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LEY 26.

994/14 CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION


LIBRO QUINTO – TRANSMISION DE DERECHOS POR MUERTE
TÍTULO VII - PROCESO SUCESORIO
CAPÍTULO 3 – INVENTARIO Y AVALUO
Comentario de Ignacio GONZÁLEZ MAGAÑA
Fuente: Código Civil y Comercial de la Nación. Dir: Graciela Medina, Julio C. Rivera. Cord: Mariano Esper.
Editorial La Ley 2014.

Art. 2341. Inventario.

Art. 2342. Denuncia de bienes.

Art. 2343. Avalúo.

Art. 2344. Impugnaciones.

Art. 2341. Inventario. El inventario debe hacerse con citación de los herede-
ros, acreedores y legatarios cuyo domicilio sea conocido.

El inventario debe ser realizado en un plazo de tres meses desde que los
acreedores o legatarios hayan intimado judicialmente a los herederos a su rea-
lización.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

El texto legal derogado, entendía que el inventario —sin excepciones— debía


ser efectuado por vía judicial.

En este orden de ideas, el art. 3370 derogado establecía que el inventario deb-
ía ser hecho ante escribano y con dos testigos, con citación de los legatarios y
acreedores que se hubiesen presentado.

Esta disposición poseía antigua raigambre dentro del derecho sucesorio nacio-
nal, figura tomada del derecho romano, que preveía la concurrencia de un tabu-
larius que cumpliera la función notarial —con testigos— a fin de realizar el in-
ventario.

II. Comentario
Inventario

El art. 2341 establece la obligatoriedad de hacer inventario de los bienes con


citación de herederos, acreedores y legatarios que tuvieren domicilio conocido,
dentro de un plazo de 3 meses, contados a partir de que los herederos hayan
sido intimados por legatarios o acreedores.

A diferencia del texto derogado, la ley de fondo reformada, autoriza la sustitu-


ción del inventario judicial por la denuncia de bienes por voluntad unánime de
los herederos, excepto que exista alguna disposición legal en contra o que el
inventario haya sido pedido por los acreedores.

Al efecto, fija un plazo de 3 meses para que los herederos realicen el inventa-
rio, plazo que se contabilizará a partir de la intimación judicial que prevé la
norma.

Sigue en este sentido lo dispuesto por el art. 3366 derogado en cuanto entend-
ía que la realización del inventario, sólo se transforma en una carga para el
heredero si le es reclamado por algún interesado (en este caso, legatarios o
acreedores).

En tal sentido, si bien la norma presenta una estética netamente procesalista,


obedece a los mismos fines perseguidos por la ley de fondo derogada, en
cuanto reconocía la utilidad de esta figura para que el heredero pudiera presen-
tar el inventario de los bienes del acervo, a fin de que los acreedores y legata-
rios pudieran verificar la existencia de los bienes que les correspondían, y a su
vez, redundaba en un claro beneficio para el heredero que realizaba el inventa-
rio, en cuanto le permite definir, dentro del término de ley, si acepta o no la
herencia.

III. Jurisprudencia

1. Es improcedente atribuir responsabilidad personal y solidaria al heredero del


heredero por las obligaciones tributarias del causante, si al fallecer el deudor
original no se le había efectuado determinación tributaria alguna y al momento
de dictarse la declaratoria de herederos quien lo sucedió recibió la herencia con
beneficio de inventario y no recibió notificación relativa a su situación tributaria
como deudor, en tanto los derechos y obligaciones de este último se rigen por
las disposiciones generales en materia sucesoria, arts. 3279, 3431 y 3344,
3365, Cód. Civil (TFiscal de la Nación, sala D, LA LEY, 2003-D, 1010, IMP,
2003-B, 2130).

2. La aceptación de la herencia se presume bajo beneficio de inventario, pre-


suncióniuris tantum que puede ser desvirtuada, con la acreditación de la inti-
mación judicial a efectuar el inventario (CCiv. y Com. Lomas de Zamora, sala I,
26/9/2000, LLBA, 2001, 240).

Art. 2342. Denuncia de bienes. Por la voluntad unánime de los copropietarios


de la masa indivisa, el inventario puede ser sustituido por la denuncia de bie-
nes, excepto que el inventario haya sido pedido por acreedores o lo imponga
otra disposición de la ley.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

El Código Civil derogado establecía dos escenarios posibles ante la denuncia


de bienes que conforman el acervo hereditario.

Por una parte el art. 3405 derogado determinaba como sanción para el herede-
ro que en forma fraudulenta no denunciaba alguno de los bienes que com-
prendían el acervo, la pérdida de la posibilidad de aceptar la herencia con be-
neficio de inventario.

Cabe recordar en este sentido, que declarada la caducidad del beneficio no


podría volver a intentarse un nuevo inventario aún cuando el mismo se presen-
te dentro del término legal que la norma establecía.

En cambio, si la omisión obedecía a una circunstancia no dolosa por parte del o


los herederos denunciantes, no correspondía aplicar sanción legal alguna, de-
biendo el Juez, conforme las particularidades de cada caso, ampliar el plazo
para que los herederos pudieran presentar el inventario de los bienes.

A su vez, establecía la ley de fondo derogada que el inventario practicado con


las formalidades legales y aprobado judicialmente creaba una presunción de
carácter iuris tantum de que los bienes consignados en el eran los únicos que
componían la masa hereditaria; encontrándose en cabeza de los acreedores la
carga de la prueba tendiente a desvirtuar esta presunción; siempre y cuando,
claro está, no hubieran aceptado el inventario practicado por los herederos.

II. Comentario

Denuncia de bienes

El texto del art. 2342 denota un evidente descuido al referir que por voluntad
unánime de los copropietarios de la masa indivisa, el inventario puede ser sus-
tituido por una denuncia de los bienes, salvo que alguna disposición legal esta-
bleciera otra cosa o hubiera intimación por parte de los acreedores.

El error de denominar copropietarios a los coherederos, proviene de no distin-


guir que no estamos en presencia de un condominio sino de una masa heredi-
taria indivisa.

El condominio tiene su origen en un acto voluntario de adquisición de un bien


entre varios (conforme a lo que reconocen los antecedentes legislativos y el
propio Proyecto en los arts. 1922 y 1983 aludiendo al dominio y al condominio)
mientras que la masa hereditaria indivisa en el hecho de la coexistencia de una
pluralidad de herederos.

En este sentido es interpretado por la letra de la ley reformada que en sus arts.
1922 y 1983 alude al dominio y al condominio, y en materia sucesoria, se en-
cuentra refrendado por lo dispuesto por los arts. 2280 y 2323.

Asimismo, si bien la norma no lo establece en forma expresa, entendemos que


la obligación de realizar el inventario se aplicará en el caso de ser solicitado por
algún legatario de cuota —principalmente—, a fin de estimar la cuantía de su
cuota en razón de los bienes que compongan el acervo.

III. Jurisprudencia

La ley no ha impuesto al heredero ningún plazo para confeccionar el inventario,


lo cual sólo se convierte en una carga si lo exige judicialmente un interesado.
En tal supuesto, de mediar intimación judicial, su realización dentro del plazo o
de la prórroga del mismo se torna necesaria e inexcusable para que el herede-
ro conserve la intimación de responsabilidad, pues de lo contrario pierde el be-
neficio (CNCiv., sala B, 11/11/1997, LA LEY, 1999-C, 722).

Art. 2343. Avalúo. La valuación debe hacerse por quien designen los copropie-
tarios de la masa indivisa, si están de acuerdo y son todos plenamente capaces
o, en caso contrario, por quien designa el juez, de acuerdo a la ley local. El va-
lor de los bienes se debe fijar a la época más próxima posible al acto de parti-
ción.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

El contenido eminentemente procesal de la norma en comentario, nos lleva a


buscar la fuente o el origen de la disposición, no en la letra de la ley de fondo
derogada sino en el art. 716 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
vigente.

En efecto, la norma referida estipula que el inventario y el avalúo deberán


hacerse judicialmente; a pedido de un heredero que no haya perdido o renun-
ciado el beneficio de inventario; cuando se hubiere nombrado curador de la
herencia; cuando lo solicitaren los acreedores de la herencia o de los herede-
ros o bien cuando la ley lo estipulara en alguna disposición especial.

El último párrafo del artículo referido, determina en forma literal que, no tratán-
dose de alguno de los casos previstos anteriormente, las partes podrán sustituir
el inventario por la denuncia de bienes, previa conformidad del ministerio pupi-
lar si existieren incapaces.

Se desprende en consecuencia de lo expuesto, que la nueva ley de fondo


adopta una versión liberal de la norma vigente en la ley adjetiva, pues guarda
una armoniosa redacción con la norma referida, más advirtiendo una situación
que puede presentar algún inconveniente en sede judicial; pues la norma de
fondo determina que en caso de no poder efectuarse la valuación por los co-
propietarios de la masa (denominación cuya inconveniencia hemos referido
anteriormente), será el Juez de acuerdo a la ley local el encargado de determi-
narlo.

En este caso, chocaría el Juez con la letra de la ley procesal local que específi-
camente determina como solución la posibilidad de sustituir el inventario por la
denuncia de bienes, con acuerdo del Ministerio Público Fiscal, en caso de exis-
tir incapaces.

II. Comentario

Avalúo

Como hemos refrendado en el artículo anterior, esta novedosa disposición no


tiene antecedente en la ley de fondo nacional, mas guarda una estrecha rela-
ción en su redacción con lo dispuesto por el art. 716 del CPCC.

Advertimos nuevamente lo impertinente de entremezclar normas de fondo con


disposiciones de carácter adjetiva; pues deja librado a la voluntad de los co-
herederos o del juez la valuación de los bienes, mediante la designación de un
perito tasador, que deberá efectuar la estimación del valor de los bienes a la
época más próxima posible al acto de la partición, tarea que se complejiza aún
más por los vaivenes económicos que pudieran presentarse entre la fecha de
fijación del valor y aquel momento —generalmente muy posterior— en el cual
se produce la partición del acervo.

III. Jurisprudencia

La falta de denuncia de bienes en el sucesorio y la omisión de confeccionar el


inventario y avalúo, constituyen falencia que por sí no traen aparejadas la
pérdida del beneficio de inventario, sin previa intimación judicial y vencimiento
de los plazos que la ley establece (CCiv. y Com. San Martín, sala II,
19/3/1987).

Art. 2344. Impugnaciones. Los copropietarios de la masa indivisa, los acree-


dores y legatarios pueden impugnar total o parcialmente el inventario y el aval-
úo o la denuncia de bienes.

Si se demuestra que no es conforme al valor de los bienes, se ordena la retasa


total o parcial de éstos.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto


Al igual que hemos referido en el artículo anterior, la presente disposición no
tiene antecedentes en la ley de fondo derogada, y su fuente hay que encontrar-
la al revisar las normas de derecho procesal locales que regulan, atinadamen-
te, el proceso sucesorio.

En este orden de ideas, el art. 724 del CPCC; establece que una vez agrega-
dos al proceso el inventario y el avalúo, se los pondrá de manifiesto en la se-
cretaría por cinco días, debiendo notificar a las partes por cédula de dicha cir-
cunstancia.

Vencido el plazo sin haberse deducido oposición, se aprobarán ambas opera-


ciones sin más trámite.

El texto legal en este punto, adopta una redacción netamente procesal, que
sigue el lineamiento antes descripto.

II. Comentario

Independientemente del error terminológico que a nuestro modo de ver implica


denominar como "copropietarios" de la masa indivisa, a los "coherederos"; la
norma reconoce la regla procesal vigente que prevé la posibilidad de que la
liquidación por inventario y avalúo pueda ser impugnada por acreedores y lega-
tarios.

Si bien la norma no lo expone en sentido literal, claramente coloca en cabeza


del Juez del sucesorio la resolución que determinará si el inventario, avalúo o
en su caso la denuncia de bienes responden a los valores que corresponden
en plaza o —caso contrario— ordenar una retasa o reliquidación de dichos ac-
tivos.
LEY 26.994/14 CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION
LIBRO QUINTO – TRANSMISION DE DERECHOS POR MUERTE
TÍTULO VII - PROCESO SUCESORIO
CAPÍTULO 4 – ADMINISTRACIÓN JUDICIAL DE LA SUCESIÓN
Comentario de Andrés GITTER
Fuente: Código Civil y Comercial de la Nación. Dir: Graciela Medina, Julio C. Rivera. Cord: Mariano Esper.
Editorial La Ley 2014.

Sección 1ª - Designación, derechos y deberes del administrador

Art. 2345. Capacidad.

Art. 2346. Designación de administrador.

Art. 2347. Designación por el testador.

Art. 2349. Remuneración y gastos.

Art. 2350. Garantías.

Art. 2351. Remoción.

Art. 2352. Medidas urgentes.

Sección 2ª - Funciones del administrador

Art. 2353. Administración de los bienes.

Art. 2354. Cobro de créditos y acciones judiciales.

Art. 2355. Rendición de cuentas

Bibliografía sobre la reforma: Ferrer, Francisco, Córdoba, Marcos M . y Nata-


le, Roberto M ., "Observaciones al proyecto de Código Civil y Comercial en ma-
teria sucesoria", RDFyP, octubre 2012, p. 127; Goyena Copello, Héctor R .,
"Proceso Sucesorio", en Rivera, Julio César (dir.), Comentarios al Proyecto de
Código Civil y Comercial de la Nación, Abeledo Perrot, 2012; González Maga-
ña, Ignacio Juan , "El Juicio Sucesorio en el Proyecto de Reforma al Código
Civil de la Nación", RDPyC, Rubinzal Culzoni.

Bibliografía clásica : Kielmanovich, Jorge L ., "Medidas cautelares en el pro-


ceso sucesorio", RDProc., 1998-169; "Medina, Graciela , El administrador de la
sucesión, ¿a quién representa?", RDPyC, Nº 6, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe,
1994; Proceso Sucesorio , 3ª ed. ampliada y actualizada, Rubinzal-Culzoni,
Santa Fe, 2011; Pérez Lasala, José Luis , Curso de Derecho Sucesorio , 2ª ed.,
Abeledo Perrot, 2008; Rolleri, Gabriel, "La personalidad de la sucesión y las
facultades del administrador de la herencia", RDF, 2009-II-175, Abeledo Perrot;
Solari, Néstor E ., "Designación de un tercero como administrador de la suce-
sión", LA LEY, 1995-A, 347.

Sección 1ª - Designación, derechos y deberes del administrador

Art. 2345. Capacidad. Las personas humanas plenamente capaces, y las per-
sonas jurídicas autorizadas por la ley o los estatutos para administrar bienes
ajenos, pueden ejercer el cargo de administrador.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

El Código Civil sustituido contenía, en materia de administración de la herencia,


dos normas incluso contradictorias entre sí: los arts. 3382 y 3451. Sin embargo,
ni dichas normas ni ninguna otra en forma específica trataba la capacidad para
ser administrador, que tampoco era tratada en los Códigos procesales.

En definitiva, la materia se regulaba por los principios generales de capacidad.

Fuentes: Del capítulo: Proyecto de 1998, Libro VI, Título VI, Capítulo IV, Sec-
ción 1ª. Del artículo: Proyecto de 1998, art. 2296.

II. Comentario

1. Personas que pueden ser administradores de la sucesión

La primera de las cuestiones que salta claramente a la vista como una verda-
dera innovación en la materia respecto de la legislación anteriormente vigente,
es la posibilidad de que una persona jurídica se haga cargo de la administra-
ción de la sucesión.
Esta norma resulta realmente innovadora, pues en el régimen anterior, y en
casos excepcionales, se preveía la participación de un tercero, pero siempre
personas físicas (como era la terminología anteriormente utilizada).

Por supuesto, también pueden administrar la herencia las personas humanas.

2. Capacidad para administrar

La norma diferencia el análisis respecto de si se trata de personas humanas o


de personas jurídicas. En el primer caso, las personas humanas requieren te-
ner "plena capacidad", es decir que, en principio, las personas mayores de 18
años son capaces de administrar la sucesión (conf. Libro Primero, Título I,
Capítulo 2, Sección 2ª del Código Civil y Comercial de la Nación, arts. 25 y si-
guientes). Respecto de los menores emancipados por matrimonio, conforme lo
establece el segundo párrafo del art. 27 entendemos que también podrían ser
administradores de la sucesión, sin perjuicio de la interpretación que podría
dársele a los arts. 28 y 29, respecto de los cuales sería oportuna una futura
reforma, aclarando específicamente este punto.

En el segundo caso, finalmente, las personas jurídicas podrán ser administra-


doras de la sucesión cuando una ley y/o sus propios estatutos le permitan ad-
ministrar bienes de terceros.

III. Jurisprudencia

Procede la designación de un tercero como administrador de la sucesión, si las


diversas incidencias y dilaciones en el proceso dan cuenta de la existencia de
un claro grado de tirantez y de intereses contrapuestos entre los herederos y
quien se postuló como administrador (CNCiv., sala K, 17/10/2011, La Ley Onli-
ne).

Art. 2346. Designación de administrador. Los copropietarios de la masa indi-


visa pueden designar administrador de la herencia y proveer el modo de reem-
plazarlo. A falta de mayoría, cualquiera de las partes puede solicitar judicial-
mente su designación, la que debe recaer preferentemente, de no haber moti-
vos que justifiquen otra decisión, sobre el cónyuge sobreviviente y, a falta, re-
nuncia o carencia de idoneidad de éste, en alguno de los herederos, excepto
que haya razones especiales que lo hagan inconveniente, caso en el cual pue-
de designar a un extraño.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

Este artículo se relaciona con lo dispuesto por el art. 3451 del Cód. Civil susti-
tuido, además de subsumir el contenido de los arts. 709 y 714 del CPCCN.

Fuentes: Proyecto de 1998, art. 2297.

II. Comentario

1. Designación del administrador

A diferencia del régimen establecido por el CPCCN, la norma en análisis no


requiere acuerdo total de los herederos (unanimidad) para la designación del
administrador del sucesorio, que podrá ser elegido por simple mayoría.

Incluso, y a falta de esa simple mayoría, cualquiera de los herederos puede


postularse para desempeñar el cargo, debiendo resolver el juez.

2. Preferencia para la designación

La norma determina que, en caso de "falta de mayoría", el juez deberá desig-


nar preferentemente al cónyuge supérstite, y en caso de falta, renuncia o ca-
rencia de idoneidad de éste, a cualquier otro de los herederos.

Sólo en caso de que existan "razones especiales " que hagan inconveniente la
designación de algún coheredero, el juez puede designar a un tercero, median-
te decisión fundada en tal sentido.

3. Mayoría

A diferencia de lo que ocurría con el art. 2297 del Proyecto de Código Civil y
Comercial de la Nación de 1998, este artículo no determina con precisión a qué
mayoría se refiere. En tal sentido, puede existir una mayoría de herederos (par-
tes en el sucesorio), o de "porciones hereditarias" (esta última era la estableci-
da por el referido proyecto).

Considerando que, en los fundamentos de elevación del proyecto, los integran-


tes de la Comisión Redactora expresamente manifestaron que el Proyecto de
1998 era la fuente principal de este libro, entendemos que deberá considerarse
la mayoría de porciones hereditarias a los fines del cómputo en el acuerdo de
designación del administrador.

III. Jurisprudencia

1. Se mantiene vigente la doctrina plenaria por la cual el nombramiento de ad-


ministrador en las sucesiones deberá recaer preferentemente sobre el o la
cónyuge supérstite ante falta de acuerdo en tal sentido (CCiv., en pleno,
20/05/1935, LA LEY, 4-829; JA 50-576).

2. Al mantenerse la preferencia a favor del cónyuge supérstite, en virtud del


particular ligamen que tiene con el causante y su carácter de socio en los bie-
nes gananciales, si los hubiere, permanece vigente la jurisprudencia que de-
termina que dicha preferencia cede ante la existencia de intereses contrapues-
tos e importantes discrepancias con el resto de los coherederos, que provo-
quen conflictos en la administración (CNCiv., sala A, 10/2/1988, LA LEY 1988-
D, 99).

3. Igualmente, permanece vigente el criterio según el cual la designación como


administrador de un tercero extraño a la sucesión sólo debe ser efectuada
cuando existan causas realmente importantes para descartar al cónyuge
supérstite y a los coherederos (CNCiv., sala E, 12/8/2005, DJ, 2005-3, 494).

Art. 2347. Designación por el testador. El testador puede designar uno o va-
rios administradores y establecer el modo de su reemplazo.

Se considera nombrado administrador a quien el testador haya señalado ex-


presamente como tal, o lo haya designado como liquidador de la sucesión, al-
bacea, ejecutor testamentario o de otra manera similar.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

No existía, en el Código Civil sustituido, norma alguna similar a la establecida


por el art. 2347 del Cód. Civ. y Com. de la Nación. Tampoco en los Códigos
procesales vigentes.

Fuentes: Proyecto de 1998, art. 2298.

II. Comentario

1. Reglamentación efectuada por el testador

El testador puede determinar la designación de uno o varios administradores


del sucesorio, así como las formas y las causas de su reemplazo. Resulta in-
novadora la inclusión de esta normativa respecto del régimen anteriormente
vigente, pues viene a dar una respuesta al particular caso en que se realizan
disposiciones testamentarias sin abarcar la totalidad del acervo.

En tal caso, el albacea designado coexistía con los herederos, incluso con ad-
ministradores designados en el sucesorio, generándose en algún caso impor-
tantes conflictos de administración (CNCiv., sala I, 2/12/2003, LA LEY, 2004-D,
406, ED, 211, 200).

La norma parecería tomar partido por la prevalencia del administrador designa-


do por el causante por sobre la voluntad de los propios administrados, que ser-
ían en realidad los verdaderos interesados. Esto, a la vez, podría generar con-
flictos en la administración de las sucesiones, que elevarían la conflictividad de
las mismas.

2. Enumeración

Claramente, la enumeración efectuada por el segundo párrafo de la norma re-


sulta meramente enunciativa, lo que queda fuera de toda discusión de acuerdo
con lo establecido en la parte final de la norma ("o de otra manera similar").

Así, el causante podrá disponer por testamento la designación de un adminis-


trador, indicándolo expresamente con esa denominación, aunque también se
entenderá que lo hace si designa a un liquidador de la sucesión, a un albacea o
a un ejecutor testamentario.
Finalmente, quedará a interpretación judicial si el testador ha decidido el nom-
bramiento de alguna persona como administrador de su sucesión en el caso en
que sea ésta nombrada "de otra manera similar", debiéndose interpretar dicha
disposición testamentaria en forma restrictiva, sin desnaturalizar la finalidad de
la misma ni de la última voluntad del causante.

3. Contradicción con el art. 2346

La norma en análisis, al permitir con una gran amplitud que el testador determi-
ne quién o quiénes estarán a cargo de la administración de su sucesión, entra
en contradicción con lo dispuesto por el art. 2346, que establece una preferen-
cia para el o la cónyuge supérstite y sólo contempla la participación de terceros
ajenos a la sucesión en casos restringidos y particulares.

Así, al posibilitar el art. 2347 la designación de cualquier administrador por par-


te del propio causante, incluso desde ya a terceros, se abre la posibilidad para
el conflicto en el marco de la administración del acervo hereditario.

Por tal motivo, existen ya opiniones en torno a la interpretación restrictiva de la


norma y su aplicación exclusiva a los casos en que la masa sólo consista en el
pago de legados particulares (González Magaña).

Art. 2348. Pluralidad de administradores. En caso de pluralidad de adminis-


tradores, el cargo es ejercido por cada uno de los nombrados en el orden en
que están designados, excepto que en la designación se haya dispuesto que
deben actuar conjuntamente.

En caso de designación conjunta, si media impedimento de alguno de ellos, los


otros pueden actuar solos para los actos conservatorios y urgentes.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

Tampoco existe ninguna norma similar a la del art. 2348 del Cód. Civ. y Com.
de la Nación en el régimen anteriormente vigente, pues no había ninguna pre-
visión a una pluralidad de administradores.
Fuentes: Proyecto de 1998, art. 2299.

II. Comentario

1. Caso de designación de más de un administrador

La norma prevé la posibilidad de la designación de más de un administrador,


situación que puede, a su vez, generar una doble variante: actuación alternada
o conjunta.

En el primer caso, actuará cada administrador en el orden en que hubieran sido


nombrados, ante la renuncia, muerte o remoción del anterior.

En el segundo caso, en cambio, deberán actuar todos los designados, en forma


conjunta.

2. Impedimento de actuación

Cuando existan dos o más administradores que deban actuar de manera con-
junta, puede darse el caso en que uno de ellos se encuentre, por cualquier
razón, imposibilitado de actuar.

En este caso, los demás administradores podrán actuar solos, pero sólo para la
realización de actos meramente conservatorios y urgentes. La utilización de la
conjunción ("y"), demuestra que deben darse ambas cuestiones al mismo tiem-
po.

Art. 2349. Remuneración y gastos. El administrador tiene derecho a que se le


reembolsen los gastos necesarios y útiles realizados en el cumplimiento de su
función.

También tiene derecho a remuneración. Si no ha sido fijada por el testador, ni


hay acuerdo entre el administrador y los copropietarios de la masa indivisa,
debe ser determinada por el juez.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto


Tal como ocurre con todos los artículos que culminan, a partir del presente,
este capítulo, tampoco existía en el sustituido Código Civil una previsión expre-
sa en el sentido de la remuneración del administrador. El Código Procesal Civil
y Comercial de la Nación, por su parte (al igual que los Códigos procesales
provinciales), ha previsto el tema, particularmente en el art. 715).

Dada la evidente naturaleza procesal de las disposiciones de este capítulo, las


mismas carecen de relación con el Código Civil, debiéndose encontrar su rastro
en los diversos artículos que componen el proceso sucesorio en los Códigos
procesales de cada provincia y en el de la Nación.

Fuentes: Proyecto de 1998, art. 2300.

II. Comentario

1. Exceso de intervención del Código de fondo en materia procesal

Si bien todo el título asignado al proceso sucesorio demuestra un innecesario


intervencionismo de la materia sustancial en la procesal (sin desconocer la cla-
ra inconstitucionalidad que ello implica, pues se legisla sobre una materia no
delegada por las provincias al gobierno nacional), el artículo en análisis pare-
cería ser el punto máximo de esta intervención.

En efecto, la regulación resulta absolutamente superflua, pues la restitución de


los gastos necesarios y útiles efectuados por el administrador para la consecu-
ción de su función es obvia, no debiendo cargar en ningún caso el administra-
dor con los gastos de su tarea a favor de los herederos.

2. Insuficiencia de la norma en materia arancelaria

Más allá de lo anteriormente expuesto, el intento normativo resulta incluso insu-


ficiente e incompleto, pues más allá de la previsión de que, en caso de falta de
fijación de los honorarios por parte del testador o de los herederos, será el juez
quien los determine, la norma no da siquiera una mínima pauta para dicha fija-
ción.

En este sentido, resulta mucho más completa la norma establecida, por ejem-
plo, por el art. 715 del CPCCN, que a la vez tiene su concordancia en todos los
Códigos procesales provinciales (arts. 750 de Buenos Aires, 715 de Catamar-
ca, 718 de Chaco, 715 de Chubut, 716 de Córdoba, 715 de Corrientes, 744 de
Entre Ríos, 750 de Formosa, 458 de Jujuy, 691 de La Pampa, 345 de Mendo-
za, 715 de Misiones, 715 de Neuquén, 715 de Río Negro, 739 de Salta, 708 de
San Juan, 741 de San Luis, 699 de Santa Cruz, 626 de Santa Fe, 730 de San-
tiago del Estero, 689 de Tierra del Fuego y 753 de Tucumán).

III. Jurisprudencia

1. Con la nueva redacción de la norma en análisis, se mantiene la jurispruden-


cia que diferencia entre gastos útiles para la sucesión de los que no lo son o los
que son realizados sin que el administrador solicite la autorización de los here-
deros (CNCiv., sala C, 20/11/1984, LA LEY, 1985-A, 503; DJ, 1985-2, 144).

2. Así, por ejemplo, deberá el administrador hacerse cargo de los honorarios


regulados a los abogados por él designados a efectos de hacerse patrocinar en
cuestiones no atinentes a su propia tarea (ST Entre Ríos, 16/7/2004, LLLitoral
200-266).

Art. 2350. Garantías. El administrador no está obligado a garantizar el cumpli-


miento de sus obligaciones, excepto que el testador o la mayoría de los copro-
pietarios de la masa indivisa lo exija, o que lo ordene el juez a pedido de intere-
sado que demuestre la necesidad de la medida.

Si requerida la garantía, el administrador omite constituirla o se rehúsa a hacer-


lo en el plazo fijado por el juez, debe ser removido del cargo.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

Al igual que lo expuesto para los artículos anteriores, no existía en el Código


Civil norma alguna relacionada con el art. 2350 del Cód. Civ. y Com. de la Na-
ción.

Fuentes: Proyecto de 1998, art. 2301.

II. Comentario
1. Obligación de garantía

La norma, de más que claro corte procesalista, incorpora el instituto de la ga-


rantía del administrador al derecho argentino, hasta ahora inexistente. De todas
formas, lo incorpora por la negativa, pues libera al administrador de garantizar
el cumplimiento de sus obligaciones.

En realidad, sólo si el testador y/o la mayoría de los herederos lo determinan, el


administrador deberá dar las garantías que se le exijan, bajo pena de remoción.

La norma también establece la posibilidad de que el juez ordene al administra-


dor la constitución de garantía, ante el pedido de un "interesado que demuestre
la necesidad de la medida". No se comprende exactamente cuál es el significa-
do del término "interesado", pues resulta excesivamente laxo e impreciso.
Podría tratarse un heredero que no configure mayoría, o un acreedor de la su-
cesión. Entendemos que correspondería una reforma que dé mayor precisión a
la normativa.

2. Incoherencia práctica de la norma

Realmente, no resulta comprensible la introducción del instituto de la garantía


en la administración de la sucesión, eximiendo al administrador de constituirla
salvo disposición en tal sentido del testador y/o la mayoría de los herederos
(nuevamente, sin determinación de cuál mayoría debe ser).

De la forma en que ha sido redactada la norma en análisis, da la sensación de


que dado que el administrador no se encuentra obligado a constituir garantía
alguna por el cumplimiento de su función, tampoco deberá cumplirla (Goyena
Copello, "Proceso sucesorio", en "Comentarios al Proyecto de Código Civil y
Comercial de la Nación", Abeledo Perrot, 2012).

Art. 2351 Remoción. Todo interesado puede solicitar al juez la remoción del
administrador si existe imposibilidad de ejercer el cargo o mal desempeño de
éste.
Mientras tramite el pedido, que se sustancia por la vía más breve que permite
la legislación procesal, continúa en el ejercicio de sus funciones si el juez no
resuelve designar un administrador provisional.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

Si bien el Código Civil no tenía ninguna normativa relacionada con el art. 2351
del Cód. Civ. y Com. de la Nación, sí se establecen las formas y las razones
para la remoción del administrador en los arts. 714 y 709 del CPCCN y sus co-
rrelativos en los demás Códigos procesales.

Fuente: Proyecto de 1998, art. 2302.

II. Comentario

1. Remoción por imposibilidad o mal desempeño de las tareas

La norma en análisis prevé una situación más bien obvia, cual es que el admi-
nistrador será removido por el juez ante la imposibilidad o el mal desempeño en
las tareas que le fueron asignadas.

Nuevamente, la norma refiere a "todo interesado" para determinar la legitima-


ción activa, lo que no resulta acertado, dado que es un término absolutamente
impreciso. El hecho de introducir a la fuerza una normativa claramente procesal
en el marco de un Código de fondo, genera estos inconvenientes, que deberán
ser resueltos por los Códigos procesales de cada jurisdicción, sin perjuicio de
propiciar una pronta reforma que precise los conceptos.

2. Medida cautelar

El juez puede, en caso de considerarlo conveniente ante el pedido del intere-


sado de que se remueva al administrador, designar como medida cautelar a un
administrador provisional mientras se sustancia la cuestión "por la vía más bre-
ve que permite la legislación procesal".

En caso contrario, y como principio general, el administrador continúa en sus


funciones mientras se sustancian los planteos que se formulen.
III. Jurisprudencia

Debe rechazarse el pedido de remoción del administrador sucesorio —art. 714,


Cód. Procesal—, aun cuando no haya cumplido en debida forma con su deber
de rendir cuentas —art. 713, Código citado— y exista prima facie peligro para
el patrimonio relicto —en el caso, un inmueble ocupado y cánones supuesta-
mente impagos—, si la mayoría de los herederos no participó ni controló la ges-
tión cuestionada, lo que pudo generar en el administrador la creencia de contar
con su conformidad, debiendo emplazárselo para que rinda cuentas bajo pena
de ser desplazado (CNCiv., sala A, 16/4/2002, LA LEY, 2002-C, 512).

Art. 2352. Medidas urgentes. Si el administrador no ha sido aún designado,


rehúsa el cargo, demora en aceptarlo o debe ser reemplazado, cualquier inte-
resado puede solicitar medidas urgentes tendientes a asegurar sus derechos,
como la facción de inventario, el depósito de bienes, y toda otra medida que el
juez considere conveniente para la seguridad de éstos o la designación de ad-
ministrador provisional. Los gastos que ocasionan estas medidas están a cargo
de la masa indivisa.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

En el Código Civil no había norma alguna relacionada con la norma en análisis.


Puede igualmente encontrarse una relación con lo dispuesto por el tercer párra-
fo del art. 690 del CPCCN y sus correlativos en los demás Códigos provincia-
les.

Fuentes: Proyecto de 1998, art. 2303.

II. Comentario

1. Medidas urgentes

La norma en análisis prevé la posibilidad de realizar medidas urgentes (facción


de inventario, depósito de bienes), ante la falta de designación del administra-
dor, su demora en aceptar el cargo, su remoción, etc.
2. Medidas a adoptar

El artículo en análisis enuncia expresamente la posibilidad de adoptar las me-


didas de facción de inventario y depósito de bienes. Sin embargo, esta previ-
sión es meramente enunciativa, pues luego aclara que el juez podrá adoptar
cualquiera otra medida que estime conveniente para asegurar los derechos de
quien solicite la misma, incluso hasta designar un administrador provisional.

3. Derechos tutelados. Gastos de las medidas

A diferencia de lo que establece el tercer párrafo del art. 690 del CPCCN (que
prevé la adopción de medidas "para la seguridad de los bienes y documenta-
ción del causante"), el art. 2352 del Código Civil y Comercial de la Nación esta-
blece la adopción de distintas medidas para asegurar los derechos de los inte-
resados que las soliciten. La diferencia no es menor, pues los bienes y docu-
mentación del causante pueden ser del interés de todos los coherederos.

Sin perjuicio de lo expuesto, la norma determina que los gastos que sean me-
nester realizar a los fines de llevar a cabo las medidas que se determinen,
"están a cargo de la masa indivisa". La redacción puede llevar a situaciones
sumamente injustas, pues la medida puede ser adoptada en beneficio exclusi-
vo de uno de los herederos, y en tal caso también deberá ser soportada por
todos (en estos casos, entendemos que los jueces deberán aplicar el art. 10
que contempla el abuso del derecho). Claramente, entendemos que la norma
en cuestión merece una reforma que prevea estas posibilidades.

Sección 2ª - Funciones del administrador

Art. 2353. Administración de los bienes. El administrador debe realizar los


actos conservatorios de los bienes y continuar el giro normal de los negocios
del causante.

Puede, por sí solo, enajenar las cosas muebles susceptibles de perecer, de-
preciarse rápidamente o cuya conservación es manifiestamente onerosa. Para
la enajenación de otros bienes, necesita acuerdo unánime de los herederos o,
en su defecto, autorización judicial.

Además de gestionar los bienes de la herencia, debe promover su realización


en la medida necesaria para el pago de las deudas y legados.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

Si bien el Código Civil no contenía normal alguna relacionada con este artículo,
éste sí se relaciona con lo dispuesto por el art. 712 del CPCCN y sus correlati-
vos provinciales, al que precisa en muchos factores.

Fuentes: Proyecto de 1998, art. 2304.

II. Comentario

1. Facultades del administrador

Los primeros dos párrafos de la norma tienden a dar mayor precisión al actual
contenido del art. 712 del CPCCN, siguiendo la jurisprudencia tradicional en la
materia. Así, se determina que el administrador, además de realizar los actos
conservatorios necesarios, deberá continuar con el giro comercial de los nego-
cios del causante. Además, y sin necesidad de autorización judicial, podrá el
administrador enajenar cosas muebles perecederas o de manifiestamente one-
rosa conservación.

En cambio, para proceder a la enajenación de otro tipo de bienes sí requerirá la


autorización unánime de los herederos. Resulta innovadora la posibilidad de
que el juez autorice la enajenación al administrador, facultad que no se encon-
traba anteriormente prevista (sólo podía autorizárselo "para promover, prose-
guir o contestar las demandas de la sucesión", conf. art. 712 del CPCCN).

2. Deber de realizar los bienes de la herencia

El tercer párrafo de la norma resulta al menos polémico, pues prevé el deber


del administrador de "promover" la realización de los bienes del sucesorio "en
la medida necesaria para el pago de las deudas y legados".
La polémica radica en que no es ésta una de las funciones del administrador,
que además se vería limitado en el cumplimiento de esta manda, pues al final
del segundo párrafo de la norma se establece, justamente, la necesidad de
unanimidad en la autorización de los herederos para disponer de los bienes del
sucesorio.

Entendemos que existe una contradicción conceptual entre el segundo y el ter-


cer párrafo de la norma, que deberá ser resuelta a la mayor brevedad posible
por la vía de una reforma en la redacción del texto legal.

III. Jurisprudencia

El administrador del acervo hereditario no se encuentra facultado para realizar


depósitos parciales respecto de determinadas operaciones sobre algunos bie-
nes, mucho menos los bienes que conciernen a la porción hereditaria de uno
de los herederos, debido a que su administración contempla la universalidad y
masa indivisa, máxime cuando se le indicó expresamente que toda suma de
dinero que percibiera en el cumplimiento de su función debía ser depositada en
la cuenta afectada al sucesorio (CNCiv., sala G, 16/10/2008 DFyP, 2009-127,
con nota de Graciela Medina,AR/JUR/9871/2008).

Art. 2354. Cobro de créditos y acciones judiciales. Previa autorización judi-


cial o de los copartícipes si son plenamente capaces y están presentes, el ad-
ministrador debe cobrar los créditos del causante, continuar las acciones pro-
movidas por éste, iniciar las que son necesarias para hacer efectivos sus dere-
chos, y presentarse en los procesos en los cuales el causante fue demandado.

En ningún caso puede realizar actos que importan disposición de los derechos
del causante.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

Si bien no existía norma alguna del Código Civil relacionable con este artículo
del Código Civil y Comercial de la Nación, puede rastrearse la conexión con el
art. 712 del CPCCN y sus correlativos en los Códigos provinciales.
Fuentes: Proyecto de 1998, art. 2305.

II. Comentario

1. Necesidad de autorización judicial

A diferencia de lo que se proyectara en el caso del art. 2305 del Proyecto de


Código Civil y Comercial de la Nación de 1998, en el caso del art. 2354 se re-
quiere autorización judicial o de los coherederos (entendemos que a ellos se
refiere con el término "copartícipes") para "cobrar los créditos del causante,
continuar las acciones promovidas por éste, iniciar las que son necesarias para
hacer efectivos sus derechos, y presentarse en los procesos en los cuales el
causante fue demandado".

Sin embargo, y a diferencia de lo establecido por el art. 712 del CPCCN, la


norma en análisis no prevé en forma expresa la situación de "razones de ur-
gencia" (parte final del cuarto párrafo del art. 712 del CPCCN). Entendemos
que, en estos casos, el administrador deberá igualmente tomar la intervención
necesaria, dando inmediata cuenta de ello en el expediente sucesorio y pidien-
do las instrucciones pertinentes.

2. Demora en la gestión de los créditos de la sucesión

Entendemos que la medida en análisis implica, en determinados casos, como


por ejemplo el cobro de créditos líquidos a favor del causante, una demora in-
necesaria y, además, contradictoria con la finalidad misma del nombramiento
de un administrador del sucesorio.

Por otra parte, resulta contradictoria la previsión respecto de las facultades con-
feridas en el artículo anterior, que incluyen la continuación del giro comercial de
los negocios del causante.

3. Imposibilidad de disponer de derechos del causante

En una nueva muestra de contradicción entre las normas de este capítulo, el


último párrafo del artículo en análisis determina la absoluta imposibilidad de
"realizar actos que importan disposición de los derechos del causante". Lo ex-
puesto en la norma, que resulta estrictamente lógico atento la naturaleza de las
funciones del administrador, resulta absolutamente contradictorio con lo dis-
puesto por el último párrafo del artículo anterior, a cuyo comentario remitimos
en honor a la brevedad.

Art. 2355. Rendición de cuentas. Excepto que la mayoría de los copropieta-


rios de la masa indivisa haya acordado otro plazo, el administrador de la heren-
cia debe rendir cuentas de su administración trimestralmente, o con la periodi-
cidad que el juez establezca.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

Al igual que lo indicado para los artículos precedentes, la norma en cuestión no


tiene relación con ningún artículo del Código Civil, por su carácter claramente
procesal, vinculándose de forma casi textual con lo dispuesto por el art. 713 del
C.P.C.C.N. y sus correlativos provinciales.

Fuentes: Proyecto de 1998, art. 2306.

II. Comentario

1. Obligación periódica de rendición de cuentas

En términos prácticamente idénticos a lo dispuesto por el art. 713 del CPCCN,


el art. 2355 determina la obligación de rendición trimestral de cuentas por parte
del administrador de la herencia. Ello, salvo que el juez o los coherederos
hayan establecido un plazo distinto.

Si bien el art. 2347 no lo establece expresamente, parecería que también el


causante (además del juez y los coherederos), tiene facultad de alterar la pe-
riodicidad prevista en esta norma a través del testamento.

2. Ausencia de regulación específica en cuanto a los procedimientos

A diferencia de lo que se proyectara en el art. 2306 del Proyecto de 1998, y de


lo que determina el art. 713 del CPCCN, el art. 2355 del Cód. Civ. y Com. de la
Nación no establece ningún tipo de previsión respecto de la forma en que se
deberá correr vista de las rendiciones de cuentas formuladas, ni de los plazos
para proceder a su impugnación, ni de las vías procesales para sustanciar tales
impugnaciones.

Entendemos que es ésta una muestra más de la falta de coherencia normativa


que padece este título, que por otra parte debería ser ajeno a un Código de
fondo.

De todas formas, de mantenerse el criterio de incluir en el marco del Código


Civil y Procesal de la Nación las normas relativas al procedimiento sucesorio,
entendemos que debería contemplarse la inclusión de estas cuestiones, al me-
nos como principio general.

III. Jurisprudencia

Resulta improcedente la remoción el administrador de una sucesión en razón


de que éste no ha rendido cuentas trimestralmente, pues si durante largos per-
íodos no se han formulado rendiciones parciales de cuentas y los herederos no
las han pedido, puede presumirse que se ha autorizado a no presentarlas
(CNCiv., sala C, 27/2/2001, LA LEY, 2001-D, 368, DJ, 2001-2, 826).
LEY 26.994/14 CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION
LIBRO QUINTO – TRANSMISION DE DERECHOS POR MUERTE
TÍTULO VII - PROCESO SUCESORIO
CAPÍTULO 5 - PAGO DE DEUDAS Y LEGADOS Comentario de Damián BAGNASCO
Fuente: Código Civil y Comercial de la Nación. Dir: Graciela Medina, Julio C. Rivera. Cord: Mariano Esper.

Editorial La Ley 2014.

Art. 2356. Presentación de los acreedores.

Art. 2357. Declaración de legítimo abono.

Art. 2358. Procedimiento de pago.

Art. 2359. Garantía de los acreedores y legatarios de la sucesión.

Art. 2360. Masa indivisa insolvente

Bibliografía sobre la reforma: Ferrer, Francisco, Córdoba, Marcos M., Natale,


Roberto M ., "Observaciones al proyecto de Código Civil y Comercial en mate-
ria sucesoria", RDFyP, 2012 (octubre), 127; Goyena Copello, Héctor R ., "Pro-
ceso Sucesorio", en Rivera, Julio César (dir.), Comentarios al Proyecto de
Código Civil y Comercial de la Nación , Abeledo Perrot, 2012; Hernández, Lidia
B., Ugarte, Luis A ., "Los sucesores en el Proyecto de Código", LA LEY, 2012-
E, 1283.

Bibliografía clásica: Goyena Copello, Héctor Roberto , Curso de Procedimien-


to Sucesorio , 9ª ed. actualizada y ampliada, La Ley, Buenos Aires 2008; Medi-
na, Graciela , "El administrador de la sucesión, ¿a quién representa?", RDPyC,
Nº 6, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1994; Proceso Sucesorio, 3ª ed. ampliada y
actualizada, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2011; Pérez Lasala, José Luis , Curso
de Derecho Sucesorio , 2ª ed., Abeledo Perrot, 2008; S/Firma , Investigación
de jurisprudencia sobre la responsabilidad por deudas en el sucesorio, RDFyP,
2010 (octubre), 199.

Art. 2356. Presentación de los acreedores. Los acreedores hereditarios que


no son titulares de garantías reales deben presentarse a la sucesión y denun-
ciar sus créditos a fin de ser pagados. Los créditos cuyos montos no se en-
cuentran definitivamente fijados se denuncian a título provisorio sobre la base
de una estimación.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

Anteriormente, el pago de los acreedores y legatarios se encontraba regulado


en los Capítulos III y IV del Título III, Libro IV del Código sustituido. El nuevo
texto ya no establece particularidades para el caso de los acreedores privile-
giados o hipotecarios como lo hacía el art. 3396, ni para el orden de pago de
los restantes art. 3398.

II. Comentario

Presentación de los acreedores

El articulado en comentario establece que los acreedores hereditarios que no


son titulares de garantías reales deben presentarse a la sucesión y denunciar
sus créditos a fin de ser pagados.

La simple lectura del artículo pareciera remitirnos a la verificación de créditos


en un proceso de concurso o quiebra. Sin embargo, entendemos que este im-
perativo no implica per se la aplicación analógica de ese juicio universal, sino el
mero recogimiento de alguno de sus preceptos ante la ausencia de un conglo-
merado de normas que así lo permitan.

En cuanto a la excepción de los acreedores del causante con garantía real,


entendemos que la misma no modifica lo dispuesto para ellos en el régimen
anterior. Por el contrario, le reconoce a contrario sensu su privilegio para el co-
bro.

Sobre el particular, nos parece oportuno mencionar que la definición por oposi-
ción de los acreedores sin privilegio, podría dar lugar a confusión al exceptuar
únicamente a los que poseen garantía real, como si los restantes privilegios no
fueran considerados. Sin embargo, si bien entendemos que hubiera sido más
prudente referirse a los "acreedores no privilegiados", lo cierto es que el propio
art. 2358 —en conjunción con el art. 2579— hace especial reconocimiento de
los privilegios existentes. Ello sin perjuicio de lo expresamente dispuesto en el
art. 2360, a cuyo comentario nos remitimos en razón de brevedad.

Si bien el nuevo régimen no establece expresamente que los créditos deban


ser pagados en el orden en que se presenten —como lo establecía el viejo art.
3398—, entendemos que ello no obsta a que así ocurra, pues si bien el princi-
pio general prioriza a quien primero lo reclama, lo cierto es que puede ser
opuesto el pago conforme lo establecen los arts. 2359 y 2360.

Por otra parte, establece además que los créditos cuyos montos no se encuen-
tren definitivamente fijados deben ser denunciados a título provisorio, sobre la
base de una estimación, que si bien allí no se encuentra previsto entendemos
que el monto deberá ser determinado por el juez.

En definitiva, continúa siendo necesario reclamar el reconocimiento del crédito


para ser pagado, aunque ya no se establece una preferencia para el pago res-
pecto del crédito primeramente denunciado, dependiendo en cada caso particu-
lar del origen del reclamo, y si está determinada o no su cuantía.

Art. 2357. Declaración de legítimo abono. Los herederos pueden reconocer a


los acreedores del causante que solicitan la declaración de legítimo abono de
sus créditos. Emitida tal declaración por el juez, el acreedor reconocido debe
ser pagado según el orden establecido por el artículo siguiente. A falta de reco-
nocimiento expreso y unánime de los herederos, el acreedor está facultado pa-
ra deducir las acciones que le corresponden.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

El Código reformado no contenía una expresa mención a la declaración de legí-


timo abono, pues ha sido una incorporación cuasi pretoriana de lo que Goyena
Copello define como una estructuración jurisprudencial que no tiene otro fun-
damento que la economía procesal (Goyena Copello).

Fuentes: Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, art. 701, última parte.

II. Comentario
1. Positivización del legítimo abono

Queda así incorporada al Código de fondo la declaración de legítimo abono,


como una acción que ya había sido admitida por la jurisprudencia, y que con-
siste en la solicitud por parte de aquellos que se consideren acreedores del
causante, de ser reconocidos como tales en el juicio sucesorio por los herede-
ros y se les pague en forma inmediata, sin más dilaciones que la declaración
del juez, previo traslado a las partes interesadas, que deberán reconocer en
forma expresa y unánime la condición pretendida por el accionante, para la
procedencia de la declaración de ese crédito como legítimo abono.

Si bien este instituto tiene por fin evitar demoras y gastos emergentes de la
sustanciación de un juicio que podría llegar a evitarse, es sólo facultativo para
el acreedor, pues basta la sola oposición —incluso caprichosa— de uno solo
de los herederos para que deba sustanciarse la pretensión vía incidental ante
el juez de la causa.

De este modo resulta claro entonces que el pedido de declaración de legítimo


abono no constituye procesalmente una demanda, sino una simple solicitud o
mera manifestación de deseos (Goyena Copello), de quien se considera acree-
dor del causante para que se le reconozca su crédito y se le abone de inmedia-
to, sin que los herederos tengan obligación legal de expedirse.

2. Silencio de los coherederos. Rechazo de la pretensión

Si bien se ha discutido el significado del silencio de los coherederos respecto


del planteo de legítimo abono por parte del acreedor, el Código Civil y Comer-
cial de la Nación se inclina por entender como rechazada la pretensión. Es por
ello que la última parte de la norma en análisis determina que, ante la falta de
reconocimiento de los herederos, que debe ser expreso y unánime, el acreedor
deberá iniciar la acción por la vía correspondiente.

De esta forma, también, la norma adopta la posición mayoritaria de la jurispru-


dencia en torno a la imposibilidad de producir prueba ante el silencio de los co-
herederos o el rechazo del planteo de legítimo abono.

3. Medidas de seguridad
En ese orden de ideas, entendemos que no debiera disponerse en el sucesorio
ninguna medida de seguridad ante el desconocimiento del crédito, pues si el
pedido es denegado por los herederos, queda a salvo el derecho del acreedor
a peticionar por la senda de la acción pertinente.

III. Jurisprudencia

1. De acuerdo con las consideraciones precedentemente vertidas, se mantiene


vigente el criterio jurisprudencial que habilitaba a los acreedores a solicitar la
declaración de legítimo abono de sus créditos (CNCiv., sala H, 17/6/2010, La
Ley Online; CNCiv., sala G, 10/2/2009, LA LEY, 2009-C, 182).

2. Asimismo, se ratifica la jurisprudencia que consideraba necesaria, ante el


silencio o el rechazo por parte de los coherederos, la promoción de una acción
por la vía procesal pertinente, sin sustanciación alguna dentro del sucesorio
(CNCiv., sala C, 1/6/1980, LA LEY, 1980-D, 376; CNCiv., sala A, 7/5/1985, La
Ley, 1985-E, 117).

3. Finalmente, se mantiene el criterio por el cual no resulta procedente el plan-


teo de medidas cautelares en el marco del proceso sucesorio, debiendo plan-
tear el acreedor lo que estime corresponder dentro de la acción que por sepa-
rado inicie (CNCiv., sala E, 26/12/1978, La Ley , 1979-B, 284).

Art. 2358. Procedimiento de pago. El administrador debe pagar a los acree-


dores presentados según el rango de preferencia de cada crédito establecido
en la ley de concursos.

Pagados los acreedores, los legados se cumplen, en los límites de la porción


disponible, en el siguiente orden:

a) los que tienen preferencia otorgada por el testamento;

b) los de cosa cierta y determinada;

c) los demás legados. Si hay varios de la misma categoría, se pagan a prorrata.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto


En este artículo se modifica la redacción del art. 3795 del Cód. Civil en cuanto
al régimen para el pago de créditos y legados, en los que se incluye el de cosa
cierta, art. 2311 Cód. Civil, como también al criticado orden de presentación
dispuesto en el viejo art. 3398 del mismo cuerpo. Ello sin perjuicio de las direc-
trices establecidas en los arts. 3766 y 3400 en cuanto al momento de la trans-
misión y la oportunidad del pago.

II. Comentario

1. De los legados de cosa cierta

En este artículo puede apreciarse de manera palmaria la modificación sustan-


cial efectuada a la vieja redacción del art. 3795 del Cód. Civil, en cuanto al
régimen para el pago de los legados.

Dentro del orden de prelación establecido, el legado de cosa cierta —ahora


también "determinable"—, que pese a su aparente claridad, ha suscitado diver-
gencias al momento de determinar si ella comprende a los legados de crédito y
a los legados de derechos reales.

En primer lugar, resulta necesario mencionar las críticas efectuadas por la doc-
trina en cuanto al fundamento de la preferencia establecida para el pago de
legados de cosa cierta, ya que si bien es cierto que la transmisión y adquisición
de la cosa cierta legada opera por efecto mismo de la disposición testamentaria
(art. 3766), no lo es menos que la entrega de la misma deba ser solicitada a los
herederos, quienes pueden válidamente oponerse mientras no estén cancela-
das las deudas de la sucesión. En consecuencia, coincidimos con Zannoni y
Borda en cuanto a que resultaría más adecuado subordinar al legatario, incluso
al de cosa cierta, a la eventual reducción proporcional de su legado, admitién-
dose que este también reconoce un título derivado de la transmisión heredita-
ria.

En segundo término, si bien pareciera ser clara la norma en cuanto a la defini-


ción de "cosa cierta", se ha discutido acerca de si los legados de crédito y los
de derechos reales se encuentran comprendidos dentro de la norma.

1.1. Legados de crédito


Algunos autores consideran que dentro de ella han de computarse no sólo los
legados de cosas ciertas, sino también todos aquellos que tengan un objeto
determinado, tal como los legados de crédito y cuya transmisión opere por vía
directa del testador al legatario (Fornieles, Zannoni).

Una segunda tesitura adopta un criterio estricto, juzgando que el Codificador


habla de "cosas", esto es, objeto material susceptible de apreciación pecuniaria
(art. 2311), no siendo dable su extensión a otros bienes. Aducen que tratándo-
se de un privilegio de pago su interpretación debe ser restrictiva, a lo cual aña-
den que "si se admite que la discriminación hecha en el artículo 3795 es injus-
ta, es preciso sostener, en caso de duda, la interpretación que favorezca el tra-
to igualitario de los legatarios ".

1.2. Legados de derechos reales

Partimos de reconocer que la cuestión es delicada, ya que el legado de dere-


chos reales no tiene por objeto una cosa material y cierta, es igualmente difícil
su encuadre dentro de los legados de cantidad, y a la vez concluye que estos
legados también quedan excluidos de la categoría privilegiada de los legados
de cosa cierta, ateniéndose a la interpretación restrictiva de las preferencias.

Finalmente, no resulta menos importante mencionar que la actual redacción


recoge el imperativo establecido por el viejo art. 3400 que disponía que legata-
rios no podían pretender ser pagados sino después que los acreedores hubie-
sen sido enteramente satisfechos, aunque en menor detalle, sigue siendo re-
conocido por el artículo en comentario cuando establece "pagados los acreedo-
res, los legados se cumplen...".

2. Determinación del procedimiento de pago

El art. 2358 establece que el administrador debe pagar los créditos presenta-
dos —incluyendo los aceptados bajo legítimo abono— según su rango de pre-
ferencia conforme a la Ley de Concursos y Quiebras.

En tal sentido, una vez satisfechos los créditos, recién debe procederse al pago
de los legados de acuerdo a los límites de la porción disponible y en el siguien-
te orden:
1. Aquellos a los que en el testamento se ordenara preferencia.

2. Los de cosa cierta y determinada.

3. Los demás legados de la misma categoría, los que si pertenecen a la misma


categoría se mandan a pagar a prorrata.

Puede apreciarse entonces el expreso reconocimiento al principio de autonom-


ía de la voluntad efectuada por la norma en su inc. 1°, al facultar al propio cau-
sante para establecer el orden de preferencia en el pago de los legados.

Concretamente, incluso con la vieja redacción del art. 3795, ya sostenía la doc-
trina que el orden allí establecido, era supletorio de la voluntad contraria del
testador, quien podía disponer un orden diferente para el pago de las mandas
que instituyera en su testamento (Fassi, Zannoni, Azpiri, Ferrer, Medina).

En segundo término hace mención a los legados de cosa cierta y determinada,


cuyas complejidades fueron desarrolladas en los párrafos anteriores y a cuya
explicación nos remitimos en razón de brevedad.

Finalmente en el inciso tercero, se establece que se pagarán los legados de la


misma categoría y, en caso de existir pluralidad de legados dentro de una mis-
ma especie, a prorrata conforme el orden establecido por la Ley de Concursos.

Sobre este punto, al igual en la primera parte del artículo se hace remisión a la
normativa concursal. Sin embargo, no se explica concretamente —ni siquiera
en la exposición de motivos que antecede al Proyecto— cuál fue la intención
del legislador para utilizar en forma analógica dicho proceso universal.

Art. 2359. Garantía de los acreedores y legatarios de la sucesión. Los


acreedores del causante, los acreedores por cargas de la masa y los legatarios
pueden oponerse a la entrega de los bienes a los herederos hasta el pago de
sus créditos o legados.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

En su anterior redacción, el art. 3397 establecía que si los acreedores, sean


hipotecarios o quirografarios, hicieren oposición al pago del algún crédito hipo-
tecario, el heredero hará el pago en conformidad a la resolución de los jueces.
Asimismo, dicha norma se conjugaba con los preceptos contenidos en los arts.
3399 a 3402, 3475 y 3797 por cuanto las oposiciones podían ser presentadas
entre los acreedores según su privilegio o bien de éstos contra el pago de le-
gados, e incluso entre los propios legatarios si existiese algún privilegio para su
cobro, aunque no así de legatarios contra acreedores (arts. 3400).

II. Comentario

La oposición como garantía

La oposición al pago de legados o incluso de créditos por parte de alguien que


tenga un mejor derecho es un acto que puede ser judicial, e incluso extrajudi-
cial —a través de un medio fehaciente— con el objeto de impedir que se abone
el crédito o legado impugnado hasta tanto no sea satisfecho el del oponente.
En esa inteligencia, es posible afirmar que esa oposición puede ser entendida
como una medida cautelar pues tiene por fin impedir el pago hasta tanto sea
deferida por el juez esa petición. En tal sentido, para lograr su cometido el opo-
nente no necesita trabar embargo sobre los bienes sucesorios.

De esta manera, el art. 2359 establece el derecho de los acreedores del cau-
sante, como así también de quienes terminan siendo acreedores de la masa
hereditaria, e incluso de los legatarios, para oponerse al pago de otros legados
o créditos o bien a la entrega de los bienes a los herederos hasta tanto sean
satisfechas sus acreencias.

Art. 2360. Masa indivisa insolvente. En caso de desequilibrio patrimonial o


insuficiencia del activo hereditario, los copropietarios de la masa pueden peti-
cionar la apertura del concurso preventivo o la declaración de quiebra de la
masa indivisa, conforme a las disposiciones de la legislación concursal. Igual
derecho, y de acuerdo a la misma normativa, compete a los acreedores.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto


En su anterior redacción el Código Civil establecía el orden de pago referido en
los anteriores comentarios y hacía referencia de manera indirecta a casos de
insolvencia como puede advertirse en la vieja redacción de los arts. 3474,
3490, 3795 a 3397 entre otros, pero en definitiva incorpora lo previsto en la Ley
de Concursos y Quiebras 24.552 en cuanto establecía en su art. 2°: Pueden
ser declaradas en concurso... el patrimonio del fallecido... (inc. 1°), Mientras se
mantenga la separación de patrimonios... (art. 8°).

II. Comentario

Pago colectivo

La doctrina ha criticado el sistema de pago dispuesto por el viejo Código Civil


puesto que aquella redacción le permitía al heredero elegir a quién iba a pagar
prefiriendo a unos y posponiendo a otros (Medina). En este capítulo se estable-
ce el derecho de los acreedores del causante, y quienes terminan siendo
acreedores de la masa hereditaria, e incluso de los legatarios, para oponerse al
pago de otros legados o créditos o bien a la entrega de los bienes a los herede-
ros hasta tanto sean satisfechas sus acreencias. De este modo en el art. 2360,
armónicamente, el Código prevé la posibilidad de que en la sucesión exista un
desequilibrio patrimonial o una insuficiencia del activo, para cuyo caso faculta a
los copropietarios de la masa a que puedan solicitar tanto el concurso, como la
quiebra de acuerdo con la ley que regula la materia, reconociéndoles idéntica
posibilidad a los acreedores.
LEY 26.994/14 CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION
LIBRO QUINTO – TRANSMISION DE DERECHOS POR MUERTE
TÍTULO VII - PROCESO SUCESORIO
CAPÍTULO 6 - CONCLUSIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN JUDICIAL
Comentario de Damián BAGNASCO
Fuente: Código Civil y Comercial de la Nación. Dir: Graciela Medina, Julio C. Rivera. Cord: Mariano Esper.

Editorial La Ley 2014.

Art. 2361. Cuenta definitiva.

Art. 2362. Forma de la cuenta

Bibliografía sobre la reforma : Ferrer, Francisco, Córdoba, Marcos M., Natale,


Roberto M ., "Observaciones al proyecto de Código Civil y Comercial en mate-
ria sucesoria", RDFyP, 2012 (octubre), 127; Goyena Copello, Héctor R ., "Pro-
ceso Sucesorio", en Rivera, Julio César (dir.), Comentarios al Proyecto de
Código Civil y Comercial de la Nación , Abeledo Perrot, 2012; Hernández, Lidia
B., Ugarte, Luis A ., "Los sucesores en el Proyecto de Código", LA LEY, 2012-
E, 1283.

Bibliografía clásica: Bernal Castro, Beatriz, "La rendición de cuentas en el


proceso sucesorio", La Ley , 1987-E, 98; Goyena Copello, Héctor Roberto ,
Curso de Procedimiento Sucesorio, 9ª ed. actualizada y ampliada, La Ley,
Buenos Aires, 2008;Medina, Graciela , "Doble administración sobre bienes su-
cesorios. Obligación de rendir cuentas", RDFyP, 2010 (marzo), 161; "El admi-
nistrador de la sucesión, ¿a quién representa?", RDPyC, Nº 6, Rubinzal-
Culzoni, Santa Fe, 1994; Proceso Sucesorio, 3ª ed. ampliada y actualizada,
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2011; "El administrador de la sucesión no es un
mandatario, ni un representante de los herederos. Su obligación de rendir
cuentas prescribe a los diez años", RDFyP, 2009 (septiembre), 143; Pérez La-
sala, José Luis , Curso de Derecho Sucesorio , 2ª ed., Abeledo Perrot, 2008;
Solari, Néstor E ., "Rendición de cuentas en el sucesorio", RDFyP, 2009 (no-
viembre), 186;Sydiaha, Alejandro , "Aspectos procesales de la administración
de herencia", DJ Procesal 2010 (junio), 35; Xanthos , "Remoción del adminis-
trador de la sucesión", La Ley , 1997-B, 509.
Art. 2361. Cuenta definitiva. Concluida la administración, el administrador de-
be presentar la cuenta definitiva.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

Tratándose de una situación transitoria, si bien el Código de fondo hacía refe-


rencia en cuanto a la rendición de cuentas que debía efectuar el administrador
de la herencia, nada dijo respecto del modo en que debía materializarse la
conclusión de esa administración, y menos aún si esa conclusión debía ser ju-
dicial o no. Para concluir, dicho cuerpo legal hacía referencia al fin de la admi-
nistración, pero dejaba librado a la legislación local la forma en que debía efec-
tuarse la cuenta definitiva. Así, puede verse tanto en el Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación el art. 713, como en los provinciales —Provincia de
Buenos Aires el art. 748; en Provincia de Córdoba el art. 713; en Provincia de
Santa Fe el art. 625; en Provincia de Entre Ríos el art. 742, o en el Procesal
Civil de la Provincia de Mendoza el art. 345; entre otros— los antecedentes de
formales que fueron receptados en este nuevo Código de fondo.

II. Comentario

Fin de la administración. Rendición de cuentas

Sin duda la redacción de este artículo —y del art. 2362, como se verá— pose-
en aristas de carácter netamente procesal en cuanto al modo en que debe con-
cluirse la administración.

En efecto, en nada difiere lo previsto por el art. 2361 de lo estipulado por la


última parte del primer párrafo del art. 713 del Cód. Proc. Civ. y Com. de la Na-
ción cuando impone al administrador rendir una cuenta final al terminar sus
funciones. Si bien ese Código de rito no especifica de qué manera se rinde
cuentas, al igual que la mayoría de las legislaciones locales sobre el tema, la
crítica que pueda efectuarse excede el presente trabajo. No obstante ello, en-
tendemos concluyente mencionar la pragmática definición efectuada por Goye-
na Copello, quien considera que la rendición de cuentas es la explicación clara
y documentada de la labor llevada a cabo según la naturaleza del bien y el ob-
jetivo que a través del mismo se persiga.

III. Jurisprudencia

1. Si bien no resulta abundante la jurisprudencia respecto a la necesidad con-


creta de la rendición de cuentas, cierto es que su falta constituye una causal de
remoción, motivo por el cual "...en el particular caso de los herederos adminis-
tradores judiciales de la sucesión, las normas generales sobre rendición de
cuentas deben compatibilizarse con las específicas de la legislación de fondo
(arts. 3382 a 3395, Cód. Civil) y de forma (art. 713, CPCC).

2. De ello se sigue que, sin perjuicio de las responsabilidades que en definitiva


puedan caberle al heredero administrador, la omisión de rendir cuentas por par-
te del mismo antes de la partición sólo da derecho a los acreedores y legatarios
a solicitar su remoción y a pedir las garantías necesarias por los daños que su
administración culposa les causare (arg. art. 3385, Cód. Civil; cfr. Maffía, Jorge
O., Manual de Derecho Sucesorio, t. I, ps. 233 y 235 y ss., Depalma, Buenos
Aires, 1987), pero no su ejecución (CApel. del Noroeste del Chubut, 11/2/2005,
elDial.com - AA290A).

Art. 2362. Forma de la cuenta. Si todos los copropietarios de la masa indivisa


son plenamente capaces y están de acuerdo, la rendición de cuentas se hace
privadamente, quedando los gastos a cargo de la masa indivisa.

En caso contrario, debe hacerse judicialmente. De ella se debe dar vista a los
copropietarios de la masa indivisa, quienes pueden impugnarla.

I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

Nos remitimos a lo dicho en el punto I del comentario del art. 2361.

II. Comentario

Posibilidad de rendir cuentas en forma privada


Tal como fuera señalado en el anterior comentario la redacción del art. 2362,
posee aristas de carácter netamente procesal en cuanto al modo en que debe
concluirse la administración, estableciendo que la rendición de cuentas puede
efectuarse de manera privada. Al respecto, entendemos que si bien en casos
en que la administración es de extrema simpleza resulta innecesaria la admi-
nistración judicial, no nos parece adecuado ni conveniente disponer la rendición
privada de las cuentas cuando la administración ha sido judicial.

En estos casos, las cuentas deberían presentarse siempre al juzgado y poner-


se de manifiesto a disposición de los interesados, por el término que fije el juez.
Concluido el trámite correspondiente, deberá aprobarse por resolución judicial,
la cual deberá notificarse a todos los coherederos, a efectos de concluir con
certeza esta etapa del proceso sucesorio.

III. Jurisprudencia

Si bien la rendición de cuentas no está sometida a formas sacramentales, de


cualquier modo debe expresar en forma clara y precisa los gastos y recursos
administrados, principio que resulta válido aun en aquellos supuestos del art.
269 in fine del Código Procesal Civil y Comercial que si eximen de documenta-
ción, no eximen de evidenciar que tales gastos han sido propios de la adminis-
tración llevada (ST Rawson, 13/5/1976, elDial.com - ASA3F).

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