LAS ANTIGUAS
CULTURAS
MEXICANAS
WALTER
KRICKEBERG
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¥PREFACIO
Cuando Eduard Seler, uno de los pioneros alemanes que se dedicaron
a la arqueologia mexicana, murié en 1922, no era posible todavia escri-
bir una historia de las antiguas culturas mexicanas. Atin hoy esto cons-
tituye una osadia, pues la exploracién arqueoldgica del suelo de México
continua ininterrumpidamente con un éxito tal que cualquier intento
nuestro de presentar una imagen de conjunto de los conocimientos ob-
tenidos hasta la fecha presenta el peligro de verse incompleto al poco
tiempo por nuevos descubrimientos. Muchas regiones de México son,
ademds, enteramente desconocidas desde el punto de vista arqueoldgi-
co. Mi intento puede justificarse, quizd, por el hecho de que para el lego
interesado en la materia es casi imposible llegar a una apreciacién de
conjunto de Ia literatura técnica del ramo, diseminada en libres y re-
vistas de dificil acceso; de modo que el lector comtin se ve obligado
a recurrir a 1a literatura popular, la cual, hasta hace muy poco tiem-
po, seguia aferrada con singular tenacidad a los errores demostrados
como tales desde afios atrds y que en muchos casos incluso hacia a
los paises de las antiguas culturas americanas objeto de las mds fan-
tdsticas especulaciones. La norma que rige en Ia literatura que trata
de los antiguos pueblos europeos y orientales, es decir, la apreciacion
imparcial y critica del material, atin encuentra su excepcién cuando
se trata de la antigua América.
Las exposiciones de las altas culturas del Viejo Mundo empiezan, y
con razon, con los tiempos mds remotos para llegar a los mds recientes.
En la presente obra hemos recorrido este camino a Ia inversa, lo cual
se justifica al considerar, por una parte, que todo lector esta fami-
liarizado hasta cierto grado con estos pueblos en cuanto figuran en la
historia del descubrimiento de América, es decir, sobre todo con los
aztecas de México y con los incas del Perti. A esto se debe que nos re-
firamos tan a menudo en este libro a los acontecimientos de la Con-
quista, conocidos por la mayoria de los lectores desde sus afios de
escuela. Por otra parte, sdlo poseemos la suficiente documentacion es-
cerita para los tiltimos cien afios anteriores a Colén, en lo que a México
se refiere, para poder dar una descripcién mds o menos completa de lo
que fue esta cultura. La historia y 1a cultura de todo el tiempo ante-
rior a esta fecha —unos 1500 0 2000 afios, segtin cdlculos recientes—
s6lo pueden reconstruirse, salvo pocas excepciones, por medio de mo-
numentos y hallazgos arqueolégicos. Sucede lo mismo con respecto a
los demds pueblos de las antiguas culturas mexicanas. Aun en el caso
: eed mayas, cuyos monumentos y crénicas abarcan casi sin interrup-
una época de 1 200 afios, sdlo puede rellenarse este esquema cro-
con hechos y nombres historicos en lo que atafie a los tiltimos
los precolombinos.
La division de la historia de las antiguas culturas mexicanas en tres
: —la arcaica, 1a teocrdtica (“cldsica”) y 1a histérica—
encia del ar. go Pedro Armillas, aceptada hoy
de los investigadores mexicanos, y corresponde en lo
“ a cultura maya hecho por J. Eric S. Thompson.
lie la cultura olmeca al lado de la arcaica,
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