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Las siete artes liberales, según una ilustración del siglo XII. La filosofía medieval es la filosofía de Europa y Oriente Medio durante lo que hoy se
llama el Medioevo o la Edad Media, que se extiende aproximadamente desde la caída del Imperio Romano hasta el Renacimiento.53 La filosofía
medieval se caracteriza principalmente por intentar conciliar las doctrinas cristianas (pero también judías e islámicas) con la filosofía heredada
de la antigüedad clásica.56 Algunas de estas doctrinas fueron especialmente difíciles (como la encarnación y la trinidad), pero el esfuerzo por
resolverlas fue el motor de gran parte de la filosofía medieval, y llevó a desarrollar conceptos, teorías y distinciones que heredaría toda la
filosofía posterior. Aunque la influencia de la filosofía pagana fue crucial para la filosofía medieval, la gran mayoría de los textos de autores clave
como Platón, Aristóteles y Plotino fueron inaccesibles a los estudiosos medievales.56 Los medievales tuvieron acceso al pensamiento de estos y
otros autores principalmente a través del trabajo de autores patricios como Tertuliano, Ambrosio y Boecio, y de autores paganos como Cicerón y
Séneca.56 En los siglos XII y XIII, sin embargo, una gran cantidad de trabajos de Aristóteles reingresaron a Europa desde el mundo islámico,
influenciando enormemente a la filosofía.56 Este importante hecho permite dividir a la filosofía medieval en dos períodos: el período antes de el
reingreso de Aristóteles, y el período durante y después de su reingreso. El primer período fue marcadamente platónico, con un estilo
generalmente ameno y asistemático, y sin una distinción clara entre teología y filosofía.56 Algunos de los autores más importantes fueron
Agustín de Hipona, Boecio, Juan Escoto Erígena, Anselmo de Canterbury y Pedro Abelardo. El segundo período fue más aristotélico.56 Asistió a la
creación de las universidades, a una mayor profesionalización y sistematización de la filosofía, a nuevas traducciones y a nuevas formas de
enseñanza.56 La escolástica fue el movimiento teológico y filosófico dominante, y entre los autores clave estuvieron Ramon Llull, Tomás de
Aquino, Juan Duns Scoto, Guillermo de Ockham y Buenaventura de Fidanza. Algunos de los temas centrales a lo largo de la filosofía medieval
fueron: la relación entre la fe y la razón, la existencia y unidad de Dios, la cuestión de la compatibilidad entre atributos divinos; el problema del
mal; el problema de la compatibilidad de la omnisciencia divina con el libre albedrío; el problema de los universales y la causalidad. El
pensamiento del Aquinate partía de la superioridad de las verdades de la fe, sin embargo, ello no le impidió presentar a la filosofía como un
modo de conocimiento plenamente autónomo capaz de, por un lado, concordar armonicamente con la teología y, por el otro, de tratar de forma
independientemente los mas diversos aspectos de la realidad. Se puede analizar su pensamiento de acuerdo a dos etapas:Primera (1245–
1259). En este período predominan las influencias Platónicas (Avicena y Alberto Magno) y las neoplatónicas (Agustín de Hipona y el Pseudo
Dionisio).Entre las obras más importantes de esta etapa podemos destacar: los comentarios a las obras de Pedro Lombardo, Boecio (Sobre la
Trinidad), el opúsculo titulado De ente et essentia y el libro primero de la Suma contra Gentiles. La función de esta obra era servir de apoyo a los
predicadores que tenían que discutir con judíos y musulmanes, valiéndose de argumentos racionales y filosóficos sin tener que basarse sólo en
la fe.Segunda (1259–1273). Sin cambiar su pensamiento precedente, domina en el filósofo el pensamiento aristotélico, logrando una síntesis
entre platonismo y aristotelismo. Así comenta ampliamente la Ética a Nicómaco. En este momento la universidad de París atraviesa un momento
de gran inestabilidad que se manifiesta en la pugna entre franciscanos, de orientación agustiniana, y los dominicos, con fuertes influencias
aristotélicas. Tomás de Aquino realiza en esta etapa toda una síntesis de los problemas filosóficos más discutidos (fe–razón, creación, política).
Entre sus obras podemos destacar: finaliza la Suma contra los gentiles, cuestiones disputadas sobre el mal, sobre el alma, opúsculos contra los
averroístas, como De aeternitate mundi y el De unitate intellectus. La obra más importante de Tomás de Aquino es la Summa Theologica (1265–
1272), en la que logra una sistematización entre teología y filosofía. Influencias recibidas y repercusión posterior
La principal influencia recibida por Tomás de Aquino se encuentra en Aristóteles. De él toma la teoría hilemórfica, y sus aplicaciones en la
antropología y epistemología, como la idea de que el alma y el cuerpo forman una única sustancia o la diferenciación de seres en acto o en
potencia. La forma es lo que ordena y estructura la materia. Aplica la teoría del ser a Dios, diciendo que Dios es el ser total, causa de todo. Toma
influencias de su teoría del conocimiento que comienza con la experiencia sensible y se termina con la abstracción donde se llega al
conocimiento de lo universal. También toma influencias en sus planteamientos éticos, en la idea de felicidad como fin último, el cual constituye
el bien supremo; o las virtudes que se entienden como medio para llegar a ese fin. Toma influencias de la teología natural de Aristóteles. Todo
ello lo recibe gracias a su maestro, Alberto Magno. De Agustín de Hipona recibe dos de sus causas que explican la existencia de Dios, la que se
explica en la primera vía, la del movimiento ya que ante esto tiene que haber algo inmóvil; y la de la perfección. De Platón toma su idea de
«participación» para explicar la relación entre el ser y los seres, del mismo modo que Platón explicaba la relación de las ideas con las cosas.
Recibe influencias del pensamiento musulmán como de Avicena de quien toma la distinción de esencia y existencia y la vía de la contingencia, o
de Averroes, de quien asume al menos algunos aspectos suyos en cuanto al problema de los universales, parte de su teoría del conocimiento,
sobre el conocimiento divino de los seres particulares, sobre la inmaterialidad del primer motor, sobre Dios como acto puro y sobre el principio
de individuación. Su principal influencia procede de la religión, la idea de Dios como ser. La repercusión posterior ejercida por Tomás de Aquino
ha sido inmensa y se comprueba ya que su doctrina fue prácticamente el pensamiento oficial de la iglesia durante muchos siglos. Con respecto a
la ley natural, si bien no es una postura exclusiva de Tomás de Aquino, el concepto tiene un rol central en la postura oficial de la Iglesia. Aparece
en el Derecho internacional gracias a los aportes hechos por tomistas de la segunda escolástica.
Razón y fe San Agustín comienza la búsqueda de la verdad de una manera casi desesperada. Ya a los diecinueve años se pasó al
racionalismo y rechazó la fe en nombre de la razón. Sin embargo, poco a poco va descubriendo que la razón y la fe no se oponen,
sino que su relación es de colaboración. La fe es un modo de pensar asintiendo, si no existiese el pensamiento, no existiría la fe. Por
eso la inteligencia es la recompensa de la fe. La fe y la razón son dos campos que necesitan ser equilibrados y complementados.
Esta postura se sitúa entre el fideísmo y el racionalismo. A los racionalistas le responde: Crede ut intelligas ("cree para
comprender") y a los fideístas: Intellige ut credas ("comprende para creer"), pues es imposible creer sin razón. San Agustín quiere
comprender el contenido de la fe, demostrar la credibilidad de la fe y profundizar en sus enseñanzas. Filosofía Leyó y conoció de
memoria muchas obras de filósofos, entre ellas estaban las de Cicerón, Varrón, Séneca, Plotino y Porfirio. Sintió preferencia por
los neoplatónicos que ejercieron una gran influencia en él, pero a los que corrigió. Esta predilección se basó en considerarles los
filósofos clásicos más cercanos al cristianismo y por haber dado vida a una enseñanza común de la verdadera filosofía. Los principios
que componen y en los que se inspira la filosofía de San Agustín son la interioridad, participación e inmutabilidad. Con el primero
hace una invitación al sujeto para que se vuelva a sí mismo, pero no para pararse en el sujeto, sino para que se dé cuenta de que en
él hay algo más que lo trasciende. La mente humana está en relación con las realidades inteligibles e inmutables. Con este principio
demuestra la existencia de Dios, prueba la espiritualidad del alma y su inmortalidad y además da una explicación psicológica de la
Trinidad. El segundo principio podemos enunciarlo así: todo bien o es bien por su misma naturaleza y esencia, o es bien por
participación; en el primer caso es el Bien sumo, en el segundo caso es un bien limitado. Esta participación puede ser: la
participación del ser, de la verdad y del amor. En cuanto a la inmutabilidad, el ser verdadero, genuino y auténtico es sólo el ser
inmutable. No existe de alguna forma o en cierta medida, sino que es el Ser. Este principio vale para distinguir al ser por esencia del
La filosofía agustiniana se centra en dos temas esenciales: Dios y el hombre. Dios. Para llegar de la mente a Dios primero tenemos que
preguntar al mundo, después volverse hacia uno mismo y por último trascenderse. El mundo responde que él ha sido creado y el itinerario
continua; se procede a la ascensión interior, y el hombre se reconoce a sí mismo intuyéndose como ser existente, pensante y amante. Puede por
ello ascender a Dios por tres vías: la vía del ser, de la verdad y del amor. Se trata de trascenderse a uno mismo, de poner nuestros pasos "allí
donde la luz de la razón se enciende". Ahora bien, llegaremos a un Dios incomprensible, inefable. Este Dios es el ser sumo, la primera verdad y el
eterno amor. El hombre. Agustín explora su misterio, su naturaleza, su espiritualidad y su libertad. Es un grande profundum y una magna
quaestio El compuesto humano está formado por el cuerpo y el espíritu. A pesar de lo que se dice de él, superó el espiritualismo helénico. La
cárcel del alma no es el cuerpo humano, sino el cuerpo corruptible; el alma no puede ser sin él dichosa. Ésta fue creada de la nada. La tesis
fundamental que ayuda a entender el misterio del hombre es su creación a imagen de Dios, que es propia del hombre interior, de la mente. Pero
ha sido deformada por el pecado y será la gracia la encargada de restaurarla. El hombre sólo adhiriéndose al ser inmutable puede alcanzar su
felicidad. En este encuentro de Dios y el hombre, Agustín examina la delicada cuestión de la gracia y la libertad.
Agustín defendió la libertad contra los maniqueos y la existencia de una sola alma y una sola voluntad: era yo mismo quien quería, yo quien no
quería; yo era yo. Por último, también exploró el tema de las pasiones, reduciéndolas a la raíz común del amor. En las pasiones advierte tres
posibilidades: ausencia de pasiones, orden en las pasiones y desorden o concupiscencia, la cual le hace llegar a una guerra civil. Teología
Estos son los principios en que san Agustín se ha inspirado para hacer progresar la ciencia teológica: adhesión plena a la autoridad de la fe,
deseo ardiente de alcanzar la inteligencia de la fe, firme persuasión de la originalidad de la doctrina cristiana, sentido profundo del misterio,
subordinación constante de la teología a la caridad y atención a la precisión del lenguaje. Doctrina trinitaria Comienza con la profesión de fe,
expone las dificultades e interroga a las Escrituras para responder a aquellas. Estudia la unidad y propiedades de las tres personas divinas, las
procesiones y misiones, las operaciones hacia fuera de la Trinidad (que son comunes a las tres personas divinas), propone la doctrina de las
relaciones y recurriendo a la imagen de la Trinidad en el hombre, encaminando a éste al amor y a la contemplación de la Trinidad.Nos explica la
igualdad (misma naturaleza) y distinción (distintas relaciones) de las personas divinas y la simplicidad de Dios, por la cual las personas se
identifican con la naturaleza divina. También son suyas la teología del Espíritu Santo y la explicación psicológica de la Trinidad: El Espíritu Santo
procede del Padre y del Hijo, pero principalmente del Padre, pues el Padre, que es el principio de la deidad, concede al Hijo el expirar el Espíritu
Santo, éste procede como Amor y, por tanto, no es engendrado.La explicación psicológica de la Trinidad permite, ilustrar, a la vez, el misterio del
hombre, creado a imagen de Dios. Esta imagen sólo la encuentra en el hombre interior y la expresa con esta fórmula: memoria, inteligencia y
voluntad.