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El trabajo informal y precario domina el


mercado laboral en Colombia
Héctor Vásquez F.
Analista Escuela Nacional Sindical

El mercado laboral colombiano muestra un resultado paradójico respecto del


comportamiento de la economía: mientras el crecimiento económico se
desacelera (3.0% creció el PIB en el II trimestre de 2015, frente a 4.7% del mismo
periodo en el 2014), la tasa de ocupación aumenta: de 58.1% subió a 58.8%
entre mayo/julio de 2014/15), y baja la tasa de desempleo: de 9.1% al 8.7% en
el mismo período.

Estos son los datos que muestran los medios y que resalta el gobierno. Sin
embargo, la pregunta que debemos hacernos es en relación, primero con los
sectores que están generando empleos, y segundo con la calidad del empleo
que se está generando en términos de ingresos, de estabilidad laboral y de
protección social, componentes todos de lo que la OIT define como “Trabajo
Decente”.

Frente a lo primero, las actividades económicas que más incrementaron la


ocupación en el último año fueron, en su orden: comercio, hoteles, bares y
restaurantes (58 de cada 100 nuevos empleos), actividades inmobiliarias
(29.7%) y construcción (22.8%). En cambio disminuyó el empleo en la agricultura
(se perdieron 68.000 puestos de trabajo), en la industria (menos 38.000),
minería, (menos 18.000) y electricidad, gas y agua (8.000 puestos de trabajo
menos).

Respecto de la calidad del empleo que se está generando hay que decir, primero,
que los sectores con mayor crecimiento en empleo son también los que tienen
mayores índices de trabajo informal (más del 60%). Es decir, de trabajo precario,
que no asegura ingresos dignos y estables, en el que el empleo es ocasional o
por temporadas, o a término fijo, y en los que la protección social (afiliación a
salud, riesgos laborales y pensiones) es muy baja. Esta es la característica, por
ejemplo, del empleo en el comercio, que incluye el trabajo en los andenes y
semáforos, las ventas en kioscos, las ventas puerta/puerta; o del empleo en
bares y restaurantes, y en el sector de la construcción.

Por su parte, el empleo en el sector inmobiliario también presenta una tasa de


informalidad muy alta (más del 47%), e incluye muchas actividades que se
realizan por épocas y de manera transitoria, como los estudios de mercado y la
realización de encuestas de opinión pública, o actividades de autoempleo por
parte de trabajadores con formaciones y habilidades muy específicas, como los
fotógrafos; o el empleo en negocios de alquiler de toda clase de bienes; o el
empleo por cuenta propia de muchos profesionales que le venden sus servicios
a las empresas. Aquí también se ubica el empleo mediante agencias de empleo
temporal, que actualmente ocupan a más de medio millón de trabajadores, con
contratos que en su mayoría no se ajustan a lo establecido por la ley 50 de 1990
sobre trabajadores en misión.

Así que la mayoría del empleo que se está generando en Colombia es informal,
sin estabilidad laboral, sin ingresos que aseguren una vida digna y decente, y sin
protección social. Como el Estado Social es muy débil en Colombia, y los
desempleados y trabajadores cesantes no cuentan con un ingreso mínimo que
los proteja de caer en la pobreza, no pueden darse el lujo de quedarse en casa,
deben salir a la calle a rebuscarse cualquier ingreso, y lo encuentran
principalmente en trabajos informales.

Tabla 1. Trabajo informal y precario 2011 2012 2013 2014


Trabajadores informales (23 ciudades y áreas
metropolitanas) (%) 52,5 52,2 50,5 49,5 -3.0
Trabajadores informales hombres (23 ciudades y
áreas metropolitanas) (%) 49.8 49.2 48.0 46.9 -2.9
Trabajadores informales mujeres (23 ciudades y
áreas metropolitanas) (%) 55.4 55.8 53.5 52.7 -2.7
Trabajador asalariado - empleado particular (%) 34.0 35.2 36.4 37.8 3.8
Trabajador cuenta propia (%) 43.2 42.9 42.8 42.6 -0.6
Trabajador precario (empleadas domésticas,
trabajadores sin remuneración, jornaleros o peones)
(%) 12.9 12.8 12.1 11.4 -1.5
Trabajadores cotizantes régimen pensional (%) 31.3 30.0 29.2 32.5 1.2
Tasa de desempleo América Latina y el Caribe (%) 6.7 6.4 6.2 6.0
Tasa de informalidad urbana América Latina (%) 46.4
Fuente: DANE, Ministerio del Trabajo, CEPAL, cálculos de la ENS.

Crece más el empleo informal que el Trabajo Decente

Como se ve en la tabla, aunque el trabajo asalariado (empleado particular) ha


incrementado su participación en el empleo total (3.8 pp en 4 años), todavía más
de la mitad de la población ocupada lo está en posiciones donde el trabajo
informal es dominante, como el trabajador por cuenta propia (categoría
ocupacional en la que 8 de cada 10 trabajadores son informales), las
trabajadoras domésticas (informalidad laboral superior al 98%), los trabajadores
familiares sin remuneración (100% informales), los trabajadores sin
remuneración en otras empresas (100% informales), y los jornaleros o peones
(más del 90% informales), categorías ocupacionales que aquí hemos reunido
bajo el concepto de “trabajador precario”.

Adicionalmente, según la encuesta del DANE 19.8 trabajadores de cada 100 que
figuran como asalariados o empleados particulares, son informales. En este
sentido el trabajo informal no disminuye en la misma proporción en que crece el
empleo y se incrementa el trabajo asalariado. Y aún mantiene niveles
escandalosos: en este período la tasa de informalidad que mide el DANE pasó
del 52.5% en las 23 ciudades y áreas metropolitana, al 49.5%, una disminución
de 3 pp, o de 0.7 pp promedio año, resultado que sin embargo se logró en los
dos últimos años de este período, pues en los años anteriores la variación no
había sido significativa.

Este resultado se situó además por debajo de la meta que se había propuesto el
Plan Nacional de Desarrollo, que era bajarlo al 54.4% para todo el país y al 46%
para las 13 áreas metropolitanas. Y eso que las estadísticas sobre trabajo
informal que entrega el DANE se refieren únicamente al tamaño de las empresas
(empresas que ocupen hasta 5 personas) ubicadas en 23 ciudades, no a todas
las empresas, ni a todos los municipios y ciudades del país.

Así que el trabajo informal en Colombia es todavía mayor que el que entrega el
DANE en sus estadísticas. Por ejemplo, en 2012 el Ministerio del Trabajo le
atribuía a la informalidad la baja cobertura que tenía el régimen pensional en
Colombia, señalando que “la informalidad laboral es alta: 14.3 millones de
colombianos, el 68.8% de los ocupados, no cotizan a pensiones” 1. Dos años
después, en su informe al Congreso de la República, señalaba: “Una de las
principales problemáticas del mercado laboral colombiano es el alto índice de
trabajadores que no cuentan con una protección en seguridad social, así lo
refleja el porcentaje de ocupados cotizantes a pensiones, que a pesar de haber
aumentado en los últimos años, tan solo alcanza el 34.2%.

En el contexto departamental la informalidad sigue siendo alta. En 2014 los


departamentos con mayor tasa de informalidad fueron Sucre (82,7%), Córdoba
(81,7%), Nariño (81,2%), Caquetá (80,1%) y La Guajira (80,0%), en las zonas
Pacífica y Caribe colombianas. De otro lado, los entes territoriales con menor
informalidad fueron Bogotá (45,7%), Antioquia (52,2%), Caldas (58,8%),
Risaralda (59,5%) y Valle del Cauda (60%), localizados en la zona Andina del
país. 2

Los derechos a la protección social de los trabajadores informales son bastante


precarios. Según el DANE, en las 23 ciudades y áreas metropolitanas, de cada
100 trabajadores informales, 62 son trabajadores por cuenta propia y 19
empleados particulares, es decir, asalariados. De estos trabajadores, apenas el
10% de los cuenta propia cotizaban a pensiones en 2014; y de los asalariados,
el 21.7% no cotizaba. Proporciones peores se presentan en relación con el
acceso a la protección social en riesgos laborales.

Estas exclusiones le imponen retos al Estado en relación con el impulso a


políticas públicas efectivas que mejoren estos indicadores, las cuales, hasta el
2014 estaban completamente ausentes. Únicamente a partir del 2014 se diseñó
un programa para vincular a los trabajadores informales al régimen pensional a
través de un programa de ahorro individual y del suministro de un subsidio
(programa BEPS), programa que puede quedarse sólo en buenas intenciones
por causa de la baja capacidad de ahorro que tiene la población a la que está
dirigida, la mayoría con ingresos inferiores, o acaso iguales, a un salario mínimo.
Mientras tanto, en materia de protección a riesgos laborales no existe ninguna
iniciativa.

1
Ministerio del Trabajo. Nuevo modelo para la protección social. 2013. Presentación PP).
2
Ministerio del Trabajo. Informe de Actividades Sector Trabajo al Congreso de la República, 2014
– 2015.
En relación con los trabajadores asalariados y dependientes informales, la
mayoría de estos se ubican en las actividades del comercio, hoteles, bares y
restaurantes (67%), construcción (62.2%), transporte, almacenamiento y
comunicaciones (59.6%), industria (39.1%), servicio sociales, personales y
comunales (36.9%, y en las actividades inmobiliarias y de servicios a las
empresas (36.6%). Gran parte de esta informalidad laboral es consecuencia de
la falta de inspección laboral por parte del Estado, pues muchos empleadores,
pudiendo pagar las obligaciones laborales que se derivan del contrato de trabajo,
no lo hacen. Están seguros de que ninguna autoridad los va a vigilar o a
intervenir, y menos a sancionar, por lo que es necesario fortalecer el sistema de
inspección laboral y garantizar su presencia activa y efectiva en todos los
municipios del país, pues la debilidad del Estado en este terreno estimula la
ilegalidad laboral.

Y en relación con la informalidad laboral en la industria, ésta se presenta


principalmente en las micro, pequeñas y medianas empresas, mucha de la
cuales no tienen las condiciones de competitividad para formalizarse y cumplir
con las obligaciones laborales con sus trabajadores. En y este terreno es clave
el impulso a políticas para promover su competitividad mediante estrategias que
mejoren su productividad, calidad, desarrollo tecnológico, acceso a crédito de
fomento, y acceso a mercados, factores todos que inciden directamente en las
posibilidades de su formalización.

Adicionalmente, es esencial vigilar las cadenas de subcontratación en la que


están inmersas este tipo de empresas, dominadas por la grandes compañías del
país, cuyas imposiciones leoninas les dejan márgenes de rentabilidad tan
precarios que no les permiten financiar su formalización.

Edición 464 – Semana del 18 al 24 de septiembre de 2015

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