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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA


CONVENIO UCSAR/UMBV
ASIGNATURA: DERECHO ROMANO

EXPOSICIÓN TEMAS 8, 9 Y 10

ALUMNOS:
CASTRO NIEVES SORIS ZORAIDA C.I. V.- 13.873.780
GONZALEZ COLLS YORMAN C.I. V.- 15.794.091
GONZALEZ COLLS YESENIA C.I. V.- 14.720.733
MONROY RODRIGUEZ LUIS C.I. V.- 25.230.593
NUÑEZ CASTILLO MARIA C.I. V.- 17.397.131
SANTOS GUEVARA VIRGINIA C.I. V.- 25.267.636

JULIO 2018
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo contiene los temas 8,9 y 10 del temario correspondiente


a la asignatura de Derecho Romano; (el desarrollo de los temas es más extenso
que en la exposición) en el mismo se detalla el significado de ser persona, desde el
nacimiento hasta la muerte y lo realmente organizados que estaban en cuanto a
estructura de sociedad para la época.
Persona
Era, entre griegos y latinos, la máscara de actor y también el personaje teatral. La
máscara oculta el rostro, pero detrás está el verdadero individuo de la especie
humana, hombre o mujer, un supuesto inteligente a quien en el ámbito jurídico se le
llamó “sujeto de derechos”. Con el tiempo persona ha pasado a significar ese
individuo profundo de la especie humana. E incluso puede decirse que
la persona está detrás de la personalidad, de la máscara o del aspecto que el
hombre muestra: la personalidad no agota la persona.
En la actualidad, el concepto de “persona” se intenta separar, e incluso contraponer,
al de “naturaleza”.
Se dice que el concepto de naturaleza humana está cargado de graves interro-
gantes, derivados de la revisión que de él han hecho diferentes corrientes de pensa-
miento. Podríamos aludir especialmente al naturalismo y al culturalismo.
De una parte, el naturalismo concibe la naturaleza humana como el conjunto de
tendencias físicas y biológicas que existen en el hombre, con la particularidad de
que reduce al hombre mismo a ese conjunto de tendencias; es, por tanto, una
posición afín al materialismo.
De otra parte, la posición culturalista –influida por el existencialismo– admite la de-
finición de naturaleza que ofrece el naturalismo, y añade que el hombre es mucho
más, a saber, lo que culturalmente hace: no sólo no se reduce a la naturaleza sino
que más bien se opone a ella.
A su vez, el moderno personalismo advierte que en el anterior debate entre natura-
listas y culturalistas se utiliza un concepto de naturaleza que no coincide con el de
la metafísica medieval, la cual incluye en la naturaleza todas las tendencias del
hombre, las físico-biológicas y las espirituales. Pero también indica que si bien el
concepto metafísico de naturaleza es, en teoría, lo suficientemente abierto para
escapar a las críticas del culturalismo, fácticamente no ha funcionado como tal, sino
que ha proporcionado una imagen del hombre excesivamente rígida y pasiva, en la
que lo dado, la naturaleza, ha prevalecido sobre la libertad, el yo, la cultura, la
historia.
Para centrar el sentido del hombre, este personalismo propone pasar de
la teleología de cuño aristotélico a la autoteleología de sesgo personalista,
entendida ésta en el sentido de que el hombre “es fin para sí mismo”; y exige pasar
del concepto de “naturaleza” al de “persona”.
El problema entonces reside en entender, a su vez, correctamente el significado
de persona. La primera dificultad que salta a la vista es si las doctrinas mencionadas
han explicado cabalmente lo que la filosofía clásica entendía por naturaleza y por
persona. La segunda dificultad está en saber en qué sentido es el hombre un fin en
sí mismo.
DOCTRINA ROMANA DE LAS PERSONAS FÍSICAS

Clasificación de las personas

Persona natural
En Roma para ser considerado persona física tenías que tener tres status; status
libertatis (ser libre), status civitatis (ser ciudadano) y estatus familiae (no estar bajo
ninguna potestad. La falta de un status se le conocía como capitis deminutio. La
teoría de las personas físicas o naturales implica el examen del status personarum
u hominum, es decir, de la condición en que se encuentra una persona respecto a
una determinada situación (status). La situación (el status) puede afectar
decisivamente a la capacidad jurídica, en cuanto que no goza de ésta quien no
tiene libertad (status libertatis) o la ciudadanía (status civitatis). De otra parte, sólo
la distinta situación en la familia (no la situación familiar misma, el status familiae)
influye en la capacidad jurídica.

Persona jurídica
El derecho romano reconocía cierta capacidad jurídica de ciertos entes sociales a
los que denominaba corpora y en épocas posteriores con el conocimiento de la
representación directa, nació la persona jurídica con características propias y
definidas tales como las corporaciones y fundaciones, dándoles categoría de
sujetos de derecho aptas para adquirir derechos y contraer obligaciones.
La capacidad de estas personas jurídicas está limitada específicamente a la
adquisición y ejercicio de derechos patrimoniales, los cuales son susceptibles de
apreciación pecuniaria y de lucro, Poseen bienes comunes y fondos propios,
intervienen en las relaciones sociales por medio de un representante.
El derecho romano clasificó al igual que la doctrina moderna a las personas jurídicas
en personas jurídicas de derecho público y de derecho privado. Entre las personas
jurídicas de derecho público tenemos al Estado, los Municipios y las Ciudades. Las
personas de derecho privado son: las Corporaciones y las Fundaciones.
Las Corporaciones son un conjunto de personas que se reúnen para realizar fines
comunes de utilidad general persiguiendo la obtención de lucro. Las corporaciones
estaban constituidas por directores y administradores, miembros asociados,
un síndico o representante legal y una caja común.
Las Fundaciones son asociaciones de personas ajena a la obtención de lucro y que
persiguen un objetivo asistencial, piadoso, hospitalario, de allí la denominación de
fundaciones piae causa.
En el derecho romano, los elementos esenciales de una sociedad eran el
consentimiento de las partes, el aporte de los socios, el fin económico lícito común,
y la affectio societatis (relación de fraternidad entre los socios). Las sociedades se
clasificaban según la extensión de los aportes de los socios y de acuerdo a la
naturaleza de tales aportes. Tenían reglas establecidas en cláusulas para el
reparto de ganancias, si no habían reglas se distribuían por partes iguales entre los
socios. Las obligaciones fundamentales de los socios consisten en realizar el aporte
prometido y gestionar los negocios. También tenían establecidos las causas de
extinción de la sociedad (el cumplimiento del término, la pérdida del patrimonio
social, el mutuo disentimiento, la renuncia de uno de los socios).
En el derecho moderno las personas jurídicas se definen como colectividades de
personas o bienes, jurídicamente organizadas y elevadas por la ley a la condición
de sujetos de derecho. La ley les imprime esa personalidad a través de ciertas
formalidades prescritas por la ley misma.
Existencia del ser humano en Derecho romano: requisitos

No se puede hablar de la existencia de un ser humano en Derecho romano sino


cuando ha nacido vivo, viable y con forma humana.

* El ser humano debe ser nacido

Para que pueda decirse que el ser humano ha nacido se exige en la antigua Roma
su perfecta separación del cuerpo de la madre, sin que, por otra parte, deban ser
tenidos en cuenta los medios empleados para obtener dicha separación, la cual
puede ocurrir también por medios artificiales. El feto en el claustro materno no es
más que un embrión que forma parte de las entrañas de la madre.

Aun cuando el feto no sea jurídicamente un ser humano, sino únicamente una
esperanza del mismo, la ley respeta en él la futura humanidad, y le reserva los
derechos para el caso en que con el nacimiento adquiera la capacidad jurídica.

* El ser humano ha de haber nacido vivo

En segundo lugar, el ser humano ha de haber nacido vivo. Si el infante muere antes
de ser separado de las entrañas de la madre, ya sea que la muerte ocurra en el
claustro materno, ya ocurra durante el parto, se considera aquél como no nacido, y
por eso no puede adquirir ni transmitir derechos. En cuanto a la prueba de la vida
del recién nacido, los proculeyanos exigían como condición indispensable que
hubiese dejado oír su voz, mientras que los sabinianos, por el contrario, se
contentaban con cualquiera otra señal de vida, siendo esta última opinión la
aceptada como más justa por Justiniano. La prueba de que una persona ha nacido
viva debe administrarla quien trata de fundar sobre ella derechos, pues a cada uno
incumbe la prueba completa de la existencia de los hechos en que apoya
jurídicamente su demanda. De donde también se sigue que, si el hecho del
nacimiento está probado o no es impugnado, pero la controversia se refiere al hecho
de que la persona vivía en el momento de nacer los derechos que en su nombre se
reclaman, la prueba de esta hecho corresponde al que afirma la existencia de la
persona en dicho momento.

* El parto debe ser viable

En tercer lugar, el parto debe ser viable, esto es, que el infante debe haber
alcanzado en el claustro materno la madurez necesaria para continuar viviendo
independientemente de él. Un parto prematuro, incapaz de continuar la vida
separado de la madre, no puede atribuir capacidad jurídica alguna a su expulsión
del claustro materno, la cual no hace sino conducirlo a necesaria muerte. Tal parto
(abortus) debe ser equiparado al caso del infante que nace muerto, y debe, al igual
que éste, ser considerado como si jamás hubiese existido.

Para que el infante sea viable no es, sin embargo, necesario que haya nacido en el
séptimo mes después de la concepción, como erróneamente pretenden los antiguos
intérpretes del derecho romano. El fragmento de Paulo en que se fundan, no apoya
en lo más mínimo su teoría, tan arbitraria como peligrosa, puesto que dicho pasaje
dice, sencillamente, que un infante nacido en el séptimo mes de matrimonio debe
presumirse legítimo, pero no dice en modo alguno que al que haya nacido antes le
falte necesariamente la viabilidad: dicho fragmento, pues, se refiere a la capacidad
jurídica.

Preciso es, por tanto, no tergiversar la significación de la palabra viabilidad. Parto


no viable, en el recto y propio sentido de la palabra, indica parto abortivo, o sea un
feto que a la salida del claustro materno se halla todavía en estado de embrión, y
de aquí que, por defecto de madurez, no puede continuar su vida fuera del seno de
la madre e independientemente de ella. Las más de las veces, un infante en estas
condiciones no es viable y viene al mundo ya muerto o muere durante el parto, o
puede, finalmente, ocurrir, como acontece en muchos casos, que viva aún después
de su nacimiento y muera luego por falta de vitalidad y en tal caso se considera
como si no lo hubiese nacido.
No debe ser confundido con el caso del infante no viable el del que, habiendo nacido
después del tiempo ordinario de la gestación, se halla afectado de un vicio orgánico
que hace imposible la prolongación de su existencia (no viabilidad impropiamente
dicha). A este infante no le falta viabilidad en el sentido propio de esta palabra, y de
aquí que no puede, por esto solo, ser privado de la personalidad. Y, en efecto, el
infante que en el claustro materno ha alcanzado ya la madurez necesaria para poder
continuar la vida independientemente y fuera del mismo, no tiene otro obstáculo que
le impida la capacidad jurídica que la unión con la madre, y este obstáculo cesa
apenas el infante ha nacido por completo. Ahora bien: una vez que el niño ha
alcanzado la capacidad jurídica, no puede ya ser de ella privado retroactivamente
por la muerte sobrevenida como si jamás hubiese sido persona. Y en nada puede
influir la cantidad de tiempo que el infante haya vivido, ni la causa productora de la
muerte, pues basta que por el parto haya salido del estado embrionario y,
consiguientemente, haya tenido vida independiente, sea larga o corta. Bien distinta
es la situación respecto del parido que fallece antes de haber salido del estado
embrionario, pues como quiera que no ha conseguido condiciones de vida
independiente del claustro materno, no puede de él decirse con verdad que haya
llegado a la vida en sentido propio. Este ser no fue más que un germen y esperanza
de hombre; la muerte ha desvanecido esa esperanza y ha impedido que el germen
se desarrollara para llegar a ser hombre.

* La forma humana del nacido

La forma humana es el último de los requisitos para la existencia del ser humano en
Derecho romano; los monstruos y los prodigios no son considerados como hombres
ni protegidos por las leyes.

STATUS CIVITATIS:

De acuerdo al “status civitatis”, los hombres se dividen en ciudadanos y no


ciudadanos. Esta distinción fue muy importante en la época en que sólo los
ciudadanos romanos gozaban de las instituciones del derecho civil.

La distinción de ciudadanos y no ciudadanos es de suma importancia en época en


que el derecho de ciudadanía confería a sus titulares el acceso a las instituciones
del derecho civil. Pero con el correr del tiempo, circunstancias de toda índole
(políticas, económicas, sociales, etc.), le hicieron perder paulatinamente su interés,
hasta que, finalmente en Edicto de esta distinción al conceder a todos los habitantes
del Imperio la ciudadanía romana. Hasta el año 212 existió una importante división
entre los hombres libres que habitaban el Imperio Romano, en ciudadanos y no
ciudadanos, ya que solo los primeros podían gozar de los derechos civiles. En el
año mencionado, una constitución del emperador Antonino Caracalla, llamada
Constitución Antoniniana, otorgó a todos los hombres libres residentes en Roma, la
ciudadanía, perdiendo esta clasificación su vigencia

El ciudadano romano que no haya sido incapacitado por alguna causa particular,
goza de todas las prerrogativas que constituyen el jus civitatis;

Ciudadanos.

- Eran las personas que estaban en posesión de los derechos de ciudadanía y los
cuales hacia efectivos mediante su ejercicio.

La ciudadanía otorgaba a su titular, facultades y ventajas tanto atendiendo a las


instituciones de derecho público como derecho privado.

Derecho público:

Ius Sufragii.- Es el derecho de votar tanto en los comicios, para aprobar leyes, como
en la designación de magistrados.

Ius Honorum.- Era el derecho a ser electo para desempeñar las magistraturas
romanas.

Ius Sacrorum et Sacerdotorum.- Era la facultad de desempeñar funciones religiosas.

El derecho de servir en su calidad de soldado romano en legiones.

Derecho privado:

Ius Connubii.- Era el derecho a contraer nupcias y formar una familia romana.

Ius commercii.- Era la facultad para constituir, transmitir, modificar o extinguir


derechos y obligaciones. (convenio)

La capacitas testamenta facti.- Era la aptitud para testar o adquirir mediante


sucesión “mortis causa”.

Ius provocandi ad populum.- Era el derecho a no sufrir la pena capital, a menos que
la condena haya sido revisada y aprobada por los comicios centuriados.

Adquisición de la Ciudadanía

La ciudadanía romana se adquiría por nacimiento o por causa posterior al


nacimiento.
1) Nacimiento: No era el lugar del nacimiento sino la nacionalidad de los padres la
que confería la ciudadanía romana al hijo. Para nacer ciudadano romano era preciso
nacer de padres que fueran ciudadanos romanos, o sea, que en esta materia se
aplicaba el principio del “Ius Sanguinis”.

Cuando sólo uno de los padres era ciudadano romano, como no podía haber habido
justas nupcias ya que estas eran posibles solamente entre ciudadanos, el hijo
seguía la condición de la madre en el momento del parto; de modo que si el padre
era peregrino o latino y la madre era ciudadana romana, el hijo nacía ciudadano
romano.

Adquiría este derecho el ingenuo, que era la persona que nacía libre y que nunca
había dejado de serio, sin que importara que su padre hubiera sido ingenuo o liberto.
Esta condición de ingenuo también podía ser adquirida por el liberto a quien le era

concedida por un rescripto del emperador el derecho de portar un anillo de oro en


el dedo, denominado el “Ius Aureorum Anulorum”, que era el símbolo de la
ingenuidad.

2) Causas posteriores al nacimiento: La calidad de ciudadano romano se adquiría


como un derecho en los siguientes casos:

A) En el caso del esclavo que había sido manumitido por su propietario quiritario
conforme al procedimiento pautado por el derecho civil romano, o sea mediante
alguna de las formas solemnes.

B) El peregrino o extranjero a quien le era conferida la ciudadanía, bien por


resolución de los comicios, por disposición de un delegado del pueblo o por un
rescripto del emperador. En esta forma, en muchas oportunidades, se otorgó el
beneficio de la ciudadanía romana no sólo a un determinado individuo sino a toda
su familia, a grupos de personas y aún a ciudades enteras, las cuales se convertían
en Municipios; pudiendo esta concesión graciosa comprender todos los derechos
que encerraba el “ius civitatis” o solamente algunos de ellos.

C) En el año 212 el emperador Caracalla concedió el derecho de ciudadanía a todos


los habitantes del Imperio. Esta medida fue tomada con una finalidad fiscal,
aumentar el rendimiento de los impuestos que no cubrían más que los ciudadanos
romanos; pero, conforme a la opinión general no tuvo por efecto suprimir por
completo a los latinos y a los peregrinos, pues siempre hubo libertos latinos, libertos
dedicticios y peregrinos dedicticios, y también hubo ciudadanos privados del
derecho de ciudadanía en virtud de sentencias, ya que el edicto de Caracalla sólo
se aplicó a los habitantes del Imperio para el momento en que fue dictado; en tanto
que los que fueron sometidos posteriormente a la dominación romana eran
peregrinos. Este edicto de Caracalla se generalizó bajo Justiniano, en que todos los
habitantes del Imperio fueron ciudadanos y lo fueron igualmente todos los
manumitidos, quedando tan sólo como peregrinos los que habían perdido el derecho
de ciudadanía en virtud de una sentencia.
STATUS FAMILIAE

Determina si una persona es Sui Iuris o si es Allieni Iuris. Las personas Sui Iuris son
sujeto de su propio derecho, no dependen de nadie más y las personas Allieni Iuris
están sujetas a la potestad de otro.

Conforme al “status familiae” los hombres se dividen en: sui iuris y alieni iuris.

* Se llaman sui iuris: a las personas libres de toda autoridad que no dependen sino
de ellas mismas, en tanto que los alieni iuris son las personas que están sometidas
a alguna potestad o sea a la autoridad de otra persona.

* Las personas alieni iuris: son aquellas que pueden estar sometidas a una de las
cuatro potestades siguientes: a la dominica potestad, o sea a la potestad que ejerce
el dueño sobre el esclavo; a la patria potestad, o sea a la potestad del pater-familias
sobre los miembros de la familia; a la manus, o sea a la potestad que ejerce el
marido sobre su mujer, o el que ejerza la patria potestad sobre el marido sobre dicha
mujer; y al mancipium, o sea el poder que ejerce un hombre libre sobre otro hombre
libre.

De estas cuatro potestades que existían en el derecho clásico cayeron en desuso


en la época de Justiniano la manus y el mancipium.

El hombre sui iuris es llamado también paterfamilias o jefe de familia, pero este título
implica el derecho de tener un patrimonio y de ejercer sobre otro alguno de los
cuatro poderes ya dichos, los cuales disfruta sea cual fuere su edad y aunque no
tenga de hecho persona alguna bajo su autoridad. La mujer sui iuris es llamada
mater-familias esté o no casada, siempre que sea de costumbres honestas; puede
tener un patrimonio y ejercer la autoridad de amo sobre sus esclavos, pero la
autoridad paterna, la manus y el mancipium sólo pertenecen a los hombres.

CONSTITUCION ANTONINIANA

Esta Constitución Imperial, más precisamente un Edicto, data del año 212, y se debe
al emperador Antonino Caracalla. Tuvo el mérito de otorgar por motivos políticos
(acceso a las magistraturas), religiosos (participar del culto romano), militares
(acrecentar el número de legionarios) y sobre todo fiscales (para que sean más
quienes tributaran por transmisiones hereditarias y manumisiones de esclavos); la
ciudadanía romana, imponiéndose ésta, a todos los habitantes libres del imperio,
concluyendo el proceso de romanización ya iniciado en la época e intensificado por
los Severos.

Ser ciudadano permitía ingresar en el “cursus honorum”, y por lo tanto ocupar


cargos políticos en las magistraturas o el Senado, del cual estaban excluidos hasta
entonces los peregrinos. Además facultaba el derecho al uso de la trianomina: el
nombre propio o individual (praenomen) el de su gen (nomen) y un locativo o
cualidad personal (cognomen); a contraer justas nupcias; ejercer el comercio; y
testar y ser instituido heredero.

Además de los peregrinos, extranjeros residentes en los pueblos con los que Roma
no se hallaba en guerra, y que en gran número ingresaban a Roma atraídos por el
crecimiento de la ciudad, había otras categorías de no ciudadanos con posición más
privilegiada, como los latinos veteres que ya habían conseguido la ciudadanía en el
año 90 a. C, los coloniarii que habitaban en las colonias romanas fundadas en los
territorios conquistados, a quienes se les concedió la latinidad y los latinos iuniani,
manumitidos por modos no formales. Tenían el derecho a comerciar, pero no a
contraer justas nupcias.

La Constitución Antoniniana o Edicto de Caracalla fue conocida a partir de la


reconstrucción del Papiro Giessen 40. Se cree que estuvieron fuera de esta
concesión los libertos dediticios, o sea los que recuperaron su libertad por
manumisión pero que durante el tiempo de su esclavitud mostraron mala conducta,
por lo que se los condenó a vivir fuera de Roma.

¿Cómo SE PERDIA EL STATUS CIVITATIS ROMANAE?

El ciudadano romano perdía el derecho de ciudadanía:

a. Por todas las causas de reducción a esclavitud, pues la perdida de la libertad


arrastra la pérdida de la ciudadanía. b. Por el efecto de ciertas condenas como la
interdicción del agua y del fuego y la deportación.

c. Y en fin, dicationes, cuando abandona por su voluntad la patria para hacerse


ciudadano de otra ciudad extranjera.

4. 2. Los no ciudadanos

Los nos ciudadanos carecen del derecho de ciudadanía. Su rango, en el orden


jurídico-social, no es uniforme. Así, pueden distinguirse dos categorías:
losperegrinos, que se hallan privados en forma absoluta (salvo en concesiones
especiales) del ejercicio de los derechos civiles, y los latinos, a quienes se conceden
algunas prerrogativas del jus civitatis. Los latinos se subdividen en: veteres,
coloniarii y junianos

.Los no ciudadanos o extranjeros, en un principio, están privados de las ventajas


que confiere el derecho de ciudad romana y sólo participan de las instituciones
derivadas del jus gentium. En la lengua primitiva se les designa con el nombre con
de hostes; al enemigo se le llama perduellis; pero, afortunadamente, el lenguaje se
modifica; hostes significa el enemigo; y los extranjeros que no tienen el derecho de
ciudadanía y con los cuales Roma no está en guerra, se califican de peregrini. Sin
embargo su condición no es uniforme. Así y todo, los hay más favorecidos que
ocupan un rango intermedió entre los ciudadanos y el común de los peregrinos:
éstos son latinos. Pero hay que distinguir los peregrini propiamente dichos y los
latini.

4.2.1. Los peregrini

Los peregrinos son los habitantes de los países que han hecho tratados de alianza
con Roma, o que se han sometido más tarde a la dominación romano reduciéndose
al estado de provincia. Había muchos peregrinos que llegaban y fijaban su
residencia en Roma; esta afluencia hizo necesaria la creación del proetor
peregrinus.

La condición de los peregrinos es el derecho común para los no ciudadanos. No


disfrutan del connubium, del commercium ni de los derechos políticos, aunque son
susceptibles de adquirirlos, bien sea por la concesión completa del ius civitatis o
bien por concesión especial de algunos de sus elementos.

De todos modos, gozan de ius gentium y del derecho de sus provincias respectivas.
Hay, sin embargo, quienes no pertenecen a ninguna provincia y que por los tanto,
sólo participan de las instituciones del ius gentium. Tales son los peregrini dedititii,
pueblos que se rindieron a discreción y a los cuales quitaron los romanos toda
autonomía, ocurriendo lo mismo con las personas que por efecto de ciertas
condenas han perdido de ciudadanía, encontrándose asimiladas a los peregrinos.

4.2.2. Los latini

Los latinos eran peregrinos tratados con más favor, y para los cuales se habían
acordado ciertas ventajas comprendidas en el derecho de ciudadanía romana.
Fueron de tres clases:

a. Los latini veteres desaparecieron del Latium después de la guerra social. El


derecho de ciudadanía fue concedido a los habitantes de toda Italia por la ley Julia
en 664 y por la ley Plautia Papiria en 665.

b. Veteres: Son los habitantes del antiguo Latium. Después de la caida de Alba
Roma fue la cabeza de una confederación de ciudades latinas, nomen latinum,
siendo regulada por algunos tratados la condición de sus habitantes. En 416,
después de una revolución agrícola del triunfo

definitivo de los romanos, fue destruida esta coalición. Los habitantes de algunas
provincias obtuvieron el derecho de ciudadanía; otros, por regla general,
conservaron su condición anterior de latinos. Poseían el commercium, el
connubium, y encontrándose en Roma cuando la reunión de los comicios,
disfrutaban del derecho a voto. Además les habían sido concedidas grandes
facilidades para adquirir la ciudadanía romana.
1) Las unas se componían de romanos escogidos generalmente de las parte más
pobre y lejana de la población. Quedaban como ciudadanos romanos, conservando
todos los derechos ligados a este título. Se llamaban colonias romanas.

2) Otras estaban formadas bien por latinos, o bien por ciudadanos romanos que
voluntariamente abandonan su patria perdiendo así la cualidad de ciudadanos y
volviéndose latinos. Estas eran las colonias latinas.

La latinidad coloniaria fue otorgada por César, Augusto, Nerón y Vespasiano a


regiones enteras. Verdad es, sin embargo que semejante otorgamiento se tradujo,
a la postre, en una derogación de privilegios que los latinis coloniarii disfrutaban en
comunión con los latini veteres. c. Coloniarii: Uno de los procedimientos empleados
por los romanos para afianzar su dominación sobre los pueblos vencidos fue crear
colonias en medio de los antiguos habitantes y sobre una parte del territorio
conquistado. Estas colonias eran de dos especies:

d. Iuniani: Un tipo de ciudadanía limitada es el regulado por la lex Iuna Norbana, del
19 d.c. Según tal ley, los manumitidos en forma nos solemne adquieren la libertad,
pero no la ciudadanía. En igual situación se encuentran los manumitidos por parte
de quien no tiene capacidad para hacerlo, así como los manumitidos son
observancia de las normas establecidas por la lex Aclia Sentia.

Los latinii Iuniani tienen el commercium con romanos, pero no pueden testar, ni ser
turores testamentarios. A su muerte, los bienes pasaban al antiguo dueño. Tampoco
pueden adquirir directamente a título de herencia o de legado.

Los latini podían adquirir la ciudadanía trasladando el domicilio a Roma e


inscribiéndose en las listas del censo (ius migrandi). Tambien podian adquirirla los
que ejerciersen cargo o magistratura en una comunidad latina, así como los elegidos
decuriones o consejeros municipales.

La Esclavitud en Roma:

La experiencia servil en Roma presenta una gran complejidad y diversidad por lo


que difícilmente se puede llegar a establecer un conjunto de características
generales que la definan. En ocasiones se podían manifestar en un mismo individuo,
a lo largo de su existencia, rasgos o hechos contradictorios como la manumisión, la
venta, el éxito material, la violación física, etc. La gran variedad en el trato que los
propietarios dispensaban a sus esclavos y en la forma de vida de éstos impiden una
definición genérica, por otro lado comprensible, dado que entraban en juego
relaciones y sentimientos personales que hacían de cada caso una situación más o
menos particular.

La esclavitud en Roma debe considerarse como una institución social, entendida


como la relación que unía a esclavos (servi) y dueños (domini). Entre ellos se
creaban una serie de vínculos similares a los que se pueden dar entre emperador y
súbdito, padre e hijo, oficial y soldado..., pero con una diferencia sustancial: el
propietario ejercía sobre el esclavo un poder absoluto, éste se encontraba en todo
momento a disposición del amo, de un modo discrecional, sin posibilidad de
desobedecer y sin condiciones, sin compensaciones estipuladas de antemano. El
señor esperaba de él sumisión y lealtad, de lo contrario sería coaccionado y forzado
a obedecer de la forma que el señor considerara apropiada. No había entre ellos
ningún acuerdo o fórmula de reciprocidad en derechos y deberes, sino una relación
dirigida unilateralmente para ejercer un derecho, el del propietario, que consistía en
la exigencia y satisfacción de servicios de índole muy diversa a prestar por el
esclavo. Lamentablemente para el historiador no han perdurado documentos
importantes que proporcionen información sobre la esclavitud desde el punto de
vista del esclavo. Por el contrario, son muy abundantes los que ilustran la forma de
actuar y los prejuicios de los propietarios, así como obras jurídicas que demuestran
la compleja legislación sobre la esclavitud y que tratan de solucionar cualquier
problema que surgiera con la “propiedad” en relación con aspectos tales como la
manumisión, la alimentación, la vestimenta, la compra-venta..., y que son
principalmente: la ley romana de las Doce Tablas, la ley del Digesto, papiros,
inscripciones y obras literarias de la época que abarcan, no sólo la Roma itálica,
sino la totalidad del imperio unificado política y administrativamente.
Invariablemente, a lo largo de la geografía y de la cronología del Imperio, la
esclavitud fue un pilar básico en su estructura social y económica, y el derecho a
esclavizar un axioma incuestionable.

La posesión de esclavos no se limitaba sólo a las elites de la política y de la sociedad


romana, también podían ser propietarios miembros de las clases sociales más bajas
e incluso los mismos libertos. Además, el número de esclavos que podían poseer
era muy variable, dependiendo de la fortuna del señor. los más favorecidos hacían
gala de una ostentación competitiva, se vanagloriaban de la cantidad de esclavos
que poseían –casos extremos de hasta 8.000 esclavos– ya que era un signo del
estatus socioeconómico del propietario. Definir la sociedad romana como esclavista
sólo desde un punto de vista económico, aunque indudablemente lo fue en lugares
y momentos concretos, limita la importancia que tuvo en la cultura de Roma, donde
no veían al esclavo solamente como un medio de producción tal y como se entiende
en un sistema capitalista, sino que, en una sociedad profundamente jerarquizada
como la romana, donde dominaba la conciencia de clase y la autoridad que los
estratos superiores ejercían, la posesión de esclavos era un signo indiscutible del
poder y del prestigio del propietario

Los domini, generación tras generación, influidos por la educación que recibían en
sus casas y en las escuelas, asimilaban desde la infancia la capacidad y el derecho
a dar órdenes a sus servi. Para los propietarios el trabajo físico era degradante,
propio de esclavos y de las clasesmás humildes que no tenían otro medio para
subsistir. El rico podía dedicar su vida al ocio, su trabajo se limitaba a dar las
órdenes oportunas a sus esclavos. El derecho y la autoridad que el señor ejercía
sobre sus siervos se fundamentaban en la idea de que la esclavitud se origina en la
guerra, donde el vencedor tiene el derecho a disponer de la vida del vencido,
matarlo o perdonarle la vida y convertirlo en su esclavo, lo cual venía a ser un
aplazamiento de su muerte, de este modo la esclavitud se consideraba un estado
de muerte en vida. Los que no optaron por esa medida se veían privados de su
libertad y del control de sus vidas, separados bruscamente de sus lazos familiares,
que casi con seguridad no volverían a recuperar puesto que los vencedores ni los
reconocían ni los respetaban. Vendidos y trasladados, desde su lugar de origen a
Roma o a otros centros de comercio de esclavos, viajaban hacia lo desconocido
sufriendo todo tipo de vejaciones y violencias durante el trayecto, y además estaba
el impacto psicológico, lingüístico y cultural que suponía el cambio radical desde
una sociedad tribal no urbanizada a una ciudad como podía ser Roma, cuya
apariencia física imponía y su complejidad estructural en todos sus aspectos debía
de ser muy difícil de asimilar. El primer lugar de destino era el mercado de esclavos,
donde la venta de éstos tenía la misma consideración que si de ganado o animales
de carga se tratara, no había diferencias jurídicas en estos tipos de transacciones,se
regulaban por un edicto de los ediles, magistrados que supervisaban el mercado y
cuya labor principal era evitar que el vendedor engañara al comprador.

El vendedor, por ley, debía informar de los defectos físicos, enfermedades, carácter,
reputación de la mercancía expuesta y los detalles quedaban reflejados en los
documentos de compraventa, los cuales podían ser utilizados como prueba en caso
de dolo engaño.

Para asegurarse de que no adquirirá un esclavo defectuoso o demasiado


problemático –el esclavo era considerado como una propiedad problemática– el
comprador podía examinarlo como si de un objeto o animal se tratara, totalmente
despojado de su dignidad humana. El esclavo ante la ley estaba totalmente
desprotegido y privado de todos sus derechos, no se le reconocían las relaciones
de parentesco, no podían casarse legalmente, sus hijos eran ilegítimos y propiedad
del dueño de la madre, no podían acceder a la propiedad aunque algunos podían
disponer de un peculium, en especie o en metálico,por gracia de su dueño el cual
podía revocarlo en cualquier momento., el propietario no tenía la obligación de
proporcionarles calidad de vida, limitándose en la mayor parte de los casos a
atender sus necesidades básicas de alimentos, vestimenta y cobijo. El esclavo se
compraba, vendía, alquilaba, prestaba, regalaba, castigaba, premiaba, le
cambiaban el trabajo, le separaban de su familia, incluso lo podían liberar; vivía en
un estado de completa inseguridad, totalmente ajeno al control de su propia
existencia.

Esclavitud y violencia estaban íntimamente ligadas lo cual se ponía de manifiesto


principalmente a través de la explotación sexual y el maltrato físico.

Una esclava estaba siempre expuesta a agresiones sexuales por parte de cualquier
hombre libre e incluso por un esclavo de rango superior.

La prostitución era un negocio donde iban a parar multitud de mujeres y niños


esclavos.
Era perfectamente normal que un propietario pretendiera satisfacer sus deseos
sexuales o los de sus amigos con esclavos-as, muchos de éstos eran elegidos para
ese fin.

Si alguna vez se cuestionaba este “uso” no era por el reconocimiento de cierto


derecho a los esclavos, la opinión de éstos no contaba, sino por proteger la
propiedad de agresiones que les pudiera causar desperfectos, o bien, por la salud
moral de los que cometían los abusos sexuales.

En cuanto al maltrato físico, éste no era en modo alguno reprobable, por lo que si el
amo lo consideraba oportuno el esclavo sería azotado, golpeado, lesionado,
torturado e incluso mutilado, aunque esto último era contraproducente pues iba en
contra de la productividad del esclavo y por tanto de su rentabilidad.

No obstante, también fueron muchos los esclavos que contaron con la benevolencia
de sus dueños y fueron tratados con consideración y afecto, llevando en general
una vida cómoda y agradable; o los que se adaptaron rápidamente a sus nues
vacircunstancias y obtuvieron grandes ventajas personales, ya que los esclavos
ambiciosos tenían muchas posibilidades de conseguir una buena posición social y
económica, sobre todo los que pertenecían a la familia imperial o a los propietarios
más poderosos del momento, los cuales tenían una vida relativamente cómoda,
incluso lujosa, de lo cual se jactaban sus propietarios, que presumían
engalanándolos y otorgándoles privilegios.

De esto quedaban al margen los esclavos rurales (rustici) que formaban el grueso
de la población esclava y que vivían en condiciones de mera subsistencia o
infrahumana como los que trabajaban en las minas. Roma se abastecía de
esclavos, principalmente, de los prisioneros hechos en sus guerras de conquista.

A veces la esclavización y la deportación fueron masivas, como dato, desde el año


50 a. C. hasta el 150 d. C., el Imperio demandaba cada año más de 500.000
esclavos. Para hacernos una idea, la deportación de esclavos negros africanos
hacia América, en su momento de mayor apogeo, no fue superior a 60.000 anuales.

Sí hubieron revueltas, como la liderada por Espartaco en el año 73 a. C., o, a menor


escala, la conspiración del 24 d. C. en el sur de la península itálica, pero no fueron
muy habituales, o al menos, no hay constancia de ellas. los esclavos romanos
perseguían más mejorar sus condiciones de vida o alcanzar la libertad de un modo
individual, y para ello, las modalidades más comunes de resistencia a la esclavitud,
derivadas casi siempre de la excesiva crueldad en el trato recibido, fueron: la fuga,
el suicidio, el asesinato de los amos, la mentira, el robo, simular enfermedades,
reducir su productividad laboral, los sabotajes. Entre la población esclava también
estaba establecida una jerarquía, condicionada, primordialmente, por el trabajo que
realizaban, pero también por su procedencia, de modo que los esclavos se
valoraban, más o menos, según la zona geográfica de la que eran originarios. El
tamaño de la familia a la que pertenecían, compuesta por el propietario y los
esclavos, y el estatus social del dueño también jugaban un importante papel en la
jerarquización de la población esclava. Los que pertenecían a casas urbanas eran
superiores a los que eran de casas rurales. Los nacidos esclavos (vernae) estaban
mejor considerados por sus propietarios que los que habían conocido la libertad.
Más determinante para establecer la categoría del esclavo era el trabajo, o las
funciones que tenía encomendadas, y había tal variedad que se puede decir que no
había ocupación que no pudiera ser desempeñada por un esclavo, con la excepción
del servicio militar, además era fácil que un mismo individuo realizara varias tareas
de cierta importancia. En este contexto era muy normal que surgieran discusiones
sobre quién ocupaba un nivel más alto. Como El Esclavo Salia De La esclavitud:

La manumisión podía ser formal o informal, es decir, de derecho o sólo de hecho


con condiciones del propietario.

En la formal, además de la libertad, se les concedía la ciudadanía romana, lo cual


llevaba implícito

El reconocimiento de sus derechos.

Los procedimientos para otorgar la libertad a los esclavos eran básicamente tres:
introduciendo oficialmente el nombre del esclavo en el registro de ciudadanos
romanos en el momento de elaboración del censo; declarando ante un magistrado
o gobernador provincial que el esclavo era en realidad una persona libre y que su
esclavitud era un error; o a través del testamento, en el que el propietario le concedía
la libertad a su muerte.

En ocasiones el esclavo podía llegar a un acuerdo con su dueño y comprar su


libertad. Libertos:

La manumisión fue una práctica común en Roma y sus territorios a lo largo de su


historia. Un esclavo, por afecto, favores prestados, méritos, cualidades personales,
buena voluntad del propietario..., podía convertirse en liberto e incluso ser aceptado
e incorporado a la alta sociedad romana, como es caso de algunos libertos
imperiales, que por el sistema de promoción social, así como por su excepcional
riqueza o experiencia, alcanzaron la cima de la escala social llegando a desempeñar
cargos políticos gracias al apoyo de la aristocracia romana. Pero lo más habitual era
que se les siguiera viendo como siervos, no permitiéndoles olvidar su pasado, y la
mayor parte de los libertos simplemente subieron un peldaño en la estratificación
social romana, pasando a formar parte de la plebe y con ello la necesidad de
ganarse la vida con su trabajo, por lo que muchos de ellos siguieron trabajando para
sus anteriores propietarios, ahora patronos. El ritmo de nuevas manumisiones al
final del periodo de la República era tan alto, entre otras cosas porque daba prestigio
al propietario liberador, que hizo que Augusto aprobara una ley restrictiva, la Lex
Fufia Caninia, en la que se establecía un máximo de liberaciones en función del
número de esclavos que se poseía, pues este aumento de las manumisiones unido
a la disminución de la provisión de esclavos al terminar las guerras de conquista,
dieron como resultado un déficit de esclavos con el consiguiente aumento del precio
de éstos y por tanto una menor rentabilidad. La solución fue la sustitución de
esclavos por libertos, primero en el ámbito del tejido productivo urbano y más tarde
en las zonas rurales donde los esclavos fueron sustituidos por colonos, agricultores
que trabajaban en virtud de un contrato.

La historia de la esclavitud en el mundo antiguo está estrechamente vinculada a


la guerra. Las fuentes documentales del mundo antiguo Mesopotamia, Egipto, los
pueblos originarios de Israel, Grecia, Roma, Persia, China, las
civilizaciones maya y azteca y la India, están llenos de referencias a la esclavitud
vinculada a eventos bélicos. A menudo, los prisioneros de guerra eran reducidos a
la esclavitud por sus captores o los ganadores de las batallas, y obligados a trabajar
en tareas militares o civiles, como mano de obra para trabajos de construcción,
ingeniería o agricultura. También era común su utilización como criados, para el
servicio doméstico. Muchos de los hogares de la antigüedad, sobre todo en clases
no pobres, requerían el trabajo de uno o más esclavos como costumbre habitual.
Independientemente de los testimonios y documentos escritos, también se
encuentran pruebas de esclavitud como mano de obra y como ayuda doméstica
entre los pueblos que no poseían escritura, como los nómadas de Arabia, los
pueblos nativos de América, los cazadores y recolectores de África, Nueva
Guinea y Nueva Zelanda, y entre europeos del Norte, como los germánicos,
los vikingos y otros.

Existieron además otras fuentes de suministros de esclavos además de la guerra,


tales como la sanción penal de los delincuentes: el castigo podía ser la esclavitud
como forma ordinaria de indemnización de las víctimas. También se tomó, en ciertas
sociedades primitivas, como pago de deudas. Así, entre algunos grupos africanos,
las mujeres y los niños fueron entregados como rehenes de deudas u otras
obligaciones hasta su pago; y, si el pago no era efectivizado, los rehenes pasaban
a ser considerados esclavos.

Muchas de las sociedades antiguas tenían mayor número de personas esclavas


que libres, gracias a la costumbre de reducir a la esclavitud a la población que tenían
bajo su control. Por lo general la esclavitud incluyó el abuso y la crueldad por parte
de sus dueños, pero a menudo también recibían un trato semihumanitario como
bienes valiosos

De la Esclavitud en Roma.
La esclavitud se convirtió en un pilar económico vital para Roma. Durante el Alto
Imperio romano y la República se estima que entre 15 % y 20 % de la población
eran esclavos, y hasta el siglo II que se promulgaron las leyes de protección, un
amo podía legalmente matar a un esclavo. Sin embargo, esto parece haber sido
siempre raro, por complejas razones sociales. En cualquier caso, la ley Cornelia,
del 82 a. C., prohibió a los amos matar a sus esclavos, la Ley de Petronio del 32 a.
C., vedaba que los esclavos fuesen obligados a combatir en el circo.
Escribió Suetonio (Claudio, 25), que bajo el emperador Claudio, si un amo
descuidaba la salud de su esclavo, hasta el punto de su muerte, podría ser acusado
de asesinato, aunque se recuperó en el templo de Esculapio, que el esclavo podía
ser libre.
Crisóstomos Dion, un griego estoico que vivió en tiempos del emperador Trajano,
pasó dos discursos, que se debatieron en el Foro por dos días, para luchar contra
la esclavitud. Séneca,2 en el siglo I, establece los informes para los crueles amos
con sus esclavos y éstos fueron insultados públicamente. El emperador Adriano, en
el siglo II, reanudó las leyes de Petronio y Cornelia. El legislador Ulpiano, un estoico
del siglo III, proclamó ilegal que los padres vendieran a sus hijos a la esclavitud. Y
el emperador Diocleciano (siglo III-IV) ascendió a ilegal reducir el acreedor a un
deudor y que cualquier persona pudiese venderse a sí misma a la esclavitud para
pagar una deuda.
Existían dos grandes grupos de esclavos:

-Domésticos: tenían un propietario y le pertenecían solo a él.

-Del estado: pertenecían al pueblo, se ocupaban de los trabajos públicos. La gente


podía “alquilarlos”.

Dentro de estos grupos, los esclavos más comunes eran:

-Gladiadores: combatían en el anfiteatro para divertir a la gente y tenerla


entretenida. Eran entrenados físicamente y mentalmente. Para la gente de la ciudad
eran héroes y famosos.

-Esclavos en peores condiciones: eran los que hacían los trabajos más
desagradables y más duros. Por ejemplo herreros, mineros, constructores de
carreteras y los que limpiaban los acueductos.
BIBLIOGRAFIA

 https://www.derechoromano.es/2015/03/requisitos-personalidad-fisica.html

 Manual de Derecho Romano. Historia e Instituciones. Luis Rodolfo Arguello.


Editorial Astrea, 2000. Buenos Aires, Argentina. ISBN 950-508-101-4
 https://es.wikipedia.org/wiki/Esclavitud_en_la_Antigua_Roma
 https://www.derechoromano.es/2013/07/condicion-esclavo-antigua-roma.html
 www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/status-civitatis/status-civitatis.htm

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