You are on page 1of 47

Historia de China

China es un país con una historiamilenaria y trepidante. Una


nación que cuenta con unas tradiciones ancestrales y una
cultura que se remonta a varios siglos en el tiempo. Sus
sorprendentes paisajes, su especial gastronomía y las amables
gentes, dejan prendado al visitante. Un territorio que a lo largo
del tiempo ha pasado por etapas históricas y períodos muy
diferentes y que merecen ser conocidos.
En CurioSfera.com queremos explicarte la historia de
China y su origen. ¿Comenzamos?

También te puede interesar la historia de España

Índice de contenidos
 1 Origen de China
 2 Prehistoria de China – Los Shang y los Zhou (Chou)
 3 La Edad del Hierro en China
 4 Primera unificación de China e imperio Han
 5 Segundo período imperial de China
 6 El imperio Ming
 7 La China de los manchúes
 8 La revolución y la república china
 9 Historia República Popular China
 10 La muerte de Mao y el triunfo del reformismo
o 10.1 ¿Quieres saber más sobre historia?

Origen de China
Para conocer la historia y origen de China primero debes
conocer cómo es y su situación geográfica. La República
Popular de China (Zhonghua Renmin Gongheguo), es el país
más poblado del mundo y el tercero en extensión después de
Rusia y Canadá, es la primera potencia de Asia.

Sus tierras se extienden desde el corazón del continente (Tíbet


y Sinkiang) hasta las costas del Pacífico. Limita al norte con
Mongolia y Rusia; al este con Rusia, Corea del Norte, el mar
Amarillo y el mar de la China Oriental; al oeste con Kazajstán,
Kirguisistán, Tadjikistán, Pakistán y la India; al sur con Nepal,
Bhután, Myanmar, Laos, Vietnam y el mar de la China
Meridional.

Para los occidentales, China es sinónimo de exotismo y


misterio, sugiere refinamientos sutiles y crueldades extremas,
obras de arte admirables y paisajes de gran belleza. Esta
imagen no debe inducir a perpetuar simplificaciones y
prejuicios, y no puede ocultar la importancia de una de las
civilizaciones más destacadas del planeta.

China, cuya historia está llena de acontecimientos, de


descubrimientos científicos, es un país muy complejo, en el que
conviven más de 1.350 millones de personas, esto es, más de
una quinta parte del total del planeta.

Justamente el enorme volumen de su población lo convierte en


una de las incógnitas que la humanidad tiene planteadas para
los próximos años. China no es tan solo el mercado potencial
más importante del mundo, sino que el dinamismo que ha
cobrado su economía está a punto de convertirlo en un gigante
comercial.

La resolución del enigma chino dependerá, a partir de ahora, del


modelo político y económico que se adopte y de la mayor o
menor inclusión de la nación en el concierto internacional.

Prehistoria de China – Los Shang y los Zhou


(Chou)
El paleolítico antiguo está representado en China por el
célebre sinántropo, cuyas osamentas fueron descubiertas
(1921) en Zhou Koudian (Chou-Kou-tien), al sudoeste de
Beijing. A partir del 4.000 a.C. se comprueba un rápido
desarrollo de varias culturas neolíticas, particularmente en la
región de la “China del loes” (valle del Huang He), que aparece
ya como adelantado sobre las comarcas vecinas.
Reproducción del hombre primitivo hallado en China (Hombre de Pekín)
A fines de este período neolítico (2200 a.C. a 1800 a.C.) los
anales tradicionales sitúan la primera dinastía de la historia
de China, la de los Xia o Hsia. Hacia principios del milenio II
a.C. se produce en China un fenómeno capital: la aparición de
la técnica del cobre.

Con esta revolución técnica se precisan algunas características


de la civilización china arcaica. Así, apareció lo que se ha
llamado la “dicotomía fundamental”: por una parte, los nobles,
habitantes de las “ciudades-palacio”, y por otra parte, los
campesinos, que cultivaban las tierras alrededor de los muros
de la población.
Mapa del imperio de la dinastía Shang
Los anales han conservado la lista de los soberanos de
una dinastía Shang(fechas tradicionales: 1766 a.C. a 1112
a.C.). Los Shang fueron reemplazados por los Zhou (fines del
milenio II a.C.).

Los Zhou establecieron primeramente su capital cerca del


emplazamiento de la actual Xian (Sian), y se refugiaron más
tarde (750 a.C.), bajo la presión de los “bárbaros” vecinos, en
Henan (Honan), cerca de Luoyang.
Señales de la primitiva civilización china
Bajo el dominio de los Zhou se produjo una expansión
colonizadora hacia la China Central y hasta el sur del Yangzi
Jiang. Como la autoridad de los reyes Zhou no podía extenderse
hasta los límites de un territorio tan vasto, se formaron en la
periferia varios principados autónomos y la unidad del mundo
chino corrió el riesgo de romperse.

En los siglos VII a.C. y VI a.C. tres grandes principados


destacarían sucesivamente: Qi (en Shangdong o
Shangtung), Qin (en Shanxi) y, sobre todo, Chu, cuyo territorio
se extendió hasta el sur del Yangzi Jiang.

La Edad del Hierro en China


La evolución que se aprecia desde el siglo VI a.C. se precisaría y
aceleraría con la introducción de la fundición del hierro y el
arado uncido. Con las nuevas herramientas agrícolas y con los
grandes trabajos colectivos de construcción de diques se
incrementaron las tierras aptas para el cultivo.
Herramientas de metal halladas en China
Estos importantes cambios en las condiciones
económicas determinaron una nueva estructuración de la
sociedad. Diversas reformas tendieron a destruir los restos de la
antigua nobleza y a organizar las bases de un poder
centralizado.

Los campesinos fueron agrupados y se instauró el principio de la


responsabilidad colectiva. Paralelamente se engrandecieron los
núcleos urbanos, que se convirtieron en centros
comerciales y artesanales.
El pensador y filósofo chino Confuncio
El pensamiento filosófico y político también experimentó
profundas transformaciones: época llamada de las “cien
escuelas”. Nació entonces el pensamiento de Confucio, que
resaltaba los principios morales y proponía regular las
costumbres por la educación.

Otras escuelas importantes fueron la de los taoístas, que


recelaban de la política y propugnaban la vuelta a la naturaleza
y a un modo de vida lo más sencillo posible, y la de
los legistas, que querían regentar la sociedad con todo el poder
de la ley.

Primera unificación de China e imperio Han


En los siglos IV a.C. y III a.C. las disputas entre los grandes
principados se transformaron en verdaderas guerras de
anexión, que concluyeron (año 221 a.C.) con el triunfo de
la dinastía que gobernaba el estado occidental de los Qin.
En este el primer emperador ordenó la construcción de la gran
muralla china.

El primer emperador de la dinastía Qin, Shi Huangdi (221 a.C.


a 210 a.C.), organizó, siguiendo los principios de la escuela
legalista, la administración centralizada y jerarquizada. que
perduró a través de todas las dinastías, y trató de unificar la
cultura y la ideología chinas según las pautas de aquella
escuela.

La dinastía Han (206 a.C. a 220 a.C.) desde su capital,


Changan, continuó la obra unificadora de los Qin, pero al
mismo tiempo se formó una nueva clase de terratenientes que
controlaban grandes dominios y a menudo tendieron a
independizarse del poder central.
Mapa territorio Dinastía Qin
Los Han adoptaron el confucianismo en lugar del
legalismo como ideología oficial, reservaron para el Estado
diversos monopolios e inauguraron un nuevo sistema de
reclutamiento de los funcionarios, que fue origen de la
importante clase de los mandarines.

Bajo los Han el emperador se convirtió en personificación del


Estado, con supremo poder legislativo, ejecutivo, judicial y
religioso. Entre los años 9 y 22 un gran dignatario, Wang Man,
usurpó la autoridad.
Mapa del imperio de la dinastía Han
A partir del año 23 la dinastía Han recuperó el poder, pero
transfirió la capital más al este, a Luoyang, por lo que recibe la
denominación de “Han orientales”. El aumento del número de
campesinos libres que pasaron al control de los grandes
propietarios originó una gran sublevación popular, la de los
“turbantes amarillos” (184), cuyos jefes estaban influidos por la
ideología taoísta.

La crisis se agudizó con los ataques de los nómadas, que


arremetían en la frontera del noroeste, y la dinastía se hundió,
con lo que el poder real pasó a los militares que gobernaban las
regiones, así como a las grandes familias terratenientes que los
sostenían.

Durante el periodo llamado de los “tres reinos y seis


dinastías” (220-618) China estuvo dividida en tres reinos, el
de Wei al norte, el de Shu al oeste y el de Wu en el bajo
Yangzi Jiang, en lucha por el poder y en progresivo repliegue
hacia el sur, mientras el norte sufría sucesivas invasiones de
tribus bárbaras.

Mapa de los tres reinos y seis dinastías


A partir del siglo IV, el imperio nacional chino se vio reducido a
la China Meridional. En él, el budismo alcanzó gran
esplendor y las artes y las ciencias un gran desarrollo,
favorecido por el uso del papel, que había sido inventado en el
período anterior (puedes ver quién inventó el papel)

Al mismo tiempo, al norte del Yangzi Jiang, se formaron algunos


imperios fundados por jefes no chinos que supieron asimilar la
técnica y la administración chinas sin perder sus vínculos
tribales. El más importante fue el imeprio de Wei (386 – 557),
de la tribu turca de los tuoba o tabgach, que unificaron el norte
y adoptaron el budismo.

Segundo período imperial de China


En el año 581 un dignatario de origen chino, Yang Jian (Yang
Kien), reunió bajo su autoridad las regiones del norte y en el
año 589 sus ejércitos ocuparon Jiankang (actual Nanjing).
Fundó una nueva dinastía, la dinastía de los Sui, que reunificó
de nuevo las tierras chinas.

La dinastía Tang (618-907) continuó la obra de los Sui


inaugurando uno de los períodos más brillantes de la
historia de China, que se vio convertida en el centro político,
económico y cultural de Asia, con una población de unos 50
millones de habitantes.

El emperador Tai zong (627-649) volvió a dar a la


administración un alto grado de racionalización y competencia, y
a pesar de adoptar un código legal y de costumbres basado en
el confucianismo, mantuvo el imperio abierto a todas las
ideologías.
Bajo el mandato de Xuanzong (713-756), el imperio chino, que
ya se había anexionado Corea y Annam, intentó consolidar sus
posiciones en Asia Central, pero fue derrotado por los árabes.

Con esta derrota comenzó la decadencia de la dinastía Tang,


que fue sucedida por un período anárquico llamado de las “cinco
dinastías” (907-960) en el que China estuvo de nuevo dividida.
A pesar de todo, las ciudades del sur, enriquecidas por el
comercio del té, vivieron un momento extraordinariamente
próspero.

La reunificación llevada a cabo por los Song (960-1279) se


realizó sobre la ideología oficial de
un neoconfucianismo altamente autoritario, que legalizó y
constitucionalizó un rígido despotismo imperial en medio de una
gran intransigencia hacia las restantes escuelas de
pensamiento, que fueron perseguidas como heréticas.
A pesar de las reducciones territoriales sufridas por el imperio
chino, a consecuencia de la formación de reinos bárbaros
dentro de sus fronteras, los emperadores Song se abstuvieron
de emprender grandes expediciones militares contra ellos por
temor a que el ejército llegara a tener demasiada influencia.

Las ciudades del sudeste, gracias al auge del comercio del té,
continuaron su vida próspera, convertidas en el nuevo centro de
gravedad de China; en ellas siguió aumentando la importancia
social de los gremios comerciales y se produjeron importantes
descubrimientos técnicos, como el compás magnético,
la pólvora y la imprenta de tipos móviles.

Los ataques de los bárbaros obligaron a trasladar la capital a


Hangzhou, al sur del Yangzi Jiang (1126). El imperio formado
por Gengis Jan supuso una grave amenaza para China,
que finalmente fue sometida por los mongolescuando Kubílai
(1260-94) conquistó la China de los Song.
El líder de los Mongoles, Gengis Jan
Kubilai trasladó la capital a Beijing y fundó la dinastía de
los Yuan (1279-1368), que transformó profundamente la
estructura del país. Los Yuan desarrollaron las posibilidades
comerciales del sur (exportación de seda, importación de
especias), el papel moneda se hizo de uso general (ver historia
del dinero).

Los juncos visitaron todos los puertos del sur y sureste de Asia y
se estableció una zona de libre cambio comercial desde el
Pacífico hasta la Europa oriental, a causa del control mongol de
la “ruta de la seda” y de la seguridad que dio a las
comunicaciones el sistema mongólico de postas.
Mapa de la ruta de la seda
Los mongoles abrieron su corte a los viajeros occidentales,
como Marco Polo, y a la cultura budista, llevada por los monjes
tibetanos. Pero a su vez la población china quedó totalmente
excluida de la política del país: los altos cargos del gobierno
fueron monopolizados por los mongoles.

La administración pasó a manos de funcionarios extranjeros


(budistas y nestorianos) y la antigua clase intelectual
confucianista pasó a ocupar el último lugar de la escala social;
a pesar de las teóricas mejoras legales, la situación del
campesino empeoró y se generalizó la situación de pauperismo
colectivo, que provocó la aparición del bandidaje y, a partir del
año 1325, de revueltas populares.

El imperio Ming
A mediados del siglo XIV la revuelta campesina de los
“turbantes rojos” asestó un golpe fatal a la dinastía mongol de
los Yuan. Fue un campesino de Anhuí, Zhu Yuanzhang (Chu
Yuang-chang), el que en medio de las turbulencias logró
hacerse con el poder y fundó una nueva dinastía, la dinastía de
los Ming(1368-1644).

Adoptó el nombre de Hongwu (Hung Wu) (1368-99), y bajo el


Gobierno de su hijo Yongle (Yong-lo) (1403-1425) el imperio
conoció un gran progreso. La dinastía Ming representó la
revalorización de la época clásica (Han y Tang), el triunfo de
una exaltada xenofobia y el repliegue de China en sí misma.

El neoconfucianismo siguió legalizando el despotismo imperial,


pero al mismo tiempo surgió un confucianismo de tendencias
idealistas, que destacó la dignidad del hombre, verdadero centro
del universo. La clase de los funcionarios se abrió a personas no
pertenecientes a la aristocracia terrateniente, pero la situación
de los campesinos empeoró.
La minería y la metalurgia se desarrollaron, y los
comerciantes chinos, al ver interrumpida la ruta de las
caravanas, establecieron colonias en las islas del índico para
controlar las rutas marítimas. En 1425 Annam se sometió al
vasallaje chino.

A fines del siglo XVI la corte alcanzó un gran refinamiento y el


gobierno pasó a manos de los eunucos; al mismo tiempo
comenzó la intervención colonial europea con la instalación de
los portugueses en Macao (ver historia de Portugal).

La China de los manchúes


Los manchúes, que habían formado en el noreste un imperio en
el que se mezclaban los principios administrativos chinos con
sus instituciones tribales, penetraron en China y proclamaron
la dinastía Qing (Tsíng) (1644-1912) o Manchú.
La conquista fue fácil, aunque el sentimiento nacionalista
mantuvo durante algún tiempo una postura de resistencia
pasiva; la nueva dinastía, que en 1658 había sido reconocida en
toda China, respetó las tradiciones ideológicas y la organización
social china, y se limitó a proteger las fronteras chinas con
guarniciones manchúes en los puntos estratégicos.

Los 150 primeros años de la dinastía representaron un momento


de estabilidad interior y expansión exterior, impulsada ésta por
un considerable desarrollo demográfico, que se unió a la
introducción de nuevos cultivos e industrias.

Bajo el Gobierno de Kangxi (Káng-hsi) (1662-1723) China, en


igualdad técnica con Europa, abrió sus puertas a los
jesuítas, que la pusieron en contacto cultural, técnico y
religioso con Occidente; el imperio chino englobó parte de
Manchuria, el Turquestán, Mongolia (que fue protectorado
chino hasta 1912) y el Tíbet.
Pero a la muerte de Kangxi (1723) las actividades coloniales
de ingleses, franceses y portugueses en el continente
asiático provocaron una limitación de la política de tolerancia y
apertura hacia los occidentales.

Durante el siglo XIX se produjo un cambio fundamental: China


se desfasó técnicamente respecto a Europa por no
producirse en ella la Revolución industrial; esto la colocó en
inferioridad de condiciones ante las potencias occidentales, que
obligaron a China, a través de una serie de guerras, a abrirles
sus mercados, admitir establecimientos extranjeros en sus
puertos y firmar concesiones mineras y ferroviarias.

Las necesarias reformas económicas tropezaron con el


conservadurismo de las clases altas y la oposición de los
gobernantes, así como con la influencia de la ideología
confuciana y del orden social tradicional, que llevó a los grupos
nacionalistas a formar numerosas sectas secretas y a rechazar,
por reacción, las técnicas occidentales, empeorando así las
condiciones económicas del país.

Frente a esta situación, la posición de la dinastía se hizo difícil;


ante el exterior, por tratar de oponerse a los abusos
occidentales, y ante el interior, por no tener fuerza suficiente
para lograrlo.

El primer conflicto armado de China con una potencia


europea fue con Gran Bretaña: la llamada guerra del
opio (1839-1842) fue fácilmente ganada por Gran Bretaña, que
por el Tratado de Nankín (1842) impuso la cesión de Hong
Kong como base naval y comercial, la apertura al comercio
británico de los puertos de Guangzhou, Xiamcn, Fuzhou, Ningbo
y Shanghai, y la regularización de los aranceles comerciales.

El movimiento religioso Tai ping (1848-64), apoyado por los


campesinos, organizó en el sur un estado independiente como
protesta contra los abusos de los extranjeros y contra los
excesivos impuestos.

La sublevación puso en graves dificultades al Gobierno de


Beijing, que solo pudo aplastarla por la intervención de
potencias perjudicadas por la interrupción de las actividades
comerciales. Los británicos y los franceses aprovecharon esta
situación, y por el Tratado de Beijing obtuvieron nuevas
ventajas.

A partir de este momento China fue una presa fácil para las
potencias imperialistas. Francia estableció un protectorado en
Annam-Tonkín, Rusia consiguió el extremo noreste de China y
Japón obtuvo Formosa y la península de Liaodong.
Las pérdidas chinas no fueron mayores gracias a la rivalidad
entre las potencias colonialistas, ya que, mientras Rusia y Japón
pretendían dividir el país en zonas de influencia, EE.UU. y Gran
Bretaña preferían una política de “puertas abiertas” para todas
las potencias.

La rápida derrota en la primera guerra chino-japonesa no


fue bastante para hacer ver a las clases superiores la necesidad
de introducir cambios en la estructura del país. Hasta después
del aplastamiento de los bóxers por las potencias occidentales
(1900) no se adoptaron sistemas occidentales de educación,
organización militar y administración.

La revolución y la república china


En el año 1911, Sun Yatsen, apoyado por jóvenes militares y
estudiantes, educados en las ideas occidentales, fundó, en
Cantón, el Guomindang, partido nacionalista cuyos principios
fundamentales eran la unificación nacional, la democracia y el
aumento del nivel de vida popular.

Sun Yatsen, fundador de el Guomindang, partido nacionalista chino


Este mismo año un motín de las tropas de Wuchang inició la
revolución, que acabó con la abdicación, en 1912, de Pu Yi,
último emperador chino. La presidencia de la
República fue ofrecida por Sun Yatsen a Yuan Shikai, general
del ejército real, mientras Sun se reservaba la dirección de la
Asamblea Nacional; pero pronto entraron en conflicto, porque
Yuan trató de gobernar autoritariamente mediante un régimen
personalista.

A su muerte, ocurrida en 1916, el país se desintegró


políticamente; mientras en teoría el Gobierno de Beijing siguió
funcionando, una serie de “señores de la guerra” o
comandantes militares semiindependientes se repartieron el
país.
Sun Yatsen, con la ayuda de la URSS y de los comunistas, logró
instalar un gobierno en Guangzhou que preparó un plan de
reformas sociales, al mismo tiempo que modernizó el ejército.

Después de la muerte de Sun (1925) y de un período de


rivalidades, la dirección del Guomindang pasó a Jiang Jieshi,
quien expulsó a los comunistas del gobierno y emprendió una
expedición al Norte contra los “señores de la guerra”.
Los comunistas se organizaron en guerrillas bajo la dirección de
Mao Zedong y Chu Te, y formaron un gobierno popular, que
procedió a repartir tierras entre los campesinos. El ejército del
Guomindang, dirigido por Jiang Jieshi, ocupó Guangzhou y
efectuó una matanza de comunistas, aunque sin conseguir
dominar completamente el foco revolucionario.

Siguieron largos años de lucha entre comunistas y fuerzas


del Guomindang, hasta que en 1934 estas últimas expulsaron
del sur de China a los comunistas, que se instalaron en la
provincia de Shanxi, en el norte, después de recorrer 10.000 km
(la Larga Marcha). Mientras, militares rivales del Guomindang
se disputaron el poder en las provincias del Norte, a las que
convirtieron en un foco de luchas civiles y anarquía.
la “larga marcha China”
En marzo de 1931 fue aprobada, en la nueva capital, Nanjing,
una Constitución provisional de la República; poco tiempo
después, generales disidentes proclamaron la independencia de
cinco provincias del Sur.

El bandolerismo, fenómeno tradicional en la historia de


China, se recrudeció en la década de 1920 a 1930 a
consecuencia de la anarquía reinante. La revolución antifeudal
de Sun Yatsen produjo profundos cambios en la estructura
económica y social de la China tradicional.

Sin embargo, la revolución burguesa durante la etapa de


Jiang Jíes-hi no consiguió su plena realización y el afianzamiento
en todo el país. Las luchas civiles que ensangrentaron China
desde 1920 hasta 1940 fueron un síntoma de este fracaso, que
repercutió desfavorablemente en el progreso técnico y
económico.
A principios de la década de 1930 los campesinos de las
regiones centrales, bajo la dirección del partido comunista, se
constituyeron en comités locales y procedieron al reparto de
tierras y a la organización de milicias populares que engrosaron
las filas del ejército revolucionario.

En 1931 Japón invadió Manchuria y la convirtió en un estado


vasallo; en 1937 atacó el Norte del país y conquistó Shanghai y
Nanjing, lo que significó la segunda guerra chino-japonesa
(1937-45).

Las fuerzas del Guomindang pactaron con los militares


disidentes del Sur y con el ejército popular comunista con el fin
de coordinar la acción militar frente a los invasores. Japón logró
controlar los centros urbanos y las áreas costeras; sin embargo,
el campo era dominio de las guerrillas de Mao Zedong (Mao Tse
Tung), abastecidas por la URSS.
Tras la capitulación de Japón en 1945 y la consiguiente retirada
de las tropas niponas del territorio chino, resurgieron las
disidencias latentes entre Jiang Jieshi y los comunistas, al
plantearse el conflicto de la ocupación de las zonas liberadas.

Jiang Jieshi
En 1946 se reanudó la guerra civil. Las fuerzas del
Guomindang, que gozaban del apoyo de EE.UU. (ver historia de
Estados Unidos), fueron perdiendo terreno, especialmente en
Manchuria y el norte de China.

El régimen de Jiang Jieshi perdió apoyo popular y cayó, en


las zonas que todavía controlaba, en una semianarquía,
agravada por la escasez económica y la inflación. En 1948
EE.UU. retiraron su apoyo al jefe del Guomindang, a causa de la
corrupción que reinaba en su gobierno (una gran parte de la
ayuda y las armas estadounidenses fueron a parar, a través de
generales sobornados, a manos de los comunistas).
En las zonas conquistadas por los comunistas se procedía al
reparto de tierras y a la implantación de una serie de medidas
encaminadas a mejorar la situación económica de la población.

Finalmente, el ejército popular de Mao Zedong tomó Nanjing


(1949) y Jiang Jieshi, completamente derrotado, se refugió con
los restos de su ejército en la isla de Formosa, donde, bajo
protección estadounidense, gobernó hasta su muerte (1975).

Historia República Popular China


El 1 de octubre de 1949 Mao Zedong anunció en Beijing la
proclamación de la República Democrática Popular China.
Una asamblea del pueblo eligió presidente de la República a Mao
Zedong, primer secretario del partido, y a Zhou Enlai jefe del
Gobierno y ministro de Exteriores.

Mao Zedong (Mao Tse Tung)


Las relaciones con la URSS, ya intensas durante la revolución,
se acrecentaron con el triunfo. La Unión Soviética facilitó
ayuda económica, técnica y militar en gran escala, montó
fábricas y complejos industriales, etc. Hasta 1957 la
socialización del sector agrícola, base de la economía china, se
efectuó en varias etapas y según normas rigurosas de
austeridad.

En 1950 las tropas chinas ocuparon el Tíbet, Estado


teocrático dotado de una posición estratégica clave para el
dominio de China, donde los sacerdotes budistas (lamas) fueron
despojados de su poder y sometidos a una dura represión.

Ocupación China del Tibet


El envío masivo de voluntarios chinos en ayuda de Corea del
Norte (guerra de Corea 1950-53) y la protección aeronaval de
EE.UU. a Formosa, motivada por el bombardeo chino de las islas
costeras de Matsu y Quemoy, bajo control de Jiang Jieshi,
agravaron las relaciones entre EE.UU. y China, ya
extremadamente tensas desde el triunfo de la revolución.
La primera constitución, según el modelo soviético, fue
promulgada en 1954. China participó en la Conferencia de
Bandung de países afroasiáticos (1955). Una revuelta en el
Tíbet fue reprimida militarmente (1959) y el dalai-lama tuvo
que refugiarse en la India. En octubre de 1962 estalló
un conflicto armado en la frontera chino-india del
Himalaya por divergencias en su trazado, y las tropas chinas,
tras derrotar a las indias, se retiraron a sus posiciones, pero el
contencioso no fue resuelto.

Tras un primer período de nacionalizaciones, industrialización


forzada (1953-57), colectivismo y rigor ideológico, la campaña
de las Cien Flores alentó la crítica contra los errores del
régimen (1957), pero produjo tal explosión de descontento, que
fue frenada en seco y seguida por una gran purga de
intelectuales y cuadros del partido.

Imagen publicitaria de la campaña de las Cien Flores China


El “gran salto hacia adelante” (1958), pretendió acelerar
los cambios revolucionarios mediante las comunas
populares, pero la economía quedó desorganizada y la crisis
llegó a la dirección del partido. Mao Zedong tuvo que ceder la
presidencia de la República a Liu Shaoqi (1959), partidario de
una política más moderada.

Desde 1960 las relaciones con la Unión Soviética entraron en


una profunda crisis, motivada por divergencias ideológicas en la
estrategia comunista mundial y por conflictos fronterizos.
Enarbolando la bandera de la revolución mundial, China
aumentó su influencia entre los pueblos del Tercer Mundo,
aunque tras la Conferencia Afroasiática de Argel (1965) sus
posiciones retrocedieron ante las presiones soviéticas.

En el contexto de la disputa ideológica con la URSS, a la vez que


íntimamente vinculada a los problemas internos de la
organización económico-social, la Revolución Cultural
Proletaria, iniciada en Beijing a fines de 1965, marcó la
evolución de la República Popular hacia el radicalismo.
La revolución, caracterizada por la movilización masiva de los
jóvenes chinos (Guardias Rojos) y la activación de la
propaganda ideológica, tuvo como efecto la progresiva
sustitución de los mandos “revisionistas” por partidarios
entusiastas de las doctrinas de Mao.

Liu Shaoqi, Deng Xiaoping y sus colaboradores fueron


destituidos (1968), y el IX Congreso del Partido Comunista
Chino (PCCh) en abril de 1969 confirmó la rápida ascensión de
Lin Biao, sucesor designado de Mao.

Continuaron, sin embargo, las tensiones ejército-partido, y en


1971 murió Lin Biao cuando, tras caer en desgracia, huía en
avión a Moscú. Dos años más tarde, el X Congreso del
PCCh liquidó al “grupo antipartido” de los radicales, aumentó el
poder de Zhou Enlai y rehabilitó a Deng y otros dirigentes
purgados durante la Revolución cultural.

X Congreso del PCCh


En el campo internacional, la posición de China experimentó
sensibles cambios en el período 1970-75: distensión con
EE.UU., reflejada en el ingreso de la República Popular
China en la ONU, reemplazando a Formosa (1971), y en la
visita de Nixon a Beijing (1972). La muerte de Zhou Enlai
(enero 1976), reemplazado por el poco conocido Hua Guofeng
como primer ministro en funciones, abrió un período de
incertidumbre.

La muerte de Mao y el triunfo del reformismo


La historia reciente de China viene marcada por el
fallecimiento de su líder. Tras la muerte de Mao Zedong (9
septiembre 1976) se afirmó el papel de Hua Guofeng y, sobre
todo, de Deng Xiaoping, rehabilitado en 1977 y designado
viceprimer ministro en 1978, personalidad clave en la etapa
posterior, en la que se impusieron los elementos moderados, a
través de una campaña de crítica contra la radical “banda de
los cuatro”, encabezada por Jiang Qing, viuda de Mao.
Muerte de Mao Tse Tung
Liquidado este grupo, China entró en una etapa de “realismo”.
En política internacional se mantuvo la distancia con respecto a
la URSS, se firmó un tratado de paz y amistad con
Japón (1978) y Deng visitó EE.UU. (1979).

La desmaoización prosiguió con la sustitución de Hua Guofeng


como presidente del partido por el reformista Zhao
Ziyang (1980), el juicio contra la “banda de los cuatro” y la
condena a muerte de la viuda de Mao, aunque la pena le fue
conmutada por la de cadena perpetua (1981).
Li Xiannian
En 1983, el nombramiento de Li Xiannian como presidente
de la República China confirmó el poder de Deng Xiaoping,
que impuso un programa de modernización a través del sexto
plan quinquenal (1981-1985). El XII Congreso del PCCh selló la
desmaoización, abolió el cargo de presidente del partido y Hu
Yaobang fue designado secretario general.

Prosiguió la campaña contra los radicales y el Diario del Pueblo


decretó que “el marxismo-leninismo no puede resolver todos los
problemas de nuestro tiempo”. Las reformas más audaces
fueron económicas: introducción de estímulos materiales,
desarrollo del sector privado, inversiones extranjeras y polos de
desarrollo abiertos al capitalismo, según el criterio de “dos
sistemas y un solo régimen político”. En 1984 se firmó con
Gran Bretaña el acuerdo para la retrocesión de Hong
Kong en 1997.
Asamblea del partido comunista de China
El acelerado crecimiento económico y la liberalización política
impulsaron las grandes manifestaciones estudiantiles (diciembre
1986-enero 1987) para reclamar libertades democráticas.

Los conservadores se alarmaron y Hu Yaobang fue destituido


como secretario general y reemplazado por Zhao Ziyang (1987).
El viraje fue confirmado por el XIII Congreso del PCCh, en el
que se retiró Deng, y el nombramiento de Li Peng como primer
ministro, que impuso un programa de austeridad y
centralización de las decisiones económicas (1988).

La muerte de Hu Yaobang en abril de 1989 fue el detonante


de masivas manifestaciones estudiantiles de protesta en
la plaza de Tiananmen de Beijing. Tras la sangrienta
intervención del ejército (4 junio) y la posterior ola de represión
y ejecuciones, Zhao Ziyang fue sustituido al frente del partido
por Jiang Zemin.
Un manifestante retiene una columna de tanques durante las protestas en la plaza
de Tiananmen
El régimen sufrió entonces una etapa de aislamiento
internacional, que superó tras la crisis del golfo Pérsico (agosto
1990) y la firma de un tratado fronterizo con Rusia en 1991.

Deng abandonó en 1989 su último cargo, la presidencia de la


comisión militar del comité central del PCCh, pero sus
partidarios mantuvieron la hegemonía en el XIV Congreso del
partido (1992) e impusieron un programa de “construcción del
socialismo con características chinas”. EE.UU. renovó a
China la cláusula de nación más favorecida (1994), pero las
tensiones volvieron en 1996 con una crisis diplomático-militar
en el estrecho de Formosa y nuevas tensiones en el Tíbet.
La muerte de Deng no cambió la dirección comunista ni sus
proyectos de reforma, y Jiang Zemin fue elegido presidente de
la República China. Después del XV Congreso (1997), Jiang
Zemin se afianzó en la secretaría general del Partido, y Li Peng,
al que se atribuye la represión de Tiananmen, fue reemplazado
como primer ministro por Zhu Rongji, un declarado reformista,
que estableció un programa para la transformación de las
empresas estatales, la extensión del sector privado y una
reducción drástica de la burocracia (1998).

En junio de 1998 el presidente Clinton realizó una visita a


China, la primera tras la matanza de Tiananmen, para crear un
nuevo marco político para las crecientes relaciones económicas.
Un año después se produjo la retrocesión de Macao por parte de
Portugal. Por otra parte, la intercepción por cazas chinos de un
avión espía estadounidense en Hainan originó una seria crisis
diplomática (2001).
China liberó a los miembros de la tripulación pero retuvo el
aparato, y EE.UU. impuso al país represalias comerciales. Ese
mismo año el presidente Jiang Zeming firmó con su homólogo
ruso, Vladimir Putin, un tratado de amistad y cooperación sin
precedentes, y en noviembre la República Popular ingresó
en la Organización Mundial del Comercio (OMC), tras
quince años de intensas negociaciones. En el XVI Congreso del
partido (2002) Hu Jintao sustituyó a Jiang Zemin en los cargos
de secretario general y presidente del país.

¿Quieres saber más sobre historia?

Desde CurioSfera.com esperamos que este artículo titulado


la historia de China y su origen te haya sido útil y ameno. Si
necesitas consultar otros artículos similares, obtener más
respuestas, o deseas ver otras curiosidades históricas y datos
peculiares, puedes visitar la categoría de Historia. Pero si te
resulta más sencillo, escribe tus preguntas en el siguiente
buscador. Y recuerda, si te ha gustado, dale un me gusta,
compártelo con tus amistades y familiares, o deja un

comentario.

Buscar

Artículos relacionadosMás del autor

▷ Historia de Apple origen, creador y evolución

Historia de Ecuador

Historia de Portugal
Historia del vampirismo

Historia del Manga Origen, inventor y evolución

Historia del cómic Origen, Inventor y Evolución

4 COMENTARIOS

1. Franco Nuñez 23 febrero, 2018 at 11:18 pm

Interesante post! muy dinámico,dejo un trabajo mio sobre Mao


Zedong,por si es del interés de alguien! saludos
https://guerrasdetumundo.blogspot.com.ar/2017/09/mao-
zedong-chino-simplificado-en-chino.html

Respuesta
2. David Ruiz 27 junio, 2018 at 5:52 pm

Quiero agradecerles esta información. Uno de los artículos


educativos sobre la historia de China más completos que he
encontrado en Internet. Muy completo y claro.

Respuesta

3. enzo 30 julio, 2018 at 2:21 am

Gracias por la informacion, estoy estudiando mandarin, y


siempre me emociona la historia y la cultura de china.

Respuesta

4. Germán 26 agosto, 2018 at 6:16 pm

me encantó esta historia, que buena redacción y resumen de


la historia de China

Respuesta

DEJA UNA RESPUESTA


Publicar comentario

Publicidad
SÍGUENOS EN LAS REDES
43,397FansME GUSTA

747SeguidoresSEGUIR

Buscar

You might also like