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EL DEBIDO PROCESO Y LA IMPORTANCIA EN LOS PROCESOS JUDICIALES

GIANCARLO LEAL OROZCO

JULIANA DE JESÚS NÁRVAEZ CÁRDENAS

Quinto Semestre

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Docente

TEORIA GENERAL DEL PROCESO

Asignatura

UNIVERSIDAD DEL SINÚ

ELIAS BECHARA ZAINÚM

2018
INTRODUCCIÓN

La teoría del derecho procesal contemporánea se ha caracterizado por el estudio


del proceso desde sus lineamientos constitucionales que, son aplicables a las
diversas ramas del derecho. Por ello, en el sistema jurídico colombiano, con la
entrada en vigencia de la Constitución Política de 1991, se dio un cambio cualitativo
importante en la historia del estado, ubicando a la persona como centro de
imputación jurídica prevalida de dignidad e igualdad humanas en el marco del
Estado Constitucional y Social de Derecho.

A partir de esta constitución integrada al ordenamiento jurídico, se consagraron una


serie de valores, principios y derechos que son el origen de una nueva concepción
de la administración de justicia basada en criterios de justicia material.

Esos contenidos axiológicos son los que permiten hacer un replanteamiento de las
categorías jurídicas del sistema de derecho procesal. Aunado a ello, se ha sostenido
que dicha labor se traduce en una mera prevalencia de la categoría del ser sobre la
ley, dentro del marco de un genuino humanismo que debe presidir los actos de los
encargados de administrar justicia en todos los campos del sistema jurídico.

Por ello, debe asumirse un cambio de perspectiva en los modelos interpretativos de


las diferentes instituciones que permita una comprensión de las normas procesales
en defensa de la persona y sus derechos fundamentales, los cuales constituyen el
parámetro de la validez del proceso y la legitimidad de la actuación jurisdicción.

En el presente estudio, se analizará uno de los principios, quizá el más importante


principio constitucional del derecho, como es el debido proceso, desde su función
en el ordenamiento jurídico y respecto de su función judicial, toda vez que toda
norma procesal que lleva intrínseca esa garantía, lo que conlleva al operador
jurídico a consultar la concreta cuestión del hecho, y el valor normativo de la propia
Constitución, así como los principios del derecho internacional público que erigen al
sujeto como centro de derechos y de la actividad judicial.
El debido proceso se ve reflejado en la supremacía de la Constitución, como un
deber de obligaorio cumplimiento por parte de todos los operadores jurídicos,
quienes en muchas ocasiones aún se muestran renuentes a este cambio impuesto
por los postulados constitucionales, que reflejan un proceso judicial más
comprometido con el sistema de garantías.

De esta forma, si no se acata lo debido en el proceso, se genera un fenómeno social


que redunda en la pérdida de funcionalidad y legitimidad de la administración de
justicia. Por ello, el tema planteado tiene gran importancia en el ámbito social, como
quiera que sienta las bases de confianza en el sistema de derecho procesal.
CONTEXTUALIZACIÓN

El debido proceso debe entenderse como una manifestación del Estado que busca
proteger al individuo frente a las actuaciones de las autoridades públicas,
procurando en todo momento el respeto a las formas propias de cada juicio. Por
tanto, las situaciones de controversia que surjan de cualquier tipo de proceso,
requieren de una regulación jurídica previa que limite los poderes del Estado y
establezcan el respeto de los derechos y obligaciones de los sujetos procesales, de
manera que ninguna actuación de las autoridades dependa de su propio arbitrio,
sino que se encuentren sujetas a los procedimientos señalados en la ley o los
reglamentos.

Por lo tanto, el contexto de la temática a tratar se encuentra enmarcada en la


persona como pilar y eje central de la sociedad y en el estado colombiano.

OBJETIVO GENERAL DEL DEBIDO PROCESO

El objetivo del debido proceso es asegurar la prevalencia de las garantías


sustantivas y procesales de los ciudadanos.

JUSTIFICACIÓN

Es necesario estudiar y analizar los diferentes puntos de vista del derecho al debido
proceso, pues este ha adquirido una importancia en los sistemas jurídico-políticos,
al punto que con frecuencia se proclama tanto en el ámbito de las organizaciones
internacionales y de las declaraciones constitucionales como en la opinión pública,
en torno a las exigencias de defensa y salvaguarda de la persona humana.
Precisamente todo lo humano necesita fundamentación para la búsqueda de unos
principios que justifiquen racionalmente con ideas claras y distintas la realidad
jurídica objetiva y subjetiva que se manifiesta con el debido proceso.

La importancia del debido en los procesos judiciales se encuentra ligado con la idea
de compartir ciertas asunciones y preocupaciones ante la manera en que se ve
comprometida la vida misma en los juicios donde se discute sobre las sanciones,
los derechos, las obligaciones y situaciones semejantes relacionadas con las
normas jurídicas, los principios y los valores.

Por ello, resulta trascendental indagar sobre qué es lo justo o lo debido en los casos
concretos a la hora de tomar una decisión judicial en un proceso donde el juez tiene
el deber legal y constitucional de realizar el control de los actos procesales, así como
crear un acto jurisdiccional razonable, toda vez que la verdad no se ha de investigar
a cualquier precio, sino protegiendo la persona con su dignidad.

METODO

El presente trabajo de investigación utilizó como herramienta de trabajo el método


deductivo – inductivo bajo un enfoque netamente funcionalista, el cual parte de lo
general a lo particular, en tal sentido se tomaron como referente diversos autores,
investigaciones plasmadas en trabajos de tesis, documentos de carácter científico
y algunos artículos relevantes escritos por autores reconocidos dentro del ámbito
jurídico (Marx & Pino, 2010).

de suerte que se apuesta a un paradigma que llene de contenido filosófico,


axiológico, jurídico, histórico y constitucional el derecho al debido proceso, para que
se mantengan las aspiraciones en los planos académico y social, así como en la
práctica jurídica.

EXPECTATIVA O RESULTADO

Con el estudio realizado se pretende que todas las personas conozcan sobre la
función social que cumplen con el Estado Social de Derecho y por ende, hagan
exigir sus derechos fundamentales, en especial el debido proceso, toda vez que su
aplicación es necesaria en cada actuación que realicemos ante entidades, ya sean
de orden público o privado y así evitar su constante vulneración.
DESARROLLO TEMATICO

EL DEBIDO PROCESO Y LA IMPORTANCIA EN LOS PROCESO JUDICIALES

Como es sabido, el debido proceso es un derecho constitucional fundamental,


consagrado expresamente en el artículo 29 de la Constitución Política, el cual lo
hace extensivo a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas.

La jurisprudencia constitucional ha definido el derecho al debido proceso, como el


conjunto de garantías previstas en el ordenamiento jurídico, a través de las cuales
se busca la protección del individuo incurso en una actuación judicial o
administrativa, para que durante su trámite se respeten sus derechos y se logre la
aplicación correcta de la justicia. La misma jurisprudencia ha expresado, que el
respeto al derecho fundamental al debido proceso, le impone a quien asume la
dirección de la actuación judicial o administrativa, la obligación de observar, en
todos sus actos, el procedimiento previamente establecido en la ley o en los
reglamentos, con el fin de preservar las garantías de quienes se encuentran
incursos en una relación jurídica, en todos aquellos casos en que la actuación
conduzca a la creación, modificación o extinción de un derecho o a la imposición de
una sanción. En este sentido, el derecho al debido proceso se muestra como
desarrollo del principio de legalidad, pues representa un límite al ejercicio del poder
público.

En virtud del citado derecho, las autoridades estatales sólo podrán actuar dentro del
marco jurídico definido, respetando las formas propias de cada juicio y asegurando
la efectividad de aquellos mandatos que garantizan a las personas el ejercicio pleno
de sus derechos, y así lo ha decantado la H. Corte constitucional en reiterados
pronunciamientos cuando expresa que, el derecho al debido proceso tiene como
propósito específico la defensa y preservación del valor material de la justicia, a
través del logro de los fines esenciales del Estado, como la preservación de la
convivencia social y la protección de todas las personas residentes en Colombia en
su vida, honra, bienes y demás derechos y libertades públicas (preámbulo y
artículos 1° y 2° de la C.P).
En este sentido, se destaca la dimensión analítica que permite auscultar en los
enunciados normativos la posición jurídica que le es reconocida como derecho a
una persona en las relaciones jurídicas o frente al Estado.

Sobre el particular la H. Corte Constitucional expuso lo siguiente en sus primeras


sentencias:

“La institución del Debido Proceso está contemplado en todas las legislaciones y
ello ha permitido consagrar este principio como pilar fundamental de la tesis que
forman el Debido Proceso Universal. Ya particularizada la figura del debido proceso
se convierte en un derecho fundamental constitucional en beneficio de las personas
consideradas partes dentro de la relación procesal.

El debido proceso comprende un conjunto de principios materiales y formales entre


los que se encuentran el principio de legalidad (memo index sine lege), el principio
del juez natural o juez legal, el principio de favorabilidad penal y el principio de
presunción de inocencia, todos los cuales en estricto rigor responden mejor a la
estructura jurídica de verdaderos derechos fundamentales. El art. 29 de la Carta
contempla, además, otros derechos que se entiendencontenidos en el núcleo
esencial del derecho al debido proceso, como son el derecho de defensa, el derecho
de asistencia de un abogado, el derecho a un debido proceso sin dilaciones
injustificadas, el derecho a presentar y controvertir pruebas, el derecho a impugnar
la sentencia condenatoria y el derecho a no ser juzgado dos veces por el mismo
hecho (non bis in ídem)”

Del anterior aparte jurisprudencial, se desprende que debido proceso se posesiona


en el ordenamiento jurídico como un derecho fundamental reconocido a la persona
y como tal se le asigna un nivel reforzado de protección frente a las actuaciones de
los poderes públicos.

En el Estado el individuo como epicentro de la actividad estatal tiene una posición


favorable a la libertad jurídica, para cuya protección se requieren las acciones
positivas y negativas del Estado. Por ejemplo, el debido proceso como derecho
integrante de las normas adscritas a la Constitución Política como derecho
fundamental, se constituye en uno de los totems de la libertad tanto positiva como
negativa, pues el Estado no sólo debe proteger la autodeterminación del ser
humano forzosamente de carácter filosófica y moral, sino que también debe
otorgarle garantías para no ser impedido por el propio Estado y los demás
ciudadanos.

En este aspecto el ciudadano tiene la facultad para hacer valer judicialmente las
violaciones de sus derechos mediante el derecho público subjetivo de acción que
goza de protección iusfundamental. De esta manera, en el orden jurídico se otorga
la garantía institucional que le prohíbe imperativamente al legislador expedir
cualquier norma encaminada a eliminar o modificar la posición jurídica favorable
que tiene el sujeto, pues de no ser así se obstaculizaría su libertad para hacer
realidad sus deseos acordes con los mandatos legales y constitucionales. Por ello,
el ejercicio de la competencia de los órganos estatales ha de estar controlado
mediante un instrumento metodológico adecuado como el principio de
proporcionalidad mediante el cual se hacen “operativos los derechos fundamentales
como límites al ejercicio del poder público” (Bernal, 2007: p. 532).

Desde esa máxima proporcionalidad, se reafirma el carácter de principios de los


derechos fundamentales, incluido el debido proceso. He ahí su naturaleza jurídica
que está contemplada en los tratados y convenios internacionales, así como en el
desarrollo jurisprudencial de la H. Corte Constitucional que ha propuesto un debido
proceso constitucional como un haz de posiciones iusfundamentales, y de un
principio general del derecho con vigencia en el campo judicial, administrativo,
académico y otros contornos donde no se ejerce función jurisdiccional.

En todo caso, para abordar el problema dogmático del debido proceso, es preciso
a personalizarse del papel del juez como director del proceso, porque es en sede
judicial donde adquiere significantemente la discusión de su justiciabilidad, de modo
que el debido proceso es justiciable cuando el operador lo respeta y utiliza como
método para crear una providencia judicial mediante procedimientos diáfanos.

CARACTERISTICAS

En relación con esto ítem, se debe destacar que el derecho al debido proceso exige
que todo procedimiento regulado en la ley, se ajuste a las reglas básicas derivadas
del artículo 29 de la Constitución, como son, la existencia de un proceso público sin
dilaciones injustificadas, la oportunidad de controvertir e impugnar las decisiones, la
garantía del derecho de defensa y la posibilidad de presentar y controvertir pruebas,
por ello, es menester traer a colación algunas de sus características las importantes,
entre ellas tenemos las siguientes:

1. Debe aplicarse a todo tipo de actuaciones judiciales y administrativas.

Las garantías que integran el debido proceso, y entre ellas el derecho de defensa,
son de estricto cumplimiento en todo tipo de actuaciones, ya sean judiciales o
administrativas, pues constituyen un presupuesto para la realización de la justicia
como valor superior del ordenamiento jurídico. Ello es así por cuanto la concepción
del proceso como un mecanismo para la realización de la justicia, impide que algún
ámbito del ordenamiento jurídico se sustraiga a su efecto vinculante pues a la
conciencia jurídica de hoy le repugna la sola idea de alcanzar la justicia pervirtiendo
el camino que conduce a ella.

2. Es de aplicación inmediata

El debido proceso como derecho fundamental de aplicación inmediata (C.P. Art. 85),
en concordancia con los artículos 228 y 229 de la Constitución Política y de acuerdo
con las disposiciones de la Ley Estatutaria de Administración de Justicia, se expresa
a través de principios que regulan el acceso a dicha función pública, entre otros, se
destacan los siguientes: la celeridad, publicidad, autonomía, independencia,
gratuidad y eficiencia.

3. Su regulación depende del legislador

Por tratarse de un derecho de configuración legal, compete al legislador definir, dentro


del marco constitucional, la forma como habrá de protegerse y garantizarse y los
términos y condiciones bajo los cuales las personas pueden exigir su cumplimiento.
En todo caso, toda regulación del legislador a este respecto debe obedecer a los
imperativos constitucionales que han sido descritos

4. Consagración internacional

Los artículos 10 y 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el artículo


14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos consagran el derecho al
debido proceso legal al desarrollar los principios de igualdad, presunción de
inocencia, legalidad, doble instancia e independencia e imparcialidad judicial.

De otra parte, el desarrollo jurisprudencial que ha tenido la temática ha sido


significativa, al punto que ha habido un sinnúmero de sentencias de
Constitucionalidad emitida por la H. Corte Constitucional donde son demandadas
normas cuyos fundamentos son la vulneración del debido proceso, en igual forma,
tanto la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado continuamente en
sentencias de tutela, concurren a la aplicación del debido proceso con la finalidad
de proteger los derechos fundamentales de las personas.

Sobre el particular, como líneas jurisprudenciales atinentes al tema motivo de


estudio tenemos la Sentencia de constitucionalidad C-593 de 2014, data de la
importancia del individuo en el estado social de derecho, razones que dieron origen
a la incesante protección del derecho fundamental al debido proceso, no obstante,
en uno de los apartes de la jurisprudencia antes citada se explica:
“esta Corte ha llegado a la misma conclusión apoyada en el argumento de que “la
garantía del debido proceso ha sido establecida en favor de la persona, de toda
persona, cuya dignidad exige que, si se deducen en su contra consecuencias
negativas derivadas del ordenamiento jurídico, tiene derecho a que su juicio se
adelante según reglas predeterminadas, por el tribunal o autoridad competente y
con todas las posibilidades de defensa y de contradicción, habiendo sido oído el
acusado y examinadas y evaluadas las pruebas que obran en su contra y también
las que constan en su favor”.

Sumado a lo anterior, en sentencia C-980 de 2010, la Corte dispuso:

“En virtud del citado derecho, las autoridades estatales no podrán actuar en forma
omnímoda, sino dentro del marco jurídico definido democráticamente, respetando
las formas propias de cada juicio y asegurando la efectividad de aquellos mandatos
que garantizan a las personas el ejercicio pleno de sus derechos. Según lo ha
destacado este Tribunal, el derecho al debido proceso tiene como propósito
específico “la defensa y preservación del valor material de la justicia, a través del
logro de los fines esenciales del Estado, como la preservación de la convivencia
social y la protección de todas las personas residentes en Colombia en su vida,
honra, bienes y demás derechos y libertades públicas”

De las anteriores líneas jurisprudenciales, queda claro que el eje central y de gran
importancia para garantizar el perfecto funcionamiento del estado social de derecho
es sin duda alguna la persona, por ser este un estado antropocéntrico.
CONCLUSIÓN

El debido proceso presenta una naturaleza y alcance complejos, al punto que puede
ser abordado desde diversos puntos de vista para justificar su existencia que
descansa en el respeto de la persona radicado en las concretas exigencias de la
igualdad, la libertad y dignidad humanas. He ahí el fundamento previo del debido
proceso como derecho humano, cuyo marco normativo está dada en Colombia con
su constitucionalización como principio en el art. 29 de la Constitución Política y en
los diversos Tratados Internacionales suscritos por Colombia. Aunado a ello, quien
tiene una posición jurídica fundamental ostenta posibilidades procesales-
constitucionales de exigir su justiciabilidad ante los jueces, los tribunales y la altas
Cortes.

Así se constata la prominencia del debido proceso en el campo jurisdiccional donde


debe cristalizarse en la aplicación e interpretación de la norma. De ahí la importancia
de un modelo hermenéutico que proporcione las herramientas para hacer
prevalecer los principios y valores constitucionales al servicio de un proceso justo
constituido por los significados culturales propios de un Estado Constitucional y
Democrático de Derecho.

Desde este enfoque, el proceso es una creación humana o un producto de la cultura


basado en los fines de una sociedad pluralista y por ende su estructura no obedece
a un procedimiento técnico, sino que depende de las diversas condiciones humanas
forjadas por la lucha del hombre en su deseo de defensa y justicia. Por ello, en la
actualidad se sostiene la idea de que “el derecho procesal es derecho constitucional
aplicado” (Alvaro de Oliveira).

En esta línea reflexiva, el juez es el vocero de la razón práctica y en ese sentido


tiene el deber jurídico y constitucional de preservar los derechos desde que se
accede a la jurisdicción, pasando por un proceso investido de garantías hasta
adoptar una decisión que sea efectiva.
BIBLIOGRAFÍA

AGUDELO RAMÍREZ, Martín. Filosofía del derecho procesal. Bogotá,


Leyer, 2000.

AGUDELO RAMÍREZ, Martín. Introducción al estudio del derecho


procesal. Medellín, Señal Editora, 2004.

BARRY, Brian, Teorías de la Justicia. tr. de C. Hidalgo, Barcelona,


Gedisa. 1995.

LOPEZ BLANCO, Hernán Fabio, Código General del proceso parte general, Dupre
Editores. 2017.

Revista de opinión jurídica de la Universidad de Medellín

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