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La arquitectura de la

Ilustración en Europa
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De Jose Maria Sancho / 7 septiembre 2014 / Arquitectura / 8 comentarios
A mediados del siglo XVIII comienza una reacción contra el Barroco y el Rococó. Los
arquitectos comenzaron a reivindicar una vuelta al clasicismo e iniciaron el camino hacia el
racionalismo y la funcionalidad de la arquitectura. La historiografía denominó
Neoclasicismo a esa nueva tendencia artística.

En una época marcada por la Razón, se pensó que la belleza y el estilo de un edificio
dependían de su funcionalidad, lo que significaba que debía priorizarse la función sobre la
decoración. En esa línea, comenzó a defenderse la simplicidad ornamental y la perfección
en el empleo de las proporciones y la simetría así como el respeto a la unidad de conjunto
del edificio. La mentalidad de la época identificaba lo bello con lo necesario y desdeñaba
todo elemento decorativo superfluo, por innecesario y caro.

Los arquitectos analizaban directamente tanto los restos grecorromanos como las creaciones
renacentistas de los siglos XV y XVI y estudiaban los tratados de arquitectura que se habían
utilizado a lo largo de la historia.

En el siglo XVIII Roma era el lugar donde peregrinaban todos los arquitectos de Europa
para inspirarse en sus creaciones, pero en realidad se trataba de una ciudad decadente
limitada a ser una especie de enorme libro de arte del que aprender pero en la que no se
ponía en práctica la nueva arquitectura. Todos los experimentos y ensayos se gestaban en
París y Londres, lugar al que iban a trabajar los arquitectos que habían ido a Roma a
formarse.

La arqueología estaba en auge en aquel momento, por lo que se descubrieron y recuperaron


muchos monumentos y vestigios del pasado, como las ciudades de Pompeya y Herculano,
comprobándose con desilusión que tratados como los de Vitruvio describían una
arquitectura clásica más idealizada que real, ya que lo escrito no se correspondía con los
restos excavados. Se descubrió entonces que tratadistas como Alberti, Vignola, Serlio o
Palladio habían reinterpretado los cánones clásicos, dejando en sus textos su propia
huella personal.Esto hizo que se dejara de tener a Vitruvio como referencia y se
revalorizaran otros tratadistas, sobre todo Palladio, de gran influencia en la arquitectura
inglesa.
Esto provocó un cambio en la percepción del clasicismo, cuyos preceptos dejaron de
considerarse uniformes y universales. Los eruditos se interesaron por la historia y por toda
la variedad de estilos a lo largo de ella, centrándose en la justificación de la superioridad del
clasicismo sobre todos los demás. Se inició un amplio período que se extendió entre 1750 y
1875 más o menos, de gran interés por reproducir e imitar las formas antiguas, lo que
poropició la aparición del Historicismo, un estilo de gran auge durante el siglo XIX.

PIRANESI
En la segunda mitad del siglo XVIII, el arquitecto veneciano Piranesi (1720-1778) publicó
muchísimos grabados de las ruinas romanas que tuvieron una gran difusión por toda
Europa, fomentando el interés por la Antigüedad. Los viajeros ricos que llegaban a Roma
los comproban para llevárselos a sus países, ya que eran mucho más económicos que un
cuadro de una veduta. El problema fue que la visión del grabador era muy peculiar y
barroca, mostrando la ruinas no como eran en realidad, sino como imágenes manipuladas
con un toque muy artístico.
Piranesi no reproducía los monumentos de la manera minuciosa y fiel que lo haría un
arqueológo, sino que los recreaba en composiciones llenas de poesía y lirismo, lo que
provocó que en toda Europa la imagen del clasicismo se distorsionara, ya que mostraba los
restos a un tamaño colosal y con añadidos para resultar más pictóricos y teaatrales. Por otro
lado, los grabados de Piranesi fueron una de las causas del inicio del espíritu romántico
respecto a los tiempos del arte clásico, al mostrar las ruinas fragmentadas entre la
vegetación circundante, como si formasen parte de ella, y pintaba fuertes contrastes entre
luces y sombras y cielos tormentosos muy del gusto de los artistas románticos.
ARQUITECTURA FRANCESA
Francia nunca había abandonado del todo el clasicismo, ni siquiera en la época del Barroco,
en la que la arquitectura era una síntesis de elementos clásicos y renacentistas junto con la
exhuberante decoración barroca.

Se pueden establecer tres etapas en el neoclasicismo francés, una primera de transición


entre el Barroco y el Clasicismo, muy ecléctica, que abarcaría entre 1750 y 1789, una
segunda etapa enmarcada en el período de la Revolución Francesa, de gran libertad creativa,
rozando a veces la utopía y una tercera coincidente con el Imperio Napoleónico, entre 1799
y 1815, en la que el Clasicismo se convirtió en la estética oficial y se utilizó lo monumental
como propaganda del poder.

En la primera etapa se intentó una aproximación a la claridad formal y al funcionalismo. Se


mezclaron las características del Clasicismo Francés con los elementos romanos de Vitruvio
y los renacentistas de Palladio.

Se reivindicó el uso de la columna exenta frente a la pilastra y comenzaron a rechazarse los


excesos decorativos de épocas anteriores. Hubo un retorno a las formas rectangulares, a la
claridad volumétrica, con un predominio de las líneas rectas y las formas geométricas más
sencillas.

Jacques-Ange Gabriel (1698-1782) fue uno de los arquitectos más representativos de este
período. Fue una autor muy académico que diseñó edificios con cierto aire helenista. Intentó
depurar la arquitectura francesa del momento, simplificando al máximo las formas. Son
obras suyas la Escuela Militar de París (1751), los edificios gemelos con columnas y
frontones de la actual Plaza de la Concordia (1755-63) inspirados en la columnata de
Perrault del Louvre de 1667 o el cúbico y sencillo Petit Trianon de Versalles (1764).
Se mezclaban diferentes estilos de la historia y se jugaba con los significados que
implicaban ciertos elementos arquitectónicos. Esto es lo que hizo Jacques Germain Soufflot
(1713-1780) cuando diseñó la iglesia de Santa Genoveva de París (1757-1791), actual
Panteón de Hombres Ilustres. El arquitecto, obsesionado con la arquitectura clásica,
incorporó influencias romanas, renacentistas y bizantinas al marcado clasicismo francés del
edificio. Su planta es de cruz griega y su fachada posee un gran peristilo al estilo romano,
similar al del Panteón de Roma, sobre el que sobresale una cúpula semiesférica sobre un
tambor de columnas, inspirada en las del Vaticano o a San Pablo de Londres.
Se abrieron debates para mejorar ciertos edificios de uso público, como teatros, hospitales o
cárceles. Se pretendía aplicar la ciencia en la optimización de dichas tipologías
arquitectónicas. Se habló sobre cual sería la curva ideal para la sala de un teatro, o de cuales
eran los materiales más idóneos para su construcción, basándose en los conocimientos de
acústica y óptica. Victor Louis (1736-1802) se especializó en la construcción de teatros, a
los que añadía peristilos y columnatas al estilo de los templos de la Antigüedad. Suyo es el
Gran Teatro de Burdeos (1772) en el que sustituyó los palcos a la italiana por un gran
anfiteatro con una curva más abierta para una mejor visión.

Otro teatro importante construido en la época fue el Théâtre-français de París (1767), actual
Teatro Odeón, diseñado por Marie-Joseph Peyre (1730-1785) y Charles de Wailly (1730-
1798), que incorporaron en su fachada un pórtico con ocho columnas dóricas de inspiración
griega. Originalmente su interior se diseñó con una curva circular, pero finalmente se
construyó el típico de herradura italiano.
También se intentaron crear tipologías de hospitales para mejorar la ventilación o el
aislamiento de los enfermos y se crearon nuevos modelos de cárceles que fueran más
salubres y más orientadas al orden y a la seguridad.

Jacques Gondoin (1737-1818) diseñó el Colegio de Cirugía de París (1769-1774),


convirtiéndolo en un modelo a seguir en ese tipo de edificios. Ideo una aula magna como si
fuera un lugar de espectáculos, con una planta semicircular y un graderío a modo de teatro
clásico, cubierta con una gran cúpula de cuarto de esfera adornada con casetones e
iluminada con un gran óculo central como el Panteón de Roma.
Con la Revolución Francesa se crea una corriente de arquitectura visionaria, de proyectos
megalómanos imposibles de materializarse y repletos de poesía e intenciones didácticas.
Todos estos proyectos se quedaron solo en el papel ya que no se construía casi nada, dadas
las graves crisis económicas y la gran conflictividad social existente. El panorama francés
revolucionario estaba plagado de arquitectos frustrados sin oportunidades para construir
edificios.

El clasicismo derivó hacia una abstracción en la que, a través de los edificios figurados, se
pretendían dar lecciones de racionalidad y funcionalidad. Se llegaron a diseñar edificios
imposibles que rozaban el mundo de los sueños y el surrealismo.
El precursos de tosdo esto fue Etienne-Louis Boullée (1728-1799), un visionario utópico
que diseñó obras colosales que nunca llegaron a construirse. Admiraba los cuerpos
geométricos simples como la esfera, la pirámide, el cilindor, el cono y el cubo, a los que
consideraba muy racionales. Sus diseños arquitectónicos eran imposibles de realizar. Solo le
interesaba la percepción del conjunto y no los detalles. Sus edificios no estaban ideados a
escala humana. Sus obras más conocidas fueron el Cenotafio de Newton (1784) o su
proyecto de teatro de la Ópera de París (1781).

Todo cambió con la llegada de Napoleón al poder. El emperador usó la arquitectura como
un arma propagandística y de glorificación de su persona y triunfos. Era una arquitectura
severamente clásica, inspirada en el Imperio Romano. Hubo una fiebre constructora en
París, en un intento de convertirla en una nueva Roma, llenándola de edificios de una gran
pureza clásica.

Se erigieron monumentos megalómanos como el Arco de Triunfo de la Plaza de la Estrella


(1806) de Raymond y Chalgrin y el Arco de Carrusel de las Tullerías (1806) de Percier y
Fontaine o la Columna Vendôme (1804) diseñada por Gondoin e inspirada en la Columna
Trajana de Roma.
Las iglesias de La Magdalena (1806), proyectada por Pierre Vignon, se diseñó con la misma
apariencia de los grandes templos de la Antigüedad. Napoleón ordenó que fuera un
grandioso templo cívico dedicado a la gloria del ejército francés. Se inspiró en la Maison
Carrée de Nimes y en el templo de Zeus Olímpico de Atenas. Es un edificio de planta
rectangular, seudoperíptero y octástilo

L'Encyclopédie
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L'Encyclopédie

de Denis Diderot, Jean le Rond D'Alemberty Louis de


Jaucourt

Portada de L'Encyclopédie (1751).

Editor(es) André Le Breton

Género Enciclopedia

Idioma Francés

Título original Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et


des métiers

Texto original Encyclopédie, ou Dictionnaire raisonné des


sciences, des arts et des métiers en Wikisource

 André Le Breton
Editorial

País Francia
Fecha de 1751
publicación

Serie

Descriptions des Arts et


L'Encyclopédie
Métiers

[editar datos en Wikidata]

L'Encyclopédie o Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des


métiers (Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios) es
una enciclopedia editada entre los años 1751 y 1772 en Francia bajo la dirección de Denis
Diderot y Jean le Rond d'Alembert. Su propósito fue reunir y difundir en prosa clara y
accesible, los frutos del conocimiento y del saber acumulados hasta entonces bajo la
crítica y tamiz de la razón. Además, expone la
ideología laicista, pragmática y materialista de la Ilustraciónburguesa. Contiene 72.000
artículos de más de 140 colaboradores, entre ellos Voltaire, Rousseau, Condillac, el barón
de Holbach o Turgot, por citar algunos.
Se la considera una de las más grandes obras del siglo XVIII, no solo por ser la primera
enciclopedia francesa, sino también por contener la síntesis de los principales
conocimientos de la época, en un esfuerzo editorial considerable para su tiempo.
Por el saber que contiene, el esfuerzo que representa y por las intenciones que sus
autores le asignaron, se convirtió en un símbolo del proyecto de la Ilustración, un arma
política y en el objeto de numerosos enfrentamientos entre los editores, los redactores y
los representantes de los poderes secular y eclesiástico.
La enciclopedia o diccionario razonado de las ciencias, artes y oficios, constituyó una obra
central donde se plasmaron las ideas de los filósofos ilustrados.
Relación con el Diseño: ¿Por qué decimos que la Revolución Industrial es importante para el
Diseño? La producción en serie de diferentes productos: maquinaria, textiles, objetos de uso
cotidiano, etc, reveló una muy baja calidad en ellos. Es entonces, que aparece un grupo de
artistas y artesanos que proponen una revalorización del trabajo de buena calidad, tanto en lo
estético como en la materialización del mismo. Surge el movimiento conocido como Arts &
Crafts (Artes y Oficios) que dio nuevo valor a la artesanía y al artesano, materializando la
unidad de la forma, función y decoración. Asimismo, la necesidad de ubicar en el mercado la
mayor cantidad de productos que salía de las fábricas, hizo que surgiera una nueva actividad
relacionada: una publicidad incipiente que se traduce en los primeros carteles y en la
publicación de hojas o volantes, antecedente de los diarios y revistas. Estos factores aunados,
fueron el origen del diseño como disciplina, tal como se lo conoce ahora. El desarrollo de la
litografía, fotografía y de las diferentes ramas de la ciencia y la tecnología, llevaron con el
tiempo a la necesidad de que “alguien” (el futuro diseñador), se encargara de estas
actividades. Eso llevó, más adelante, a la creación de las carreras de Diseño, insertas en la
educación formal en escuelas y universidades.

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