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Tejido Sanguíneo

La sangre puede considerarse un tejido conectivo fluido, dado que está constituida por
células y una "sustancia intercelular" líquida, el plasma sanguíneo. La sangre circula a
través del organismo por los vasos sanguíneos. La cantidad total de sangre en un adulto
es de alrededor de 5 litros.
Por centrifugación, se logra sedimentar los componentes celulares de la sangre con mayor
rapidez y, además, se agruman en el fondo del tubo de centrífuga. Si se divide éste de O
a 100, se lee directamente el porcentaje de volumen sanguíneo compuesto por los
glóbulos rojos, denominado hematocrito. El valor normal para las mujeres es 35-47% y
para los varones, de 40-50%. Después de la centrifugación, los elementos de la sangre
Plasma sanguíneo, Leucocitos y trombocitos, Eritrocitos forman tres capas: la inferior,
roja, está compuesta por los glóbulos rojos. Por encima, se distingue una capa delgada
grisácea formada por plaquetas o trombocitos y glóbulos blancos o leucocitos. En la parte
superior, se observa el plasma sanguíneo, que es un líquido translúcido amarillento.

Eritrocitos
Los glóbulos rojos contienen hemoglobina, que confiere a la sangre el color rojo
característico. Con microscopia óptica y en estado fresco, los eritrocitos aislados se ven
como discos bicóncavos de color naranja. Carecen de movimiento propio y soportan gran
deformación. El estiramiento de la membrana del eritrocito la hace permeable, por lo que
el proceso de rotura de los eritrocitos se denomina hemólisis. Los eritrocitos maduros
carecen por completo de orgánulos, salvo el plasmalema. El citoesqueleto confiere rigidez
a la membrana celular y es fundamental para mantener la forma bicóncava.
Función. El contenido de hemoglobina capacita a los eritrocitos a transportar oxígeno y
dióxido de carbono. La hemoglobina se compone de una proteína, la globina, compuesta
por cuatro cadenas polipeptídicas unidas a un grupo hemo que contiene hierro. La
hemoglobina sólo puede transportar oxígeno cuando el hierro de la hemoglobina está en
forma ferrosa (Fe2+). La hemoglobina que contiene hierro en forma férrica (Fe1+) se
denomina metahemoglobina y es incapaz de transportar oxígeno. Los eritrocitos
contienen la enzima metahemoglobina reductasa, que reduce toda la metahemoglobina a
ferrohemoglobina; la energía requerida es producida por glucólisis, dado que los
eritrocitos no pueden formar ATP por fosforilación oxidativa por no poseer mitocondrias.
Después de una vida media de unos 20 días, los eritrocitos modificados por la edad se
eliminan del torrente circulatorio y son degradados en los macrófagos.

Granulocitos neutrófilos
Los granulocitos neutrófilos tienen 12-15 um de diámetro, con un núcleo muy
característico dividido en 3-5 lóbulos, unidos mediante finos filamentos de cromatina. El
núcleo lobulado dio origen a la denominación leucocitos polimorfonucleares, pero en la
actualidad se prefiere el nombre de leucocitos de núcleos segmentados o, para abreviar,
simplemente segmentados. Los granulocitos neutrófilos inmaduros aún carecen de
divisiones en el núcleo y se denominan en cayado. El citoplasma también contiene
numerosos gránulos finos que apenas se resuelven con el microscopio óptico.
Función. La función de los granulocitos neutrófilos es fagocitar y eliminar
microrganismos para combatir las infecciones. El mecanismo de eliminación tiene varias
etapas. Son las primeras células reclutadas en gran número en una región inflamada,
donde ayudan a los macrófagos en la fase inicial de la inflamación. Además. la médula
ósea también contiene una gran reserva de células maduras o casi maduras que se
movilizan con gran rapidez. Los granulocitos neutrófilos sólo circulan unas 10 horas por
el torrente sanguíneo. Alrededor de la mitad circulan libres en la sangre y comprenden el
fondo común circulante, mientras que el resto se adhiere al pasar por el endotelio (se
"estacionan" fuera del torrente) y conforman el fondo común marginal. Los granulocitos
neutrófilos muertos son eliminados por los macrófagos.

Granulocitos eosinófilos

Los granulocitos eosinófilos tienen un diámetro de 12-15 um, y un núcleo con dos lóbulos
grandes unidos por una fina hebra de cromatina, que en ocasiones presenta un grumo
pequeño de cromatina. El citoplasma está ocupado por grandes gránulos muy eosinófilos,
que rara vez cubren el núcleo.

Función. Los granulocitos eosinófilos tienen especial importancia para combatir las
infestaciones parasitarias, por ejemplo por triquinas (Trichinella spiralis). Los
granulocitos eosinófilos también tienen otras funciones, entre ellas, un efecto protector
contra ciertos virus, pueden regular la actividad de los mastocitos y, en algunos casos,
actúan como células presentadoras de antígeno. En las condiciones patológicas alérgicas,
por ejemplo fiebre de heno y asma, aumenta la cantidad en sangre y tejido, ya que los
granulocitos eosinófilos están relacionados con el fenómeno de la hipersensibilidad.

Granulocitos basófilos

En los extendidos sanguíneos, los granulocitos basófilos tienen un diámetro de 12-15 um


y un núcleo con 2 o 3 lóbulos, que puede presentar forma de S.

Función. La función de los granulocitos basófilos no está bien establecida, hay muchos
puntos de semejanza entre los mastocitos y los granulocitos basófilos, por ejemplo el
contenido de gránulos, pero se cree que ambos tipos celulares no son idénticos. Al igual
que los mastocitos, los granulocitos basófilos poseen receptores de Fc superficiales que
esquemático de la pueden fijar IgE, con la consiguiente desgranulación , y es posible que
las células participen en las reacciones anafilácticas. Los granulocitos basófilos también
pueden producir grandes cantidades de IL-4 (interleucina 4), IL-5 e IL-13, y se cree que
en este contexto contribuyen a modular la respuesta inmunitaria adaptativa.

Monocitos

Los monocitos son células grandes de 12-18 um de diámetro y poseen un núcleo


excéntrico con forma arriñonada o de herradura.

Función. Los monocitos son precursores de los macrófagos. Se desarrollan en la médula


ósea y son liberados a la sangre. Después de permanecer cerca de un día en el torrente
sanguíneo, los monocitos atraviesan el endotelio de los capilares o las vénulas
poscapilares y pasan al tejido conectivo, donde rápidamente se diferencian a macrófagos.
Los monocitos y los macrófagos conforman lo que se denomina el sistema fagocítico
mononuclear. Además de ser el origen de los macrófagos en el tejido conectivo, los
monocitos también dan lugar a la formación de los macrófagos del hígado (células de
Kupffer), el bazo y los alvéolos pulmonares, además de las células de la microglia del
SNC y los osteoclastos del tejido óseo.

Linfocitos
Los linfocitos se distinguen como células pequeñas, con un diámetro de unos 7 um. El
núcleo es redondeado, a veces con una leve escotadura, y la cromatina es de grano grueso,
sin nucléolo visible. El núcleo ocupa casi toda la célula y sólo está rodeado por un angosto
borde de citoplasma azul, en el que es posible distinguir gránulos azurófilos aislados. En
general, los linfocitos se clasifican en dos subpoblaciones denominadas linfocitos T y
linfocitos B, que no presentan diferencias morfológicas. Se denominan linfocitos grandes
y conforman una tercera subpoblación menor de linfocitos denominados células NK
(natural killer cells, células citotóxicas naturales) y células NKT (Natural killer T-cells,
células T citotóxicas naturales).

Función. Los linfocitos tienen funciones fundamentales en la defensa inmunológica del


organismo.

Trombocitos
Los trombocitos se distinguen como elementos discoides de unos 3 um de diámetro. A
menudo se agrupan, a veces hasta formar grandes masas. Los trombocitos tienen una zona
central, el granulómero, que contiene gránulos que se tiñen de color púrpura a azul. El
granulómero está rodeado por una zona más clara, el hialómero, que no contiene gránulos.
Los gránulos de los trombocitos son de distintos tipos. La mayor parte de los gránulos
corresponden a los denominados gránulos alfa, contienen factor de crecimiento derivado
de plaquetas (PDGF), TGF-beta, factor de von Willebrand y fibrinógeno. Asimismo, se
encuentran gránulos delta que, entre otros factores, contienen serotonina, ADP e
histamina. Además, se encuentran grandes cantidades de actina y miosina; el 15-20% del
total de las proteínas del trombocito está constituido por actina, y las plaquetas poseen el
mayor contenido de actina y miosina de todos los tipos celulares, salvo las células
musculares.
Función. Las plaquetas tienen una vida media de unos 10 días y desempeñan un papel
central en la hemostasia (detención, es decir, detención de la hemorragia). También tienen
importancia en el mantenimiento del endotelio de los vasos sanguíneos por la liberación
de factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF), que estimula los procesos de
reparación de los tejidos. Ante un corte u otra lesión de un vaso sanguíneo, éste se contrae
de inmediato, lo cual en principio detiene la hemorragia. A continuación, fibrina. Al cabo
de unos segundos, esta fibrina se polimeriza y forma una red de largos filamentos de
fibrina anclados en la placa trombótica. Entre las mallas de esta red, se incluyen los
elementos figurados de la sangre y se forma el coágulo. Los filamentos de fibrina del
coágulo se adhieren a los trombocitos de la superficie lesionada del vaso sanguíneo, por
lo que el coágulo cierra el defecto y detiene así la hemorragia. Los trombocitos se
contraen, y como están adheridos entre sí y a la red de filamentos de fibrina y también a
la pared del vaso, el coágulo se contrae y da lugar a la retracción del coágulo. Los bordes
del defecto vascular se retraen, lo cual contribuye a la hemostasia. En algunos casos se
forma una placa trombótica sobre vasos sanguíneos alterados de modo patológico, por
ejemplo, las paredes de las arterias coronarias ateroscleróticas, lo cual puede causar
trombosis coronaria.

Tejido Óseo
El tejido óseo representa la parte principal del esqueleto. Es un material relativamente
liviano, de gran dureza y resistencia, pero también con cierta elasticidad. Estas
propiedades le confieren especial aptitud como material esquelético. El tejido óseo es una
forma especializada de tejido conectivo denso y, al igual que el cartílago, se compone de
células y una matriz extracelular. La dureza surge de la calcificación de la matriz
extracelular. La función principal del tejido óseo es la de formar parte de órganos de
sostén, dado que actúa como barra de pesas de los músculos insertados y brinda rigidez
al organismo, como protección contra la fuerza de la gravedad. El esqueleto también tiene
importantes funciones protectoras al rodear el encéfalo y la médula espinal y parte de los
órganos del tórax y el abdomen. Además, el tejido óseo es un eslabón importante en la
homeostasis del calcio, dado que los huesos del esqueleto contienen más del 99% del
calcio del organismo.
Tejido óseo esponjoso

El tejido óseo trabecular o esponjoso (sustancia esponjosa) está compuesto por finos
listones u hojas, las trabéculas, que se entrecruzan en distintas direcciones y forman un
reticulado esponjoso, en cuyos espacios huecos intercomunicados se encuentra la médula
ósea.
En los huesos largos se compone de tejido óseo cortical que rodea el espacio medular
como un tubo de paredes gruesas. En cambio, los extremos de los huesos largos o epífisis
se componen casi con exclusividad de tejido óseo trabecular, que sólo en la parte más
externa se transforma en una fina capa de tejido óseo cortical. Aquí, las superficies
articulares están recubiertas por cartílago articular (hialino). La transición entre la diáfisis
y la epífisis se denominada metáfisis. Durante el período de crecimiento, la metáfisis está
separada de cada epífisis por un disco de cartílago, el disco epifisario, donde se produce
el crecimiento longitudinal del hueso. (Geneser, 2012)

Tejido compacto o denso


Se encuentra en la capa externa de los huesos largos formando la diáfisis, en el exterior y
en el interior de los huesos planos y en distintas zonas en los huesos cortos, según cada
hueso en concreto.

Es un tejido duro, denso y frágil. Al observarlo al microscopio destacan estructuras


cilíndricas, denominadas osteonas, formadas por capas concéntricas de laminillas óseas,
donde se encuentran insertos los osteocitos. En el interior de la osteona hay un canal, el
conducto de Havers, por donde circulan vasos sanguíneos, linfáticos y nervios. Los vasos
sanguíneos aportan los nutrientes necesarios a las células de los huesos y conducen las
hormonas que controlan el aporte de calcio.

También aparecen canales que conectan unos conductos de Havers con otros. Estos
conductos se llaman conductos de Volkmann. (Geneser, 2012)

Bibliografía
ANNEMARIE BRÜEL, E. I.-J. (2012). Geneser Histología. Kóbenhavn:
Panamericana.

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