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Asamblea General de las Naciones Unidas ha designado el 22 de Marzo
como Día Mundial del Agua; con el propósito de llamar la atención de la
sociedad internacional sobre la importancia del agua, sobre todo del agua
dulce, por ser un recurso indispensable para todos los seres vivos en el
planeta; y también de promover su gestión sustentable, ecosistémica e
integral. Cada año este día resalta algún aspecto en específico en relación
con el agua; tal fue el caso de 2011, que trató del acelerado crecimiento de
la población urbana, la industrialización y las consecuencias negativas
de la intervención humana en el sistema hídrico, como la degradación
ambiental, la incertidumbre por el cambio climático, los conflictos, y los
desastres provocados, bajo el tópico denominado “Agua para las ciudades:
afrontando el desafío urbano”.
México, por su parte, no es ajeno a esta problemática global, por en-
frentar importantes desafíos en materia de degradación ambiental y,
en particular, del agua. Cabe resaltar que históricamente la gestión del
agua en México ha sido orientada a satisfacer la demanda —dejando
de lado la disponibilidad natural—, calculada en relación directa con el nú-
mero creciente de la población; mediante la importante inversión econó-
mica para la construcción de nueva obra hidráulica; otorgando las con-
cesiones para la construcción a las compañías privadas. Como ha sido
demostrado a lo largo del tiempo, este modelo de gestión tiene una visión
reducida, tecnocrática y sectorial, sin una perspectiva ecosistémica integral
de largo plazo, provocando de esta forma, mayor aumento en la presión
sobre cantidad y calidad del agua subterránea y superficial.
Se puede constatar que la situación actual en torno al agua en México
en aspectos como la pérdida de disponibilidad, los conflictos entre usos y
usuarios, la desigualdad en el acceso a los servicios de agua potable y el
saneamiento y hasta el sistema de administración del recurso ineficiente,
han llevado a formar una compleja problemática en relación al agua, que se
refleja en la extracción excesiva (sobreexplotación), la fuerte contamina-
ción, los conflictos de diversa índole, la baja eficiencia de infraestructura,
la falta de justicia social en el acceso al recurso y al servicio y la ausencia
del entendimiento de valores y costos del agua —no sólo económicos, sino
también ecológicos y sociales—; dando, en total, como resultado la crisis
ecológica y del sistema de gestión.
8 • María Perevochtchikova
Por involucrar factores de distinto carácter en el manejo del agua
—ambiental, social, económico, político-normativo, institucional, tecnológico,
cultural y educativo—, el único camino para poder proponer acciones
concretas y eficientes que permitan revertir los efectos de degradación
ambiental sería por medio de la aplicación del enfoque orientado a la Ges-
tión Integral de los Recursos Hídricos (girh) y su derivada de la Gestión Inte-
gral del Agua Urbana para las cuencas hidrográficas “urbanas”, cuyas bases
han sido ampliamente discutidas en el ámbito internacional desde hace cuatro
décadas y reflejadas en la firma de tratados y pactos internacionales.
Sin embargo, la experiencia del proceso de implementación del concepto
girh en México y los limitantes de tipo político-administrativo, financiero,
como la corrupción, entre otros, sugieren la necesidad de cambios radicales
dentro del sistema de gestión, por medio de la aplicación de las medidas
estructurales —mejoramiento de la infraestructura hidráulica, por ejemplo—
en conjunto con las llamadas no estructurales, como la educación, la inves-
tigación, la preparación de cuadros profesionales, la capacitación de los
funcionarios públicos, las adecuaciones legales, normativas, financieras e
institucionales. Todo esto basado en la articulación y el complemento de
los avances del desarrollo tecnológico y las tradiciones de pueblos origina-
rios en el manejo comunitario del agua, con la unidad territorial de manejo
comprendido como cuenca hidrográfica. De la misma manera se requiere
cambiar modos y estilos de vida de cada ciudadano para promover el uso con
siente, informado y responsable del agua, donde se conoce y se reconoce
el valor ecológico del agua y costo real y ambiental del servicio; y se pro-
mueve la participación social pro-activa en la toma de decisiones en con-
junto con el gobierno y la academia, para afrontar los desafíos de la gestión
sustentable y lograr una gobernabilidad efectiva del agua.
Como primera aproximación al desarrollo de análisis dentro de este
concepto, se propuso la organización del primer Coloquio Internacional de
Cultura del Agua con el tópico de Vulnerabilidad Social, llevado a cabo los
días 23-25 de marzo de 2011 en El Colegio de México; y al cual fueron in-
vitados los especialistas nacionales e internacionales, los funcionarios y la
sociedad en general, ya que la gobernabilidad del agua está asociada con
la participación activa —con intereses reconocidos legítimamente— de todos
los actores en el diseño de políticas públicas para que fuesen socialmente
aceptadas y basadas en el sustento fundamental de la cultura del agua.
Introducción • 9
Para este evento se plantearon los siguientes objetivos: 1) ofrecer un
espacio para el diálogo y la comunicación de diversos actores dentro del
tema de ética y cultura del agua; entendiendo lo último como todo el tipo
de acciones relacionadas con lo que se realiza en el agua, con el agua y por
el agua; y 2) discutir sobre los conceptos teóricos que fundamentan la cul-
tura del agua, su desarrollo en México; las experiencias de manejo comu-
nitario del agua y los problemas enfrentados. Los mismos que han sido
retomados en el diseño de la estructura del presente libro, tratando en sus
capítulos los aspectos que van desde la discusión del concepto de cultura
del agua, actores involucrados, usos y usuarios, conflictos generados, ma-
nejo comunitario del agua, experiencias locales de la gestión integral y
manejo por cuencas, vulnerabilidad e información requerida.
Finalmente quisiera expresar mi más profundo agradecimiento a la
Red Temática Agua del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Retac-
Conacyt), bajo el financiamiento de la cual se pudo efectuar exitosamente
dicho coloquio, y a todos los autores por sus contribuciones. Un agradeci-
miento especial a Adrián Vázquez, Eduardo Espinosa y Víctor Díaz por
su apoyo incondicional en el planteamiento y la realización del evento y
al Programa de Investigación de Cambio Climático de la Universidad Na-
cional Autónoma de México (pincc-unam) y la Red de Agua de la unam por
ofrecer su apoyo para llevar a cabo la publicación del libro.
Conceptos y actores
La crisis del agua y el saber ambiental*
Enrique Leff**
Introducción
* Texto trascrito por Adrián Vázquez de la conferencia magistral impartida por el doctor
Enrique Leff (corregido por su autor) en el Primer Coloquio Internacional de Cultura del Agua
y Vulnerabilidad Social, 23 de marzo 2010, El Colegio de México.
** Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales, unam, enrique.leff@gmail.com
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leza —por la Revolución Verde o por la contaminación industrial— desem-
bocando en el cambio climático y en la emergencia de la complejidad
ambiental.
Así, llegamos muy tardíamente a tomar conciencia de que somos agua
—que el agua es vida y que sin agua no hay vida— y sobre nuestra respon-
sabilidad en las formas de apropiación de la naturaleza, en cuyo metabo-
lismo ecológico e industrial circula el agua como la sangre por nuestras
venas. Los conflictos crecientes por el acceso, conservación y reciclaje del
agua se dan en un complejo entramado de intereses en el campo de la eco
logía política por la apropiación y el manejo del agua. Pero son decurrentes
también de la falta de conocimiento de la manera como el agua entreteje,
irriga y da sustento a la trama de la vida.
Hoy, el debate en torno al agua se inscribe dentro de la lógica del mundo
racionalizado que ha generado la crisis ambiental y va configurando las
agendas de las políticas públicas alrededor del nuevo orden económico
mundial, de la geopolítica del “desarrollo sostenible”. Abordar el tema agua
desde la perspectiva del saber ambiental abre un panorama más amplio de
esta problemática, con una visión más holística que permite abordarla
desde un enfoque de la compleja dinámica de la gobernanza del agua.
14 • Enrique Leff
olvidado el ser de las cosas. La ciencia de la vida fue objetivando el orden
orgánico, pero dejó de pensar el ser de la vida. La crisis del agua es conse-
cuencia de ese olvido de la naturaleza.
La crisis ambiental que se viene manifestando cada vez de manera
más evidente, acuciante, compleja y radical en los últimos 40 años, se fue
fraguando, macerando y madurando durante una milenaria odisea civiliza-
toria. En el transcurso de la historia, el agua se fue desviando de su curso
natural, de las condiciones de la sustentabilidad de la vida del planeta. Como
señalara Nietzsche, el conocimiento sobre la vida se fue alejando cada vez
más del saber sobre las condiciones de la vida misma.
De esta manera llegamos a esta paradoja de que el ser humano racio-
nal ha construido un mundo insustentable. Vivimos dentro de ese enigma y
ante ese desafío. La humanidad no logra darse cuenta y asumir plenamen-
te las consecuencias que ha tenido un conocimiento que nos ha alejado de
un saber-nos: de sabernos constituidos por la naturaleza, de saber nuestra
condición humana inscrita dentro de la naturaleza de la vida. Ciertamente,
y a diferencia del resto de la naturaleza, somos seres simbólicos, entes
hechos de lenguaje, de deseos inconscientes, de voluntad de poder. Aun-
que lo aprendimos en la primaria, olvidamos que también somos organis-
mos constituidos en dos terceras partes por agua; que nuestro funciona-
miento depende de la circulación sanguínea que irriga el cerebro y que
permite que pensemos y que sintamos la vida. Que habitamos un planeta
vivo, en una biósfera constituida en dos terceras partes por agua.
Podemos apreciar así los desvaríos del proceso civilizatorio, sus des-
víos por los caminos estrechos de la linealidad del pensamiento, las razo-
nes de la ciencia y los mecanismos del mercado —por la unidad, universa-
lidad y totalidad del conocimiento—, para llegar al borde del precipicio de
la vida sin haber asumido las condiciones de la vida, las circunstancias
de la existencia y la complejidad del mundo. Nos hemos apartado de la
comprensión de la condición de vida del planeta que depende de los com-
plejos flujos del agua en la dinámica de los ecosistemas y en el metabolis-
mo del cuerpo social. La racionalidad económica e instrumental nos ha
llevado por la vía del imperativo categórico y la razón pragmática para
concentrar la atención en la gestión económica del agua, en las obras de
abastecimiento y en los sistemas tarifarios. La respuesta a nuestro olvido
ha sido el montaje de un sistema de gestión racional del agua; como si la
economía que ha invadido el mundo desecando al planeta pudiera ser la vía
El saber ambiental
La crisis del agua es en el fondo una crisis del saber sobre el agua, del saber
nos constituidos por el agua, de saber cómo circula esa agua por el cuerpo
de la vida. A través y por encima de esta ignorancia, la humanidad ha pa-
sado de la superabundancia y la gratuidad del agua, a instaurar un sistema
de valoración y apropiación técnico-económico del agua. El embate gene-
rado sobre la privatización del agua no se limita al servicio domiciliario —el
de las empresas privadas de aprovisionamiento del agua potable—, sino que
se extiende al manejo económico de las grandes represas hidroeléctricas.
En este proceso de apropiación económica del agua hemos visto surgir a
los “gestores del agua”, a esos personajes del establishment del agua que
pretenden la apropiación privada de los ecosistemas, de los que dependen
los ciclos naturales y los procesos de renovabilidad del agua. De esta ma-
nera, la globalización económica está conduciendo hacia el gran negocio
planetario del agua.
En los foros del agua se ha privilegiado la perspectiva técnico-econó-
mica. La inserción del tema del agua en la perspectiva de una racionalidad
ambiental —de la gestión democrática y sustentable del agua— abre el
debate sobre la apropiación y manejo sustentable del agua desde los sabe-
res ambientales de los pueblos y las comunidades. Esto lleva a considerar
la gestión del agua dentro de sus flujos ecosistémicos y su articulación
con las diversas problemáticas ambientales de las que depende la susten-
tabilidad del planeta. Esto habría de llevar a abandonar la especialización
y fragmentación del ambiente, de manera que un año se celebra la biodi-
versidad, el siguiente los desiertos; luego las ciudades sustentables y des-
pués el agua, como si fueran temas sin una articulación e interdependencia
entre ellos.
No entraré aquí en el debate sobre si el agua deber ser un bien público
o un bien privado. Quisiera detenerme en recordar que luego de varios
años de debates en la comunidad internacional, la Organización de las
Naciones Unidas (onu) reconoció a finales de julio del año pasado el Dere-
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cho Humano al Agua y al Saneamiento. Este es un hito histórico de parti-
cular importancia y trascendencia; es un gran paso para entender que no
hay manera de promover otros derechos ambientales sin afianzar el dere-
cho al agua como base para lograr un derecho efectivo de todos los seres
humanos a la vida como el derecho humano fundamental. Sin embargo
hay que reconocer también que si se logró el consenso para declarar este
derecho universal al agua, esto se debió de alguna manera a que se puso de
lado el debate del agua como bien público o bien privado; es decir, hay un
reconocimiento al derecho que todos tenemos al agua, pero en esta argu-
mentación no quedó pautada la cuestión de si ese derecho se cumple por
la vía de la privatización o del derecho al acceso público, ni de las diversas
formas de gestión de este recurso que circula por el mundo y por la vida.
Lo que nos devuelve a lo más fundamental de la lucha por el agua como
fuente de vida: ¿Cómo conseguimos que el agua se renueve a través de sus
usos para que siga siendo la fuente de vida del planeta? ¿Cómo establecemos
una gobernanza del agua que asegure que se cumpla el derecho humano
al agua con una distribución equitativa del agua?
La distribución ecológica y la gestión democrática del agua no se satis-
facen a plenitud mediante el funcionamiento de buenas empresas del agua,
como las que operan en Colombia, que son ejemplares en cuestión de
restauración de las escorrentías del agua de los municipios y en la distri-
bución equitativa de los costos del servicio domiciliario por estratos socia-
les. El tema no se queda en el punto de lograr una empresa eficiente y
eficaz que permita hacer la mejor distribución de costos según las capa
cidades de pago de la población, previendo que el agua se distribuya gratui
tamente a los sectores de la población más desproveídos y cobrando tarifas
más altas a los grupos sociales con mayor poder de pago. Más allá de la
cuestión de cómo manejar este recurso en formas sustentables a nivel
planetario se plantean las formas culturales de conservación y manejo
sustentable del agua.
18 • Enrique Leff
regiones del mundo. Los efectos combinados de estos procesos económi-
cos alteran gravemente los ciclos hidrológicos en los ecosistemas, gene-
rando estrés hídrico, escasez de agua, desecamiento de tierras y cambio
climático.
Ejemplo de ello son las plantaciones de eucalipto para la producción
de celulosa, cuyos efectos son más o menos perniciosos en la alteración de
los ciclos hídricos dependiendo del tipo de suelos y de los ecosistemas.
Pero en todo caso, el crecimiento económico está induciendo procesos
productivos que demandan un consumo creciente de agua. Tal es el caso
con la producción de acero y muchos otros metales, no sólo en los proce-
sos de industrialización, sino también en los procesos de extracción como
es el caso de las nuevas empresas mineras que están entrando en todo
el continente americano, que son altamente consumidoras de agua y muy
contaminantes, y que vienen a revivir el colonialismo extractivo en la era
de la economía global.
El fuerte impacto hídrico y ambiental que están generando estos pro-
cesos productivos nos lleva a analizar con más profundidad la articulación
de los ciclos del agua con los procesos productores de vida; uno de los más
importantes es, sin duda, la conservación de los bosques y de las selvas, por
el papel regulador tan importante que desempeñan en los equilibrios eco-
lógicos del planeta. Empero, estos ciclos se están alterando: en parte, por-
que se están destinando grandes áreas boscosas y de sabanas —como en
los ecosistemas del cerrado en Brasil— para la producción de celulosa y de
otros monocultivos forestales. Lo anterior no sólo afecta la biodiversidad
de los ecosistemas, sino que está alterando los ciclos del agua y afectando
por esta vía el cambio climático.
Lo anterior nos lleva a una reflexión sobre la complejidad de estos pro
cesos para ver que la solución no es simplemente la dotación de los
servicios públicos de abastecimiento, saneamiento y reciclaje para proveer
de agua potable a la ciudadanía. Estamos frente a una problemática mucho
más compleja, no sólo en el orden económico-instrumental-administrativo,
sino relativo al campo de la economía ecológica y la ecología política del
agua, de su distribución económica y ecológica; porque en todas estas alte
raciones de los ciclos ecológicos lo que se está dando no es sólo una apro-
piación tecno-económica desigual de la dotación de recursos de agua
20 • Enrique Leff
al manejo comunitario del agua. Este movimiento es representativo de las
reacciones sociales frente al proceso de privatización y acaparamiento
tecnoeconómico de la naturaleza en general, y no solamente del agua. De
allí vienen surgiendo otros reclamos de los pueblos indígenas y de la ciu-
dadanía por la gestión participativa de los bienes naturales comunes, por
autogestionarlos desde sus propias cosmovisiones y prácticas de produc-
ción y de vida con la naturaleza, exigiendo así su derecho de vivir en su
naturaleza, en sus territorios, en su agua; conforme a sus tradiciones y a
su cultura.
La Guerra del Agua fue detonada como reacción hacia la violación de las
prácticas y los hábitos del manejo comunitario del agua. Lo anterior nos
lleva a plantearnos una gran pregunta: ¿será la humanidad capaz no sólo
de reconocer el pensamiento de la complejidad sino de vivir en la comple-
jidad ambiental, en una política de la diversidad, la diferencia y la otredad,
para efectivizar el derecho humano al agua, y en general, los derechos
comunes a los bienes comunes de la humanidad?
Aprender a vivir en la complejidad ambiental puede empezar con
ahorrar agua, con conocer los ciclos y el metabolismo del agua; con saber
cómo estamos alterando las dinámicas ecosistémicas y las condiciones de
sustentabilidad de la vida con el proceso de racionalización tecnoeconó-
mica que ha invadido al mundo; con saber que de ello depende la vida
actual y futura de la humanidad. Lo anterior debe llevar a comprender los
vínculos entre la dinámica del agua y el manejo sustentable de la natura
leza; a restablecer los vínculos entre naturaleza y cultura. Ello significa
aprender a vivir en la diversidad cultural de los bienes comunes
De esta perspectiva se desprende que no hay una sola norma o una regla
general para vivir conforme a los ciclos ecológicos y las leyes de la natu
raleza que ordenan la vida en el planeta. La sustentabilidad de la vida im-
plica saber reconocer las condiciones de la producción de la vida: la ne
gentropía. No sólo se trata de aprender a vivir desde el principio de la
fotosíntesis y de la productividad ecosistémica de recursos bióticos; dentro
22 • Enrique Leff
el caso del proyecto del Centro de Saberes y Cuidados Socioambientales de
la Cuenca del Plata, que integra a los gobiernos y a la ciudadanía de los
cinco países que la comparten —Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uru-
guay—, a las diversas culturas de los pueblos y territorios que van así
dialogando, intercambiando experiencias, reenlazando los ciclos del agua
y de la naturaleza con la reconducción de sus flujos con los nuevos cauces
que abren las culturas del agua, hacia la construcción de una civilización
de biodiversidad y diversidad cultural, basada fundamentalmente en los
principios de la vida, de la organización ecológica y los flujos hidrológi
cos del planeta: de una racionalidad ambiental que se articula y construye
desde un diálogo de saberes, hacia un futuro sustentable.
Esta racionalidad se construye a contrapelo de la racionalidad econó-
mica e instrumental instaurada en el mundo como un orden global hege-
mónico pero insustentable; de un mundo donde se han generado formas
de pensamiento y percepción alejadas del saber de la vida que han instau-
rado una estrategia instrumental con la cual actuamos y transformamos
la naturaleza que nos constituye. Esto es lo que se nos presenta hoy, con la
crisis ambiental, como el mayor desafío de la humanidad:
¿Está la humanidad capacitada para responder a este reto de supervi-
vencia?
¿Podremos reconstituir el mundo desde su complejidad ambiental ha-
cia la sustentabilidad?
O tendremos que resignarnos a aceptar que el ser humano no está a la
altura de resolver los problemas que se ha creado, que el pensamiento
metafísico, las categorías a priori de la razón y los paradigmas de la ciencia
moderna, se han convertido en una camisa de fuerza, en una jaula de ra-
cionalidad que inunda al mundo y ahoga al ser en el desecamiento del
planeta, ante la impotencia de reinventar la existencia humana conforme a
las condiciones de la vida.
Quisiera dejar mi intervención en esta provocación, en este desafió
ante la crisis ambiental que es tan complejo como el enigma de la exis-
tencia humana. Pretender ofrecer una solución concreta, una guía meto-
dológica para la acción, un paradigma más certero —esa ambición por
lo objetivo, lo seguro, lo concreto— sería seguir echando concreto sobre los
flujos naturales de la vida, seguir pavimentando caminos sobre cauces de
los ríos, como el Tacuba o el Tacubaya, y vaya usted a saber cuantos más.
Introducción
Esta presentación intenta ser un aporte conceptual a los desafíos que en-
frentan las comunidades campesinas sean mestizas, indígenas, o de afro-
descendientes que viven y ocupan territorios rurales en América Latina,
principalmente en lo que fuera denominado “la problemática del agua”.
Uno de los temas más críticos para poder vivir en las zonas rurales es
el “tema del agua”. Mayoritariamente se lo ha enfocado como si fuera un
tema de los expertos y técnicos “hídricos” en sus distintas ramas discipli-
nares: ingenierías civiles, hidráulicas, sanitarias, forestales, agronómicas,
por mencionar sólo algunas de las más usuales.
Los planes y programas oficiales han tomado distintos sectores de
focalización: agua potable, riego, conservación de suelos y control de ero-
* Ha sido autoridad de agua de la Provincia del Chaco en Argentina y colaborador del
Programa Hidrológico Internacional de unesco desde 1982 y la Red de Educación y Capacita-
ción Ambiental de América Latina desde 2003. Coordinador del Programa de Cultura del Agua
para América Latina del phi desde el 2004. Correo: ramonvargas@arnet.com.ar
1
Carlos Walter Porto-Gonçalves: “El desafío ambiental”, pnuma , México, 2006, ed.
español.
25
sión, construcción de alcantarillados y letrinización, reforestación, por
poner algunos ejemplos.
Últimamente hay una tendencia a que este trabajo se promueva por la
programación de tareas por cuencas con la denominación de Gestión Inte-
grada del Recurso Hídrico. Éste intenta superar la etapa sectorializada del
manejo del recurso hídrico. Se supone que el gran salto conceptual es
el de ampliar la mirada y no sólo observar la “oferta” del recurso agua, sino
también mirar la “demanda”.
El intento no ha podido saltar conceptualmente la visión mercantilista
que se filtra mediante el uso de términos como oferta y demanda.
Nuestro enfoque
26 • Ramón Vargas
El avance conceptual en la definición de la sustentabilidad, producto
del debate y aportes de la ética y sus valores, de los saberes ambientales, de
la economía ecológica, y de las propias formulaciones y definiciones que
tienen su origen en los movimientos campesinos, indígenas, y de otras
fuerzas sociales, como también de la organizaciones de la sociedad civil,
nos ha permitido incluir el tema del agua dentro de la sustentabilidad.
Por ello cuando hablamos de sustentabilidad estamos hablando del
agua, la vida y los territorios campesinos. Esto nos ha llevado a centrarnos
en los siguientes ejes.
28 • Ramón Vargas
culturales que garantizan sus manifestaciones vitales autónomas. Por tanto,
estos espacios están cargados de significaciones culturales y sociales que
serán propios de cada comunidad en relación con su entorno socioam-
biental.
Estos espacios o territorios campesinos no sólo están sujetos a las
decisiones de los propios campesinos y sus comunidades, sino que sufren
el accionar de otros actores económicos, políticos o sociales que se en-
cuentran fuera de sus organizaciones. Esta situación genera impactos que
también deben ser considerados a la hora de organizar cotidianamente la
vida en estos territorios.
Por ello si el agua es vida… el manejo de la misma debe estar en manos
campesinas. Esto es un profundo cambio en las concepciones de la gestión
del agua vigentes. Tanto desde el punto de vista de quiénes deciden, como de
quienes se benefician.
Y si el agua es vida, es vida en la naturaleza, en la sociedad y en la
cultura. No podemos disociarla, sino muy por el contrario, debemos cuidar
para que esté en permanente equilibrio con las necesidades humanas fun-
damentales6 de la sociedad, que expresan culturalmente los satisfactores
que ella define y en las funciones y significaciones que le otorgan al terri-
torio-naturaleza del que se nutren.
No podemos separar el agua-vida del ambiente, de los ecosistemas, de
los otros recursos naturales, del paisaje, del uso y goce de los bienes
comunes, de la vida comunitaria y familiar.
El tejido de redes entre la sociedad, la naturaleza y la cultura son tan
infinitas, que toda fragmentación en los conocimientos y en las acciones
pone en riesgo la verdadera armonía y felicidad de la comunidad y sus
integrantes.
Sustentabilidad
30 • Ramón Vargas
Es dentro de esta cultura de la sustentabilidad en la que se inscribe la
cultura del agua-vida en los territorios campesinos.
Vitalidades
No existe la vida sin el agua. Todos los seres vivos somos más agua que
otra cosa y somos más flujos que acumulaciones. Por ello, somos agua en
movimiento. En el momento que se detiene ese flujo, se detiene la vida y
el agua deja de ser agua viva.
Por tanto, la denominada “crisis del agua” es y será la crisis de la vida.
No es una crisis más que se resuelva con más mercado y más tecnología. Con
más controles o más participación. Por el contrario, enfrentará —ya en-
frenta— a la sociedad mundial y a cada uno de nosotros a un cambio civi-
lizatorio. Por esta razón los pueblos se están alzando en defensa de su vida
al defender el agua-vida. El derecho al agua es el derecho a la vida.
El agua es vida, es ambiente, es sociedad, es cultura. No hay ninguna
posibilidad sustentable de privatizar los flujos y acumulaciones del agua, a
condición que no exista paz y armonía.
El espacio del agua es un espacio público por excelencia. No puede ser
un espacio privado, sectorializado, disciplinado, fragmentado a menos que
se prive a los pueblos de su vida.
Jotabá y L. Weinstein Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro, Cepaur-Fundación
Dag Hammarskjöld, Santiago de Chile, 1986.
32 • Ramón Vargas
mas y formas organizativas; en las prácticas tecnológicas y en la elabora-
ción de objetos materiales; en las creaciones simbólicas (artísticas y
no artísticas); en las relaciones de los hombres entre sí y de éstos con la
naturaleza y en la forma de resolver los conflictos generados por el agua.
La cultura del agua es por lo tanto, un aspecto específico de la cultura de
un colectivo que comparte, entre otras cosas, una serie de creencias, de va
lores y de prácticas respecto de ella”.9
En ese momento no comprendíamos totalmente el sentido del agua-
vida que aquí proponemos, aun estando implícita en nuestra definición.
Más adelante intentamos subsanar esto hablando de cultura del agua y el
ambiente. Con el tiempo nos damos cuenta que tenemos que radicalizar
el uso del lenguaje, para evitar algunos traspiés a los que nos conduce el
separar el agua del ambiente.
El lenguaje nos traiciona, por ser lineal y nos lleva, en nuestras iner-
cias conceptuales, a seguir disciplinando al agua y al ambiente.
El agua-vida es indisciplinada. Nos obliga permanentemente a trascen-
der la sustancia “incolora, inodora e insípida”. Es un concepto que al mismo
tiempo es agua y no agua; es vida y no vida en una suerte de caleidoscopio
de sentidos y sentires, de significados y signos yuxtapuestos y dinámicas de
flujos y acumulaciones, sobre los cuales todavía nos quedan tareas pen-
dientes, para liberarla del peso traicionero de nuestra jerga “hídrica” experta.
Deberemos seguir navegando al mismo momento en que estamos
construyendo nuestra nueva barca conceptual, asumiendo el riesgo que
esto significa.
La tesis central de nuestra propuesta es que sin cambio cultural no puede
darse un cambio en la organización de los territorios del agua-vida. Esto
implica que la cultura del agua-vida debería dejar de ser considerada como
un componente más de los proyectos, programas y planes para pasar a ser
entendida como generadora y condicionante de todos los otros componen-
tes de la organización y utilización de los territorios.
Las actividades sobre el territorio deberían ser entendidas como el “hacer
concreto” del conjunto de la sociedad y la “cultura del agua-vida” el fondo
profundo que embebe todas las conductas individuales e institucionales
que se expresan en una sociedad en relación con el agua-vida. Aun así, nos
falta algo más.
34 • Ramón Vargas
Figura 1
Esquema de toma de decisiones en materia del agua
Espacio gubernamental
Gobernabilidad
Espacio público
Cultura Organización
Democrática del Democrática del
Agua-vida Territorio
Bienes comunes
Empoderamiento
Espacio sociedad civil
Introducción
La cultura que en términos generales está asociada con la forma en cómo los
seres humanos históricamente hemos satisfecho nuestras necesidades, a
partir de la industrialización ha sido depredadora del medio ambiente, lo
cual nos ha llevado a destrozar de una patada la naturaleza, como lo afirma
Herman Daly, por esta razón este trabajo parte del análisis de la crisis de
la ecología. En seguida se muestra cómo el crecimiento económico asocia-
do con el consumo excesivo de energía, transformando la cultura, como lo
menciona Erik From: “el amor [y la solidaridad] nos es algo que se pueda
tener, sino un proceso… Puedo amar, puedo estar enamorado, pero no ten-
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go… nada; de hecho, cuanto menos tenga, más puedo amar”. Contraria-
mente al precepto máximo del neoliberalismo “consumo, ergo soy”, con su
corolario de “si yo soy consumidor, soy un ciudadano libre”, señalaba
Fromm hace más de dos décadas.
Al hablar de cultura del agua en el siglo xxi se debe partir del recono-
cimiento de que nos encontramos inmersos en la crisis del medio ambiente,
la primera vez que se tocó la alarma ecológica fue en 1968, con la publica-
ción libro de Rachel Carson La primavera silenciosa, en el que se documentó
las consecuencias mortales sobre los pájaros y ecosistema, como conse-
cuencia del uso indiscriminado de los insecticidas como el ddt.
La cultura occidental ha sido depredadora de la naturaleza y se a ma-
nifiesta así como síntoma de una crisis de la civilización, marcada por el
modelo de modernidad regido bajo el predominio del desarrollo de la ra-
zón tecnológica por encima de la organización de la naturaleza. La cuestión
ambiental problematiza las bases mismas de la producción; apunta hacia
la desconstrucción del paradigma económico de la modernidad y la cons-
trucción de futuros posibles, fundados en los límites de las leyes de la
naturaleza, en los potenciales ecológicos y en la producción de sentidos
sociales en la creatividad humana. Debe considerarse también al medio
ambiente como una combinación entre la biósfera y la cultura.
La crisis ambiental
38 • Eduardo Espinosa
toda la humanidad”. En la “sociedad del riesgo” del mundo actual, la inse-
guridad global está más concentrada en la guerra generalizada y en la
violencia cotidiana antes que en el peligro inminente de un colapso ecoló-
gico. La amenaza que se ha establecido en el imaginario colectivo y que man
tiene pasmado al mundo es la del terrorismo y la narcoviolencia, que se
manifiesta en un miedo a la vida al derrumbarse las reglas básicas de
convivencia y de una ética de y para la vida, más que en una conciencia
de la revancha de una naturaleza sometida y explotada o de una concien-
cia de las causas de la insustentabilidad. La ley límite de la entropía está
muy alejada del conocimiento común, del imaginario colectivo y de la ex-
periencia vivida como para generar una conciencia que responda efectiva-
mente al riesgo ecológico y que reconduzca la acción hacia la construcción
de sociedades sustentables.
La cultura
El difusionismo
40 • Eduardo Espinosa
En definitiva, el difusionismo, en contraste con el evolucionismo que
postula un desarrollo paralelo entre civilizaciones, enfatiza el contacto cul-
tural y el intercambio, de modo tal que el progreso cultural mismo se com-
prende como una consecuencia del intercambio.
De esta forma, al producirse un contacto entre dos culturas se estable-
ce un intercambio de rasgos asociados que pasan a formar parte de la
cultura que los ha tomado en calidad de “préstamo”.
Concepto de préstamo cultura. Es el traspaso de elementos culturales
a través de un proceso selectivo luego del cual los rasgos que más se adap-
tan a la cultura son asimilados de modo tal que hasta se transforman in-
cluso en su función.
Se consideran aportes del difusionismo a la importancia otorgada a
la interrelación entre los fenómenos culturales, la notable acumulación de
información etnográfica y la insistencia en los trabajos de campo.
42 • Eduardo Espinosa
esta misma cultura. De este modo, la cultura no es ni ‘superestructura’ ni
‘infraestructura’, siendo impropios estos términos en una organización
recursiva en la que lo que es producido y generado se convierte en pro-
ductor y generador de aquello que lo produce o lo genera. Continuando
con la explicación de Morin, para aterrizar el concepto de cultura en cultu-
ra del agua, menciona que:
La semiótica
son los satisfactores los que definen la modalidad dominante que una cultura o
una sociedad imprime a las necesidades”. Y que “mientras un satisfactor es en
sentido último el modo por el cual se expresa una necesidad, los bienes son en
sentido estricto el medio por el cual el sujeto potencia los satisfactores para
vivir sus necesidades.
44 • Eduardo Espinosa
Figura 1
La pirámide de Maslow
Moralidad,
creatividad,
espontaneidad,
falta de prejuicios,
aceptación de hechos,
resolución de problemas
Autorrealización
Autorreconocimiento,
confianza, respeto, éxito
Reconocimiento
Amistad, afecto, intimidad sexual
Afiliación
Seguridad física, de empleo, de recursos,
moral, familiar, de salud, de propiedad privada
Seguridad
Respiración, alimentación, descanso, sexo, homeostasis
Fisiología
Fuente: Maslow, 1943.
La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocu-
pan nuestra atención sólo cuando se han satisfecho las necesidades infe-
riores de la pirámide. Las fuerzas de crecimiento dan lugar a un movimien-
to ascendente en la jerarquía, mientras que las fuerzas regresivas empujan
las necesidades prepotentes hacia abajo en la jerarquía. Según la pirámide
de Maslow dispondríamos de:
Necesidades básicas. Son necesidades fisiológicas para mantener la ho-
meostasis —referente a la salud—; dentro de estas, las más evidentes son:
1. Asociación.
2. Participación.
3. Aceptación.
46 • Eduardo Espinosa
se encuentra un sentido a la vida mediante el desarrollo potencial de una
actividad. Se llega a ésta cuando todos los niveles anteriores han sido al-
canzados y completados, al menos, hasta cierto punto.
Finalmente una explicación del concepto de la cultura del agua, la en-
contramos en Ramon Vargas, el cual llama “cultura del agua” al conjunto de
modos y medios utilizados para la satisfacción de necesidades fundamentales
relacionadas con el agua y con todo lo que depende de ella. Incluye lo que se
hace en el agua, con el agua, y por el agua para ayudar a resolver la satis-
facción de algunas de estas necesidades fundamentales. Se manifiesta en
la lengua, en las creencias —cosmovisión, conocimientos—, en los valo-
res; en las normas y formas de organizativas: en las prácticas tecnológi-
cas y en la elaboración de objetos materiales; en las creaciones simbólicas
—artísticas y no artísticas—; en las relaciones de los hombres entre sí y de
éstos con la naturaleza y en la forma de resolver los conflictos por el agua.
La ética antropocéntrica
48 • Eduardo Espinosa
La ética y la crisis ambiental
50 • Eduardo Espinosa
También la describe de esta manera: “La ética de la Tierra simplemen-
te amplía los límites de la comunidad para incluir los suelos, aguas, plantas
y animales, o, colectivamente: la Tierra… [Una] ética de la Tierra cambia el
rol del Homo Sapiens desde conquistador de la comunidad de la tierra a
simple miembro y ciudadano de ella. Esto implica un respeto por los otros
miembros de la comunidad y también un respeto de la comunidad como tal”.
52 • Eduardo Espinosa
sino en su dimensión social, religiosa, cultural y ambiental y en la conciencia
de que estos diferentes aspectos son a menudo interdependientes. El con-
cepto de equidad en el uso y gestión del agua está ahora bien establecido,
como lo está también la noción de optimizar su valor a través de múltiples
usos, promoviendo al mismo tiempo un acceso equitativo y un suministro
adecuado.
Desafío 8: asegurar la difusión de los conocimientos básicos: una res-
ponsabilidad colectiva. La información y el saber son una de las claves del
desarrollo, de la posibilidad de mejorar los medios de subsistencia, de la
participación en la defensa de la calidad del medio ambiente y de la conso-
lidación de la democracia. La producción y difusión del conocimiento —para
ampliar la educación, facilitar la investigación, desarrollar aptitudes y redu-
cir la diferencia entre ricos y pobres— requieren voluntad política, inver-
sión y cooperación internacional. Los conocimientos básicos en el ámbito
del agua son excepcionalmente amplios porque abarcan la salud, la agricul
tura/acuacultura, la industria, la energía y los ecosistemas. Los conoci-
mientos básicos incluyen disciplinas tales como la educación, la medicina, el
derecho, la economía, la ciencia, la tecnología y la gestión, así como una
amplia gama de nociones comerciales.
Fuentes consultadas
55
La cultura es ante todo la forma en la cual un hombre lee el mundo, le
da un sentido a la vida en sociedad, una orientación a la organización de
sus relaciones con los otros y a la coexistencia de las sociedades entre sí.
La cultura comporta una parte de organización material de la vida social
del mismo modo que sintetiza para cada miembro del grupo que se reco-
noce en ella los valores fundadores de su ser en el mundo y su ser con los
otros. Esto significa que la cultura son las relaciones y valores de los indi-
viduos en sociedad, que les da coexistencia y una visión del mundo.
La cultura la concibe como un signo de pertenencia porque ha sido un
medio de socialización, educación y formación de identidad. En este sen
tido, es tradición y transmisión. La tradición es lo que es dado como un marco
histórico de referencia e identificación y transmisión porque mantiene el
vínculo entre los individuos y la sociedad.
Tomando como base estos preceptos de carácter general, podemos
denominar como cultura del agua al conjunto de modos y medios utiliza
dos para la satisfacción de necesidades fundamentales relacionadas con el
agua y con todo lo que depende de ella. Incluye lo que se hace con el agua,
en el agua y por el agua para ayudar a resolver la satisfacción de algunas
de estas necesidades.
2
Verónica Romero, “Nueva cultura del agua: el caso México”, Ponencia en el Simposio Re
gional 2010 de la Organización Panamericana de Salud (ops), Punta Cana, República Dominicana.
Figura 1
Gestión y cultura del agua
GESTIÓN CULTURA
Calidad Información
Capacidad Educación
Instituciones
ORGANIZACIÓN
Estado
GESTIÓN
Sociedad
PARTICIPACIÓN
1. Consumo responsable.
2. Educación medioambiental.
3. Pago oportuno del servicio.
4. Enfoque de Salud Pública.
No sería objetivo desdeñar los logros que tras el trabajo formal y siste-
mático se han observado en los últimos años, pero el compromiso y la
responsabilidad por el agua y por la vida deben ir más allá de mensajes
unidireccionales, debemos construir un diálogo incluyente, constructivo y
eficiente entre todos los actores involucrados, nuestra labor debe centrar-
se no sólo en educar para cambiar o mejorar las percepciones, sino tam-
bién lograr nuevos valores y comportamientos deseables. La meta no es
sólo lograr la participación interinstitucional y la integración de la sociedad
en nuestros programas; debemos pugnar para profesionalizar el trabajo de
los responsables de las áreas de cultura del agua, promover la investiga-
ción y la divulgación científica sobre temas medioambientales y, particular-
mente, del entorno hídrico. La nueva cultura del agua debe construirse y
aprehenderse primero dentro de las instituciones privadas y públicas di-
rectamente vinculadas con los programas, para posteriormente socializar-
las y lograr la participación colectiva.
Introducción
63
a los orígenes del paradigma de la Gestión Integral de Recursos Hídricos
(girh) que reclama la participación corresponsable de todos los sectores
involucrados en este proceso —de ámbitos físico, económico, social, polí-
tico y cultural, etcétera—, en términos de la búsqueda del balance entre los
intereses del desarrollo económico de los países y el funcionamiento natu-
ral de los ecosistemas (Andrade, 2004). Este concepto ha sido ampliamen-
te discutido desde los años 1970 y reflejado en la firma de múltiples pactos,
acuerdos y programas internacionales (cama, 1992; cnumad, 1992; un,
1992). En ese contexto, se ha resaltado la importancia de la educación para
el desarrollo sustentable que desde ahora debe entenderse como un medio
fundamental para promover la coparticipación proactiva, informada y
consciente de todos los actores.
Por otro lado, en el planteamiento de Pedro Arrojo (2006), uno de los
principales impulsores del concepto de Nueva Cultura del Agua (nca), se
concretiza la idea de que para combatir la crisis ecológica provocada por
la actividad humana, la sociedad necesita realizar cambios profundos en la
comprensión, las escalas de valores, modelos y modos de vida en relación
al agua, reconociendo su papel fundamental como soporte ecosistémico;
igual que su valor socio-ambiental integral, incluyendo cultural y espiritual
(Ávila García, 2006; Masaru, 2008); dentro de los principios de equidad y
justicia. La palabra Nueva en este caso sirve para distinguir las prácticas
anteriores de uso del agua del nuevo enfoque de la gestión integral que se
propone. Se trata del cambio del paradigma, pasando de considerar el agua
como un simple factor productivo, hacia el entendimiento de un activo eco-
social, donde la raíz “eco” recupera el amplio contenido aristotélico del
término “oikonomía” —el arte de administrar bien la casa— con una doble
vertiente económico-crematística y ecológica.
La persistencia del concepto Nueva Cultura del Agua, rara vez reconoce
el origen institucionalizado del mismo, en un importante movimiento so-
cial y académico que a inicios de la década de los noventa demandó su
inclusión y participación responsable en la gestión del agua en España. La
hoy llamada Fundación de Nueva Cultura del Agua (nca), siempre reco-
noció el énfasis de su movimiento en el ámbito de la cultura, en virtud de
que “refleja la necesidad de abrir nuevos enfoques en profundidad, y no
sólo en el ámbito de la técnica, de la estrategia o de las tácticas políticas”
(Arrojo, 2006).
64 • María Perevochtchikova
Por la presión de las actividades desarrolladas por la Fundación nca,
en enero de 2005 se firmó en Madrid por 100 científicos de todos los países
de la Unión Europea, la Declaración Europea por una nca. En el mismo
año se creó la red interdisciplinaria de científicos europeos euwater con el
objetivo de promover debates y profundizar en el análisis y el desarrollo
de nuevos temas de investigación y enseñanza en materia del agua (http://
www.euwi.net/). En 2009, con vigencia del proyecto de dos años, se ha
presentado la Red de Investigación sobre Gobernabilidad y Ciudadanía en
Gestión del Agua y Salud Ambiental en América Latina (waterlat, 2009). Esta
red internacional fue conformada por investigadores de diversos campos
del conocimiento —aunque con mayor énfasis en lo social— de Europa,
América Latina, África y Asia. Entre sus objetivos se incluye el refor
zamiento de 1) capacidades locales en las instituciones participantes y 2)
vínculos de cooperación entre los miembros —especialmente intercam-
bios académicos e iniciativas conjuntas de proyectos de investigación y
publicaciones.
Bajo estas influencias para fines de 2005 se realizó el Primer Encuentro
por la nca en América Latina, en Fortaleza, Brasil (http://www.unizar.es/
fnca/america); teniendo como resultado la firma de la Declaración de Amé-
rica Latina y el Caribe (fnca, 2005b) y el Posicionamiento de la Alianza
Mexicana por nca fundada en otoño de 2005 (amnca, 2005). En las tres
declaraciones se destaca que en los términos de aceptación y adaptación de
los principios de la nca, se necesita establecer para la gestión del agua lo
siguiente: 1) el enfoque ecosistémico, 2) la cultura política, 3) la democracia
participativa, y 4) la educación y la concientización ecológica ciudadana. Lo
que es posible lograr mediante un diálogo propositivo e interactivo entre
todos los niveles del gobierno, la sociedad y la academia; en forma justa,
equitativa y pacífica. Asimismo, se señala que se requiere el cambio radical
en el orden de las prioridades dentro de la administración del agua, deter-
minando en primer lugar “el agua para la vida” —preservación de la salud
humana y ecosistémica—, en segundo “el agua para las actividades de inte
rés general” —satisfacción de los servicios básicos de agua potable y sanea
miento—, y dejando en tercera posición “el agua para el crecimiento eco-
nómico” —abasto de actividades en industria, agroindustria y agricultura.
Hay que reconocer que para el caso de México, como para muchos
países de América Latina, el concepto de la cultura del agua tendría tam-
66 • María Perevochtchikova
de la interacción entre sus elementos heterogéneos en términos espaciales
y temporales; se requiere del conocimiento de múltiples disciplinas, como
la ecología, la geografía, la sociología, la economía, entre otras; lo que im-
plica realizar investigación interdisciplinaria. El establecimiento de este
concepto metodológico ha tenido una trayectoria importante de cuatro
décadas a escala mundial (Andrade, 2004; Perevochtchikova y Martínez,
2009).
En este sentido, hay que comentar que los cambios propuestos en la
gestión del agua —hacia la adaptación de los principios de sustentabilidad
socioambiental— han influenciado en el planteamiento de los objetivos y
las consideraciones de la Directiva Marco del Parlamento Europeo y del Con-
sejo de Aguas hacia el establecimiento de un marco para la protección de
las aguas superficiales continentales, las aguas de transición, las aguas
costeras y las aguas subterráneas (ce, 2000). Asimismo los valores y prin-
cipios de la gestión sustentable, basados en el respeto y la conservación de
la naturaleza fueron retomados y planteados en la Declaración del Milenio
(un, 2000).
Sin embargo, en términos de la gobernabilidad del agua, la respuesta
de los países a la adaptación de las acciones con principios de la girh se
ha visto limitada debido a la fragmentación, la corrupción, la falta de inver-
siones en infraestructura del sector, instituciones inadecuadas e ineficien-
tes, la falta de marcos normativos y actualización de los mismos, poca
conciencia ecológica en la sociedad y nula coparticipación de todos los
actores en las acciones planteadas (wwap, 2006). En este sentido, la Orga-
nización de la Nacionales Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(unesco) considera que la educación en el tema del agua puede ser la en-
trada correcta para el desarrollo de una nueva ética para la gobernabilidad
y la Gestión Integral de Recursos Hídricos. Esto se deriva del reconoci-
miento de que la educación es el medio más efectivo que posee la sociedad
para confrontar los desafíos del futuro a escala mundial; por eso la educa-
ción debe llevarse a todos los niveles —primaria, secundaria, media supe-
rior; en forma formal e informal— con la finalidad de proporcionar las
habilidades, los conocimientos y los valores a la población para que asimile
la necesidad e importancia de la protección y conservación del recurso,
además de maximizar sus potencialidades y esfuerzos en esta tarea.
Acciones gubernamentales
68 • María Perevochtchikova
plasmado los objetivos de generar una Nueva Cultura del Agua; y sucesiva-
mente dentro de los planes formulados a la fecha, el tema se ha quedado
dentro de las metas del sector hídrico (Conagua, 2009). Las tendencias in-
ternacionales sobre el desarrollo sustentable se tradujeron en algunas ac
tualizaciones del marco jurídico del sector y, en particular, en la aprobación
de la Ley de Aguas Nacionales (lan, 1992) y el Reglamento en 1994; donde
se consideró a la cuenca hidrográfica como la unidad básica para la admi-
nistración del agua y se promovió la fundación de los Consejos y Comités
de Cuenca. Dentro de este mecanismo se planteó la posibilidad de la par-
ticipación social en la toma de decisiones, sin embargo que no ha funcio-
nado en la práctica (Perevochtchikova y Arrellano, 2008).
En ese marco, a principios de la década de los noventa, ante la proble-
mática de la salud pública, relacionada con el alto índice de enfermedades
gastrointestinales asociadas con el consumo de agua no potable registra-
das en México, se instituyó el Programa Agua Limpia, con objetivos y es
trategias específicas para garantizar que el recurso hídrico fuera de calidad
adecuada para sus diversos usos. El programa consideró entre sus acciones
y más tarde sus “componentes”, la creación de uno denominado como “Cul
tura del Agua”, aunque con mayor atención al ámbito rural. El último enfo-
cado a: 1) las pláticas escolares, 2) pláticas comunitarias, 3) pinta de bardas,
4) apertura de Espacios de Cultura del Agua (desde 1999). Adicionalmente, se
generó la instrumentación de campañas en medios de comunicación, cuyas
frases más famosas desde esa época hasta después del año 2000, fueron
“Ciérrale” y “Gota a gota, el agua se agota”.
Sin embargo, entre las estrategias propuestas por la creada reciente-
mente la Coordinación General de Atención Institucional, Comunicación y
Cultura del Agua (cgaicyca) de la Conagua sólo se encuentran las campa-
ñas parciales a corto plazo para el uso ahorrador de agua dentro de la vi-
vienda y el pago a tiempo por el servicio recibido, difundidas por medios
de comunicación, internet y materiales publicados. Para llegar con esta
información a escala más local, desde 1999 se han establecido cerca de
1,350 Espacios de Cultura del Agua (eca) en los municipios del país. En el
ámbito regional de la Cuenca del Valle de México se han creado 77 Espa-
cios de Agua en 116 municipios. A pesar de su buena intención los eca
representan serios problemas que les impiden convertirse en verdaderos
núcleos de concientización ciudadana, como la discontinuidad de los cua-
70 • María Perevochtchikova
2) la no transmisión del conocimiento generado; 3) el no seguimiento de
los lineamientos establecidos por tiempos políticos (sexenios a nivel
federal y trienios en municipios); 4) los territorios rurales no abarcados,
aunque la mayor parte del agua que se usa y se desperdicia en el país es
para el riego agrícola; 5) las competencias entre dependencias y cruce de
sus funciones; 6) la no cuantificación de sus valores ambientales y socia-
les; 7) la diferencia entre tiempos de implementación de programas en los
ámbitos federal, estatal y municipal (sobre todo si se compara con los ci-
clos ecosistémicos); 8) la incertidumbre económica y legal; 9) la falta de
revisión del marco normativo. Por otra parte, se hace evidente la falta de co
laboración interinstitucional con una visión transversal, donde habría que
otorgar aún mayor papel a la Secretaría de Educación Pública por ser nexo
directo entre el gobierno, la academia y la sociedad, y más en las tareas de
educación y concientización ambiental.
Gobierno estatal. En caso de la Ciudad de México, es indispensable re-
saltar que igual que el gobierno federal, el Gobierno del Distrito Federal
(gdf) ha iniciado desde el 1989 el programa para el uso eficiente del agua,
lanzando en medios de comunicación compañas infantiles “Súper Inspec-
tor H2O” y “Amanda ¡Ciérrale!”. En 1993 la Dirección General de la Cons-
trucción Hidráulica (dgcoh) creó el primer Espacio del Agua de la ciudad
en el parque Peña Pobre para acercar a los niños al tema del ahorro del
agua, con la elaboración de materiales didácticos. Desde 1994 el dgcoh ha
participado en el Consejo de Cuenca del Valle de México, presidiendo el
periodo 2007-2009, Grupo Especializado de Comunicación y Cultura del Agua
en coordinación con los estados de México, Hidalgo y Tlaxcala; donde se
propuso en 2008 la campaña “Haz un buen uso del agua” en las vitrinas de
Transporte Colectivo metro. En 1995 se creó la sala de exhibición perma-
nente “El agua en la ciudad”, donde se presentan los maquetas, material
didáctico, teatro guiñol, videos, juegos, etcétera; y que es denominada ac-
tualmente como programa de atención permanente.
A partir de 2003, al fusionar la entonces dgcoh y la Comisión de Aguas
del Distrito Federal, entró en funcionamiento el Organismo Público Des
centralizado —sectorizado de la Secretaría de Medio Ambiente del gdf—,
el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (sacm). El sacm considera la
promoción de la cultura del agua como un tema de alta relevancia (Colmex,
2009). Para esto desarrolla diversas líneas de acción y proyectos especí
72 • María Perevochtchikova
mación; 8) “Sistema de alerta del servicio de agua potable” para el ahorro
en el consumo de agua en las oficinas del Gobierno del Distrito Federal
—sustitución de tomas, rehabilitación de tuberías, acueductos y pozos,
etcétera—; acción puramente técnica.
Con todos estos programas el Gobierno del Distrito Federal, por medio
del sacm, ha logrado que alrededor de 14 millones de usuarios sean infor-
mados en el tema de ahorro del agua (Colmex, 2009). Para lo cual también
se han publicado diversos materiales de promoción como volantes y libre-
tas de divulgación con los principios de ahorro y buen uso de agua (sacm,
2009a, 2009b, 2009c, 2010). A los que se ha sumado la Comisión del Agua
del Estado de México que desde hace 10 años promueve las Acciones de
Cultura del Agua, dirigidas principalmente a los niños a nivel preescolar,
infantil y juvenil, como futuro de la sociedad; por medio de la publicación
y divulgación de múltiples materiales explicativos, creativos e interactivos y
organización de festivales, exposiciones y concursos (Korenfeld, 2009).
Los principales problemas que se detectan al implementar los pro
gramas de Cultura del Agua a nivel estatal son de la inercia burocrática, la
ineficiencia profesional, el incertidumbre financiero, así como el problema
de incompetencia política y administrativa, con la visión de corto plazo,
campañas locales, demasiado puntuales, excluyentes de otros sectores,
sólo en zonas urbanas, que no involucren en forma integral a todos los
aspectos de la formación de un ser humano (familia, escuela y ambiente
laboral); lo que limita finalmente el proceso de la concientización de la po-
blación objetivo de las campañas.
Gobierno local. Como se sabe, la Constitución mexicana otorga a los
municipios la facultad exclusiva de prestar a los ciudadanos los servi-
cios de agua potable, alcantarillado y saneamiento. Sin embargo, el pre
supuesto para el funcionamiento de los Organismos Operadores de Agua
Potable, Alcantarillado y Saneamiento (oapas) en los municipios se basa
en los ingresos provenientes de las tarifas cobradas por los servicios
prestados, lo que se ve limitado por la falta de una “cultura” de pago por
éstos; lo que por su parte influye en las deficiencias técnicas y econó-
micas de operación, igual que en las complicaciones sociales e impacto
ambiental (cca, 2002).
Para mejorar esta situación, desde 1999 la Conagua en conjunto con las
Comisiones Estatales de Agua, Medio Ambiente y Salud —instancias ejecu
Participación de la sociedad
74 • María Perevochtchikova
donado), Xalapa (caso exitoso) y recientemente en Tuxtla Gutiérrez; 7) la
organización de eventos de comunicación e intercambio entre la sociedad,
academia, autoridades y medios de comunicación.
En 2002 por el Consejo Consultivo del Agua A.C., la Presencia Ciuda-
dana Mexicana A.C. y la Unión de Grupos Ambientalistas iap, con el apoyo
de la Alternativa Ciudadana 21, la Comisión Nacional del Agua, la Funda-
ción Xochitla A.C. y National Wildlife Federation, se realizó el Taller de
Organizaciones Ciudadanas rumbo al Foro del Agua para las Américas
en el Siglo XXI, que resaltó la importancia de la generación, la difusión del
conocimiento y la educación ambiental (cca, 2002). Durante el taller se
fundó la Red Ciudadana del Agua con la misión de construir un espacio de
intercambio de información y experiencia académica y social. Ha sido en
sus inicios una instancia informal facilitada desde la Unión de Grupos Am-
bientalistas para desarrollar las líneas de acción relacionadas con la elabo-
ración de un código ético.
En 2005 se dio el posicionamiento de la Alianza Mexicana por una Nueva
Cultura del Agua (amnca), con la presencia y participación de diversas orga
nizaciones civiles, el personal académico de las universidades y el del sacm
(www.amnca.org.mx), declarándose como un movimiento ciudadano que
pretendía involucrarse en la vida pública. En diciembre de 2005 la amnca
participó en la organización del Primer Encuentro por una Nueva Cultura
del Agua en América Latina; resultando con la firma de la Declaración de
América Latina y el Caribe. Lamentablemente, a partir de esta fecha no se
volvió a convocar a la sociedad, ni se ha podido desempeñar una labor
constante y significante a nivel nacional. Sin embargo, la propuesta de la
creación del Observatorio Latinoamericano del Agua continuó discutiéndo-
se aún durante el IV Foro Mundial del Agua en 2004, con la idea de integrar
a los actores latinoamericanos en un grupo de líderes ambientalistas, a tra
vés de la constitución de capítulos en cada país interesado, y en la instru-
mentación del Observatorio programada para 2009; el cual aún no se ha
llevado a cabo (http://www.unizar.es/fnca/index3.php?id=1&pag=19).
Hay que decir que la discusión del tema de cultura del agua, aunque
sin la palabra nueva, ha permanecido en el ámbito nacional con la organi-
zación anual de los Encuentros Nacionales de Cultura del Agua por la
Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento de México A.C.
(aneas); y con la creación de la Asociación Nacional de Cultura del Agua
Aporte de la academia
76 • María Perevochtchikova
Cabe destacar la conformación, en 2009, de la Red Temática del Agua
del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (retac), que busca brindar
soluciones de alto impacto al desarrollo del país y al bienestar de su pobla-
ción entre los grupos de investigación científica y tecnológica (Oswald,
2009). Los investigadores que se adhirieron a la red provienen de más de
50 universidades y centros de investigación de reconocido prestigio a nivel
internacional; a los que les falta la consolidación en grupos de trabajo,
desarrollo de canales de comunicación constante y estudios en conjunto.
Sin embargo, es de resaltar que la iniciativa cuenta con el apoyo financiero
del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que le permite
empezar por buen camino para la construcción del conocimiento multi
e interdisciplinario.
En términos generales, es importante acentuar que en los últimos años
la investigación científica ha adoptado la vía del desarrollo de este tipo de
estudios para abarcar la problemática ambiental desde el enfoque ecosis-
témico (Burns, 2009; Colmex, 2011). En la enseñanza a nivel superior se
ha votado por la incorporación y el fortalecimiento de los contenidos curricu
lares sobre los temas de agua y medio ambiente; se han abierto nuevas
materias, carreras y posgrados en las universidades del país; más foros de
diálogo y discusión de temas prioritarios entre la academia, sociedad y
autoridades, como por ejemplo, el Foro de Políticas Públicas del Agua de la
unam; el Seminario Anual de la Cátedra unesco-imta (2009); el Seminario
de Diálogos Plurales y el Coloquio Internacional de Cultura del Agua de
El Colegio de México (Colmex, 2009, 2011); el Foro Académico Temático
del Agua de la uam; y se ha comenzado a implementar programas de uso
eficiente del agua en sus propias instalaciones. Sin embargo, aún les hace
falta la consolidación, la colaboración interinstitucional, la continuidad, y la
participación proactiva de toda la comunidad.
Conclusiones y discusión
78 • María Perevochtchikova
y personal para dedicarse a las tareas de divulgación e interacción con el
gobierno para intervenir en la política pública ambiental y con la sociedad
para la apropiación y asimilación del conocimiento y apoyo a su liderazgo.
Donde, además, se pueda combinar los avances del desarrollo e innova-
ción tecnológica y el gran bagaje cultural y tradicional de los pueblos origi-
narios del país; con base en la capacitación y el aprendizaje continuo, la
corresponsabilidad y la voluntad política en las acciones en, con y por el
agua.
Fuentes consultadas
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80 • María Perevochtchikova
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Concepto
83
propia conformación de una efectiva y nueva cultura del agua, a la que mu-
chos han referido y seguramente señalarán como parte de los temas de
reflexión de ese ciclo de conferencias.
XIX. El derecho de la sociedad y sus instituciones, en los tres órdenes
de gobierno, a la información oportuna, plena y fidedigna acerca de la
ocurrencia, disponibilidad y necesidades de agua, superficial y subterrá-
nea, en cantidad y calidad, en el espacio geográfico y en el tiempo, así como
a la relacionada con fenómenos del ciclo hidrológico, los inventarios de usos
y usuarios, cuerpos de agua, infraestructura hidráulica y equipamiento
diverso necesario para realizar dicha gestión; XX. La participación infor-
mada y responsable de la sociedad, es la base para la mejor gestión de los
recursos hídricos y particularmente para su conservación; por tanto, es
esencial la educación ambiental, especialmente en materia de agua; La Ley
señala muchos “qués” y “cómos”, principalmente en el capítulo V Bis, pero
no refiere por ningún lado, una definición clara, identificable y utilizable
tanto para la construcción de instrumentos programáticos nacionales, re-
gionales, estatales o municipales, como para cualquier persona común que
busque el punto de referencia de lo que puede entenderse sobre este con-
cepto en México y que a partir de ello, realice sus propias interpretaciones,
sin tener necesariamente que buscar o comparar documentos paradigmá-
ticos o tratados internacionales a lo largo de la historia.
En ese sentido, en 2009 las áreas de cultura del agua de la Comisión
Nacional del Agua (Conagua) y el Instituto Mexicano de Tecnología del
Agua (imta) enviaron al área jurídica de Conagua una propuesta de refor-
mas y adiciones a la Ley de Aguas Nacionales en esta materia. Para el caso
de la definición, se revisaron los conceptos de autores como Clara Levi y
Ramón Vargas, así como la propuesta de los Organismos Operadores de
Agua, realizada durante el VI Encuentro Cultura del Agua (2009) —como
uno de los elementos impulsados por la Asociación Nacional de Cultura
del Agua (anca) perteneciente a la aneas— y la referencia histórica del
“Seminario internacional de educación ambiental de Belgrado (1975), acor-
dando la siguiente propuesta: “proceso continuo de producción, actualiza-
ción y transformación individual y colectiva de valores, creencias, per-
cepciones, conocimientos, tradiciones, aptitudes, actitudes y conductas en
relación con el agua en la vida cotidiana”.
Comunicación
Educación
Participación social
Evaluación
Introducción
99
Más bien, el centro de atención en este artículo son algunas distinciones
analíticas que, es mi sugerencia, permiten avanzar en la sistematización
del estudio de las luchas por el agua. Finalmente, cierro el trabajo con una
breve referencia a las vinculaciones que pueden establecerse entre las lu-
chas por el agua y el proceso de democratización en América Latina.
Fuentes consultadas
Introducción
109
senvolvimiento de las confrontaciones en torno al agua a partir del registro
hemerográfico de tres décadas: 1990, 2000 y 2010.1
Las políticas seguidas en los últimos treinta años en México, han imple-
mentado un profundo proceso de reestructuración de la gestión del agua,
en el país, por un lado la transformación de la estructura legal que rige y
norma el agua; por el otro, un proceso de desconcentración y descentrali-
zación que se ha intentado instaurar junto con la creación de instancias de
participación ciudadana (Aboites, 1998, 2004, 2010; Torregrosa et al., 2010).
Esto ha dado como resultado una ampliación de los ámbitos y actores
involucrados en la gestión y distribución del agua, incrementando los espa
cios e instancias del conflicto tanto entre los diferentes ámbitos de gobierno,
federal, estatal, municipal, incluso del gobierno con las fuentes financieras
internacionales; como entre y desde los organismos que operan en el
orden internacional (véase figura 1) (Vera, 2005; Torregrosa, 2006).
1
Las distribuciones que se presentan son los resultados de la sistematización de informa
ción de una base de datos hechos de lucha registradas a partir de diferentes periódicos. Para
el año 1990, fue construida por la Subordinación de Participación Social del Instituto Mexicano
de Tecnologías del Agua (imta) en el marco de la investigación realizada en torno al equipo de
Agua y Sociedad, con un total de 1327 registros y elaborada a partir de información de los si
guientes diarios y revistas Excélsior, El Universal, El Día, Uno más Uno, La Jornada, El Nacional,
Heraldo de México, Metrópolis, Novedades, Ultimas Noticias, Prensa, El Sol, Ovaciones, Cuestión,
Gráfico, Tribuna, Diario de México, Sol de Mediodía, La Afición, El Financiero y la revista Proceso
(imta, 1991) Para el año 2000 se realizó una base de datos comparativa con la previamente exis
tente a partir de los tres periódicos mexicanos de mayor cobertura nacional, La Jornada, El Uni
versal y Reforma (Kloster, 2008). Los datos presentados para el año 2010 forman parte del
análisis del periódico La Jornada. Esto corresponde a un registro parcial de la investigación
realizada en la uacm-icytdf, que contempla incluir los tres periódicos que se observaron en el
año 2000 (Kloster et al., 2011).
ONU Delegaciones
Constructores Empresas
Presidencia Dependencias
Consultor Transnacionales
federales Sagarpa
Intereses 1 COTAS
ONG SHCP
Privados
Semarnat Consejo de cuenca
¿Cómo 3 Comisiones
Utilidades manejar esto?
Empresas
Consejos 17 Comisiones
de cuenca de cuenca
Plataformas 22 Comités
Instituciones Academia
Nacional Financieras de cuenca
Consejo 1 Comité de cuenca
Banobras Universidades Institutos de
Consultivo de
Investigación Consejos cultivos
Internacional Agua (CCA)
estatales de agua
JBIC
Ciudadanos
Banco
Mundial IADB Movimientos
Consejos Organizaciones
Usuarios
Ciudadanos sociales
de Agua ONG
Usuarios Movimientos nacionales e
Movimiento (sin título) Redes y internacionales internacionales
ambientalista movimientos
nacional
El carácter social
de la disputa por el agua
42 21 18 19
Año 2010* Distribución y usos
Inversión en
infraestructura
47 29 21 3
Año 2000
Cobro del agua
24 36 30 10 Otros
Año 1990
0 20 40 60 80 100 %
*Para el año 2010 los datos son provisorios.
Fuente: Elaboración propia con base en registro hemerográfico; años 1990, 2000 y 2010.
37 35 28
Año 2010*
Acciones individuales
37 29 34
Año 2000 Acciones autónomas
Acciones corporativas
27 50 23
Año 1990
0 20 40 60 80 100 %
*Para el año 2010 los datos son provisorios.
Fuente: Elaboración propia con base en registro hemerográfico; años 1990, 2000 y 2010.
Fuentes consultadas
Introducción
121
tremos (Bogardi y Brauch, 2005), propuesta hecha por la Universidad de
las Naciones Unidas (unu-ehs). Esta profundización se complementó con la
seguridad de género (Oswald, 2008, 2009; Serrano, 2009), donde el objeto
de referencia se cambió del Estado hacia los grupos vulnerables —muje-
res, niños, ancianos— y los valores en riesgos ya no se refieren a la so
beranía territorial, sino a las relaciones de género, la discriminación, la
equidad y la identidad, y las amenazas no provienen de otros estados, sino
del sistema patriarcal caracterizado por relaciones de violencia, exclusión,
autoritarismo y dominación, que se ejerce por elites, gobiernos autorita-
rios, iglesias y agudizado por la intolerancia entre los seres humanos
(véase cuadro 1).
Un segundo proceso en los estudios de seguridad se refiere a la am-
pliación, donde se expande la seguridad militar y política hacia la ambien-
tal, la social y la económica (Buzan, Wæver, De Wilde, 1995; Wæver, 2009).
En esta seguridad ampliada los valores en riesgo son la sustentabilidad, la
igualdad y la supervivencia, mientras que las fuentes de amenaza provie-
nen de la globalización regresiva (Held y McGrew, 2007), del cag, de noso-
tros mismos por el consumismo y uso excesivo de hidrocarburos fósiles y
el neoliberalismo. Finalmente, Brauch (2008) estableció la sectorización al
analizar la seguridad alimentaria, la urbana, la energética y especialmente,
la del agua (sa), donde las amenazas son hambrunas y malnutrición; ciu-
dades perdidas sin servicios en megalópolis caóticas; energía escasa y cara
que limita el desarrollo, así como escasez y contaminación del agua, que
afecta a los servicios ecosistémicos (Oswald y Brauch, 2009; Brauch et al.,
2008, 2009, 2011).
En el Segundo Foro Mundial del Agua en La Haya (2000) se definió
seguridad del agua como: “los recursos de agua y los ecosistemas relacio-
nados que proveen y sostienen el líquido vital, amenazado por contamina-
ción, manejo no sustentable, cambios en el uso de suelo, cambio climático
y muchas otras fuerzas… garantizando que ecosistemas de agua dulce,
de costas y relacionados sean protegidos y mejorados para promover un de
sarrollo sustentable y estabilidad política, de modo que toda persona tenga
acceso a suficiente agua potable y a precios accesibles, que favorezca una
vida sana y productiva y donde los grupos vulnerables sean protegidos
ante riesgos de eventos hidrometeorológicos”.1
1
La seguridad del agua está íntimamente relacionada con la seguridad de suelo y la segu
ridad alimentaria, donde la fertilidad de suelo permite cosechas abundantes, detiene la degra-
Modo de expansión
Nivel Determinación objeto de referencia Valores en riesgo Fuentes de amenazas
de expansión ¿Cuál seguridad? ¿Seguridad para quién? ¿Seguridad de qué? ¿Seguridad de quién o de qué?
Sin expansión Seguridad nacional (di- El Estado Soberanía, integridad terri- Otros Estados, terrorismo, acto-
mensión política, militar) torial res subestatales, guerrilla
Aumentado Seguridad estatal Naciones, grupos sociales, Unidad nacional e identidad (Estados), naciones, inmigrantes,
vulnerables nacional culturas ajenas
Radical Seguridad humana Individuos (humanidad) Supervivencia, calidad de El Estado globalización, naturaleza,
vida, integridad cultural cc, pobreza, fundamentalismo
Ultrarradical Seguridad ambiental Ecosistema urbano y agrícola Sustentabilidad Naturaleza, humanidad
Transradical Seguridad de género Mujeres, niños, indígenas, Relaciones de género, equi Patriarcado, instituciones totalita-
ancianos, minorías dad, identidad, relaciones rias (élites, gobiernos, religiones,
sociales cultura), intolerancia
Fuente: Bjorn Moller, 2003: 279 y Úrsula Oswald, 2001, 2004, 2007, 2008, 2009.
Agua limpia garantiza salud y bienestar a la población al prevenir la
sed y deshidratación, aunque puede causar enfermedades hídricas o de
vectores por su mal manejo. Hay una interrelación estrecha entre pobreza,
falta de agua o de mala calidad y miseria, especialmente en zonas rurales
donde se ubica el mayor número de personas en pobreza extrema con
falta de agua entubada, drenaje y saneamiento. Una mayor sa protege a la
población ante inundaciones, mitiga sequías y combate plagas, siempre y
cuando las autoridades responsables alerten a la población ante eventos
hidrometeorológicos extremos, cooperen con ella en una evacuación a
tiempo, propongan medidas preventivas ante posibles brotes epidemioló-
gicos y generen una cultura del agua (véase figura 1). Servicios ambienta-
les y salud están estrechamente vinculados con la sa (Cortes y Calderón,
2011; Avelar et al., 2011) y agua limpia desempeñan un papel crucial para
mantener o recuperar la salud (Hansen y Corzo, 2011). Por tanto, la conso-
lidación de la sa no se relaciona con la seguridad militar tradicional, armas
y fuerza física, sino con un manejo integral del agua desde la cuenca hasta
la desembocadura al océano, o sea, infraestructura de agua potable, sanea-
miento y tratamiento, restauración de entornos naturales destruidos, con-
servación de biodiversidad y protección de los servicios ambientales. Por
ello la sa forma parte de una seguridad ampliada, profundizada y sectori-
zada, donde el centro del quehacer público y social se orienta hacia la
conservación de la naturaleza, el bienestar de los seres humanos, sus in-
terrelaciones complejas y la conciliación de conflictos hídricos.
El agua permitió la evolución de procesos integrales de sistemas vivos,
de ecosistemas y de los seres humanos; todos dependen del agua para su
supervivencia y muchos viven cerca de cuerpos hídricos. La sa permitió
el desarrollo de sistemas altamente complejos, donde la biodiversidad ofre
ce servicios ambientales diversos a los seres humanos y a la naturaleza. Se
pueden distinguir cuatro funciones principales: proveer agua limpia, aire, ali
mentos, fibras y energéticos; regular el clima, purificar el agua, aire y sue-
los; funciones de soporte como disolver nutrientes, desintegrar desechos
y eliminar tóxicos; y finalmente la conservación del patrimonio cultural
material e inmaterial. Su conjugación ofreció a la evolución de los ecosis-
temas y seres humanos su supervivencia, salud, bienestar, relaciones so-
ciales, placer, libertad y elección.
dación de tierras y combate la desertificación. Todo ello repercute en el bienestar de la gente,
reduce los gases de efecto invernadero (gei) y las condiciones climáticas extremas gracias a
la cubierta vegetal y la evapotranspiración.
Ambiental
De género Humana
Bienestar Salud
Supervivencia Alimentos
Seguridad
del agua
Turismo Animal
Transporte Economía
Energía Política
Agua Suelo
Aire (Ambiental) Fenómenos Opción individual/ Estado
hidrometeorológicos familiar/comunitaria
Biodiversidad
• tempestades (dilema de supervivencia)
Cambio
(huracanes, ciclones) • quedarse y padecer
climático • inundaciones,
Sistemas naturales • desplazarse (migrar)
Degradación deslizamientos de tierra Decisión
• protestar y luchar
• sequias,
(suelo, agua, biodiversidad) (violencia)
incendios forestales
Sistemas humanos • olas de calor evitar,
Migración prevenir, Sociedad Economía
Población Fenómenos resolver
Estrés geofísicos peligrosos proceso dconflictos
Proceso • sismos político Afrontar el CAG
• tsunamis y el estrés ambiental
socioeconómico
Escasez • erupciones volcánicas Conflicto (adaptación y mitigación)
Sistemas Sistemas Crisis
(suelo, agua) Fuentes de riesgo
rurales urbanos Respuesta social
tecnológicas e inducidas • migrasión masiva
por los seres humanos (rápida urbanización) Conocimientos
• accidentes • crisis internas (tradicionales y modernos,
• conflictos violentos científicos y tecnológicos)
• actos deliberados
(terrorismo) • resolución de conflictos
Las condiciones de México son adversas ante el cag y donde existe una
alta concentración poblacional y productiva hay una fuerte limitante tem-
poral —por la época de lluvias— espacial y estructural —condiciones se-
al conjunto de la sociedad mexicana, ya que la situación actual del país es delicada en tér
minos socioambientales y políticos.
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et al. (eds.), Coping with Global Environmental Change, Disasters and
Security. Threats, Challenges, Vulnerabilities and Risks, SpringerVerlag, Berlin,
2011.
Introducción
139
3. Conflictos de tenencia de la tierra —por consiguiente también de agua—,
relacionados con la delimitación política del estado de Morelos, ya que
en su conformación histórica perteneció al Estado de México y a la
fecha existen múltiples conflictos de tierras con estados vecinos.
4. La demanda creciente del agua para el consumo doméstico y de las
distintas actividades productivas y recreativas (véase Sarmiento, 1997).
5. La política del gobierno estatal, que parece privilegiar los proyectos
de la iniciativa privada —casas, carreteras, comercio, desarrollos etcé
tera—, sobre el bienestar general de la población y sus recursos.
Metodología
Para identificar los tipos de conflictos por el agua se siguieron cinco pasos:
1
Por la naturaleza de la base de datos sobre conflictos por el agua en Morelos que tiene
como materia prima el análisis y desglose de noticias en variables discretas nominales co
dificadas en “1” y “0”.
2
Cálculo de la matriz de distancias entre los elementos de la muestra, luego busca los
dos más próximos —en distancia— y los agrupa en un conglomerado. Agrupa los elementos más
grandes y heterogéneos hasta que todos los elementos muestrales quedan agrupados en un
solo conglomerado. El objetivo es descubrir la existencia de grupos homogéneos “naturales”
que pueden existir en la base de datos.
3
Una vez calculada la matriz de distancia los dos elementos más próximos, más similares
o menos distantes se funden en un mismo conglomerado. Ejemplos: de vinculación por el vecino
más próximo, por el vecino más lejano; intergrupos, de Ward, de agrupación de centroides,
de agrupación de medianas.
4
Se utilizan para cuantificar la distancia entre elementos, se diferencian por el tipo de datos:
cuantitativos, categóricos, dicotómicos; así como por el tipo de distancia evaluada: similaridad
o disimilaridad. Ejemplos de tipos de medida: intervalos, frecuencias y binaria.
5
Porque existe un sesgo provocado por la habilidad de la búsqueda de noticias, la expe
riencia y la repetición, que es menor al principio y mayor al final.
Cuadro 1
Noticias por municipio
Sistematización y análisis
de conflictos por el agua en Morelos
La base de datos consta de 659 noticias y abarcan el periodo del año 2000
al 2010. Provienen de distintos periódicos de cobertura nacional y estatal.
Los periódicos consultados y el porcentaje de noticias fueron: El Univer-
sal (7 por ciento), La Jornada (13 por ciento), Excelsior (1 por ciento); El Sol
de Cuernavaca (38 por ciento); El Sol de Cuautla (20 por ciento), La Jornada
Morelos (18 por ciento) y La Unión de Morelos (3 por ciento).
De municipios de Morelos, siete concentran el 41.43 por ciento del
total de noticias sobre conflictos, estos municipios son: Cuernavaca (9.56
por ciento), Tetela del Volcán (7.89 por ciento), Cuautla y Jiutepec (7.44 por
ciento cada uno); Temixco (7.13 por ciento), Huitzilac (4.70 por ciento) y
Puente de Ixtla (4.40 por ciento) (véase figura 1).
W E
S
Huitzilac Tlalnepantla
Totolapan
Tepoztlán Tetela del volcán
Cuernavaca Tlayacapan
Atlatlahucan
Jiutepec Ocuituco
Temixco Yautepec Yecapixtla
Cuautla
Miacatlán
Emiliano Zapata Zacualpan de Amilpas
Temoac
Xochitepec
Coatlán de Río
Tlaltizapán Ayala Simbología
Mazatepec Jantetelco
Tetecala Jonacatepec
0.5 - 1.5%
Zacatepec de Hidalgo
155 - 2.9%
9 - a (+) 10%
Límite estatal
50 0 50 Kilómetros
Los tipos de conflicto que tienen que ver con escasez de agua son más
comunes en el oriente de Morelos en la llamada zona de los Altos de Mo-
relos que paradójicamente es la que tiene los niveles más altos de precipi-
tación, pero con características porosas del suelo que no retienen el agua
localmente. La escasez se asocia con problemas de gestión del agua, por
ejemplo con deudas de energía eléctrica.
Las deudas y cobros pendientes de energía eléctrica con la Comisión
Nacional de Electricidad (cfe), provocan el corte de electricidad. La conse-
cuencia es que dejan de trabajar os pozos de extracción y se genera desa-
basto de agua. Entonces vienen bloqueos de carreteras, tomas de pozos, tomas
de ayuntamientos y de instalaciones de los sistemas etcétera, acciones que
suelen tomas las comunidades ante la falta de agua. Los municipios más
representativos de este tipo de conflicto son: Amacuzac, Atlatlahuacan,
Axochiapan Jantetelco; Jiutepec, Jonacatepec, Miacatlán, Ocuituco, Temixco,
Tepalcingo; Temoac, Tlalquitenango, Tlalnepantla, Tlayacapan, Zacatepec
y Zacualpan de Amilpas.
Figura 2
Tipo de conflicto por municipio
N
W E
Huitzilac Tlalnepantla
Jiutepec
p Ocuituco
Yautepec
Yaut p Yecapixtla Gestión (luz), escasez
Cuautla
Cua t a
Miacatlán
Emiliano
Em Zapata Zacualpan de Amilpas
Competencia por
Xochitepec
hit p c
Temoac cuerpos de agua
Coatlán de Río Tlaltizapán Ayala
Tetecala
Mazatepec Jantetelco
a t e
Jonacatepec
e Contaminación de acuíferos
H lgl
Zacatepec de Hidalgo
Disminución de áreas de recarga
Amacuzac C t
Cuautla Tepalcingo Contaminación de
Axochiapan agua superficial
Puente de Ixtla Tlaquiltenango
T q i e g
Límite estatal
30 0 30 60 Kilómetros
Figura 3
Dendograma
6
Height
0
128
139
129
124
113
84
136
125
100
98
121
133
25
116
43
115
82
118
32
140
22
62
81
101
131
107
106
66
127
57
60
29
47
130
50
16
31
15
59
103
49
1
132
63
3
26
19
87
10
126
42
110
35
99
48
79
33
117
114
21
138
137
102
28
74
83
122
85
38
96
61
24
89
39
5
4
34
12
17
18
45
58
36
46
55
13
14
44
86
23
76
75
104
51
134
135
54
64
105
120
111
112
37
30
119
114
109
88
143
142
123
141
108
78
77
41
80
2
6
94
70
73
65
11
27
71
53
56
97
40
67
95
20
91
52
90
72
93
69
92
68
7
8
bindist
hclust (*, "Ward")
Cluster Municipios
Resultados
N
Huitzilac Tlalnepantla
Totolapan W E
Tepoztlán Tetela del volcán
Cuernavaca Tlayacapan
Atlatlahucan S
Jiutepec Ocuituco
Temixco Yautepec Yecapixtla
Cuautla
Miacatlán
Emiliano Zapata Zacualpan de Amilpas
Temoac Simbología
Xochitepec
Tlaltizapán Ayala Municipios cluster 1
Coatlán de Río
Mazatepec Jantetelco
Tetecala Jonacatepec
Zacatepec de Hidalgo
Límite estatal
Amacuzac Cuautla Tepalcingo
Axochiapan
Puente de Ixtla Tlaquiltenango
50 0 50 Kilómetros
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6
No se incluye en este trabajo la hemerografía consultada debido a la enorme cantidad
que representa.
Introducción
Los conflictos por el agua en los territorios indígenas pueden surgir cuan-
do hay un choque entre dos o más cosmovisiones o percepciones sociales
sobre su valor. Ejemplos están desde la época colonial: mientras que para
los indígenas, los lagos eran una fuente múltiple de riquezas materiales y
espirituales, para los españoles eran focos de infección por ser aguas es-
tancadas y malolientes. Ello dio origen a la estrategia de desecación de los
157
lagos en la época colonial, como ocurrió en el Valle de México a través del
desalojo de sus aguas a otra cuenca (Musset, 1992; Espinosa, 1996).
En la actualidad, el contraste de valoraciones se refleja en la ruptura de
instituciones y arreglos sociales —no formales— en el manejo del agua a
nivel comunitario: el Estado desconoce los derechos del agua de los pue-
blos indígenas e introduce modalidades diferentes que van desde el impul-
so de los derechos individuales hasta su gestión pública y privada.
Sin embargo, en el fondo está el conflicto sobre la gratuitidad y acceso
colectivo del agua, ya que el Estado impulsa una nueva valoración del
agua, al considerarla como bien económico, que debe tener un valor y
precio en el mercado. En este sentido al disociar e incluso omitir la exis-
tencia de las dimensiones socioculturales del agua es una forma de vulne-
rar las bases en las que se apoya la civilización contemporánea y las regio-
nes indígenas donde existe una cultura de uso y manejo sustentable del
agua. Además es una forma de generar conflictos por el agua y violentar
derechos colectivos y formas de gestión que han garantizado, desde tiem-
pos ancentrasles, un aprovechamiento sustentable en los territorios indí-
genas (Ávila, 1996).
De acuerdo con Gentes (2002), los elementos que forman parte integral de
la estrategia de subsistencia de los pueblos indígenas son la propiedad
colectiva y el parentesco. Las ventajas de un sistema de propiedad común
para el uso de los recursos hídricos consisten en que son bienes indivisi-
Guatemala es un país que tuvo casi cuatro décadas de guerra civil que
culminaron con los acuerdos de paz en 1996. La inestabilidad y violencia
generada durante esos años, agudizaron los rezagos sociales, sobre todo,
en las regiones rurales donde predomina la población indígena. La econo-
mía guatemalteca es una de las más pobres de Latinoamérica y se refleja
en las bajos niveles de bienestar social: 3 millones de habitantes carecen
del servicio de agua —representa casi 25 por ciento de la población total—
y 6 millones (casi 50 por ciento) no cuentan con saneamiento, estos valores
son aún más dramáticos en el medio rural, donde 40 por ciento de la pobla
ción carecen de cobertura de agua y 74 por ciento de saneamiento.1
Con el fin de la dictadura militar, el nuevo Estado propuso hacer cam-
bios legales e institucionales para promover un modelo de desarrollo que
reactivara la economía y estimulara la inversión privada en áreas estraté-
gicas. Una de estas áreas fue la minería. Para ello realizó reformas legales
para hacer atractiva la inversión extranjera: por ejemplo con la anterior ley
minera, las empresas debían entregar 6 por ciento de las regalías al Estado
y con la nueva sólo 1 por ciento. También se recibieron apoyos financieros
de organismos supranacionales como el Banco Mundial para la dotación de
infraestructura social y vial en territorios indígenas. En particular desta
can los apoyos en infraestructura educativa y sanitaria en la región de San
Marcos —30 millones de dólares— y el préstamo al gobierno guatemalteco
para financiar —60 millones de dólares— la construcción de la carretera
San Marcos y Tacaná, que facilitaría el acceso a las zonas de potencial mi-
nero (Castagnino, 2006).
Una vez creadas las condiciones para la expansión minera, se proyectó
la construcción de una mina a cielo abierto denominada “Marlin”, ubicada
en territorio maya; justamente en la región de San Marcos donde se habían
hecho las inversiones citadas. La estrategia del Estado fue imponer los
intereses de la inversión extranjera sobre los del pueblo maya, ya que
no brindó información sobre la existencia de yacimientos de oro ni consul-
tó a la población sobre el proyecto de explotación minera que se pretendía
realizar en su territorio.
1
Véase http://es.wikipedia.org/wiki/Guatemala
2
Diario La Hora, “Comprueban contaminación con metales tóxicos en la mina Marlin”,
Guatemala, 19 de mayo de 2010.
3
crg-Comisión de la República de Guatemala, Comisión de pueblos indígenas se reúne con
relator de Naciones Unidas, Guatemala, 16 de junio de 2010. Véase http://www.congreso.gob.
gt/gt/ver_noticia.aspid=10723
4
Diario Siglo XXI, “La cidh solicita frenar explotación en Marlin”, Guatemala, 22 de mayo
de 2010.
Conclusiones
Fuentes consultadas
177
académicos y gubernamentales y habitantes de zonas rurales y residencia-
les de la cuenca para impulsar la gestión de este espacio de manera parti-
cipativa, lo que motivó que se articularan actores del ámbito rural y del
ámbito urbano, de la sociedad civil y de instancias gubernamentales.
La gestión del agua cuya naturaleza es fluir hacia el mar implica la in-
teracción de múltiples actores sociales en territorios cuyos límites no ne-
cesariamente corresponden a los límites municipales y sus estructuras
político-administrativas. En este trabajo no nos referimos a la gestión co-
munitaria tradicional, en la que comunidades rurales han desarrollado
formas autónomas de acceso al agua, acuerdos intercomunitarios para
abastecerse de manantiales en territorios extracomunitarios y otros temas
relacionados. En la medida en que se trata de una propuesta desde un
agente externo, una propuesta de cogestión de cuenca, vamos a tratar te-
mas que tienen que ver con una visión de interdependencia entre partes
altas y bajas de las cuencas, entre comunidades rurales, entre actores ru-
rales y urbanos y entre distintos ámbitos de gobierno.
Examinaremos cuales son las distintas visiones que diferentes actores
tienen del agua, qué contradicciones o subordinaciones existen para su
uso y qué estrategias y acciones hemos desarrollado para coordinar a los
diversos actores involucrados y hacer converger sus objetivos/propósitos y
visiones? En particular nos detendremos en los nuevos espacios de parti-
cipación, de interacción y de manejo de los recursos que implica esta
situación y más particularmente a nuestro propio trabajo con las comuni-
dades asentadas en la cuenca.
Figura 1
Ubicación de la zona de estudio
Entre los 1,060 y los 3,760 msnm, que es el rango de altitud que cubre
la cuenca, encontramos desde cafetales y zonas residenciales en la parte
más baja, mientras la zona media se caracteriza por la presencia de frag-
mentos importantes de bosque mesófilo de montaña, cultivos de maíz y
pastizales para ganado lechero. En la zona media alta y alta se encuentran
los bosques de pino-encino y de coníferas, y la actividad económica prin-
cipal es la ganadería lechera y el cultivo de maíz a pequeña escala, así como
la tala ilegal de árboles. A pesar de su cercanía con la capital, la cuenca es
una región de alta marginación, de población mestiza; la extracción ilegal
de madera para leña y materiales de construcción representa una impor-
La participación gubernamental
y urbana en el Cocupix
Figura 2
Estructura del Comité Técnico del Fideicomiso
Ayuntamientos
de Acajete,
Tlalnel. Coatepec
CMAS
Xalapa
Zona Media
Fideicomiso
ABC
Cuenca
del
Subcomité de
Cuenca RP
Zona Baja
Logros, limitaciones
y retos para la cogestión
1. Una insuficiente apropiación del Cocupix por parte de todos los sec
tores involucrados —organismos operadores del agua, municipios, pro
pietarios de tierras cuenca arriba, usuarios del agua en la ciudad.
2. Una cultura democrática y cívica poco desarrollada entre las depen-
dencias de gobierno, población rural y urbana.
3. Una función meramente formal asignada al Cocupix dentro de las estruc
turas gubernamentales de participación como es la del Fideicomiso abc.
4. La falta de marcos jurídicos que le den estabilidad a los horizontes de
planeación y de colaboración estable con los usuarios reconocidos por
Conagua.
5. Montos netamente insuficientes para enfrentar los procesos destructi-
vos presentes en la subcuenca con las alternativas propuestas.
6. Una debilidad a la que se enfrenta este trabajo se refiere a que, debido
a la cultura clientelar existente, el interés de participación de los cam-
pesinos está todavía muy centrado en la expectativa de recibir recur-
sos económicos. En otras palabras, estamos aún ante un proceso muy
incipiente de apropiación del proyecto de Comité de cuenca.
7. Un gran reto es la reconversión en las mentalidades campesinas, acos-
tumbradas a relaciones de tipo clientelar caracterizadas por la corrup-
ción y la simulación, hacia nuevos esquemas donde predomine el
respeto a los acuerdos de las propias comunidades para tener una
gestión más sustentable de sus recursos.
Participación social
en la conservación del agua
193
rurales ubicadas en la sierra. La sierra abastece parcialmente de agua a la
ciudad y en su totalidad a los habitantes del medio rural, el abasto se
hace a través de la explotación de agua subterránea, el sistema total de la
ciudad utiliza alrededor de 1,200 l/s considerando solamente a los usua-
rios del sistema municipal. Por su situación geográfica en la parte alta de
la cuenca, en caso de requerir más agua esta tendrá que ser explotada en
una cuenca diferente y trasladada para integrarla al sistema municipal.
La cuenca presenta históricamente un alto nivel de explotación que ha obli-
gado a tener perforaciones más profundas y a recurrir a nuevas fuentes, esto
aunado al crecimiento poblacional hacen necesario contar con mecanismos
de uso eficiente del agua y de protección de las zonas de captación para
tratar de garantizar el abasto futuro y mantener la calidad del servicio y
del agua.
Con el fin de participar activamente en la conservación del agua y sus
fuentes en el año 2000, se diseño un proyecto de participación pública que
permitiera a los habitantes de Saltillo conocer, valorar y participar activa-
mente en la conservación de la sierra de Zapalinamé como fuente de agua
de calidad para el abasto de agua potable de la ciudad de Saltillo.
Participación comunitaria
en torno al agua
El proyecto inició en el año 2001 bajo el auspicio del Fondo Mexicano para
la Conservación de la Naturaleza, A.C. (fmcn) y World Wildlife Fund (wwf),
en esta etapa se llevó a cabo un estudio de mercado para conocer la dispo-
nibilidad de los saltillenses a donar para un proyecto de corte ambiental
administrado por una organización local, Protección de la Fauna Mexicana,
A.C. (Profauna, A.C.) a la vez que se diseñaron y distribuyeron materiales
divulgativos para dar a conocer la importancia de la Sierra de Zapalinamé
como fuente de abasto de agua.
Al mismo tiempo, se iniciaron las gestiones ante la Presidencia Muni-
cipal de Saltillo para que se permitiera hacer un cobro adicional en el recibo
de pago del agua potable, con carácter de voluntario. La iniciativa fue apro-
bada y en 2002 con el apoyo municipal se estableció un mecanismo de
recaudación para recibir aportaciones voluntarias de los usuarios que re-
ciben servicio de la agencia paramunicipal Aguas de Saltillo y que desearan
participar en la conservación de Zapalinamé. Actualmente este proyecto se
sustenta en su mayoría gracias a los donativos mensuales de 36,500 fami-
lias afiliadas al proyecto el cual es apoyado financieramente por el fmcn y
la Fundación Gonzalo Río Arronte iap (fgra).
Para dar transparencia a esta iniciativa se cuenta con el respaldo de un
Grupo Técnico de Apoyo integrado por representantes de instituciones
públicas, privadas y académicas, así como un Grupo Ciudadano de Apoyo,
conformado por saltillenses de reconocido prestigio y que participan acti-
vamente en diferentes acciones a favor de la comunidad. Ambos grupos
revisan la viabilidad, factibilidad y el desempeño de las actividades a eje
cutar, y dan cuentas a la comunidad y a las autoridades del manejo de los
recursos obtenidos.
Además participa el Gobierno del Estado el cual se comprometió a
duplicar los ingresos del proyecto por medio de un acuerdo denominado
“Peso por Peso” en el que la administración estatal entrega una cantidad
mensual equivalente a lo recaudado en el mes de julio a partir de 2006,
revisando el acuerdo cada año para ajustar la cantidad a ser donada, lle-
gando a la cantidad tope de 792,500 pesos en 2010, por lo que se recibió
en una sola exhibición la cantidad de 1'585,000 pesos en la cual se incluye
el donativo correspondiente también al 2011. A partir de este año la Presi-
Figura 1
Aportaciones proporcionales de los diferentes donantes al proyecto
Fuente: Elaboración propia, con base en los datos de conanp.
Programa de comunicación
Internet
Video de resultados
Información personalizada
A la fecha son 36,500 las familias que se han afiliado al proyecto, esto es el
resultado de un trabajo constante que permite que los mecanismos de re-
caudación puedan funcionar, el principal apoyo de la misma es la comu-
nicación interpersonal y el apoyo de otros medios de comunicación y de
educación ambiental que forman parte del proyecto están brindando al
proyecto. Considerando que hay más de 190 mil tomas domiciliarias en
Saltillo y que 70 por ciento de los usuarios del agua potable tiene disposi-
ción a donar para esta causa, es posible ampliar la base de donantes, sin
embargo el sistema de recaudación y de ingreso al proyecto hace que el
Figura 2
Evolución de los donantes inscritos al proyecto y los montos recaudados por año
40,000 $ 1’303,337
35,000 $ 1’206,889
Donantes
25,000
$ 742,930
20,000 $ 531,139
15,000 $ 344,795
10,000 $ 236,000
$ 38,000
5,000
0
51 4,641 7,433 11,299 16,639 19,466 27,050 31,600 36,451 Donantes
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 Año
Fidelidad al programa
8,000
Activas
6,000
Bajas
4,000
Número de cuentas
2,000
0
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Año
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Proyectos apoyados
Fuentes consultadas