You are on page 1of 1

LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO

Nuestra sociedad ha convertido la vida de la gente en un espectáculo. Vivimos en una


"pantalla global" omnipresente, donde todo el mundo quiere ver y ser visible, A
CUALQUIER PRECIO...
Nos hemos convencido y buscamos convencer a otros que: "Si no te muestras, no
existes"... Inventamos estadísticas, número de seguidores, número de aprobaciones a tal
o cual exhibición de pensamientos, ideas, actividades… Nos promovemos y nos
comercializamos como productos en un estante comercial… Lo que antes se guardaba en
el diario íntimo o en el álbum de fotos familiar, ahora es totalmente público y nos informa
de lo que pasa en las vidas, tanto de familiares, amigos y compañeros de trabajo, como de
gente que no conocemos, que nunca conoceremos.
Por lo tanto, sólo cuenta lo que proyectamos en esa pantalla. La imagen de nosotros...
Nuestras creencias religiosas, políticas y sociales, las actividades que realizamos, los
alimentos que consumimos, las celebraciones, las reuniones con otros… Nuestras ideas
más abyectas y también las más inspiradas… Nuestros deseos y las ideas ajenas,
revelamos aspectos de nosotros que, en muchas ocasiones, conocen más desconocidos
que allegados, convertimos fotos en portadores de mensajes… Usamos ahora pictogramas
y simbolismos para “compartir”. Nos volvimos adictos a las redes sociales… ¿Por qué?
¿Cuál es el beneficio real de que todos se enteren de todo lo que hacemos, creemos,
sentimos?
¿Qué nos empuja a desnudar nuestra intimidad ante los demás?
En esta época en que la tecnología anula las distancias y hace inmediato el momento de
los demás, los seres humanos experimentan más soledad que nunca. Quieren sentir que
son importantes, atractivos, valiosos… El hombre se convierte en espectador de sí mismo,
cuando se ve reflejado en cualquier pantalla. Desespera del reconocimiento ajeno.
Experimenta un doloroso vacío ante la ausencia de éste. Busca llenar los vacíos en su vida
con la ilusión de una sonrisa o con lo que pasa en la vida de otros… Pero también se
convierte en un ser pasivo, incapaz de tomar decisiones, incapaz de vivir su propia vida.
La consecuencia de esto es que, en lugar de vivir las cosas, consumimos ilusiones de las
cosas; de esta manera, llegamos a preferir la imagen en vez de lo real, el accidente en vez
de la esencia...

Fuente:

You might also like