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BOBBIO

EL FUTURO DE LA DEMOCRACIA

Busca analizar el estado actual de los regímenes democráticos, extrapolar una tendencia de
desarrollo o involución e intentar un cauteloso pronóstico sobre su futuro.

UNA DEFINICION MINIMA DE DEMOCRACIA

La democracia está caracterizada por un conjunto de reglas que establecen quien está
autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo que procedimientos. Y para que una
decisión tomada por individuos pueda ser aceptada como una decisión colectiva, es necesario
que sea tomada con base a reglas que establezcan quienes son los individuos autorizados a
tomar estas decisiones obligatorias para todos los miembros del grupo, y con qué
procedimientos. Un régimen democrático se caracteriza por la atribución del poder de la toma
de decisiones colectivas a un número muy pequeño de los miembros del grupo.

Por lo que, respecto a la modalidad de la decisión, la regla fundamental de la democracia es la


regla de la mayoría, regla con la base en la cual se consideran decisiones colectivas, y, por lo
tanto, obligatorias para todo el grupo. La unanimidad es posible solamente en un grupo
restringido u homogéneo.

Para una definición mínima de democracia, no basta ni la atribución del derecho de participar
de la toma de decisiones colectivas para un numero alto de ciudadanos ni la existencia de reglas
procesales como la de la mayoría. Es necesaria una tercera condición: es indispensable que
aquellos que están llamados a decidir o a elegir a quienes deberán decidir, se planteen
alternativas reales y estén en condiciones de seleccionar entre una y otra. Con el objeto de que
se realice esta condición, es necesario que a quienes deciden les sean garantizar los derechos
de libertad, opinión de expresión, de reunión, asociación, etc., los derechos con base en los
cuales nació el Estado liberal y se construyó la doctrina del Estado de Derecho. Estas libertades
son el supuesto necesario del correcto funcionamiento de los mismos mecanismos
fundamentalmente procesales que caracterizan un régimen democrático. Las normas
constitucionales que atribuyen estos derechos no son propiamente reglas del juego: son reglas
preliminares que permiten el desarrollo del juego.

Entre democracia y liberalismo hay una relación estrecha, porque se complementan: el


liberalismo protege al individuo y sus derechos, y la democracia permite que este individuo
pueda expresar sus preferencias gracias a su libertad. Son necesarias ciertas libertades para el
correcto ejercicio del poder democrático; y es indispensable el poder democrático para
garantizar la existencia y la persistencia de las libertades fundamentales.
Es útil concentrar la reflexión en la diferencia entre los ideales democráticos y la democracia
real. Hay que hablar del contraste entre lo que había sido prometido y lo que se realizó
efectivamente en la democracia. Existen seis falsas promesas:

1- EL NACIMIENTO DE LA SOCIEDAD PLURALISTA

La democracia nació de una concepción individualista de la sociedad, de una concepción por la


cual el todo era primero que las partes se pasa a una idea de que la sociedad es un producto
artificial de la voluntad de los individuos. Es decir, se parte de la premisa que de los ciudadanos
son individuos libres e iguales, que se ponen de acuerdo para dar vida a un poder común que
tiene la función de garantizar la vida y la libertad. Además, con el nacimiento de la economía
política, se pasó del zón politikon al homo economicus, el individuo persiguiendo el interés
propio, frecuentemente promueve el interés social de una manera más eficaz.

Partiendo del individuo soberano que, al ponerse de acuerdo con otros individuos igualmente
soberanos, crea la sociedad política, la doctrina democrática había ideado un Estado in cuerpos
intermedios, característicos de la sociedad corporativa de las ciudades medievales y del Estado
estamental o de ordenes anteriores a la afirmación de las monarquías absolutas, una sociedad
política en la que, entre el pueblo soberano, no existen sociedades particulares.

Lo que ha sucedido en realidad, en los Estados democráticos, es exactamente lo opuesto: los


grupos se han vuelto cada vez más los sujetos políticamente pertinentes. No son los individuos,
sino los grupos, los protagonistas de la vida política en una sociedad democrática; en la que ya
no hay un solo soberano, ni el pueblo o la nación, compuesto por individuos que adquirieron el
derecho de participar en el gobierno, sino el pueblo dividió objetivamente en grupos
contrapuestos, en competencia entre ellos, con su autonomía relativa respecto al gobierno
central (como los partidos políticos, los sindicatos etc.).

2- LA REIVINDICACION DE LOS INTERESES

El principio en el que se basa la representación política es exactamente la antítesis de aquel en


el que se fundamenta la representación de los intereses, en la que el representante, al tener
que velar por los intereses particulares del representado, está sometido a un mandato
obligatorio. Con la venida de una sociedad en la cual hay intereses contrapuestos y valoraciones
distintas de lo que quiere el pueblo, cuando uno de estos grupos consigue el poder, no vela por
los intereses del pueblo como se suponía que debía hacer un representante, sino que, por el
contrario, vela por sus propios intereses y los de su grupo. Los representantes no respetan los
intereses nacionales, sino los de su grupo.

3- PERSISTENCIA EN LAS OLIGARQUIAS

Una promesa de la democracia era la derrota del poder oligárquico. El principio fundamental del
pensamiento democrático siempre ha sido la libertad entendida como autonomía, como
capacidad de legislar para sí mismo. Pero la democracia representativa es en sí misma la
renuncia al principio de la libertad como economía. El exceso de participación puede tener como
efecto la saturación de la política y el aumento de la apatía electoral. Nada es más peligroso para
la democracia que el exceso de democracia.
La presencia de elites en el poder no borra la diferencia entre regímenes democráticos y
regímenes autocráticos. En la actualidad, jamás están ausentes las oligarquías del poder, las
diversas formas de gobierno se distinguen en su diferente formación y organización. La
característica de un gobierno democrático demuestra la presencia de muchas que compitan
entre ellas por la conquista del voto popular.

4- EL ESPACIO LIMITADO

Si la democracia no ha logrado derrotar totalmente al poder oligárquico, mucho menos ha


conseguido ocupar todos los espacios en los que se ejerce un poder que toma decisiones
obligatorias para un completo grupo social.

La democracia moderna nació como método de legitimación y de control de las decisiones


políticas en el sentido estricto, o de gobierno propiamente dicho, tanto nacional como local,
donde el individuo es tomado en consideración en su papel general de ciudadano y no en la
multiplicidad de sus papeles específicos de trabajador, estudiante, soldado, consumidor, etc.
Después de la conquista del sufragio universal, si todavía se puede hablar de una ampliación del
proceso de democratización, dicha ampliación se debería manifestar. Si se quiere saber si un
país esta democratizado o no, no se debería contar cuanta gente tiene derecho a votar, sino los
espacios y condiciones en que pueden ejercer ese derecho.

5- EL PODER INVISIBLE

La presencia del poder invisible (mafias, sectas, logias, servicios secretos no controlados, etc.)
es extremadamente visible. Hay un doble Estado, en el sentido en que, al lado de un Estado
visible, existiría uno invisible. Es bien conocido que la democracia nació bajo la perspectiva de
erradicar para siempre de la sociedad humana el poder invisible, para dar vida a un gobierno
cuyas acciones deberían haber sido realizadas en público, un gobierno transparente, con la
convicción de que el gobierno democrático pueda, finalmente, dar vida a la transparencia del
poder.

Todo lo que nos ocultan nuestros dirigentes, acuerdos con otras naciones, etc., es injusto para
nosotros, y nunca va a ser bueno. Deriva entonces, que la obligación de la publicidad de los actos
gubernamentales es importante no solo para permitir al ciudadano conocer las acciones de
quien detenta el poder y en consecuencia controlarlos, sino también porque la publicidad es en
sí misma una forma de control, un expediente que permite distinguir lo que es licito de lo que
es ilícito. Y esto no logró realizar la democracia real.

La tendencia ya no es hacia el máximo control del poder por parte de los ciudadanos, sino, por
el contrario, hacia el máximo control de los súbditos por parte del poder.
6- EL CIUDADANO NO EDUCADO

La sexta falsa promesa se refiere a la educación de la ciudadanía. El reino de la virtud es la misma


democracia. La democracia no puede prescindir de la virtud, entendida como amor a la cosa
pública, pues al mismo tiempo debe promoverla, alimentarla y fortalecerla. Contrariamente, en
las democracias modernas y consolidadas, se asiste impotentes al fenómeno de la apatía
política, que frecuentemente involucra a cerca de la mitad de quienes tienen derecho al voto.
Desde el punto de vista de la cultura política, estas personas están desinteresadas por lo que
sucede, sin entender que la política es por lo que su vida tiene curso.

Existen buenas razones para creer que este disminuyendo el voto de opinión, y que este
aumentando el voto de intercambio, la clientela, las elecciones basadas en favores y en el interés
propio y no en la comunidad, el apoyo político a cambio de favores personales. Las opiniones,
los sentimientos y las ideas comunes son substituidas cada vez más por los intereses
particulares, aumentando el numero de los que votan movidos por intereses personales y
disminuyendo el voto del que vota con base en una opinión política.

En los principios de la democracia, el voto educaba al ciudadano, le enseñaba la virtud pública.


Pero ahora, es por mero interés. Esta es la última promesa que la democracia no cumplió:
fomentar la educación de los ciudadanos, y hacerlos crecer en virtud

¿Se podían, realmente, cumplir esas promesas? Lo más probable es que no. El proyecto
democrático fue pensado para una sociedad menos compleja que la que hoy tenemos. Las
promesas no fueron cumplidas debido a los obstáculos que no fueron previstos o que
sobrevinieron luego de las transformaciones de la sociedad civil.

 Primero, se pasó de una economía familiar a una economía de mercado, y de una


economía de mercado a una economía protegida, regulada, planificada, que aumento
los problemas políticos que requirieron capacidad técnica. La exigencia del llamado
gobierno de los técnicos ha aumentado considerablemente. La tecnocracia y la
democracia son antitéticas. La democracia se basa en la hipótesis de que todos pueden
tomar decisiones, sobre todo; por el contrario, la tecnocracia pretende que los que
tomen las decisiones sean los pocos que entienden de tales asuntos.
 Segundo obstáculo es que sobrevino el crecimiento continuo del aparato burocrático,
un aparato de poder ordenado jerárquicamente, y opuesto al sistema de poder
democrático. Si consideramos el sistema político como una pirámide bajo el supuesto
de que en una sociedad existan diversos grados de poder, en la sociedad democrática el
poder fluye de la base al vértice; en una sociedad democrática, por el contrario, se
mueve del vértice a la base. El proceso de democratización ha dado como consecuencia
en la burocratización: hoy el Estado benefactor necesita de un aparato que antes no se
había conocido, para hacer frente a las demandas de la sociedad.
 Tercer obstáculo es el escaso rendimiento del sistema democrático en su conjunto, la
ingobernabilidad de la democracia. El desarrollo del Estado democrático y liberal ha
devenido en una sociedad civil que se ha vuelto cada vez más en una fuente inagotable
de demandas al gobierno, el cual debe responder numerosas peticiones.
La rapidez con la que se presentan las demandas al gobierno por parte de los ciudadanos
está en contraste con la lentitud de los procesos complejos del sistema político
democrático, por los cuales la clase política debe tomar decisiones adecuadas.

Y, SIN EMBARGO

Una vez que la democracia fue restaurada, pasada la segunda guerra mundial, no ha vuelto a
ser derrotada. La democracia, a pesar de sus defectos, no corre serios peligros. El contenido
mínimo del Estado democrático no ha decaído: garantía de los principales derechos de
libertad, existencia de varios partidos en competencia, elecciones periódicas, y sufragio
universal, decisiones colectivas concertadas o tomadas con base en el principio de la mayoría.

Existen democracias más y menos sólidas, más o menos vulnerables, pero sigue siendo el mejor
gobierno. Aun la más alejada al ideal no puede ser de ninguna manera confundida con un Estado
autocrático y mucho menos con uno totalitario. El ideal de democracia se completará si TODOS
los Estados y no solo los democráticos o algunos pocos, asumen la forma de gobierno
requerida para el logro de la paz perpetua.

APELO A LOS VALORES

Si la democracia es principalmente un conjunto de reglas procesales, ¿cómo creer que pueda


contar con ciudadanos activos? Para tener ciudadanos activos, es necesario tener ideales.

Primero, el ideal de la tolerancia. Si hoy existe la amenaza contra la paz del mundo, esta
proviene, una vez más, del fanatismo, o sea, de la creencia ciega en la propia verdad y en la
fuerza capaz de imponerla. Luego, el ideal de la no violencia, lo que esencialmente distingue a
un gobierno democrático de uno no democrático es que solamente en el primero, los
ciudadanos se pueden deshacer de sus gobernantes sin derramamiento de sangre. Las reglas
formales de la democracia introdujeron técnicas de convivencia, la resolución de los conflictos
sociales sin recurrir a la violencia. Solamente así donde las reglas son respetadas, el adversario
ya no es un enemigo, sino un opositor que el día de mañana podrá tomar mejor nuestro puesto.
Tercero, el ideal de la renovación gradual de la sociedad mediante el libre debate de las ideas y
el cambio de la mentalidad y la manera de vivir: únicamente la democracia permite la formación
y la expansión de las revoluciones silenciosas. Por último, el ideal de la fraternidad. En ningún
país del mundo el método democrático puede durar sin volverse una costumbre. Fraternidad de
hombres en un destino comun

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