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Las representaciones sociales de las necesidades de niños y niñas, y su calidad de vida.

La infancia es la época en la que los niños y niñas tienen que estar en la escuela y en los lugares
de recreo, crecer fuertes y seguros de sí mismos y recibir el amor y el estímulo de sus familias y
de una comunidad amplia de adultos. Es una época valiosa en la que los niños y las niñas deben
vivir sin miedo, seguros frente a la violencia, protegidos contra los malos tratos y la
explotación. Como tal, la infancia significa mucho más que el tiempo que transcurre entre el
nacimiento y la edad adulta. Se refiere al estado y la condición de la vida de un niño, a
la calidad de esos años.
Así, infancia se determina como un periodo de vida del ser humano, donde se tienen
características muy propias de éste periodo como las; Psicológicas, Sociales, Biológicas,
Cognitivas, etc.
Existen diferentes criterios para determinar cuál es el rango de edad para el concepto
“infancia”, algunos proponen de los 0 – 14 años, otros de los 0 – 18 años, etc.

También se entiende como infancia al conjunto de características, psicosocio biológicas de unos


sujetos en estado de desarrollo, hasta que no alcanzan las características consideradas como
propias de otra etapa posterior de desarrollo. . En este caso la edad cronológica es considerada
un referente, pero no un buen indicador del desarrollo por etapas.

Las representaciones sociales de la infancia son imágenes o percepciones que se tienen de niñas,
niños o adolescentes y que permiten una interpretación colectiva. Esta interpretación depende
además de los valores y creencias a través de los cuales se percibe la realidad social.

Las representaciones sociales que las personas adultas tienen de niñas y niños, pueden encasillar
el actuar en torno a estos y reducir la posibilidad de nuevas propuestas de interacción entre
adultos y personas menores de edad porque estas no son "socialmente aceptadas".
Cualquier acción o decisión que se tome en torno a las niñas, niños o adolescentes estará
mediada por las representaciones sociales, es decir por la forma de ver y entender a la infancia.

Respecto al tema existen 3 grandes campos de investigación:

Las relaciones y dinámicas intrafamiliares. (Relaciones padres-hijos en distintas


configuraciones familiares, sistemas de valores educativos, formas de coacción, amenaza
y castigo hacia los niños, etc.)

Las actitudes generales de la población hacia la infancia. (Percepciones y


representaciones sociales de los adultos hacia la población infantil en general, hacia la
etapa de la vida considerada niñez, hacia los problemas de los niños y niñas, etc.)

La consideración de la infancia por parte de los medios de comunicación social.


(Imágenes del niño y para el niño que transmiten, actitudes hacia el niño como
consumidor, valores transmitidos a los niños y niñas, etc.)
Los niños son vistos desde diferentes lentes, es decir, cada sector de la sociedad tiene su propia
versión de lo que son y necesitan los niños.

Los hijos según los padres.

Las ideas que los padres tienen acerca del niño, especialmente del niño pequeño, son
determinantes para interpretar y prever sus pautas educativas y los sistemas de premios y
castigos que utilicen para su socialización. En cualquier caso estas ideas pueden estar muy
condicionadas social o culturalmente.

Actitudes generales de la población adulta hacia la infancia.

El discurso social sobre la infancia está impregnado de contradicciones entre las afirmaciones
teóricas (sobre los derechos, por ejemplo) y las actuaciones prácticas. Los artículos de la
Convención sobre los Derechos de los Niños y Niñas que conceden autonomía a los mismos
están peor valorados que los que se refieren a igualdad y juegos (Aguinaga y Comas, 1991). Los
niños son vistos muy frecuentemente bajo el prisma de la necesidad de control y de la
dependencia, contraponiendo a tales preocupaciones los muchos sacrificios que ello conlleva.
En esta misma investigación se evidencia que las actitudes generales hacia la infancia están
estrechamente ligadas a cuatro grandes coordenadas de la población adulta: nivel cultural, edad,
religiosidad y posici6n política.

La consideración de la infancia por parte de los medios de comunicación social.

Desde hace décadas, la televisión se ha implantado en todos los países industrializados y en


buena parte del conjunto de nuestro planeta como principal medio de comunicación social. Su
capacidad de influencia sobre los niños y niñas, aunque objeto de numerosas controversias, está
fuera de toda duda.
Los medios de comunicación han intentado a toda costa y con sin número de estrategias
mercantiles, manipular y alienar a los infantes, todo esto lamentablemente con el “permiso” de
los padres de familia pues ven en la televisión y en los medios digitales como las tabletas,
computadoras, etc. Una especie de niñera que cobra poco. Dejan a estos medios la “educación”
informal de los pequeños.
Y esta situación lamentablemente sí influye en la formación de los niños en varios sentidos pues
a muy temprana edad son consumidores potenciales; asumen actitudes bélicas; modelan sus
actitudes y sus valores, etc.

Woodhead (1990) considera que existen como mínimo cuatro bases distintas para establecer las
necesidades infantiles:

Las necesidades como componentes de la naturaleza infantil. Esta perspectiva parte


de la evidencia de las consecuencias indeseables de la deprivación, e implica el estudio
de procesos reguladores en el organismo para monitorear el nivel de necesidad e incitar
una conducta de acuerdo con los principios homeostáticos.

Las necesidades como cualidad universal del bienestar psicológico en los niños. Esta
perspectiva pone el énfasis en el producto, emitiendo un juicio sobre su deseabilidad.
Desarrolla una aproximación patológica: determinadas experiencias tempranas, por
ejemplo, pueden desembocar en problemas de salud mental, por tanto hay que descubrir
procesos que puedan modificar, ampliar o aliviar el impacto de las experiencias negativas
tempranas.

Las necesidades como experiencias que contribuyen al ajuste social. Esta perspectiva
se preocupa también por el producto, pero reconociendo que la determinación de
necesidades depende de la particular constelación de relaciones del entorno social.
Algunas necesidades pueden tener validez universal, mientras que otras son normativas y
dependen de un juicio sobre procesos de adaptación cultural y ajuste social.

Las necesidades como prescripciones culturales. Esta perspectiva defiende que las
necesidades son una construcción cultural. Desde ella hay que contemplar
particularmente la relación entre los expertos o profesionales que realizan
pronunciamientos de autoridad, y 10s receptores de pronunciamientos, es decir, los
padres que tienen niños a su cargo, con sus trasfondos de valores y poder social.

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