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BILL GALTES

Bill Gates

(William Henry Gates III; Seattle,


Washington, 1955) Informático y
empresario estadounidense,
fundador de Microsoft. La fortuna
de este precoz programador, que
no llegó a terminar sus estudios y
que a los 31 años era ya
multimillonario, procede del éxito
arrollador de su sistema
operativo, el MS-DOS (1981), que
evolucionaría hasta convertirse
en el popular Windows 3.1 (1992)
y daría lugar a las sucesivas
versiones de este sistema
operativo, omnipresente hasta
nuestros días en la inmensa
mayoría de los ordenadores portátiles y de sobremesa.

Bill Gates
Es difícil juzgar hasta qué punto fue suerte o genial intuición advertir que, en la
eclosión de la informática de consumo, había un mercado tan valioso en la
fabricación de ordenadores (hardware) como en la creación del sistema operativo y
de los programas que habían de emplearse en ellos (software). Lo cierto es que,
mientras los fabricantes competían duramente por el hardware, una serie de
circunstancias llevaron a que su sistema operativo se extendiese hasta quedar sin
apenas competencia. De hecho, a menudo se ha acusado a Microsoft de prácticas
monopolísticas, y a su fundador de falta de verdadera creatividad. Pero, aun
admitiéndolo, deberá reconocerse que su contribución efectiva a la popularización
de la informática (y a la vertiginosa escalada tecnológica que ha conllevado) fue
inmensa.
Biografía

Bill Gates nació en una familia acomodada que le proporcionó una educación en
centros de élite como la Escuela de Lakeside (1967-73) y la Universidad de Harvard
(1973-77). Siempre en colaboración con su amigo Paul Allen, se introdujo en el
mundo de la informática formando un pequeño equipo dedicado a la realización de
programas que vendían a empresas o administraciones públicas.
En 1975 se trasladaron a Alburquerque (Nuevo México) para trabajar suministrando
a la compañía MITS una serie de programas susceptibles de ser utilizados con el
primer microordenador, el Altair, para el cual habían desarrollado una versión del
lenguaje de programación BASIC. Ese mismo año fundaron en Alburquerque su
propia empresa de producción de software informático, Microsoft Corporation, con
Bill Gates como presidente y director general. Su negocio consistía en elaborar
programas adaptados a las necesidades de los nuevos microordenadores y
ofrecérselos a las empresas fabricantes más baratos que si los hubieran
desarrollado ellas mismas. Cuando, en 1979, Microsoft comenzó a crecer (contaba
entonces con dieciséis empleados), Bill Gates decidió trasladar su sede a Seattle.
El negocio del software
A principios de la década de 1970, la invención del microprocesador permitió
abaratar y reducir el tamaño de las gigantescas computadoras existentes hasta
entonces. Era un paso decisivo hacia un sueño largamente acariciado por muchas
empresas punteras en el sector tecnológico: construir ordenadores de tamaño y
precio razonable que permitiesen llevar la informática a todas las empresas y
hogares. El primero en llegar podría iniciar un negocio sumamente lucrativo y de
enorme potencial. Era impensable que una empresa como Microsoft, dedicada
solamente al software (sistemas operativos y programas) pudiese jugar algún papel
en esta carrera entre fabricantes de hardware, es decir, de máquinas.

Paul Allen y Bill Gates

Y así fue al principio: una


competición entre fabricantes de
ordenadores no demasiado
honesta, pues hubo más de un
plagio. A mediados de los años
setenta, en un garaje atestado de
latas de aceite y enseres
domésticos, Steve Jobs y
Stephen Wozniak diseñaron y
construyeron una placa de
circuitos de computadora, toda
una muestra de innovación y de imaginación. Al principio tenían la intención de
vender sólo la placa, pero pronto se convencieron de la conveniencia de montar una
empresa, Apple, y vender ordenadores. En 1977 empezaron a comercializar la
segunda versión de su computadora personal, el Apple II, que se vendía con un
sistema operativo también creado por Apple: un hito histórico que marca el
nacimiento de la informática personal.
Bastante ingenuamente, Apple cometió el error de dar a conocer a otras empresas
las especificaciones exactas del Apple II. Para desarrollar su primer ordenador
personal, la empresa IBM copió y adaptó la arquitectura abierta del ordenador de
Apple y escogió el microprocesador Intel 8088, que manejaba ya caracteres de 16
bits. De este modo, en 1981, IBM pudo lanzar su primer PC (Personal Computer,
ordenador personal). Pero el sistema operativo de su PC, imprescindible para su
funcionamiento, no había sido creado por IBM, sino por Microsoft. Un año antes, en
1980, Bill Gates había llegado a un acuerdo con IBM para suministrarle un sistema
operativo adaptado a sus ordenadores personales, el MS-DOS, que desde 1981 iría
instalado en todos los ordenadores de la marca.
IBM obtuvo un gran éxito comercial con su PC. Con un precio que, con el paso de
los años, sería cada vez más asequible, cualquier consumidor podía comprar una
computadora de tamaño reducido, cuyas aplicaciones no hacían sino aumentar, y
que abarcaban tanto el ocio como múltiples actividades laborales. Pero IBM también
cometió errores en el uso de la patente. Muchas empresas, conscientes del
gran boom que se avecinaba, se lanzaron a la fabricación y comercialización de PC
compatibles, llamados en la jerga informática clónicos, más económicos que los de
IBM.

El mercado se inundó de ordenadores personales compatibles con el de IBM que


funcionaban con el sistema operativo de Microsoft, que podía venir instalado o
adquirirse por separado, porque, aunque IBM lo había encargado, el MS-DOS no
era de sus propiedad: había cedido los derechos de venta a Microsoft. Por otro lado,
aparte de las empresas y administraciones, no siempre los usuarios adquirían la
licencia del MS-DOS. Era sencillísimo conseguir una copia e instalarlo sin pagar,
hecho que favoreció aún más su difusión.
Del MS-DOS a Windows
Aún existían otra opciones, pero se quedaron en minoritarias: gracias a su bajo
coste, la combinación PC más MS-DOS acabó copando el mercado y convirtiéndose
en el estándar. Mientras los fabricantes de ordenadores intentaban reducir costes,
entregados a una guerra de precios de la que nadie pudo sacar una posición
dominante, una empresa de software, la de Bill Gates, se hizo con prácticamente
todo el mercado de sistemas operativos y buena parte del de programas.

A partir de ese momento, la expansión de Microsoft fue espectacular. Y no sólo


porque los PC necesitaban un sistema operativo para funcionar, sino también
porque los programas y aplicaciones concretas (un procesador de textos, un hoja
de cálculo, un juego) se desarrollan sobre la base de un sistema operativo en
concreto, y ese sistema era el MS-DOS. Las distintas empresas de software (y entre
ellas la misma Microsoft) podían desarrollar, por ejemplo, distintos procesadores de
textos, compitiendo entre ellas para agradar al usuario. Pero como la inmensa
mayoría de usuarios tenía MS-DOS, desarrollaban programas para funcionar con
MS-DOS, y acababan por hacer un favor a Microsoft, que podía presumir de que
sobre su sistema operativo podían funcionar todos los programas imaginables: los
suyos y casi todos los de la competencia. Esa retroalimentación viciosa era el
fabuloso activo de Microsoft, y Bill Gates supo conservarlo.

El MS-DOS, sin embargo, era un entorno poco amigable, cuyo manejo requería el
conocimiento de comandos que se introducían a través del teclado. Con el
lanzamiento en 1984 del ordenador personal Macintosh, Apple pareció tomar de
nuevo la delantera. Su sistema de ventanas supuso un salto cualitativo; su interfaz
simulaba la distribución de una mesa de trabajo por medio de iconos. Un pequeño
aparato, el ratón, cuyo movimiento se reflejaba en la pantalla con un icono
parpadeante, permitía recorrerla en busca del documento o programa buscado. En
lugar de tener que recordar los comandos de cada una de las operaciones y
teclearlos en cada momento, bastaba acudir a los listados de acciones posibles y
hacer clic con el ratón sobre la opción elegida.
Por el momento, aquellas innovaciones no parecían hacer sombra a Bill Gates. En
1983 Paul Allen dejó Microsoft, aquejado de una grave enfermedad. Y cuando, en
1986, Microsoft salió a la Bolsa, las acciones se cotizaron tan alto que Bill Gates se
convirtió en el multimillonario más joven de la historia. Volcado en un proceso de
innovación tecnológica acelerada, y en su caso imitando más el Macintosh de Apple
que innovando, Gates lanzó una interfaz gráfica para MS-DOS llamada Windows:
Windows 3.0 en 1990 y Windows 3.1 en 1992.

No era, en realidad, un nuevo sistema operativo, sino, como se ha dicho, una


interfaz gráfica con ratón, iconos y ventanas bajo la que seguía corriendo el viejo
MS-DOS, pero fue muy bien recibido por los usuarios, que disponían finalmente de
un sistema tan intuitivo como el de Macintosh pero mucho más económico al
funcionar sobre un PC, gracias a lo cual se impuso fácilmente en el mercado. El
enorme éxito llevó a la verdadera renovación que fue Windows 95 (en cuya
campaña de promoción a escala mundial asumió el propio Gates el papel de profeta
de la sociedad cibernética como personificación de Microsoft), al que seguirían
Windows 98 y las sucesivas versiones de este sistema operativo, de entre las que
sobresale Windows XP (2001), el primero cien por cien de nuevo cuño, que dejaba
completamente de lado el antiguo MS-DOS.

Bill Gates en la presentación de Windows XP


Entretanto, el negocio no había cesado de crecer (de los 1.200 empleados que tenía
en 1986 hasta más de 20.000 en 1996), y, con la generalización de Windows, Bill
Gates pasó a ejercer un virtual monopolio del mercado del software mundial,
reforzado por su victoria en el pleito de 1993 contra Apple, que había demandado a
Microsoft por considerar que Windows era un plagio de la interfaz gráfica de su
Macintosh. Desde 1993 embarcó a la compañía en la promoción de los soportes
multimedia, especialmente en el ámbito educativo.

Además de Windows, muchos de los programas y aplicaciones concretas más


básicas e importantes producidas por la empresa (el paquete ofimático Microsoft
Office, por ejemplo) eran siempre las más vendidas. Surgieron muchas voces
críticas que censuraban su posición monopolística, y en numerosas ocasiones
Microsoft fue llevada por ello a los tribunales por empresas competidoras y
gobiernos, pero nada logró detener su continua ascensión.
Empresario y filántropo
El talento de Gates se ha reflejado en múltiples programas informáticos, cuyo uso
se ha difundido por todo el mundo como lenguajes básicos de los ordenadores
personales; pero también en el éxito de una empresa flexible y competitiva,
gestionada con criterios heterodoxos y con una atención especial a la selección y
motivación del personal. Las innovaciones de Gates contribuyeron a la rápida
difusión del uso de la informática personal, produciendo una innovación técnica
trascendental en las formas de producir, transmitir y consumir la información. El
presidente George Bush reconoció la importancia de la obra de Gates otorgándole
la Medalla Nacional de Tecnología en 1992.
Gates con su esposa Melinda
Su rápido enriquecimiento ha ido acompañado de un discurso visionario y optimista
sobre un futuro transformado por la penetración de los ordenadores en todas las
facetas de la vida cotidiana, respondiendo al sueño de introducir un ordenador
personal en cada casa y en cada puesto de trabajo; este discurso, que alienta una
actitud positiva ante los grandes cambios sociales de nuestra época, goza de gran
audiencia entre los jóvenes de todo el mundo por proceder del hombre que
simboliza el éxito material basado en el empleo de la inteligencia (su libro Camino
al futuro fue uno de los más vendidos en 1995).
Los detractores de Bill Gates, que también son numerosos, le reprochan, no sin
razón, su falta de creatividad (ciertamente su talento y sus innovaciones no son
comparables a las de un Steve Jobs, y más bien siguió los caminos que abría el
fundador de Apple), y critican asimismo su política empresarial, afirmando que se
basó siempre en el monopolio y en la absorción de la competencia o del talento a
golpe de talonario. A los críticos les gusta subrayar un hecho totalmente real, pese
a que parezca una leyenda urbana: ni siquiera el MS-DOS es obra suya. Bill Gates
lo compró por 50.000 dólares a un programador de Seattle llamado Tim Paterson,
le cambió el nombre y lo entregó a IBM.
En la actualidad, Microsoft sigue siendo una de las empresas más valiosas del
mundo, pese a haber perdido diversas batallas, especialmente la de Internet y la de
los sistemas operativos para teléfonos móviles, que lidera ahora Google (Sergei Brin
y Larry Page), otro gigante tan valioso como Microsoft. Frente al dinamismo de la
era de Internet, en la que surgen y se convierten rápidamente en multimillonarias
nuevas ideas como la red social Facebook, de Mark Zuckerberg, la empresa de
Gates parece haber quedado algo anquilosada, aunque no se pone en duda la
solidez de su posición.
Tampoco ello es exclusiva responsabilidad de Bill Gates, que ya en el año 2000
cedió la presidencia ejecutiva de Microsoft a Steve Ballmer y pasó a ser arquitecto
jefe de software para centrarse en los aspectos tecnológicos. Bill Gates había
contraído matrimonio en 1994 con Melinda French, con la que tendría tres hijos. En
el año 2000 creó, junto con su esposa, la Fundación Bill y Melinda Gates, institución
benéfica dedicada a temas sanitarios y educativos cuya espléndida dotación
económica procede mayormente de su fortuna personal. No en vano el fundador de
Microsoft es un habitual de las listas anuales de la revista Forbes: en 2014 la había
encabezado ya en quince ocasiones como el hombre más rico del planeta.

En 2008, Bill Gates abandonó definitivamente Microsoft para dedicarse


íntegramente a sus labores en la fundación, que había recibido el Premio Príncipe
de Asturias de Cooperación Internacional en 2006. Si antes fue una figura discutida,
esta nueva etapa como filántropo despierta más bien unánime admiración: al igual
que lo fue su empresa, su fundación es la más grande del mundo por lo que respecta
a la cuantía de sus aportaciones económicas a toda clase de programas de ayuda,
investigación y desarrollo.
STEVE JOBS

Steve Jobs
(Steve Paul Jobs; San
Francisco, 1955 - Palo Alto,
California, 2011) Informático y
empresario estadounidense.
Padre del primer ordenador
personal y fundador de Apple
Computer, probablemente la
empresa más innovadora del
sector, este mago de la
informática fue uno de los más
influyentes de la vertiginosa
escalada tecnológica en que
aún vive el mundo actual,
contribuyendo decisivamente
a la popularización de la
informática. Sus ideas
visionarias en el campo de los ordenadores personales, la música digital o la
telefonía móvil revolucionaron los mercados y los hábitos de millones de
personas durante más de tres décadas.

Steve Jobs

Sus padres, dos estudiantes universitarios sin medios materiales para


mantenerlo, entregaron al pequeño Steve en adopción al matrimonio
formado por Paul y Clara Jobs (maquinista ferroviario y ama de casa,
respectivamente). Desde 1961, la familia Jobs residió en la pequeña ciudad
californiana de Mountain View, importante centro de la industria electrónica
estadounidense. No cabe duda de que el ambiente local influyó en sus futuras
inclinaciones profesionales; con apenas doce años se unió al Hewlett-Packard
Explorer Club, asociación juvenil en la que los ingenieros de la compañía
Hewlett-Packard enseñaban a niños y jóvenes las últimas creaciones en el
terreno de la computación.

Al terminar el bachiller en el Instituto Homestead de Mountain View, Steve


Jobs ingresó en la Reed College, una universidad de artes liberales radicada
en Portland (Oregón), pero abandonó los estudios universitarios un semestre
más tarde. En esa época coqueteó con las drogas y se interesó por la filosofía
y la contracultura, llegando a viajar a la India en busca de iluminación
espiritual. Tras unas prácticas en la empresa Hewlett-Packard en Palo Alto,
en 1974 Jobs fue contratado como diseñador por Atari, compañía pionera de
la por entonces naciente industria de los videojuegos.

Nace Apple
En aquella misma época se unió al que sería su primer socio, el ingeniero
Stephen Wozniak. Jobs supo apreciar de inmediato el interés comercial del
proyecto de microcomputador doméstico en que trabajaba su amigo; entre
los bártulos y enseres domésticos del garaje crearon primero una imaginativa
placa base y luego un computador completo, el Apple I, considerado el primer
ordenador personal de la historia. En 1976, con el dinero obtenido en la venta
de su furgoneta Volkswagen, fundaron la empresa Apple Computer, con sede
en el garaje de la familia Jobs. Steve Jobs eligió el nombre Apple como un
recuerdo de los tiempos en que trabajaba en la recolección de su fruta
favorita, la manzana.

Steve Jobs en 1977

El Apple II, una mejora del modelo anterior, fue introducido en 1977,
convirtiéndose en el primer ordenador de consumo masivo. Tras una
impresionante lluvia de pedidos, Apple pasó a ser la empresa de mayor
crecimiento de Estados Unidos. Tres años después, Apple salió a la bolsa con
un precio de 22 dólares por acción, lo que convirtió a Jobs y Wozniak en
millonarios. Steve Jobs había adquirido ya su fama de genio bifronte,
magníficamente dotado para la tecnología y para los negocios: un
excepcional talento creativo le había permitido tanto idear un ordenador
revolucionario como triunfar en su comercialización.

Tras el Apple II, Jobs y Wozniak se enfrascaron en la creación del Macintosh,


el primer ordenador asequible y fácil de manejar sin necesidad de saber
informática: era la realización del sueño que acariciaba la industria desde la
invención del primer microprocesador (1971). El lanzamiento del Macintosh
en 1984 supuso un vuelco en las perspectivas del mercado. Su gran
innovación fue una interfaz gráfica de diseño exquisito y amigable que
simulaba una mesa de trabajo (el escritorio), y la introducción del ratón para
ejecutar las funciones haciendo clic sobre las iconos, ventanas y menús de
opciones que se abrían en la pantalla, lo que facilitaba grandemente la
interacción entre el usuario y el ordenador: dejaba de ser necesario
comprender, memorizar e introducir a través del teclado multitud de
comandos esotéricos, de modo que hasta un niño podía utilizarlo. En este
sentido, Jobs realizó una gran contribución a la introducción de los
ordenadores personales en la enseñanza.

En 1981, el más fuerte competidor de Apple, IBM, había sacado al mercado


su primer ordenador personal, copiando en buena parte las especificaciones
del Apple II que la propia Apple, de forma un tanto ingenua, había hecho
públicas. Con el ánimo de mantener la competitividad de su empresa, Steve
Jobs decidió reclutar para la dirección de Apple al entonces presidente de la
conocida multinacional de refrescos Pepsi, John Sculley, sin imaginar que
éste acabaría echándole de su propia empresa. El estilo de Sculley, un
ejecutivo de la vieja guardia, chocaba claramente con la rebeldía y las
maneras heterodoxas de Jobs.

Steve Jobs, John Sculley y Stephen Wozniak en la presentación del Macintosh (San Francisco,
1984)

Al mismo tiempo empezaron los problemas entre Jobs y Wozniak, relegado


a un segundo plano tras un accidente, aunque, según otras versiones, el
deterioro de sus relaciones se debió al difícil carácter de Jobs, tachado en
medios informáticos de "tirano carismático". El resultado de ambos conflictos
personales fue que Wozniak se marchó de Apple en 1985, año en que fueron
despedidos mil doscientos empleados a raíz de una amplia reestructuración
en la empresa, y Jobs dimitió para emprender en solitario una nueva
andadura empresarial.

NeXT Computer y Pixar


Steve Jobs fundó una nueva compañía informática, NeXT Computer (1985),
y a continuación compró al director cinematográfico estadounidense George
Lucas, por diez millones de dólares, la división de animación de la productora
del cineasta, Lucasfilm Limited. Así nacieron en 1986 los Estudios de
Animación Pixar, centrados en la producción por ordenador de películas de
dibujos animados; tan sólo tres años después, una de las películas realizadas
por los estudios, Tin Toy (1988), mereció el Oscar de la Academia al mejor
cortometraje animado.

En 1989, NeXT Computer lanzó su primer ordenador, repleto de funciones


extraordinarias, pero que no resultó rentable por su elevado precio y su
incompatibilidad con la mayoría de los sistemas existentes en el mercado.
Finalmente, el visionario Jobs cerró la división de ordenadores en 1993, con
el mérito de haber creado el aparato con el que el programador británico Tim
Berners-Lee ideó la World Wide Web, que sería la base del desarrollo y
popularización de Internet.

En su etapa en NeXT Computer (1989)

Mejor iban las cosas en Pixar: con el apoyo de Disney Motion Pictures, la
megaproductora del imperio que fundara Walt Disney, el estudio lanzó Toy
Story(1995), una producción que forma ya parte de la historia del cine por ser
el primer largometraje realizado íntegramente por ordenador. La película fue
un éxito de taquilla y obtuvo un Oscar de la Academia de Hollywood. El
siguiente gran éxito de Pixar fue Bichos, una aventura en miniatura (1998), al que
seguirían nuevos títulos memorables, como Monsters, Inc. (2001) y Buscando a
Nemo (2003).
Su antigua empresa, en cambio, atravesaba momentos difíciles. Desde
principios de los 80, los llamados PC clónicos (ordenadores personales
compatibles con los de IBM) copaban el mercado gracias su bajo coste. Con
Jobs al frente, Apple había logrado capear el temporal gracias al ya citado
Macintosh (1984): su intuitiva interfaz gráfica fácilmente manejable
mediante el ratón era claramente superior al MS-DOS, el sistema operativo de
Microsoft que llevaban los clónicos, y justificaba, junto con otras virtudes, su
elevado precio.
Pero cuando Microsoft lanzó las primeras versiones del sistema operativo
Windows (Windows 3.1 en 1992, Windows 95 en 1995), Apple perdió uno de
sus principales argumentos de venta. Un PC clónico equipado con Windows
y ratón era tan fácil de usar como el Macintosh, y mucho más barato. A juicio
de casi todos los expertos, Windows era un plagio de la interfaz del
Macintosh; así lo entendió Apple, que de inmediato se enzarzó en demandas
y pleitos contra la Microsoft de Bill Gates. La enemistad entre dos
personalidades tan contrapuestas como el hipercreativo Steve Jobs y el
funcionarial Bill Gates sería el tema de una película televisiva titulada Piratas
del Silicon Valley, producida en 1998 por la cadena TNT.
De nuevo en Apple

Derrotada en sus pleitos contra Microsoft y sumergida en una profunda crisis,


en diciembre de 1996 Apple decidió comprar NeXT Computer, lo que supuso
la vuelta de Steve Jobs a la empresa por él fundada con un cargo de asesor
interino (por el que Jobs, voluntariamente, no recibía ningún salario). Nueve
meses después, la dimisión del presidente de Apple encumbró nuevamente
a Jobs al frente de la compañía. En agosto de 1997, un mes antes de su
nombramiento como presidente provisional de Apple, Jobs anunció un
acuerdo con la corporación rival, Microsoft, que decidió invertir 150 millones
de dólares en Apple. Las dos compañías acabaron comprendiendo que se
necesitaban y se complementaban, pues Microsoft era el principal fabricante
de programas para Macintosh, y Apple uno de los principales testigos en el
juicio antimonopolio que la justicia norteamericana había incoado contra la
empresa de Bill Gates.

Durante esta segunda etapa en Apple, en la que se mantendría como director


ejecutivo hasta 2009, Steve Jobs continuó en su línea rompedora,
impulsando productos decididamente innovadores. Visto en perspectiva, no
hay duda de que acertó en sus planteamientos. Cuando Jobs asumió de
nuevo la presidencia de Apple en septiembre de 1997, la batalla parecía
perdida; en 2012, un año después de su muerte, Apple se había convertido
en la empresa más valiosa del mundo: la cotización global de sus acciones
en bolsa rozaba los seiscientos mil millones de dólares.

En 1998, justo un año después de su regreso, Steve Jobs volvió a


revolucionar el mercado informático con el lanzamiento del iMac, un
ordenador compacto integrado en el monitor, que además de su espectacular
diseño vanguardista estaba preparado para navegar por Internet. Su éxito
de ventas colocó a Apple nuevamente entre los cinco mayores fabricantes de
ordenadores personales de Estados Unidos y acarreó una revalorización del
50% de las acciones de la compañía. Nuevas versiones del iMac, con mayor
potencia y cada vez más sofisticadas prestaciones y diseño, seguirían
apareciendo en los años siguientes, con gran aceptación entre su legión de
usuarios incondicionales.

Como si el mundo del ordenador personal se le hubiera quedado pequeño,


Jobs pasó pronto a desplegar su inagotable inventiva en otros ámbitos,
conjugando como siempre había hecho las novedosas funcionalidades con la
máxima simplicidad de uso y elegantes diseños minimalistas. El primero fue
la música digital: en 2001 desembarcó en el sector musical con un
reproductor de audio de bolsillo, el iPod, y dos años después creó la tienda
musical iTunes, que lideró de inmediato la venta de música en línea y sigue
manteniendo su posición dominante. Desgraciadamente, sus problemas de
salud lo obligaron a apartarse temporalmente de su trabajo en 2004, año en
que fue tratado de un cáncer de páncreas.

Steve Jobs en la presentación del iPhone (2007)

En 2007 presentó el iPhone, primero de la familia de teléfonos inteligentes


de alta gama producida por Apple. Declarado "invento del año" por la
revista Time, su pantalla táctil integraba un teclado de orientación tanto
vertical como horizontal, e incorporaba una cámara fotográfica de tres
megapíxeles, un lector de música (con las mismas funciones que un iPod) y
un navegador de Internet. Inicialmente contaba con un número reducido de
aplicaciones, proporcionadas por Apple, pero la demanda de más programas
por parte de los usuarios originó la creación de la App Store en julio de 2008,
una tienda de aplicaciones donde todo tipo de desarrolladores podían vender
software diseñado para los iPhone y demás dispositivos fabricados por la
compañía.
Las novedosas prestaciones del iPhone fueron pronto imitadas, pero sólo otro
gran gigante del sector, Google (Sergei Brin y Larry Page), presentó batalla al
liderazgo de Apple lanzando ese mismo año Android, un sistema operativo
para móviles. La historia se repetía: el iPhone llevaba integrado su propio
sistema operativo, el iOS, y gracias al desarrollo de Android, que acabaría
por imponerse casi como estándar entre los restantes fabricantes, Google
logró evitar que una probable hegemonía de Apple amenazase su posición
dominante en Internet, pues era sabido que, en un futuro muy próximo, la
mayor parte de conexiones a Internet se efectuarían desde dispositivos
móviles.

En 2009, año en que hubo de someterse a un trasplante de hígado, Steve


Jobs delegó la mayor parte de sus responsabilidades en Timothy Cook. Pero
ni siquiera el visible deterioro de su salud lograría reducir su entrega al
trabajo y su afán innovador. Con su creatividad intacta, todavía en 2010
sorprendió al mundo con el iPad, un híbrido de tableta y teléfono móvil; una
ligera y delgadísima pantalla táctil de 9,7 pulgadas contenía en su parte
posterior la potencia de procesamiento y todas las prestaciones de un
ordenador portátil, sin necesidad de teclado ni ratón. Steve Jobs presentó la
segunda versión, el iPad 2, en marzo de 2011, en la que sería una de sus
últimas apariciones en público. El 5 de octubre de 2011, a los 56 años de
edad, falleció en su casa de Palo Alto, víctima del avance del cáncer que le
había sido detectado en 2003.
Sergei Brin y Larry Page
Informáticos estadounidenses, creadores del buscador de internet Google.
Hijo de profesores universitarios, Larry Page nació en East Lansing
(Míchigan) en 1973, y mostró desde pequeño su afición a la tecnología y a
las mismas materias que sus padres impartían (inteligencia artificial su
padre, y programación su madre). Se cuenta que su ídolo juvenil era el
célebre físico e inventor de origen serbiocroata Nikola Tesla. Graduado en la
Universidad de Míchigan, Page quiso ampliar su formación cursando un
doctorado en ciencias de la computación en la Universidad de Stanford,
donde conocería a Sergei Brin.

Sergei Brin y Larry Page

Sergei (o Sergey) Brin nació en Moscú en 1973, en el seno de una familia


judía relativamente acomodada pero insatisfecha con el trato que recibía en
la Unión Soviética debido a sus creencias religiosas. Su padre, Mijail, un
matemático, y su madre, científica de profesión, decidieron trasladarse a
Estados Unidos cuando Sergei tenía tan sólo seis años, y se instalaron en el
este del país. Mientras sus padres ejercían la docencia en la Universidad de
Maryland, el aventajado alumno se graduó antes de tiempo en la escuela y
decidió estudiar matemáticas e informática en el mismo centro donde
impartían clase sus padres. Sin embargo y pese a licenciarse con matrícula
de honor en matemáticas y en informática por dicha universidad, Brin no se
conformó y se trasladó a la Universidad de Stanford para doctorarse en
informática.

Un nuevo concepto de buscador

La idea de crear un motor de búsqueda surgió en el invierno de 1998 en


Stanford, cuando Sergei Brin y Larry Page, todavía estudiantes, se hallaban
realizando un proyecto de investigación en común. Profundamente frustrados
con las máquinas de búsqueda existentes en aquel momento, ambos
decidieron construir una más avanzada y más rápida. Una mañana se
encontraron en el campus de la universidad con Andy Bechtolsheim, un
inversor de la firma Sun Microsystems y ex alumno de la facultad.
Persuadidos de que el proyecto que acariciaban no era una idea descabellada,
explicaron los detalles al inversor, le hicieron una rápida demostración y
consiguieron que, de inmediato, Bechtolsheim les extendiera un cheque por
valor de 100.000 dólares para que la aventura diera comienzo.

Esta cantidad fue insuficiente para continuar y tuvieron que buscar otras
fuentes de ingresos. Brin y Page lograron que dos de las firmas de capital de
riesgo más relevantes de Estados Unidos, Kleiner Perkins Caufield & Byers y
Sequoia Capital, accedieran a financiar su idea. Entre ambas pusieron sobre
la mesa 25 millones de dólares y el proyecto empezó a ser una realidad.

Los orígenes de Google


La palabra Google deriva de googol, término inventado por el matemático
Edward Kasner (1878-1955) para denominar al número 1 seguido por 100
ceros. Los creadores del invento utilizaron este nombre para simbolizar el
objetivo de organizar la ingente cantidad de información disponible en internet.
En sólo cinco años de existencia, Google se convirtió en sinónimo de
búsqueda de información en internet. En este sentido, Yahoo! jugó un papel
esencial en la escalada de su aliado. Tras alentar a Google para que creara
su propio motor de búsqueda, comenzó a ofrecer en su popular portal la
posibilidad de buscar a través de aquel motor. En 2003, Google tenía
alrededor de 112 millones de búsquedas diarias, mientras que su principal
competidor, Yahoo!, tan sólo soportaba aproximadamente 42 millones.
Según los analistas, pese a los intentos de renovación de los principales
buscadores, no les iba a resultar fácil alcanzar a Google.

Google había añadido nuevas posibilidades a la docena de funciones


relacionadas con su motor de búsqueda y seguía experimentando con
muchas otras. Además de buscar en la web, facilitaba la localización de
imágenes, grupos de noticias y búsquedas dentro del directorio temático del
Open Directory, un proyecto internacional de voluntarios que catalogan
páginas web a mano. Ofrecía el servicio news.google.com, un organizador
automático de las noticias de más de 4.500 medios de comunicación on-line,
todos en inglés.

Precisamente, la empresa recibió un Webby, el equivalente a los Oscar en


internet, por este servicio. También ofrecía el buscador de productos en
venta en la red Froogle; el buscador de productos dentro de los catálogos de
venta por correo catalogs.google.com; un traductor (de palabras, frases o
páginas web enteras entre varios idiomas), o answers.google.com (por 2,5
dólares respondía a cualquier pregunta en 24 horas), entre otras nuevas
prestaciones. Multitud de servicios han seguido incorporándose desde
entonces, pero la empresa se ha adueñado, además, de sectores clave como
los navegadores (actualmente dos de cada tres usuarios prefieren Google
Chrome) y, muy especialmente, los sistemas operativos para móviles, campo
en el que el Android de Google se ha convertido prácticamente en el
estándar.

El estilo de Google y el futuro

A principios del siglo XXI, la esperanza de los creadores de Google era crear
una empresa lucrativa que pudiera sustentar su independencia a largo plazo.
En un edificio absolutamente original situado en la californiana región de
Mountain View, más de un centenar de personas trabajaba en un ambiente
poco común. Tenían a su disposición clases de yoga, masajes, bares,
máquinas de helado gratis, comida preparada con alimentos orgánicos por
dos jefes de cocina, una mesa de ping-pong, piscina, dos pianos y encuentros
de hockey dos veces por semana. La filosofía de la compañía era ofrecer un
lugar agradable para trabajar y con ello motivar y fidelizar a los empleados.

Por otra parte, los intereses de investigación de Sergei Brin y Larry Page se
centraban especialmente en crear mejores máquinas de búsqueda, en la
extracción de información de fuentes no estructuradas y en las bases de
datos de largas recopilaciones de texto e información científica. Autor de más
de una docena de artículos en revistas académicas de primer nivel y ponente
en varios foros académicos, empresariales y tecnológicos nacionales e
internacionales, Sergei Brin vio reconocida su labor en 2002, cuando fue
proclamado «Young Innovator Who Will Create the Future» («Joven
innovador que creará el futuro») por la revista Technology Review. Esta
publicación estaba editada por el prestigioso Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT). Actualmente la pareja no solamente comparte las
primeras posiciones en las listas de la revista Forbes con otros magnates de
la industria (Bill Gates, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg), sino que figura ya, por
el peso y trascendencia de sus aportaciones, entre las máximos
protagonistas de la corta historia de la informática, al mismo nivel que Bill
Gates(Microsoft), Steve Jobs (Apple) y Mark Zuckerberg (Facebook).

Hoy en día navegar por la red y no conocer Google es casi imposible. Se trata
del buscador más famoso, más efectivo y más censurado por algunos
regímenes totalitarios -por ejemplo, China-, que ha establecido modas entre
los usuarios de Internet. Según los expertos en informática, Google es la
medicina salvadora para la mayoría de internautas. De una rapidez
desconcertante y una efectividad máxima, produce una irrefrenable adicción.
Su diseño es simple y directo, estudiado para lograr la mayor eficacia y sin
incorporar publicidad intrusiva en sus páginas que pueda distraer a los
usuarios. Como consecuencia, los internautas se decantaron de inmediato
hacia este buscador en perjuicio de otros antes más populares como Yahoo!,
Altavista o Excite, que quedaron relegados al olvido.

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