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3 i
EL
PERFUME DE ROMA,
POR
LUIS VEÜILLOT,
TRADUCIDO
MADRID t
fMPREKTA DE LA ESPERANZA, Á CARGO DE D. ANTONIO PÉREZ DUBRVLl,
calle del Pez, núm. 6, principal.
1862. ""~
J
EL PERFUME DE ROMA.
ella para siempre, con ese dolor que solo puede sentir
el que realmente la ha visto. Dolor querido, flor de un
recuerdo, que únicamente se abre en la tristeza de la
noche; pero que es, no obstante, de tan estraordinaria
belleza, que se teme la llegada del dia, porque ha de
cerrar su corola, y el soplo de la prosperidad, porque
ha de disipar su perfume.
« ¡ Oh ! esclamaba él ; ¿quién podrá comprender la
amargura que produce abandonar á Roma sin esperanza
de volver á ella, sino aquel que la haya esperimentado
vivamente?» Y tomando las palabras de Ovidio, los dis
ticos del poeta desterrado ocupaban sin cesar su pen
samiento y su corazon.
Pero Goethe quería palabras peculiares suyas para
espresar los sentimientos que en él habian nacido; por
que su única alegria era pintarse á si mismo su dolor.
Y asi como al ir á Roma nada fue capaz de detenerle,
asi al alejarse de Roma nada podia cautivar su aten
cion; él se embriagaba con sus propios recuerdos.
Cuando en Florencia, en esos jardines creados por
el lujo y destinados al placer, compuso, á pesar suyo,
las escenas del Tasso , decia : « Mis recuerdos son el
pensamiento doloroso que preside á todo el poema;
porque son los suspiros de un alma apasionada que se
encuentra condenada á un destierro irrevocable. »
Hé aqui lo que debe asombrar al festivo presidente
de Burgogne y al imitador que se alimentó con su sa
via, nacido para gloria de los tiempos presentes ; á ese
imitador que no quiero nombrar. Goethe honraba y
amaba á Roma hasta tal punto , que le bastaba contem
plarla en su imaginacion para que se despertasen en
su alma todas las amarguras del destierro. ¡Imitador!
resuelve este problema romano.
DE BOMA. 11
El camino.
I.
La máquina y el espiritu.
II.
El omniarca.
III.
Otra telegrafía.
IV.
Petrarc».
ív :
40 LIBRO I.
V.
Las razones de estos tiempos.
VI.
Destruccion .
Coquelet.
VIII.
La Patrona. ' , .,
IX.
Contratiempos en el mar.
X.
• •.•
El buque de vapor.
XI.
Civila•Vecchia.
Palo.
XIII, :
. . ,. . . . . ; . ' . I•...;'...
,',' ; Los legados del Papa. .¡.
i
Entrada en Roma.
I.
Porta Cavalliíprri.
U.
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III.
*i ' • •
El obelisco del Vaticano.
IV.
Varias prisiones.
• ' . ' . i ' / .
V.
Los centinela*.
leas.
Encontramos en el camino algunas buenas gentes
que cantaban ante las iluminadas imágenes de las vir
genes : nos detuvimos un momento en la plaza de Navo-
na, en el pórtico de Santa Inés. Alli la heróica jóven
triunfó de sus verdugos, y sus cabellos crecieron ins
tantáneamente para proteger su pudor , reemplazando
con un sedoso velo sus desgarrados vestidos.
Hé aqui el panteon de Agripa. No encuentro porqué
pueda ser la maravilla de la arquitectura. La idea con
cebida por el arquitecto pagano debia pasar para eso
por la mente de Miguel Ángel, asi como el pensamiento
concebido por Agripa debia ser reformado por el Papa.
El Papa , abatiendo los falsos dioses , ha consagrado el
edificio á todos los Santos que han servido al verdadero
Dios. Y destruyendo la cúpula construida sin elevacion
sobre el resto del edificio, Miguel Ángel la ha hecho
elevarse hasta las nubes.
Fr. Gaudencio no admiraba, ni criticaba, ni aun
veia la arquitectura.
—Escuchad, nos dijo; escuchad las palabras de San
Pablo, que habitaba no lejos de aqui, y que vió este
monumento en su primitivo esplendor : « Hermanos
mios : los Santos con la fe han conquistado un reino,
aplacado la voracidad de los leones, detenido la impe
tuosidad del fuego. La fe les dió el valor en los com
bates, y lograron poner en fuga á sus enemigos.
» Muchos fueron cruelmente atormentados, porque
no quisieron rescatar su vida mortal para encontrar
una mucho mejor despues de la resurreccion. Otros
88 LIBRO II.
VI.
VIL
•••'.:•:•• '•
Un Papa envilecido.
Papas y Emperadores.
I.
Neron y Pedro.
n.
San Gregorio I, San Gregorio II y Leon Isauro.
V.
Roma secularizada.
V!. •• •
Gregorio VII.
VII.
(1) Debe traducirse así cuando se trata del Dios crucificado, pero
en el ardor de su imperialismo pagano , Dante olvida el nombre de
Jesús, y dice: ¡O summo Giove\ ¡Oh poderoso JÚPITER!
(N. del A.)
PAPAS Y EMPERADORES. 139
VIII.
El problema.
i LIBRO
*. • . IV. • • •
•i¡ : • • ... •• :
San Pedro de Roma y el Coliseo.
Á M. EUGENIO VEUILLOT.
I.
II.
El cuervo.
III.
La paloma.
IV.
San Pedro.
El Capitolio y el Foro.
VI.
H Coliseo.
r»r
168 LIBRO iv.
vn. .
San 'Juan de Letran.
(1) Estatua de Palas, que los troyanos creían haber caldo del
cielo en el templo de su cindadela. • '' ';
LIBIO IV.
VIII.
Lo* romano* adopnros.
'i •
, ..... La cuestión romana.
¡ .¡ ; • I . .••....
I,
Noé y Pedro.
(1) Los que componían la gerarquía entre los griegos, como Pre
lados, Pontífices, etc.
LA CUESTION ROMANA. 179
II.
:.
IV.
Carlomagno.
Y.
VI.
Un subalpina.
VII.
VIII.
, . El Papa y el mundo.
I.
El vecino de la ciudad.
II.
El necio municipal.
III.
El necio pagana.
IV.
H.IM.II.I.". y bninuw.
V.
El verdadero infame.
:• . vi.
Dos poetas.
I.
Viaje ¿ Sobiaco.
H.
Utilidad de la teologia.
III.
El derecho de asilo.
IV.
Los claustros.
V.
. '•'<•: En ana quinte,
VI.
Ve U iotolenaei*.
vn.
L> «Ui te Tr. Candese».
X.
XI.
Lsorca.
XII.
La Via Appia.
XIII.
El P. Cirios.
XIV.
Misterios.
El altar.
Coqutlet en el Coliseo.
i
Por una brecha que corta uno de los muros del Cor
üseo vi á Coquelet recorriendo sus altas y estensas
galerias. Yo tambien penetré en aquel recinto.
No crei que el temor de escandalizar á Coquelet
debiese impedirme el rezar un Padrenuestro y un Ave
María al pie de la cruz, y por lo tanto puse en práctica
mi pensamiento ; mas bien presto le vi dirigirse há
cia mi.
— < Comprendo muy bien, me dijo, qué los cristianos
vengan á orar aqui, porque ciertamente el sitio es con
movedor. No obstante, vuestros mártires han destruido
una civilizacion muy bella.
»¡Qué pueblo el de los romanos! ¡Que artistas!
¡Cuán atras nos dejan! Comprendo que los aborrezcais,
pero comprended vos tambien que yo les admire. »
—Coquelet, ¿por qué roe persigues? En primer lugar
no habeis nacido para ser perseguidor; y en segundo
no contais con las fuerzas necesarias para serlo.
Aqui soy yo mas fuerte que vos. Si la cuestion de
civilizacion es cuestion de edificios, puedo enseñaros á
378 LIBRO TIII.
San Pedro y nuestras catedrales , y nada tendreis que
replicarme.
Si se tratase del destino de esos edificios , del pue
blo que se reune en ellos , y de los placeres que alli se
encuentran, tambien puede el cristianismo hacer frente
á la comparacion.
Si encontráseis á una Hermana de la Caridad re
creándose en ver las figuras de movimiento, os escan
dalizaríais formalmente, ¡y ahora exigis de mi nada
menos que veneracion hácia las vestales!
Vuestros tan decantados romanos se los veia mu
chas veces bajar á la arena, empapar sus manos en la
sangre del gladiador moribundo, beber esa sangre, be
berla materialmente, como una bebida de salvacion...
¡Y he de creer que admirais á hombres de semejante
condicion, Coquelet! Solo creo que quereis burlaros al
hablar en esos términos..
No, Coquelet, no; por la gracia de Dios habeis na
cido en Francia, y de ningun modo senador de Roma:
no teneis aquel fondo perverso y feroz de los antiguos
romanos.
¡Qué! ¡los tigres, los leones, las panteras, mil po
bres infelices devorados, y otras tantas parejas de gla
diadores habian de alegraros y causaros regocijo la
sangre derramada, Coquelet!
No, mi buen amigo; yo estoy seguro de que, al
presenciar escenas tan horribles, un acceso de fiebre se
apoderaria de vos mismo , y antes de la conclusion de
la primera fiesta, saltariais desde vuestro asiento á la
arena proclamándoos cristiano.
Y eso os prueba cuánto ha mejorado el cristianismo
á la humanidad. Muchas pruebas confirman esta ver
dad, pero ahi teneis una que por si sola es bastante á
demostrarla.
EL ALTAR. 379
El »lttt. . i ! /.
IV.
Dos jóvenes. ; / ,
-' ...'',. '
« Vita della giovinetta Albina Gelosi, cui si aggiunge
una memoria della privilegiata morte della giovinetta
Carlottina Olivieri, entrambi educando nella pia casa
delle suore maestre di S. Dorotea in Roma (1). »
La pequeña historia de estas dos jóvenes escolares
es una verdadera flor romana. No una flor rara, sino,
por el contrario, comun y abundante; lo que hace con
venga tanto mas á mi propósito. Al analizarla trataré
(1) Vida de la jovencita Albina Gelosi, á. que se ha aumentado
una Memoria de la privilegiada muerte de la joven también, Carlot
tina OH vie.ri, ambas educadas en la piadosa casa de las maestras de
Santa Dorotea en Roma. : • (N. del T.)
LIBRO VIII.
I.
. ¡: : , IL
.,• ; SI martes de Carnaval. • .
III.
La Papisa Juana.
IV.
U Via Appú.
V.
En San Crisógono.
VI.
VIL
El escultor.
VIII.
.• • El Capitán.
1 •'• ••'• " '• I ' ; '.
IX.
La condesa.
X.
El estudio de un pintor.
XI.
XII.
XIII.
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Los germánicos.
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XIV.
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XVI.
• ..•:•'.. ¡•.•['. .••'•' <is ¡.\. •;
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Coquelet acabó de esponer sus ideas como á en
toda su vida se le hubiese presentado la menor obje
cion contra ellas. Y se animaba extraordinariamente
esperando seducir al Rdo. D. José, cura de un pueblo
medio salvaje del Brasil; sacerdote á quien por lo de
mas él juzgaba inteligente.
Coquelet espücó cómo el catolicismo toca á su fin:
está próximo á trasformarse, á ensancharse y á con
vertirse en ana moral &cil. perfecta y de seneáfki
acceso para todos los corazones, pues que las oscuri
dades del dogma no obstruirán su entrada. —¿De modo
que, dijo por fin D. José. vais á destruir la Iglesia?
—Es absolutamente necesario, contestó Coquelet con
un tono algun tanto sentimental.
—¿Sabeis, replicó D. José, si podreis coosegnirlo i
fuerza de intentarlo?—Y á na modo de ver, continuo
Coquelet, antes de mucho tiempo. Es un edificio ya
muy viejo, y caerá ante el perseverante esfuerzo de
APUNTES DK VIAJE.
xcx.
LnfefeseaSan
XX.
XXI.
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Ideas de wa
XXIII. ... ,
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Palahrai d« una aldeana.
xxtv.
Ka el paUóo de ke Cenia.
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XXV.
Bailo*
XXVI.
XXVII. I
t
XXIX.
... t pixzicaroli.
Los mártires.
I.
Dos ambiciones.
II.
Ecco la fiera.
(Inferno, c. xvu.)
III.
.. . -. • • . v. , :: i
• • El secreto de Roma.
IV.
V.
Á M. EUGENIO VEUILLOT.
Ciudad del Perdon, y cerca del que desata los lazos del
pecado, es donde vemos y conocemos bien claramente
la rabia al par que la impotencia que distinguen á Sa
tanás. Satanás no establecerá nada permanente sobre la
tierra, y no poseerá mas que lo que voluntariamente á
él se entrega.
¡ Encierren en buen hora al Papa , á Jesucristo y á
la libertad en las Catacumbas , y edifiquen sobre este
volcan ! El volcan estallará, aun cuando le hayan car
gado con el peso del mundo entero, y todas sus cons
trucciones volarán convertidas en polvo.
Nada hay tan bello , nada tan grande sobre la tierra
como ese solo hombre desarmado, contra el que tantas
potencias se levantan, y á las que tiene en jaque,
sin que pueda abrigar el temor de ser vencido. Nada
tan bello como el espectáculo de la fe, en medio
del desastre de las cosas humanas; nada, á no ser el
aspecto de la humildad en esa misma seguridad de la
fe. « Si me apoyase en mi mismo, dijo el Santo Padre,
caeria; pero es en Dios en quien me apoyo.»
FIN.
ÍNDICE.
Páginas.
EL PERFUME DE ROMA 6
LIBRO I.
EL CAMINO.
La máquina y el espíritu 21
El omniarca 28
Otra telegrafía : 33
Petrarca 37
Las razones de estos tiempos 41
Destruccion 43
Coquelet .r>l
La patrona 53
Contiatiempos en el mar 55
El buque de vapor 57
Civita-Vecchia (¡1
Palo 63
Los legados del Papr (¡7
LIBRO II.
ENTRAPA ENROMA.
Porta Cavalligieri 73
Las ventanas del Papa 76
El obelisco del Vaticano 80
•Barias prisiones 84
;L'os centinelas 86
Pablo, prisionero de Cristo 88
Un Papa envilecido 91
. LIBRO III.
PAPAS Y EMPERADORES 97
Neron y Pedro 99
San Gregorio I, San Gregorio II y Leon Isauro 105
El nuevo imperio y el nuevo Emperador 109
La paz en Roma 117
Roma secularizada 123
Gregorio VII 126
Italia sin el Papa 134
El problema ; 140
LIBRO IV.
LIBRO V.
LA CUESTIÓN ROMANA.
Noé y Pedro 175
Después de una lectura 187
Reflexiones sobre un discurso piamontés 202
Carlomagno 207
La Iglesia libre en el Estado libre 221
Un subalpino 229
Ante San Juan de Letran 234
El Papa y el mundo 245
LIBRO VI.
PASEOS Y CONVERSACIONES.
Viaje á Subiaco 293
ni
Utilidad de la teologta 305
El derecho do asilo 812
Los claustros 317
En una quinta 323
Do la intolerancia 330
La celda de Fr. Qaudencio 334
Las Madonnas 340
El convento y el cuartel 3 15
En Frascati 343
Liorna 354
La Vta A ppia 357
El P. Carlos 3(H
Misterios 303
Kntro la Scala Santa y Santa Croce in Uenualcmme 375
LIBRO VIH.
El. ALTAR.
Coquelet en el Coliseo 377
Los devotos de San Pedro S93
El altar 1(93
El justo 418
Dos lóvenes 421
LIBRO IX.
APUNTES DE VIAJE.
Hosterta de Porta Maggiore. .' 439
El inlrtes de Carnaval 441
La Papisa Juana 443
La Vta AppTtr.TT^. 444
Ea San Crisógono 446
La habitacion de San Estanislao 447
El eicunor 449
El Capitan 451
La condesa 483
El estudio de un pintor 453
San Martin y San Silvestre 454
Una flor del Coliseo 456
Los germánicos 453
Rafael y el Uoiuiniquino 402
Li ciudad., .« . 466
Sun Pedro cleAlcAntara, 467
Don Jose. ..... ; ./. 463
IV
Los MÁRTIRKS.
Dos ambiciones .:...; , 513
Ecco la fiera : 522
El secreto da Roma. , 540
Ulttaia tarde en Roma , 549
PiusP. P. IX.. ., 555
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BIBLIOTECA DE CATALUNYA
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