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La teoría del delito es un procedimiento mediante el cual se analizan las características

comunes, o bien aquellas que diferencian a todos los delitos en general para establecer su
existencia y determinar la imposición de una sanción si así corresponde. Es decir se establece
si una conducta constituye una infracción penal para ser penada por la ley. “La Teoría del
delito reúne en un sistema todos los elementos que, en base al derecho positivo, pueden
considerarse comunes a todo delito o a ciertos grupos de delitos” 1 (Puig, 2015)es decir
constituye un “método de análisis de distintos niveles, cada uno de estos presupone al
anterior y todos tienen la finalidad de ir descartando las causas que impedirán la aplicación de
una pena y comprobando (positivamente) si se dan las que condicionan esa aplicación”2
(Enrique, 1994). Se debe de analizar el informe policial si el hecho descrito subsume uno de
los tipos penales, si se trata de un tipo pena de acción o de omisión, ese tipo penal es doloso o
imprudente, su existe relación de causalidad, la conducta es típica, pero no antijurídica por
haber obrado por ejemplo, una causa de justificación y si el imputado conoce la norma
jurídico penal y en todo caso, cuál sería la pena a imponer de conformidad con el principio de
proporcionalidad. Todo este proceso intelectivo se realiza para determinar la existencia de un
delito.

En el COIP se encuentra en el Artículo 18.- Infracción penal.- Es la conducta típica,


antijurídica y culpable cuya sanción se encuentra prevista en este Código; se admite
generalmente —prescindiendo de divergencias menores— que el delito es un
comportamiento humano típicamente antijurídico y culpable, añadiéndose a menudo la
exigencia de que sea punible.3 (Liszt, Tratado II pp. 262 ss) es decir si solo se cumple uno o
dos de esos elementos y no existe la culpabilidad, no se llamaría delito.

Es decir por ejemplo en un homicidio, puede ser que la conducta sea típica, hay voluntad de
su realización y encuadra en uno de los tipos penales contemplados en la legislación, pero si
se logra establecer que el imputado actuó en legítima defensa de su vida, estaremos ante una
causa que justifica su acción y por lo tanto hay una conducta típica pero no antijurídica. Para
que sea legítima defensa, no debe causar un daño o lesión mayor del que el sujeto activo
quiso causar.

Artículo 35 del COIP.- Causa de inculpabilidad.- No existe responsabilidad penal en el caso


de trastorno mental debidamente comprobado.

En otros casos, ante acciones típicas y antijurídicas pero si se trata de una persona que padece
de una enfermedad mental, no se le puede poner una pena a esta, por existir un eximente de
responsabilidad penal.

En los tipos de delito se describen las lesiones o puestas en peligro de bienes

jurídico-penales más graves y necesitadas de pena: p. ej., matar a otro, robarle

1
(Puig, 2015)
2
(Enrique, 1994)
3
(Liszt, Tratado II pp. 262 ss)
o coaccionarle. Ello exige, por de pronto, la producción del resultado típico

de lesión o puesta en peligro, pero también que dicho resultado sea imputable

como tal a una conducta humana peligrosa ex ante.

Si bien es cierto que los jueces no suelen usar la dogmática penal en la toma de sus
decisiones, no menos cierto resulta que es “necesario” su estudio para emplearla en el caso
concreto y luego buscar el mejor modo de hacerla comprensible del tribunal -debido a su
complejidad-. En tal sentido, Mojica Monsalvo (2007) opina que la teoría del delito es la
mejor arma para un juicio eficaz en la manera que los operadores de justicia la manejen bien,
ejemplo: podrá el defensor manifestar que no hay acción, o esta no es típica o antijurídica
porque media una causa de justificación, o es inculpable dependiendo a que escuela se
refiera. Ayudando al juez si fuere el caso a tomar una decisión racional de acuerdo con el
resultado alcanzado, decidiendo si la persona ha cometido un delito, si es culpable o no y qué
pena le impone a esa persona.

De lo anterior se desprende que la teoría del delito y su aplicabilidad en la práctica responde a


una necesidad que va más allá de los postulados teóricos, de ninguna manera retrata de
conocimiento exclusivamente “académico”, que pueda o deba quedar archivado en los libros.
Implica según Agudelo (20029 citado por Gimbernat Ordeig de importancia capital, habida
cuenta que comporta un medio de adquirir herramientas teóricas en orden de racionalizar la
aplicación del derecho.

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