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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTIN - TARAPOTO

ESCUELA ACADÉMICA DE INGENIERÍA

AGROINDUSTRIAL

LA ÉTICA DE LOS FILÓSOFOS MATERIALISTAS

Autores: Cachique Panduro, Thelmo


Delgado Cubas, Rony
Gonzales Aguirre, Jhonar
Guerra Shupingahua, Jack Manaces
Isminio Vela, Juan Luis
Vela Trinidad, Arturo

Asignatura: Ética y deontología profesional

Docente: Lic. Ramos Flores, Iván Emeterio

Ciclo: VI (2018-II)

TARAPOTO – PERU

2018
DEDICATORIA

Dedicamos esta investigación a nuestros

padres, por estar con nosotros, por

enseñarnos a crecer, por apoyarnos y

guiarnos, en esta etapa tan importante de

nuestras vidas

Jhonar, Jack y Rony

2
AGRADECIMIENTOS

Expresamos nuestras gratitudes a la

biblioteca general de la Universidad Nacional

de San Martin - Tarapoto por brindarnos los

libros para la investigación y también por

darnos un espacio para nuestro estudio y

desarrollo de la investigación.

Arturo, Juan Luis y Thelmo

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ÍNDICE

DEDICATORIA ........................................................................................................................ 2

AGRADECIMIENTOS ............................................................................................................. 3

ÍNDICE ...................................................................................................................................... 4

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 5

CAPITULO 1. EL IDEALISMO Y EL MATERIALISMO ..................................................... 6

1.1. El idealismo. ................................................................................................................ 6

1.1.1. Variantes del Idealismo........................................................................................ 7

1.2. El materialismo. .......................................................................................................... 8

1.2.1. Clases de materialismo. ....................................................................................... 9

1.3. Diferencias entre Materialismo. .................................................................................. 9

CAPITULO 2. FILOSOFOS MATERIALISTAS ................................................................... 10

2.1. Materialismo de la Grecia Antigua. .......................................................................... 10

2.2. Materialismo en la Edad Media. ............................................................................... 12

2.3. Materialismo de la época del Renacimiento. ........................................................... 13

2.4. Materialismo metafísico (mecanicista). ss. XVII y XVIII. ....................................... 15

2.4.1. La filosofía de Bacon ......................................................................................... 16

2.4.2. La filosofía de Hobbes ....................................................................................... 17

2.4.3. La filosofía de Locke ......................................................................................... 17

2.5. Materialismo dialéctico. ............................................................................................ 19

2.5.1. Oposición al idealismo y al mecanicismo. ......................................................... 19

2.5.2. Las formas de conciencia ................................................................................... 21

2.5.3. Las leyes de la dialéctica.................................................................................... 22

2.6. Materialismo en la actualidad. .................................................................................. 26

CAPITULO 3. INFLUENCIA DE MARX EN LA SOCIEDAD............................................ 27

CONCLUSIONES ................................................................................................................... 29

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS..................................................................................... 30

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INTRODUCCIÓN

El materialismo es una corriente de la filosofía que surge estricta y exclusivamente


como contrapartida de otra, denominada idealismo, para responder a aquella cuestión
fundamental de la filosofía sobre qué es primero: el pensamiento o lo material. Entonces y
como se desprende ya desde el nombre que se le atribuyó, el materialismo le da absoluta
preeminencia al mundo material, siendo que siempre lo material precederá al pensamiento.

El materialismo ha sido entendido frecuentemente como una forma enteramente


científica y racionalista de ver el mundo, particularmente por pensadores religiosos que se le
oponen y por marxistas. El materialismo como principio filosófico o científico típicamente
contrasta con el dualismo, la fenomenología, el idealismo y el vitalismo.

Este trabajo consta de 4 capitulos el cual el primer capítulo nos relata habla sobre el
relación y diferencias que hay en el idealismo y materialismo. El segundo capítulo nos relata
sobre los filósofos que compartieron o añadieron conocimiento sobre esta corriente. Por ultimo
con esto se espera que el trabajo nos de una idea de materialismo de lo importante y repercutivo
que ha llegado a ser para los seres humanos en el aspecto social.

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CAPITULO 1. EL IDEALISMO Y EL MATERIALISMO

Existe una diferencia entre idealismo y materialismo, dos sistemas filosóficos que se han
entrecruzado a lo largo de la historia. Por eso, estas filosofías fueron representadas por Platón,
quién hizo la postulación de la existencia de las ideas y Demócrates que afirmó la existencia
única de la materia, reduciendo así todo lo demás a ésta. Por ello, estas filosofías han pasado
por la Edad Antigua, Edad Media y la Edad Moderna.

1.1. El idealismo.

Fue utilizado para caracterizar la filosofía de Platón, la cual establecía que la realidad
consiste en ideas. Por consiguiente, es una manera de idealizar la realidad, afirmando
que esta idea viene desde la mente del hombre o bien de seres sobrenaturales. Como
resultado, Fichte decía que el idealismo ve que la realidad deriva de las ideas, el espíritu
y la conciencia. Además, en la actualidad ha avanzado el idealismo al mismo ritmo del
avance de las ciencias y las tecnologías.

El idealismo apela a una idea básica de relación entre la mente y el cosmos. Se basa en
la idea de que nosotros los humanos somos capaces de elaborar concepciones de la
naturaleza y el ser de Dios, mediante la mera reflexión. De acuerdo con esta concepción,
el mundo y la mente humana existen con independencia, uno de otra. En contraposición
al empirismo y sus derivados (el positivismo y el realismo, por ejemplo), para descubrir
las características fundamentales del mundo no sería necesario examinarlo, sino que
bastaría con la reflexión, privilegiando así, las ideas sobre la experiencia como fuente
de conocimiento.

De acuerdo con M. Bunge, el idealismo es la familia de teorías filosóficas que afirman


la primacía de las ideas o incluso su existencia independiente. Un sinónimo es el
inmaterialismo. El materialismo rechaza el idealismo. El idealismo no es precisamente
antagónico al realismo pues hay filosofías idealistas (idealismo objetivo) que postulan
una existencia de objetos abstractos independientes del observador.

El idealismo supone que los objetos no pueden tener existencia sin que haya una mente
que esté consciente de ellos. Para poder conocer las cosas, se debe tomar en cuenta la
conciencia, las ideas, el sujeto y el pensamiento.

Sus representantes fueron:

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-Platón

-Renato Descartes

-Godofredo Leibniz

-Jhoann Fichte

-Georg Freidich

-Inmanuel Kant

El Idealismo se divide en clases según sus posturas:

–Absoluto: afirmaba que para que el sujeto pensante, conozca su objeto debe existir una
identidad de ser y pensamiento.

–Subjetivo: reduce al sujeto todas las cosas.

–Objetivo: debe resolver el problema de la existencia del mundo.

–Trascendental: establece que el conocimiento exige que hayan dos elementos, el sujeto
y su propio sujeto.

En el conflicto que existe entre Idea-materia, se puede decir que:

-En la Epistemología se encuentra explicación al ser de las ideas y al ser de la


combinación esencial de la materia.

-El conflicto que existe entre idea-materia se libra en el campo de la epistemología..

1.1.1. Variantes del Idealismo.

Idealismo objetivo

El idealismo objetivo dice que las ideas existen por sí mismas y que solo
podemos aprenderlas o descubrirlas mediante la experiencia. Para el idealista
objetivo los demás son ideas sin cuerpo material. Algunos representantes del
idealismo objetivo son Leibniz, Hegel, Bernard Bolzano, Dilthey.

Idealismo subjetivo

El idealismo subjetivo sostiene que las ideas solo existen en la mente del sujeto:
que no existe un mundo externo autónomo. Para el idealista subjetivo los demás
son ideas que solo existen en su propia mente. Representantes del idealismo

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subjetivo son: Descartes, Berkeley, Kant, Fichte, Mach, Cassirer y
Collingwood.

La principal característica del idealismo subjetivo es que todo gira alrededor del
sujeto cognoscente (ser pensante que realiza el acto del conocimiento). Y
existen, a su vez, dos variantes. La versión radical sostiene que el sujeto
construye el mundo: no existen cosas por sí mismas sino que solo existen cosas
para nosotros (constructivismo ontológico). Según esta concepción, la
naturaleza no tiene existencia independiente. En cambio, la versión moderada
«afirma que las cosas son del color del cristal con que se miran».

La ciencia y la tecnología no interfieren en el idealismo, pues ambas dependen


sobre todo de la percepción del mundo exterior para modificarlo conforme al
conocimiento. Donde la percepción en sí, no es ninguna temática contraria al
idealismo.

El simple aserto de que las ideas son importantes no lo califica de idealista. Casi
todos los materialistas y realistas admiten la existencia e importancia de las
ideas, solamente niegan su autoexistencia.

1.2. El materialismo.

Según Es una corriente o escuela filosófica que afirma que todo es materia y que los
seres vivos se hallan sujetos a las mismas leyes físicas y químicas que gobiernan los
átomos. Por consiguiente, se le dio el nombre de materialismo, ya que, reconoce
solamente las sustancias materiales y que niegan a la espiritualidad e ideas.

Seguidamente, Fichte decía que, el materialismo ve que las ideas, conciencia y espíritu
derivan de la materia, no existe o se reduce simplemente a la materia. Por tanto, esta
corriente se opone al idealismo; esto lo sustentan al postular que la materia es lo primero
y que la conciencia y el pensamiento son consecuencias de ésta. Por eso, el mundo
material es la prioridad en la corriente materialista.

Algunos de sus representantes son: Karl Marx, Frederick Angels, Ludwing Fenerboach.

Finalmente, en la actualidad el materialismo tiene protagonismo relevante y aceptación


en diferentes campos de la ciencia y el saber.

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1.2.1. Clases de materialismo.

Existen 5 clases de materialismo:

–Dialéctico: Su modo de estudiar y concebir fenómenos es dialéctico.

–Histórico: Investiga la sociedad del ser humano.

–Filosófico: Niega el espiritualismo.

–Científico: Busca la relación entre un fenómeno mental y un proceso físico.

–Metafísico: Es la teoría de que no hay substancia de la materia.

pública.

1.3. Diferencias entre Materialismo.

de oportunidades. Una vez mostradas las definiciones correspondientes, presentamos


este cuadro donde se observa la diferencia entre idealismo y materialismo:

IDEALISMO MATERIALISMO
NO SE PUEDE MEDIR, TOCAR O ES TODO LO QUE OCUPA UN LUGAR
PALPAR. FÍSICAMENTE.

ES ABSTRACTO. ES CONCRETO
SE REFIERE AL ALMA, ÁNGELES Y SE REFIERE NETAMENTE AL SE
DIOS. HUMANO.
PARA LA TEORÍA LO PRIMERO ES LA LO PRIMERO PARA LA TEORÍA ES LA
IDEA O ESPÍRITU. MATERIA.

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CAPITULO 2. FILOSOFOS MATERIALISTAS

La oposición entre el enfoque materialista y el enfoque idealista es una de las polémicas


filosóficas más antiguas y persistentes. En el siglo XVII el término “materialismo” se solía usar
principalmente en el sentido de representaciones físicas acerca de la materia. En ese sentido las
ciencias naturales modernas tienen un enfoque completamente materialista.

Desde comienzos del siglo XIX, por influencia del materialismo histórico, el término pasa a
usarse también en contexto de las ciencias sociales. En ese sentido el materialismo se refiere a
varios marcos teóricos que buscan las causas de los procesos históricos y el cambio cultural en
causas materiales. Para este materialismo de tipo histórico las causas últimas de los fenómenos
sociales están determinadas por factores materiales y rechaza explícitamente las explicaciones
en las que intervienen factores sobrenaturales, tomando como un hecho la irrelevancia
científica de Dios, de espíritus y de una supuesta inteligencia del mundo en el devenir histórico.
De acuerdo con el materialismo, las causas últimas deben buscarse en factores medibles o
aprehendibles empíricamente.

2.1. Materialismo de la Grecia Antigua.

Implica Desde el siglo VI a. C. la filosofía se desarrolla con mayor ímpetu en la Grecia


Antigua y post moderna. Allí la corriente materialista surge en controversia con la
religión principalmente en los filósofos representantes de la llamada escuela de Mileto;
Tales de Mileto (ca. 624-547 a. C.), Anaximandro (ca. 610-546 a. C.) y Anaxímenes
(ca. 585-525 a. C.).

Tales de Mileto Según la doctrina de Tales, el agua es el principio de todas las cosas;
todo procede del agua y todo se convierte en agua.

Anaximandro tomó como sustancia primaria de todo lo existente el apeiron, principio


indeterminado que engendra las cosas y los fenómenos mediante el movimiento y la
segregación de contrarios tales como «lo húmedo y lo seco», «lo frío y lo cálido» «lo
dulce y lo salado». Según esta doctrina todo se encuentra en constante rotación, una
cosa surge del apeiron y otra desaparece y se decompone transformándose en apeiron,
lo cual siguiendo un curso materialista hace uno de los primeros intentos de representar
el mundo dialécticamente, en movimiento.

Anaxímenes tomó como sustancia primordial el aire, cuyo movimiento condiciona el


surgimiento y la desaparición de las cosas.

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Heráclito de Éfeso en 530-470 a. C. es otro filósofo griego que hizo grandes aportes a
la doctrina materialista el cual tomó como sustancia primaria el fuego. Sostenía la
existencia en la eternidad del mundo, independientemente de cualesquiera de las fuerzas
sobrenaturales, como un fuego eternamente vivo, que con orden regular se enciende y
con orden regular se apaga. Subrayaba la idea del movimiento y cambio constante del
mundo, de la contradicción como fuente de movimiento, de la posibilidad de
transformación recíproca de los contrapuestos. Expresó ideas sobre los principios
dialécticos, que reflejan de una u otra manera el estado verdadero de las cosas, aunque
no sostenidas por conocimientos científicos.

Demócrito de Abdera en 460-370 a. C. nos dice que el desarrollo más profundo de la


corriente materialista en la Grecia Antigua se ve en la doctrina de, que promovió la
teoría atomista de la estructura de la materia. Según esta teoría, el principio cardinal del
mundo es la existencia del vacío y los átomos que se mueven en el vacío, encontrándose
y formando diferentes cuerpos e incluso el alma del hombre, la cual muere al perecer el
organismo.

Aristóteles (384-322 a. C.) Finalmente dentro de la corriente materialista aunque un


tanto más inconsecuente encontramos al filósofo griego el cual sostenía que todas las
cosas tenían en su base una materia prima, que se caracterizaba por la falta de
determinación, de forma, es decir, no eran sino una posibilidad de existencia. Esta
posibilidad se convierte en cosa verdadera sensible sólo cuando la materia se une con
una u otra forma que le da su determinación. Esta concepción, si bien es materialista en
su esencia, tiene graves insuficiencias porque separa la materia primaria del
movimiento, que es introducido por la forma desde fuera, además de que su transición
de un estado indeterminado a determinado toma su origen a fin de cuentas de los dioses
y otras divinidades, que vienen a ser el primer propulsor.

Esta concepción, a la par con los elementos de la dialéctica y las tendencias


materialistas, contiene también rasgos metafísicos y tendencias idealistas.

Después de Aristóteles se observa una decadencia condicionada por la crisis general


que vive el Estado Griego, perfilándose una transición del materialismo al idealismo y
al misticismo.

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2.2. Materialismo en la Edad Media.

En la Edad Media domina la religión en todas las esferas de la vida espiritual de la


sociedad. La filosofía se convierte en ese periodo en sirvienta de la teología, justificando
y argumentando los dogmas religiosos y demostrando su veracidad e inmutabilidad. En
dicho periodo se presta especial atención al problema de la correlación de las ideas
generales y de las cosas del mundo sensible y la pugna entre el materialismo y el
idealismo se centra en resolver la cuestión de la correlación de lo singular y lo general,
de las ideas generales y las cosas particulares.

En ese sentido, los materialistas afirman que lo universal no puede existir en la realidad
y tanto menos antes de lo singular. En la realidad existen solo las cosas singulares y lo
general es solo denominación que no refleja nada y por eso no existe en la realidad. A
esta corriente materialista se le denominó nominalismo.

Al mismo tiempo en los siglos III y IV en China perdió rápidamente el papel la ideología
confuciana, propagándose el misticismo religioso de la secta taoísta y penetró cada vez
más el budismo en la India.

Los pensadores materialistas de aquella época intervinieron contra ese misticismo e


idealismo.

Fan Zhen (siglo V a VI) propagaba la idea de que no existe el mundo del más allá y que
el alma del hombre es una forma de existencia del cuerpo y desaparece al morir el
hombre.

Los confucianos de los siglos VII a IX adelantaron algunas proposiciones materialistas


pero más tarde renunciar, culminando con una doctrina idealista neoconfucionista.

El principal defensor de la orientación materialista dentro del neoconfucianismo fue


Zhang Zai (1020-1077) que refutó las representaciones idealistas del que el cielo y la
tierra son un conjunto de aprehensiones subjetivas; promovió la idea de que el mundo
de las cosas, que existe realmente, descansa en la substancia materia, que adopta
diversas formas. La primigenia de ellas es el espacio infinito lleno de partículas
invisibles diseminadas que cuando se condensan forman una masa nebulosa llamada
"magna armonía", compuesta por partículas pasivas y activas, de las que surgen todas
las cosas. Zhang Zai también hace referencia a los cambios y al desarrollo de las cosas
entregando importantes vislumbres dialécticos, pero de los cuales elaboraba

12
conclusiones metafísicas. Señalaba que todas las cosas se hallan condicionadas
recíprocamente y en interconexión; el proceso de desarrollo de los fenómenos toma dos
formas -graduales y repentinas-; que todo proceso acontece en la contienda de fuerzas
contrapuestas: el principio activo y el principio pasivo; pero concluía que el resultado
final de la lucha entre esas fuerzas opuestas es su conciliación.

Hacia los siglos XVII y XVIII los postulados materialistas cobran mayor desarrollo y
fundamentación más profunda en filósofos como Wang Chuanghan (1619-1692) y Dai
Zhen (1723-1777) que fundamentan y desarrollan las ideas materialistas acerca de la
naturaleza y las leyes del desarrollo pero que en cuestiones sociales no avanzan más
allá que sus precursores.

En la India por su parte en dicho periodo adquieren la mayor influencia los sistemas
ortodoxos nyaya, vaisesika, sankhya, yoga, mimansa y vedanta y los heterodoxos
charvaca-lokayatamanta, jainismo y budismo, integrado este por cuatro escuelas:
vaibhasika, sautrantika, madhyamika y yogacara. De ellos solo mantuvieron una
tendencia materialista coherente los charvakas, en los demás coexistían elementos
materialistas e idealistas o eran idealista consecuentes.

En ese periodo y partiendo de la filosofía griega antigua y del pensamiento filosófico


en oriente, surge y alcanza un alto nivel la filosofía arabográfica.

De los siglos X a XIII estuvo representada por las corrientes: peripatetismo


(aristotelismo) oriental, la doctrina de los Hermanos de la Pureza, el sufismo y la
filosofía musulmana ortodoxa

2.3. Materialismo de la época del Renacimiento.

Italia fue el primer país en el que comenzaron a desarrollarse las relaciones capitalistas.
Desde el punto de vista económico, la región más desarrollada era el norte, con sus
repúblicas marítimas comerciales de Venecia y Génova, y la industrial de Florencia. En
el centro de la atención de los pensadores avanzados de la época quedó la persona
humana. Los ideólogos de la burguesía ascensional que necesitaba la libertad de
desplazamiento, la libre empresa y la libertad de comercio, soñaban con liberar al
hombre del despotismo feudal.

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Esta nueva dirección de la cultura fue denominada «humanismo» (del latín humanus,
‘humano’). La vieja sentencia de «soy hombre y nada humano me es ajeno» se convirtió
en la divisa de los humanistas. La particularidad del pensamiento filosófico del
Renacimiento es su carácter antiescolástico. Debe tenerse en cuenta que la escolástica,
tanto por el lado de la Iglesia como del Estado, fue durante toda la Edad Media la
filosofía oficial y se impartió en la mayoría de las universidades. A diferencia de la
escolástica, la filosofía de los humanistas dejó de ser sirvienta de la teología. En
oposición a la escolástica y a la teología de la Edad Media comenzó a desarrollarse en
Italia la filosofía materialista.

Dos filósofos italianos

Bernardino Telesio (1509-1588) dio un importante paso en el desarrollo de la filosofía


de Italia. Fundó una academia filosófica en la que por oposición al aristotelismo
medieval se propagaba el estudio empírico de la naturaleza. Su principal obra se titula
De la naturaleza de las cosas conforme a sus propios principios. En lo fundamental era
materialista y sostenía que existe objetivamente la materia eterna e inmutable,
homogénea, increada e indestructible. Pero, al mismo tiempo, se inclinaba hacia la idea
de que todas las fuerzas de la naturaleza están animadas. Como fuente del movimiento
de la materia, Telesio señalaba la oposición del calor y del frío.

El gran pensador italiano Giordano Bruno (1548-1600) sacó conclusiones


profundamente materialistas y ateas de la teoría heliocéntrica de Copérnico. Nació en
Nola (cerca de Nápoles). A los quince años entró en la orden de los dominicos. Gracias
a su esfuerzo tenaz e independiente se convirtió en uno de los hombres más cultos de
su tiempo.

Por sus ideas avanzadas fue acusado de herejía y excomulgado. Viose obligado a huir
de Italia y, durante largos años, tuvo que vagar por Suiza, Francia, Inglaterra y
Alemania, difundiendo en todas partes su concepción materialista del universo.

En 1592 regresó a Italia, donde fue capturado por la Inquisición y arrojado a la cárcel.
Pese a las torturas que sufrió, no se retractó de sus convicciones, siendo condenado a
muerte. «Tenéis más miedo al pronunciar mi sentencia que yo al escucharla», dijo
Bruno dirigiéndose a sus verdugos. Finalmente, el 17 de febrero de 1600 fue quemado
vivo en la Plaza de las Flores (en Roma).

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Sus obras principales son: La cena de las cenizas (1584), De la causa, principio y uno
(1584), Del infinito, del universo y los mundos (1584), Del triple mínimo y de la medida
(1591), De lo inmenso y de los innumerables (1591), De la mónada, del número y de la
figura (1591). En su libro titulado La expulsión de la bestia triunfante (1584)
desenmascara al papado y a la religión católica. Su obra El misterio de Pegaso, con el
anexo del asno de Killen (1586), constituye una brillante y cáustica sátira contra los
escolásticos y teólogos medievales.

Según el pensamiento de Giordano Bruno:

La naturaleza es infinita;

El Sol no es el centro del universo sino tan solo el centro de nuestro sistema planetario;

No sólo el Sol tiene planetas sino también las otras estrellas;

Todo el universo es homogéneo; es decir, tiene las mismas sustancias de la Tierra;

Todos los otros planetas también están poblados;

La materia es madre y alumbradora de todas las cosas y capaz de producir infinitamente


nuevas y nuevas formas;

El hombre es parte inseparable de la naturaleza, es el microcosmos que refleja el


macrocosmos;

Admite los grados del conocimiento que había establecido Nicolás de Cusa: los
sentidos, el entendimiento y la razón. Aunque le otorga la prioridad a la razón;

El entender el universo como infinitud conduce al filósofo italiano a la «dialéctica de la


coincidencia de los opuestos», tanto en lo infinitamente grande como en lo
infinitamente pequeño.

2.4. Materialismo metafísico (mecanicista). ss. XVII y XVIII.

La cuestión (Galileo Galilei, Francis Bacon, Thomas Hobbes, Pierre Gassendi, John
Locke, Baruch Spinoza).

Con el surgimiento de las relaciones capitalistas de producción, se fomenta la


producción, se despliega la industria y el comercio, lo cual requiere el conocimiento
concreto de las leyes del mundo circundante y aparece la necesidad de estudiar e indagar
la naturaleza. Esto le da un impulso a la filosofía la cual se proclama como ciencia
15
llamada a averiguar las verdades que ayudan en la vida práctica y orientan la creación
de valores materiales, se declaran falsos los postulados de la filosofía medieval y a su
método por la inducción a errores y se ofrecen nuevos medios de investigación y
métodos para conocer la verdad.

Uno de los principales filósofos de esta corriente fue Francis Bacon (1561-1626), quien
criticó duramente la filosofía idealista, empezando por la Antigüedad y llegando hasta
el Medioevo, por haberse convertido en sirviente de la teología y haber llegado a
fundamentar sus tesis con dogmas religiosos, por su carácter especulativo, la vacuidad
y la inconsistencia de sus postulados. Bacon consideraba la experiencia como
fundamento del proceso de conocimiento si se libraba al hombre y a su conciencia de
todo tipo de prejuicios. Defendía el mundo material infinito y eterno siendo una de sus
propiedades fundamentales el movimiento, que Bacon reducía a unas cuantas formas.

Al método de Bacon le son inherentes asimismo la metafísica y el mecanicismo, pues


entendía que los objetos eran una combinación mecánica de ciertas cualidades
permanentes y que podían ser entendidos mediante la unificación mecánica de los datos
sobre sus diversos aspectos. Pese a sus insuficiencias, la doctrina de Bacon fue un
considerable paso adelante en el desarrollo del pensamiento filosófico y marcó la
aparición de una nueva forma de materialismo filosófico, el materialismo metafísico.

La doctrina materialista continuó desarrollándose por filósofos como Thomas Hobbes


(1588-1679), quien entendía que la naturaleza representa una totalidad de cuerpos que
poseen dos propiedades principales: extensión y figura, y reducía la variedad de
movimiento al movimiento mecánico, entendiendo como movimiento la traslación de
los cuerpos en el espacio. Estableció como único método científico del saber el
matemático, sostenido en las operaciones de sumar y restar.

Muchos años más tarde, tenemos a Pierre Gassendi, representante de la tradición


materialista, quien se oponía a los intentos de René Descartes para basar las ciencias
naturales en fundaciones dualistas.

2.4.1. La filosofía de Bacon

Bacon llamó a esta manera de abordar el verdadero saber “la experiencia con
interpretación racional”. Para lograr hacer un verdadero cambio de mentalidad,
propuso una nueva lógica experimental que debe tener la tendencia “a dominar

16
la naturaleza mediante el obrar.” “El fin de nuestra ciencia- decía- es encontrar
no argumentos, sino artes…, no razones, probables, sino proyecto de obras.”

Ahora bien, si queremos aplicar estos principios baconianos a nuestra realidad


social, política y económica, nos encontraremos con una serie de obstáculos que
nos impedirán tanto el avance como el progreso de la ciencia. A estos
obstáculos, que son el producto de estos atrasos, Bacon los llamó “ídolos”,
precisamente porque impiden el avance del progreso entre los pueblos. La
metodología que él propone para sembrar la semilla del saber es primeramente
destruir esos ídolos para posteriormente comenzar a sembrar el conocimiento.

2.4.2. La filosofía de Hobbes

Pese al hecho de que Hobbes fue uno de los filósofos relevantes del siglo XVII,
habiéndose relacionado con Bacon, Gassendi, Descartes (a quien realiza serias
objecciones a sus Meditaciones) y habiendo conocido personalmente a Galileo,
es decir, a los más significativos filósofos que procuran el paso del pensamiento
a la modernidad, no goza entre nosotros de gran consideración su filosofía, lo
que no es de extrañar, si tenemos en cuenta que nos hallamos ante un pensador
materialista hasta la médula, muy lejos de las concesiones metafísicas de
Descartes, y resuelto a aplicar al análisis del ser humano y de la sociedad los
mismos presupuestos que al estudio de la Naturaleza. No ha ocurrido así con su
pensamiento político, más conocido entre nosotros, del que ofrecemos un
resumen a continuación.

La filosofía política de T. Hobbes

En el análisis de la vida social y política Hobbes partirá de la consideración de


que la sociedad está compuesta por una multiplicidad de seres individuales
conducidos por sus pasiones, intentando explicar como se produce la transición
de este individualismo atomista a la construcción de un cuerpo social artificial,
o estado, de carácter absolutista. Tradicionalmente se ha considerado la obra
política de Hobbes como la fundamentación teórica de la absolutismo.

2.4.3. La filosofía de Locke

Pese al predominio de la filosofía escolástica, de raíz aristotélica, en Oxford, en


la época en la que Locke cursó allí sus estudios, las influencias más marcadas

17
que podemos encontrar en su pensamiento le ligan más a la reacción anti-
aristotélica de los filósofos renacentistas y a la filosofía "empirista" de Francis
Bacon, que a sus propios maestros. Hay que tener en cuenta, además, la
influencia de Descartes y, aún en mayor medida, la de Gassendi; pero también
el carácter antidogmático y "experimental" de la física y la química nacientes,
(Locke entabló relaciones amistosas con R. Boyle y su círculo de amistades),
así como de la medicina (con T. Sydenham). Por lo que respecta a su
pensamiento político, Locke es considerado el principal teórico del liberalismo
moderno, teoría política que se identifica con los intereses político-económicos
de la burguesía, en expansión, de la época, en cuya lucha contra el absolutismo
monárquico participó activamente.

La filosofía de Locke se expone en un lenguaje sencillo, alejado de los


tecnicismos de la escolástica, aunque no exento de dificultades, dado el distinto
significado que atribuye, en distintos pasajes, a términos y expresiones
fundamentales en su pensamiento. La filosofía de Locke es considerada
"empirista" en el sentido en que Locke afirma que la experiencia es la fuente y
el límite de nuestros conocimientos. No se trata sólo de reconocer el valor de la
experiencia en el conocimiento, cosa que ya habían tenido en cuenta otros
filósofos, sino de considerar la experiencia como legitimadora y limitadora del
mismo, afirmación que sólo podrá surgir del análisis detallado del conocimiento
humano. En este sentido, es el primer filósofo que considera que el análisis del
conocimiento es la primera actividad necesaria del filósofo, a fin de determinar
bajo qué condiciones es posible decir algo verdadero, superando así los
discursos "dialécticos" de los escolásticos, que podrían reducirse a un mero
juego de palabras sin sentido alguno. Esta tarea la emprenderá en su obra
"Ensayo sobre el entendimiento humano" donde quedarán fijadas las posiciones
fundamentales de su filosofía empirista.

En el "Ensayo" Locke se propone determinar qué tipo de conocimientos están


al alcance de nuestro entendimiento y cuáles no, analizando también el origen y
certeza de los mismos. El "Ensayo" está dividido en cuatro libros. En el primero,
("No existen principios ni ideas innatas"), negará la existencia de ideas innatas,
dejando sólo abierta la posibilidad de que las ideas procedan de la experiencia.
En el segundo, ("Sobre las ideas"), estudia el origen y naturaleza de nuestras

18
ideas, estableciendo su relación con la experiencia. En el tercero, ("De las
palabras"), analiza la relación entre pensamiento y lenguaje, a partir de la crítica
de la idea de "sustancia". En el cuarto, ("Acerca del conocimiento y la
probabilidad"), estudia los tipos de conocimiento y fija los límites y las
diferencias entre conocimiento y opinión.

2.5. Materialismo dialéctico.

El materialismo dialéctico, cuya presentación como tal se debe más a la actividad de


Engels que a la del propio Marx, ha sido considerado tradicionalmente como la toma
de posición filosófica de Marx y Engels frente al idealismo hegeliano, es decir, como
el resultado de su crítica del idealismo y, como tal, se ha presentado por la mayoría de
los estudiosos del marxismo como el marco de referencia conceptual desde el que
desarrolla el materialismo histórico, que sería la expresión propiamente científica de su
pensamiento. La exposición del materialismo dialéctico se encuentra
fundamentalmente en las obras de Engels: "Anti-Dühring", (con contribuciones de
Marx, publicado en 1878), y "Sobre la dialéctica de la naturaleza", (escrito entre 1873
y 1886), obra, esta última, también conocida por Marx, cuyos contenidos nunca rechazó
y que, dada la estrecha colaboración entre ambos hasta su muerte, se suele considerar
también como expresión del pensamiento propio de Marx.

2.5.1. Oposición al idealismo y al mecanicismo.

El materialismo dialéctico se opone al idealismo, en el sentido en que considera


que no existe más realidad fundamental que la materia; pero la materia no es
una realidad inerte, sino dinámica, que contiene en sí la capacidad de su propio
movimiento, como resultado de la lucha de los elementos contrarios, (siendo la
contradicción la esencia de la realidad, al igual que para Hegel), que se expresa
en el movimiento dialéctico. Así, el movimiento hegeliano de la idea a la cosa
y a su reconciliación, queda invertido, según la famosa frase de Marx, pasando
a convertirse en un movimiento que va de la cosa a la idea y a su futura
reconciliación. Todo el bagaje conceptual de la dialéctica hegeliana es
conservado por el materialismo dialéctico, pero orientado ahora en la dirección
opuesta.

El materialismo dialéctico no se opone sólo al idealismo hegeliano, sino a toda


concepción mecanicista y atomista de la naturaleza, es decir, no finalista. "La

19
comprensión del total error por inversión del anterior idealismo alemán llevó
necesariamente al materialismo, pero, cosa digna de observarse, no al
materialismo meramente metafísico y exclusivamente mecanicista del siglo
XVIII" (Engels, Anti-Dühring). Se opone, pues, a la concepción que había
predominado en la ciencia en el siglo XVIII y que lo seguiría haciendo en los
siglos XIX y XX. Es propia del idealismo hegeliano la afirmación de un final
feliz de la historia, de una reconciliación de la realidad consigo misma en el
Espíritu Absoluto, como resultado mismo del movimiento dialéctico, una
finalidad que no desaparecerá del materialismo dialéctico, al conservar, como
lo hace, la dialéctica hegeliana para explicar el movimiento en la naturaleza.

Y así hemos vuelto a la concepción del mundo que tenían los grandes fundadores
de la filosofía griega, a la concepción de que toda la naturaleza, desde sus
partículas más ínfimas hasta sus cuerpos más gigantescos, desde los granos de
arena hasta los soles, desde los protistas hasta el hombre, se halla en un estado
perenne de nacimiento y muerte, en flujo constante, sujeto a incesantes cambios
y movimientos. (F. Engels, Dialéctica de la naturaleza. Introducción)

Las propiedades que el materialismo dialéctico atribuye a la materia derivan de


su concepción de la misma como única realidad objetiva, que es captada
mediante los sentidos, permitiendo así su conocimiento. Del análisis de la
materia se desprende que es infinita en duración, extensión, profundidad y
movimiento. Que la materia es infinita en duración quiere decir que es eterna,
increada e indestructible, por lo que el tiempo será concebido como una forma
de existencia de la materia, constituyendo la eternidad y la temporalidad dos
contrarios dialécticos de la materia. Que es infinita en extensión supone afirmar
la infinitud del espacio. La afirmación de que es infinita en profundidad se
refiere a la inagotable variedad de formas materiales, que se encuentran
sometidas a un cambio perpetuo, es decir, a un movimiento infinito: movimiento
y materia son inseparables.

Pero el movimiento de la materia no es únicamente tosco movimiento mecánico,


mero cambio de lugar; es calor y luz, tensión eléctrica y magnética, combinación
química y disociación, vida y, finalmente, conciencia. (F.Engels, Dialéctica de
la naturaleza. Introducción )

20
2.5.2. Las formas de conciencia

En cuanto a la conciencia, se distinguen cuatro formas o tipos de conciencia: la


conciencia de sí, por la que accedemos al conocimiento de nuestro propio ser;
la conciencia psicológica, por la que conocemos nuestra propia identidad y la
diferenciamos de la de los demás y de las otras cosas; la conciencia de clase, por
la que accedemos al conocimiento de los intereses del grupo social al que
pertenecemos; y la conciencia social, que se forma en las sociedades humanas
como una especie de trasfondo ideológico, por el que asumimos creencias y
costumbres al margen de toda consideración crítica.

La relación de la materia con la conciencia no dejará de plantear problemas, al


ser concebida la conciencia como el resultado de las fuerzas materiales, que la
determinan, no quedando, según la formulación tradicional del problema,
espacio para la acción de una conciencia libre, de una conciencia que se
autodetermina. La conciencia es necesariamente un producto, una
manifestación, de la materia, inseparable de ella. Como tal, representa la
capacidad que tiene el ser humano de comprender, pero también de amar y de
decidir libremente (voluntad). Pero ¿cuál puede ser el papel de la voluntad en
una conciencia que deriva de una materia que existe independientemente del ser
humano y de su propia conciencia?

Hegel ha sido el primero en exponer rectamente la relación entre libertad y


necesidad. Para él, la libertad es la comprensión de la necesidad. "La necesidad
es ciega sólo en la medida en que no está sometida al concepto." La libertad no
consiste en una soñada independencia respecto de las leyes naturales, sino en el
reconocimiento de esas leyes y en la posibilidad, así dada, de hacerlas obrar
según un plan para determinados fines. Esto vale tanto respecto de las leyes de
la naturaleza externa cuanto respecto de aquellas que regulan el ser somático y
espiritual del hombre mismo: dos clases de leyes que podemos separar a lo sumo
en la representación, no en la realidad. La libertad de la voluntad no significa,
pues, más que la capacidad de poder decidir con conocimiento de causa.

Cuanto más libre es el juicio de un ser humano respecto de un determinado punto


problemático, con tanta mayor necesidad estará determinado el contenido de ese
juicio; mientras que la inseguridad debida a la ignorancia y que elige con

21
aparente arbitrio entre posibilidades de decisión diversas y contradictorias
prueba con ello su propia ilibertad, su situación de dominada por el objeto al que
precisamente tendría que dominar. La libertad consiste, pues, en el dominio
sobre nosotros mismos y sobre la naturaleza exterior, basado en el conocimiento
de las necesidades naturales; por eso es necesariamente un producto de la
evolución histórica. (F.Engels, Anti-Dühring, XI, Moral y derecho. Libertad y
necesidad )

2.5.3. Las leyes de la dialéctica

El materialismo dialéctico nos propone, pues, una interpretación de la realidad


concebida como un proceso material en el que se suceden una variedad infinita
de fenómenos, a partir de otros anteriormente existentes. Esta sucesión, no
obstante, no se produce al azar o arbitrariamente, ni se encamina hacia la nada
o el absurdo: todo el proceso está regulado por leyes que determinan su
evolución desde las formas más simples a las más complejas, y que afectan a
toda la realidad, natural y humana (histórica).

Este es el ciclo eterno en que se mueve la materia, un ciclo que únicamente


cierra su trayectoria en períodos para los que nuestro año terrestre no puede
servir de unidad de medida, un ciclo en el cual el tiempo de máximo desarrollo,
el tiempo de la vida orgánica y, más aún, el tiempo de vida de los seres
conscientes de sí mismos y de la naturaleza, es tan parcamente medido como el
espacio en que la vida y la autoconciencia existen; un ciclo en el que cada forma
finita de existencia de la materia -lo mismo si es un sol que una nebulosa, un
individuo animal o una especie de animales, la combinación o la disociación
química- es igualmente pasajera y en el que no hay nada eterno do no ser la
materia en eterno movimiento y transformación y las leyes según las cuales se
mueve y se transforma. (F.Engels, Dialéctica de la naturaleza. Introducción )

Las leyes según las cuales la materia se mueve y se transforma son leyes
dialécticas. Al igual que ocurre con la dialéctica hegeliana, que es
simultáneamente un método y la expresión misma del dinamismo de la realidad,
la dialéctica de Marx y Engels encerrará ese doble significado. No se puede
convertir, sin embargo, la dialéctica en un proceso mecánico, en el que se
suceden los tres momentos del movimiento (tesis, antítesis y síntesis), como se

22
hace a menudo con Hegel, en un esquema mecánico sin contenido alguno. "La
dialéctica no es más que la ciencia de las leyes generales del movimiento y la
evolución de la naturaleza, la sociedad humana y el pensamiento", dice Engels
en el Anti-Dühring.

La dialéctica nos ofrece, pues, leyes generales, no la particularidad de cada


proceso. Que son leyes generales quiere decir que son el fundamento de toda
explicación de la realidad, pero también que afectan a toda la realidad
(naturaleza, sociedad, pensamiento) y que son objetivas, independientes de la
naturaleza humana. Marx y Engels enunciarán las siguientes tres leyes de la
dialéctica:

Ley de la unidad y lucha de contrarios.

Pero todo cambia completamente en cuanto consideramos las cosas en su


movimiento, su transformación, su vida, y en sus recíprocas interacciones.
Entonces tropezamos inmediatamente con contradicciones. El mismo
movimiento es una contradicción; ya el simple movimiento mecánico local no
puede realizarse sino porque un cuerpo, en uno y el mismo momento del tiempo,
se encuentra en un lugar y en otro, está y no está en un mismo lugar. Y la
continua posición y simultánea solución de esta contradicción es precisamente
el movimiento.

Si ya el simple movimiento mecánico local contiene en sí una contradicción,


aún más puede ello afirmarse de las formas superiores del movimiento de la
materia, y muy especialmente de la vida orgánica y su evolución. Hemos visto
antes que la vida consiste precisamente ante todo en que un ser es en cada
momento el mismo y otro diverso. La vida, por tanto, es también una
contradicción presente en las cosas y los hechos mismos, una contradicción que
se pone y resuelve constantemente; y en cuanto cesa la contradicción, cesa
también la vida y se produce la muerte. También vimos que tampoco en el
terreno del pensamiento podemos evitar las contradicciones, y que, por ejemplo,
la contradicción entre la capacidad de conocimiento humana, internamente
ilimitada, y su existencia real en hombres externamente limitados y de
conocimiento limitado, se resuelve en la sucesión, infinita prácticamente al

23
menos para nosotros, de las generaciones, en el progreso indefinido. (Engels,
Anti-Dühring, XII. Dialéctica. cantidad y cualidad.)

Siguiendo los pasos de Heráclito y Hegel, Marx y Engels consideran que la


realidad es esencialmente contradictoria. Todos los fenómenos que ocurren en
la Naturaleza son el resultado de la lucha de elementos contrarios, que se hallan
unidos en el mismo ser o fenómeno, siendo la causa de todo movimiento y
cambio en la Naturaleza, en la sociedad y en el pensamiento. Con esta ley se
explica, pues, el origen del movimiento.

Entre los argumentos que se aportan para justificar esta explicación predominan
los procedentes de las ciencias (Física, Ciencias naturales, Matemáticas,
Economía), pero también de la Historia y de la filosofía. Entre las parejas de
contrarios puestas como ejemplos podemos citar: atracción y repulsión,
movimiento y reposo, propiedades corpusculares y ondulatorias, herencia y
adaptación, excitación e inhibición, lucha de clases, materia y forma, cantidad y
cualidad, sustancia y accidentes.

Ley de transición de la cantidad a la cualidad.

Hemos visto ya antes, a propósito del esquematismo universal, que con esta
línea nodal hegeliana de relaciones dimensionales en la que, en un determinado
punto de alteraciones cuantitativas, se produce repentinamente un cambio
cualitativo, el señor Dühring ha tenido la pequeña desgracia de que en un
momento de debilidad la ha reconocido y aplicado él mismo. Dimos allí uno de
los ejemplos más conocidos, el de la transformación de los estados de
agregación del agua, que a presión normal y hacia los 0º C pasa del fluido al
sólido, y hacia los 100º C pasa del líquido al gaseoso, es decir, que en esos dos
puntos de flexión la alteración meramente cuantitativa de la temperatura
produce un estado cualitativamente alterado del agua.

Habríamos podido aducir en apoyo de esa ley cientos más de hechos tomados
de la naturaleza y de la sociedad humana. Así por ejemplo, toda la cuarta sección
de El Capital de Marx -producción de la plusvalía relativa en el terreno de la
cooperación, división del trabajo y manufactura, maquinaria y gran industria-
trata de innumerables casos en los cuales la alteración cuantitativa modifica la
cualidad de las cosas de que se trata, con lo que, por usar la expresión tan odiosa

24
para el señor Dühring, la cantidad se muta en cualidad, y a la inversa. Así, por
ejemplo, el hecho de que la cooperación de muchos, la fusión de muchas fuerzas
en una fuerza total, engendra, para decirlo con las palabras de Marx, una "nueva
potencia de fuerza" esencialmente diversa de la suma de sus fuerzas
individuales. (F.Engels, Anti-Dühring , XI, Moral y derecho. Libertad y
necesidad.)

Hablamos de cambio cualitativo cuando una cosa se transforma en otra que es


esencialmente distinta. ¿Por qué unas cosas se transforman en otras que tienen
propiedades diferentes a las de las cosas de las que proceden? Según la ley de
transición de la cantidad a la cualidad, el aumento o disminución de la cantidad
de materia influye en la transformación de una cosa en otra distinta. La
acumulación o disminución de la materia es progresiva, mientras que el cambio
de cualidad supone una modificación radical de la cosa, una revolución. Con
esta ley se explica el desarrollo de los seres y los fenómenos naturales, sociales,
etc.

Todos los objetos de la Naturaleza poseen características mensurables, por lo


que su esencia, su cualidad, es inseparable de los aspectos cuantitativos. Cuando
una cosa pasa de poseer una cualidad a poseer otra hablamos de "salto
cualitativo". Como todo movimiento es el resultado de la lucha de elementos
contrarios, el salto cualitativo supone la resolución de una contradicción, que da
lugar a una nueva realidad, que representa un avance en el desarrollo de la
Naturaleza. El salto cualitativo no supone el mero cambio de una cualidad por
otra, sino por otra que supera, de alguna manera, a la anterior.

Ley de negación de la negación.

En la dialéctica, negar no significa simplemente decir no, o declarar inexistente


una cosa, o destruirla de cualquier modo. Ya Spinoza dice: omnis determinatio
est negatio, toda determinación o delimitación es negación. Además, la
naturaleza de la negación dialéctica está determinada por la naturaleza general,
primero, y especial, después, del proceso. No sólo tengo que negar, sino que
tengo que superar luego la negación.

Tengo, pues, que establecer la primera negación de tal modo que la segunda siga
siendo o se haga posible. ¿Cómo? Según la naturaleza especial de cada caso

25
particular. Si muelo un grano de cebada o aplasto un insecto, he realizado
ciertamente el primer acto, pero he hecho imposible el segundo. Toda especie
de cosas tiene su modo propio de ser negada de tal modo que se produzca de esa
negación su desarrollo, y así también ocurre con cada tipo de representaciones
y conceptos. (F.Engels, Anti-Dühring , XIII. Dialéctica. Negación de la
negación.)

La ley de negación de la negación completa la anterior, explicando el modo en


que se resuelve la contradicción, dando paso a una realidad nueva que contiene
los aspectos positivos de lo negado. El primer momento del movimiento
dialéctico, el de la afirmación, supone la mera existencia de una realidad; el
segundo momento, el de la negación, supone la acción del elemento contrario
que, en oposición con el primer momento, lo niega. El tercer momento, negando
al segundo, que era ya, a su vez, la negación del primero, se presenta como el
momento de la reconciliación, de la síntesis, recogiendo lo positivo de los dos
momentos anteriores.

Una vez alcanzado este estadio del movimiento nos encontramos ante una nueva
realidad que entrará de nuevo en otro ciclo de transformación dialéctica, dando
lugar, así, al desarrollo progresivo de la Naturaleza, de la sociedad humana y del
pensamiento. Un desarrollo que se dirige hacia formas más completas, más
perfectas, más integradoras, de la realidad.

2.6. Materialismo en la actualidad.

El materialismo es una corriente de la filosofía que surge estricta y exclusivamente


como contrapartida de otra, denominada idealismo, para responder a aquella cuestión
fundamental de la filosofía sobre qué es primero: el pensamiento o lo material. Entonces
y como se desprende ya desde el nombre que se le atribuyó, el materialismo le da
absoluta preeminencia al mundo material, siendo que siempre lo material precederá al
pensamiento.

Exactificación del materialismo

Mario Bunge sostiene que el materialismo moderno debe ser "lógico y científico"
considerando como inadecuadas las definiciones más difundidas del concepto de
materia ofrecidas en el pasado. La "nueva ontología" se caracterizaría por

26
simultáneamente ser exacta, sistemática, científica, materialista, dinamista,
emergentista y evolucionista cuya denominación más adecuada sería la de materialismo
científico.

CAPITULO 3. INFLUENCIA DE MARX EN LA SOCIEDAD

La primera década del siglo XX fue un periodo de aumento de la influencia del pensamiento
de Marx, tanto es así que Leszek Kołakowski denomina con acierto esta época “la edad de
oro”. Fue realmente la edad de oro del pensamiento marxista en el sentido de la importancia de
la gente que escribió siguiendo a Marx, pero no en términos de influencia global. El
pensamiento de Marx no se introdujo en el mundo anglosajón (la primera traducción de Das
Kapital -que todavía, extrañamente, se refiere por su título en alemán- fue en 1887, es decir
veinte años después de su publicación original). Y en Europa del Sur, incluida Francia, fue
eclipsado por anarquistas y “socialistas pequeñoburgueses”.

Aquí es donde las cosas tendrían que haber terminado si no se hubiera producido la Gran
Guerra. Creo que la influencia de Marx habría desaparecido cuando los socialdemócratas
alemanes se movieron hacia el reformismo y el “revisionismo”. Su imagen quizá habría
permanecido junto a los maîtres à penser de la socialdemocracia alemana pero no habría
conservado una buena parte de su influencia, ni en la política ni (probablemente) en las ciencias
sociales.

Pero entonces se produjo la Revolución de Octubre (el segundo evento). Esto transformó
totalmente la escena. No solo porque se la atribuyó la gloria, exclusivamente por parte de los
científicos sociales, de ser el responsable ideológico único de un cambio tan crucial en un país
grande y en la historia global, sino porque el socialismo, gracias a su atractivo mundial,
“catapultó” la fama y el pensamiento de Marx. Sus ideas, sean buenas o pobres, se hicieron
inevitables en buena parte de Europa, entre intelectuales, activistas, líderes sindicales y
trabajadores comunes. Las escuelas sindicales estudiaban sus escritos; los líderes políticos,
debido al giro dogmático que habían tomado los partidos comunistas, planearon sus estrategias
y las explicaron a partir de referencias de los, hasta hace poco, desconocidos textos históricos
de Marx.

27
Entonces, mientras el Comintern abandonaba su eurocentrismo y se involucraba en batallas
antiimperialistas en el Tercer Mundo, la influencia de Marx se expandió hacia áreas que nadie
podría haber predecido. Se convirtió en el ideólogo de nuevos movimientos de revolución
social y liberación nacional en Asia, África y América Latina. Marx les influyó,
independientemente de si los líderes políticos fueron fieles a sus preceptos o los abandonaron
(como hizo Mao al colocar al campesinado en vez de a los trabajadores en el rol de la clase
revolucionaria), y es esta referencia a él la que explicaba sus políticas.

Gracias a Trotsky y Stalin en Rusia, los republicanos de izquierdas en España, el Frente Popular
en Francia, Mao en China, Hồ Chí Minh en Vietnam, Tito en Yugoslavia, Castro en Cuba,
Agostinho Neto en Angola, Nkrumah en Ghana, Mandela en Suráfrica, Marx se convirtió en
un influencer global. Nunca antes un científico social había tenido una influencia global así.
¿Quién podía imaginar que dos alemanes barbudos del siglo XIX podrían adornar la Puerta de
la Paz Celestial en Pekín?

Y no solo tenía influencia global, sino que su influencia trascendía clase y profesiones. He
mencionado ya los líderes revolucionarios, los políticos y sindicalistas. Pero su influencia se
extendió a la academia, a los institutos; influyó tanto a aquellos que se opusieron a él como a
quienes lo alabaron. Esa influencia iba desde el marxismo elemental que se enseñaba a los
estudiantes de institutos hasta los sofisticados tratados filosóficos de “marxismo analítico” en
economía. La publicación de los manuscritos de Marx de 1844-46 descubrió a un joven y
desconocido Marx que movió la discusión a un plano superior: había ahora una batalla
filosófica entre el Marx joven y el clásico.

Nada de eso hubiera ocurrido sin la Revolución de Octubre y el giro decisivo desde el
eurocentrismo al Tercer Mundo, que transformó a Marx en una personalidad global, no solo un
pensador alemán y europeo.

Cuando los crímenes del comunismo comenzaron a conocerse, y se le atribuyeron cada vez
más a Marx, y los regímenes comunistas, junto a sus ideólogos más ignorantes, balbuceaban
frases predecibles, el pensamiento de Marx sufrió un eclipse. La caída de los regímenes
comunistas dejó a Marx en su punto más bajo.

Pero entonces -el tercer evento- el capitalismo globalizado que muestra todas las características
que Marx elocuentemente describió en Das Kapital, y la crisis financiera global, recuperaron
su pensamiento. Ahora está asegurado en el panteón de los filósofos globales, sus obras
existentes están publicadas, sus libros están disponibles en todos los idiomas del mundo, y su

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estatus, aunque está aún sujeto a los caprichos del tiempo, es seguro, al menos en el sentido de
que ya no podrá caer nunca más en la oscuridad y el olvido.

De hecho, su influencia está indisolublemente unida al capitalismo. Mientras exista el


capitalismo, leeremos a Marx como su analista más astuto. Si el capitalismo deja de existir, lo
leeremos como su mejor crítico. Así que, tanto si creemos que en los próximos doscientos años
el capitalismo seguirá existiendo como si no, podemos estar seguros de que Marx sobrevivirá.

CONCLUSIONES

A pesar de la falta de conocimiento de épocas anteriores y de la alta ignorancias y


curiosidad del ser humano teníamos una especie de corriente materialista el cual fue
opacada por el idealismo de la época por mucho tiempo hasta la llegada de bacon y la
presencia de mas tecnología.

El Materialismo a lo largo del tiempo tiene en común c la negación del espiritualismo


y/o idealismo.

El modo de entender lo que sea la materia determina diferentes maneras de percibir y


organizar la realidad, muchas veces antagónicas e irreductibles entre sí, con sus
consecuencias ideológicas en el terreno filosófico, científico, teológico y doctrinal en
general. Se ofrecen aquí textos y enlaces que permiten estudiar, de forma empírico-
cronológica y también histórico-dialéctica, la evolución del concepto y la construcción
de la idea de materia, la confusa sucesión de doctrinas dichas materialistas y el propio
rótulo pretendidamente englobador de materialismo.

Por último el Materialismo fue de gran impacto para el ser humano sobre todo por el
marxismo, ya que abre un monton de corrientes sociales, políticas, etc; tales como el
comunismo, el neosocialismo,etc.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. BUNGE, M. (2002). Crisis y reconstrucción de la filosofía, Gedisa. Barcelona.

2. LÓPEZ, M. (2009). Las implicaciones materialistas de la teoría de Darwin, Medicina


y Humanidades, Madrid.

3. PÉREZ, D., LÓPEZ, M. (2002). Sobre el libre albedrío. Dos únicas opciones: dualismo
o materialismo, El Catoblepas, Madrid.

4. SITIO WEB: WEBDIANOIA disponible en: https://www.webdianoia.com/

5. SITIO WEB: WIKIPEDIA disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Materialismo

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