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A) Sólo I
B) Sólo II
C) Sólo I y II
D) Sólo I y III
E) I, II y III
“Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso
está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.”
Ernesto Sábato, El Túnel.
2.- ¿Qué tipo de narrador predomina en el fragmento anterior?
A) Protagonista.
B) Impersonal.
C) Omnisciente.
D) Testigo.
E) Objetivo.
A) Informal.
B) Indirecto.
C) Directo.
D) Indirecto libre.
E) Directo Libre
I. narrador testigo.
II. estilo directo.
III. narrador omnisciente.
IV. estilo indirecto.
A) Sólo I y II.
B) Sólo III y IV.
C) Sólo II y III
D) Sólo I y IV.
E) Ninguno es correcto.
A) Directo
B) Indirecto
C) Denotativo
D) Informativo.
E) Ninguna de las anteriores.
Jonathan se preguntaba qué aspecto tendría aquel nuevo planeta. Se llamaba Anderson 2 y era el último
planeta conquistado por seres humanos. Estos habían establecido su nuevo territorio en una pequeña
zona del planeta, donde cultivaban plantas terrestres. Isaac Asimov
1. ¿Qué tipo de narrador es posible visualizar en el fragmento anterior?
A) Personaje
B) Protagonista
C) Omnisciente
D) Testigo
E) A y B son correctas
A) Sólo I
B) Sólo II
C) Sólo I y II
D) Solo I y III
E) I, II y II
Las dos escritoras chilenas más leídas publican sus últimas novelas en septiembre
La autora de La Casa de los Espíritus entrega el tercer tomo de su trilogía para jóvenes,
titulado El Bosque de los Pigmeos. La narradora de Lo que Está en mi Corazón, en
tanto, publica Hasta Siempre Mujercitas.
Diario La Tercera.
A) Sólo I.
B) Sólo II.
C) Sólo III.
D) Sólo I y II.
E) I, II y III.
Texto 1.
“Cierta vez, en la ciudad de Bichar vivió un bondadoso príncipe a quien todos sus súbditos amaban y
honraban.
Pero había un hombre excesivamente pobre, que estaba amargado contra el príncipe y no paraba de
utilizar su lengua pestilente para denigrarlo. El príncipe lo sabía, pero era paciente. Finalmente, empero,
lo reconsideró, y una noche de invierno llegó a la puerta del hombre un servidor del príncipe, llevando
un saco de harina de trigo, un paquete de jabón y un poco de azúcar.
El hombre se regocijó, pues pensó que los regalos eran un homenaje del príncipe. Y en su orgullo fue en
busca del obispo y le contó lo que había hecho el príncipe, diciendo:
- ¿No veis como el príncipe desea mi amistad?
Pero el obispo respondió:
-¡Oh, que sabio es el príncipe, y que poco lo comprendes! El habla con símbolos. La harina es para tu
estómago vacío; el jabón, para tu sucio pellejo, y el azúcar para endulzar tu lengua amarga.
A partir de ese día, el hombre se avergonzó incluso de sí mismo. Su odio hacia el príncipe se hizo mayor
que nunca, y odió más aún al obispo que le había revelado al príncipe.
Pero, de ahí en adelante, permaneció en silencio.”
3. el