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Arte Griego

No cabe duda que el arte griego ha marcado el arte y la cultura occidental hasta nuestros
días.
De Grecia parte el principio humanista y de ideal de la belleza que va a marcar a Europa
durante 25 siglos.

Su historia es compleja, ya que pasa por distintas etapas.


Tras las invasiones de eolios, jonios, dorios y aqueos a finales del II milenio, la civilización
micénica va a desaparecer. Los eolios y los jonios van a ocupar los dos centros micénicos
más importantes: Atenas y Esparta.

Se producen cambios políticos y sobre todo culturales muy importantes y


comienza a asentarse una cultura de base humanística en la que el hombre es
la medida de todas las cosas. Hay una explicación racional del mundo, la
cultura y el arte. El arte está determinado por la vida pública, por la democracia.
Grecia va a crear unas bases para la vida moderna.
Las principales características del Arte Griego son:
 Es un arte que está de acuerdo con la realidad, es realista.
 Es un arte que se puede estudiar por los artistas, tanto en arquitectura
como en escultura.
 Vamos a ver en él supervivencias creto-micénicas, una influencia
oriental en los primeros momentos pero, sobre todo, aportaciones
propias.
 El trabajo que se lleva a cabo, en arquitectura especialmente, es un trabajo en equipo dirigido por un maestro.
Esto va a hacer que éste sea un arte de una gran perfección.
 Es un arte muy influido por la filosofía y donde la religiosidad está regida por un politeísmo de dioses
antropomorfos, entre los que destacan Zeus y Atenea. Esto da pie a una mitología muy representada en
escultura.
 Es importante el desarrollo de la polis, la ciudad.
Los períodos del arte griego son:
 Período geométrico: 1000 - 750 a.C., período breve que nos va a dejar pocas aportaciones.
 Fase orientalizante: s. VII - principios s. VI a.C.
 Período arcaico: 610 - 480 aprox. a.C. El s. VI es el momento más significativo.
 Período clásico: siglos V y IV
o Primera fase: estilo severo o preclásico: 480-450 a.C.
o Segunda parte: estilo clásico propiamente dicho: segunda mitad del siglo V y siglo IV.
 Período helenístico: 323 - s. I a.C.

Arte Romano. Un arte al servicio de un imperio

El arte romano, al igual que su arquitectura e ingeniería, se extendió, como su imperio, a lo largo y
ancho del perímetro del Mar Mediterráneo, siendo uno de los principales exponentes de la
avanzada civilización romana.
El arte romano hunde sus raices en diversas influencias, especialmente del mundo etrusco y del
griego.
La fuerte organización y personalidad del Imperio Romano exige un arte
y una arquitectura que aúne el carácter funcional con el
propagandístico. De esta forma nace un arte muy centralizado y unitario
que abarca todo el imperio, no sólo Roma sino, en mayor o menor
medida, a todas su provincias.
No cabe duda que el arte romano es la manifestación artística más
significativa de la historia del mundo occidental, ya que su influencia
nunca se ha dejado de percibir a lo largo de los muchos siglos desde su desaparición en toda
Europa. No ha habido momento histórico (quizás el gótico es el arte y arquitectura más alejada
del canon romano) que no haya sufrido en mayor o menor medida su influencia.
Los romanos penetraron en la Península Ibérica en el 218 a.de C. y sobre todo, a partir de la
mitad del siglo II a. de C. empezaron a crearse asentamientos estables. No tardó en generarse
una pronta e intensa romanización que duró más de cinco siglos y que he dejado en nuestro
suelo restos arqueológicos de primer orden.
El Arte Romano tiene su principal manifestación en la arquitectura, tanto religiosa, como civil. pero otras manifestaciones
de primer orden son su magnífica escultura y en menor medida la pintura.

Arte romántico
El arte romántico (1800-1860) fue un movimiento
artístico, literario e intelectual originado en Europa. En
parte surgió en rebledía contra la Revolución Industrial
y en contra de la aristocracia.
Dos de los exponentes del arte romántico fueron
Casper David Friedrich y Phillip Otto Runge
La Revolución Industrial entró en actividad en la última
parte del siglo XVIII, comenzando en Inglaterra y
extendiéndose a Francia y América. Este cambio trajo
consigo una nueva economía de mercado, basada en la maquinaria: herramientas de
máquina y potencia de máquina en lugar de herramientas manuales y energía animal.
Las aldeas en convirtieron en centros urbanos y la gente se trasladó a ellas desde las
granjas y el campo para tomar puestos en fábricas recién abiertas.

Con poca o ninguna regulación, estos trabajos podrían ser brutales. Hombres, mujeres y
niños trabajaban turnos de 14 horas; podían pasar semanas sin ver la luz del día. El
rápido crecimiento produjo ciudades sucias y atestadas, los trabajadores pobres a
menudo quienes vivían en la miseria, y las chimeneas oscurecían el aire con hollín.
Mientras que la industrialización abarataba los bienes de consumo y aumentaba la
producción de alimentos, había quienes miraban al pasado con nostalgia, viéndolo como
un período romántico antes de que las personas se mercantilizaran y la naturaleza se
arruinara y destruyera.

Imperio Bizantino y Arte Bizantino

El Imperio Romano se dividió en el año 395 tras la muerte del emperador Teodosio,
que legó a cada uno de sus dos hijos una de las partes: a Acadio, la parte oriental,
con capital en Constantinopla, y a Honorio, la parte occidental, con capital en
Rávena.

Esta división no fue arbitraria. La economía, sociedad, lengua, que en la zona


oriental era predominantemente griega. La cultura e incluso los ritos litúrgicos se
diferenciaban mucho en las dos áreas del antiguo imperio.
Con la caída en el 476 del Imperio Romano de Occidente, este territorio occidental
se dividió en centros independientes de poder, los llamados reinos germánicos, y en consecuencia el Imperio de Oriente
se convirtió en el único sucesor legítimo del Imperio Romano y principal potencia del Mediterráneo, tanto en el plano
político como militar, económico y cultural.
Al Imperio de Oriente se le va a denominar Imperio Bizantino porque Constantinopla era una antigua colonia griega
fundada en el Bósforo en el siglo VII llamada Bizancio.
Constantino creó sobre esta colonia una nueva ciudad a la que dio su nombre, convirtiéndola en el centro político y militar
de la zona oriental del Imperio. Cuando éste se dividió, Constantinopla se convirtió en la capital del Imperio de Oriente,
que por extensión de la palabra Bizancio fue denominado Imperio Bizantino.
Los propios soberanos germánicos del Mediterráneo occidental mantenían la convicción de que el emperador de Oriente
era la autoridad suprema del poder legítimo y, por ello, los distintos reyes germánicos mantenían su lealtad a Oriente y se
manifestaban vasallos del emperador.

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