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UBA XXI - IPC – 2º Cuatrimestre de 2018

Lección Nº 11: La explicación científica

1. Modelos de explicación científica

La ciencia puede ser entendida, entre otras cosas, como un esfuerzo por
comprender el mundo que nos rodea y a nosotros mismos. Esta afirmación
puede ser discutida y más aún en el caso de las ciencias sociales. Sin embargo,
el concepto de explicación científica ocupa un lugar central dentro de los
problemas de la filosofía de la ciencia y existen varias respuestas alternativas
para el interrogante central acerca de en qué consiste una explicación
genuinamente científica. Se han ofrecido distintas respuestas a aquella pregunta
y suele conceptualizarse a cada una de esas respuestas como un modelo de
explicación diferente. En esta lección nos dedicaremos a examinar con detalle,
en primer lugar, el denominado modelo de cobertura legal; en la segunda parte
de la lección presentaremos un modelo de explicación alternativo: la explicación
por mecanismos de Jon Elster.
El término explicar tiene diversos usos correspondientes a diferentes
contextos discursivos. Sin embargo, existe cierto consenso acerca de que una
explicación científica es aquella que responde a la pregunta de ¿por qué? en
relación con algún fenómeno. Así por ejemplo: ¿por qué hirvió el agua al ser
calentada?, ¿por qué retrogradó Marte?, ¿por qué los cuerpos caen con igual
aceleración?, ¿por qué las jirafas tienen el cuello largo?, ¿por qué se
extinguieron los dinosaurios?, ¿por qué los hijos se parecen a su madre o a su
padre?, ¿por qué subió el precio de la carne?, ¿por qué se desató la Guerra de
la Triple Alianza?, ¿por qué la prohibición del incesto es tan recurrente en los
grupos humanos?, ¿por qué los seres humanos nos reunimos en sociedad?
Ofrecer una explicación es dar respuesta a tales interrogantes.
Ya en la antigüedad los filósofos griegos concibieron la ciencia como
proveedora de explicaciones, sin embargo, la conceptualización de la
explicación y de la predicción como objetivos privilegiados de la actividad
científica es característica de la denominada filosofía clásica de la ciencia
discutida en las dos lecciones anteriores.1 El objetivo de la ciencia, de acuerdo
con esta corriente, es la elaboración de teorías cuyos enunciados puedan

1
Tal como señalamos, esta corriente de pensamiento se extendió aproximadamente
desde 1920 hasta pasada la década de 1960, período durante el cual se mantuvieron
en auge las ideas del positivismo lógico junto con las del falsacionismo popperiano.

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emplearse para fines explicativos –es decir, para dar cuenta de los fenómenos
ocurridos en el mundo– y predictivos –para anticipar hechos futuros–.
De acuerdo con esta visión de la ciencia, estos objetivos eran alcanzables
mediante leyes, componentes fundamentales de las teorías científicas. Por esa
razón, esta propuesta acerca de la naturaleza y estructura de la explicación
científica se denomina modelo de cobertura legal. En la siguiente sección
delinearemos aspectos centrales de este modelo.

Ejercicio 1

Desde esta perspectiva, la ciencia procura ir más allá de la descripción de los


sucesos; lo que pretende es proveer una explicación de ellos. Obviamente
describir y explicar pueden ir de la mano. Así, por ejemplo, si quisiéramos
explicar por qué hirvió el agua, seguramente nos referiremos a la fuente de calor
a la que fue sometida, presuponiendo que todos conocemos cierta conexión
entre el aumento de temperatura del agua y su cambio de estado. O para
explicar el desencadenamiento de la Guerra de la Triple Alianza, seguramente
habremos de describir la situación social, política y económica de los países
involucrados, sus vínculos con otros países, entre otras cosas; y mostrar que
existe una relación entre tal configuración sociopolítica y un desenlace bajo la
forma de un enfrentamiento bélico. Ahora bien, más allá de las conexiones que
pueda haber entre descripción y explicación, parece posible distinguir las
explicaciones de las meras descripciones.

Dados los siguientes fragmentos, determine cuál ejemplifica una descripción y


cuál una explicación, y justifique su respuesta:.

a. Los pavos reales, pertenecientes a la familia de las Phaisanidae, son aves


grandes y muy coloridas (sobre todo azules y verdes) conocidas por su
iridiscente cola. Esta llamativa cola, que es el 60 por ciento del cuerpo del
animal, luce un ocelo (“ojo”) con variedades de azul, dorado, rojo y otras
tonalidades. Los pavos reales utilizan su cola en los rituales de apareamiento y
cortejo. Pueden abrirla en un espectacular abanico que se extiende desde la
parte dorsal del animal hasta tocar el suelo en cada lado.
http://nationalgeographic.es/animales/pajaros/pavo-real

b. En muchas especies, los machos desarrollan características sexuales


secundarias prominentes. Algunos ejemplos citados a menudo son la cola del
pavo real, los colores y patrones en las aves macho en general, las llamadas
acústicas de las ranas y los destellos de las luciérnagas. Muchos de estos
rasgos son un riesgo desde el punto de vista de la supervivencia. Cualquier
rasgo ostentoso, o un comportamiento ruidoso y llamativo, alertará a los

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depredadores además de a las parejas potenciales. Entonces, ¿cómo pudo la
selección natural favorecer estos caracteres?
La selección natural puede dividirse en muchos componentes, y la supervivencia
es solo uno de ellos. El atractivo sexual es un componente muy importante de la
selección, tanto que los biólogos utilizan el término selección sexual cuando
hablan sobre este subconjunto de la selección natural.
La selección sexual es la selección natural operando sobre los factores que
contribuyen al éxito de apareamiento de un organismo. Pueden evolucionar
caracteres que son un riesgo para la supervivencia cuando el atractivo sexual de
un carácter pesa más que el riesgo incurrido para la supervivencia. Un macho
que vive poco tiempo, pero produce mucha descendencia, tiene mucho más
éxito que uno que vive mucho y produce poca. Los genes del primero acabarán
dominando en el acervo genético de su especie.
C. Colby: Introducción a la biología evolutiva, trad. G. Rodríguez Alberich, en
http://the-geek.org/intro-biologia.html.

2. El modelo de cobertura legal

Uno de los modelos más importantes que ha sido propuesto para dar
cuenta de la explicación científica es el modelo de cobertura legal. Este modelo
fue propuesto, con variantes, por dos filósofos de la ciencia que ya hemos
presentado: Carl Hempel y Karl Popper. 2 La idea central de este modelo
consiste en que un hecho resulta explicado cuando se lo subsume bajo una
regularidad, es decir, cuando se muestra que puede considerárselo como caso
de una ley científica. En términos generales, una ley científica puede entenderse
como un enunciado general que describe una regularidad empíricamente
constatada que se pretende válida para todo tiempo y lugar.
En las lecciones anteriores, hemos discutido la posibilidad de ofrecer
apoyo a las hipótesis y teorías científicas, de ofrecer razones a favor de su
aceptación. Supongamos ahora que disponemos de tales teorías y leyes: ese
marco teórico –según el modelo de cobertura legal– puede utilizarse para dar
cuenta de los fenómenos, para volver inteligible o comprender aquello que
observamos; y más aún: puede utilizarse para predecir hechos futuros. Así
ocurría con los diferentes sistemas astronómicos presentados en la lección 6 y
con las hipótesis darwinianas tematizadas en la lección 7. Explicar un
fenómenos bajo la perspectiva del modelo de cobertura es mostrar que
responde a una ley general, que puede ser comprendido a la luz de aquella,

2
También John Hospers desarrolló ideas en esa línea, y Ernest Nagel contribuyó a la
precisión del modelo.

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pues no se trata de una ocurrencia aleatoria, sino de un caso de esa regularidad
formulada en un enunciado general.
De acuerdo con el modelo de cobertura legal, las explicaciones científicas
se estructuran en la forma de razonamientos 3 en los que el enunciado que
describe el fenómeno que se desea explicar (enunciado denominado
explanandum) ocupa el lugar de la conclusión, mientras que las premisas
(denominadas en conjunto explanans) están compuestas por al menos una ley.
En el explanans figuran las razones que se aducen para dar cuenta de por qué
se produjo el fenómeno enunciado en el explanandum. Podemos reconstruir la
estructura de las explicaciones con el siguiente esquema:
L1, L2, L3,…., Lm Leyes Explanans
.....................…
E Explanandum
Dos observaciones son pertinentes. En primer lugar, el enunciado que
figura como explanandum se acepta como verdadero. Es decir, ofrecemos
explicaciones de aquello que sabemos que ocurre o ha ocurrido. Si alguien
pidiera una explicación de por qué la Argentina salió campeón en el último
mundial, nuestra respuesta no consistiría en una explicación, sino que
dolorosamente aclararíamos que eso no fue el caso.4
En segundo lugar, hemos de advertir que aquello que se pretende
explicar puede ser de dos tipos diferentes: puede tratarse de un fenómeno
particular (que tiene o tuvo lugar en un momento y lugar determinado) o de una
regularidad o patrón. La explicación de regularidades es, en cierto sentido, más
sencilla, pues consiste en subsumir esa regularidad en otra más general. Así por
ejemplo, Hempel cita el caso en que quisiéramos explicar la ley de Galileo sobre
la caída de los cuerpos (la ley afirma que los cuerpos caen con igual aceleración
cerca de la superficie terrestre). Explicarlo conllevaría citar, entre otros
enunciados, leyes aún más generales y abarcantes, a saber: las leyes del
movimiento newtonianas y su ley de gravitación universal. Ahora bien, también
podríamos pretender explicar un suceso particular que tuvo lugar en un
momento determinado. Por ejemplo, podríamos pretender formular una
explicación de lo que ocurrió cuando usted dejó caer dos objetos tal como lo
sugería el ejercicio 2 de la lección 6. Cuando dejó caer esos objetos,
ambos impactaron en el piso al mismo tiempo (presumimos que esto ha sido así
dada la
3
Tal como los estudiados en las primeras lecciones de la materia.
4
Esta es una diferencia importante con los razonamientos estudiados en la primera
sesión. Allí construíamos argumentos aduciendo razones (las premisas) para establecer
la conclusión. La conclusión no era un enunciado previamente aceptado; por el
contrario, el argumento se ofrecía para motivar su aceptación. En las explicaciones, en
cambio, se parte de la aceptación de la verdad del explanandum.

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corta distancia que separaba su mano del piso). Podemos preguntarnos,
entonces, ¿por qué los dos objetos que dejó caer en ese momento y lugar
impactaron el piso al mismo tiempo? De acuerdo con este modelo, al ofrecer una
explicación deberemos remitir a leyes; en este caso seguramente se utilice la ley
de la caída de los cuerpos antes mencionada para explicar el fenómeno
incluyéndola en el explanans (ya no figurará en el explanandum como cuando se
intentaba explicarla). Pero además, será necesario ofrecer información que ya
no tiene el carácter de leyes, sino que se trata de información sobre las
circunstancias particulares en que se dio el fenómeno que tratamos de
comprender. Por ejemplo, se habrá de mencionar que usted sostenía ambos
objetos en su mano, que uno tenía mayor peso que el otro, que en un momento
determinado dio vuelta sus manos, etcétera. De modo que cuando lo que se
pretende explicar son fenómenos particulares, el explanans contendrá leyes –
pues sin ellas no sería una explicación de acuerdo con este modelo–; pero esas
leyes estarán acompañadas por enunciados que describen las condiciones
iniciales o antecedentes, que son aquellos factores específicos cuyo concurso
efectivo fue necesario para la ocurrencia del fenómeno en cuestión.
El modelo de cobertura legal determina la estructura común a toda
explicación de este tipo:
L1, L2, L3,…., Lm Leyes Explanans

C1, C2, C3,….., Cn Condiciones antecedentes


E Explanandum
La estructura de la explicación revela sus distintos componentes. El
explanans está compuesto por leyes (L1, L2, L3,…., Lm ): enunciados generales
que enuncian regularidades; e incluye además condiciones antecedentes (C1,
C2, C3,….., Cn): enunciados empíricos básicos que describen los factores sin los
cuales no habría sucedido el fenómeno a explicar. 5 Por último, figura el
explanandum, aquel enunciado que describe el fenómeno a explicar.
Consideremos el siguiente ejemplo propuesto por Hempel.6 Supongamos
que queremos explicar por qué el barro de la acera permaneció líquido (es decir,
no se congeló) durante la helada; podríamos responder que eso ocurrió debido a
que había sido rociado con sal. Esta explicación no menciona explícitamente
ninguna ley, pero la supone: el punto de congelación del agua desciende cuando

5
En sentido estricto, las incluye necesariamente cuando el fenómeno que se pretende
explicar y que se enuncia en el explanandum es un fenómeno particular; pero podría no
incluirlas si lo que se pretendiera explicar fuera una regularidad. Dado que nos
centraremos aquí en la explicación de fenómenos particulares, nuestras explicaciones
incluirán condiciones antecedentes.
6
Hempel, Carl: Filosofía de la ciencia Natural, Madrid, Alianza, 1995, p. 83.

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se disuelve sal en ella. Y es precisamente en virtud de esa ley que se vuelve
relevante la información sobre la sal rociada sobre la acera (y, por ejemplo, no
resulta relevante mencionar cuántos transeúntes pasaron por ella). Así,
podríamos reconstruir de modo un tanto simplificado la explicación de la
siguiente manera:
El punto de congelación del agua desciende cuando se disuelve sal en ella.

Explanans  
(ley)
El barro de la acera había sido rociado con sal (condición antecedente)
El barro de la acera permaneció líquido durante la helada Explanandum  

Las explicaciones por subsunción a leyes reconocen a su vez diferencias


atendiendo al tipo de leyes a las que se apela en el explanans. Cuando la ley
presente en el explanans es universal –es decir, es un enunciado que afirma
algo para todos los miembros de una clase sin excepción–, entonces la
explicación se clasifica como nomológico deductiva; mientras que se
denomina inductivo-estadísticas a las explicaciones que dan cuenta de un
fenómeno aduciendo al menos una ley estadística o probabilística. 7
Presentaremos ambos tipos en las siguientes secciones, pero antes nos
detendremos a pensar las siguientes cuestiones: ¿es toda explicación una
buena explicación?, ¿cómo reconocer una buena explicación?

Ejercicio 2

Determine la verdad o falsedad de las siguientes oraciones y justifique.


a. En las explicaciones, el explanandum expresa un hecho o suceso cuya
ocurrencia se desconoce.
b. El explanans siempre ha de contener leyes.
c. El explanans siempre ha de contener enunciados que describan
condiciones antecedentes.

Ejercicio 3

Construya una explicación del siguiente fenómeno utilizando, de entre los


enunciados que se ofrecen a continuación, los que considere necesarios: “En
España, durante los años sesenta del siglo XX, desaparecieron de circulación las
monedas de 100 pesetas”.
Identifique el explanandum, el explanans y cada uno de sus componentes.

7
Se suelen reconocer también explicaciones deductivo-estadísticas; sin embargo,
nuestra presentación no tratará sobre ellas.

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• El precio del oro aumentó en el mercado internacional durante los años
sesenta del siglo XX.
• El precio de la plata aumentó en el mercado internacional durante los años
sesenta del siglo XX.
• Las monedas de 100 pesetas acuñadas en España durante los años
sesenta del siglo XX eran de plata.
• Cuando el valor del metal en que se acuñó una moneda supera su valor
nominal (el valor escrito en la moneda, por ejemplo, el peso argentino), la
monedas deja de circular, desaparece del mercado.
• Existe una relación inversa entre el precio y la cantidad demandada de un
bien.

3. Requisitos para las explicaciones

Habíamos dejado planteada una pregunta: ¿es toda explicación una


buena explicación? Recordemos que nuestra reflexión se restringe al terreno
científico. Supongamos que queremos explicar –como en la lección 6– por qué
se produce la sucesión de días y noches, y que para hacerlo aducimos la
siguiente explicación: es porque todos los días y noches el gran dios Ra –el Sol–
navega en su barca celeste cíclicamente garantizando así la sucesión de los
días y las noches. Esta era una explicación aceptable para los antiguos pueblos
egipcios que habitaban las márgenes del Nilo; sin embargo, difícilmente sea una
explicación aceptable para un científico contemporáneo. Esta explicación no
satisface algunos criterios que –siguiendo a los promotores de este modelo–
podríamos imponer que han de satisfacer las explicaciones.
En primer lugar, los enunciados que se aducen en el explanans no
poseen contenido empírico; es decir, dado el criterio de demarcación entre
enunciados científicos y no científicos, un enunciado como Todos los días y
noches el gran dios Ra –el Sol– navega en su barca celeste cíclicamente
quedaría incluido en la segunda clase. Como vimos en la lección 9, no existe
acuerdo entre los representantes de la aproximación clásica de la filosofía de la
ciencia sobre cuál es el criterio de demarcación; sin embargo, este enunciado
quedaría excluido tanto si solicitáramos que los enunciados que componen las

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explicaciones sean empíricamente contrastables (Hempel)8 como si exigiéramos
que sean falsables (Popper).
Esa explicación adolece de otro defecto, y su identificación servirá para
formular un nuevo requisito que han de satisfacer las auténticas explicaciones
científicas según este modelo. Sabemos que una exigencia formulada dentro del
modelo de cobertura legal es que la explicación incluya leyes. ¿Incluye esta
explicación leyes? A primera vista podemos identificar un enunciado general
como Todos los días y noches el gran dios Ra –el Sol– navega en su barca
celeste cíclicamente; y se trata, aparentemente, de un enunciado universal. Pero
¿es una ley? Una respuesta acabada a esta pregunta nos compromete con la
elucidación del concepto de ley, pero esa es una tarea que no emprenderemos
aquí por cuestiones de tiempo y espacio. Basta señalar que la regularidad
expresada por el enunciado no se encuentra empíricamente constatada. La
exigencia de Hempel es aún más fuerte: de acuerdo con él, todos los
enunciados que componen el explanans deben ser verdaderos, incluidas desde
ya las leyes. Como podrá imaginar nuestra lectora, esta es una exigencia difícil
de satisfacer (ya hemos discutido sobre ello en las dos últimas lecciones).9 De
modo coherente con el falsacionismo propuesto y con su rechazo a la inducción,
Popper debilita la exigencia: las leyes deben ser aquellas que la comunidad
científica acepta por encontrarse suficientemente corroboradas (y como vimos,
esto sería imposible en este caso por tratarse de un enunciado que no es

8
En Filosofía de la ciencia natural, Hempel formula el requisito de contrastabilidad en
los siguientes términos: “Los enunciados que constituyen una explicación científica
deben ser susceptibles de contrastación empírica” (p. 79). En “La lógica de la
explicación” desarrolla más este punto; allí se exige: “El explanans debe tener contenido
empírico; es decir, que por lo menos en principio sea posible comprobarse mediante el
experimento o la observación” (en C. Hempel, La explicación científica, Barcelona,
Paidós, p.250, las itálicas son nuestras), señala que este punto es complejo y ofrece
una discusión más pormenorizada.
9
Desde ya que el mismo Hempel reconoce las dificultades inherentes a la exigencia de
verdad de los enunciados universales, en ediciones posteriores aclarará que este
requisito caracteriza a lo que él denomina una explicación verdadera. Sin embargo,
advierte, este requisito puede omitirse en el análisis de la estructura lógica de las
explicaciones y remite al concepto de explicación potencial para dar cuenta de los casos
en que este requisito no se satisfice. Así concluye: “La exigencia de que las leyes sean
verdaderas trae como consecuencia que jamás pudo conocerse definitivamente si un
enunciado empírico dado E es una ley; puesto que la oración que afirma la verdad de E
es lógicamente equivalente a E y, por lo tanto, capaz sólo de adquirir una probabilidad,
o grado de confirmación más o menos elevado, respecto de las pruebas experimentales
disponibles en un momento determinado." (Hempel C. “La lógica de la explicación” en
La explicación científica, Barcelona, Paidós, 1996 p.266) Así, frente a la imposibilidad
de verificación, los científicos deben de asumir entonces que están frente a una ley
verdadera, frente a una verdadera explicación.

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falsable). Conservaremos, entonces, el requisito menos exigente y podremos
aducir, en cualquier caso, que la explicación no es una auténtica explicación por
carecer de leyes.
Podríamos subsanar este defecto echando mano a alguna de las leyes
que ya hemos mencionado y que sabemos que pasan los controles de calidad
que impusimos sobre las leyes. Tomemos, por ejemplo, la ley de caída libre de
los cuerpos. Si se incluye esa ley en el explanans de nuestra explicación,
entonces ella sí contendría leyes. Sin embargo, el costo de incluir esa ley sería
violar un nuevo requisito que se impone: el de la relevancia explicativa. Los
enunciados comprendidos en el explanans deben ser relevantes en términos
explicativos. Hempel formula en estos términos el requisito: “La información
explicativa aducida proporciona una buena base para creer que el fenómeno que
se trata de explicar tuvo o tiene lugar”.10 Como podrá sospecharse, la inclusión
de la ley de caída libre poco tiene que ver (al menos a la luz de la información
ofrecida por la explicación) con el fenómeno enunciado en el explanandum (la
sucesión de días y noches).
Como veremos, para el caso de las explicaciones nomológico deductivas
se agrega un requisito adicional: el argumento debe ser deductivo; tal como
estudiamos en la lección 3, esto quiere decir que ha de preservar verdad de
premisas a conclusión. Un modo de lograr tal cosa en nuestro ejemplo podría
consistir en simplemente admitir en el explanans que diariamente los días
suceden a las noches y esto se repite al siguiente día. Sin embargo, esto
conllevaría una nueva dificultad, pues el argumento ahora cometería lo que
suele denominarse una petición de principio: utilizaría para inferir
deductivamente el explanandum precisamente aquel enunciado que se
pretendía explicar (o una versión similar de aquel). Este modo de argumentar se
considera inaceptable en este contexto, pues si bien se logra que el argumento
posea carácter deductivo (es decir, no hay modo de que las premisas sean
verdaderas y la conclusión falsa, por tratarse de la misma proposición en ambos
casos), tal logro supone eliminar todo carácter explicativo al argumento. De
modo que enunciar en el explanans el explanandum no vuelve el fenómeno allí
consignado inteligible ni nos permite comprenderlo; es decir, no lo explica.

10
Hempel: Filosofía de la ciencia natural, p. 78.
En los artículos compilados en La explicación científica, Hempel formula otro requisito
emparentado pero no necesariamente equivalente a este. Consiste en la exigencia de
que las leyes generales ocurran esencialmente; es decir, deben ser exigidas para la
derivación del explanandum; de tal modo que si se las suprime, el explanandum ya no
se deduce del explanans. Hemos optado aquí por presentar aquel otro requisito más
general, pues pretendemos ofrecer requisitos para el modelo de cobertura legal en
términos genéricos.

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Ejercicio 4
Determine si las siguientes explicaciones adolecen de algún defecto de acuerdo
con el enfoque presentado. En caso de ser así, determine de cuál o cuáles y
justifique.
a. Cayó la demanda de autos importados porque cayó la demanda de
camionetas, motos y autos importados.
b. Cayó la demanda de autos importados porque cayó la demanda de
camionetas, motos y autos importados. Y, tal como es sabido, cuando aumenta
el precio de un bien, disminuye la cantidad demandada de ese bien.
c. Cayó la demanda de autos importados porque fueron gravados por un nuevo
impuesto.
d. Cayó la demanda de automóviles porque cuando aumenta el precio de un
bien, disminuye la cantidad demandada de ese bien, y el precio de los
automóviles se vio incrementado por un nuevo impuesto.
e. Cayó la demanda de automóviles debido a que las fuerzas divinas encausan
la demanda hacia aquello que los agentes consideran bueno y los agentes no
han considerado que el consumo de automóviles resultara bueno.

4. Explicaciones nomológico deductivas

Atendamos entonces a un primer tipo de explicación que se identifica


dentro del modelo de cobertura legal. Tal como indicamos, las leyes incluidas en
las explicaciones son enunciados generales que ya han sido constatados
empíricamente. Sabemos que los enunciados generales pueden ser de diferente
tipo. Así por ejemplo, las leyes que componen el explanans pueden ser
universales y referirse a todos los miembros de una clase afirmando que algo es
el caso sin excepción alguna; o en otros términos, que toda vez que se dé un
acontecimiento de cierto tipo, este irá invariablemente seguido de otro de distinto
tipo (tal como ocurre con las leyes citadas en los ejemplos anteriores). En ese
caso, el vínculo que se establece entre explanans y explanandum es deductivo,
y esto quiere decir que toda vez que el explanans sea verdadero, también habrá
de serlo el explanandum. O lo que es lo mismo: es imposible que el primero sea
verdadero y el segundo no.
Precisamente por ello estas explicaciones son denominadas nomológico
deductivas. Por un lado, la expresión nomos remite a la palabra ley, y las leyes

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consideradas por excelencia como tales son las leyes universales, irrestrictas;
por otro lado, como señalamos, este tipo de explicaciones tiene la estructura de
un argumento deductivo.
Para ilustrar, ofrecemos un ejemplo mundano. Supongamos que continúa
haciendo frío y decidimos prepararnos un submarino. Tras hervir la leche,
echamos la barrita de chocolate en el jarro y vemos cómo esta se disuelve. ¿Por
qué se derritió el chocolate al entrar en contacto con la leche? La respuesta
esquematizada podría ser la siguiente:
El punto de ebullición de la leche (i.e. la leche hierve) colocada a presión
atmosférica a nivel del mar es 100,17 °C
El chocolate se funde (i.e. se derrite) a 26 ºC11
El jarro contenía leche hirviendo
Se calentó el jarro a nivel del mar
El trozo de chocolate fue arrojado dentro del jarro
El trozo de chocolate se derritió al entrar en contacto con la leche

Desde ya que el ejemplo supone cierto grado de simplificación, pues


omite mencionar otras circunstancias que podrían ser relevantes; por ejemplo, la
temperatura del aire circundante, la composición del jarro, etcétera; como así
también los enunciados generales correspondientes a tales circunstancias. Sin
embargo, nos sirve para ilustrar la estructura general de este tipo de
explicaciones.
Una aclaración que resultará relevante en la segunda parte de la lección
es que cuando las leyes involucradas establecen conexiones causales se las
denomina leyes causales, y a las explicaciones que se ofrecen en términos de
tales leyes, explicaciones causales. Si la ley involucrada es de naturaleza
causal, entonces enuncia una conexión causal entre hechos de un tipo y de otro:
afirma que en condiciones normales todo hecho de un tipo A (la causa) irá
invariablemente seguido de otro de tipo B (el efecto). En esos casos, entre las
condiciones antecedentes se incluirá la causa del fenómeno que figura en el
explanandum y que ahora puede entenderse como su efecto. Ampliaremos este
punto en la sección 8.

11
Es importante notar que si bien el enunciado no comienza con la expresión Todos…,
involucra una generalización universal pues refiere a cualquier muestra de chocolate.

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Para pensar…
Dijimos que de acuerdo con la filosofía de la ciencia clásica, uno de los
principales objetivos de la ciencia es la formulación de explicaciones; dijimos
también que las explicaciones son entendidas como la posibilidad de subsumir
un fenómeno bajo una ley y que un tipo de tales leyes son enunciados
universales. Ahora bien, ¿cuán factible le parece la formulación de leyes
universales en las ciencias sociales o humanas? ¿Qué consecuencias se
seguirían de su respuesta a la hora de pensar el estatus de las ciencias
sociales?

Ejercicio 5

Dadas las siguientes leyes, proponga la explicación de algún fenómeno


precisando cada uno de sus componentes.

a. Primera ley de Newton: Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o


movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su
estado por fuerzas impresas sobre él.
b. Todos los metales son conductores de electricidad.

Ejercicio 6
Lea el siguiente fragmento y responda a las preguntas que se formulan a
continuación.
1-La ley de las variaciones cuantitativas
Puede formularse del siguiente modo: La intensidad del castigo es mayor en la medida
que la sociedad pertenece a un tipo menos desarrollado y en la medida es que el poder
central es más absoluto. Comencemos explicando el significado de estas expresiones. La
primera no precisa definición. Es relativamente fácil reconocer cuándo un tipo social se
halla más o menos desarrollado que otro (…). El segundo factor que distinguimos
merece una discusión más profunda. Llamamos al poder gubernamental "absoluto"
cuando no hay otras funciones sociales similares para balancearlo y limitarlo
efectivamente. (…) Explicada la fórmula de la ley, debemos ahora demostrar que se
aplica a los hechos. (…) En un gran número de sociedades antiguas, la muerte pura y
simple no constituía la pena suprema; estaba agravada, para los crímenes reputados
más atroces, por suplicios adicionales que tenían el objeto de tornarla más espantosa. Es
así que entre los Egipcios, además de la horca y el degüello, encontramos la hoguera, el
suplicio de las cenizas, la crucifixión. (…)
El pueblo hebreo no pertenecía, por cierto, a un tipo superior a los precedentes; en
efecto, la concentración de la masa social no se produjo sino hasta una época
relativamente tardía, bajo los reyes. Hasta entonces no había un Estado israelita, sino
una mera yuxtaposición de tribus o clanes más o menos autónomos, y que no se
coalicionaban más que momentáneamente para enfrentar peligros comunes. Sin

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 12  


embargo, la ley mosaica12 es mucho menos severa que la de Manu o los libros sagrados
de Egipto. La pena capital ya no está rodeada de refinamientos ni de crueldad. Pasa,
incluso, que durante largo tiempo, sólo la lapidación era empleada; solamente en los
textos rabínicos aparece la cuestión del fuego, la decapitación y el estrangulamiento. La
mutilación, tan ampliamente practicada por otros pueblos de Oriente, figura sólo una
vez en el Pentateuco. El talión, es cierto, podía traer aparejadas mutilaciones cuando el
crimen era una herida, pero el culpable podía siempre evadir esa pena mediante una
composición pecuniaria; la indemnización sólo estaba prohibida para el homicidio. En
cuanto a las otras penas corporales, que se reducían a la flagelación, estaban previstas
para gran número de delitos; pero el número máximo de latigazos era 40, y en la
práctica, 39. ¿De dónde viene esta relativa dulzura? Es que entre el pueblo hebreo,
jamás pudo establecerse un gobierno absoluto de manera duradera.
Emile Durkheim, “Dos leyes de la evolución penal”, publicado originalmente en Année
Sociologique , volumen IV, 1899-1900.13
a*. ¿Cómo explica Durkheim la intensidad de los castigos propinados por los
egipcios? Reconstruya la explicación identificando los elementos en el texto y
explicitando todo aquel elemento que le parezca que se encuentra implícito.
b. Utilizando la información provista por el texto, construya una explicación
acorde a la estructura y exigencias del modelo de cobertura legal de por qué
había relativa dulzura en los castigos impartidos por el pueblo hebreo. Identifique
cada uno de sus componentes.

5. Explicar y predecir

El modelo de cobertura legal se extiende también a las predicciones


científicas, ya que supone la identidad estructural entre explicación y predicción.
En ambos casos, los razonamientos son idénticos; la diferencia radica en que en
el caso de las predicciones, el fenómeno descripto en el explanandum aún no ha
sucedido o aún no es conocido; mientras que en las explicaciones, se parte de
un fenómeno cuya ocurrencia ya se conoce.
Pero además, y gracias a la identidad estructural entre explicación y
predicción, una vez ocurrido el hecho anticipado en una predicción, podremos
emplear la misma estructura y componentes de la predicción para explicarlo. De
modo semejante, el explanans que hoy sirve para explicar un fenómeno podría
haber servido para predecirlo de haber tenido conocimiento de la información
consignada en el explanans.

12
Ley del antiguo pueblo hebreo.
13
Texto completo disponible en: http://www.catedras.fsoc.uba.ar/pegoraro/Materiales
/Durkheim_Dos_Leyes_Evolucion_Penal.PDF  

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 13  


Consideremos el siguiente ejemplo: el astrónomo Edmund Halley se
dedicó al estudio de los cometas y en 1705 publicó un catálogo de 24 cometas.
Con la ayuda de las para entonces bien establecidas leyes de Newton, calculó
cada una de las órbitas de estos astros y notó que el cometa observado en 1531
por Apiano y Fracastoro, el descripto por Kepler en 1607 y el que él mismo había
observado en 1682 tenían órbitas casi idénticas, y las diferencias de período
eran de 75 y 76 años, respectivamente. Con esto supuso que los tres eran en
realidad el mismo cometa y predijo su regreso para 1758. Llegado ese año,
pasaba el tiempo y el cometa no aparecía. Un astrónomo llamado Clariaut
desarrolló ecuaciones de mayor complejidad, que tenían en cuenta las
perturbaciones que los planetas impondrían sobre el cometa, y encomendó la
tarea del cálculo numérico al astrónomo Lalande y a la astrónoma Nicole-Reined
Table de la Brier –conocida como Hortensia Lepaute–. Los cálculos indicaron
que entre Saturno y Júpiter retardarían la aparición 618 días, por lo que
predijeron que el cometa sería visible para mediados de abril de 1759, con un
error de más o menos un mes. El cometa efectivamente hizo su aparición el 12
de mayo de 1759, un mes después de lo previsto. Para ese entonces Halley ya
había fallecido.
Vemos como aquí también se utilizan leyes –las de Newton– y
condiciones antecedentes –dadas por las posiciones previas del cometa– para
predecir una nueva aparición. De acuerdo con la tesis de simetría entre
predicción y explicación, ese mismo explanans que sirvió como base para la
predicción llevada adelante antes de 1758 puede servir posteriormente para
explicar la aparición acontecida en 1759. De modo similar, las explicaciones con
las que contamos actualmente sobre las posiciones ocupadas por el cometa
desde la primera observación registrada (año 239 a. C.) podrían haber servido,
en ese entonces, para predecir las apariciones subsiguientes.

Ejercicio 7
Construya un cuadro identificado similitudes y diferencias entre las explicaciones
y las predicciones de acuerdo con este modelo.

6. Explicaciones estadístico inductivas

Hemos analizado las explicaciones nomológico deductivas. Ahora bien,

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de acuerdo con Hempel (y no así Popper14), cuando no se dispone de una ley
universal que dé cuenta de un fenómeno, pueden emplearse leyes estadísticas o
probabilísticas. 15 Si bien estos enunciados –al igual que los universales– se
refieren a clases potencialmente infinitas o inaccesibles, a diferencia de las leyes
universales, enuncian que un fenómeno ocurre con cierta frecuencia o para una
proporción de esa clase (y no de modo irrestricto). Un ejemplo de tal tipo de
enunciado podría ser: La probabilidad de que consiga empleo en un año un
graduado de la Facultad de Ciencias Económicas es de 0,9, que básicamente
afirma que de cada 100 graduados, 90 consiguen empleo el año siguiente a la
obtención del título. Utilizando esa ley podríamos construir la siguiente
explicación:
La probabilidad de que consiga empleo en un año un graduado de la
Facultad de Ciencias Económicas es de 0,9
Laura se ha graduado de la Facultad de Ciencias Económicas
Laura ha conseguido empleo en menos de un año
Resulta importante destacar que si bien el explanans ofrece razones que
dan cuenta del explanandum, el explanandum no se sigue necesariamente del
explanans como ocurría con la variante nomológico deductiva. En las
explicaciones basadas en leyes estadísticas, el explanans no otorga al
explanandum la certeza deductiva, sino que le confiere solo un cierto grado de
probabilidad (que estará vinculada con la probabilidad enunciada en la ley). Por
esa razón el vínculo que se establece entre explanans y explanandum es de tipo
inductivo. Precisamente por ello, este tipo de explicaciones se denominan
inductivo estadísticas.

Ejercicio 8

La siguiente explicación es ofrecida por Hempel como ejemplo de las


explicaciones inductivo estadísticas. Reconstruya el esquema de explicación e
identifique los elementos que la componen.
Como explicación de por qué el paciente Juan Pérez se recuperó de una infección
por estreptococos se nos puede decir que a Pérez se le dio penicilina. Pero si
tratamos de ampliar esta afirmación explicativa indicando una conexión general
entre el tratamiento con penicilina y la remisión de una infección por estreptococos
no podemos invocar de modo justificable una ley general según la cual la
administración de penicilina produce la recuperación en todos los casos de tal

14
Recuérdese que para Popper los enunciados probabilísticos o estadísticos no eran
falsables y, por tanto, no pertenecían al ámbito de la ciencia empírica.
15
Ya hemos estudiado este tipo de enunciados en lecciones anteriores.

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infección. Lo que puede afirmarse, y lo que seguramente se da por supuesto aquí,
es sólo que la penicilina logra la curación en un elevado porcentaje de casos, o con
una alta probabilidad estadística. Este enunciado tiene el carácter general de una
ley de forma estadística, y si bien no se especifica el valor de la probabilidad, el
enunciado indica que esta es alta.16

Ejercicio 9

Construya un cuadro comparativo entre las explicaciones nomológico deductivas


y las estadístico inductivas, atendiendo a dos criterios: los tipos de leyes
involucradas y el vínculo lógico entre explanans y explanandum.

7. Explicación por mecanismos

Como hemos visto, los filósofos de la ciencia que apoyaron el modelo


legal intentaron reconstruir todas las explicaciones científicas de acuerdo con las
estructuras nomológico deductiva y estadístico inductiva. Sostuvieron que el
ámbito de aplicación de su modelo alcanzaba a todas las ciencias, incluyendo
las ciencias sociales.
Sin embargo, existe otra corriente, denominada comprensivismo, que
critica la posición anterior y sostiene que las ciencias sociales no comparten con
las ciencias naturales el objetivo de explicar y predecir mediante leyes
generales, sino que persiguen como fin la comprensión o interpretación de los
fenómenos sociales.
Los modelos de explicación vistos en la sección anterior han recibido una
crítica también por parte de quienes no renuncian a la posibilidad de llevar
adelante explicaciones en ciencias sociales, pero desconfían del modelo de
cobertura legal. Este es el caso del filósofo y teórico social noruego Jon Elster
(1940). Sin rechazar completamente el modelo de cobertura legal, Elster señala
ciertas insuficiencias de dicho modelo para reflejar el aspecto dinámico de la
explicación científica. Para subsanar dichas insuficiencias, Elster propone un
modelo que llama de explicación por mecanismos. Si bien expresada en
términos generales la crítica es válida tanto para las ciencias naturales como
para las ciencias sociales, el interés de Elster está puesto en la teoría social. Por
tal motivo, no se limita solamente a presentar su modelo en general, sino que
detalla el modo en el cual el modelo de los mecanismos es más adecuado que el
modelo basado en leyes para dar cuenta del tipo de explicaciones que, según

16
Hempel, Carl: “Aspectos de la explicación científica” en C. Hempel, La explicación
científica, Barcelona, Paidós, pp.375-376.

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 16  


este autor, son características de las ciencias sociales. Presentaremos la crítica
de Elster al modelo de cobertura legal y luego el modelo de explicación basado
en mecanismos, atendiendo primero al mecanismo de la elección racional y
luego a otros mecanismos no racionales.

8. Limitaciones del modelo nomológico deductivo

Elster señala dos limitaciones del modelo de cobertura legal que se


aplican indistintamente al modelo fuerte (nomológico deductivo) como al modelo
más débil (estadístico inductivo). Recordemos que el modelo de Hempel
sostiene que una explicación científica consiste en la inferencia lógica del
acontecimiento a explicar a partir de leyes y condiciones iniciales o antecedentes
que funcionan como premisas del argumento explicativo. La primera objeción
que plantea Elster es que las leyes generales pueden reflejar una cierta
correlación entre un evento y otro, sin por ello identificar su causa. 17
Supongamos, por ejemplo, que tenemos una ley probabilística que establece
una correlación entre el fumar y el cáncer de pulmón. Este hecho podría deberse
a que el hábito de fumar causa el cáncer de pulmón, o bien a que la gente que
tiene predisposición a fumar también tiene predisposición al cáncer de pulmón
(puede que los genes que predisponen a ese cáncer estén vinculados con los
genes que predisponen a adquirir el hábito de la nicotina rápidamente). Es decir
que la correlación estadística entre un evento y otro no nos permite identificar
17
La noción de causalidad implica, desde el punto de vista lógico, una conexión
necesaria ente la causa y el efecto. Esta conexión no se limita a lo que hemos visto
como el condicional o implicación material. Mientras este nos indica solamente una
condición necesaria pero no suficiente o una condición suficiente pero no necesaria, la
causalidad es una conexión más fuerte que se expresa lógicamente como un
bicondicional. Es decir que la causa de un evento es la condición necesaria y suficiente
de este. Por ejemplo, si decimos que el calor dilata el metal, eso implica que si el metal
es calentado, se dilata, y que no puede dilatarse por ningún otro motivo más que por el
hecho de que es calentado. Pero por otra parte, no podemos reducir la causalidad a
esta conexión lógica o formal, ya que la noción de causalidad implica también una
relación empírica que la excede: la causa debe anteceder temporalmente al efecto, y no
a la inversa. Pero si restringimos la causalidad solo a esta relación temporal,
prescindiendo de la conexión lógica, tenemos una mera correlación de eventos y no una
relación causal en sentido estricto. La propiedad lógica implicada en la noción de
causalidad suele también expresarse como el problema de demostrar la existencia de
una conexión necesaria entre la causa y el efecto. Dado que esa conexión necesaria no
puede demostrarse por medio de ninguna experiencia posible, ha generado muchos
rompederos de cabeza entre los filósofos, siendo el primero en plantear este problema
el filósofo escocés David Hume (1711-1776).

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 17  


cuál es la causa (condición necesaria y suficiente, ver nota 17) que los conecta,
la cual podría residir en un tercer factor (los genes, en nuestro ejemplo).
Pongamos otro ejemplo simple tomado de la botánica. Los que aman
cultivar rosales suelen encontrar pequeños agujeros en las hojas, las cuales al
poco tiempo se secan, e invariablemente descubren que alrededor del rosal hay
una importante cantidad de hormigas. La explicación más simple es postular que
las hormigas se comen pequeñas partes de las hojas del rosal, lo cual provoca
que estas se sequen. Pero si consultamos un libro de botánica u observamos el
rosal con una lupa, podremos descubrir sobre las hojas unos pequeños
animalitos de unos 0,5 mm que se conocen como pulgones, los cuales chupan la
savia de las hojas haciendo que estas se sequen. Esto demuestra que la
conjunción invariante entre las hormigas y los agujeros en las hojas del rosal no
se debe a las hormigas, sino a un tercer factor: los pulgones. Es decir que pese
a que observamos una correlación empírica entre hormigas y agujeros en las
hojas del rosal –suponiendo además que la presencia de las hormigas precede a
los agujeros–, eso no implica que sean las hormigas las que los causan, ya que
como hemos dicho, esto se debe a los pulgones. Si ahora nos preguntamos por
la razón de la conjunción invariante entre hormigas y pulgones, podríamos aún
postular una ley estrictamente universal que afirmara que los pulgones atraen a
las hormigas, pero nuestra explicación continuaría siendo insuficiente, ya que
nuevamente solo tendríamos una correlación de eventos y no conoceríamos aún
por qué es que las atraen, o en términos de Elster, no conocemos aún el
mecanismo que conecta un acontecimiento con otro18.
Una primera aproximación al concepto de mecanismo que ofrece el autor
–válida en principio tanto para las ciencias naturales como para las ciencias
sociales– estaría dada a partir de la noción cadena causal. Una cadena causal
se diferencia de una ley en que mientras que la ley afirma Siempre que ocurre
un cierto suceso de tipo C se sigue otro suceso de tipo E, la cadena causal
afirma la existencia de una serie de eslabones causales que conectan C con C1,
C1 con C2 y C2 con C3… hasta llegar al suceso E. Esta especificación detallada
de la cadena causal que lleva de un fenómeno a otro se denomina apertura de la

18
Los estudios biológicos muestran una relación causal más sorprendente. Entre
pulgones y hormigas existe una relación de cooperación: los pulgones chupan la savia
de las hojas y las hormigas -frotándolos con sus antenas- “ordeñan” a los pulgones,
haciéndolos segregar una sustancia llamada “ligamaza” muy nutritiva para las hormigas.
Lejos de comérselos las hormigas protegen a sus pulgones transportándolos bajo las
hojas cuando caen lluvias fuertes y los defienden de ciertos depredadores. Estudios
más recientes han demostrado que algunos pulgones aprovechando su parecido con
las larvas de las hormigas logran introducirse en el hormiguero y se comen a las larvas.
Es decir que, contrariamente a lo suponíamos, el mecanismo real parece ser que en
ciertas circunstancias son los pulgones los que comen hormigas.

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 18  


caja negra. Esto quiere decir que la ley –universal o probabilística– es como una
caja negra, cuyo interior no podemos ver y solo conocemos lo que en ella entra y
lo que sale de ella. El mecanismo entendido a partir de la noción de cadena
causal es la apertura de esa caja negra, lo que nos permite ver los engranajes
que conectan un suceso con otro19.
Una primera ventaja de explicar los sucesos especificando estos
mecanismos o cadenas causales en vez de simplemente explicarlos infiriéndolos
a partir leyes generales –universales o probabilísticas– es que contribuye a que
no confundamos una simple correlación de eventos –que podríamos expresar
erróneamente como una ley, como en el ejemplo de la conexión invariante entre
las hormigas y la presencia de agujeros en las hojas del rosal– con una relación
causal real.
Una segunda razón para preferir los mecanismos al modelo de cobertura
legal es, de acuerdo con Elster, que las leyes que aducimos para explicar un
cierto acontecimiento, si bien pueden conectar causalmente y de manera
genuina ese acontecimiento con otro, pueden ser anticipadas por otras causas.
Dicho de otro modo, la intención explicativa del científico no es determinar las
causas generales que podrían operar sobre cierto tipo de acontecimientos, sino
descubrir las causas que produjeron cierto acontecimiento particular; es decir, no
busca simplemente saber lo que puede ocurrir, sino lo que realmente ocurrió.
Por ejemplo, podemos saber que cierta persona tiene un cáncer incurable que
con seguridad lo llevará a la muerte en el período de un año. Si en ese período
esa persona muere, no podemos simplemente aducir que murió a causa del
cáncer invocando simplemente la ley de que toda persona que padece ese tipo
de cáncer muere en dicho período de tiempo. Para explicar la causa de su
muerte deberíamos antes investigar si no hubo algún otro mecanismo que se
anticipó al cáncer, ocasionando así su muerte.
Ambas críticas al modelo no constituyen, según Elster, un profundo
desacuerdo filosófico20. Cada eslabón de la cadena causal se puede describir
como una ley general, la cual es a su vez una caja negra que todavía podríamos
abrir, para detallar cadenas causales más finas. Sin embargo, para el científico,
centrarse en la búsqueda de mecanismos en vez de en la búsqueda de leyes
para explicar los fenómenos es una diferencia significativa, porque lo conduce a
buscar explicaciones cada vez más finas.

19
J. Elster: La explicación del comportamiento social. Más tuercas y tornillos para la
ciencia social, Barcelona, Gedisa, 2010, pp. 48-49 [en adelante, Elster (2010)].
20
J. Elster: Tuercas y tornillos. Una introducción a los conceptos básicos de las ciencias
sociales, Barcelona, Gedisa, 1996, p. 16 [en adelante, Elster (1996)].

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 19  


Ejercicio 10
Todos sabemos que el agua hirviendo está suficientemente caliente como para
hacer un té, por ejemplo. Pero unos alpinistas, luego de escalar una montaña
muy alta, descubrieron que el agua que acababan de hacer hervir estaba tibia.
a) Investigue cuál es el mecanismo que relaciona la altura con la presión
atmosférica y a esta con el punto de ebullición del agua.
b) ¿Por qué una ley que solamente afirmara que el punto de ebullición del agua
aumenta con la altura respecto del nivel del mar no nos daría aún un
conocimiento suficientemente detallado?

9. La explicación en ciencias sociales

Pero el interés de Elster en los mecanismos no se limita solamente a una


mejor explicitación de las cadenas causales que explican los fenómenos. Su
interés está centrado en el papel que juegan los mecanismos en explicaciones
que son propias de las ciencias sociales. Esto requiere situarnos en las
características propias de estas ciencias. A diferencia de las ciencias naturales,
lo que buscan explicar las ciencias sociales –como la psicología, la sociología o
la economía– son fenómenos que resultan de acciones de individuos. Una
característica de las acciones humanas –que no está presente en los procesos
físicos o químicos– es la intencionalidad. Esta noción refiere a la posibilidad
que tiene el agente de representarse anticipadamente la finalidad y el sentido o
significado que tiene la acción que se propone realizar.
Por ejemplo, si alguien al pasar por un interruptor de luz lo presiona sin
querer y la luz se enciende, no estaríamos frente a una acción intencional de ese
individuo, sino simplemente frente a una relación causal entre su cuerpo y el
interruptor, pues no media entre esos dos eventos finalidad alguna que el sujeto
se haya propuesto realizar. Para que podemos considerar el encender la luz
como una acción intencional del agente (el sujeto que actúa), debemos poder
situar esa acción en el marco de las creencias y deseos de ese sujeto. En el
caso de la acción de encender la luz, deberíamos suponer que ese sujeto
deseaba producir ese fenómeno y que creía que el mejor modo de lograrlo era
oprimiendo el interruptor.
Para Elster y para una porción importante de científicos sociales, todo
fenómeno social debe ser explicado a partir de la acción de los individuos,
posición esta que se denomina individualismo metodológico.21 Esas acciones

21
“Explicar las instituciones y el cambio social es demostrar de qué manera surgen
como resultado de la acción y la intervención de los individuos. Esta visión a la que se

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 20  


implican una intencionalidad que se explicita mostrando las creencias y deseos
de esos individuos. Elster supone, además, que esa intencionalidad debe ser la
causa de la acción y de las consecuencias que se siguen de esa acción.22 El
científico social no debe limitarse entonces a describir la acción, sino que debe
intentar explicarla causalmente. Ello requiere referir algún acontecimiento
anterior –generalmente resultado de la acción de otro agente– que causa el
acontecimiento que se busca explicar -el cual es una acción o un hecho que
resulta de la acción de un individuo- junto con el relato del mecanismo causal
que liga esos dos acontecimientos. Este relato debe permitirnos hacer inteligible
por qué se produjo esa acción en vez de otras posibles para ese individuo. Es
decir, del conjunto de todas las acciones realmente disponibles para ese
individuo (oportunidades) –del cual quedarían excluidas aquellas que por
restricciones físicas, económicas, legales o psicológicas el individuo no podría
realizar–, el mecanismo debería explicar por qué el individuo realizó esa acción y
no otra.23
En la sección siguiente describiremos dos tipos de mecanismos: el
mecanismo de la elección racional, en el que la acción obedece a la voluntad
y a la intencionalidad consciente del individuo, y los mecanismos irracionales,
que escapan a la conciencia y a la voluntad de los agentes, y operan a espaldas
de su intencionalidad consciente24.
Veremos que estos dos tipos de mecanismos son distintos a las cadenas
causales que subyacen a las leyes universales de las ciencias naturales, pues
esos mecanismos pueden expresarse por medio de la ley universal Siempre que
se da la condición C ocurre un fenómeno de tipo E. En cambio, los mecanismos
causales que están presupuestos en la acción de los individuos son mecanismos
no determinísticos, y ello implica afirmar que dada la condición C a veces (pero

suele hacer referencia como individualismo metodológico es en mi opinión trivialmente


cierta” [Elster (1996), p. 23].
22
“Al abogar por la explicación causal no pretendo excluir la posibilidad de una
explicación intencional del comportamiento. Las intenciones pueden actuar como
causas” [Elster (2010), p. 23]. Esta posición no es compartida por los filósofos y
científicos que defienden una metodología llamada hermenéutica o comprensivista.
Para estos últimos, la intencionalidad es lo que da sentido al comportamiento, pero no
es la causa de él. Para una discusión más amplia de este punto remitimos a Donald
Davidson: “Acciones, razones y causas” en Ensayos sobre sucesos y acciones, Unam,
México, 1995; y a Georg H. von Wright: Explicación y Comprensión, Madrid, Alianza
Ed., 1987.
23
Cfr. Elster (1996), p. 23.
24
Elster también considera que existe una causalidad supraintencional, que es la que
surge cuando, como resultado de la interacción de los agentes, se producen efectos no
deseados por estos o contrarios a sus intenciones. Dado los límites de esta
presentación, no podremos desarrollar este punto.

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 21  


no siempre) ocurre E. En consecuencia, la debilidad de las explicaciones
sociales no consiste en el hecho de recurrir a mecanismos, sino en el carácter
débil y no universalizable de esos mecanismos. Sin embargo, si bien un
mecanismo nunca pueden expresarse por medio de una ley universal, es algo
más que una simple descripción de las creencias y deseos del agente que
causaron su acción, ya que deben proporcionarnos –como dijimos– alguna
explicación de por qué el individuo realizó esa acción y no otra que estuviese en
el conjunto de sus oportunidades. Como afirma Elster los mecanismos de las
ciencias sociales se encuentran entre las leyes determinísticas y las
descripciones. No son universales como las leyes, pero son más generales que
el fenómeno que queremos explicar.
También habremos de señalar que estos mecanismos de las ciencias
sociales tienen poder explicativo, pero no tienen poder predictivo. Mientras que
las leyes universales –como hemos visto en la primera parte de esta lección–
nos permiten predecir el mismo suceso que podemos explicar (en el caso de que
ese suceso aún no se haya producido), los mecanismos nos permiten explicar la
acción, pero no nos permiten predecirla. Así, por ejemplo, si ocurre que en
ciertas condiciones C pueda ser racional que el individuo haga E, nada impide
que la acción pueda generarse a través de un mecanismo psicológico no
racional que conduzca a un resultado diferente del que podríamos racionalmente
esperar.
Finalmente tenemos que diferenciar a los mecanismos que permiten
explicar las acciones de las leyes probabilísticas en las que reposan las
explicaciones estadístico inductivas hempelianas. Mientras que las leyes
probabilísticas son correlaciones estadísticas entre un cierto tipo de suceso y
otro tipo de suceso, los mecanismos presentan un patrón causal que hace
inteligible la conexión entre un suceso y otro. Como en el caso de las leyes
universales podemos tratar también a las leyes estadísticas como cajas negras y
al mecanismo como los engranajes causales contenidos en ellas. Pero como
afirmamos al principio, centrarse en los mecanismos permite al científico social
evitar confundir una mera correlación entre sucesos con una relación causal
genuina y a la vez buscar explicaciones mas finas.

10. El mecanismo de la elección racional

Elster describe la forma que adopta en general una explicación de un


acontecimiento en ciencias sociales del siguiente modo:

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 22  


Explicar un acontecimiento es dar un relato de por qué sucedió. Por lo general,
esto adopta la forma de citar un acontecimiento anterior como la causa del
acontecimiento que se desea explicar, junto con algún relato del mecanismo
causal que relaciona los dos acontecimientos.25

Aplicando esta definición al mecanismo de elección racional, podemos


proponer la siguiente explicación acerca de, por ejemplo, por qué se produjo la
caída en el promedio de la permanencia en el empleo:
1. El Congreso aprobó una ley para aumentar la seguridad de los empleos que obliga a
los empleadores a dar permanencia en el cargo a todos los que hayan estado
empleados por más de dos años (acontecimiento causal).
2. Los empleadores desean maximizar sus ganancias (deseo).
3. Los empleadores se adaptan racionalmente a la nueva situación social (mecanismo
causal).
4. Como consecuencia de ese mecanismo mental, los empleadores cambian sus
creencias anteriores y ahora creen que para maximizar sus ganancias deberán despedir
a sus empleados antes de que cumplan dos años en sus puestos (cambio de
creencias).
4. Los empleadores despiden a sus empleados antes de que cumplan dos años en su
puesto (acción individual).
5. Cae el promedio de permanencia en los empleos (explanandum).

Este mecanismo consiste sencillamente en hallar el mejor medio para el


logro de ciertos fines. Esto implica que las acciones que se propone ejecutar la
persona serán evaluadas no por sí mismas, sino como un medio más o menos
eficiente para otro fin; es decir que la elección racional es siempre
instrumental26. Elster sostiene que, en la acción, el factor independiente al cual
se subordinan todos los demás son los deseos del agente. La función de la
razón es encontrar los mejores medios para la realización de tales deseos. Esa
evaluación de los medios debe hacerse de manera objetiva, analizando
desapasionadamente las relaciones causales implicadas. Esto último es lo que
convierte a la elección racional en un mecanismo de adaptación óptimo a las
circunstancias. Existen sin embargo otros mecanismos adaptativos –veremos
algunos en la sección siguiente– que también podrían resultar eficientes, aunque
la racionalidad parece ser para Elster la que permite a los individuos conducir
sus actos con mayor previsión y agudeza, así como formular proyectos a largo
plazo27. Esto no quiere decir que la elección racional sea infalible, ya que la

25
J. Elster: Tuercas y tornillos…, ob. cit., p. 13.
26  Sinpoder analizar aquí críticamente esta afirmación, nos limitamos a informar que
existen otros modos de evaluar la racionalidad de la acción que consideran no
solamente la racionalidad de los medios sino también a la racionalidad de los fines.
Sobre este tema remitimos a Max Horkheimer “Crítica de la razón instrumental”,
Terramar, Buenos Aires, 2007.  
27  Luego le propondremos reflexionar sobre la racionalidad también en relación con las

metas de autorrealización y autonomía  

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 23  


persona racional solo puede elegir lo que cree que es el mejor medio, pero sus
creencias pueden estar erradas.
Para juzgar si la evaluación que hace el individuo es racional,
necesitamos algún criterio que nos permita identificarla como tal. Para ello se
requiere de algún modelo de racionalidad –como el que puede proporcionarnos
la teoría de la elección racional–. Provistos de ese modelo, podemos explicar la
acción del individuo estableciendo que en ciertas circunstancias era racional que
actuara de ese modo. Pero eso no es suficiente: tenemos también que encontrar
elementos que demuestren que en la elección del agente operó realmente un
mecanismo de elección racional que se ajusta a los principios de la teoría
homónima. Tomando el caso de los empresarios de nuestro ejemplo, aun
cuando su decisión hubiese podido ajustarse a un modelo de racionalidad como
el de la teoría de la elección racional, la acción de los empresarios pudo no
haber estado causada intencionalmente por una evaluación racional, sino haber
estado basada en una evaluación miope, orientada exclusivamente a la
búsqueda inmediata de ganancias y sin tener en cuenta las consecuencias
ulteriores, por lo cual no la consideraríamos completamente racional.
No podemos detallar aquí los requisitos que nos permitirían evaluar una
acción como racional en concordancia con los principios de la teoría de la
elección racional (lo que implicaría explicar detalladamente dicha teoría), pero a
modo de indicación general y para que se comprenda el punto, podemos
presentar los siguientes:
1. La acción debe ser objetivamente el mejor medio para realizar el deseo
de una persona, dadas sus creencias.
2. Esas creencias deben estar respaldadas en las pruebas de las que
dispone la persona (una creencia infundada no sería racional y por consiguiente
volvería irracional la acción).
3. La persona debe reunir una cierta cantidad de pruebas (no pueden ser
demasiadas, ya que en tal caso podría perder la ocasión para actuar, pero
tampoco demasiado pocas).
Una variante de la elección racional –muy apreciada por muchos teóricos
sociales incluido el propio Elster– es la que opera cuando la decisión racional del
individuo se da en el contexto de la interacción con otros agentes racionales. Se
la conoce como teoría del juego o teoría de las decisiones interdependientes.28
En este caso, las consecuencias que se siguen, para cada participante, de la
elección que ha tomado, dependen de las decisiones que tomen los demás

28
Elster llega incluso a afirmar que esta teoría es un “sistema natural e indispensable
para entender la interacción humana” (Tuercas y tornillos…, ob. cit., p. 36).

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 24  


participantes del juego. El más conocido de esos juegos es el dilema del
prisionero, en el cual hay dos jugadores tienen lo que se llama una estrategia
dominante, es decir, una estrategia que supone ejercer la mejor decisión que
cada uno puede tomar en respuesta a todas las decisiones que pueda tomar el
otro jugador.29
Para finalizar, como ocurre en todos los mecanismos por medio de los
cuales las ciencias sociales explican la acción individual, la elección racional no
es un mecanismo determinístico y no nos da una base para formular leyes
universales.30 Por ese motivo, si bien nos da una base para explicar la acción
efectivamente realizada, no nos permite hacer predicciones. Esto se debe a que
en el comportamiento humano operan otros factores que exceden la racionalidad
(lo cual hace que para explicarlo debamos recurrir también a otros mecanismos
no racionales como los que expondremos a continuación).

Ejercicio 11
Analice si la elección del agente del caso abajo relatado puede considerarse una
elección racional. Justifique su respuesta.
Aníbal, siempre deseoso de progresar económicamente, pese a creer
fundadamente que contaba con un buen empleo que le ofrecía
posibilidades de ir mejorando progresivamente su salario, al cabo de una
charla informal con unos amigos de la oficina que especulaban sobre los
buenos salarios de Taiwán, creyó que su situación económica mejoraría en
ese país, por lo que decidió dejar su empleo e invertir todos sus ahorros en
un viaje a Taipéi (capital de Taiwán) para mejorar su situación
económica.

11∫. Mecanismos irracionales

En Tuercas y tornillos, Elster dedica gran parte de su trabajo a señalar las


limitaciones del mecanismo de la elección racional y, por extensión, de la acción
racional en general. En ciertos casos, no existe un mecanismo racional que nos
permita decidir qué opción tomar, por cual algún otro mecanismo deberá cubrir
el vacío31. En otros casos –como los que veremos a continuación– más que una

29
Como ilustración de este punto, los remitimos a la versión del Dilema del prisionero
que se encuentra en la solapa “Horizonte ampliado”.
30
Desde el punto de vista hempeliano, podríamos conformarnos con leyes estadísticas,
pero en tal caso, para Elster tendríamos solo una correlación de eventos y no un
mecanismo causal.
31
Cfr. Elster (1996), p. 44.

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 25  


imposibilidad de emplear un mecanismo de elección racional, se da lo que Elster
llama mecanismos de huida: el individuo no logra afrontar racionalmente la
situación que se le presenta. La acción llevada a cabo de este modo no es
estrictamente intencional, ya que existe un mecanismo psicológico causal que
opera por debajo de la intencionalidad consciente del individuo llevándolo a
modificar sus creencias o sus deseos por motivos que se hurtan a su conciencia.
Elster llama causalidad subintencional al tipo de causalidad que se pone en
juego en estos mecanismos, justamente porque esa causalidad opera por
debajo de la intencionalidad consciente del individuo.
Como ocurre en el mecanismo de elección racional, también estos
mecanismos irracionales son mecanismos no determinísticos, por lo cual, si bien
nos permiten explicar las acciones de los individuos, no nos permiten
predecirlas. Según sea el mecanismo psicológico o patrón causal inconsciente a
la acción del individuo que esté operando, o bien no podremos predecir cuándo
se activará la cadena causal que desencadena esa acción, o bien no podremos
predecir qué consecuencias se seguirán de la activación de esas cadenas
causales.
Prescindiendo de los mecanismos psicológicos específicos que operan en
las acciones humanas, pueden hallarse mecanismos análogos en ciertos
fenómenos naturales. Elster pone el ejemplo de unas camelias recientemente
plantadas, sobre las que operan simultáneamente dos factores causales que
actúan en dirección opuesta: la utilización de estiércol en la fertilización del
terreno opera en dirección favorable al desarrollo de las camelias, pero la
temperatura tibia del estiércol es un factor que opera en sentido inverso, ya que
las raíces de las camelias no toleran altas temperaturas. Como consecuencia de
ello, ocurrió que muchas camelias murieron, pero no todas. Ahora bien; hay que
hacer notar que esta consecuencia no podría haberse anticipado; es decir, no
podríamos haber sabido qué camelias sobrevivirían ni cuántas. Sin embargo,
ocurrido el efecto, podemos explicarlo por el mecanismo consistente en la acción
conjunta de dos cadenas causales contrarias cuyo efecto neto es indeterminado.
Elster llama a este tipo de mecanismos mecanismos de tipo B, y como veremos
en seguida operan también en el comportamiento humano.
Otro ejemplo referido a la naturaleza que ofrece Elster es aún más simple.
Se trata de la acción de un estímulo que provoca miedo en el comportamiento
animal. Pongamos por caso un perro; el estímulo puede accionar tres reacciones
mutuamente excluyentes: huir, pelear o pasmarse; pero no podemos saber cuál
de esos comportamientos opuestos se va activar. Elster llama a este tipo de
mecanismos mecanismos de tipo A y los define como un mecanismo que surge
cuando operan dos cadenas causales sobre una cierta variable, cada una de
ellas con efectos predecibles, pero sin que podamos determinar cuál de las dos

Eduardo Biachini, Natalia Buacar y Rocío Pérez 26  


cadenas causales se accionará. 32 A diferencia del caso anterior, aquí la
indeterminación no se da respecto del efecto que se producirá una vez activada
la causa, sino respecto de cuál será la causa que se activará.
Partiendo de esta analogía con ciertos mecanismos no determinísticos
que operan en los fenómenos naturales, podemos ahora analizar algunos de los
mecanismos irracionales que operan causalmente en el comportamiento
humano. 33 Para ello debemos tener en cuenta una última característica que
agrega Elster a la caracterización de los mecanismos irracionales que operan en
las acciones de los individuos: los mecanismos –dice Elster– por lo general
aparecen de a pares.34 Siguiendo ese criterio, los presentaremos como pares de
mecanismos generalmente opuestos entre sí.

a. Preferencias adaptativas versus ilusiones


Este par de mecanismos constituye un modo de resolver la disonancia
cognitiva, fenómeno que ocurre cuando existe una contradicción entre las
creencias y los deseos del individuo. Si bien hay distintos modos completamente
racionales de reducir esa disonancia, pueden también activarse mecanismos
inconscientes no racionales. En este último caso, existen dos patrones causales
que pueden activarse sin que se sepa qué circunstancias hacen que se activen
ni cuál de ellos se activará: las preferencias adaptativas y las ilusiones. Esto
implica que no es posible predecir cuándo se va a activar alguno de esos
mecanismos, pero, una vez activado alguno de ellos, el individuo actuará de un
modo tal que el científico social podrá explicar su comportamiento como
consecuencia de la activación de ese mecanismo inconsciente.
A fin de comprender cómo operan estos mecanismos, tomemos el
siguiente ejemplo: Carlos acaba de adquirir un auto de cierta marca X, y en
concordancia con su elección, probablemente deseará que el auto elegido sea el
mejor que podía haber comprado con su presupuesto. Pero luego comienza a
sospechar que muchos autos de otras marcas y de un rango de precios similar
son en realidad mejores que el que compró. Se presenta, entonces, una
disonancia cognitiva entre su deseo de que el auto elegido sea el mejor y sus
sospechas de que existen varios autos de otras marcas de un rango de precios
similar que son mejores. Para evitar esa disonancia, puede activarse de manera
inconsciente el mecanismo de la ilusión. En tal caso puede que intente por todos

32
Cfr. Elster (1996), p. 241.
33
En los ejemplos que presentamos a continuación, los dos primeros dos son
mecanismos de tipo A y el último es un mecanismo de tipo B.
34
Cfr. Elster: “En favor de los mecanismos”, en Sociológica, año 19, número 57, Enero-
abril de 2005, p.244.

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los medios convencerse de que X es el mejor auto, haciendo oídos sordos o
evitando todas las evidencias que se le presenten en contrario. Otra posibilidad
es que se active el mecanismo de las preferencias adaptativas. En tal caso,
cambiará sus deseos hasta llegar a desear que el auto adquirido no sea el
mejor; por ejemplo, tomando en cuenta la baja probabilidad de que los ladrones
se sientan atraídos por su auto.

b. Derrame versus compensación


Plutarco 35 afirmaba que envidiar a nuestros enemigos nos induce a
envidiar a nuestros amigos. Esta afirmación está ilustrando el mecanismo de
derrame, que podemos clarificar así: si un individuo sigue determinado patrón de
conducta P en una esfera específica de su vida X, entonces también actuará
según P en una esfera Y. Pero el mismo Plutarco nos advierte también del
mecanismo opuesto cuando afirma que envidiar a los enemigos nos inmuniza de
envidiar a los amigos. En este caso, está actuando el mecanismo de la
compensación: si un individuo se conduce según P en X, entonces no lo hará en
Y (y viceversa). En la misma persona, en ciertas circunstancias puede originarse
un mecanismo de derrame, pero en circunstancias similares podría haberse
también producido el mecanismo inverso de compensación, por lo que no
podemos determinar cuál de los dos mecanismos se activará en cada caso, ni
consecuentemente, predecir su conducta. Pero eso no impide que podamos
explicar su comportamiento efectivo una vez ocurrido insertándolo en alguno de
esos dos mecanismos.

c. Deseos versus oportunidades


En este mecanismo tenemos dos cadenas causales opuestas que actúan
simultáneamente dejando indeterminado el efecto neto (mecanismo de tipo B).
Elster ejemplifica este par de mecanismos con lo que llama el efecto
Tocqueville. 36 Cuando aumentan las oportunidades de los individuos –por
ejemplo, a causa de una mejora de las condiciones económicas–, aumentan sus
posibilidades de satisfacción de deseos. Pero por otra parte –afirmaba
Tocqueville–, el descontento con las condiciones existentes también se
incrementa cuando las oportunidades mejoran, incluso más rápidamente,

35  Historiador,
biógrafo y ensayista griego (siglo I d.c)
36
Elster se refiere a Alexis de Tocqueville (1805-1859), filósofo político francés autor del
famoso libro La democracia en América.

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produciéndose así mayor descontento.37 Tenemos, entonces, dos mecanismos
causales opuestos vinculados al incremento de oportunidades. El incremento de
las oportunidades provoca a la vez una mayor satisfacción de deseos y una
porción mayor de deseos insatisfechos; por tal motivo, por una parte, aumentará
la satisfacción y por otra parte se incrementará la frustración. El efecto neto de
estas causas opuestas será indeterminado: en algunas circunstancias, la
satisfacción superará a la frustración; en otras, ocurrirá a la inversa.

Ejercicio 12
En la actualidad, son más los espectáculos de Broadway que suscitan ovaciones
de pie por parte del público que hace veinte años. No obstante ello, muchos de
esos espectáculos son mediocres o al menos no mejores que aquellos que años
atrás no suscitaban ovación. Una explicación que se ha propuesto para ese
fenómeno es la elevación creciente del precio de las entradas. Esto se debe a
que cuando la gente desembolsa importantes sumas de dinero por una entrada,
no se conforma con decirse a sí mismo que el espectáculo fue mediocre o malo
y que desperdició su dinero; y para convencerse a sí mismos de que lo han
pasado bien, aplauden como locos.

a) Indique cuál es el explanandum o fenómeno que se pretende explicar.


b) Indique la causa que se propone para explicar el explanandum.
c) Indique cuál es el mecanismo causal que conecta el acontecimiento causal
con el explanandum y explique dicho mecanismo.
d) ¿Puede afirmarse que en toda persona que se halle ante una disonancia
cognitiva operará el mecanismo señalado en el punto 3?

Ejercicio 13
Una variante de los mecanismos de compensación y derrame en la esfera de la
interacción social es el siguiente par de mecanismos: normas de la equidad
versus razonamientos utilitarios. Por ejemplo, en el caso de las donaciones
particulares para caridad, el mecanismo de las normas de la equidad induciría el
siguiente juicio: si otros dan más, yo también debería dar más. Mientras que el
mecanismo de los razonamientos utilitarios llevaría al juicio opuesto: si otros
aportan más, mi contribución importa menos, así que puedo disminuir mi
aportación.

1) Imagine dos personas que ilustren este par de mecanismos.

37
Elster no está del todo conforme con la formulación de este mecanismo, pero para
simplificar evitaremos las otras formulaciones alternativas que realiza. Cf. Elster: “En
favor de los mecanismos”, ob. cit., p. 255.

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2) Reconstruya de acuerdo con la teoría de Elster los elementos que integran el
explanans e indique el explanandum de cada uno de los dos ejemplos.

Para reflexionar…

Mecanismos, autonomía y autorrealización


La teoría social no debe ser entendida necesariamente como una mera descripción
positiva del comportamiento social, sino que puede incluir una perspectiva valorativa y
crítica de aquel. Esto es lo que ocurre con la teoría de Karl Marx, así como con sus
continuadores. Elster, que se declara a sí mismo un marxista analítico, toma en parte
esta perspectiva valorativa y crítica en lo que respecta a la conducta social. Desde este
punto de vista, los mecanismos que hemos explicado en las secciones anteriores no
solamente permiten explicar la conducta social, sino también evaluarla en lo que
respecta a las posibilidades que generan para la autonomía y la autorrealización de los
individuos. Muchos de los mecanismos que hemos estudiado operan a espaldas del
individuo debilitando su autonomía, así como las posibilidades e incluso el deseo de
autorrealización. Por ejemplo, la compulsión al consumo fuertemente incentivada por las
características de la sociedad actual no solo limita la autonomía de los individuos, sino
que se opone a la autorrealización, con la consecuencia indeseable de la alienación o la
falta de percepción de sentido de sus vidas. Comparados ambos mecanismos, la
autorrealización es una actividad que es cada vez más gratificante cuando más se
involucra uno en ella, como por ejemplo perfeccionarse en tocar el piano o dedicarse a
la ciencia; pero en el corto plazo requiere cierta fuerza de voluntad para soportar las
etapas iniciales menos gratificantes. El consumo, en cambio, nos da una satisfacción en
el corto plazo, pero esa satisfacción se agota pronto y solo podemos recuperarla
volviendo a consumir; ello hace que esta conducta sea cada vez más onerosa, no solo
en términos de dinero, sino por el tiempo de trabajo que requiere. No obstante, cierto
mecanismo de miopía (preferir el bienestar presente porque es presente), nos hace
preferir el consumo a la autorrealización. Además, contribuye a ello la falta de
oportunidades para la autorrealización en contraposición a ciertas oportunidades de
consumo de masas que ofrece la sociedad actual. Esta falta de oportunidades no solo
tiene como consecuencia la falta de autorrealización, sino incluso la pérdida del deseo
mismo de autorrealización, en virtud del mecanismo mental adaptativo consistente en
no desear o incluso rechazar aquello que no se puede obtener (Las uvas estaban
verdes, dijo la zorra de la fábula, cuando advirtió que no podría alcanzarlas). Elster
analiza la influencia que puede ejercer el capitalismo en alguno de esos mecanismos
alienantes y las posibilidades que podría desarrollar otra forma de organización social,
sin dar una respuesta concluyente a ello.

1) ¿Cree usted que en nuestra sociedad la gente privilegia el consumo a la


autorrealización? Fundamente.
2) ¿Qué factores de la organización social cree usted que impulsan uno y otro
mecanismo de los individuos?
3) ¿Qué cambios sociales cree usted que podrían favorecer el deseo de
autonomía y autorrealización?

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