
estatización" sino de "recuperación de la soberanía y control" de los hidrocarburos. "Durante
muchos años en distintos sectores de la economía manejados por el Estado, se aplicó un
criterio partidario, que siguió dando argumento a que el Estado era inútil y que sólo los privados
podían manejar recursos del Estado".
En referencia a las posibles repercusiones que la iniciativa pudiera tener en España, CFK
aseguró: "Esta Presidenta no va a contestar ninguna amenaza, no va a responder ningún
exabrupto, no se va a hacer eco de la falta de respeto ni de frases insolentes, porque
represento a los argentinos, soy una jefa de Estado, no una patotera”. Se preguntó además si
alguien la había escuchado reclamarle a España algo acerca del "escandaloso" vaciamiento de
Aerolíneas Argentinas”, y recordó “cómo eran defendidos los empresarios españoles que ahora
están procesados en España, entre otras cosas, por defraudaciones al fisco”.
Más adelante Cristina aclaró que "no tenemos problemas con las rentabilidades, pero sí espero
que las utilidades se reinviertan en el país: tengan la certeza de que si acompañan al país
vamos a seguir trabajando codo a codo”.
El proyecto establece la expropiciación del 51 por ciento de las acciones, de las cuales el
Estado nacional tendrá el 26,01 por ciento del total y las provincias productoras, el 24,99 por
ciento. El texto que hoy mismo ingresará al Senado establece la necesidad de garantizar el
desarrollo económico y el crecimiento "equitativo y sustentable de las provincias", y que el
Ejecutivo "arbitrará las medidas necesarias al cumplimiento de los objetivos planteados con el
concurso de los estados provinciales y el capital público y privado, nacional e internacional".