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CAPITULO II: EL HOMBRE COMO CREADOR DE CULTURA

El hombre es el creador de la cultura, es el hecho primero y fundamental para entender


a la cultura como tal, y no se podría entender el concepto de cultura si es que no se
involucran de por medio al hombre que la crea y produce.
En el concepto de cultura se hallan involucrados tanto el hombre en cuanto crea o
produce —y de este modo desarrolla su ser— cuanto el producto u objeto cultural
producido (una valoración, una creencia, un sistema de conocimientos, un artefacto, un
modo de convivir, de producir, de valorar...), que cambia la misma vida del hombre
productor. Desde que el hombre empleó un palo como bastón o como lanza, o utilizó una
piedra como cuchillo, comenzaron a existir objetos culturales. Contemporáneamente con
los productos culturales nació el creador de la cultura. (DAROS, 1986)
El hombre, creador de cultura, es el hecho primero y fundamental para entender lo que ella
es. En última instancia, la cultura es producto del hombre,- se subordina por su origen al
hombre y no a la inversa. (DAROS, 1986)
"Las culturas humanas reflejan, sin duda, los diversos sistemas de relaciones de producción;
sin embargo, no es tal o cual sistema lo que está en el origen de la cultura, sino el hombre,
el hombre que vive en el sistema, que lo acepta o que intenta cambiarlo. No se puede
pensar una cultura sin subjetividad humana y sin causalidad humana; sino que en el campo
de la cultura, el hombre es siempre el hecho primero: el hombre es el hecho primordial y
fundamental de la cultura" (Juan PABLO II, 1980)
El hombre (causa agente de la cultura) no puede ser pensado independientemente de sus
fines y sus productos (los objetos culturales). El hombre constituye la forma significativa de
los objetos, les otorga significados al crearlos para una función; pero los objetos, por su
parte, una vez creados, adquieren una vida o consistencia propia y regulan ese significado;
una vez producidos, condicionan la actividad del hombre. (DAROS, 1986)
Un poema, por ejemplo, o un aparato telefónico, son ambos objetos culturales que poseen
una coherencia y contundencia propias —aunque análogas— que los constituye como
objetos y los hace irreductibles a una mera sensación o ilusión humana. Esa coherencia,
dentro de la complejidad de sus partes o elementos, hace que un objeto sea, a primera
vista, un obstáculo (ob-jectum) para quien desea aprehenderlo y exige un desarrollo de las
energías del sujeto (un esfuerzo estructurador cognoscitivo, volitivo, tecnológico). El
mundo, cultural y físico, es así el lugar donde el hombre se realiza. (DAROS, 1986)
La cultura es, pues, tanto proceso humano como producto humano. El mundo físico al estar
en relación con el yo se humaniza tomando un aspecto humano, se convierte en un objeto
cultural al ser observado e interpretado (con técnicas intelectuales) o transformado (con
técnicas materiales) por el hombre. La física aristotélica, la física newtoniana, la física de
Einstein son objetos culturales, son productos estructurados, codificados, simbolizados por
el hombre. El sistema de vida fascista o el democrático! son objetos culturales, son
productos de los hombres guiados por diversos proyectos. Las obras literarias (desde los
periódicos a las obras clásicas) son objetos culturales. (DAROS, 1986)
Es importante destacar que, aunque el hombre es finito, indigente, inacabado y temporal,
por ser un ser de relaciones, trasciende en la historia, creando y recreando la cultura.
Porque las relaciones que establece son plurales, y por tanto responsables, con la
responsabilidad por la habilidad de la respuesta del hombre hacia los desafíos; críticas,
como resultado de la dialogicidad de los hombres para enfrentar los desafíos y, por lo
tanto, relaciones de los hombres con un sentido consecuente; y temporales, dado que el
hombre temporaliza el tiempo, y temporalizar el tiempo en los espacios geográficos es
cultura, y la cultura es el resultado de la creación de los hombres. (Universidad autónoma
de Tamaulipas, 2003)
Toda población humana contemporánea posee la habilidad para usar símbolos, y por
tanto para crear y mantener la cultura. (Kottak Conrad, 2011)

 Diferencia entre el hombre y los animales: Los símbolos

La principal diferencia entre los hombres y los animales, son los símbolos. Porque
los animales solo pueden desarrollar un lenguaje emotivo (perros al ver a su
amo, etc.), es decir no tienen la capacidad de designar y describir objetos
(lenguaje, retratos, esquemas, etc.).
Más allá de su racionalidad, otros autores consideran que el hombre posee su principal
diferencia de los animales por medio de los símbolos. Por ejemplo, Cassirer (1968, p.26)
argumenta que “el hombre no puede escapar de su propio logro, no le queda más
remedio que adaptar las condiciones de su propia vida; ya no vive solamente en un
universo físico sino en un universo simbólico. El lenguaje, el mito, el arte y la religión
constituyen partes de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica,
la urdimbre complicada de la experiencia humana”. (Hombre, Sociedad y cultura, 2017)
De esta forma, el ser humano, por medio de los símbolos, no sólo es capaz de modificar lo
social sino que al mismo tiempo genera una serie de elementos culturales con los que se
acomoda en su entorno (Ibarra, 2010). Un animal puede utilizar señales, aquellas que le
indican un suceso futuro y puede provocar una conducta determinada, por ejemplo,
cuando un tigre reconoce el olor de un ciervo, eso es señal de comida por lo que intentará
cazarlo. Sin embargo, no puede usar símbolos pues no son capaces de crear sus propios
sustitutos para referirse a algo que está separado temporal o espacialmente. En cambio
en el hombre los símbolos pueden presentarse de diversas formas: retratos, imágenes,
esquemas, gestos, conductas, pero sobre todo a través del lenguaje, éste último está
compuesto por todo un conjunto de símbolos que son empleados para describir su mundo
físico o inventar aquellos que se le vengan en mente. (Hombre, Sociedad y cultura, 2017)
Finalmente, la forma en la que los individuos aprenden, interiorizan e interactúan con los
demás de su misma especie, influenciados por una serie de normas y valores establecidos
por un determinada sociedad en un contexto histórico en particular generan también
cultura, idea que de acuerdo al pensamiento arqueológico, representa “la parte de la
conducta que diferencia al hombre de los demás animales” (Lumbreras, 1981, p.20).

En este sentido, “Ninguna cultura podría existir sin sociedad pero, del mismo modo, no
puede haber una sociedad carente de cultura. Sin cultura no seríamos en absoluto
"humanos", en el sentido en que normalmente entendemos este término. No tendríamos
una lengua en la que expresarnos ni conciencia de nosotros mismos y nuestra habilidad
para pensar y razonar se vería considerablemente limitada” (Giddens, 2007).

i. EVOLUCIÓN Y CULTURA

El aprendizaje es la base de las tradiciones culturales. Aunque la capacidad


para adquirir tradiciones fue moldeada por la selección natural y aguardó la
evolución de especies más cerebradas, la cultura está codificada en el cerebro,
no en los genes. La conducta cultural, como la fabricación y utilización de
utensilios, ocurre en muchas especies infrahumanas, especialmente en los
monos y grandes simios. Sin embargo, incluso entre los monos y los grandes
simios las tradiciones de utilización de utensilios permanecen en un estado
rudimentario. La razón de esto es que los monos y simios utilizan sus
extremidades anteriores para trepar y caminar y por tanto no pueden
transportar útiles fácilmente. Los primeros homínidos, como el Homo habilis y
el Australopithecino, tenían cerebros del tamaño de un simio pero en postura
erguida. De esta forma, la evolución del pie humano fijó la pauta de la
evolución posterior del cerebro humano y el grado excepcional de dependencia
humana de la cultura. La mayor cerebración del Homo erectus y el Homo
sapiens tuvo como consecuencia un aumento de la confianza en la cultura; y la
mayor confianza en la cultura trajo consigo un aumento de la cerebración. Este
proceso resultó drásticamente alterado hace unos 100.000 años cuando la
cultura «despegó», desarrollando un amplio número de tradiciones a una
rápida velocidad, sin cambios significativos en el tamaño del cerebro. (Marvin
Harris, 1990)
Un ingrediente vital en este despegue fue el desarrollo de la capacidad
humana para la universalidad semántica. Como se ha demostrado mediante
numerosos experimentos, a los chimpancés y gorilas se les puede enseñar a
utilizar varios cientos de signos. No obstante, comparados con los niños
humanos de 3 años, los simios sólo tienen capacidades rudimentarias para la
productividad y el desplazamiento. (Marvin Harris, 1990)

La independencia básica de las diferencias y semejanzas culturales de la


determinación genética se demuestra mediante la capacidad de individuos y
poblaciones enteras para cambiar sus repertorios culturales mediante la
endoculturación y la difusión en una generación. (Marvin Harris, 1990)

La sociobiología es una estrategia de investigación hereditaria que permanece


algo aparte de la raciología científica. Está interesada en los efectos de la
naturaleza humana sobre la cultura y trata de explicar las semejanzas
culturales y algunas diferencias mediante el principio de la eficacia biológica
inclusiva. Este principio resalta la medida del éxito reproductivo de individuos
estrechamente relacionados como la clave de la selección natural en las
especies sociales. (Marvin Harris, 1990)

En el mundo conocido, el despegue cultural sólo ha tenido lugar entre los seres
humanos. Este despegue fue tan momentáneo como la aparición de la materia
a partir de la energía y de la vida a partir de la materia. La mayor parte de las
variaciones culturales, como incluso los sociobiólogos admiten, no puede
explicarse por la acción de la selección natural sobre los genes humanos.
(Marvin Harris, 1990)

Las teorías del creacionismo científico no son alternativas aceptables para el


evolucionismo. O bien son imposibles de comprobar o se contradicen con la
evidencia disponible. Por el contrario, las teorías evolucionistas han sido
rigurosamente probadas y han demostrado ser perfectamente compatibles con
la evidencia existente. Si el creacionismo se presenta como una creencia
religiosa imposible de probar, entonces no debe existir ninguna disputa entre
creacionismo y evolucionismo. Sin embargo, los científicos están obligados a
criticar el creacionismo cuando éste es presentado como una teoría
científicamente válida. (Marvin Harris, 1990)
ii. LA CULTURA

Para la Real Academia Española (RAE), cultura es el “Conjunto de modos de vida y


costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en
una época, grupo social, etc.” No obstante, esta definición aunque parece
completa podría sólo ofrecer una visión parcial de sus rasgos y elementos, por ello
la importancia de analizar más definiciones. (Hombre, Sociedad y cultura, 2017)

La definición de cultura de Tylor ofrece una visión global del tema de estudio de la
antropología; aquí la cita:
“La cultura [...] es esa totalidad compleja que incluye el conocimiento, las
creencias, el arte, la moral, las leyes, las costumbres y cualesquiera otras
capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad”
(Tylor, 1871/1958, p. 1).

La definición de Tylor se enfoca en los atributos que la gente adquiere en una


sociedad particular, producto de una tradición cultural específica y no de la
herencia biológica.

Froylan M. López Narváez define a la cultura como “la realidad que se vive, como
se vive… son maneras de ser, de pensar y de sentir… es el cultivo que toda
comunidad hace de sí misma… es herencia y aspiración… es el complejo de
tradiciones” (López, 1990).

Una manera de observar lo dinámico, pero al mismo tiempo lo complejo que


resulta analizar la palabra cultura, son las distintos sinónimos utilizados para ella,
entre los que se encuentran erudición, saber, sabiduría, sapiencia, ciencia,
conocimiento, ilustración e instrucción. (Hombre, Sociedad y cultura, 2017)

 Cinco ideas falsas sobre cultura

1. Se puede tener y no tener cultura:


Esteban Krotz (2004), establece que la cultura es un rasgo característico
del ser humano, por consiguiente, todos los seres humanos tienen
cultura. Es por ello que no tienen sentido frases como “mi compañero
no tiene cultura”, “mi profesor es una persona sin cultura”.

2. Hay una jerarquía natural entre culturas:


La segunda idea falsa establece la existencia de una jerarquía natural
entre las culturas, es decir, que hay mejores y peores, pero realmente
“no existe absolutamente ningún criterio objetivo, y mucho menos
científico para establecer este tipo de jerarquías” (Krotz, 2004, p.14).
Por lo tanto, no es posible establecer que el jazz es mejor que el rock o
el merengue, que un libro de ciencia ficción es de menor importancia
que uno de historia o geografía. Sin embargo, esto no impide que una
persona pueda establecer el gusto de una expresión cultural sobre
otras.

3. Hay culturas puras y mezcladas:


En la tercera idea expuesta por el autor considera que es errónea
porque utilizan la cultura como un todo integrado, como algo propio y
concluido en un determinado contexto y época. Sería por ello falso
considerar a la cultura española como la cultura madre de los
mexicanos, producto de su conquista espiritual y militar que implantó
su visión del mundo durante la época colonial, ya que ésta última
anteriormente fue dominada por los árabes durante muchos siglos
quienes también les heredaron ciertas influencias culturales que hasta
el día de hoy se observan en esa nación. Por lo tanto, la cultura es una
mezcla de culturas, “la historia ha sido, siglo tras siglo, una historia de
mezclas biológicas y culturales de todo tipo” (Krotz, 2004, p.15).

4. Los recintos propios de la cultura son los museos, teatros y


bibliotecas:
Respecto a la cuarta afirmación falsa, si bien es cierto que hay
creaciones culturales dignas de admiración de acuerdo al estado físico
en que se encuentran como las que podemos encontrar en un museo o
biblioteca, la cultura también posee manifestaciones vivas, florecen y se
transforman continuamente. Por lo tanto, sin negar su importancia e
influencia formadora, “los museos, los teatros y las bibliotecas son sólo
algunos de los muchos hogares de la cultura. La mayor partede la vida
cultural se realiza, se conserva, se reproduce se transforma fuera de
ellos” (Krotz, 2004, p.17).

5. La existencia de la cultura depende del Estado:


Finalmente, respecto a la última idea falsa en el sentido que la
existencia de la cultura depende del Estado, si bien éste último tiene
definida una extensión territorial y que a través de algunas
instituciones, leyes y políticas públicas fomenten la cultura nacional o
regional. No se puede evitar que dentro de un país como México,
existan influencias y rasgos de la cultura francesa o norteamericana en
determinadas localidades producto de la existencia de diferencias
culturales, recordemos que “la cultura humana no es una, sino que
constituye un compuesto de culturas diferentes” (Krotz, 2004, p.17).

 La Cultura Se Aprende

La cultura se aprende con los símbolos que usamos, de manera inconsciente o


consciente; con la interacción con otros, y con la observación.

La facilidad con la que los niños absorben cualquier tradición cultural descansa en
la capacidad de aprendizaje, especialmente elaborada entre los humanos. Otros
animales aprenden de la experiencia; por ejemplo, evitan el fuego después de
descubrir que los lastima. Los animales sociales también aprenden de otros
miembros de su grupo. Los lobos, por ejemplo, siguen estrategias de caza de otros
miembros de la jauría. Tal aprendizaje social es particularmente importante entre
monos y simios, nuestros parientes biológicos más cercanos. Pero nuestro propio
aprendizaje cultural depende de la capacidad que desarrollamos de manera única
al usar símbolos, signos que no tienen una conexión necesaria o natural con las
cosas que significan o para las cuales se establecen. (Kottak Conrad, 2011)

A través de un proceso de aprendizaje consciente e inconsciente, y con la


interacción con otros, cada persona, de inmediato, interioriza, o incorpora, una
tradición cultural mediante el proceso de enculturación (Proceso mediante el cual
se aprende la cultura y se transmite a través de las generaciones). En ocasiones la
cultura se enseña directamente, como cuando los padres piden a sus hijos decir
“gracias” cuando alguien les da algo o les hace un favor. (Kottak Conrad, 2011)

La cultura también se transmite a través de la observación. Los niños ponen


atención a las cosas que los rodean, modifican su comportamiento no sólo porque
otros se los piden, sino como resultado de sus propias observaciones y conciencia
creciente acerca de lo que su cultura considera bueno y malo. (Kottak Conrad,
2011)

Los antropólogos están de acuerdo en que el aprendizaje cultural está muchísimo


más elaborado entre los seres humanos y que todos nosotros poseemos cultura.
Los antropólogos también aceptan una doctrina llamada en el siglo xix “la unidad
psíquica del Hombre”. Esto significa que, aunque los individuos difieran en sus
tendencias y capacidades emocionales e intelectuales, todas las poblaciones
humanas poseen capacidades equivalentes para la cultura. Sin importar sus genes
o su apariencia física, las personas pueden aprender cualquier tradición cultural.
(Kottak Conrad, 2011)

 La Cultura Es Simbólica

Para White, la cultura se originó cuando nuestros ancestros adquirieron la


habilidad de usar símbolos; esto es: originar y conferir significado a una cosa o
evento y, en consecuencia, a asimilar y apreciar tales significados (White, 1959, p.
3)

Por lo general, los símbolos son lingüísticos. Pero también existen símbolos no
verbales, como las banderas, que representan a países, o los arcos que son el
emblema de una cadena de hamburguesas. El agua bendita es un poderoso
símbolo del catolicismo romano. El agua no es intrínsecamente más santa que la
leche, la sangre o algún otro líquido natural. Tampoco el agua bendita es
químicamente diferente del agua ordinaria. El agua bendita es un símbolo dentro
del catolicismo romano, que es parte de un sistema cultural internacional. Una
cosa natural se asoció arbitrariamente con un significado particular para los
católicos, quienes comparten creencias y experiencias comunes que se basan en
aprendizaje y que se transmiten a través de generaciones. (Kottak Conrad, 2011)

Durante cientos de miles de años, los humanos han compartido las habilidades
sobre las que descansa la cultura. Dichas habilidades son para aprender, pensar
simbólicamente, manipular el lenguaje y usar herramientas y otros productos
culturales para organizar sus vidas y enfrentar sus ambientes. Nuestros parientes
más cercanos, chimpancés y gorilas, manifiestan habilidades culturales
rudimentarias. Sin embargo, ningún otro animal tiene habilidades culturales
elaboradas (para aprender, comunicar, y almacenar, procesar y usar información)
en la medida que las tiene el Homo. (Kottak Conrad, 2011)
 La Cultura Se Comparte

La cultura se transmite en sociedad. ¿Acaso no aprendemos la cultura al observar,


escuchar, hablar e interactuar con muchas otras personas? Las creencias, los
valores, los recuerdos y las expectativas compartidas vinculan a las personas que
crecen en la misma cultura. La enculturación unifica a las personas al
proporcionarles experiencias comunes. (Kottak Conrad, 2011)

Las personas se convierten en agentes en la enculturación de sus hijos, tal como


sus padres lo hicieron con ellos. Aunque una cultura cambia constantemente,
perduran ciertas creencias, valores, visiones del mundo y prácticas de crianza
infantil fundamentales. (Kottak Conrad, 2011)

Un ejemplo estadounidense por Conrad (2011). Cuando un niño no terminaba su


comida, nuestros padres solían recordarnos a infantes hambrientos en algún país
extranjero, tal como nuestros abuelos lo hicieron con sus hijos.

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