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Estos son los datos que muestran los medios y que resalta el gobierno. Sin
embargo, la pregunta que debemos hacernos es en relación, primero con los
sectores que están generando empleos, y segundo con la calidad del empleo
que se está generando en términos de ingresos, de estabilidad laboral y de
protección social, componentes todos de lo que la OIT define como “Trabajo
Decente”.
Respecto de la calidad del empleo que se está generando hay que decir, primero,
que los sectores con mayor crecimiento en empleo son también los que tienen
mayores índices de trabajo informal (más del 60%). Es decir, de trabajo precario,
que no asegura ingresos dignos y estables, en el que el empleo es ocasional o
por temporadas, o a término fijo, y en los que la protección social (afiliación a
salud, riesgos laborales y pensiones) es muy baja. Esta es la característica, por
ejemplo, del empleo en el comercio, que incluye el trabajo en los andenes y
semáforos, las ventas en kioscos, las ventas puerta/puerta; o del empleo en
bares y restaurantes, y en el sector de la construcción.
Así que la mayoría del empleo que se está generando en Colombia es informal,
sin estabilidad laboral, sin ingresos que aseguren una vida digna y decente, y sin
protección social. Como el Estado Social es muy débil en Colombia, y los
desempleados y trabajadores cesantes no cuentan con un ingreso mínimo que
los proteja de caer en la pobreza, no pueden darse el lujo de quedarse en casa,
deben salir a la calle a rebuscarse cualquier ingreso, y lo encuentran
principalmente en trabajos informales.
Adicionalmente, según la encuesta del DANE 19.8 trabajadores de cada 100 que
figuran como asalariados o empleados particulares, son informales. En este
sentido el trabajo informal no disminuye en la misma proporción en que crece el
empleo y se incrementa el trabajo asalariado. Y aún mantiene niveles
escandalosos: en este período la tasa de informalidad que mide el DANE pasó
del 52.5% en las 23 ciudades y áreas metropolitana, al 49.5%, una disminución
de 3 pp, o de 0.7 pp promedio año, resultado que sin embargo se logró en los
dos últimos años de este período, pues en los años anteriores la variación no
había sido significativa.
Este resultado se situó además por debajo de la meta que se había propuesto el
Plan Nacional de Desarrollo, que era bajarlo al 54.4% para todo el país y al 46%
para las 13 áreas metropolitanas. Y eso que las estadísticas sobre trabajo
informal que entrega el DANE se refieren únicamente al tamaño de las empresas
(empresas que ocupen hasta 5 personas) ubicadas en 23 ciudades, no a todas
las empresas, ni a todos los municipios y ciudades del país.
Así que el trabajo informal en Colombia es todavía mayor que el que entrega el
DANE en sus estadísticas. Por ejemplo, en 2012 el Ministerio del Trabajo le
atribuía a la informalidad la baja cobertura que tenía el régimen pensional en
Colombia, señalando que “la informalidad laboral es alta: 14.3 millones de
colombianos, el 68.8% de los ocupados, no cotizan a pensiones” 1. Dos años
después, en su informe al Congreso de la República, señalaba: “Una de las
principales problemáticas del mercado laboral colombiano es el alto índice de
trabajadores que no cuentan con una protección en seguridad social, así lo
refleja el porcentaje de ocupados cotizantes a pensiones, que a pesar de haber
aumentado en los últimos años, tan solo alcanza el 34.2%.
1
Ministerio del Trabajo. Nuevo modelo para la protección social. 2013. Presentación PP).
2
Ministerio del Trabajo. Informe de Actividades Sector Trabajo al Congreso de la República, 2014
– 2015.
En relación con los trabajadores asalariados y dependientes informales, la
mayoría de estos se ubican en las actividades del comercio, hoteles, bares y
restaurantes (67%), construcción (62.2%), transporte, almacenamiento y
comunicaciones (59.6%), industria (39.1%), servicio sociales, personales y
comunales (36.9%, y en las actividades inmobiliarias y de servicios a las
empresas (36.6%). Gran parte de esta informalidad laboral es consecuencia de
la falta de inspección laboral por parte del Estado, pues muchos empleadores,
pudiendo pagar las obligaciones laborales que se derivan del contrato de trabajo,
no lo hacen. Están seguros de que ninguna autoridad los va a vigilar o a
intervenir, y menos a sancionar, por lo que es necesario fortalecer el sistema de
inspección laboral y garantizar su presencia activa y efectiva en todos los
municipios del país, pues la debilidad del Estado en este terreno estimula la
ilegalidad laboral.