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La ciencia puede ser entendida, entre otras cosas, como un esfuerzo por
comprender el mundo que nos rodea y a nosotros mismos. Esta afirmación
puede ser discutida y más aún en el caso de las ciencias sociales. Sin embargo,
el concepto de explicación científica ocupa un lugar central dentro de los
problemas de la filosofía de la ciencia y existen varias respuestas alternativas
para el interrogante central acerca de en qué consiste una explicación
genuinamente científica. Se han ofrecido distintas respuestas a aquella pregunta
y suele conceptualizarse a cada una de esas respuestas como un modelo de
explicación diferente. En esta lección nos dedicaremos a examinar con detalle,
en primer lugar, el denominado modelo de cobertura legal; en la segunda parte
de la lección presentaremos un modelo de explicación alternativo: la explicación
por mecanismos de Jon Elster.
El término explicar tiene diversos usos correspondientes a diferentes
contextos discursivos. Sin embargo, existe cierto consenso acerca de que una
explicación científica es aquella que responde a la pregunta de ¿por qué? en
relación con algún fenómeno. Así por ejemplo: ¿por qué hirvió el agua al ser
calentada?, ¿por qué retrogradó Marte?, ¿por qué los cuerpos caen con igual
aceleración?, ¿por qué las jirafas tienen el cuello largo?, ¿por qué se
extinguieron los dinosaurios?, ¿por qué los hijos se parecen a su madre o a su
padre?, ¿por qué subió el precio de la carne?, ¿por qué se desató la Guerra de
la Triple Alianza?, ¿por qué la prohibición del incesto es tan recurrente en los
grupos humanos?, ¿por qué los seres humanos nos reunimos en sociedad?
Ofrecer una explicación es dar respuesta a tales interrogantes.
Ya en la antigüedad los filósofos griegos concibieron la ciencia como
proveedora de explicaciones, sin embargo, la conceptualización de la
explicación y de la predicción como objetivos privilegiados de la actividad
científica es característica de la denominada filosofía clásica de la ciencia
discutida en las dos lecciones anteriores.1 El objetivo de la ciencia, de acuerdo
con esta corriente, es la elaboración de teorías cuyos enunciados puedan
1
Tal como señalamos, esta corriente de pensamiento se extendió aproximadamente
desde 1920 hasta pasada la década de 1960, período durante el cual se mantuvieron
en auge las ideas del positivismo lógico junto con las del falsacionismo popperiano.
Ejercicio 1
Uno de los modelos más importantes que ha sido propuesto para dar
cuenta de la explicación científica es el modelo de cobertura legal. Este modelo
fue propuesto, con variantes, por dos filósofos de la ciencia que ya hemos
presentado: Carl Hempel y Karl Popper. 2 La idea central de este modelo
consiste en que un hecho resulta explicado cuando se lo subsume bajo una
regularidad, es decir, cuando se muestra que puede considerárselo como caso
de una ley científica. En términos generales, una ley científica puede entenderse
como un enunciado general que describe una regularidad empíricamente
constatada que se pretende válida para todo tiempo y lugar.
En las lecciones anteriores, hemos discutido la posibilidad de ofrecer
apoyo a las hipótesis y teorías científicas, de ofrecer razones a favor de su
aceptación. Supongamos ahora que disponemos de tales teorías y leyes: ese
marco teórico –según el modelo de cobertura legal– puede utilizarse para dar
cuenta de los fenómenos, para volver inteligible o comprender aquello que
observamos; y más aún: puede utilizarse para predecir hechos futuros. Así
ocurría con los diferentes sistemas astronómicos presentados en la lección 6 y
con las hipótesis darwinianas tematizadas en la lección 7. Explicar un
fenómenos bajo la perspectiva del modelo de cobertura es mostrar que
responde a una ley general, que puede ser comprendido a la luz de aquella,
2
También John Hospers desarrolló ideas en esa línea, y Ernest Nagel contribuyó a la
precisión del modelo.
5
En sentido estricto, las incluye necesariamente cuando el fenómeno que se pretende
explicar y que se enuncia en el explanandum es un fenómeno particular; pero podría no
incluirlas si lo que se pretendiera explicar fuera una regularidad. Dado que nos
centraremos aquí en la explicación de fenómenos particulares, nuestras explicaciones
incluirán condiciones antecedentes.
6
Hempel, Carl: Filosofía de la ciencia Natural, Madrid, Alianza, 1995, p. 83.
Explanans
(ley)
El barro de la acera había sido rociado con sal (condición antecedente)
El barro de la acera permaneció líquido durante la helada Explanandum
Ejercicio 2
Ejercicio 3
7
Se suelen reconocer también explicaciones deductivo-estadísticas; sin embargo,
nuestra presentación no tratará sobre ellas.
8
En Filosofía de la ciencia natural, Hempel formula el requisito de contrastabilidad en
los siguientes términos: “Los enunciados que constituyen una explicación científica
deben ser susceptibles de contrastación empírica” (p. 79). En “La lógica de la
explicación” desarrolla más este punto; allí se exige: “El explanans debe tener contenido
empírico; es decir, que por lo menos en principio sea posible comprobarse mediante el
experimento o la observación” (en C. Hempel, La explicación científica, Barcelona,
Paidós, p.250, las itálicas son nuestras), señala que este punto es complejo y ofrece
una discusión más pormenorizada.
9
Desde ya que el mismo Hempel reconoce las dificultades inherentes a la exigencia de
verdad de los enunciados universales, en ediciones posteriores aclarará que este
requisito caracteriza a lo que él denomina una explicación verdadera. Sin embargo,
advierte, este requisito puede omitirse en el análisis de la estructura lógica de las
explicaciones y remite al concepto de explicación potencial para dar cuenta de los casos
en que este requisito no se satisfice. Así concluye: “La exigencia de que las leyes sean
verdaderas trae como consecuencia que jamás pudo conocerse definitivamente si un
enunciado empírico dado E es una ley; puesto que la oración que afirma la verdad de E
es lógicamente equivalente a E y, por lo tanto, capaz sólo de adquirir una probabilidad,
o grado de confirmación más o menos elevado, respecto de las pruebas experimentales
disponibles en un momento determinado." (Hempel C. “La lógica de la explicación” en
La explicación científica, Barcelona, Paidós, 1996 p.266) Así, frente a la imposibilidad
de verificación, los científicos deben de asumir entonces que están frente a una ley
verdadera, frente a una verdadera explicación.
10
Hempel: Filosofía de la ciencia natural, p. 78.
En los artículos compilados en La explicación científica, Hempel formula otro requisito
emparentado pero no necesariamente equivalente a este. Consiste en la exigencia de
que las leyes generales ocurran esencialmente; es decir, deben ser exigidas para la
derivación del explanandum; de tal modo que si se las suprime, el explanandum ya no
se deduce del explanans. Hemos optado aquí por presentar aquel otro requisito más
general, pues pretendemos ofrecer requisitos para el modelo de cobertura legal en
términos genéricos.
11
Es importante notar que si bien el enunciado no comienza con la expresión Todos…,
involucra una generalización universal pues refiere a cualquier muestra de chocolate.
Ejercicio 5
Ejercicio 6
Lea el siguiente fragmento y responda a las preguntas que se formulan a
continuación.
1-La ley de las variaciones cuantitativas
Puede formularse del siguiente modo: La intensidad del castigo es mayor en la medida
que la sociedad pertenece a un tipo menos desarrollado y en la medida es que el poder
central es más absoluto. Comencemos explicando el significado de estas expresiones. La
primera no precisa definición. Es relativamente fácil reconocer cuándo un tipo social se
halla más o menos desarrollado que otro (…). El segundo factor que distinguimos
merece una discusión más profunda. Llamamos al poder gubernamental "absoluto"
cuando no hay otras funciones sociales similares para balancearlo y limitarlo
efectivamente. (…) Explicada la fórmula de la ley, debemos ahora demostrar que se
aplica a los hechos. (…) En un gran número de sociedades antiguas, la muerte pura y
simple no constituía la pena suprema; estaba agravada, para los crímenes reputados
más atroces, por suplicios adicionales que tenían el objeto de tornarla más espantosa. Es
así que entre los Egipcios, además de la horca y el degüello, encontramos la hoguera, el
suplicio de las cenizas, la crucifixión. (…)
El pueblo hebreo no pertenecía, por cierto, a un tipo superior a los precedentes; en
efecto, la concentración de la masa social no se produjo sino hasta una época
relativamente tardía, bajo los reyes. Hasta entonces no había un Estado israelita, sino
una mera yuxtaposición de tribus o clanes más o menos autónomos, y que no se
coalicionaban más que momentáneamente para enfrentar peligros comunes. Sin
5. Explicar y predecir
12
Ley del antiguo pueblo hebreo.
13
Texto completo disponible en: http://www.catedras.fsoc.uba.ar/pegoraro/Materiales
/Durkheim_Dos_Leyes_Evolucion_Penal.PDF
Ejercicio 7
Construya un cuadro identificado similitudes y diferencias entre las explicaciones
y las predicciones de acuerdo con este modelo.
Ejercicio 8
14
Recuérdese que para Popper los enunciados probabilísticos o estadísticos no eran
falsables y, por tanto, no pertenecían al ámbito de la ciencia empírica.
15
Ya hemos estudiado este tipo de enunciados en lecciones anteriores.
Ejercicio 9
16
Hempel, Carl: “Aspectos de la explicación científica” en C. Hempel, La explicación
científica, Barcelona, Paidós, pp.375-376.
18
Los estudios biológicos muestran una relación causal más sorprendente. Entre
pulgones y hormigas existe una relación de cooperación: los pulgones chupan la savia
de las hojas y las hormigas -frotándolos con sus antenas- “ordeñan” a los pulgones,
haciéndolos segregar una sustancia llamada “ligamaza” muy nutritiva para las hormigas.
Lejos de comérselos las hormigas protegen a sus pulgones transportándolos bajo las
hojas cuando caen lluvias fuertes y los defienden de ciertos depredadores. Estudios
más recientes han demostrado que algunos pulgones aprovechando su parecido con
las larvas de las hormigas logran introducirse en el hormiguero y se comen a las larvas.
Es decir que, contrariamente a lo suponíamos, el mecanismo real parece ser que en
ciertas circunstancias son los pulgones los que comen hormigas.
19
J. Elster: La explicación del comportamiento social. Más tuercas y tornillos para la
ciencia social, Barcelona, Gedisa, 2010, pp. 48-49 [en adelante, Elster (2010)].
20
J. Elster: Tuercas y tornillos. Una introducción a los conceptos básicos de las ciencias
sociales, Barcelona, Gedisa, 1996, p. 16 [en adelante, Elster (1996)].
21
“Explicar las instituciones y el cambio social es demostrar de qué manera surgen
como resultado de la acción y la intervención de los individuos. Esta visión a la que se
25
J. Elster: Tuercas y tornillos…, ob. cit., p. 13.
26
Sinpoder analizar aquí críticamente esta afirmación, nos limitamos a informar que
existen otros modos de evaluar la racionalidad de la acción que consideran no
solamente la racionalidad de los medios sino también a la racionalidad de los fines.
Sobre este tema remitimos a Max Horkheimer “Crítica de la razón instrumental”,
Terramar, Buenos Aires, 2007.
27
Luego le propondremos reflexionar sobre la racionalidad también en relación con las
28
Elster llega incluso a afirmar que esta teoría es un “sistema natural e indispensable
para entender la interacción humana” (Tuercas y tornillos…, ob. cit., p. 36).
Ejercicio 11
Analice si la elección del agente del caso abajo relatado puede considerarse una
elección racional. Justifique su respuesta.
Aníbal, siempre deseoso de progresar económicamente, pese a creer
fundadamente que contaba con un buen empleo que le ofrecía
posibilidades de ir mejorando progresivamente su salario, al cabo de una
charla informal con unos amigos de la oficina que especulaban sobre los
buenos salarios de Taiwán, creyó que su situación económica mejoraría en
ese país, por lo que decidió dejar su empleo e invertir todos sus ahorros en
un viaje a Taipéi (capital de Taiwán) para mejorar su situación
económica.
29
Como ilustración de este punto, los remitimos a la versión del Dilema del prisionero
que se encuentra en la solapa “Horizonte ampliado”.
30
Desde el punto de vista hempeliano, podríamos conformarnos con leyes estadísticas,
pero en tal caso, para Elster tendríamos solo una correlación de eventos y no un
mecanismo causal.
31
Cfr. Elster (1996), p. 44.
32
Cfr. Elster (1996), p. 241.
33
En los ejemplos que presentamos a continuación, los dos primeros dos son
mecanismos de tipo A y el último es un mecanismo de tipo B.
34
Cfr. Elster: “En favor de los mecanismos”, en Sociológica, año 19, número 57, Enero-
abril de 2005, p.244.
35
Historiador,
biógrafo y ensayista griego (siglo I d.c)
36
Elster se refiere a Alexis de Tocqueville (1805-1859), filósofo político francés autor del
famoso libro La democracia en América.
Ejercicio 12
En la actualidad, son más los espectáculos de Broadway que suscitan ovaciones
de pie por parte del público que hace veinte años. No obstante ello, muchos de
esos espectáculos son mediocres o al menos no mejores que aquellos que años
atrás no suscitaban ovación. Una explicación que se ha propuesto para ese
fenómeno es la elevación creciente del precio de las entradas. Esto se debe a
que cuando la gente desembolsa importantes sumas de dinero por una entrada,
no se conforma con decirse a sí mismo que el espectáculo fue mediocre o malo
y que desperdició su dinero; y para convencerse a sí mismos de que lo han
pasado bien, aplauden como locos.
Ejercicio 13
Una variante de los mecanismos de compensación y derrame en la esfera de la
interacción social es el siguiente par de mecanismos: normas de la equidad
versus razonamientos utilitarios. Por ejemplo, en el caso de las donaciones
particulares para caridad, el mecanismo de las normas de la equidad induciría el
siguiente juicio: si otros dan más, yo también debería dar más. Mientras que el
mecanismo de los razonamientos utilitarios llevaría al juicio opuesto: si otros
aportan más, mi contribución importa menos, así que puedo disminuir mi
aportación.
37
Elster no está del todo conforme con la formulación de este mecanismo, pero para
simplificar evitaremos las otras formulaciones alternativas que realiza. Cf. Elster: “En
favor de los mecanismos”, ob. cit., p. 255.
Para reflexionar…