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Los focenses, (marineros comerciantes griegos que procedían de la ciudad jonia de Focea, en
la actual Turquía), en su deseo de acercarse al comercio de los metales y siguiendo la ruta de
las islas del mediterráneo occidental, fundaron Massalia (Marsella), en la costa sur de Francia.
De la mayoría de las colonias griegas citadas en los textos no existen restos arqueológicos.
Posiblemente fueron los enclaves iberos o fenicios usados por los griegos para pernoctar y
comercializar con los indígenas, y acabaron por dar sus propios nombres griegos.
Está probada la fundación griega en las colonias de Rhode (Rosas) y Emporion (Ampurias),
mientras que Hemeroskopeion y Alonis en el litoral alicantino y Mainake en Málaga, carecen de
confirmación arqueológica.
La influencia griega fue muy importante en las poblaciones íberas mediterráneas, entre las que
difundieron su alfabeto, sus producciones cerámicas, su industria artesanal, su religión y su
arte.
Ampurias
Emporion fue fundada por los colonos de la ciudad de Massalia en el 600 a. C., y se convirtió
rápidamente en una próspera colonia, cabecera de intercambios con el interior. Los griegos
traían cerámicas de lujo, perfumes, vino y aceite y a cambio, exportaban metales, sal, esparto y
lino.
El lugar elegido por los fundadores de Ampurias fue una pequeña isla muy próxima a la costa,
hoy unida al continente y ocupada por el pueblecito de San Martín de Ampurias. Los griegos la
denominaron "Palaia Polis" (ciudad vieja).
Sus habitantes se extendieron luego a tierra firme, a la "Neapolis", donde aún pueden
contemplarse las ruinas de la ciudad griega.
La Neapolis tenía una trama urbana bastante regular. El recinto estaba defendido por una
muralla. Sabemos por Tito Livio que al lado de la ciudad griega se abasteció un grupo de
hispanos que se beneficiaban del comercio deseando adquirir las mercancías exóticas que
llevaban las naves y vender, a su vez, los frutos de sus campos.
La convivencia se inició con recelos, pero acabaron mezclándose en una sola ciudad.
La Neapolis se articulaba con cuatro calles rectilíneas que confluían en el ágora, por las
esquinas de ésta, rasgo bastante común en la urbanística griega. Además, marcaban la
ordenación de las calles restantes.
El ágora, como denominaban los griegos a la plaza principal, era regular y porticada.
Los dos conjuntos arquitectónicos más importantes, los templos de Asklepeion y el de Serapis,
se hallan al sur, donde también están la puerta y los restos mejor conservados de la muralla.
Asklepios era el dios griego de la salud, hijo de Apolo, e Hygieia, es la personificación femenina
de la salud.
Serapis es el dios egipcio identificado con Hades-Plutón por los griegos y que fue convertido en
divinidad suprema en Alejandría. El templo se eleva sobre un podio al que se sube por dos
escalerillas laterales. El témenos es muy espacioso y está rodeado por una impresionante
columnata.
Escultura en mármol
La estatua griega mejor conservada en España es la del dios Asklepios, labrada en mármol.
Está representado de pie, apoyando el peso de su cuerpo sobre la pierna izquierda, mientras
que la derecha se dobla. El báculo que porta en su mano izquierda no es un elemento de
apoyo, sino un atributo de majestad. El cuerpo aparece envuelto en un amplio manto que
pende del hombro izquierdo, dejando al descubierto gran parte del pecho y del hombro
derecho. El rostro, de nobles rasgos, acentúa su majestuosidad por la barba y la frondosa
cabellera.
Junto a la imagen del dios, aparecieron fragmentos de otras estatuas en mármol. Algunos
pudieron corresponder a la de Hygieia, como los anillos de una serpiente.
Entre estos fragmentos destaca una cabeza de gran belleza de menor tamaño que el natural.
Ha sido clasificada como Afrodita, pero su peinado, carente de bucles sueltos, parece
corresponder a una imagen de Artemis, diosa de la caza.
Artes menores
En estos bronces se representan a sátiros, como el de Lluchmayor (Mallorca), silenos como los
del Llano de Consolación (Albacete) o Capilla (Badajoz), sirenas como la de Rafal del Toro
(Menoría), centauros como el de Rollos (Murcia), guerreros como los de Cádiz, Capdepera,
Sineu (Mallorca) y varias representaciones de Atenea encontradas en Baleares.
El centauro de Rollos, de mediados del siglo VI a. C., es la figura que más fama ha alcanzado.
Representa a un centauro a la manera griega arcaica. Mitad hombre, mitad caballo, está
resuelta añadiendo a la espalda de la figura humana completa, el tronco y los traseros del
animal. Presenta mutiladas las piernas humanas y le faltan la cola y el brazo izquierdo.
Era frecuente ver a los centauros asociados al mundo de la muerte como intermediarios entre
este mundo y el de ultratumba.
Cerámica griega
En Huelva se han hallado fragmentos de una taza de cerámica de figuras negras. Corresponde
a un tipo muy frecuente de vasos para simposios, en el que se repite el tema de los bailarines
que participan en las fiestas dionisíacas.
El Kylix de Medellín (Badajoz), una copa de labio del siglo VI a. C., que lleva pintado un Zeus,
es del mismo tipo de cerámica de figuras negras.